Andando 3 ciudades de Rep. Centroafricana en 7 días efectivos ✏️ Blogs de Centro Africa R.

Estamos llenos de prejuicios y esos prejuicios nos imponen ideas que no son siempre ciertas. En África, en general, y particularmente en la parte de CentroÁfrica que conoci (RCA y Congo) muchos niños son felices, o por lo menos parecen serlo. Ciertamente que hay enfermedades, y desnutrición y conflictos armados y amenazas de todo tipo. Claro que la gente sufre, pero no todo es así, y el sufrimiento de la gente es solo una pequeña parte de lo que experimentan, al lado de la magía, la alegría, la sorpresa y el misterio que hace que cuando no se encuentran bajo un ataque real (tiros, abandono, hambre…), entonces se les ve como se vería a cualquier otro niño feliz del mundo. Y son pródigos en transmitirnos esa felicidad sin barreras pues casi siempre que salimos y pasamos cerca a algún grupo de niños, lo que aquí es casi inevitable pues hay muuuuuchos pequeños, ellos corren detrás de ti en tropel gritando como loquitos “munyu, munyu!!!” (así llaman en CentroÁfrica a los extranjeros). Les encanta darte la mano y saber tu nombre. Dicen que la palabra más usada entre los humanos es “Yo, pero para ellos “Comment tu t´appelle?” o sea “Cuál es tu nombre?” debe ser la más frecuente cuando se dirigen a nosotros. Al inicio se portan un poco tímidos por las creencias que relato más adelante sobre el “munyu”, pero luego que ya te conocen un poco se acercan más, genuinamente felices de compartir un instante contigo o se agolpan al lado del camino y cuando pasas por su lado extienden sus deditos para que les hagas un clap como un “give me five” instantáneo, o te muestran los puños para que los toques con el tuyo en un golpe amigo.

No obstante hay que dejar claro que no son pocos los niños, especialmente entre los más pequeños, que aunque en el fondo son bastante amigables huyen del extranjero por la creencia del “Munyu malo”. Me contaban que así como nosotros les decimos a nuestros niños “viene el Coco y te va a llevar”, ellos les dicen “viene el munyu y te va a llevar”…lo cual tiene cierto sentido pues los munyus-esclavizadores durante décadas (siglos?) se llevaron a niños y jóvenes por miles para venderlos como esclavos en los países “desarrollados” y entonces la señal de que si ves un munyu corre que te llevará no dejaba de tener lógica. Y al parecer esa orden seguía impregnada en sus cerebros, y cuando te acercabas mucho huían despavoridos como si hubieran visto un fantasma. Aún recuerdo la mirada de pavor de una pequeñita que por descuido personal, luego que sus amiguitos corrieron al ver que venía , quedó “atrapada” al lado de la ruta mientras yo pasaba a su lado. Petrificada en su pánico con los ojos desorbitado y pareciendo ni respirar, sólo atino a aguardar en medio de su angustia, esperando a que pasase sin hacerle daño. Imagino que debe ser esa la expresión de un ser humano promedio viendo pasar a una bestia salvaje a su lado :-D.

Pero ese resquemor es nítidamente menor que la atracción que siente por nosotros y por ejemplo cada vez que salgo acorrer, cerca al helipuerto reseco y abandonado con la grama crecida hasta las canillas, en el que nadie juega nada y solo pastan cabras y chanchos, o cuando paso cerca del campo en el que los locales juegan futbol, luego de unas vueltas y ya alertados de mi presencia empiezan a salir de todos lados…y tienen una ternura excepcional cuando empiezan a correr detrás mío gritando como loquitos “munju, munju!!!”. Con frecuencia me empiezan a hablar en Sango, que es el idioma local …entonces yo les transmito que no entiendo nada y me toco la oreja y hago gestos de que no comprendo y ellos se ríen, y siguen riendo todo el tiempo mientras caminan o corren a mi lado. Luego empiezan con el canto inacabable “Comment tu t´appelle?” o sea que quieren saber tu nombre. Pero esto no debe engañarnos creyendo que ya olvidaron su miedo original. En general no puedes acercarte mucho pues si, siguiendo su invitación te acercas demasiado, huirán asustados.

