Tres días y medio en Roma. Semana Santa 2014 ✏️ Blogs de Italia

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Llega el miércoles 16 de abril y hemos tenido la posibilidad de hacer noche en una población a unos 75 kilómetros de Madrid, con lo que nos ahorramos de esta forma el hotel la noche anterior, aunque para los más nerviosos esto puede ser contraproducente. El avión a Roma tiene prevista su salida a las 11:30 h. y para no andar con prisas habría que estar en el parking del aeropuerto de Barajas antes de las nueve y media.

Y para alguien que no está acostumbrado a Madrid, tampoco sabe qué se va a encontrar en cuanto a tráfico se refiere y a unas horas que la gente aún se está desplazando a trabajar.

Así pues, toca levantarse a una hora prudente, pronto para evitar ir luego a la carrera. Nos levantamos sobre las siete de la mañana, con la idea de prepararnos tranquilamente, sin correr demasiado y desayunar. Al fin y al cabo es levantarse un poco antes que un día normal pero tampoco meterse el madrugón.

Sobre las ocho menos cinco ya estamos en ruta. La entrada a Madrid la hacemos por la A6, una vía que en operaciones salida y retorno se suele congestionar, pero estamos a miércoles es aún día laboral y tampoco hay un tráfico desmesurado pudiendo ir con total fluidez. Cosa aparte es la manía de tanta y tanta gente de ir siempre por el carril del medio de las autopistas de tres carriles Pero bueno, Madrid, Barcelona, etc. es un mundo aparte en este sentido.

Sí que hay algo más de tráfico cuando llegamos a la M40, que es una de las principales vía en los desplazamientos diarios de los madrileños. Aún así se va con bastante fluidez y llegamos en poco más de una hora a nuestro destino después de acceder a la A11 que da acceso al aeropuerto de Barajas.

EMBARCAMOS CON TOTAL NORMALIDAD EN EL VUELO DE ALITALIA

Como ya lo hemos hecho otras veces, la ruta nos la conocemos al dedillo. Vamos al "Párking de Larga Estancia de las terminales 1, 2 y 3". Nos gustó el servicio de la otra ocasión y al hacer la reserva nos pone que vamos a pagar unos 36 euros por tener el coche allí esos días. Así que perfecto; ya conocemos el sistema.

Cogemos la salida del pueblo de Barajas (justo la anterior al aeropuerto) y en la "Glorieta de la Ermita" en vez de ir en esa dirección, vamos en la contraria donde ya nos encontramos con el párking. El resto va rápido y hemos llegado un poco después de las nueve de la mañana, sobrados de tiempo.

Como en todo párking, cogemos el tícket y ya vamos directamente al primer sitio donde encontramos sitio y que ya está un poco más alejado de la "oficina-recepción" pero tampoco tanto. Como ya conocemos el sistema, nos aseguramos de coger todo lo que necesitamos, las maletas, bandoleras, etc. Incluso echando más de un vistazo, no fuera a ser...

Cerramos el coche y ya nos dirigimos a la oficina a pagar el precio convenido en la reserva, ya que la otra vez pagamos por adelantado. En esta ocasión no. El chico de la recepción nos comprobó la reserva, nos dijo que estaba todo bien y que pagásemos al recoger el coche.

Tan rápido fue que nos dio tiempo a coger uno de los microbuses amarillos que pasan cada poco y que trasladan a los viajeros del párking al aeropuerto. Como cogemos el vuelo en la T2, llegamos en unos diez minutos después que todos los que viajan con nosotros se bajan en la terminal 1 y quedamos solos.

Así pues, sobre las nueve y media ya estamos dentro de la terminal 2 del aeropuerto rebautizado hace unas semaas como "Aeropuerto Adolfo Suárez-Barajas". Todos los rótulos y monitores ya están adaptados con el nuevo nombre.

Curiosamente, no hay mucha gente dentro. El día "gordo" es el siguiente, el "Jueves Santo", pero aún el miércoles es laboral y no tiene mucho tránsito. La T2 no tiene mucha complicación, tampoco es tan grande y localizamos rápidamente los mostradores de "Alitalia".

No resulta difícil en absoluto El color corporativo verde es muy llamativo y como vamos ya con la tarjeta de embarque impresa, nos ponemos delante de la fila del mostrador que pone "Baggage drop off", es decir, para los que van con el "Check-Inn" hecho y solo tienen que dejar las maletas.

