Budapest (Hungria),Bratislava(Eslovaquia),Viena y Mauthausen(Austria) ✏️ Blogs de Europa Este

Teníamos una semana libre en febrero y decidimos visitar Budapest, Viena y Bratislava. El viaje lo realizamos en nuestro coche.
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Salimos de Múnich hacía Budapest. Teníamos unos 682 kilómetros por delante. Por el camino paramos a comprar la vignette para Austria de 10 días (8,50 euros) Eslovaquia 10 días (10 euros) y Hungría 7 días (10,73 euros).
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A diferencia de las otras vignettes, la de Hungría no es una pegatina que se fija en el parabrisas sino que los datos quedan reflejados en un programa informático enlazado a las cámaras de la autopista y te entregan un justificante de pago donde figura la matricula. Fijaos que os pongan bien el número y letras de la matrícula, pues a unos amigos les llego una multa porque los datos de la matricula estaban mal y entonces no figuraba como que hubiesen pagado. A pesar de reclamar y enviar el recibo, las autoridades húngaras no se bajan del burro y les piden que paguen la multa.

La moneda oficial de Budapest es el florín húngaro (HUF). Para ver el tipo de cambio oficial, podéis entrar en www.mnb.hu/. Cuando estuvimos nosotros el cambio era 1 euro = 308,64 HUF (Florín húngaro). Existen billetes de 1.000, 2.000, 5.000, 10.000 y 20.000 florines. Las monedas en circulación son de 5, 10, 20, 50 y 100 florines.
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En el centro de la ciudad no hay ningún problema para encontrar bancos y cajeros automáticos. Sin embargo, suele ser preferible cambiar euros a sacar dinero desde el cajero automático. Para hacerse con HUF, lo ideal es hacerlo en algún puesto de cambio. Es mucho más conveniente que cambiar el dinero en cualquier banco, en un banco en España, en el aeropuerto o en el hotel.

No hicimos uso del transporte público en ningún momento. Todos los recorridos y visitas fueron a pie, por lo que no puedo dar información de los autobuses ni tranvías. Fueron bastantes kilómetros cada día pero es una ciudad que se puede patear y tener de esta forma la oportunidad de encontrar lugares que de otro modo no podrías ver.

Existe la Budapest Card, pero a nosotros no nos resultó interesante. Podéis mirar en su web por si a vosotros os conviene.

En lo que respecta a la gastronomía, ésta se caracteriza por el uso de las especias, las raciones generosas y con precios más económicos que en otras capitales. El plato más conocido es el gulasch. Hay variedad de restaurantes y de los que visitamos tuvimos buena experiencia.

LLegamos por la tarde -noche por lo que nos fuimos al apartamento a descansar y preparar la jornada del día siguiente.

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Nos levantamos temprano ya que teníamos reservada la visita en español al Parlamento para las 10:15 horas. Las entradas las habíamos comprado con antelación por Internet a través de su web. www.jegymester.hu/ De este modo evitaréis las colas.
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Es el mayor edificio del país, se erige en la orilla del Danubio, en V. Kossuth tér 1-3, y es un símbolo de Budapest. Se trata de una construcción neogótica inspirada en el de Londres, con 691 dependencias, una longitud de 268 metros y con una cúpula que se eleva hasta los 96 metros. Cuando llegamos, la zona estaba en obras, por lo que las fotos no fueron como hubiésemos querido.

El interior está decorado con mármol y oro. En ambos lados de la escalera exterior se encuentran dos estatuas de leones. Las columnas están hechas de granito bermejo de 6 metros de altura y pesan 4 toneladas cada una. En el techo se pueden observar las pinturas alegóricas de Károly Lotz como la "Apoteosis de la legislación" y la "Glorificación de Hungría". Subimos por la alfombra roja de la escalera principal. En el descansillo central se puede ver un relieve del arquitecto Imre Steindl, diseñador del edificio.