Un día, al pasar por medio de un campo me topé con unos niños pequeños practicando sus cánticos y danzas como en juegos, pero con un claro contenido de preparación para algún momento en el cual serían ellos quienes desarrollarían esa actividad, central para las expresiones culturales de su pueblo. Ellos tocaban en unas galoneras de aceite vacías, y aplaudían rítmicamente mientras un coro improvisado soltaba unos acordes melodiosos. Al verme aproximarme ellos no se detuvieron sino que por el contrario redoblaron sus esfuerzos musicales y cuando estaba a unos pasos, repentinamente uno de los niñitos como de 3 o 4 añitos se puso a bailar como se ve en las pelis: Moviendo el vientre y los brazos y dando saltitos…era graciosísimo

Y el beneplácito se multiplicaba al momento de salir a correr (jogging) pues salen detrás de ti y todo el tiempo están queriendo ganar tu atención, especialmente cuando te conocen. Cierta vez llegué a contar 12 detrás mío, y era mágico cuando mientras corría nos pusimos a aplaudir y todos aplaudían al mismo tiempo, y si movía los brazos en una u otra dirección y los agitaba como alas, ellos también lo hacían. Aunque el otro día casi se accidenta un niño que me acompañaba pues el camino es estrecho y es fácil resbalar y caer o porque en los campos de juego se agolpan tanto entre ellos que a veces se obstaculizan y tropiezan

Ellos esperan a verme pasar al costado de sus casitas y cuando me acerco empiezan a salir como mosquitas, gritando munju!!! Munju!! Y saludando con las manitos o poniéndose al lado del camino para que les toque las manos o entrechoquemos los puños. Y entonces un grupito de los más atrevidos se prendió de mi mano y corría conmigo tratando de mantener el paso, compitiendo por sujetarse de mi. Entonces para no desairarlos separe mis dedos y los incentivé para que cada manito se prendiese de un dedo y entonces, tomados de mi mano corrían a mi lado riéndose, como si se tratase de la actividad más divertida del mundo. Entonces, repentinamente, mientras corrían a mi lado sin dejar de seguirme comenzaron a hacer algo parecido a una barra en su idioma digamos algo asi como “Mun-ju, rin bom bam, Mun-ju, ra, tan san” y cada silaba que he puesto en realidad era una palabra en Sango (su idioma) que lógicamente no entendia pero significaba algo…algo pre-elaborado y repetido en ese momento…fue realmente loco.

Dicen que los agentes humanitarios vamos a llevar confort al África, pero a través de estos niños, creo que nosotros recibimos más de lo que dejamos.
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Como ya dije, República Centroafricana fue mi primer país en África, por lo que las sensaciones iníciales fueron muy marcadas por la sorpresa. Y no porque hayan ruinas fastuosas o monumentos gloriosos, sino por cientos de cosas y ocurrencias anecdóticas para contar. Como no me canso de repetir(me) el espectáculo más maravilloso de Africa es su gente. Ver lo que hace la gente y como se desenvuelve en su rutina cotidiana, especialmente para quienes no somos de la zona y viajamos desde lugares remotos. Su inocencia, frescura y alegría a pesar de las adversidades.

Puedo garantizar que aunque lo que vi no estaba en ninguna guía turística, de seguro valía la pena de apreciar para quien sepa valorar el descubrimiento que trae cada viaje. Sin maquillajes, simplemente ganando perspectiva para colocar algo que no tiene que ver con las ruinas congeladas en el pasado, ni con los desarrollos artificiales que juegan a alcanzar cuanto antes el futuro, simplemente aprendes a valorizar la población del presente en estas tierras: vi la existencia humana de una cultura diferente en estado puro. Con todo lo magnífico y horrible que ello pueda tener.

