Idioma: English Español
Mostrar/Ocultar Blogs / Diarios
Mostrar/Ocultar Fotos / Pics
Blogs 
Sudáfrica: 5.000 km desde Johanesburgo a Ciudad del Cabo

Sudáfrica: 5.000 km desde Johanesburgo a Ciudad del Cabo ✏️ Blogs de Sudáfrica Sudáfrica

Diario de un viaje por Sudáfrica, en coche de alquiler
Autor: Victormiguel  Fecha creación:  Puntos: 4.1 (9 Votos)
Etapas 1 a 3,  total 4
 1  2  siguiente siguiente

Preliminares y breves pinceladas de Sudáfrica

Preliminares y breves pinceladas de Sudáfrica


Localización: Sudáfrica Sudáfrica Fecha creación: 18/11/2015 14:39 Puntos: 0 (0 Votos)
A. EL MOTIVO
Nos gustan mucho los animales salvajes, y siempre habíamos querido realizar un safari fotográfico en algún lugar de África, en busca de esa fauna exótica que, en tantas ocasiones, hemos visto en documentales de la 2, pero hasta ahora no nos lo habíamos planteado seriamente, por el importante costo económico de los safaris en Kenia o Tanzania, los más conocidos.
Navegando por Internet, me encontré con el blog de una pareja de viajeros, que acababa de visitar Sudáfrica por su cuenta, alquilando un coche para recorrer gran parte del país a su aire y comprobé, con alegría y excitación, lo fácil y relativamente económico que es viajar por él, y visitar sus parques nacionales, con el añadido de que no es necesario ningún tipo de visado, siendo suficiente con el pasaporte en vigor.
Inmediatamente se lo comenté a Rosi, y cuando me dijo que "adelante", comencé a buscar vuelos, hasta que encontré un Valencia-Paris-Johannesburgo de ida y un Ciudad del Cabo-Ámsterdam-Alicante de vuelta, a 650 € por cabeza (el día anterior estaba a 600 €), así que no me lo pensé y con el clic de "aceptar", se iniciaba una más que apasionante aventura que nos llevaría a recorrer más de cinco mil kilómetros por el llamado país del Arco Iris.

B. FICHA TÉCNICA
1. El Plan
Después de estudiar atentamente varios diarios de viaje, consultar diversos foros de viajes, algunos excelentes, que existen en Internet, dudar muchas veces y corregir otras tantas, conseguí elaborar un plan de viaje que, aunque flexible, seguimos casi totalmente en su integridad, lo que significa que la planificación resultó bastante acertada.
La idea era llegar a Johannesburgo, y sin visitar esta enorme ciudad que no tiene gran interés, alquilar un coche que nos llevara a las inmediaciones del Parque Nacional Kruger, a unas 4 horas de distancia. Allí pasaríamos una semana, y después, nos dirigiríamos a la costa del Índico, atravesando Suazilandia, un país que parece sacado de la peli "El Príncipe de Zamunda" .Una vez en la costa, "bajaríamos" hasta encontrarnos con el océano Atlántico muy cerca de Ciudad del Cabo, punto final del viaje, recorriendo la llamada Wild Coast, y la espectacular Garden Route.
Contábamos con 25 días para realizar el plan.

2. Fecha del viaje
Del 23 de septiembre al 20 de noviembre de 2015. Comienzo de la primavera en el hemisferio austral. Tiempo en general muy bueno, con escasas lluvias.

3. Itinerario
1. Alicante-Valencia-Paris -Johannesburgo.
2. Johannesburg- Sabie
3. Sabie-Kruger Park-Phalaborwa
4-9. Kruger National Park
10. Kruger National Park-Komatipoort
11. Komatipoort- Hlane National Park (Suazilandia).
12. Hlane National Park-Santa Lucia. Llegamos al Océano Índico.
13. Santa Lucía.
14. Santa Lucía-Imfolozi Park.
15. Imfolozi Park-Durban.
16. Durban- East London. Recorremos la Wild Coast.
17. East London-Addo Elephant Park.
18. Addo Elephant Park.
19. Addo Elephant Park- Storms River Mouth. Comenzamos la Garden Route.
20. Storms River Mouth- Wilderness.
21. Wilderness- Swellendam. Nos alejamos momentáneamente de la costa.


22. Swellendam-Gaansbaii. De nuevo llegamos al Océano Índico.



23. Gaansbaii- Bettys Bay.
24- Bettiys Bay-Ciudad del Cabo. Pasamos del Índico al Atlántico.
25. Ciudad del Cabo.
26. Ciudad del Cabo. Por la noche, Ciudad del Cabo-Ámsterdam.
27. Ámsterdam-Alicante.

C. EL PAÍS.
Sudáfrica tiene 1.200.00 km2, unas dos veces la superficie de España y está rodeado por 2.800 km de costa de los océanos Atlántico e Índico. Presenta una gran diversidad biológica, étnica, cultural, lingüística y religiosa, por lo que se le conoce como la nación del Arco Iris.
Es el país más rico de África, y representa casi el 25 % del producto interior del todo el continente. Se hablan once idiomas, dos de los cuales son de origen europeo, el afrikaans que proviene directamente del holandés, y que tiene aportaciones del inglés, portugués, malayo y de las lenguas zulúes, usado fundamentalmente por la población blanca, y el inglés, que prácticamente habla todo el mundo.
Fueron precisamente holandeses y británicos, los que se disputaron el país durante siglos, debido sobre todo a su extraordinaria riqueza minera: diamantes, platino, oro, uranio, fosfatos, níquel etc., etc. El desenlace final de estos enfrentamientos fueron las llamadas guerras anglo-boers, tras las que el país quedó en manos de los británicos. A pesar de ello, los descendientes holandeses consiguieron en 1.910 una fuerte autonomía dentro del Imperio Británico, lo que sirvió a la élite afrikáner para desarrollar una serie de políticas, que, por un lado llevarían a la independencia en 1.961 y, por otro, a la consolidación del régimen de apartheid que duró hasta los años 90.
En la actualidad, la población negra o mestiza supone el 85% de los 50.000.000 de habitantes que tiene. Los blancos suponen el 10%, y el 5% restante pertenece a otras etnias, fundamentalmente indios.

El apartheid
El apartheid (separación en idioma afrikaans), fue un sistema de segregación racial implantado en Sudáfrica por la minoría blanca. En teoría, el sistema consistía básicamente en la división de los diferentes grupos raciales (blancos, negros, mestizos e indios) para promover el "desarrollo", aunque en realidad el propósito era conservar el poder por parte de dicha minoría, en ese momento, el 20% de la población, que temía perder su posición de privilegio. Aunque fue efectivamente practicado durante siglos por los colonos blancos de origen holandés (los llamados boers o afrikáners), contra la población negra, no fue hasta 1948, cuando el Partido Nacionalista Afrikáner lo formalizó jurídicamente, con leyes redactadas para respaldarlo. La legislación fijaba los lugares de asentamiento de cada grupo, los trabajos que podían realizar, y el tipo de educación que podían recibir. También prohibía casi cualquier tipo de contacto social entre las diferentes razas, así, no podía haber matrimonios mixtos, no podían bañarse en las mismas playas, no podían usar los mismos medios de transporte, obligaban a la agrupación de los negros en zonas negras o bantustanes, etc. El tipo de enseñanza era completamente distinta y, por supuesto, separada, de forma que los "no blancos" recibían una inferior educación, aunque gracias sobre todo a las escuelas religiosas, algunos sudafricanos de raza negra recibían educación superior, e incluso había una universidad "para negros", la de Fort Hare, donde estudió Nelson Mandela.
Para mantener la separación, y que esta fuera efectiva, había un sistema de cartillas de control o pases que todo negro sudafricano estaba obligado a llevar, y limitaba su acceso a las zonas para blancos. Las personas blancas que se oponían abiertamente a apartheid eran consideradas comunistas, y fuera de la legalidad. El gobierno sudafricano decretó estrictas medidas de seguridad, convirtiendo al país en un estado policial, que originó continuas protestas por parte de los población negra, aunque no lograron derrotarlo hasta 1.994, cuando se realizaron las primeras elecciones libres, ganadas por el Congreso Nacional Africano de Nelson Mandela, gran artífice, junto a Desmond Tutú, arzobispo anglicano de Ciudad del Cabo, de que la transición hacia la progresiva igualdad y la democracia se hiciera de una manera tranquila y sin violencia (hecho que
particularmente me asombra, porque después de observar "in situ" las tremendas desigualdades existen en la actualidad, no me quiero imaginar cómo sería en los años duros del apartheid). En efecto, muchos años después del fin de la segregación, la situación actual de Sudáfrica es sumamente complicada. La minoría blanca ha perdido el control político, pero continúa teniendo la mayoría de los recursos económicos, además del capital intelectual, ya que son ellos los que acceden a los mejores colegios y universidades. Cuando el CNA de Mandela llegó al poder, las presiones del FMI Y del Banco Mundial impidieron una verdadera redistribución de las riquezas. Sudáfrica entraba en el mercado mundial, donde separarse de la "ortodoxia" impuesta por los organismos multilaterales de crédito implica el “castigo” a los “malos alumnos”, tal como estamos viendo actualmente en Europa. Parece quedar muy lejos la promesa de Mandela de que las necesidades básicas de vivienda, agua potable y electricidad se cubrirían por medios de programas públicos.
En cualquier caso, las diferentes políticas llevadas a cabo por el CNA, han producido mejoras en las condiciones de vida en muchas regiones, y originado la aparición de una incipiente burguesía negra, si bien la desigualdad entre las distintas clases sociales es todavía muy grande, comparada con los estándares occidentales.

D. EL BIG FIVE
EL sueño de cualquier persona a la que le gusten los animales, y realiza un safari fotográfico en África, es poder ver en alguna ocasión, a los integrantes del llamado Big Five (5 grandes), un selecto grupo de mamíferos en el que se encuentran el Elefante, el Rinoceronte, el Búfalo, el León y el esquivo Leopardo. Conozco casos de personas que han realizado carísimos safaris en las sabanas kenianas o tanzanas, que no han conseguido verlos todos. Incluso en el inmenso Kruger National Park, hay gente que no completa el quinteto. Pues bien, nosotros, los hemos visto en varias ocasiones, lo cual nos ha causado una enorme satisfacción.

E. KRUGER NATIONAL PARK
El Parque Nacional de Kruger, es la mayor reserva de animales de Sudáfrica, y cuenta con una superficie de 18.989 km², aproximadamente el tamaño de la provincia de Ciudad Real. Tiene cerca de 350 km de norte a sur y 55 km de este a oeste. Alberga más de 500 especies de aves, 100 de reptiles, casi 150 de mamíferos y una diversidad extraordinaria de árboles y flores. No es de extrañar que sea el parque nacional insignia del país. Gestionado por Sansparks, la entidad que controla los parques nacionales de Sudáfrica, posee 21 campamentos denominados públicos, con todo tipo de comodidades y precios razonables, así como varias zonas privadas designadas para safari, e incluso algunas en las que se puede cazar. En ellas se encuentran los carísimos lodges de lujo, tipo Kenia o Tanzania.
En 2004 se estimaba que vivían en él los siguientes animales:
25.000 búfalos africanos
350 rinocerontes negros
32.000 cebras
200 guepardos
9.000 jirafas
3.000 hipopótamos
170.000 impalas
1.000 leopardos
2.000 leones
11.670 elefantes de las sabanas
2.000 hienas manchadas
5.000 rinocerontes blancos
17.000 ñúes
El parque tiene varias puertas de entrada y salida (abiertas de 6 de la mañana a 6 de la tarde), y está perfectamente preparado para soportar la circulación de cualquier coche (no hace falta llevar un 4X4), con pistas asfaltadas, o de tierra, pero todas ellas muy bien arregladas. Hay indicaciones en cada cruce, y es muy recomendable comprar el completísimo mapa de carreteras del parque.