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Visitamos la Sala de la Cúpula, en la que se puede apreciar el interior de la cúpula y se exponen diversas estatuas de los reyes de Hungría. Destaca una vitrina custodiada por dos guardias en la que se guardan la corona, el cetro, el obre y la espada de estilo renacentista pertenecientes a San Esteban, el primer rey de Hungría.
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Luego fuimos a la Antigua Cámara Alta, actualmente utilizada sólo con fines turísticos, ésta es la sala en la que todos pensamos al imaginarnos el Parlamento. En el ala sur se encuentra su gemela, la sala del Consejo de los Diputados.
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Como curiosidades, podemos destacar los ceniceros numerados para que los diputados dejasen sus puros antes de entrar al hemiciclo, pues antes estaba permitido fumar y el sistema de refrigeración a través de unas rejillas que están debajo de los asientos (llenaban recipientes con hielo para enfriar el aire del edificio).
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Fuera, en la plaza Kossuth se levanta un enorme edificio que da a cuatro calles y que alberga el Ministerio de Agricultura. También encontramos el museo etnográfico.
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En la ribera del Danubio cerca del parlamento hay una escultura con un significado especial. Sesenta pares de zapatos componen este monumento creado en recuerdo de los cientos de judíos que fueron ejecutados a finales de la 2ª guerra mundial en Budapest. Eran llevados hasta la orilla del Danubio, obligados a descalzarse (los zapatos eran un bien preciado, que podían ser utilizados por los soldados o venderse), atados por parejas y uno de ellos recibía un disparo (para ahorrar munición), de forma que ambos caían al Danubio, donde el otro moría ahogado (o ambos si el disparo no había sido mortal).
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Nuestro siguiente punto para visitar es el Puente de las cadenas. En el camino y cerca del Parlamento, paramos para hacer unas fotos al monumento a Imre Nagy, político que ocupó diversos ministerios y llegó a ser primer ministro y a un típico tranvía.
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Paseamos por la zona del Puente de las cadenas, oficialmente conocido como Puente Széchenyi en honor a su creador, el conde István Széchenyi. Resulta muy bonito, sobre todo de noche cuando está iluminado. Es el puente más antiguo de Budapest y el primero que unió Buda con Pest. Fue destruido en la II guerra mundial y reconstruido en 1949 pasando a ser un símbolo nacional. Cuenta la leyenda que un zapatero el día de la inauguración comentó que los leones no tenían lengua y la gente empezó a reírse. El autor de las esculturas se sintió tan mal por el error que se tiró al Danubio.
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Cerca se encuentra la figura en bronce de un duende.
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Frente al puente está el Palacio Gresham, edificio de art nouveau donde actualmente está el exclusivo hotel Four Seasons.
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Más tarde nos dirigimos hacia la Basílica de San Esteban, el edificio religioso más grande de Hungría, cuyo nombre hace honor al primer rey de Hungría, Esteban I. Situada en Szt. István tér, V, se dice que puede albergar en su interior a más de 8.500 personas. De estilo neoclásico y con una planta de cruz griega, su base mide 55 metros de ancho por 87 metros de largo y la altura de la cúpula son 96 metros, siendo el punto más alto de Budapest junto al edificio del Parlamento. Cuenta con dos torres gemelas a modo de campanarios; en la torre derecha se encuentra la campana más pesada (con nueve toneladas de peso) y grande de Hungría; la anterior, de 8 toneladas, fue fundida durante la II Guerra Mundial. En el interior se encuentra una de las reliquias sagradas más importantes del país, su mano derecha.