Asumiendo que se sale por tierra (cosa que hice solo una vez, pues los otros viajes fueron por avión), al hacer el trayecto algo largo que conduce de la frontera sur pegada al Congo, hacia la norte en contacto con Tchad y Sudan, puede verse el bello espectáculo de apreciar el cambio de la naturaleza entre la floresta tropical y la sabana sub-sahariana. El viaje puede durar unas 6-7 horas y el trayecto es bastante agotador, pero no porque el trayecto por carretera sea muy largo, sino por el pésimo estado de la carretera, debido a lo cual hay que detenerse a descansar cada cierto tiempo. Pero la gente es muy amable y acogedora, y no faltan frutas para el camino.

En consecuencia, conforme te alejas de Bangui (la capital) la vegetación va raleando, hasta hacerse menos tupida, y el clima se hace menos húmedo. Incluso pueden apreciarse algunas extensiones semi-desérticas, no tanto por efecto de la naturaleza, sino por la mano del hombre que sin ningún control ha sido realmente devastadora. Contaba un amigo local que hasta hace unos 50 o 60 años habían jirafas, elefantes, hipopótamos y otros animales en la zona, pero entre los agricultores que eliminaban hábitats naturales para hacer sembradíos y los cazadores que arrasaban con los animales cuyas pieles y otros elementos podían comerciase, la vida salvaje fue literalmente extinguida.

Cuando sales de la capital puedes ver la configuración del país en su esencia primigenia. África como ha sido desde hace siglos, con pocas modificaciones producto de la relativamente reciente colonización. La población es casi en el 95% de raza africana. Curiosamente, el menos de 5% (calculó aproximadamente) que son de etnia distinta son representantes de etnias árabes, quienes desde tiempos inmemoriales atravesaron el Sahara y se asentaron mayoritariamente al Tchad y Sudan. Como ellos habían sido toda su vida nómades, esta vez hicieron sus circuitos de migración temporal en el área sub-sahariana y eventualmente llegaron a estas tierras. Los descendientes de esta minoría pueden ser claramente notados pues tienen rasgos raciales nítidamente diferentes y su cultura es casi esencialmente la misma cultura de los hombres del desierto. Sin embargo ellos no forman un grupo aislado, y eso me resultó uno de los fenómenos más interesantes que pude constatar en mis viajes.

Pude ver que aunque en esta zona la población anteriormente citada era una franca minoría, la comunidad musulmana ere de aproximadamente la mitad (o poco menos) de la población vigentes. Esto significa que una fracción importante de esta comunidad está constituido por gente de raza africana. Ello para mi resultó muy interesante. Su diferencia no es racial, sino cultural. Unos usan ropa colorida, los otros usan túnicas de un solo color, preferentemente blanco. Unos van la iglesia y respetan las tradiciones cristianas, otros van a la mezquita y cumplen a rajatabla con las oraciones y el modo de vida islámico. Aunque la mayoría de hombres llevan gorro en la cabeza, los cristianos tienen el típico multicolor, mientras que los musulmanes llevan el típico gorrito blanco en forma de cilindro plano. Las mujeres cristianas usan los típicos pañuelos multicolores amarrados a la cabeza, haciendo volumen. Pienso que un poco funcionan como ornamento y otro poco para disimular el cabello poco abundante de las mujeres de esta etnia. Las musulmanas usan el típico atuendo cobertor de cabello, aunque tal vez por estar lejos de los grandes centros religiosos islámicos, me pareció que el respeto a las prendas de vestir y a la sumisión a los hombres se relajaba un poco. Algo que supongo es bueno.

La población parece estar en perfecta conexión con la naturaleza, y aunque hay algunas extensiones agrícolas y la mayor parte de la gente está dedicada a esta actividad en pequeña escala (produciendo básicamente yuca y algunas legumbres), en diversa medida aún siguen sobreviviendo como sus ancestros hace siglos: son cazadores, recolectores (los pues ver con sus palos enormes buscando frutos todo el tiempo) y en cierta medida criadores de animales pequeños, especialmente cabras.

Kabo era un poblado prácticamente de una sola calle principal, y manzanas de lotes (“quartiers”) distribuidas más o menos caóticamente. N´dele ya tenía más cara de población y tenía varias calles confluyentes en la principal. Las casas son pequeñas y en gran cantidad hechas apenas con palos en los laterales, que sirven de tejido para recibir el barro, formando una masa compacta, que se me hace semejante a la quincha, usada antiguamente en Latinoamérica. Los techos son de paja. Aunque es todo rústico uno puede ver arte en su desarrollo (con destaque para los armatostes donde ponen a las gallinas para no ser devoradas por los animales salvajes). Algo misterioso y encantador a pesar de la pobreza.