Los Campamentos Públicos.
Estos campamentos electrificados, están abiertos, en función de la estación en que nos encontremos, de 5-6 de la mañana a 6-6,30 de la tarde. A partir de esas horas, solo se puede salir en los llamados game-drive, salidas organizadas en vehículos especializados, que cuentan con un conductor-guía, en las que puedes ver a los animales por la noche, al atardecer, e incluso ir andando por la sabana, acompañado de rangers con armas. Los precios del alojamiento en estos campamentos, van desde los 10 € persona, si llevas tu tienda de campaña, a los 70-80 de una cabaña para dos personas con todas las comodidades.
De los 21 existentes, nosotros nos alojamos en 3 de ellos, Ollifants, Lower Sabie y Berg-en-Dal y visitamos otros diez a lo largo de nuestro recorrido. Creo que nuestra elección para dormir fue perfecta: Ollifants y Lower Sabie tienen miradores espectaculares, y en los alrededores de Berg-en-Dal, fue donde más animales vimos.
Etapas 1 a 3,  total 4
 1  2  siguiente siguiente


Viaje de llegada y 10 días en el Parque Nacional Kruger

Viaje de llegada y 10 días en el Parque Nacional Kruger


Localización: Sudáfrica Sudáfrica Fecha creación: 18/11/2015 14:43 Puntos: 0 (0 Votos)
1. Alicante-Valencia-París-Johannesburgo.
Nos llevamos un buen susto, cuando al llegar a la estación de tren de Alicante, vimos un cartel que anunciaba una huelga de maquinistas, y además, no conseguíamos localizar nuestro tren en el panel de salida. Nerviosos, y pensando en llamar a alguien que nos pudiera llevar a Valencia, acudimos a Atención al Cliente, donde nos enteramos de que la huelga era para el día siguiente, y que el tren que íbamos a coger, salía con el horario previsto.
Superado este primer momento de tensión, realizamos relajadamente el trayecto Alicante-Valencia, y luego nos dirigimos al aeropuerto para coger un vuelo destino Paris, donde hicimos una escala de dos horas antes de subir sobre las 11 de la noche, a un enorme Airbus A380, el mayor avión de pasajeros existente, que en sus dos pisos, puede transportar a 520 personas. El viaje de 10 horas transcurre plácidamente y, aunque vamos en turista, consigo dormir 5 o 6 horas. Hay que destacar el buen trato de la tripulación y un decente menú.



2. Johannesburgo-Sabie.
Después de aterrizar, realizamos rápidamente los trámites aduaneros, y la recogida de maletas, y, tras cambiar 400 € (1 € = 14,70 rands), nos dirigimos a la oficina de Herzt, que está en el exterior del aeropuerto, donde tenemos reservado un coche para 23 días. Aquí nos daremos cuenta por primera vez, que la comunicación en nuestro viaje será difícil, dado el fuerte acento sudafricano, y la poca delicadeza de nuestro interlocutor ante nuestro deficiente ingles. No éramos capaces de entender prácticamente nada de lo que nos estaba diciendo, y necesitábamos comprenderlo casi en su totalidad. Tuvimos que pronunciar un sonoro " slowly please", para lograr entender algo. Al final, después de darnos toda la documentación y las llaves del coche (de cuyo manejo no da ninguna explicación), nos indica que subamos al parking por el ascensor. Al llegar a la 2ª planta, y observar los cientos de coches allí aparcados, fuimos conscientes de la complejidad de la aventura que íbamos a emprender (es la primera ver que viajando, le digo a Rosi: "que huevos tenemos"). Llegamos a nuestro coche, un Toyota Etios (curiosamente el mismo modelo que llevamos en la India, durante nuestra semana de viaje con conductor), y respiramos aliviados por poder introducir todo el equipaje en el maletero (en Sudáfrica, como en otros países, incluido España, aconsejan no dejar nada a la vista), antes de subirnos a él, y comprobar que el volante a la derecha nos iba a dar problemas. Así fue; no era capaz de meter la marcha atrás con la izquierda, y para dar el intermitente, accionaba el limpia-parabrisas. Un poco en estado de shock encendemos el GPS off-line que llevábamos en la tablet, y éste no funciona. El "acojone" iba in crescendo porque estábamos en una ciudad de 7 millones de habitantes, y teníamos que atravesar un importante nudo de autopistas para salir de ella. Decidimos salir del garaje, y menos mal, el GPS comenzó a funcionar. Una vez en el exterior, me costó bastante situarme, y ser capaz de ver por los retrovisores, pero después de unos momentos de tensión conseguimos coger una autopista con poco tráfico, por la que circularíamos durante 200 km, lo que permitió que poco a poco me fuera acostumbrando a la novedosa conducción. El paisaje nos es nada del otro mundo, y lo que más nos llama la atención, son las enormes diferencias entre los edificios de los blancos, y las chabolas (los llamados townships) habitadas por los negros.
Dejamos la autopista y damos un gran rodeo, para recorrer una bonita carretera de montaña, rodeada de pinos y eucaliptos recomendada por la Lonely Planet, y que nos recuerda a Galicia, antes de llegar, 5 horas después, al alojamiento que teníamos reservado en la localidad de Sabie, y que el GPS no era capaz de encontrar, por lo qué tuvimos que preguntar a un grupo de negros, que nos indicaron amablemente la forma de llegar.
El hotelito, al que llegamos casi de noche, está regentado por una pareja mayor de blancos (no encontraremos a lo largo de todo el viaje, un solo propietario negro) no está mal, aunque es un poco viejo. Tenemos cocina, e incluso barbacoa, como será habitual en todos nuestros alojamientos, (el self catering que llaman aquí), pero no pensamos utilizarla.
Como ya es noche cerrada, y estamos tan cansados "pasamos" de coger de nuevo el coche, para ir a cenar a la ciudad, y comemos un poco de chorizo español, acompañado de unas cervezas que le compramos a nuestro anfitrión. La cama nos espera.

3. Sabie-Parque Nacional Kruger-Phalaworba
En mi plan de viaje, había establecido para hoy realizar la llamada Ruta Panorama, en la que visitaríamos varios cañones, cascadas y formaciones rocosas, antes de llegar a dormir a la puerta del Kruger, y entrar en él al día siguiente, pero durante la noche le di vueltas a la opción de ir directamente al Parque (al fin y al cabo, cañones y cascadas podemos ver en España igual o mejores, pero felinos y otros animales salvajes en libertad, sería difícil volver a ver), así que, después de comentarlo con Rosi, nos tomamos un café a modo de desayuno, y nos dirigimos directamente a la denominada Orpen Gate del Parque Nacional Kruger, donde llegamos sobre las 9,30 de la mañana después de un recorrido de casi tres horas por carreteras con escaso tráfico.
Lo primero que hicimos fue comprar la llamada Wild card, una tarjeta anual, que por 2770 rands la pareja, unos 185 €, nos permitirá pasar a todos los parques sudafricanos y obtener descuentos en otras actividades, lo cual nos hizo ahorrar bastante dinero durante el viaje, mas de 300 € calculo yo.
Después de llenar el depósito de gasolina (en todos los campamentos y puertas de entrada hay gasolineras), y un poco nerviosos, penetramos en el Parque Nacional Kruger, cumpliendo una vieja aspiración, mientras me acuerdo de la película Jurassic Park. A los 200 metros nos encontramos un kudu (un antílope grande) con una gran cornamenta, que come tranquilamente al lado de la carretera. Seguimos circulando despacio por dos motivos, primero porque está prohibido superar los 50 km/h, y hay cámaras por todas partes, como pudimos comprobar más tarde, y segundo, porque a más velocidad, es difícil ver a los animales. Inmediatamente comienzan a desfilar delante de nosotros manadas de cebras, impalas y otros antílopes, altísimas jirafas, normalmente en pareja, y por fin elefantes, enormes y arrugados (son mucho más grandes que los asiáticos, que son los que conocíamos hasta ahora), andando con parsimonia. Estamos muy contentos haciendo fotos a diestro y siniestro, y disfrutando de la maravilla que la naturaleza nos estaba ofreciendo. Al poco tiempo, vemos varios coches parados mirando hacia el otro lado del río, donde varias jirafas parecen inquietas, y nos detenemos junto a ellos (está será la regla número uno para ver animales; parar donde haya coches, porque seguramente estarán viendo algo interesante, con el añadido de que la gente es muy amable y te indica donde los puedes ver). Siguiendo esta máxima, comenzamos a mirar con los prismáticos y vemos, asombrados, como debajo de un árbol descansan varias leonas. Maravillados por el descubrimiento, comenzamos a hacer fotos, y nuestro entusiasmo aumenta en grado sumo, cuando una de las leonas se levanta, y se dirige corriendo hacia las jirafas, que huyen despavoridas a toda velocidad (parecen lentas y torpes pero pueden alcanzar los 55 km/h). A los pocos metros, la leona se detiene y se dirige a beber agua, mientras que las jirafas la miran, a una prudente distancia. Yo creo que no iba de caza, y que solo pretendía asustarlas, porque normalmente, y más si se trata de cazar un animal tan grande (pueden llegar a medir 5 m de alto y pesar 1800 kg), lo hacen en equipo, y además, están en campo abierto y eso supone una gran desventaja para el éxito de la caza. Después de pasearse un buen rato, haciendo las delicias de todos los turistas que estamos haciendo fotos, vuelve con el resto de las leonas (contamos 4), a tumbarse de nuevo a la sombra.
Sin terminarnos de creer lo que acabamos de ver (y no hemos hecho más que empezar), continuamos ruta durante todo el día viendo animales de todo tipo. Nos impresionan sobre todo los elefantes, muy numerosos, y que podemos ver a escasos metros, haciendo caso omiso a los consejos de mantener una distancia de seguridad de 50 m, dada su potencial peligrosidad, cosa que Rosi me recuerda a cada momento.
Vamos siguiendo el mapa, decidiendo por donde ir sobre la marcha. Los animales más numerosos son los antílopes, dentro de los cuales hay impalas, gacelas, springboks (símbolo de la selección sudafricana de Rugby, el deporte nacional, que precisamente está disputando en estas fechas el mundial en Londres, además de waterbucks, espectaculares nyalas, cuyos machos presentan una especie de larga barba, kudus con sus imponentes cuernos. También hay muchos fagoceros (animal parecido al jabalí), cebras, que me parecen pequeñas y culonas, aves de todo tipo, en fin, una maravilla.
Como hemos cambiado el plan de viaje, debemos salir del parque antes de las 6 de la tarde, hora de cierre, porque tenemos reservado el hotel en el exterior del mismo, concretamente en Pharlaworba, una ciudad que se encuentra cerca de una de las entradas, así que nos encaminamos hacia la puerta del mismo nombre. Al salir de una curva, un policía nos para y, después de pedirme el carnet internacional de conducir, y bromear sobre lo buenos que somos los españoles en soccer (como ellos llaman al fútbol, igual que en EE.UU), nos comenta que íbamos a 74 km/h, 24 más de lo permitido, y que la multa era de 750 rands. Había leído, que era bastante común que la policía parase a los turistas (con o sin razón), y que la "mordida" era un remedio eficaz para minimizar gastos, así que puse en marcha el mecanismo de corrupción, que yo creo que los españoles lo tenemos casi interiorizado, dado los innumerables casos que hemos presenciado durante los últimos años, y le ofrecí 200 rands para que se olvidará de todo, a lo que accedió encantado, con una amplia sonrisa (le tenía que haber ofrecido menos, me dije). Cuando nos marchábamos, vimos por el retrovisor, que procedía a parar a otros "guiris". En fin, la corrupción es algo común en todo el mundo.
Contentos por haber solventado el problema con pocos daños colaterales, salimos del parque y llegamos sin problemas al muy recomendable Berverly Hills Guest Logde, a unos 3 km de la puerta. Es un pequeño hotel-boutique, bastante nuevo, con cómodas y modernas habitaciones que rodean a una piscina y un frondoso jardín. Después de hacer el check in, vamos andando (lo necesitamos después de 10 horas metidos en el coche) a un supermercado Spar, donde nos aprovisionamos de fruta, galletas, yogures, snacks, queso, biltong (carne de ternera seca, que los sudafricanos toman como aperitivo, y que no terminará de convencerme), líquido anti mosquitos, un adaptador para los enchufes, vino sudafricano, (sorprendentemente, no venden cerveza), y lo más importante dado los días de calor que tendremos que soportar, una pequeña nevera que nos permitirá mantener la bebida y los alimentos frescos.
Cuando salimos del establecimiento es noche cerrada, y la verdad es que hay poca luz. A pesar de lo que hemos leído del peligro de las ciudades sudafricanas por la noche, vamos tranquilos porque estamos en una zona residencial, que parece bastante segura.
Al volver al hotel, le decimos al recepcionista que si podemos cenar temprano, contestándonos afirmativamente, aunque le tenemos que encargar ya la comanda. Pedimos dos platos de carne, porque, como será general en la zona, el pescado brilla por su ausencia (como mucho puedes encontrar algún reseco fish and chips, de herencia británica). Tomaremos un solomillo (denominado sirloin en inglés) y un rump steak (un filete muy jugoso de la parte del lomo de la ternera), con los que nos iniciaremos en la buenísima cocina sudafricana.
La carne, acompañada de varias salsas, arroz o patatas y ensalada, es excepcional y la acompañamos con unas cervezas (lamentablemente no tienen vino), no demasiado frías, a pesar de que le hemos dicho que las metiera en el congelador. Cada plato unos 7 € y cada cerveza algo más de 1 €. Total con 4 cervezas y propina unos 20 €. Todo ello en el relajante jardín del hotel, viendo el mundial de rugby, y consultando Internet. ¿Qué más se puede pedir?