Y si no llega a ser porque hacerlo con anticipación nos permite coger los asientos juntos en un vuelo que va lleno hasta arriba, tampoco habríamos ahorrado tanto tiempo en la cola, porque no había mucha gente en la cola "normal" y delante nuestra habían dos personas que iban con sobre peso en las maletas y se estaba demorando un poco con las explicaciones de lo que debían hacer para pagar el sobre cargo.

Al final abrieron también el mostrador en principio destinado para los de la clase prioritaria (se conoce que no tuvo mucho éxito ) y ya va muy rápido también. Nos sorprende el hecho de que mientras en otras compañías accedes con el papel que imprimiste en tu casa, aquí te lo canjean por una tarjeta en condiciones de cartón.

Así se nos informa que debemos embarcar a las 10:50 h en una de las últimas puertas "E". No queda tanto tiempo, pero sí para ir con tranquilidad, más o menos una hora y diez, así que ya nos dirigimos a pasar el arco de seguridad de esta T2 del aeropuerto "Adolfo Suárez-Barajas". Ya hemos estado unas cuantas veces precisamente en esa misma terminal, así que todo es muy conocido.

No hay mucha gente en el arco así rápidamente lo pasamos y ya nos dirigimos por el pasillo de tiendas de la zona de embargo que vemos que está muy cambiada desde el verano en distribución de las tiendas. Echamos algún vistazo a alguna y entramos en la tienda de "prensa" para comprar alguna revista para el viaje.

Pasamos rápidamente por el gran "hall" donde hay un alguna cafetería con precios nada económicos y ya estamos en las últimas puertas de embarque de la zona "E", donde ya encontramos la de nuestro vuelo a Roma. Aprovechamos que llevamos táblets, para aprovechar los 15 minutos gratis que te proporciona de wifi el aeropuerto de Barajas y ver algunas páginas y ya esperar a la llamada para hacer el embarque.

De lo malo, también hay alguna pantalla con el canal 24 horas de TVE, que quieras que no también te entretiene. Hay muchísima gente, el avión está lleno de gente de todo tipo, pero abundando un grupo de religiosas que son italianas y que también viajan. Es lógico, es la Semana Santa (en Italia se dice directamente "Pascua") y es cuando más católicos devotos van a Roma.

Vemos que la gente se sitúa en la cola y nosotros siguiendo la tendencia también nos ponemos aunque luego no sabemos muy bien por qué Todavía van a tardar lo suyo en llamarnos, ya que en vez de las 10:50, finalmente empezamos a embarcar a eso de las 11:15. El retraso de cortesía de toda compañía que se precie

En cualquier caso, como somos muchos, todavía tardamos lo nuestro en entrar en el avión que nos lleva en el vuelo AX0061 con destino a Roma.

LLEGADA PUNTUAL A FIUMUCINO, PERO AÚN NOS TIRAMOS UN RATO COGIENDO LAS MALETAS

El vuelo en el que viajamos no se diferencia mucho de cualquier otra compañía aerea. Un avión de filas de tres asientos en el que nos acomodamos más o menos rápido, pero entre que algunos teníamos nuestros bultos donde no debíamos y demás, acabamos por salir con cierto retraso.

En nuestro caso estábamos en la fila de la salida de emergencia y nos dijeron que las bandoleras y demás no podíamos dejarlas bajo los asientos al estar pegados a dicha salida, por lo que tuvimos que meterlas en los compartimentos.

Por el resto, toda la información está en italiano e inglés, nada en castellano aunque sea un vuelo desde España, aunque las azafatas se esforzaban por chapurrearlo y entenderte si les hablabas.

Así pues, despegaríamos sobre las 11:40, con unos diez minutos de retraso, entre que el avión va a las pistas de despegue, que desde la T2 hasta que llegas a esa zona (situada cerca de la T4) aún tardas tus diez minutos como mínimo.

Desde ese momento lo típico para intentar pasar lo más rápido las dos horas y media de viaje, con alguna lectura entre la revista de "Alitalia" y la que te has comprado en el aeropuerto, y todo salpicado con alguna cabezada. Como detalle, tras el despegue, los asistentes de vuelo te ofrecían algún vaso de bebida (principalmente agua, coca cola y zumos) y un aperitivo dulce o salado. Pedimos el "salado" que era una especie de snack con galletitas saladas y con alguna especia que estaba bien para picar algo. Todo un pequeño detalle, que compañías españolas como "Air Europa" no tienen.

Poco a poco fuimos acercándonos al destino, abandonamos la península ibérica y nos fuimos por el Mediterráneo pasando por encima de alguna isla como Cerdeña (creo que era). Cuando comenzamos la maniobra de descenso ya vimos al fondo la costa italiana, y de la histórica población de Ostia, al lado de la cual se sitúa Fiumucino.