Esta característica contrasta con lo que ves en la ciudad, donde es abundante la cantidad de niños, ancianos y población discapacitada acostumbrada a pedir con insistencia. Ellos saben que da un poco de remordimiento no darles nada ya que sabes que viven en niveles por debajo de la subsistencia digna, sin embargo es una posición difícil pues dar implica ayudar a perennizar este hábito. Como quiera que sea, una buena salida me la dio un amigo: dar frutas u otros alimentos. Aunque no es seguro que esto sea bien recibido puede ser una salida intermedia interesante. El problema: habría que salir con algunos kilos en la mochila :-D. Pero cuando estas en el interior del país esta situación es un poco menor. No que no te demanden alguna ayuda insistentemente, pues si lo hacen, pero no es tan asfixiante como en la ciudad.

En estos poblados medianos del interior, especialmente en los días de feria y los domingos, la actividad de estos poblados es febril, cuando los vendedores y compradores habituales se juntan con los cientos de pobladores llegados a las villas desde las aldeas aledañas, trayendo sus productos para vender. La actividad se desarrolla tanto en los mercados o como ambulantes por la calle principal. Por fuera del trabajo, la familia pasa mucho tiempo juntos. Trabajando, cantando, compartiendo historias, simplemente conversando de todo un poco. Algo que no puede dejar de notarse es la cantidad de gente que todo el tiempo está ocupada cargando leña o llevando agua. Lo más elemental continúa ocupando una parte importante de su jornada.

Esto ya no se ve tanto en las ciudades donde en un estilo de vida más urbano la gente trabaja en el comercio o los servicios públicos, semejando en mucho el estilo occidental, aunque guardando sus arreglos sociales propios. Algo pintoresco que verán, especialmente si circulan por Bangui cualquier día en hora punta, es que se pueden ver enormes filas de gente caminando temprano para ir al trabajo y a los centros de estudios…miles de personas andando al lado de la carretera con aire festivo…me hacía recordar a los días de huelga de bus o metro en las grandes ciudades (es un buen modo de imaginárselo)… pero no, no es ninguna huelga… es la rutina de todos los días de mucha gente que decide usar sus dos piernas ante la falta de medios masivos y baratos de viaje interurbano.

Y claro, no todo es fantasía mágica, también hay mucho sufrimiento. Tanto que en realidad suena un poco contradictorio que la gente sonría tanto o se tome las cosas tan a la ligera, como si flotaran por encima del bien y del mal. En este país, sumando la pobreza y la ambición surge la guerra, y ello genera más pobreza, muertes prematuras, enfermedades dolorosas y/o discapacitantes. Entonces aquí podemos ver desnutrición en niveles que jamás creería poder ver, VIH-SIDA, todo tipo de enfermedades tropicales, heridos y muertos por las guerras. Sin embargo, no todo es sufrimiento. En realidad el sufrimiento de la gente es solo una pequeña parte de lo que se experimenta aquí. Un poco de tantas vivencias que lamentablemente no se pueden resumir en unas cuantas líneas y me sería imposible transmitir ni aunque escribiera una enciclopedia o hablara de esto durante horas. Para mi ello es la magia que se siente al respirar África.

