Roma en cuatro días ✏️ Blogs de ItaliaViaje a Roma en julio de 2014Autor: Janios75 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (2 Votos) Etapas 1 a 3, total 4
Partir a casi cualquier destino desde Zaragoza es toda una aventura, y en este caso no iba a ser diferente. Para llegar a Roma fuimos a la estación de tren Delicias a las 8.40 horas, de allí un AVE a Barcelona Sants y un cercanías al Prat que tarda unos 18 minutos y sale cada media hora, desde donde nuestro vuelo despegaba el día 3 de julio a las 13:40 horas, como ya es habitual con línea de bajo coste Ryan Air, 170 €( i/v dos personas), es decir, que pese a todos los malos comentarios que encontramos en doscientos mil webs al final el dinero manda, y nosotros por ahora no hemos tenido ningún problema con esta compañía.
Como consejo de viaje para los que vayáis en AVE hasta vuestro punto de partida, recordad que con vuestro billete de larga distancia viene incluido el billete del tren de cercanías. Lo único que hay que hacer es buscar en el billete un código e introducirlo en las máquinas de venta de billetes. Parece una tontería, pero un billete sencillo Sants – Aeropuerto te cuesta 4.10 € por trayecto y persona. Otra opción si no habéis ido en AVE es adquirir una T10 (tarjeta de 10 viajes) que sale por unos 10€ y es válida para ir al aeropuerto. En principio no tendría que valer, pero lo cierto es que se admite. Nuestro avión aterrizaba en Ciampino a las 15:30 horas. Este aeropuerto se encuentra a unos quince kilómetros de Roma, pero es una distancia engañosa porque una cosa es la distancia a Roma y otra lo que cuesta llegar al centro. La mejor opción es trasladarse en uno de los autobuses que hacen el trayecto de ida y vuelta Aeropuerto – Estación de Termini. Nosotros elegimos los autobuses de Terravision, que salen aproximadamente cada media hora y hacen el trayecto en otro tanto. Los billetes se pueden adquirir directamente en la parada de bus, pero yo os recomiendo que los compréis en la página web. Sale igual de precio (4€), pero si hay fila para subir al autobús tenéis prioridad, y es algo bastante importante si no queréis tener que esperar media hora sentados en la marquesina. Seguramente mientras hacéis fila para embarcar en el aeropuerto pasarán con un carrito para venderos los billetes, y se venden al mismo precio también. Si sois de los primeros en subir al bus y os gustan las emociones fuertes os aconsejo sentaros en las primeras filas para ir viendo como se conduce en Roma. Lo primero que llama la atención es ver que el propio conductor va con pinganillo bluetooth en el oído (se ve que los manos libres no han llegado a Italia) y lo más “divertido” es cuando ves que suelta el volante y conduce con los codos. Todo esto aparte de ir soltando todo tipo de insultos al resto de conductores. No es que sea muy católico, pero al bajar del autobús me daban ganas de besar el suelo como el Papa. Y por fin estamos en Termini. Maleta en mano nos dirigimos a coger el metro para llegar a nuestro hotel. El metro de Roma es muy pequeño y se ve bastante viejo, pero hay que reconocer que es bastante funcional. Dos líneas: A y B. Se cruzan justamente en Termini, por lo que no os extrañéis si veis que sale gente de todas partes y hay que entrar a empujones en el vagón. De precio es bastante asequible, tan solo 1.50 €, y ese mismo billete es válido para un viaje de metro y los que sean de bus durante 100 minutos. Cierto es que no vimos ni un revisor en los cuatro días, pero por ese importe no creo que merezca la pena que nadie te ponga la cara colorada y encima tener que pagar una multa por no pagar. No hay tarjetas de cinco ni de diez viajes, por lo que hay que comprarlos sueltos. Se pueden adquirir en estancos, kioscos,… Lo mejor es cogerlos directamente en la Estación de Termini. Si al final cogéis el bus de Terravision os dejará en una calle lateral de la estación (en la puerte del Terra Café), mismo lugar de donde saldrá para volver al aeropuerto. En