Escapada a Florencia y Pisa, capitales de la Toscana ✏️ Blogs de Italia

Viernes 13/06/2014
Tras 1 h 40 minutos de vuelo con un avión de Ryan Air aterrizamos en el aeropuerto Galileo Galilei de Pisa.
Habíamos comprado dentro del avión los billetes del autobús de Terravisión para que nos llevara a Florencia (5 euros por persona, un euro menos que en el aeropuerto) nada más salir de la terminal localizamos el bus, estaba a nuestra derecha, tuvimos que esperar unos 25 minutos hasta que partió. Me extrañó que apenas hubieran dentro pasajeros de nuestro vuelo, imaginé que habrían cogido el bus urbano para que les llevara hasta la estación central de pisa y que desde allí viajaron en tren hasta Florencia, en mi opinión no merece la pena, puesto que es más caro (unos 8 euros por persona + 1 euro del bus hasta la estación de trenes) y se tarda más, creo que es mejor la opción del Bus Aeropuerto Pisa-Florencia.
El conductor del bus se pensaba que estaba de carreras porque iba muy rápido, hasta el putno de que llegamos en una hora exacta a Florencia cuando lo normal son 1 h 10-15 minutos.
Nuestro hotel, el Machiavelli Palace, estaba a 300 metros de la estación de Santa María de Novella, cosa que agradecimos porque ya eran las 23.30 horas y en 5 minutos estábamos allí. La habitación era muy espaciosa (tres camas y solo éramos dos) con muebles muy antiguos, pero limpia y con colchones firmes y cómodos (nuevos), además, tuvimos suerte porque nos dieron una habitación que daba a un patio interior y no se oía nada, básicamente lo que buscábamos, silencioso, habitación amplia y colchones cómodos. No era un hotel con salones, ni gimnasio, ni zonas comunes, nada de eso, pero en una ciudad como Florencia, al menos para mí, lo importante es estar en la calle disfrutándola y no metido en el hotel salvo para descansar.
Dejamos los trastos y bajamos a la calle, nada más girar a la derecha cogimos la Calle Faenza y llegamos en 5 – 8 minutos al Batisterio, pero… estaban reformándolo y estaba tapado con una lona, lástima. Justo enfrente estaba la impresionante fachada del Duomo, con sus mármoles blancos y verdes y sus delicadas formas renacentistas tan peculiares, justo a la derecha el Campanile, con los mismos tonos, precioso y estilizado. Había ese viernes por la noche mucha gente joven charlando animadamente en las escaleras de acceso al Duomo.
Tomamos un helado en la pizzería/heladería que estaba justo en el margen derecho de la catedral, Hm Gelatti, igualitos que en el cualquier heladería mediocre española. No todas las heladerías son mejores en Italia que en España.

Dimos un paseo bordeando el perímetro de la catedral y volvimos hacia el hotel, cenamos en una paninería algo más y ya nos fuimos a dormir.

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Nos levantamos a las 7.30 horas y bajamos a desayunar, un desayuno frio pero bastante completo, sin huevos fritos, tortillas y bacón pero si con cereales, mermeladas y fiambres.
Salimos del hotel y llegamos a la Academia sobre las 8.30 am, estaba a 10 minutos andando del hotel más o menos. Estuvimos haciendo una media hora de cola y por fin entramos,
Nada más entrar en la galería de la academia giramos a la izquierda y vimos al fondo la estatua del David de Miguel Ángel. Es simplemente perfecto, creo que la pureza de las líneas es fantástica. Cuando Miguel Ángel lo creó estuvo durante mucho tiempo en la plaza de la Signoría pero con los años lo trasladaron aquí para evitar su deterioro.
Leímos en la guía que más obras famosas había dentro de la galería y nos fotografiamos con ellas. Desde allí nos dirigimos hacia la plaza del Duomo, más bonita aún de día que de noche, estaba llenísimo de gente, vimos una cola alucinante para entrar al Duomo. Nos sorprendió de nuevo el Duomo, pero justamente por lo contrario, por lo simple y sencillo que era su interior, sinceramente me decepcionó en relación a lo bonito que era el exterior. Accedimos a la cripta desde el interior de la iglesia, a mi juicio prescindible, pero como entra con el ticket conjunto del campanile, la cúpula del Duomo y el baptisterio y en 10 minutos se ve, pues adelante si se tiene tiempo.