4. Parque Nacional Kruger
Hemos dormido estupendamente, y nos levantamos a las 5,30, nuestra hora habitual de ponernos en marcha durante todo el viaje, aunque nunca tendremos problemas de sueño, porque nos acostaremos siempre en torno a las 9 de la noche, aprovechando así todas las horas de luz natural.
Desayunamos tranquilamente en la terraza del establecimiento, acompañados de una familia de gente de color vestida para algún tipo de celebración. Al terminar, preparamos la nevera, y salimos en dirección a la cercana puerta de entrada del parque.
Hoy decidimos subir hacia el norte, encontrándonos con un paisaje más árido que el que vimos ayer, y menos animales. Un par de horas después llegamos al campamento Mompani, que tiene un maravilloso mirador asomado al río, desde el que observaremos hipnotizados, la llegada de una manada de elefantes a beber y retozar en el agua, mientras, al fondo, varios hipopótamos descansa perezosos en la orilla. Maravilloso.
Desde aquí, tomamos dirección sur internándonos por pistas y carreteras asfaltadas, salpicadas de jirafas, elefantes y antílopes, muchos antílopes, que saltan por todas partes, y con los que hay que tener cuidado, porque cruzan la carretera constantemente. Vemos también por primera vez una gran manada de búfalos africanos, uno de los integrantes de los 5 grandes, cruzando la carretera. A pesar de su aparente parsimonia tienen fama de tener mala leche. Los machos pueden llegar a pesar casi 1.000 kg, y tienen gruesos cuernos muy desarrollados, curvándose hacia arriba en los extremos, y ocupan los flancos de la manada, mientras las hembras, más pequeñas, y con los cuernos menos desarrollados, se concentran junto a las crías en el interior, donde corren menos peligro de ataque por parte de sus depredadores, el más importante de los cuales es el león, aunque leopardos, hienas y cocodrilos también les causan bastantes bajas
Hacemos paradas en dos "miradores ocultos", zonas cerca de cauces de agua, donde podemos ver, escondidos, a los animales que va a beber. Lo más interesante es la presencia de grandes cocodrilos en una de ellas, y al fondo, un rebaño de búfalos, aunque, lamentablemente, no presenciamos ningún intento de caza.
En el campamento Letaba, hacemos otra parada para visitar su mirador, desde el cual observamos la sabana, mientras nos comemos un par de sándwiches de lomo.
Desde aquí, nos encaminamos el campamento Ollifants (elefantes en holandés), donde tenemos reservado un alojamiento para dos noches. Nos metemos por pistas de tierra que nos acercan al río del mismo nombre, plagado de hipopótamos, y algunos cocodrilos, llegando a un punto, en el que estamos bastante perdidos, aunque rápidamente encontraremos una indicación que nos permite salir del apuro. Lo más destacable de estos últimos kilómetros del día, es la presencia de muchos elefantes, algunos de ellos enormes (pueden pesar 5.000 kg, y alcanzar una altura de casi 4 m), que, en ocasiones, nos impiden el paso, y cuyo resoplido y movimiento de orejas y trompas, nos hace permanecer alerta, porque son señales de "cabreo". Con la primera marcha metida, por si tenemos que salir disparados (parecen lentos, pero sabemos que pueden alcanzar los 40 km/h), observamos su desplazamiento en fila india, recorriendo grandes distancias diariamente, en busca de comida y agua, dirigidos normalmente por una o varias hembras adultas, que arropan a las crías, ya que los machos suelen estar solos, excepto cuando se aparean.
A las 5 de la tarde llegamos al campamento, donde nos instalamos en una preciosa cabaña de estilo tradicional zulú, muy confortable, con vistas al río Ollifants, y desde donde se pueden presenciar algunas cebras y un par de elefantes. Nos extraña bastante que el frigorífico esté en el exterior, y, todavía más, que varias cabañas lo tienen o bien dado la vuelta, o bien atada la puerta con cuerdas. Al día siguiente descubriremos el por qué.
Lo más espectacular del campamento, es la vista que se obtiene desde su restaurante, donde tomaremos unas birras observando asombrados la presencia de decenas de elefantes que acuden al río a beber agua. Es realmente impresionante la velocidad que alcanzan ladera abajo, y nos damos cuenta de que son realmente peligrosos, si en algún momento salen detrás de ti.
Aprovechamos para comprar algunas cosas en la tienda, antes de ir al "punto de encuentro", donde estamos citados a las 7 de la tarde para realizar un night game-drive, qué en la terminología "safari", es una salida acompañado de un guía especializado, en la que durante tres horas, intentará descubrir el mayor número de animales posible. En este caso es nocturna, pero existe también la opción de hacerlos al amanecer o durante el día. El precio de estas salidas es ridículo (menos de 20 €, más barato que la entrada al zoo de Madrid), y durante el trayecto, que hacemos en una especie de minibús 4X4 descubierto, acompañado de unas 10 personas, veremos, con ayuda de potentes focos, multitud de animales, siendo los más significativos por la dificultad para encontrarlos, un leopardo, un guepardo, una hiena y una gineta, además de numerosos antílopes de todo tipo, elefantes, cebras, conejos etc., etc.
Cuando regresamos, el restaurante está cerrado, así que cenamos en la terraza unos bocatas de jamón, acompañados de cerveza bien fría, oyendo de fondo los sonidos de la sabana. Al terminar, y antes de irme a dormir, enciendo la linterna, y me doy un paseo hasta la valla electrificada, que tenemos a escasos metros, para intentar avistar algún animal que pudiera merodear por allí, aunque con resultado negativo.

5. Parque Nacional Kruger
A las 6 de la mañana estamos saliendo por la puerta del campamento, camino de Satara, el más grande de los campamentos públicos del parque, que incluso cuenta con campo de golf , algo que personalmente lo considero fuera de lugar. Vemos bastantes elefantes, una hiena adormilada al lado de la carretera, y lo mejor, un leopardo andando en la lejanía (lo descubrimos de nuevo, por el número de coches que estaban observándolo y haciendo fotos). Al llegar al campamento, podemos presenciar la figura de un enorme y solitario elefante (seguramente un macho), pasando paseando justo al lado del mismo, al otro lado de la valla.
Después de tomarnos un café en el restaurante, nos dirigimos de regreso a Ollifants. Por el camino veremos un grupo de leones dormitando bajo unos arbustos (el calor es sofocante, y casi todos los animales, incluidas las jirafas están tumbados a la sombra) y, por primera vez, dos enormes rinocerontes blancos o de mandíbula cuadrada (con lo completamos nuestro primer big five) que sestean junto a su cría debajo de una acacia. En realidad, al igual que el negro, son de color gris y son los mamíferos terrestres más grandes del mundo, después del elefante. Pueden pesar 3.500 kg y alcanzar los 4 m de largo y 1,80 de alto. En Suráfrica se encuentra más del 90 % de la población mundial, con unos 20.000 ejemplares. Realmente son impresionantes, y aunque parecen inofensivos, pueden alcanzar una velocidad de casi 50 km/h, es decir, que si va a por tí, te pilla irremediablemente (igual pasa con otros animales, que parecen lentos, como el elefante o el hipopótamo).
Al regresar, nos tomamos una birra en el mirador, observando de nuevo el espectáculo de los elefantes en el río, compramos vino, agua, Amarula (un licor parecido al Baileys) y otras provisiones, y cuando volvemos a la cabaña nos encontramos con que nos ha desaparecido toda la comida que habíamos comprado el día anterior: plátanos, pan, queso, manzanas, y lo que es peor, que el chorizo y el jamón envasados al vacío que traíamos de nuestro país, estaban tirados en el suelo, mordisqueados. Los monos nos habían robado, y el caso es que en la puerta había un cartel, que ayer no habíamos visto, que prevenía contra ellos.
Para terminar de arreglar la cosa, se me cayó la botella de Amarula, derramándose todo el líquido por el suelo. Nos lo tomamos con humor, como no podía ser menos, y después de darme un baño relajante en la pequeña piscina del campamento, voy al restaurante a comprar unas deliciosas hamburguesas, que provistas de diferentes salsas y patatas fritas, me llevaré a la terracita de nuestro alojamiento para comérnoslas acompañadas de un cabernet sauvignon sudafricano, que resulta delicioso acompañado del sonido ronco de los hipopótamos, y la visión de un par de jirafas en la lejanía.