nuestro caso cogimos la línea A dirección Battistini hasta la parada de Lepanto. Y de allí directos al Hotel, el NH Leonardo da Vinci. Hotel de cuatro estrellas, bastante funcional, un poco viejo pero con los servicios que para un viaje de cuatro días se demandan: limpieza, tranquilidad, buena zona y buen desayuno buffet. Eso sí, que nadie espere al coger un hotel en Roma que la equivalencia en estrellas sea igual. Para mi este hotel en España sería Tres estrellas. Nuestra elección se basó en precio y también en no querer “jugárnosla”, y una cadena conocida como NH era un valor casi seguro. Precio de tres noches por habitación doble cama King size con desayuno buffet incluido: 297 €. A esto hay que añadir 3 € por persona y noche en concepto de tasa turística que se cobra en Roma (el importe depende del tipo de alojamiento). En resumen… a las 18:00 horas llegada a la habitación, breve descanso y a por Roma!! [align=center] Por la ubicación del Hotel la Plaza del Poppolo nos queda a cinco minutos andando así que cruzamos el Tiber y pasamos un rato contemplando la plaza. Ya son prácticamente las 19:00 y ni intentamos entrar a la Iglesia de Santa María porque es la hora de cierre. Unas fotos al obelisco, otras tantas a las Iglesias Gemelas, una vista conjunto viendo la confluencia de las tres vías y la explicación ofrecida por la aplicación del móvil. Aprovecho para decir, sin ánimo de hacer publicidad de ninguna empresa, que hoy día las apps de mapas de Smartphone vienen fenomenal. En este caso concreto y si el moderador me lo permite (sino que lo borre) hago mención a la Guía Ulmon, que permite descargar de forma gratuita los cinco primeros mapas de las ciudades que se necesiten y que nos vino fenomenal. Lo más importante es el mapa offline con gps, que te permite guiarte por toda la ciudad sin preocupación por el facturón de roaming que puede venir en la siguiente factura. Además, puedes marcar tus puntos favoritos y en muchos de ellos leer las explicaciones que vienen directamente de Wikipedia. De la Piazza del Poppolo andamos por la vía Babuino hasta llegar a la Plaza de España, donde nos llevamos nuestra primera decepción: la fuente de la barcaccia está en restauración y no se puede ver. Las famosas escaleras atestadas de gente como siempre. Vistazo al obelisco de 1789 y otro ojo rápido a la vía Condotti, calle en la que se encuentran las tiendas de mayor lujo de la ciudad. De la Plaza de España seguimos callejeando hasta llegar a la Fontana di Trevi. Ya habíamos leído que se encontraba en restauración pero pensábamos que algo se podría ver. Pues nuestro gozo en un pozo… no había plataforma para pasar cerca de las esculturas y además el Palacio que hace de portada tras la fuente estaba rodeado de andamios. Siempre hay que intentar ver el lado positivo: una razón para volver. Ya son casi las nueve y hay hambre así que la mejor opción para quitarnos el gusanillo de pizza italiana y poder descansar en el hotel es comprar unos trozos de pizza al peso. Por cierto, bueníííísima, pero en el sitio que la cogimos también un poco cara, a unos 30€/kilo creo recordar. Hay sitios mucho más baratos, pero el lugar era para verlo y no pudimos resistirnos. Unos buenos trozos de pizza y una botella de vino blanco hicieron en aquel momento que la habitación del hotel se convirtiera en un restaurante con estrella Michelin. [/align] Etapas 1 a 3, total 4
Si se tienen pocos días y se quieren ver muchas cosas es fundamental madrugar, así que a las 7.00 toca diana y lo primero es coger fuerzas en el desayuno. Hago un inciso para recomendaros que busquéis hotel con habitación y desayuno. La picaresca italiana es parecida a la española, y lo mismo que en las Ramblas a un japonés le pueden intentar vender una sangría por 50 €, en Roma no es de extrañar que un café y croissant os cueste 10 €, y aunque no os quieran engañar os podéis hacer a la idea de que un expresso con bollería no os va a salir por menos de cuatro o cinco euros.