Salimos e inmediatamente nos metimos en el Campanile, eran las 10.30 am y no había todavía colas, la escalera es estrecha pero no tanto como la de la cúpula. Subimos sin mucha dificultad y vimos las estupendas vistas, la altura final es casi la misma que la de la cúpula pero con mucha menos cola, yo creo que merece la pena subir aquí si hay que elegir entre los dos ascensos, además, hay varios pisos intermedios donde puedes salir al exterior e ir descansando. Hicimos fotos y videos desde las diferentes alturas que íbamos alcanzando. La vista de la cúpula del Duomo, del conjunto de la plaza y en definitiva, del sky line Florentino, eran realmente bellos.
Bajamos y en una tienda cercana a la entrada del campanile había una tienda de camisetas de Florencia realmente baratas, habían muchísimos modelos.
De allí fuimos al museo del Duomo pero estaba cerrado por obras, así que aunque tapado por la lona, retrocedimos y nos acercamos al Baptsiterio, la puerta principal tiene unos grabados impresionantes dorados y esos sí que se pueden ver (aunque son una réplica), el interior es simplemente alucinante, los mosaicos dorados tipo bizantinos (no entiendo de arte pero me recordó a alguna iglesia de Estambul) me encantaron. La pila bautismal estaba en un rincón. Tampoco había colas para entrar y dentro se estaba fresquito, así que es un lugar ideal para poder descansar unos minutos en los bancos mirando las obras de arte que decoran las paredes y el techo.
Desde el baptisterio anduvimos hasta la plaza de la República, no tan monumental y mucho más moderna que la del Duomo pero con muchísima vida, entramos en el Hard Rock Café y me sorprendí una vez más, como en todas las ciudades, por las clavadas de los precios de sus camisetas pseudorockeras, desde allí nos dirigimos a comprar una camisa de mujer tipo “ejecutiva” en la cercana tienda Nara Camicie, Via Calzaiuoli 26 (un encargo que me hicieron desde España, 70 euros). Ya con los deberes hechos llegamos a la contigua Plaza de la Signoria, aquí había antiguamente un anfiteatro romano, vimos las diferentes esculturas y estatuas que se hallaban en la preciosa plaza, entre ellas una copia del David y otra ecuestre de uno de los Medicis. Entramos en el Palacio Vecchio, pero como ya habíamos visitado tantos sitios y aun no era las 13.00 horas (la compra de entradas a museos en Florencia es, si lo deseas, casi infinita) decidimos no entrar (10 euros p/p)
Optamos por descansar en un sitio maravilloso, un soportal repleto de esculturas que es un museo al aire libre frente al palacio Vecchio, con vistas a gran parte de la plaza de la Signoria. Este palacio fue el lugar al que fueron a vivir los Medicis tras el traslado desde el primer palacio Medici en el que estuvieron durante un siglo. Decidimos acercarnos a la contigua galería de los Uffizi, estábamos asustados por todos los comentarios que hablaban de colas larguísimas, eran las 14.00 h. Fue un acierto, no había nadie en la cola y eso que era un sábado de Junio, dentro tampoco había mucha gente, vimos la anunciación de Leonardo, la Sagrada Familia de Miguel Ángel y la sala de Ticiano como unos auténticos privilegiados. No soy entendido en arte pero me gustó el realismo de las expresiones faciales de un pintor para mi desconocido hasta entonces, Gherardo delle Notti, casi en una de las últimas salas de la galería, así como el escudo con la cabeza de medusa de Caravaggio, que asusta su expresión facial de lo bien conseguida que está.