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Como creo que ya se mencionó, mi visita al CentroÁfrica (RCA) no fue una visita turística convencional sino que la recorrí en el marco de una misión de trabajo humanitario. Entonces indudablemente los recuerdos sobre la zona están teñidos por mi labor ahí.
Por ello hablar del cierre de mi experiencia en RCA es hablar de lo vivido en mis sedes de trabajo. La primera se llama Kabo, aunque luego como decían los amigos, habría sido mejor que se llamara Kabul (emulando a su contraparte en Afganistán) por el grado de violencia que llegó a impregnar la zona. El segundo proyecto, un poco más tranquilo estuvo en N´dele. Ambas localidades ubicadas en medio de la sabana africana, al norte del país. No son poblaciones muy grandes, con no mucho más que un mercado, unas cuantas filas de casas hacia los costados, una escuela, una pista de aterrizaje de avionetas, un helipuerto, algunos campos deportivos improvisados y las áreas agrícolas de los alrededores.
Hablar de mi experiencia en estos lugares es hablar por ejemplo del calor. Normalmente hace mucho calor, pero en Febrero y Marzo empieza la temporada de calor y la temperatura sube increíblemente…yo he confirmado que verdaderamente tengo una resistencia especial al calor, pues no me afecta en demasía… simplemente sudo por cada poro del cuerpo y no me quejo tanto como otros… es de no creer, pero incluso estando sólo sentado escribiendo se acumula el sudor encima de las 4 extremidades además del centro del cuerpo…las gotas caen por la espalda y el pecho como si hubiera estado corriendo, sólo con el esfuerzo del lapicero sobre el papel… o tal vez sería lo mismo si no hiciera absolutamente nada…
Y también es hablar del comercio en los pequeños poblados semi-urbanos que he visto en este país y en otros lugares de África. En pequeñas ciudades como Kabo y N´dele los negocios principales están en la calle principal y alrededor del mercado. Pueden encontrarse cuartos del tamaño de un garaje atiborrados de las más increíbles mercaderías…mucho producto chino y europeo. Algunos productos de Camerún que es el vecino mejor representado…y claro, como en todo el mundo: la cerveza si se produce en el país!!! :-D). Los mercados de provincia (con un surtido razonable pensando que estamos en un área remota del corazón del África), están generalmente flanqueados por vendedores ambulantes. La gente negociando o gritando los productos en su idioma, la música africana que lo impregna todo, algunos frutos extraños o su manera de referirse a los conocidos, la insistencia de los vendedores, los fuertes aromas en el aire (tanto corporales de los compradores como de los productos), los kioskos o casas donde ven videos a todo volumen como si fuera un mini-cine, etc.
Kabo y N´dele son típicas villas agrícolas del norte de RCA. Se accede a estos pequeños poblados que se encuentran en una de las áreas más pobres del país (si RCA ya es pobre, imagínense lo que será esto), acercándose hacia la frontera con Tchad y Sudán. Yo diría que en términos generales son poblados simpáticos. Y lo que realmente fascina es su gente y como se desenvuelven. La población en general es amable con los extranjeros (“munju”), los paisajes son agradables y se puede ver, como en muchas otras partes de Africa cómo cohabitan musulmanes y cristianos en proporciones aproximadamente iguales, aunque casi todos bajo el manto de la etnia africana (aunque hay poblaciones nómades que vienen del norte y no se diferencian mucho de los árabes del Sahara, entre los otros la diferencia es cultural y no racial). Cada uno de esos grupos tiene sus indumentarias, costumbres y personalidades, y ellos se encuentran entremezclados a lo largo del camino. Aun cuando la armonía entre cristianos y musulmanes es bastante frágil (La situación cambió algo luego de las masacres y combates luego de mi salida del país, pero espero que no tan radicalmente) en general es parte inherente de la población africana, aun fiel a sus costumbres, el ser amables y risueños. Por lo menos yo sentí que más o menos la mitad de la gente especialmente los niños eran bastante amistosos. Aunque la otra mitad (bueno, tal vez sea 60%/40% o 70%/30%) hace como si fueras un espectro y mirara a través tuyo. Uno de los signos que me parecen más enigmáticamente fantásticos es que, especialmente los más humildes, cuando los saludas te responden diciendo merci, o sea gracias. ¿Te agradecen que los hayas saludado?