La entrada es “gratuita “, previa donación obligatoria de unos 2 euros. Para ver el tesoro o subir a la torre se requiere otro pago adicional.
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En todas las ciudades hay un monumento que si lo frotas da suerte y Budapest no iba a ser menos. Se trata de un policía de la época imperial muy barrigón y quien le toque la barriga tendrá la suerte de no engordar. Los lugareños dicen que tocar el bigote también trae buena suerte. Su ubicación es muy cercana a la Basílica de San Esteban, en Október utca.
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Luego nos dedicamos a recorrer Váci Utca (Calle Váci), la calle más importante de Budapest junto con la Avenida Andrassy. Es una calle peatonal que forma parte del corazón turístico y comercial de Budapest. Se encuentra situada de forma paralela al Danubio, entre la Plaza Vörösmarty y el Gran Mercado Central o Nagy Vasarcsarnok (el más grande de los cinco mercados que se abrieron en la ciudad a finales del siglo XIX).
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Como era la hora de comer entramos al restaurante Fatal que está en esta calle en el nº 67.
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Después cruzamos el puente y vamos hacia la cima del monte de Gellert, en Buda. Aquí se encuentra el Balneario Gellert, probablemente el más conocido de la ciudad. Su piscina principal ha salido tanto en revistas como en anuncios de televisión (el clásico anuncio de "cuerpo danone" se rodó allí). Nosotros atípicamente no entramos a ningún balneario. Aunque si queréis daros un buen baño, recomiendan el Balneario Széchenyi, uno de los recintos termales más grandes de Europa y el balneario Rudas, considerado uno de los baños turcos más bonitos del mundo. Fueron construidos a mediados del siglo XVI durante la ocupación otomana.
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En la ladera sur del Monte Gellért, se encuentra la iglesia rupestre inspirada en el Santuario de Lourdes. Está excavada en las entrañas de la colina, algo que la convierte en un santuario muy especial. En el interior, además de la belleza de la construcción en sí misma, cabe destacar una copia de la Virgen Negra de Czestochowa y una pintura de San Kolbe, un monje polaco que dio su vida para proteger a otros prisioneros en el Campo de Concentración de Auschwitz.
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Después empezamos la subida hacia la Ciudadela, el punto más alto de Budapest y desde donde se consiguen las mejores vistas de la ciudad. Fue construida en 1854 por los Habsburgo como edificio de vigilancia. La fortaleza mide 220 metros de largo, 60 metros de ancho y sus muros miden 4 metros de altura. Al acabar la Gran Guerra, los húngaros quisieron destruirla, pero en 1960 se declaró lugar de interés turístico. Hay miradores desde los que las vistas son impresionantes, un restaurante, unos puestos a modo de mercadillo y el edificio de la fortaleza.
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Aquí se encuentra también la Estatua de la Libertad es una estatua de bronce de 14 metros de altura se encuentra sobre un pedestal de 26 metros y sostiene una hoja de palmera erigida en 1947 en memoria de la conquista soviética de Hungría durante la Segunda Guerra Mundial. Su ubicación sobre la colina Gellért lo convierte en un rasgo destacado de la ciudad de Budapest.
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Ya había empezado a anochecer y un poco cansados emprendimos el camino de vuelta hacia el apartamento que lo teníamos muy cerca de la ópera. Antes paramos a reponer fuerzas en la pastelería Gerbaud (Vörösmarty tér.), la más famosa de Hungría. Fue fundada en 1858 por Henrik Kugler y desde entonces sus pasteles y tartas han ido haciéndose cada vez más conocidos. Su cafetería tiene más de 300 sillas, y la terraza exterior tiene un tamaño similar. El precio de un café o un chocolate ronda los 750 florines, al igual que el precio de las raciones de tarta. Gracias a la pasión de los húngaros por los dulces, Budapest cuenta con algunas de las mejores pastelerías y cafeterías de Europa. El sitio al igual que el pastel nos gustó mucho.
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Hoy domingo tempranito nos dirigimos hacia la Sinagoga en la calle Dohány. Recibe muchos otros nombres: La Gran Sinagoga, La Sinagoga Dohány o la Sinagoga del Tabaco, ya que dohány significa tabaco.

Recordad que los sábados están cerradas las sinagogas. Compramos las entradas y comenzamos la visita.

Es la segunda más grande del mundo, con 53 metros de largo, 26 de ancho y con asientos para 2.964 personas, 1.492 hombres y 1.472 mujeres. Los asientos del piso principal están destinados a los hombres, mientras que la galería superior contiene los asientos femeninos. Fue construida entre 1854 y 1859 siguiendo el diseño del arquitecto vienés Ludwig Forster. Fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial y se pudo reconstruir gracias a donativos. Por ejemplo, el actor Tony Curtis, cuyos padres habían nacido en Budapest, creo una fundación para recaudar fondos. La reconstrucción duró 3 años y contó con la donación de 5 millones de dólares americanos por parte de Estée Lauder, hija de una inmigrante judía húngara.
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Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis hicieron de los alrededores de la sinagoga un gueto judío. Desde este lugar muchos judíos fueron enviados a los campos de exterminio. Fue usada como base de radio alemana y como establo durante la Segunda Guerra Mundial. La guía nos explicó que se la conoce como la “sinagoga católica” ya que su decoración recuerda mucho a la de una iglesia. Esta comparación se hace especialmente porque tiene dos púlpitos y un altar, algo que no ocurre con el resto de sinagogas del mundo. Además, la ostentosa decoración del interior con oro y grandes lámparas es más cercana a la de una catedral. El edificio está compuesto por tres espaciosas y muy decoradas naves, dos balcones y, de manera extraordinaria, un órgano. El arca contiene varios rollos de torás salvados de sinagogas destruidas durante el Holocausto.