Tras hacer unas fotos del rio Arno y del puente Vecchio desde los ventanales de las plantas altas de los Uffizi, salimos de la galería. Deambulamos por las calle traseras del museo y llegamos a la vía de Neri, llena de restaurantes, elegimos la tratoría “La Fettunta”, en el número 72. Eran las 15.30 h y hay tan solo otra mesa a esas horas, es una tratoría muy agradable y auténtica, tomamos la pasta del día y otra pasta fresca, un agua y una pinta de cerveza, 17 euros los dos, increíble precio y muy buen género. Tratamos de visitar la iglesia del Santo Croce pero había un partido de futbol en la plaza de delante de la iglesia donde los jugadores van vestidos de medievales y juegan sobre un campo de arena que montan cada mes de junio, y como habían tifosi de los dos equipos, no nos dejaron acercarnos por seguridad, un policía nos dijo que volviéramos al día siguiente. Salimos entonces al rio Arno e hicimos las fotos con esa perspectiva del puente Vecchio, cruzamos la orilla por el puente AlleGrazie y nos acercamos al Vecchio por el otro margen, lo cruzamos de nuevo hacia el centro y vimos las joyerías que hay a ambos lados, antiguamente habían otros negocios pero debido al olor que despedían, los Medicis solo permitieron establecerse en el puente a joyeros y artes. A mitad de puente hay un busto del arquitecto Vasari, el que lo reformó, este puente es uno de los más antiguos de Europa porque viene de la época de los romanos y dicen que el propio Hitler decidió no destrozarlo en la segunda guerra Mundial.
Nada más cruzar el puente nos adentramos en el “nuevo mercado”, un mercadillo en una plaza cuadrada, entre otros artículos, con corbatas de seda de buena calidad a precios increíbles y entre la maraña, alguna con diseños muy bonitos (compré dos por 14 euros!!).
De allí nos fuimos al hotel a descansar, eran las 18.00 horas pero no podíamos mas, desde las 7.30 horas estábamos danzando.
Le preguntamos a la de recepción para cenar en una tratoría un sábado por la noche que no estuviera muy lejos del hotel, ya que al fin y al cabo estábamos en el centro y nos recomendó la Ostería All´antico Mercato, 52 euros dos personas. Salimos del restaurante y al girar la esquina nos encontramos en el nuevo Mercato, jugaba Italia su primer partido del mundial en Brasil contra Inglaterra y estaba todo engalanado con banderas nacionales, estaba a tope, nos gustó tanto el aspecto de los puestos de comida que decidimos venir al día siguiente a cenar.
Salimos justo al lado del primer palacio de los Medici, del año 1444, encargo de Cosme de Medici (el viejo), me encantó su aspecto robusto y macizo. Desde allí fuimos a ver la plaza de la Republica de noche, había amiente, dimos un paseo corto y a dormir, había sido un día agotador.

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Me levanto sobre las 7.30 horas y salgo a correr por Florencia como he hecho ya en tantas otras ciudades, hacía una temperatura de unos 18 grados con el cielo cubierto, perfecto para correr. Según el GPS del reloj hice un pequeño paseo a ritmo de tourist-running de 8 km a 6 min/km por todo el centro y el rio Arno.
El primero de los destinos del día fue la Iglesia de Santa María de Grazia, estaban celebrando misa así que al principio no nos dejaron entrar pero luego ya se hicieron las tontas las dos vigilantes que estaban en la plaza pasamos dentro, apenas estuvimos 5 minutos porque había un bautizo y no dejaban hacer fotos. La plaza era realmente bonita, nos gustó mucho y la fachada de la gran iglesia preciosa, con los mismos colores en la fachada que el Duomo, es decir, blancos y verdes, hacía fresquito así que me puse el chubasquero (14 de junio) y continuamos por la calle Piazza de Antinori donde empezaban las tiendas de lujo, entramos en la contigua iglesia dei Santi Michele e Gaetano, no figuraba en ninguna guía pero nos encantó, era toda de mármol negro y en general preciosa, muy diferente, pequeña y acogedora, y gratis!!, después pasamos por el palacio Corsi donde no entramos y nos dirigimos hacia el museo de ciencias Galileo, 10 euros cada entrada. En un primer piso vimos la colección Medici, los grandes mecenas de los genios de la época, si tampoco se es un gran apasionado de la pintura, visitar este museo puede ser una buena opción para cambiar de tercio, habían esferas armilares (como orbitas de los planetas unos dentro de otros, los primeros mapas mundi, colecciones de relojes antiguos, muñecos de cera para los estudiantes de anatomía simulando el interior del cuerpo humano por partes, el primer periscopio de la historia (el de Galileo), mesas donde preparaban los medicamentos y en definitiva, ejemplos de todos los inventos que se desarrollaron en esos siglos tras dejar atrás la edad media, cuando el ser humano y los mecenas de la época decidieron apostar por la inventiva y el desarrollo de la ciencia, hechos que nos llevarían a tener lo que hoy en día lo que tenemos. Muy bonita la colección de relojes casi al final del museo.