6. Parque Nacional Kruger
A las 5 de la mañana, tenemos un morning-walk reservado, salida consistente en dar un paseo de un par de horas por la sabana, acompañados por dos guías del parque, que van armados. Vamos en fila india, con una pareja de norteamericanos, y resulta bastante emocionante.
El recorrido se realiza cerca del río, el lugar donde más animales puede haber. Damos un pequeño rodeo para no acercarnos demasiado a los hipopótamos ya que, no en vano, es el animal que más muertes causa en África. Con un peso de hasta 3.000 kg, parecen torpes, pero nada de eso. Puede alcanzar una gran velocidad, y son agresivos si se ven atacados, o importunados.
En la lejanía podemos apreciar algunos elefantes, aunque me da pena no poderlos ver más cerca. Hay muchas aves, y los guías encuentran huellas frescas de león y leopardo, lo cual aumenta la emoción, sobre todo cuando observamos huesos de búfalos, y otros herbívoros, que seguramente hayan sido devorados por algún felino.
Lo mejor llegará cuando, después de desayunar tranquilamente observando la inmensidad de la sabana, comenzamos a regresar al vehículo 4X4 que nos ha trasladado. Cerca del mismo, los guías nos avisan con gestos, que miremos al fondo, cerca de las dunas. Allí, a unos 150 m, podemos ver con los prismáticos, a un grupo de leonas con cachorros, que nos están mirando sospechosamente. Menos mal que el vehículo está a unos metros pienso. Al final huirán cobardemente, ante la decepción general, jejeje.
Muy contentos por la experiencia, volvemos al campamento donde nos damos una ducha, preparamos el equipaje y abandonamos la cabaña en dirección a Lower Sabie, otro campamento que goza de bastante fama. Por el camino, más de lo mismo, aunque no por eso es aburrido. Al contrario, para mí, el avistar animales, se está convirtiendo en adictivo. Al llegar a una zona cerca del río, hay muchos coches parados, lo que significa que hay "algo" importante. Dicen que un leopardo, pero no lo conseguimos localizar. Lo que si veremos serán bastantes cocodrilos, tanto en el agua, como sesteando en la orilla. Pueden medir cerca de 4 m, y su apariencia no es nada pacífica.
Son casi las 5 de la tarde cuando llegamos a Lower Sabie, donde nos asignan un moderno bungalow, aunque no tiene las vistas que teníamos en Ollifants. A pesar de ello, caminando unos metros, te encuentras con la valla electrificada y, al otro lado, el río, donde hipopótamos y cocodrilos, viven en buena sintonía. Al fondo se divisa también la figura de un grupo de elefantes. Me llevo una cerveza que bebo tranquilamente mientras los observo, y dejo que caiga la noche sobre la sabana, conversando con una pareja de sudafricanos (el vivió un año en Valencia, pero se le ha olvidado casi completamente el castellano).
Voy al restaurante, donde encargo otra cena carnívora "take away", que degustaremos en la terraza, acompañada de un vino de la variedad pinot noir. Cuando regreso con la cena al bungalow, casi me pierdo porque es noche cerrada, y la luz escasea en el campamento, lo que, unido al cielo estrellado y el ruido de los hipopótamos, acrecienta mi convicción de ser unos privilegiados por poder alojarnos en un lugar tan maravilloso.

7. Parque Nacional Kruger
Hoy tenemos reservada un sunrise game-drive, es decir una salida al amanecer, lo que significa que nos tenemos que levantar a las 4 de la mañana para salir media hora más tarde, junto al conductor-guía y 3 turistas más. Damos vueltas, y más vueltas, persiguiendo a un grupo de leones, cuyas huellas ha detectado el guía. Nos comenta que no deben estar muy lejos, pero, lamentablemente, no logramos dar con ellos. En nuestra búsqueda, veremos un enorme leopardo, que descansa tranquilo al lado de un tronco. Una cosa por la otra, nos decimos....
En nuestro recorrido durante el resto del día, lo más notable será el descubrir, muy cerca de la carretera, a no más de 50 m de nosotros, a un grupo de leones (dos machos y cuatro hembras), dormitando debajo de una acacia, casi pegados (no existe más de 10 metros de distancia) a una familia de rinocerontes, compuesta por dos adultos con grandes cornamentas, y una cría. La imagen es sorprendente, y ambos grupos permanecen, a pesar de la cercanía, totalmente ajenos a la presencia del otro. Extraño porque, aunque no es lo normal, se dan caso de ataques de leones, sobre todo a crías de rinocerontes. Otro día que hemos completado el Big Five.

8. Parque Nacional Kruger.
Estamos en plena zona de rinocerontes. Vemos muchísimos, algunos de ellos muy de cerca, por lo que podemos confirmar que son muy, muy grandes. En los alrededores de una pequeña charca seca, observamos a 3 hienas que descansan al lado de un grupo de buitres (intuimos que puede haber algún animal muerto por allí cerca, pero no logramos verlo). Poco después llegaremos a un lago, donde presenciaremos una de las imágenes más impactantes del viaje, ya que en sus alrededores, observaremos al mismo tiempo a cientos de animales de diferentes especies: ñus, cebras, elefantes, búfalos, antílopes de todo tipo, fagoceros, hipopótamos, aves de todos los colores etc. etc. en una suerte de Arca de Noé. Nos percatamos que varias jirafas miran en una determinada dirección, y descubrimos, debajo de un árbol, a un grupo de leones que sestean perezosamente. Apenas se mueven, pero el resto de animales saben que están allí, y todos guardan una prudente distancia de seguridad. Nos llama mucho la atención la forma de beber agua de las jirafas, doblando las patas delanteras, mientras alguna de ellas vigila atentamente a los leones, ya que debe ser el momento más peligroso para ellas. Los elefantes juegan en el agua, y el conjunto es de una belleza difícil de superar, así que disfrutamos embelesados durante más de una hora.
A media tarde llegamos a Berg-en-dal. El bungalow del campamento es muy chulo, y, como en Ollifants, está pegado a la valla electrificada que protege el recinto, lo que nos permitirá ver a una pareja de rinocerontes, deambulado perezosamente por el exterior, y una hiena, que corretea velozmente entre la vegetación. No podemos tener mejor fin de día.
Hablamos con una familia de sudafricanos, que están acampados cerca de nuestra cabaña, y que nos comentan lo frecuente que visitan el Kruger, porque para ellos, las tasas de entrada son baratísimas.
Después de dar un largo paseo, cenamos en el interior de la cabaña, mientras comienza a llover, y al acabar, salgo de nuevo al exterior con mi linterna, intentando descubrir algún otro animal en las inmediaciones. No consigo ver nada, pero me llevo un buen susto con el ruido de las hojas mecidas por el viento.

9. Parque Nacional Kruger
Somos casi los primeros en salir por la puerta, y son las 5,30 de la mañana (estamos ya en el mes de octubre y abren media hora antes). Seguimos sin cansarnos de ver animales, a pesar de la paliza de coche que esta actividad conlleva.
Vamos improvisando el recorrido sobre el mapa, y en un cruce, dudamos entre ir o no a lo que aparece marcado como un pequeño lago. Decidimos acercarnos hasta allí, porque son solo un par de kilómetros, siendo la mejor decisión del viaje, porque presenciaremos algo difícil de ver, y que recordaremos siempre.
Son las 7 de una mañana espléndida, cuando llegamos a los alrededores de una charca sin agua (estamos todavía en temporada seca) en la que veremos lo siguiente: a la izquierda, un grupo de leonas descansando debajo de un arbusto. Enfrente, un león macho, hace lo mismo. A la derecha, vemos a otro león macho, devorando lo que no sabemos si es un ñu o un búfalo (resultará ser un búfalo). Al poco tiempo, aparece caminando otro macho más pequeño, que intenta acercarse a los restos del animal muerto, pero los dos machos de la manada se lo impiden, saltando sobre él, con grandes rugidos. Una vez expulsado el intruso, los dos machos, se van a comer, y una leona adulta (me sorprende su gran tamaño), intenta hacer lo mismo, pero no le dejarán, abalanzándose sobre ella, rugiendo y enseñando las garras violentamente. En el fragor de la lucha, pasarán a escasos centímetros de nuestro coche, desde el que estamos presenciando la alucinante escena. Me llevo un buen susto, e intento subir la ventanilla, pero no puedo porque no está puesta la llave del contacto. Menos mal que los leones permanecen ajenos a nosotros y pasarán de largo.
La valiente leona termina claudicando, tumbándose ante los dos imponentes machos, en posición sumisa, mientras que éstos se dan un buen festín. Unos minutos más tarde, cuando están saciados, dejarán que se acerquen todas las leonas (cinco en total) a disfrutar de un manjar, que seguramente habrán cazado ellas. El sonido que escucharemos en ese momento, mezcla de huesos quebrándose, piel desgarrándose y rugidos de protesta, es algo que no creo olvide mientras viva.
En un momento dado, los machos se apartan, y permanecen sentados a dos metros del coche. Miro a uno a los ojos. Tiene la boca manchada de sangre, y unos colmillos grandes y afilados. He de reconocer que soy bastante insensato porque tengo la ventanilla bajada, y no soy consciente de que, si da un salto, puede meter la garra, pero estoy como hipnotizado por la situación, me parece estar dentro de una película y no soy consciente del peligro. El león, del que casi puedo oír su agitada respiración, permanece así durante varios minutos, hasta que de nuevo comienza a andar entre los vehículos, cada vez son más numerosos, ya que las noticias de avistamientos como el que estamos presenciando, corren rápido a través de móviles y walkie talkies. Después de dos horas que se me hacen cortísimas, nos vamos a regañadientes del lugar, porque estoy disfrutando como un enano, pero debemos seguir ruta para avistar más animales, que en esta zona del Kruger son especialmente numerosos. En Petrorioskup, otro campamento público, haremos una parada para hacernos un brunch, en el que solo nos falta el cóctel o la cerveza (lamentablemente no venden alcohol, jejeje), y encontramos por primera vez wifi, que nos permite comunicarnos con España, y saber algo del mundo.
Al atardecer, volvemos a la charca seca donde están los leones, que hacen las delicias de multitud de coches, antes de regresar al campamento, porque tenemos reservada una sunset game-drive (una salida al atardecer), a las 4 de la tarde.
Sony, el guía de color que nos llevará, junto a 20 personas más, nos deja clara su intención de ver los Big Five en las 3 horas que dura game-drive, lo cual nos sorprende, porque aunque sabemos que podremos ver búfalos, elefantes, rinocerontes e incluso leones (nos llevará al lugar donde está la manada devorando el búfalo), vemos más difícil ver leopardos. Posteriormente nos daremos cuenta de que lo hemos minusvalorado, porque no solo veremos uno de estos solitarios felinos, sino que tendremos la oportunidad de ver tres, dos reposando en árboles distintos, y uno, en el suelo.
Después de ver elefantes, rinocerontes, búfalos y leopardos, llegamos junto a los leones cuando es noche cerrada. Hay muchos vehículos, alumbrando con potentes focos a la manada, que de nuevo está comiendo, haciendo crujir los huesos del infortunado animal, y rugiendo continuamente. En un momento dado, Sony, llevará el vehículo unos metros hacia la derecha, para mostrarnos un leopardo agazapado entre los matorrales. Le pregunto que si es normal, porque tenía entendido que eran enemigos irreconciliables, y cuando me estaba explicando que estaba tan cerca, porque pretendía también comer algo, el leopardo sale corriendo perseguido a toda velocidad por los dos machos y una leona. Impresionante
Volvemos cerca del búfalo muerto, donde siguen comiendo el resto de leonas, y vemos aparecer al macho joven que vimos por la mañana, cuando fue expulsado por los otros dos machos dominantes. Éste, aprovecha su ausencia para sumarse al festín.
Sony nos dice que tenemos que regresar, pero ante los ruegos de la gente, nos deja disfrutar del espectáculo 10 minutos más. Realmente es un buen tipo.
Sobre las 19,30 llegamos al campamento, con el tiempo justo de pegarnos una opípara cena, a la luz de unos candiles, escuchando los ruidos de los hipopótamos y demás animales de la sabana. Tenemos una gran charca a escasos metros y el ruido es ensordecedor.