Casi, casi, llega un momento que parece que vas a aterrizar en el agua, pero al poco ya pasas casi tocando las viviendas de Ostia al lado de las cuales ya están las pistas de Fiumucino. Hay que decir que el aterrizaje fue muy suave y el vuelo bastante agradable aunque el día también estaba soleado.

Rápidamente ya vimos que el aeropuerto "Leonardo da Vinci" (nombre oficial de Fiumucino) era muy grande y plagado de edificios de Alitalia. Así fuimos transitando por diversas pistas del aeropuerto hasta que se paró en medio de una de ellas

Ello quería decir que tocaba coger un autobús para llegar a la terminal y en el momento en que se paró el avión sería sobre las dos y diez de la tarde, es decir, el retraso no era significativo, aunque la escalera para bajar del avión y los autobuses aún tardaron.

Ya se sabe lo que es eso, buses sin asientos y con algunas barras para agarrarse ante los giros repentinos para mantenerse en pie e intentar con la otra mano que no se caiga la maleta de mano a quien la lleve Eso sí, todos como latas de sardina metidos y sin casi mover un músculo.

Tras algunos minutos transitando por las pistas, por fin llegamos a la terminal 1 y a la zona de recogida de equipaje. Lo mejor es que ese aeropuerto es bastante funcional y a pesar de que el avión nos dejó a tomar viento una vez accedimos a la terminal, rápidamente llegamos a dicha zona.

Lo peor del aeropuerto, sin embargo, fue la espera a que llegasen nuestras maletas. En cada una de las cintas se acumulaban diversos vuelos y unas pantallas te ponían un horario estimativo en el que circularían las maletas de tu vuelo. Creo recordar que cuando llegamos estaban saliendo las de un vuelo de Ámsterdam y tuvimos que esperar.

Casi nos da un "chungo" porque ponía en la pantalla que hasta las 14:45 no saldrían nuestras maletas, pero es que solo daban unos 11-12 minutos para recogerlas De lo malo, la cita era muy amplia y cabíamos todos sin acumulaciones para recoger nuestras maletas (además creo recordar que varios de los que iban en el vuelo, continuaban en otro vuelo de conexión por lo que no recogían ahí la maleta).

Al final salieron antes de lo que ponía la pantalla, sobre las dos y media y no tardaron mucho en salir las nuestras. Había sido bastante sencillo y no muy estresante (siempre estás un poco nervioso por si te pierden la maleta o algo así), aunque sí que tardaron un poco más de lo que estoy acostumbrado.

AL "LEONARDO EXPRÉS" Y A LA ESTACIÓN DE TÉRMINI

La intención era de coger la "Roma Pass", pero como no la íbamos a activar hasta el día siguiente, y queríamos llegar cuanto antes a la ciudad, no nos paramos a buscar un punto de venta en el aeropuerto, teniendo en cuenta que era ya la hora de comer.

Queríamos buscar cuanto antes la estación de trenes del aeropuerto, que siempre tienes cierta incertidumbre por no perderte, pero allí está perfectamente señalizado con indicadores ya desde la zona de recogida de equipajes.

Pasamos al "hall" de la zona de llegadas y pasamos por delante de diversos locales comerciales de la T1 siguiendo las indicaciones de la estación de trenes, sin pararnos hasta que llegamos al final de la terminal, donde cogimos un ascensor que nos llevaba a un pasadizo que va en altura.

Curiosa organización la de Fiumucino, ya que todas las terminales del aeropuerto están de un lado de una carretera, y la estación está del otro lado, y desde todas las terminales salen esos pasadizos que al final convergen en uno. Era bueno quedarse un poco con la copla para la vuelta saber cómo llegar a la terminal 1 desde donde saldríamos de vuelta para Madrid

Así caminamos un buen rato hasta que después de unos diez minutos más o menos por el pasadizo, por fin llegamos a la estación de trenes del aeropuerto, que tampoco es que sea enorme precisamente y solo cuenta con tres vías que finalizan allí.

Según llegas, te encuentras las máquinas de venta automática de billetes y a la derecha las ventanillas para comprarlas al personal de Trenitalia, y al lado una tienda-kiosco de revistas.

Nos situamos en la cola y pedimos dos billetes para el "Leonardo Exprés" que costaba 14 euros cada uno. Eso sí, la señorita que los despachaba resultó una borde de mucho cuidado y no nos explicó absolutamente de cómo usarlos

Para acceder a los andenes, había que pasarlos por un sensor para abrir el torno, pero no recuerdo haber validado el billete en ningún sitio, y luego pensé en que si nos los hubiesen revisado igual me habrían puesto una "receta"

¿Por qué el "Leonardo Express? ¿Es para todos los que se alojan en Roma?

