DE RUTA EN COCHE POR LA TOSCANA 2014 ✏️ Blogs de Italia

Italia fue nuestro destino elegido para este verano. Ya habíamos estado dos veces antes, una en Roma y otra en Venecia, así que esta vez escogíamos como protagonista la Toscana.
En primer lugar, nos plantemos la opción de ir directamente con nuestro coche ya que vivimos en Barcelona. Son unos 800-900 km, una distancia asequible ya que está más cerca que por ejemplo Sevilla, sin embargo se pierde un día en ir y otro en volver. Teniendo clara esta opción comencé a mirar opciones de vuelos. Ir a Florencia directo es extremadamente caro, así que miré opciones llegando a Pisa.
Por suerte, encontré dos billetes baratísimos Gerona-Pisa y por 79€ conseguí los dos billetes de ida y vuelta para mi pareja y para mi con RyanAir. Con ese precio era una tontería pegarse la paliza de coche.
Al ir en avión, necesitábamos un coche de alquiler. Lo reservamos con Green Motion un Fiat Punto, muy bien de precio para los ocho días. De inicio había pensado utilizarlo los primeros días y después cuando llegásemos a Florencia devolverlo allí, y desplazarnos ya a Pisa en tren; pero nos resultaba casi por el mismo precio mantenerlo todos los días que devolverlo en distinta ciudad a la de recogida.

Por último quedaba distribuir los días y elegir dónde ir y donde no. Hay gran variedad de pueblos y ciudades interesantes por lo que se puede variar mucho el tipo de viaje en función de los gustos, el medio de transporte que usemos, donde tengamos el hotel o la cantidad de km que estemos dispuestos a hacer.

Al final, el viaje quedó distribuido así:

Lunes 7 julio. Llegada al aeropuerto de Pisa. Volterra y San Gimignano.
Martes 8 julio. Siena-Monteriggioni.
Miércoles 9 julio Montepulciano-Pienza-San Quirico D´Orcia-Bagno Vignoni- Abadía de Sant´Antimo-Montalcino.
Jueves 10 julio. Florencia.
Viernes 11 julio. Florencia.
Sábado 12 julio. Cinque Terre Riomaggiore-Manarola-Corniglia-Vernazza-Monterosso.
Domingo 13 julio. Florencia-Pisa.
Lunes 14 julio. Pisa. Vuelta a Barcelona.

Como he dicho antes, si se quiere abarcar más terreno, pues hay que descartar algunas poblaciones porque no cabe todo. Nosotros el tercer día hicimos todo el sur de la Toscana, que queda a unas dos horas y media al sur de Florencia; y el sábado nos fuimos a les Cinque Terre, que ya están en la provincia de Liguria a unas dos horas al noroeste de Florencia, al lado de la Spezia.
Por ello, dejamos de visitar por ejemplo ciudades como Lucca, Vinci, Montecatini Terme o Arezzo que podrían también entrar como destinos en un viaje similar.
Nuestra opción fue reservar tres noches por la zona central de la Toscana (San Gimignano), tres noches en Florencia (desde donde fuimos a Cinque Terre) y una noche en Pisa.
El primero era un agriturismo. Para mí, si se va a la Toscana hay que dormir al menos algunas noches en uno. Son una especie de casas rurales pero que funcionan como hoteles, con acceso por caminos de tierra y con un encanto especial. Los hay distribuidos por toda la Toscana.
En Florencia nos decantamos por uno céntrico, a 3 minutos caminando del Duomo y en Pisa, lo cogimos pegado a la Piazza dei Miracoli. Acabamos el viaje satisfechos con la localización de los tres hoteles.

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El día comenzaba pronto, ya que teníamos que estar a las ocho de la mañana en el aeropuerto de Gerona, al que teníamos sobre una hora desde Barcelona. Tras un vuelo tranquilo de apenas una hora y cuarto, aterrizábamos en el aeropuerto Galileo Galilei de Pisa.
Como dije antes, habíamos reservado el coche con Green Motion, y en Pisa no están dentro del aeropuerto, sino en una población a 10 minutos. Ellos te recogen con una furgoneta en la misma parada donde cogen a todos los clientes de coches de alquiler y te llevan a su local.

Tras hacer todo el papeleo del alquiler y entregarnos las llaves de un Fiat Punto gris, pusimos rumbo hacia nuestro primer hotel. Nosotros tenemos un GPS de toda Europa, por lo que no necesitamos alquilar nada. Si no tenéis, yo creo que vale la pena porque hay mucha carretera comarcal y es fácil liarse.

Otra cosa a tener en cuenta cuando miréis las distancias a las ciudades, es que hay mucha carretera lenta. Las comarcales son de 70km/h y las peores de 50km/h, por lo que para hacer 60-70 km necesitas una hora más o menos. Hasta el hotel había 79 y tardamos una hora y 5 minutos.