10. Parque Nacional Kruger-Komatipoort
Hoy es nuestro último día en el Parque, un lugar que no creo que podamos olvidar, así que intentaremos disfrutar al máximo de él. Lo primero que hacemos en detenernos en el árbol, donde ayer vimos uno de los leopardos en la salida que hicimos con Sony, con la esperanza de que continuara o bien allí, o por los alrededores, pero, lamentablemente, no lo encontramos. No siempre vamos a tener tanta suerte, nos decimos para consolarnos
Está claro que hoy es el día de la búsqueda del leopardo porque, poco después, un coche se detendrá y su conductor, nos avisará de la presencia de una hembra de este felino, junto a su cachorro, pero no nos debimos enterar bien de las instrucciones para llegar a ellos, porque a pesar de pasar media mañana buscándolo, no los encontraremos.
Lo más notable de este día será la observación de numerosas jirafas, y presenciar como un águila se come tranquilamente una "gallina de guinea" recién cazada, lo que en España se llama pintada, en la rama de una acacia.
Sobre las 3 de la tarde salimos del parque, para dirigirnos a la ciudad de Komatipoort, muy cerca de la frontera con Mozambique. Allí tenemos reservado un alojamiento, el Kruger View Backpackers, que resultará el peor del viaje: destartalado, sucio....Lo único decente es la wi-fi, y el aire acondicionado de la habitación, que dado el calor que hace, es muy necesario.
Veo el Sudáfrica-Escocia de rugby, rodeado de sudafricanos blancos, embutidos en las camisetas verdes de su selección, mientras Rosi aprovecha para hablar telefónicamente a través de whatsaap con la familia y amigos.
Al terminar el partido, con victoria de los springboks, nos vamos a cenar al restaurante al aire libre de un hotel cercano, donde conoceremos a un grupo de españoles, que trabaja en Mozambique en temas de energía eólica, y que cruza la frontera todos los días, dadas las mejores condiciones de vida de Sudáfrica.
La cena (carnívora por supuesto), es deliciosa y la acompañamos de varias cervezas, en vez de vino, porque el calor sofocante invita a ello.
Volvemos con las linternas encendidas a nuestro cutre-hotel, donde dormiremos plácidamente con el aire acondicionado encendido.
Etapas 1 a 3,  total 4
 1  2  siguiente siguiente


Del Parque Nacional Kruger a Ciudad del Cabo

Del Parque Nacional Kruger a Ciudad del Cabo


Localización: Sudáfrica Sudáfrica Fecha creación: 18/11/2015 14:44 Puntos: 5 (1 Votos)
11. Komatipoort-Suazilandia (Parque Nacional Hlane)
En nuestro plan de viaje, tenemos previsto llegar hasta la costa del océano Índico, atravesando Suazilandia, un diminuto y peculiar país, matando tres pájaros de un tiro: evitar dar un rodeo importante, hacer noche en otro parque para continuar viendo animales, y por último, añadir un país más a nuestro pasaporte.
En poco más de dos horas estamos en la frontera, haciendo los trámites de salida de Sudáfrica, y entrada en Suazilandia, de forma sorprendentemente rápida.
Suazi, con se llama vulgarmente, es un pequeño estado soberano de poco más de un millón de habitantes, con una forma de gobierno monárquica absolutista, que además es hereditaria. Los partidos políticos no tienen (cuando están legalizados), ninguna fuerza. El rey tiene varias esposas, y vive rodeado de lujo, mientras la población posee una de las tasas más altas de infectados por sida, y una de las menores rentas per cápita del mundo. En fin, una verdadera pena.
Nada más entrar, veremos la diferencia con Sudáfrica, las carreteras están en peor estado, y las construcciones son bastante más humildes, incluso algunas son como las típicas chozas tribales. Por el contrario, los niños que vemos andando por la carretera camino del colegio, van uniformados y bastante limpios.
El GPS nos lleva por algunas carreteras secundarias llenas de baches, que atraviesan extensos campos de azúcar, donde huele al algodón con azúcar que se vende las ferias españolas, y en la que todos los trabajadores son negros (si cierras los ojos, te puedes trasladar sin problemas al siglo XVIII, en un estado sureño de EE.UU)
Vamos un poco perdidos, así que preguntamos a los ocupantes de un coche que hay parado en la carretera, por la entrada al parque. Estos nos guiaran a toda velocidad, (tememos que nos multen) hasta el mismo, al que llegamos en pocos kilómetros.
Son las 11 de la mañana, y la "recepcionista", se extraña de nuestra temprana presencia. Nos dirigimos al campamento, donde tenemos reservada una cabaña, aunque nos dicen que no la podemos ocupar hasta la una del medio día. Muy bien decimos, aprovecharemos para visitar el parque con el coche en busca de más animales (aunque conocemos de antemano que no podremos ver leones porque están en una parte reservada a las visitas guiadas).
Nuestro gozo en un pozo. Los caminos están en tan mal estado, y los animales son tan escasos, que, preferimos volver, a arriesgarnos a tener una avería en el coche, así que nos tomaremos el día de relax, leyendo, y presenciando, cerveza en ristre, unos cuantos rinocerontes e hipopótamos que perezosos, dormitan en una charca medio seca, que hay en medio del campamento. Durante esta jornada de descanso, conoceremos a un mozambiqueño, que reside la mitad del año en nuestro país, socio de una empresa española que vende casas prefabricadas en Mozambique.
Al mediodía tomamos posesión de la coqueta cabaña, que no dispone de luz eléctrica (el frigo funciona con gas), algo que le da autenticidad, si no fuera por el calor que hace, y con el que no contábamos cuando la reservamos por Internet.
Comemos muy bien en el restaurante, e intentamos echarnos la siesta, pero el sofocante calor nos lo impide. Conforme avanza el día, parece que refresca un poco, y me doy una vuelta por el campamento, donde hay bastante gente, incluso con tiendas de campaña. No acabo de entenderlo, porque es un secarral sin demasiado encanto. Se ven bastantes antílopes (gacelas, springboks y un espectacular nyala macho, que me mira amenazadoramente con sus cuernos afilados). A las 6 de la tarde, una empleada negra (como todos los trabajadores del parque), nos trae unos candiles de alcohol, que enciende para que podamos ver. Así, el campamento toma un aire fantasmagórico realmente encantador. Cenamos en la terraza algo de queso, y cerveza fría que compro en el restaurante, mientras anochece. A las 8 hay una actuación de danzas africanas (los integrantes del grupo, son los mismos empleados del bar y recepción), por lo que nos acercamos a verlas, linternas en ristre. Al terminar la interesante velada, Rosi se va a la cama y yo deambulo por el campamento, cerca de la valla para ver si descubro algún animal. No se ve nada en el exterior, aunque la noche estrellada invita a estar fuera. Al regresar a la cabaña, me encuentro con los ojos brillantes de los antílopes que vi por la tarde que, sobresaltados, salen corriendo, dándome un buen susto. A las 9,30 estamos intentando dormir, aunque el calor hará que pasemos una noche bastante mala.




12. Parque Nacional Hlane (Suazilandia)-Santa Lucía (Océano Índico).
He dormido de pena, pero tenemos un trayecto de 5 horas y nos levantamos al amanecer. Cruzamos rápidamente Suazi, y se acrecienta la sensación de pobreza que intuimos ayer, hasta que llegamos a la frontera con Sudáfrica. Antes de entrar aprovechamos para llenar el depósito, porque la gasolina es más barata en este país asolado por el sida.
A las 11 de la mañana, llegamos a Santa Lucía, una minúscula localidad llena de restaurantes, agencias de viajes, y tiendas para turistas, en pleno Parque del Humedal de Isimangaliso, la tercera área protegida más grande de Sudáfrica, con una gran variedad de ecosistemas y vida salvaje. Por el camino, compraremos por el equivalente a 2 € un saco de pequeñas piñas, a una señora que tiene un puesto al lado de la carretera, y, un poco más adelante, una escultura de una gallina de guinea, hecha en madera de eucalipto, a un señor que las talla allí mismo.
Nos alojamos en un amplio chalecito adosado, rodeado de un frondoso jardín, donde la dueña nos previene de la posible presencia de hipopótamos correteando por los jardines al anochecer, ante nuestra cara de incredulidad, porque como ya hemos dicho, pueden resultar peligrosos). Después de dejar el equipaje, vamos a hacer la compra al supermercado, y a enterarnos de los horarios de una excursión bastante clásica en la zona, que recorre el estuario en barco, viendo hipopótamos (la zona presenta la mayor concentración de estos animales, de toda el África austral) y cocodrilos. Hoy, debido al fuerte viento, no salen las embarcaciones, así que nos vamos a comer una bandeja de pescado, gambas, calamares y mejillones, con dos pintas de cerveza de barril, y al acabar, compramos un par de figuras de madera en un mercado local, antes de acercarnos al estuario a dar un paseo, y observar hipos y cocodrilos, bajo la inquietante presencia de un cartel avisando del peligro de estos prehistóricos animales.
Regresamos al chalet, para consultar Internet y preparar una cena ligera con un sauvignon blanc, un vino blanco bastante bueno, aunque demasiado afrutado para nuestro gusto.

13. Santa Lucía
Después de desayunar relajadamente, en la terracita de nuestro chalet, salimos para recorrer unos 35 km del parque, y llegar a Cape Vidal. Nos cobran el equivalente a 9 € por vehículo (es el único lugar donde no es válida la wild card que compramos en el Kruger), y conducimos despacio viendo algunos animales, pájaros, cebras, una manada de ñus y otra de búfalos, y muchos antílopes, hasta que divisamos el raro rinoceronte negro, En realidad, tanto el rinoceronte blanco como el negro son grises. Lo que les diferencia no es el color, sino la forma del labio. El rinoceronte negro tiene el labio superior en punta, mientras que el de su pariente blanco es cuadrado. Esta diferencia se debe a sus correspondientes dietas. Mientras los rinocerontes negros obtienen la mayor parte de su sustento de árboles y arbustos, usando para ello los labios, para arrancar hojas y frutos de las ramas, los rinocerontes blancos pastan hierba, caminando con sus enormes cabezas y labios cuadrados a ras de suelo. Otra diferencia es que los negros son más solitarios, y más pequeños que los blancos.
Paramos en una zona de picnic, y alcanzamos un par de miradores desde donde tenemos una bonita panorámica de toda la zona, entre la sabana, y el mar. Desde uno de ellos, Rosi, con su vista de águila, y la ayuda de unos prismáticos, divisa una ballena saltarina, en medio de las olas.
Cape Vidal es una playa rodeada de vegetación, en la que hay bastante gente, toda ella blanca. Me doy un baño en las cálidas aguas del Índico, a pesar de los carteles avisando de la posibilidad de tiburones, y de que si te metes, lo haces bajo tu exclusiva responsabilidad.
A las 12 de la mañana estamos de regreso en Sta. Lucía, con la intención de contratar la excursión por el estuario, pero todas las embarcaciones están llenas, así que nos acercamos a la playa a dar un paseo, y el resto del día nos lo tomaremos de relax en el hotel, descansando y mirando Internet.
Por la tarde-noche nos prepararemos una cena con solomillo de ternera, ensalada de tomate y piña, y patatas cocidas, acompañada de un vino tinto de la uva pinotage, la variedad más emblemática de los vinos sudafricanos, mezcla de la Pinot Noir y la Cinsaut (también llamada Hermitage), de ahí el acrónimo de " Pino-Tage", que disfrutaremos en la terraza, con la vana esperanza (en mi caso) de ver algún hipopótamo por los alrededores.