El tren era relativamente nuevo, pero sin grandes lujos, quizás como un buen regional media distancia de los que hay en España, aunque todos teníamos nuestro sitio y nadie tenía que ir de pie, que después de ir arriba y abajo en el aeropuerto durante un rato era algo de agradecer.

En principio tenía la hora de salida prevista para las 15:06 así que solo había que esperar. Aún así siguió llegando al tren mucha gente a la carrera con sus maletas pensando que no llegaban pero el tren esperó por todos. Al final, igual salimos diez minutos más tarde.

Nosotros estábamos en nuestros asientos asignados ya tranquilamente desde un rato antes, y aprovechamos para comernos los bocadillos que teníamos preparados en la maleta, así como la botella de agua que nos compramos en una de estas máquinas auto servicio que había en la zona de recogida de equipajes a un precio no muy caro (creo que pagamos un euro o incluso menos por una botella de medio litro).

Finalmente el tren se llenó en todos sus asientos, pero tuvimos un viaje muy cómodo de una media hora hasta llegar a la estación de "Roma Términi". Pagas más que un tren "regional" y lo notas, ya que vas cómodo y en un tren bueno, mientras que en la mayoría de los que hay por Italia están en unas condiciones pésimas, parecidas a lo que había en España hace 30 años, bajando las ventanillas para que entre el aire y pegando bandazos los vagones No era el caso del "Leonardo Exprés".

Viaje más o menos plácido, en un trayecto que te lleva en paralelo a la autopista que lleva de Fiumucino a Roma. Más a o menos a los 20 minutos ya estábamos entrando en Roma, pero cuidado, aún quedaban algo más de diez minutos hasta la estación central de "Términi".

Mi consejo:El tren entra en Roma más o menos por la zona del Trastévere pero como es directo no para allí. La estación del Trastévere es la primera de Roma y si estás alojado en esa zona es casi mejor que cojas un tren "regional" de los que hacen paradas intermedias para bajarte en esa zona y luego no tener que deshacer lo andado hasta Términi.

El tren hace como un recorrido "En L" bordeando Roma hasta que se llega precisamente a "Términi". Es una estación céntrica, y no demasiado alejada de los principales atractivos turísticos y zonas de hoteles.

AGOBIO DE GENTE EN TÉRMINI Y LLEGADA AL HOTEL "ALEXANDRA" (VÍA VENETO).

Sobre las cuatro menos cuarto llegaríamos a Roma. No está mal teniendo en cuenta que desde las siete estábamos en pie y un viaje de estas características incluía ir a "Barajas", coger el vuelo a Roma y luego el trayecto en tren a la capital italiana.

Sin embargo tendríamos un momento de agobio extra y fue el todo mogollón de gente que había en los apeaderos de "Términi". La vía donde llega el "Leonardo Exprés" es la más situada a la izquierda según llegas a la estación, y con varios establecimientos comerciales del otro lado del andén. Por ahí había muchísima gente y todos los que llegábamos del aeropuerto, pues se colapsaba un poco.

En este caso, paciencia y mucho cuidado. Intentamos seguir "la marea" para llegar al vestíbulo de la estación . Eso sí no os separéis en ningún momento, tened las maletas a la vista y sobre todo vuestras carteras y bolsos. Ya se sabe que las estaciones son un lugar atractivo para carteristas, y después de una anterior experiencia no hay nada más desagradable que empezar unas vacaciones siendo robado.

Cuando llegamos al edificio de la estación, todavía pasamos por un pasadizo entre obras de reformas y por fin llegamos al vestíbulo principal. Tened en cuenta que es la principal terminal de trenes de Italia y se podría comparar a "Atocha" pero a mí me pareció mucho más agobiante. Gente caminando a la carrera con sus maletas y agolpados en los mostradores. La primera reacción espontánea fue escapar de allí y salir del edificio.

Bueno, realmente andábamos buscando el acceso al metro y salimos a dar la la Piazza del Cinquecento. Allí ya encontramos una entrada a la parada de la estación de "Termini" (cuando acabamos las vacaciones nos dimos cuenta que se podía acceder directamente sin salir a la calle).