El agriturismo que elegimos fue el Antico Casale (Localitá di Pian di Sala). Está a 10 minutos de San Gimignano y para llegar a él hay que atravesar unos tres km de camino de tierra en dirección a Pian di Sala. Teníamos reservada la habitación superior que era preciosa. El sitio es muy familiar, hay 4-5 trabajadores que se encargan de hacer todo.

FOTO: Habitación del Antico Casale

Tienen para desayunar y para cenar si haces reserva. Lo mejor del hotel, es la parte exterior, con unos jardines y una piscina de agua salada. Los jardines están impecables, perfectos para tomar unas copas de vino toscano sentados en unas butacas de madera.

FOTO: Zona de la piscina de agua salada

Destacar además, que llegamos cerca de las dos del mediodía, y que no habíamos comido. Pese a no preparar comidas, nos trajeron a la habitación dos copas de vino blanco y varias tostadas diferentes con jamón, queso y tomate para que saliésemos del paso.

FOTO: Aperitivo

Tras descansar un poco, comenzamos la ruta. El primer destino del viaje era Volterra. Como veníamos del viaje la puse para la primera tarde porque no estaba lejos. Hay unos 30 km desde San Gimignano y tardamos más o menos 35 minutos en llegar. Por el exterior está lleno de parkings y zona azul para poder dejar el coche.

Aparcamos junto al anfiteatro romano en la calle Francesco Ferrucci, y desde allí comenzamos la visita entrando por la porta Fiorentina. El anfiteatro es uno de los mejores conservados de Italia. Se sube por una escalera que lo rodea y se llega a una balconera desde donde se ve completo.

FOTO: Anfiteatro de Volterra

El primer contacto con los pueblos toscanos es una maravilla. Sus calles, su distribución, sus fachadas… todo hace que uno se traslade casi a otra época más antigua. Desde el anfiteatro subimos por la Vía Guarnacci en dirección al centro de Volterra. Decidimos primero dar un rodeo por la Fortezza Medicea y por la muralla medieval que envuelve a la ciudad. La Fortezza hoy en día se utiliza como cárcel.
Fuimos a por nuestro primer helado toscano y su fama no es para nada exagerada, están deliciosos!

FOTO: Calles de Volterra

Volterra, como casi todas las poblaciones toscanas medievales está localizada en lo alto de una colina, ya que era una manera de conseguir una mejor posición de defensa contra los ataques. Bajando por Viale dei Ponti desde la Fortezza, se puede observar un bonito paisaje, de todo el valle que rodea a la ciudad.
Ahora sí, nos dirigimos ya al centro, a la Piazza dei Priori. Justo cuando llegamos se puso a llover durante unos 10 minutos, así que nos pusimos a resguardo. En la Piazza se encuentra el Palazzo dei Priori, que ahora hace las funciones de ayuntamiento y que tiene la torre del Porcellino como campanario; el Duomo (Duomo es lo mismo que decimos aquí Iglesia) y el Baptisterio que tienen su entrada por la Vía Roma al otro lado de la Piazza.

FOTO: Vistas desde alrededor de la Fortezza

Después estuvimos un rato callejeando sin rumbo fijo y luego volvimos a bajar por donde habíamos subido hacia el coche, bajando por una escalinata metálica al lado del anfiteatro. A nosotros la visita a Volterra nos ocupó unas dos horas, así que a eso de las 6 poníamos dirección al segundo punto de la tarde; San Gimignano, el “Manhattan” toscano.

El trayecto era el mismo que habíamos hecho a primera hora de la tarde a la inversa, añadiéndole los 10 minutos que había desde nuestro hotel hasta San Gimignano. Cuando quedan 1-2 km para llegar, hay varios puntos donde pararse con el coche, desde los cuales se pueden obtener fotos muy buenas con las torres al fondo del pueblo. Como en Volterra, no se puede entrar con el coche si no eres residente, y hay varios parkings en los alrededores de la muralla. Nosotros lo dejamos en el P2 al final de la Vía dei Fossi, que queda justo al lado de la Porta de San Giovanni.

Entramos dentro de la zona amurallada, subiendo hacia el centro. La altura de las torres es increíble para la época en que fueron construidas. Actualmente tiene 15 torres, siendo la torre Grossa la más alta, aunque por lo visto en la Edad Media había hasta 72, con lo que el aspecto del pueblo sería similar a lo que nosotros vemos en cualquier skyline de las grandes ciudades.