Nada más llegar a la entrada de la Basílica lo que hicimos fue irnos a la parte de la derecha donde está el acceso a la Cúpula. Esta visita es altamente recomendable ya que desde lo más alto se observan unas vistas de Roma maravillosas. La subida se puede hacer por cinco euros si se hace todo por escaleras (550 escalones) o por siete euros si se quiere hacer el primer tramo por ascensor (320 escalones). En nuestro caso, sabiendo que el día iba a ser duro directamente optamos por el ascensor, que te deja más o menos a mitad de subida, junto al interior de la cúpula, a la que se accede y se puede ver el interior de la Basílica desde las alturas, además de tener justo al lado todos los mosaicos. A partir de ese momento toca subir por pasadizos cada vez más estrechos donde incluso hay que caminar de lado. Para nosotros fue una experiencia agradable, pero debo reconocer que para personas de edad avanzada o con problemas de movilidad no es aconsejable.Dando un paseo llegamos a nuestra primera visita del día, que no es otra que la Basílica de San Pedro del Vaticano. Cuando leéis que para no esperar horas de cola hay que llegar pronto, es real como la vida misma. Nosotros a las 8.40 estábamos allí y solo tuvimos cinco minutos de fila pero cuando salimos la cola casi daba la vuelta a la Plaza. La entrada a la Basílica es gratuita y la única condición que hay que cumplir es vestir de forma “decorosa”, es decir… faldas o pantalones por la rodilla, y nada de enseñar los hombros. A mi en pleno verano me parece un tanto absurdo, pero es lo que hay, son sus reglas y si no te gustan nadie te obliga a entrar, así que nosotros por si acaso salimos del hotel con pantalón largo y más de 30 grados. [align=center] Al bajar en el ascensor sales directamente al interior de la Basílica, así que ya sin prisa pero sin pausa visitamos todo antes de que se llene de grupos organizados. Tomamos rumbo al hotel para quitarnos el pantalón largo, que parece que hemos elegido la semana de más calor del año por el momento. Desde el hotel seguimos “pateando” por la ciudad por la ribera del Tiber con dirección a la Plaza Navona con una pequeña parada en el Ara Pacis y el Mausoleo de Augusto, que para nuestro gusto no merece mucho la pena. Ya va apretando el calor y por fin llegamos a la Plaza Navona. Espectacular en todos los sentidos. Tras la Fontana di Trevi (cuando no está rodeada de andamios) creo que la escultura de la Fuente de los Cuatro Ríos de Bernini es la que más me gusta de todo lo que he visto en Roma a nivel escultórico. Tiene intensidad, fuerza, se corona con un obelisco de época romana y Bernini aprovecha de paso para meterse con su poco amigo Borromini, veréis a lo que me refiero si indagais un poco en la historia de la plaza y sus iglesias. A pocos metros de la Plaza busco una calle adoquinada llena de restaurantes y tiendecillas, concretamente Vicolo delle Vache. No es que tenga nada de particular, pero en nuestra familia si tiene algo de historia que de forma breve os contaré. Hace unos años les regalamos a mis padres un viaje a Roma y se alojaron en un pequeño apartamento en esta calle. Hasta aquí todo normal, lo extraordinario viene cuando mi padre, a sus 65 años decide que si ya ha plantado un árbol y ha tenido dos hijos solo le queda escribir un libro, y como título y desarrollo de parte de su novela toma el nombre de esta calle: “Vicolo delle Vache 32, un apartamento en Roma”. Si sentís curiosidad está colgado en la página de la editorial lulu y la versión en ebook en pdf la pusimos al mínimo precio posible que no llega a un euro. Tras esta breve visita homenaje seguimos andando hacia el Panteón de Agripa, otras de las visitas imprescindibles si vienes a Roma. No cierra a mediodía, y la visita no tiene porqué llevar más de media hora. Su interior es precioso, pero también son un poco estrictos, no tanto con la ropa pero sí que está expresamente prohibido sentarse en el suelo o hablar en voz alta. Lo bueno es que por el momento es una visita gratuita. El sol sigue apretando y empezamos a tener hambre. Así que comienza lo más complicado del viaje, que no es otra