Nos llamó la atención que el metro de Roma no es nada agobiante, no hay mucha gente y no tiene que ver con Londres, París y ni siquiera Madrid. Está poco desarrollado y sólo hay dos líneas, aunque estaban construyendo una tercera cuando fuimos, y el motivo es que con la cantidad de restos arqueológicos que hay allí enterrados, no puede desarrollarse una línea completa y útil realmente de metro.

En cualquier caso, nosotros íbamos con maletas y sabíamos que en dos paradas estábamos casi en la puerta del hotel. Así nos subimos en "Términi" que es la única parada donde se cruzan las dos líneas de metro, pero ya digo que casi no había gente y aunque tuvimos que andar un poco, no era ni de lejos la sensación de estar por ejemplo en Paris en "Chatelet-Les Halles".

Nosotros teníamos que ir hasta la parada denominada "Barberini-Fontana di Trevi". No es que esté en la famosa fuente, sinó que es la más cercana, pero hay aún que caminar unos 5-10 minutos. En cualquier caso, era la que teníamos al lado del hotel.

Así pues, cogimos la línea "A" (o de color naranja) y muy rápido, en dos paradas, ya estábamos en nuestro destino. Realmente, una vez llegados a "Términi" ubicarte en tu zona de hoteles no es difícil.

Nos bajamos y fuimos directamente a la salida que daba a la "Vía Veneto", de la que hablaré más adelante en este diario. Sin embargo sabíamos que el "Hotel Alexandra" estaba allí mismo y, efectivamente, cuando salimos de la boca del metro ya estaba a nuestra vista. Simplemente hubo que cruzar el paso de peatones (es una calle de dos carriles y sin mucho tráfico) y allí estaba. Habíamos llegado y por fin podíamos empezar nuestras vacaciones.

UN HOTEL ANTIGUO PERO MUY CÉNTRICO Y CON UN PERSONAL MUY AMABLE

Al "Hotel Alexandra" es el típico "tres estrellas superior" que te puedes encontrar en una capital europea. Cumple y es básico, pero más que sobrado teniendo en cuenta que sólo lo vas a usar para descansar. Eso sí, su situación y la amabilidad de su personal son puntos a tener muy en cuenta.

A la entrada del hotel había una escalera y ya nos estaba esperando un "botones" que rápidamente nos cogió las maletas para que no las subiésemos. A partir de ahí el "Check In" fue bastante rápido, aunque teníamos al lado a unos turistas argentinos que habían tenido un problema con la reserva y eso nos asustó un poco.

Había una persona en recepción que hablaba castellano, aunque realmente en Italia (eso sí, no es tan secillo como parece) puedes hacerte entender. Nos asignó la habitación y la primera "sorpresa" era que la llave era eso, una llave con un llavero muy pesado. (no la típica tarjeta que ahora tiene cualquier hotel).

Subimos a nuestra habitación, situada en el segundo piso y acompañado por el botones. Ahí se dio una situación realmente cortante porque no sabes cómo actuar, ya que hay sitios donde se te quedan unos instantes esperando a ver si les das una propina.

Yo le fui a dar algo, pero nos hizo un gesto diciendo que no quería nada, yo diría que hasta enfadado por ofrecérselo. En fin, que al final no sabes ni cómo actuar.

En fin, sobre la habitación, teníamos una cama cómoda que es lo que se pide cuando llegas cansado, pero el resto se notaba que era de una que cumplía pero antigua. Ventana que daba a la Vía Veneto, que tenía contras, mesitas, un armario para guardar la ropa y una mesa alargada donde estaba el televisor. La habitación no era pequeña pero insisto que antigua.

El baño casi estaba pegado a la cama y separado por una ¡puerta corredera! De tal forma que escuchabas casi todo. Luego el espacio era muy pequeño, con un plato de ducha con un "teléfono" también antiguo donde el chorro salía para cualquier lado

En cualquier caso, son detalles, ya que la estancia era cómoda. Además la wifi funcionaba de forma más o menos aceptable y llevábamos con nosotros una táblet para planificarnos lo que ver cada día.

Pero lo mejor era la situación. En "Vía Veneto" había más hoteles, y éste era barato pero tampoco caro para lo que es Roma. Estábamos muy cerca además de zonas estratégicas como la Fontana di Trevi y la plaza de España, con lo que eso era lo mejor de todo.

En lo que se refiere a nosotros, dejamos las maletas, comprobamos un poco cómo estaba la habitación y ya decidimos comenzar nuestras vacaciones como tal. Teníamos cosas muy cerca para empezar a visitar, así que pedimos un plano en recepción y nos lanzamos a la calle.

A LA FONTANA DI TREVI Y EN BUSCA DE LA "ROMA PASS"

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