Desde allí intentamos de nuevo visitar la iglesia de Santo Croce donde están enterrados Miguel Ángel, Galileo, Dante, Maquiavelo etc. y dicen que es una auténtica maravilla, pero estaba cerrada, asomamos la cabeza por una verja e hice una triste foto de su claustro… increíble que finalmente no la pudiéramos por la celebración de un partido de futbol un sábado y que un domingo, una iglesia como esta en una ciudad como Florencia esté cerrada.
Salimos al rio y cruzamos por el ponte ALle Gracie , subimos la colina hasta la plaza de Miguel Ángel, desde donde se tienen las clásicas vistas de Florencia que aparecen en tantas postales con el rio Arno abajo, el puente Vecchio a la izquierda y la inmensa cúpula del Duomo un poco más a la derecha, realmente espectacular.
Empezaba a llover, así que tras ponernos el chubasquero seguimos ascendiendo hasta llegar a la preciosa basílica de San Miniato al monte, me sorprendió porque así como el Duomo en su interior no tenía absolutamente nada destacable, este pequeño templo era una preciosidad, lleno del clásico mármol verde y mosaicos y además, se podía ascender a una estancia superior por detrás del altar. Salvo que estés en un bajísimo estado de forma, cualquier persona puede subir en unos 15 minutos desde el rio, aunque también hay servicio de bus. Las vistas desde allí eran similares a las de la plaza de Miguel Ángel pero al estar más alto, tenías otra perspectiva.
Iniciamos el descenso y vimos los precios de los restaurantes que están en la cuesta de bajada hacia la ciudad, nos parecieron asequibles, pero sin ningún encanto, así que decidimos ir hasta el rio y sin cruzar los puentes giramos a la izquierda, antes de llegar al puente Vecchio, justo a espaldas de un restaurante con una terraza con vistas al puente Vecchio (el único que hay) nos metimos en un restaurante con un Menu de 10 euros por persona con bebida y postre. nos atendió un Indio paquistani, le pedí una cerveza (normal y corriente) y sin decirme nada me trajo una sin alcohol, le dije que la quería con alcohol y me respondió que no tenía, teniendo en cuenta que habíamos estado pagando entre 4 y 5 euros por cerveza, no quería pagar 5 euros por una sin alcohol, así que le pedí que se la llevara, no me hizo caso y cuando le insistí me dijo que faltaba un dedo del líquido, le repliqué que lógicamente, ya que la había probado y fue cuando me di cuenta que era sin alcohol, detalle que el deliberadamente había omitido, me dijo que me la cobraría entera y le dije que me cobrara el agua porque me marchaba, pedí hablar con el encargado y me sacó la cuenta como si hubiéramos comido (no habían sacado aún la comida) y le dijo que iba a llamar a la Policía, finalmente el indeseable del camarero se lo explicó en su idioma y el gerente me ofreció una galletita, le dije que se la comiera él (todo esto en Ingles, lo cual hace que me encabronara más porque no se discute igual que en tu idioma) y me marché indignado. Fue un acierto, porque solo unos metros mas allá, ya a la altura del ponte vecchio giramos a la izquierda (en dirección contraria al puente) y encontramos una preciosa plaza con varios restaurantes con terraza, la plaza Santa Felicita, elegimos el restaurante con el mismo nombre que la plaza, fue un acierto, los camareros eran correctos, nada más, pero el género excelente, tomamos una ensalada de Pulpo (10 €), unos ravioli con salsa de brócoli (9€) y mi plato favorito cuando voy a Italia, Trofie Mare Monti con setas, mejillones y almejas (12€) una botella de agua y media de vino 42,50 euros los dos. Desde allí anduvimos hasta el cercano Palacio Pitti, entramos solo en los jardines de Boboli y el museo de porcelana (iba con la entrada al jardín), fue la tercera y última residencia de los Medici tras comprar la casa al banquero que se arruino, Pitti.