FOTO: Rascacielos de piedra de San Gimignano

Subiendo por la Vía de San Giovanni se acaba pasando bajo el Arco dei Becci, que es la entrada a la Piazza della Cisterna. La plaza tiene un pozo antiguo en el centro, en el que la gente echa monedas y está rodeada por restaurantes y terrazas. En esta plaza está la famosa heladería Dondoli, campeones del mundo de helados en 2007 y 2009. El helado nos lo dejamos para después de cenar.
Pegada a la Piazza del Cisterna, está la Piazza del Duomo, con la Collegiata, el Palazzo del Podesta y la torre Grossa.

FOTO: Torre Grossa

Antes de cenar, estuvimos dando vueltas por las calles y callejones de San Gimignano hasta regresar a la Piazza della Cisterna. Entre los que había, elegimos que tiene la terraza más grande, el restaurante la Cisterna. Yo comí unos tallarines con una salsa de setas que fue el mejor plato de pasta que probé en todo el viaje.
Después de cenar, cogimos nuestros helados de la Dondoli y la verdad que es fácil describirlos; el MEJOR helado que he probado nunca, nocciola y chocolate. Con nuestros helados pusimos dirección a la Rocca.

FOTO: Anochecer desde la Rocca

Es una fortaleza que se encuentra en lo alto de San Gimignano. Cuando subimos estaba ya empezando a anochecer. Una vez allí, se puede subir a una de sus torres, obteniendo una panorámica del pueblo, las torres y el paisaje. Es como un patio de un castillo con una muralla y varias torres que lo rodean. Mientras estábamos allí acabó de anochecer, eran sobre las 10 de la noche, así que ya nos fuimos a buscar el coche y de regreso para el hotel.

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Para nuestro primer día completo en la Toscana, el plan era visitar Siena. Siena es una de las tres provincias que forman la Toscana, junto a Florencia y Pisa; por lo que es una de las ciudades principales.
El trayecto desde nuestro hotel eran unos 50 km, que tardamos 50 minutos en llegar ya que la primera parte es de carretera secundaria y después la autovía que llega a Siena tiene el asfalto bastante destrozado. Cuando llegamos a los alrededores, seguimos las indicaciones de Siena centro y acabamos aparcando en el sur de la ciudad, fuera de la muralla. Como en las anteriores, no se puede circular con el coche por dentro si no eres residente. Aunque ya sea una ciudad, las distancias siguen siendo muy cortas, así que seguramente aparcando en cualquiera de los parkings de la ciudad, la zona turística siga quedando bastante cerca.

Subimos por la Vía del Capitano, que lleva directamente a la Piazza del Duomo. Es muy pintoresco el detalle de las banderas en los balcones, representando cada uno de los barrios de la ciudad. Cada uno tiene un animal como símbolo y dan un colorido especial a las calles.

FOTO: Figura de la loba capitolina

Ya en la Piazza, la primera visión del Duomo es una maravilla. En la mayoría de los sitios dicen que el de Siena es más bonito que el de Florencia. Por fuera tendría mis dudas pero por dentro indudablemente sí que lo es. Seguido fuimos a la taquilla a por las entradas. La entrada es conjunta para Duomo+Baptisterio+Cripta+Museo del Duomo, así que se amortiza bastante.

FOTO: Duomo de Siena

Empezamos por entrar al Duomo. El interior, hecho con mármol blanco y negro es espectacular, así como la cúpula y la representación de las caras de los Papas que hay en la hilera superior. También llama la atención una baldosa enorme en la entrada representando a la loba de la ciudad, rodeada por los animales que eran los símbolos del resto de ciudades importantes de Italia en la antigüedad.

FOTO: Cúpula del Duomo

Tras el Duomo, nos metimos en la Cripta. Es muy pequeña y por sí sola seguramente no merezca la pena, pero al ir en la entrada conjunta pues adelante. No permiten hacer fotos dentro.
Junto al puesto de venta de los tickets está la entrada al museo del Duomo. Tiene un par de pisos y hay gran variedad de figuras, cuadros y libros. A no ser que se sea un gran fan del arte, se puede hacer rápida la visita hasta llegar arriba, donde se monta la cola para poder salir al tejado exterior del museo. Nosotros estuvimos unos 20 minutos esperando. No creo que haya mucha gente porque no está indicado por ningún sitio que se puede subir, así que si no se sube hasta arriba del todo del museo no se ve la cola. Se sube por una escalera estrecha y se acaba saliendo a una pasarela que caben unas 25 personas. Las vistas son muy bonitas, quedando a un lado el Duomo y la plaza y al otro una panorámica de la Piazza il Campo vista desde lo alto.

FOTO: Vista de la Piazza Il Campo desde el tejado del museo.

También se puede observar como toda la edificación de Siena es similar, con los techos de teja antigua y las fachadas en tonos anaranjados, rosáceos y marrones. Para mí, y eso que no soy nada amigo de las alturas, es imprescindible subir a lo alto del museo en la visita.