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En el exterior hay un cementerio. De acuerdo con las tradiciones judías, los cementerios no pueden estar en las instalaciones de las sinagogas, pero debido a que la sinagoga era parte del gueto judío, el complejo tuvo que dar refugio a parte de la comunidad judía que no tenía hogar en el interior del gueto. Esto implicó que debido a la mortalidad por la hambruna de invierno de 1944 -1945, junto con el frío extremo que asoló el gueto, más de 2.000 personas tuvieran que ser enterradas en las instalaciones de la sinagoga, pese a que esto va contra las tradiciones del pueblo judío.
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También vimos el "Raoul Wallenberg" (parque memorial), en el patio trasero, que contiene el Memorial a los mártires judíos húngaros (al menos 400.000 judíos húngaros fueron asesinados por los nazis). Hay una escultura similar a un sauce llorón, el Árbol de la Vida, construida en 1991, en el que cada hoja de acero lleva escrito el nombre de un judío asesinado durante el Holocausto.
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La guía nos contó sobre Ángel Sanz-Briz, llamado el Ángel de Budapest (Zaragoza, 28 de septiembre de 1910 – Roma, 11 de junio de 1980), un diplomático español destinado durante la Segunda Guerra Mundial en Hungría (en este conflicto, España se mantuvo como no beligerante). En 1944, contribuyó a salvar la vida de unos cinco mil judíos húngaros durante el Holocausto, proporcionando pasaportes españoles, en un principio a judíos que alegaban origen sefardí en virtud de un antiguo Real Decreto de 1924 del Directorio militar de Primo de Rivera, y, posteriormente, a cualquier judío perseguido. Por estos hechos, fue reconocido por Israel como Justo entre las Naciones. Recientemente TVE emitió la película.

En el patio hay una lápida con nombres de personas que ayudaron a salvar a judíos del gueto de Budapest durante la Segunda Guerra Mundial. Como curiosidad, cabe decir que la lápida está rodeada de piedras en lugar de flores, una costumbre del pueblo judío ya que las flores se marchitan mientras las piedras perduran en el tiempo. Existen otros motivos y leyendas que explican el uso de las piedras, pero éste es uno de ellos.
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Vista la sinagoga marchamos al castillo de Buda. El castillo también es conocido como Palacio Real, ya que antiguamente fue la residencia de los reyes de Hungría. Actualmente, alberga la Biblioteca Széchenyi, la Galería Nacional Húngara y el Museo de Historia de Budapest. Aquí pudimos ver el cambio de guardia.
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Se puede subir andando por las escaleras que salen al lado del Puente de las Cadenas, en el funicular Budavári Sikló o por la cuesta que comienza a la izquierda del funicular. Aunque es un trayecto cortito merece la pena tomarlo. Nosotros subimos en el mismo y bajamos andando.
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Dimos un bonito paseo viendo:
La iglesia de Nuestra Señora, la iglesia católica más famosa de Budapest, aunque su apodo actual de "Iglesia de Matías" lo recibió por el rey húngaro Matías Corvino, quien hacia 1470 restauró y reformó la iglesia. Es uno de los más hermosos templos de arquitectura ecléctica de Hungría y está cerca de la estatua de la Santísima Trinidad, construida para conmemorar la epidemia del año 1709.
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El Bastión de los Pescadores es un mirador desde donde se puede contemplar Pest en todo su esplendor. Desde aquí se consiguen las mejores vistas del Parlamento de Budapest. La construcción finalizó en 1902, tras casi dos décadas de obras. Sus siete torres conmemoran a las siete tribus fundadoras Hungría. En la fortaleza hay una estatua de Esteban I a caballo.