Los jardines ya fueron creación de los Medici, fuimos ascendiendo, vimos el anfiteatro, los lagos etc hasta llegar a lo más alto, el viale del Cipresi, junto al museo de porcelana, desde el interior del museo se tenía un vista muy bonita del típico paisaje toscano que sale en las revistas de viaje, colinas con vegetación mediterránea y casas de colores amarillos y ocres. Hicimos unas fotos y descendimos por el lado contrario, nos adentramos por la avenida de los cipreses a ambos lados pero era inmenso y tras descansar junto a una fuente escondida entre unos arbustos, decidimos irnos, estábamos agotados. Si has estado en Versalles o en los palacios de Viena Belvedere o Schombrunn, no merece la pena, al menos los jardines, es una visita prescindible, básicamente porque no hay flores, son todo arbustos y árboles y está un poco descuidado.
A continuación volvimos hacia el puente Vecchio y nos tomamos, antes de cruzarlo, un helado en una pequeña heladería de esas alargadas sin sitio para sentarse que en el cartel ponía “Pizzería Birreria Homemade Icecream, en la via de Guicciardini, pues bien, el helado de Nutela y chocolate mezclado al 50 % que me tomé era como si hubieran metido un bote de Nutela en el frigo y te lo hubieran dado, chocolate puro, solo para los más chocolateros, cremoso y rico… pero una bomba para el estómago, por fin probé un helado diferente a los que tenemos en España..
Para cenar elegimos el sitio en el que me había fijado el día anterior del Mercado Central, una carnicería donde te picaban la carne allí mismo y te preparaban un fantástico steak tartare, para haber estado fastidiado del estómago un rato antes, no lo hice mal, me lo comí súper a gusto y por tan solo 9 euros. Ni siquiera en Valencia pagando 23 euros en el sitio que se supone que es el mejor de la ciudad, me lo había comido así de rico. Hicimos alguna foto más de algún puesto y al haber menos gente que ayer (era un Domingo noche del mes de Junio) no encontramos dificultad alguna para tomar algo mas en otro puesto donde tan solo vendían quesos… pero que quesos!!!, una delicia para todo el amante de este producto… nos sirvieron una tabla con 6 tipos de quesos a cuál de ellos más aromático y sabroso (10 euros). El único pero del mercado es que solo abren los meses de verano. Es similar aunque no igual, al mercado de San Antón o San Miguel en Madrid.
Nos dirigimos por última vez a la plaza de la Republica y nos sentamos en una cafetería donde había música en directo, rock and roll…pero justo cuando íbamos a pedir, los músicos se despidieron, vimos la carta de precios y un café valía 5 euros y era lo más barato, decidimos levantarnos e irnos al de la otra parte de la plaza, miramos la carta y más de lo mismo, el camarero nos preguntó que queríamos y le dijimos que una infusión, nos dijo que si lo tomábamos dentro del local en lugar de en la terraza eran solo 2 euros, no había ya casi nadie a esas horas del Domingo, así que me daba igual sentarme dentro, lo que no quería era pagar 10 euros por dos tés. Era como un café de los años 60, la barra de madera y con recortes de personajes italianos ilustres (no conocíamos a ninguno) tenía su encanto precisamente por el aire que se respiraba, no porque fuera bonito ni con un diseño espectacular, era como volver atrás en el tiempo.
Desde allí fuimos caminando hacia el hotel y a dormir. Eran las 00.30 horas y llevaba en pié desde las 7.30 horas,ya que me había ido a correr 8 kilómetros.

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