14. Hluhluwe-Imfolozi Park (Mpila Camp)
El plan de viaje, incluye una noche en otro parque, el Hluhluwe-Imfolozi Park, a pocos kilómetros de Santa Lucía. No es tan grande como el Kruger, pero he leído cosas interesantes sobre él. Tiene dos zonas, y nosotros nos dirigimos al campamento Mpila, de la parte de Hluhluwe. Nada más entrar vemos una manada de perros salvajes, trepando por la ladera, animal que no habíamos visto hasta ahora. Seguimos recorriendo el parque hasta llegar al campamento, que tiene una particularidad importante: solo está protegido contra los elefantes. El resto de fauna salvaje puede penetrar sin problemas (¿a qué resulta emocionante?). Como no podemos entrar todavía en la cabaña, seguimos recorriéndolo viendo animales, sobre todo rinocerontes blancos y negros, con enormes cornamentas, y varias manadas de elefantes.
Descubrimos también a un grupo de leonas dormitar debajo de un árbol. Una de ellas se levanta, y se sube a un árbol cercano (los leones no son tan ágiles como los leopardos o guepardos, pero pueden subir a los árboles). Posteriormente bajará, para tumbarse de nuevo en el suelo. Nos falta ver un leopardo para completar los 5 grandes, pero, a pesar de que lo intentamos, no somos capaces de verlo. Lástima.
A las 4 de la tarde llegamos a nuestro alojamiento, una coqueta cabaña con vistas al valle, muy cerca de la valla "anti-elefantes". Voy a la tienda del campamento (no hay restaurante), y compro cervezas, queso, y tomates baby. Con eso, unas patatas, y un par de salsas, nos haremos la cena, que disfrutaremos en la terraza mientras va atardeciendo, observando a un grupo de antílopes trepar por la montaña.
Una vez anochecido, dos hienas aparecen cerca de la cabaña, buscando comida. Salgo a dar una vuelta con el frontal, para ver si las veo, y me encuentro con gacelas, nyalas y kudus, que corretean al verme. La noche es estrellada, y de fondo, se oyen rugidos de un león. Me resisto a irme a dormir, pero me estoy cayendo de sueño.

15. Hluhluwe-Imfolozi Park-Durban
Tres horas tardamos en llegar a esta importante ciudad sudafricana, al borde del océano. El GPS nos lleva sin problemas al Durban Manor Hotel, un histórico edificio del S. XIX situado en pleno centro urbano, a pesar del imponente nudo de autopistas que tenemos que sortear, y una manifestación en las cercanías.
Dejamos el equipaje en recepción, y nos lanzamos a "patear" una auténtica ciudad africana (hasta ahora habíamos estado en plena naturaleza o en pequeños pueblos). Se ven pocos blancos, y parece muy animada. Vamos primero a la oficina de turismo, donde no son demasiado amables con nosotros, y nos acercamos paseando al Victoria Market, en el barrio indio, donde hacemos algunas compras de artesanía.
En una tienda nos advierten del peligro del barrio, sobre todo por la noche, y salimos de allí para ir a la zona del puerto, el llamado Shark Waldorf, mucho más turístico, donde aprovechamos para comer pescado y gambas con vistas al mar. Por el camino, otra señora nos dice que tengamos cuidado, y comenzamos a preocuparnos. Más tarde descubriré en Internet, que Durban es la 38 ciudad más peligrosa del mundo, en relación asesinatos por habitante, lo que resulta bastante elocuente..
Regresamos al hotel para instalarnos en una magnífica habitación con vistas al puerto (35 €). Nos damos una ducha, y paseamos hasta el CAB, un centro artístico y cultural que tiene bastante fama, pero lo están remodelando, y está cerrado. Volvemos a las inmediaciones del hotel, porque la ciudad no tiene demasiado que ver y, antes de que anochezca, compramos unas ensaladas, fruta y yogurt para cenar en la habitación. Mañana nos espera un día duro

16. Durban-East London
Hoy tenemos por delante la etapa más difícil de nuestro viaje. Son casi 700 km que pretendemos hacer en unas 9 horas, por lo que salimos del hotel a las 5,30, con las primeras luces. Los primeros 150 km son por autopista, y los hacemos bastante rápido, pero después se convertirá en una carretera normal, con buen asfalto, pero con bastante tráfico y frecuentes obras. Atravesamos multitud de ciudades, con importantes atascos en algunos casos, e incluso nos para la policía en un gigantesco control. Menos mal que llevamos todos los papeles en regla, y nos dejan seguir sin problemas, mientras pensaba en cuanta "mordida" ofrecer.
Recorremos la llamada Wild Coast, pero vemos poco el mar, porque la carretera circula por el interior. El paisaje es precioso, con mezcla de bosques de pinos y eucaliptos, zonas de élite con urbanizaciones de lujo, y como contraste, poblados de chabolas, donde malvive la gente, que ni siquiera tiene agua corriente, y donde las letrinas están en el exterior.
Durante el trayecto hacemos varias paradas para echar gasolina, ir al aseo, comer algo.... y sobre las 15,30 h de la tarde, llegamos a Santa Paloma Farm, una idílica granja, rodeada por bosques, en la que pastan cebras, caballos, vacas, ñus y otros animales, aunque el camino de acceso se encuentra en lamentable estado.
La habitación, es modesta pero está muy limpia y disfrutaremos durante toda la tarde de la terraza exterior, con unas cervezas, mirando Internet. Por la noche, se hará una cena comunal, a la que nos apuntamos, y en la que coincidiremos con una familia de suizos, a los que conseguimos entender mucho más fácil que a los propietarios sudafricanos, lo cual eleva un poco nuestra moral en relación a nuestro nivel de inglés.
El coste total del alojamiento, la cena con vino y cuatro cervezas que tomamos por la tarde es de 650 rands, unos 45 €. Baratísimo

17. East London-Addo
Después de recuperarnos perfectamente del palizón de ayer, nos dirigimos al Addo Elephant Park, famoso sobre todo por sus elefantes, y donde estaremos dos días, aunque en este caso, alojándonos en el exterior, que resulta mucho más barato. Tardamos casi 4 horas en llegar a una de las dos entradas del parque y, después de tomarnos un café en el restaurante, iniciamos nuestro recorrido, mapa gratuito en ristre. Lo que más nos sorprende es que, a pesar de su nombre, vemos muy pocos elefantes, siendo lo más interesante descubrir un chacal, que nos mira, desafiante, desde la distancia. Estamos un poco decepcionados, porque después del Kruger, es difícil mejorar la experiencia, así que salimos por la puerta sur, en dirección a Avoca River Cabins, una especie de casa rural de grandes dimensiones, rodeada por naranjos y limoneros (parece la huerta alicantina) y atravesada por un tranquilo río, en el que se puede navegar en canoa.
Una sudafricana nos dirige con su coche, hasta la entrada del establecimiento y, al llegar, Brian, un simpático recepcionista, nos explica en un inglés bastante comprensible, todo lo que debemos saber, antes de dirigirnos a nuestra confortable y amplia habitación, con chimenea incluida, y que da a una preciosa cocina comunitaria, que esa noche tenemos que compartir con otros clientes, en especial con un grupo de maduras sudafricanas que están celebrando un encuentro después de años sin verse.
Vamos caminando, respirando aire puro, a la zona de recepción y la piscina, para utilizar la wifi y tomarnos unas cervezas, mientras veo un poco el Gales-Australia de rugby en una pantalla gigante.
Cuando termina la primera parte, me voy a la habitación, donde descansa Rosi, y prepararemos en la cocina una cena con los restos de provisiones que nos quedan, ya que el restaurante del hotel está cerrado, y el más próximo se encuentra a unos 15 km.
Las amigas sudafricanas están preparando una buena juerga, con música y barbacoa incluida, y una generosa cantidad de bebidas alcohólicas. A las 11 de la noche tengo que llamar a Brian por teléfono (usamos para ello una tarjeta libre que compramos en Durban), para que les dé un toque de la atención, cosa que hará inmediatamente, porque de repente cesaron los ruidos.

18. Addo Elephant Park
Como he comentado, el día anterior habíamos quedado bastante decepcionados con la visita al parque, e incluso barajamos la posibilidad de hacer solo una noche aquí, pero al final decidimos darle otra oportunidad, y bien que la aprovechamos.
Después de desayunar tranquilamente, llegamos a la puerta en menos de media hora, y nada más entrar, veremos a dos hienas subir por la ladera, y cruzar la carretera justo por detrás de nuestro coche. Empezamos bien, nos decimos. Una hora después divisaremos trotando alegremente por la sabana, al que suponemos el mismo chachal que vimos ayer, ya que nos encontramos en la misma zona.
Observamos multitud de antílopes, avestruces, algún elefante en la lejanía (donde estarán los demás, nos preguntamos), hasta que detenemos el coche junto a un 4X4 del parque, cuyos ocupantes están mirando atentamente en dirección a unos arbustos.
Al principio no vemos nada, pero el guía nos indica en voz baja, "lions, lions". No nos lo podemos creer, porque ayer nos dijeron que sólo había unos 10 leones en el parque. En efecto, tumbados debajo de una acacia, podemos observar a una leona y un león macho. De repente, un pequeño fagocero (el pumba del Rey León) aparece en la escena, y se coloca a unos metros de la pareja de felinos, mirándolos desafiante. Está loco pensamos, se lo van a zampar en unos segundos, pero los leones debían tener poca hambre, porque ni se inmutaron, y siguieron en la misma posición.
A los pocos minutos, la pareja comienza a andar, terminando desapareciendo de nuestra vista. El guía conduce su vehículo ladera abajo intentando no perderlos de vista, y nosotros seguimos detrás de él dando la vuelta a un pequeño montículo, pero nos llevamos una buena decepción, porque los leones debieron de quedarse debajo de otro árbol, y no los volvimos a ver.
Seguimos circulando hasta la parte sur, cerca del mar, desde donde se obtiene una visión preciosa del Índico y de grandes dunas blanquecinas, que contratan con el azul del océano. De regreso, al salir de una curva, nos encontramos con varios coches aparcados, con decenas de cámaras saliendo por las ventanas, y no es para menos; a unos 150 metros, aparecen ante nuestra vista 3 hermosos ejemplares de lo que creemos leopardos. En rarísimo. Primero, que haya 3 leopardos adultos juntos, y segundo que se vean tan bien, a plena luz del día. Una vez en España, al ver las fotos, nos daremos cuenta de que en realidad eran guepardos, que son animales más sociales y con costumbres diurnas, al contrario que el solitario y nocturno leopardo. Es impresionante verlos caminar, con esos cuerpos estilizados que parecen siempre en tensión. Al fondo, vemos un avestruz, y rezamos porque fueran a por él, pero permanecen tranquilos sesteando entre los arbustos. Nos deleitamos con su visión, mientras que nos comemos unas galletas y unas patatas fritas. Hemos tenido mucha suerte y estamos contentos. Seguimos nuestro recorrido, y, por fin, comenzamos a ver bastantes elefantes en los alrededores hasta que, después de un cambio de rasante, nos encontramos con una manada que circula por la carretera, justo por nuestro lado. Después de frenar en seco, con el susto en el cuerpo, nos situamos a la derecha, y esperamos casi sin respirar a que pasen todos, alguno de los cuales casi roza nuestro frágil Toyota. Pienso que si uno de estos animales echa el pie sobre la chapa, la arrugaría como una lata de cerveza.
Sobre las 14,30 llegamos al restaurante del parque, y nos damos un homenaje, dando gracias a nuestro particular "ángel de la guarda" por habernos permitido disfrutar de esta grandiosa experiencia. Nos tomaremos un jugoso rump steak de 300 gramos para mí y un tierno chateubriand para Rosi, acompañados de dos pintas de cerveza, y media botella de vino (total 50 €). Delicioso
Al terminar de comer, iniciamos el regreso al Avoca River Cabins, donde disfrutaremos el resto de la tarde, de la fantástica terraza (ese día no hay más clientes), y de los bucólicos alrededores.
Terminaremos el día bebiendo una botella de merlot que hemos comprado en el parque.