cosa que encontrar un restaurante BBB (Bueno Bonito y Barato). La última B es la más difícil. Al final terminamos comiendo en un pequeño restaurante en la Vía del Plebiscito. Dos tostadas de tomate natural con aceite de oliva y aceitunas, un gran plato de pasta amatriciana, una pizza de champiñones, bebida, postre y café. Todo ello 28 euros. Muy bien, solo que hay que tener cuidado porque al darme la cuenta ya me habían añadido el “servicio” del que nadie te habla cuando pides ni figura en ningún sitio. Casi cuatro euros tuvieron la culpa, y no me sentó nada bien, así que cambié propina por “servicio” y hasta luego. Después de comer, con casi cuarenta grados ¿qué es lo que más apetece? Efectivamente! Seguir caminando por Roma. Próxima parada la Plaza Venecia donde se puede contemplar el monumento a Vittorio Emanuele II, también conocido como “La Máquina de escribir”. Un pequeño esfuerzo más y llegamos a Santa María la Mayor, una de las iglesias más importantes de Roma. Por el camino nos cruzamos con una concentración de Vespas que iban circulando. Nada más auténtico paseando por Roma. Al llegar a Santa María la Mayor había leído en alguna parte que costaba 4 € la entrada, pero fue gratuita. Eso sí, son bastante estrictos de nuevo en la forma de vestir, y a mi mujer le hicieron colocarse unos maravillosos “manteles” de papel sobre los hombros y en las piernas para estar en el interior. Y desde aquí a la estación de Termini que está cerca y en metro de nuevo hasta el Hotel para descansar un rato, que el día todavía no ha terminado. A primera hora hemos visitado la Basílica de San Pedro, pero ya que veníamos a Roma no nos íbamos a ir sin ver los Museos Vaticanos. Aprovechando que en julio y agosto abren también los viernes por la tarde me pareció una forma más original de visitarlos. Las entradas las adquirí por internet con anterioridad al viaje, y es altamente recomendable. Se pagan cuatro euros más por persona por los “gastos de gestión” pero te evitas una cola que puede llegar a tener un kilómetro. Otro paseíto desde el hotel hasta la entrada de los Museos Vaticanos y a las 19:30 ya estamos dentro sin tener que hacer fila. (Oye, y seré cruel y mala persona, pero lo bien que sienta entrar como un señor sin hacer fila mientras todos te miran con envidia). Lo malo de la visita por la tarde es que bastantes salas están cerradas, lo bueno es que no hay tanta gente y se puede ver sin agobios. Hasta me dio tiempo de tomarme un botellín de agua en la Cafetería Vaticana (solo por 1.2 €!!!). Ya sabéis, Salas, cuadros, museo, y Capilla Sixtina. No os doy mucha información de cada monumento porque eso ya doy por hecho que lo mirareis vosotros. A la salida de los Museos nos dirigimos a la Plaza de San Pedro para verla de noche y con poca gente. La verdad es que es impresionante. [/align] Etapas 1 a 3, total 4
La primera visita del día era la que más me apetecía de todo el viaje, y he de decir que no nos defraudó. Era ni más ni menos que las Catacumbas de San Calixto. Hay varias catacumbas visitables en Roma, pero parece ser que las más aconsejables son las de San Calixto. Abren de 9 a 12 horas, cuestan 8 € por persona y la visita se hace en unos 45 minutos. La visita es guiada y se hace en español. Cierto es que están un tanto lejos y para llegar hay que coger metro o bus o las dos cosas como así fue nuestro caso. Es un inconveniente pero a la vez una ventaja puesto que no están masificadas. Depende de donde tengáis el hotel tendréis que optar por un camino diferente para llegar, pero lo habitual es que optéis por una de estas dos opciones: - Linea de metro B hasta Piramide y una vez allí coger el bus 118 hasta Via Appia Antica. - Linea de metro A hasta S. Giovanni y una vez allí coger el bus 218 en Plaza S. Giovanni esquina Enamuele Filiberto y hasta la segunda parada de la Via Ardeatina (Fosas Ardeatinas). De la parada del bus a la entrada de las Catacumbas hay unos cincuenta metros así que no hay pérdida. No pongo ninguna foto de las Catacumbas porque está prohibido realizar fotos en su interior. Como datos a tener en cuenta os comento que admiten tarjeta