Bajando por unas escaleras que llevan a la parte posterior del Duomo, está una plaza pequeña en la que se encuentra la entrada al Baptisterio. Es más sencillo que la catedral y se puede decir lo mismo que para la cripta, ya que la entrada es conjunta pues se entra a ver el interior pero para mí no tiene nada destacable. La visita a todo el conjunto del Duomo nos ocupó unas dos horas y media. Dependiendo del interés sobre todo por las obras del museo pues se puede tardar más o menos.

Hacia la una del mediodía bajamos para la Piazza il Campo. No hay ni dos minutos desde la plaza del Baptisterio caminando. La plaza seguramente no se pueda comparar en belleza con otras famosas como la Piazza San Marco de Venecia o Grand Place de Bruselas; pero tiene algo especial que la diferencia. El diseño inclinado en todas las vertientes de la plaza y su forma de semicírculo hacen de ella una plaza especial. En esta plazo se lleva acabo la carrera del Palio el 2 de julio y 16 de agosto de cada año, que es una carrera de caballos donde compite un representante de cada barrio de la ciudad y donde los caballos no llevan montura.
Nadas más llegar decidimos comer allí. En toda la parte del círculo está llena de pizzerías y restaurantes de pasta. Mucha gente opta por coger un trozo de pizza al taglio y sentarse en la zona inclinada de la plaza a comérsela. Nosotros optamos por sentarnos en una de las pizzerías y la verdad que no nos arrepentimos para nada.

FOTO: Piazza Il Campo

Nos colocaron en primera fila de plaza, así que degustar las pizzas que por cierto estaban riquísimas, justo enfrente de la Torre Mangia de la plaza estuvo genial. Como íbamos bien de tiempo nos tomamos con mucha calma la comida. La verdad que es un sitio para sentarse con tranquilidad a pasar el rato.
En la Piazza, está la Fonte Gaia, pequeña y adornada con figuras de lobas y de mujeres. El Palazzo Publico es el edificio principal, unido a la Torre Mangia.

FOTO: Fuente Gaia

A la torre se puede subir, pero nosotros lo descartamos ya que es de pago y ya habíamos visto Siena desde lo alto en el museo. Por último, nos sentamos a pasar un rato en la zona inclinada de la plaza antes de retornar hasta el coche.

FOTO: Torre Mangia

Hacia las 4 de la tarde salíamos de Siena. La segunda parada del día estaba camino hacia casa y ya habíamos pasado por su desvío por la mañana. Monteriggioni se encuentra a sólo 17 km de Siena por la autovía así que en menos de 20 minutos ya estábamos allí.
Monteriggioni es uno de los pueblos amurallados mejor conservados de la Toscana. Es mucho más pequeño que cualquiera de los que habíamos visto hasta ahora ya que tiene una calle principal que va de lado a lado y unos pocos callejones que salen de ella. Aparcamos en el parking de pago que hay en la entrada.

FOTO: Vista exterior de Monteriggioni

Por una escalera se llega a la rampa de entrada al pueblo. En este sí que la sensación es de estar entrando en un castillo medieval por lo bien conservado que está. La muralla tiene 14 torres de defensa en su estructura. Por la calle principal se llega en 50 metros a la plaza central, donde hay un par de restaurantes y alguna tienda de recuerdos.
El pueblo en sí es lo que vale la pena de ver. Es difícil encontrar algún pueblo más que esté tan parecido a como debía ser hace siglos. Estuvimos descansando un rato en unos jardines que hay, tomando un refresco.

FOTO: Interior de Monteriggioni

FOTO: Interior de Monteriggioni

Por toda la zona sur y norte de la muralla, han puesto unas pasarelas metálicas para poder subir y caminar como si fuésemos el vigía de la muralla. Se saca una entrada muy barata que sirve para subir a ambos lados de la muralla. Las vistas son muy buenas y por 2€ que valía, puedes darte un buen paseo por la muralla. La parada en Monteriggioni duró alrededor de una hora y media.

A eso de las 6 de la tarde arrancábamos hacia el hotel. Nos quedaban por deshacer 26 km de los que habíamos hecho por la mañana, así que en 35 minutos estábamos en el Antico Casale.
Esa noche optamos por cenar en nuestro hotel así que reservamos para las 9. Hasta la cena, pedimos un par de copas y una botella de vino blanco y nos sentamos en unas butacas que tenían junto a la piscina a disfrutar de la tranquilidad de estar en medio del bosque.
La cena estuvo muy bien; embutidos, quesos, vino, ensalada y carne. Muy completa y deliciosa. El punto final perfecto a un muy buen día.

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