19. Addo-Parque Nacional Tsitsikamma
Nuestro fascinante viaje continúa. Hoy alcanzaremos de nuevo el Índico, en concreto el precioso Parque Nacional Tsitsikamma, al que llegaremos a través de la N2. Este tramo de carretera nos sorprende con grandes prados donde pacen vacas y caballos, y bosques de coníferas y eucaliptos que en algunos momentos nos transportan a la España norteña.
Pocos kilómetros después de cruzar el puente del río Storm se encuentra la entrada para acceder al Parque Nacional. En lengua khoisan, Tsitsikamma significa “lugar de mucha agua” y supongo que el nombre es debido a sus abundantes y frecuentes lluvias a lo largo de casi todo el año. El parque incorpora 80 km de costa rocosa de agrestes paisajes, y altos acantilados sobre el Océano, rodeados de verdes bosques y montañas alfombradas de fynbos, la formación vegetal más extendida de toda esta región, formada por diversos tipos de matorral.
Después de cumplimentar los trámites de entrada (bendita wild card), llegamos al borde del mar, donde aparcaremos el coche para iniciar un precioso recorrido hasta una cascada cercana, siempre bordeando el océano. Aunque plano, no es nada fácil porque transcurre casi íntegramente a través de rocas, y hay que ir con cuidado. En total tardaremos 3,30 horas. Al regresar, haremos otra breve excursión, hasta un maravilloso puente colgante sobre el río Storm, situado justo en su desembocadura en el océano.
De vuelta, comeremos en el restaurante al aire libre, deleitándonos con la vistas de las olas chocando contra las rocas, antes de encaminarnos al Serenity Retreat, un hotelito situado en el pequeño poblado de Storms River Village, que parece sacado de una película del oeste americano, con dos calles en las que se encuentran un par de restaurantes, un pub y una tienda, en este caso regentada por un chino (están en todas partes nos decimos, jejeje), y donde nos alojaremos en una pequeña cabaña circular, al estilo zulú, francamente confortable. Comienza a llover, y aprovechamos para hacernos una sopa calentita, y una ensalada (tenemos poca hambre, porque además de tarde, hemos comido de fábula), antes de irnos a dormir.

20. Parque Nacional Tsitsikamma-Wilderness
Uno de los grandes atractivos de Sudáfrica es su gran diversidad de ecosistemas, y por tanto, de paisajes, de fauna y flora, y la llamada Garden Route, que hoy vamos a iniciar, es un perfecto ejemplo de ello
Después de desayunar al estilo español (tostadas con tomate rallado y aceite, y café con leche), iniciamos un recorrido costeros, que pasa por ser uno de los más bellos del mundo, con multitud de acantilados y miradores que permiten una visión única del océano, rodeados por montañas tapizadas de coníferas. En el encontraremos una amplia densidad de casas de vacaciones, y urbanizaciones de lujo, todas ellas ocupadas por blancos. La primera parada la hacemos en Natures Valley, un idílico lugar plagado de "casoplones" de alto standing, mantenidos por gente de color, que rodean una inmensa playa donde el mar bate con furia. Son las 8 de la mañana y no hay nadie, así que disfrutamos como enanos de esta naturaleza salvaje.
Seguimos ruta, y en otro lugar "para ricos" Pletteberg Bay, hacemos una parada para intentar ver alguna ballena desde un mirador cercano, aunque no lo logramos. Aprovechamos para hacer una compra en el Spar, nuestro supermercado de cabecera. Después nos dirigimos a la cercana y muy recomendable Roberg Nature Reserve, una espectacular península que penetra en el Índico, en el que diversos recorridos te permiten acercarte a playas salvajes y solitarias, ver miles de focas descansando sobre las rocas, avistar ballenas, atravesar dunas milenarias, en fin, una maravilla. Hago uno de los recorridos, mientras Rosi, un poco dolorida en su maltrecha rodilla, después de la excursión a la cascada de ayer, me espera sentada en un mirador, leyendo tranquilamente. Cuando regreso, dos horas después, nos tomamos unas cervezas que llevamos en la nevera, junto a una bolsa de doritos, contemplando la inmensidad del océano. No creo que haya mejor lugar para tomar una birra.
Seguimos nuestro recorrido, hasta llegar a la turística ciudad de Knysna. A la entrada nos recibe un enorme township (poblado de chabolas) que contrasta lamentablemente con las mansiones y los yates que veremos más tarde en la zona costera. Damos un paseo por el Waterfront, un centro comercial lleno de tiendas y restaurantes al lado del puerto, donde veo que las ostras son baratísimas (menos de 0,50 € cada una). Qué pena el que me sienten tan mal, aunque me dan ganas de arriesgarme.
Desde aquí nos acercamos a los Heads, uno más de los espectaculares miradores que hay en toda la zona, donde nos deleitamos con las vistas de Knysna y alrededores.
Es medio día, así que nos dirigimos a Wilderness, que más que una ciudad, es un conjunto de urbanizaciones y casas de lujo, con vistas al océano. Allí, en el hotel Wilderness Beach Resort, tenemos reservada una habitación al increíble precio de 17 €. Gracias al GPS, conseguimos llegar al lugar, que no tiene nombre por ninguna parte, y en el que se encuentran unos obreros trabajando. Nos percatamos de que no nos esperan, pero bueno, le damos al encargado (que resultará ser chef), el papel de la reserva, e inmediatamente nos dice que el precio es un error. Nosotros no nos inmutamos y le decimos que no es nuestro problema. Hace un par de llamadas por teléfono, y al final aceptará resignadamente que paguemos lo estipulado en la reserva.
El hotel consta de dos modernos edificios, unidos por una escalera, y nos llevan a una preciosa habitación, moderna y funcional, con tonos blancos y una pequeña cocina, que da a una enorme terraza colgada sobre los acantilados. Cuando la vimos, nos quedamos petrificados por las vistas. Decidimos quedarnos allí toda la tarde, disfrutando, en soledad, de nuestro increíble alojamiento,
Al final, después de la tensión generada cuando llegamos, haré buenas migas con el chef, al que ilustro sobre la importancia de los cocineros y restaurantes españoles, cosa que él desconocía (vaya chef me digo). Se queda asombrado con el precio de un menú degustación en el Quique Dacosta alicantino (al cambio, unos 3.500 rands por persona, más bebida).
Cuando se han ido los obreros, asisto a un soberbio atardecer en solitario, a través del inmenso ventanal de saloncito, tumbado en un cómodo sofá, intentando infructuosamente descubrir alguna ballena en el horizonte
El restaurante está cerrado, así que nos haremos unos sándwiches y una ensalada, acompañados de una botella de vino de la variedad syrah.
Comienza a llover, y a las 8 nos acostamos, para leer un poco antes de caer rendidos, en los "brazos" del mullido edredón.


21. Wilderness-Swellendam
Hoy nos levantamos un poco más tarde, y "perreamos" un poco más de lo habitual, porque nos da pena dejar el hotel, y porque tenemos todo el día para hacer 300 km, para llegar a la pequeña localidad de Swellendam. En el camino, haremos una larga parada en la localidad de Mossel Bay, donde visitaremos el interesantísimo Bartolomeu Días Museum, que lleva el nombre del primer navegante europeo que dobló, a principios de 1488, el extremo sur de África, llegando al océano Índico desde el Atlántico, uno de los eventos más importantes en la historia de la navegación a vela. Su viaje, continuado por Vasco de Gama una década más tarde (1497-1499), contribuyó al descubrimiento de la ruta marítima a la India. Lo más interesante es una réplica exacta de la nave en la que viajaban los descubridores, y un pequeño museo, con mapas y documentos (muchos de ellos auténticos), sobre los logros conseguidos por los navegantes portugueses y de otras naciones.
Nos alejamos poco a poco de la costa, y sobre la una del medio día, llegamos a Swllendam, donde nos alojaremos en el recomendable Flametree GH. La habitación es muy confortable, y los propietarios se desviven porque todo esté a nuestro gusto.
Comemos extraordinariamente bien en un restaurante cercano, donde pruebo uno de los platos nacionales, el bobotie, una especie de pastel carne picada de cordero o ternera, muy especiada, sobre todo con curry, y cubierta por huevo. Está bueno, aunque al final se me hace un poco pesado. Rosi no "arriesga" y se "mete" un solomillo demasiado hecho para mi gusto. Acompañamos la carne con una botella de Merlot.
Al terminar, damos un paseo por este pueblo extraordinariamente limpio, con casas bajas, un campo de rugby, un centro comercial y varios restaurantes y pubs, que podría estar perfectamente en cualquier lugar de Gran Bretaña o Estados Unidos.
Está lloviendo, así que no nos demoramos mucho en volver a la guest house, y a las 7 de la noche, ya estamos en la habitación, en la que nos haremos uno café con pastas, a modo de frugal cena, antes de irnos a dormir.

22. Swellendam- Gaansbaii
De nuevo volvemos a la zona costera, y nos dirigimos inicialmente al Parque Nacional De Hoop. El GPS nos lleva por pistas de tierra embarrada (anoche llovió bastante), y atravesamos enormes extensiones de tierra, pobladas de granjas, en las que pastan desde vacas y corderos, a avestruces y caballos. Parece que estamos cruzando el estado de Arkansas u Oklahoma en EE.UU. No se ve un alma y no hay apenas indicaciones, así que vamos un poco tensos, ante la posibilidad de atascarnos en el barro. Después de un par de horas llegamos al Parque, donde veremos cebras, antílopes, pero no ballenas, que era nuestro objetivo. El camino por dentro es horroroso, y lamentamos habernos acercado hasta aquí. Realmente no merece la pena.
Después de esta pequeña decepción, nos dirigimos al Cabo de Agulhas, el verdadero extremo sur del continente africano (y no el mundialmente famoso Cabo de Buena Esperanza). Allí, se encuentra el punto imaginario, en el que se unen el océano Atlántico, con el océano Índico. Nos hacemos las fotos de rigor, y subo a lo alto del faro, construido en 1849. Comemos unos bocatas frente al mar, y continuamos ruta hasta llegar a la localidad de Gaansbaii donde encontraremos a Johanes, el propietario del Villa Ocean G.H. un verdadero caballero que me ayudará a conseguir sitio en un bote para sumergirme junto a los tiburones blancos, y acompañará a Rosi durante la mañana siguiente mientras yo realizo esta actividad.
Después de instalarnos, nos acercamos dando un paseo hasta una playa cercana, desde donde divisaremos varias ballenas, mientras el sol se va ocultando poco a poco.
De regreso a la habitación, y tras la ducha, nos marchamos a cenar a un sitio recomendado por Johanes, pero no nos acordamos del nombre (que cabeza tenemos), así que vamos al primer restaurante en el que encontramos gente, donde cenaremos muy bien a base de pescado y mejillones, aunque el servicio es extremadamente lento. Dado lo que tardaron en servirnos, nos dio tiempo a bebernos dos cervezas grandes, y una botella de vino blanco de la uva chenin blanc, por lo que salimos un poco achispados. En el pueblo no hay nadie en las calles, y de nuevo nos recuerda a un pueblo americano, tantas veces visto en las películas. Menos mal que estamos cerca, y que nos acordamos de como volver, aunque antes debemos pasar por delante de la comisaría policía, en cuyo exterior hay varios coches oficiales aparcados, lo cual nos causa un buen sobresalto.