de crédito y que en el interior la temperatura es de unos 15-16 grados durante el verano, por lo que si sois frioleros o más bien frioleras un buen consejo es el de llevarse alguna chaqueta, chal o similar. Después de la visita tenemos pensado ir al Palatino, al Foro y al Coliseo. Para regresar hay que salir a Via Appia Antica y subir en el bus 118 hasta Circo Maximo, o una parada antes si tenemos tiempo y queremos visitar las Termas de Caracalla. Antes de entrar al Coliseo y aprovechando que íbamos bien de tiempo fuimos a hacer otra de esas visitas que pasan inadvertidas para la mayoría de los turistas pero que a mi modo de ver son las mejores. La Basílica de San Clemente, a escasos metros del Coliseo, encierra bajo su suelo un templo pagano. La visita a la Basílica es gratuita pero si se quiere acceder a los dos niveles inferiores hay que pagar 5 €. La considero como una de las visitas muyyyyy recomendable. Me resulta muy curioso que estando a 200 metros del Coliseo hubiera cuatro turistas en su interior. Y ahora toca otro de los platos fuertes del viaje: el Coliseo. Cuando leéis en los diarios y en los foros que accedáis primero al Foro para no hacer filas… ¡Haced caso! Como estábamos en la misma puerta y no queríamos andar más, decidimos entrar al Coliseo primero. Esto se tradujo en una hora y media de fila que se hizo interminable. El precio es de 12 € y da derecho a visitar Coliseo, Foro y Palatino. Muy chulo, aunque tengo que decir que la visita tampoco da para mucho rato. Si concertáis visita guiada podréis acceder al piso superior, aunque mucho me temo que lo único que veréis será lo mismo pero un poco más altos. Os pongo una foto aunque ya la habéis visto cuarenta mil veces. Salimos y seguimos visita hacia el Palatino…y ohhhhhhh! ¡Qué casualidad! El museo cerrado por reformas así que visita rápida por el pequeño estadio, los jardines escalonados, el criptopórtico de Nerón, etc.. y rumbo al Foro donde pudimos ver los Arcos del Triunfo, y las ruinas que quedan. Si soy sincero se me hizo un poco pesado. Salimos del Foro justo por el acceso que da a la Plaza del Campidoglio, con la escalera Cordonatta obra de Miguel Angel. Desde allí fuimos a comer, y encontramos un pequeño restaurante que nos gustó. Reconozco que viendo a los camareros con traje y pajarita ya estaba asustado antes de entrar. Una pizza de quesos ahumados y una pasta al vino tinto sobre lecho de parmesano fueron más que suficientes para que lo siguiente que tomáramos fuera un café. Y la factura bastante correcta para lo que me esperaba, así que pude hacer bien la digestión. Después de comer queríamos ir a Santa María in Cosmedin, donde se encuentra la Boca della Veritá, ¿escultura? En la que se mete la mano y si dices una mentira se la traga jejejeje. Es también gratis y antes de que lo preguntéis la respuesta es SI…hay que hacer fila para hacerse la foto. En esta ocasión la espera fue amenizada por otra concentración de motos, esta vez de Harleys Davidson. Entrar a la Iglesia también es gratuito pero si queréis ver la cripta hay que dejar un eurete por persona como donativo. No es que sea gran cosa, pero ya que hemos visto la Boca, nos henmos hecho la foto, hemos visto la iglesia....qué menos que gastarnos un euro en ver la pequeña cripta y colaborar un poco. Justo enfrente de la entrada de la Iglesia encontramos la Fuente del Tritón y el Templo de Hércules, así que la visita está plenamente justificada. Y con todas estas visitas realizadas decidimos dar un paseo hacia la isla Tibertina donde nos tomamos un helado italiano a la sombra. Los helados son bastante baratos, unos 2.5 € la tarrina pequeña que lleva dos bolas de considerable tamaño si lo comparamos con lo que hay en España. Visitamos la Iglesia que hay en la propia Isla y desde allí fuimos dando un paseo (bastante largo) hasta el hotel, pasando por la Vía del Corso, que es donde se encuentran todas las tiendas comerciales, y así vivir de primera mano como es el primer día de rebajas en Italia. Así llega el final de otro día maratoniano. Etapas 1 a 3, total 4
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