Se puede ver por doquier a las mujeres con sus pesados fardos a la cabeza, los hombres en grupos, siempre haciendo bromas y riendo a carcajadas, los niños en cantidades no acostumbradas. Es como si juntando los niños de 3 ó 4 casas ya te alcanzarían para montar un kindergarden bastante nutrido. Todos, muy gentiles, sonriéndote, saludando y no quitándote la vista de encima (está es la parte que menos me agradaba, pero bueno, ya hablé de eso en otro post).
Es curioso cómo, a pesar de que podríamos decir que no hay mucha diferencia entre lo que vemos aquí, y lo que por lo menos yo vería en cualquier zona comercial de mi país, o de otros países latinoaméricanos que he podido visitar, al mismo tiempo, todo parece tan extraño y diferente. Para quienes no estamos habituados a esos lares todo resulta cautivadoramente extraordinario: la ropa colorida y con caracteres floridos en toda la población (desde los médicos a los agricultores) las mujeres con sus bultos encima de la cabeza y sus hijos a la espalda, los niños corriendo detrás de los vehículos, los animales sueltos, los mercaderes con sus atuendos típicos de beduinos del desierto, los niños que corren detrás de una pelota con su camiseta de Ronaldinho, CristianoRonaldo o Messi, a veces con una ametralladora colgada al cuello. Todo es ordinario y extraordinario al mismo tiempo.
Tal vez el mejor nombre para llamar a lo que he encontrado en mi experiencia en RCA sea: Magia. La magia de ser despertado los domingos (los otros días salimos del cuarto antes que ellos se activen) por las mujeres cantando en su idioma raro del otro lado de la cerca, y de los niños riéndose, los tambores retumbando y los hombres hablando en voz alta. Y de los rostros africanos que lentamente empiezan a tomar vida propia cuando en los primeros días me parecían todos iguales (algo así como el “todos los chinos se parecen”, pero en versión africana ). Y de oírlos hablar en su idioma (ElSango es el idioma local) con un tono raro. Es curioso como por ratos hacen sonidos con la boca como imitando a los ruidos de animales. No tengo la menor idea de porque lo hacen aunque supongo será para enfatizar algo.
Pero claro que no todo es magia. Obviamente hay necesidades y niveles de pobreza que no imaginaríamos. Enfermedades, niños con niveles de desnutrición que creíamos sólo se apreciarían viendo viejos documentales y fotos de hambrunas del siglo pasado, y otros que andan con unas camisétas que son más agujeros que ropa, etc. Es cierto que sumando la pobreza y la ambición surge la guerra, y por ello ésta es zona de reiterativos conflictos armados internos e inestabilidad social. Y ello genera más pobreza, muertes prematuras, enfermedades dolorosas y/o discapacitantes.
Pero en general diría que no hay nada de extraordinario y es un área rural como la que podríamos encontrar en cualquier otro lugar. Con gente de ciertas características raciales y sociales las cuales le dan una particularidad única, claro, pero al mismo tiempo seres humanos que viven en el campo, como los que podrían vivir en una zona rural de Latinoamérica poblada de afro-descendientes. Pero sin embargo, en medio de la rutina siempre hay algo que te recuerda que esto no es ese medio conocido con ligeras variaciones locales. A veces es un árbol extraño, o un bicho jamás visto, una araña del tamaño de mi puño o cuando en la noche busco la estrella del sur y las 3 marías por todos lados y no la encuentro y me digo “Diantres estoy en África!!!”…y conocer África era en cierto sentido mi tierra prometida.
Para finalizar decir que mi conclusión sobre este viaje estará indiscutiblemente sesgada pues como ya dije fue mi primer viaje a África. En su momento, este lugar exótico me pareció uno de los más bellos que haya visitado, y ahora que escribo este diario, luego de un tiempo de haber salido de ahí sigo opinando lo mismo, aunque con menor énfasis. Creo que su belleza hay que juzgarla a su modo. Como supongo cada país del mundo, es igualmente uno de los más complejos, si se aprecia con el lente adecuado. Siempre llevaré conmigo su exquisita mezcla de elementos positivos y negativos de la naturaleza humana. Gente en niveles de pobreza y abandono extremos que pueden mostrarte niveles de bella amistad, empatía y generosidad que no encontrarías en otros entornos más favorecidos. Aunque RCA por cuestiones de seguridad es un país muy poco recomendable para visitar, creo que en otras realidades de ese continente pueden lograrse experiencias como las relatadas en este blog que simplemente no tienen precio.
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