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Para comer elegimos un restaurante cercano al apartamento y a la Ópera que era nuestra siguiente visita. El restaurante se llama VakVarjú Étterem ( Budapest, Paulay Ede u. 7, 1061 ) y nos sorprendió gratamente.
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La visita la escogimos en español y en total éramos cinco personas. Una pareja de argentinos y nosotros.
La Ópera Nacional Húngara se encuentra en VI., Andrássy út 22. Se inauguró en 1884, se consideraba a nivel europeo como uno de los más destacados teatros de la ópera de la época. Tiene una de las mejores acústicas del mundo. Fue abierta en 1884 en presencia del Emperador Francisco José I albergó una capacidad para 2.400 espectadores, rivalizando en su momento con la Wiener Staatsoper (Ópera de Viena). Nos contó el guía que cuando la vio Francisco José ya no quiso volver al ver que era más bonita que la de Viena.
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Los proyectos de estilo clasicista y neo renacentista se deben al mayor arquitecto húngaro del siglo XIX, Miklós Ybl. Es una joya turística digna de ver. La fachada ya es impresionante, en las hornacinas que tiene a cada lado están las figuras de los dos compositores húngaros más famosos, Ferenc Erkel y Franz Liszt.
También nos enseñó el palco de Sissi que no es desde donde mejor se ve el escenario sino que es el mejor sitio para que los asistentes la vieran a ella. Debajo de cada palco está escrito el nombre de una ópera representada allí. Sissi fue una enamorada de Budapest y sus habitantes aún muestran un gran cariño hacía ella, así que no es de extrañar que plazas, calles y hoteles lleven su nombre.
La visita comienza en el vestíbulo, seguimos por la escalinata principal, vemos el palco real decorado con esculturas que simbolizan las voces operísticas: soprano, alto, tenor y bajo. En el techo hay un fresco que representa los dioses del Olimpo. En el centro hay una araña de bronce de tres toneladas, espectacular! Cuando tienen que limpiarla o cambiar una bombilla nos dijo el guía tardan toda una mañana puesto que se hace de forma manual.
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Barajamos la posibilidad de asistir a una ópera pero la que ofrecían ese día la habíamos visto recientemente en Múnich.
Terminamos la visita y empezamos a recorrer la Avenida Andrássy, que destaca por las bellas fachadas de sus casas y palacios renacentistas, hasta la Plaza de los Héroes. Ambos forman un conjunto arquitectónico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Esta plaza se encuentra en XIV Parque Municipal. Cuenta con una columna central del monumento al Milenario en la que el arcángel Gabriel sostiene la Santa Corona y la cruz apostólica. Tras la columna hay dos series de estatuas que representan a los líderes de las siete tribus fundadoras de Hungría. El edificio más representativo de la Plaza de los Héroes es el Museo de Bellas Artes.
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Después de la Plaza está el parque de la Ciudad, también conocido como Parque Városliget, es el principal lugar de esparcimiento de los aquincenses (gentilicio de los habitantes de Budapest). Con unas dimensiones de 1.400 por 900 metros, es uno de los primeros parques públicos que se creó en el mundo. Inicialmente, fue un recinto de caza que usó la nobleza durante años. Posteriormente se fue transformando en el parque que es hoy. Dentro del parque está el Balneario Széchenyi y el Castillo Vajdahunyad.

El Castillo Vajdahunyad, fue construido inicialmente en madera para la Expo de 1896. Al terminar el evento fue reconstruido en piedra. Su arquitectura es una copia de otros edificios existentes en Hungría. Dentro del castillo hay un museo de agricultura y una iglesia, tan bonita como pequeña. En su interior encontramos la estatua de Anonimus. Dice la leyenda que si tocas el lápiz que tiene serás un escritor famoso. Nosotros allí encontramos a un violinista que nos hizo hacernos fotos con su violín. Le dimos una propina que era lo que esperaba…
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En el Parque de la Ciudad también encontraréis un lago en el que, dependiendo de la época del año en la que visitéis la ciudad, podréis o alquilar una barca o patinar sobre hielo. Como nosotros fuimos en febrero había una pista de patinaje.
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A la vuelta entramos a ver una estación de metro.
El metro de Budapest es el segundo más antiguo de Europa y, concretamente, la línea 1, construida en 1896, ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad.
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