23. Gaansbaii-Hermanus-Bettys Bay.
Me han citado en el puerto, para ir a hacer la actividad de los tiburones blancos. y allí estoy a las 6,30. Pago el caro pasaje (unos 95 €), y después de un desayuno bufet bastante contundente, subo junto a unas 30 personas más en el barco. En 20 minutos hemos llegado al lugar donde se va a realizar la actividad. Bajan una jaula metálica que colocan pegada a un lado del barco, y comienzan a echar restos de pescado, mientras nos facilitan el neopreno y unas gafas de snorkel. Un buen rato después, aparece el primer tiburón blanco, que me decepciona un poco, porque no es demasiado grande. Piden voluntarios para introducirse en la jaula en el primer turno, y yo soy uno de ellos (error, porque los que se introdujeron después estuvieron más tiempo, y vieron más tiburones). El agua está bastante fría (que diferencia con el Índico), y nos colocamos en la jaula, con la cabeza fuera del agua. Cuando aparecía un tiburón, te decían "down, down" abajo, abajo para que metieras la cabeza y lo pudieras ver de cerca. Así, durante unos 20 minutos en los que pude disfrutar de la visión de varios tiburones asomando el morro por los barrotes. En cualquier caso, resultó menos excitante de lo que pensaba, y en ningún momento sentí el subidón de adrenalina que esperaba.
Al salir, nos proporcionan toallas, zumos, snacks, y esperamos hasta que todos los turistas se metan en la jaula, tras lo que volvemos a puerto.
Regreso al Villa Ocean, donde me espera Rosi. Me doy una ducha, y nos vamos después de despedirnos afablemente de Johanes, que acompañó a Rosi durante toda la mañana, e incluso la invitó a desayunar. Gracias amigo.
Desde allí, nos dirigimos a Hermanus, un pueblo bastante "pijo" famoso por el avistamiento de ballenas en su espléndida bahía. Es sábado y hay mucha gente, y podemos observar al menos 10 ballenas que juguetean en el agua. Después de unas horas, seguimos nuestro camino dirección Bettys Bay, donde tenemos reservado el alojamiento para esa noche. Antes de ir a él, llevamos el coche a un lavadero, donde nos lo dejan impoluto, y vamos a una zona de pingüinos enanos, a la que no podemos acceder, por llegar 1 minuto tarde, según el vigilante. Al menos podemos verlos desde fuera.
Nuestra habitación tiene una pequeña terraza desde la que se ve el mar, y su joven propietaria, se muestra muy interesada en conversar con nosotros, sobre lo humano y lo divino, lo que resultará un pequeño problema porque no la entendemos todo lo bien que deseáramos.

24. Bettys Bay-Ciudad del Cabo.
Hoy llegamos a Ciudad del Cabo, nuestro destino final. Antes visitaremos la colonia de pingüinos enanos de Boulder Beach, atravesaremos preciosos pueblos costeros, con pequeñas playas donde todavía se utilizan casetas de madera pintadas con vivos colores, para cambiarse, y veremos bastantes señales que previenen sobre los tiburones blancos.
El plato fuerte del día será la visita al Table Mountain National Park, donde se encuentran dos cabos famosos, el Cape Point, en cuya cima hay un viejo faro y desde el cual se ven unas vistas maravillosas, y el famoso Cabo de Buena Esperanza, inicialmente llamado por Bartolomeu Días, Cabo de las Tormentas, lo que indica la peligrosidad de la zona, en la que se han producido muchos naufragios a lo largo del tiempo. Los portugueses, descubrieron que pasando este cabo, uno de los extremos más meridionales del continente africano, se podía seguir navegando hacia el este, hacia la India. Durante muchos años, los navegantes temieron no encontrar una posible ruta marítima que llegara hasta dicho lugar, por lo que denominaron a este cabo de Buena Esperanza.
Nos quedan pocos kilómetros para llegar a Ciudad del Cabo, lo que haremos a través de la espectacular Chapman's Peak Drive, una estrecha carretera colgada sobre el océano. A pesar de nuestro temor a entrar en una gran ciudad, el GPS nos lleva sin problemas al recomendable hotel On St.Georges, situado en pleno centro. Allí dejaremos el coche en el garaje, y nos acomodaremos en una fantástica habitación, con vistas a la famosa Table Mountain que visitaremos mañana.
Veo la segunda parte del Sudáfrica-Gales (ganaron los springboks con dificultad), antes de salir a cenar a un restaurante cercano. Son las 7 de la tarde, y no hay un alma en la calle. Nos da un poco de "yu-yu", y recuerdo que Ciudad del Cabo es la 14 ciudad más peligrosa del mundo, "detalle" que "olvido" comentar a Rosi. Teniendo en cuenta todo ello, nos metemos en el primer restaurante en el que vemos a blancos sentados. Después de cenar, compramos galletas y yogures en una tienda cercana, para tomarnos el postre, y regresamos al hotel caminando con rapidez.

25. Ciudad del Cabo
Tras un opíparo desayuno tipo bufet, devolvemos el coche que, milagrosamente no tiene rasguño alguno, después de más de 5.000 kilómetros por todo tipo de carreteras y pistas de tierra, y decidimos coger el Red Bus, un autobús turístico que recorre toda la península del cabo, con diferentes rutas. Es muy barato (unos 12 € por persona), y te permite subir y bajar en cualquier parada. Francamente recomendable
Nuestra primera visita será la famosísima Table Mountain, considerada una de las 7 maravillas naturales del mundo, según un polémico concurso internacional que se realizó hace años, y que no creo que refleje fehacientemente la realidad. Desde luego en el listado aparecen sitios maravillosos como la Bahía de Halong en Vietnam, o las cataratas de Iguazú, pero se obvian otros muchos igual, o más increíbles.
Como su nombre indica, es una montaña con forma de mesa y forma parte del Table Mountain National Park, parte del cual visitamos ayer, junto a las cercanas Lion`s Head (montaña de león) y los llamados 12 apóstoles, una serie de picos a lo largo del litoral atlántico. Para llegar a ella, se utiliza un moderno teleférico que va girando durante el ascenso y el descenso, de manera que todos los visitantes puedan tener una vista panorámica de la ciudad, y de los alrededores, aunque también se puede subir andando, en un recorrido de unas 3 horas. Una vez en la cima, la libertad es total para caminar u observar el hermoso paisaje. Existen algunos caminos señalizados sobre la base plana de la montaña que permiten una visión de toda la zona. Desde luego, las vistas son impresionantes, y paseamos unas 2 horas por los alrededores llenos de gente.
De regreso, cogemos de nuevo el Red Bus, que recorrerá la franja costera cercana a la ciudad, con múltiples playas llenas de gente, que aprovecha el buen tiempo (aunque no se baña nadie), y exclusivas y lujosas mansiones.
Hacemos otra parada en el Waterfront (la zona del Puerto), donde tomaremos unas cervezas y unos bocatas, conversando con un grupo de españoles que están trabajando en la ciudad.
Desde aquí cogeremos otra ruta del Red Bus, la llamada del vino, que nos llevará a visitar un par de bodegas donde poder degustar el afamado vino sudafricano, aunque ya lo hemos probado con profusión durante el viaje, jejeje.
La primera parada se hace en Groot Constantia, el primer gran viñedo de Sudáfrica. En 1652 llegaron los holandeses al Cabo de Buena Esperanza y siete años más tarde ya estaban produciendo vino, porque pensaban que prevenía el escorbuto que atacaba a los marineros de la Compañía de las Indias Orientales. En 1685, el gobernador de la Colonia, Simon van der Stel, fundó el gran viñedo de Constantia (con la ayuda de esclavos negros, claro), La propiedad mayor, Groot Constantia, es una finca encantadora con edificios de estilo holandés de los siglos XVII y XVIII, y una vista espléndida de la Table Mountain y su rara vegetación. En la sala de degustación, puedes probar cinco de sus 18 distintos vinos, por 40 rands, unos 3 €. El lugar está bastante lleno de turistas blancos, con la excepción de dos personas de color.
Son las 4 de la tarde, y nuestra intención es la de hacer otra ruta por la ciudad, en el mismo Red Bus, pero la grabación en castellano del autobús turístico, avisa de la posibilidad de visitar otra bodega, y después de mirar a Rosi, que me "remite" una sonrisa de complicidad, decidimos bajarnos en la Eagle`s Nest wines, que data de 1836. Llegamos casi a la hora del cierre de la degustación, pero nos servirán 4 vinos (en este caso elegidos por ellos), en el maravilloso jardín de la bodega, rodeados por árboles, y oyendo el discurrir del agua de un pequeño riachuelo.
La vuelta a Ciudad del Cabo la haremos bordeando la costa, observando el atardecer, en un autobús abarrotado de turistas perjudicados por el elixir de Baco.
Cuando el autobús nos deja en la parada, ya es casi de noche, así que queremos cenar algo camino del hotel, pero está todo prácticamente cerrado, y no se ve a nadie por las calles. Hace bastante viento, lo que acrecienta la sensación de inseguridad en la zona, por lo que decidimos comprarnos unas hamburguesas en un Burger King que vemos abierto, y degustarlas en el hotel. Así lo hacemos, y llegaremos a nuestra habitación sobre las 7 de la tarde, donde cenaré viendo el Deportivo-Atlétic que comienza en ese momento. He de decir que la hamburguesa está igual de mala que en los Burger King españoles, y no tiene nada que ver con las que hemos probado hasta ahora. Maldita globalización

26 y 27. Ciudad del Cabo-Ámsterdam-Alicante
Hoy es nuestro último día de este apasionante viaje. Ayer confirmamos con el amable recepcionista, la posibilidad de hacer el check in a las 6 de la tarde (tenemos el vuelo a Ámsterdam a las 11 de la noche), sin coste, un verdadero detalle.
Quiero visitar el interesantísimo museo del Distrito 6, elocuente muestra de lo que significaron los oscuros años del apartheid. El Distrito 6 era una zona residencial situada en un lugar privilegiado, cerca del puerto, la Table Mountain, y el centro de la ciudad. Las personas que se asentaron allí, eran una mezcla racial de lo más variada, negros, mestizos, indios y malayos, formaban un colorido tapiz cultural. Pero este barrio de familias humildes se convirtió, dada su envidiable localización, en objetivo del racista gobierno blanco en los años 60. Éste lanzó campañas publicitarias desacreditadoras, tachando a sus habitantes de criminales, drogadictos y vagos, y denunciando la existencia de prostíbulos, bares y casas de juego. Todo era falso, pero eso no sirvió para nada y los bulldozers comenzaron a derruir las primeras casas en 1,968. Dos años antes el Distrito 6 había sido declarado zona de “sólo blancos”. Así, como suena. Entre 1968 y 1982 60.000 personas fueron forzadas a dejar sus casas y trasladadas a una deprimente meseta arenosa cercana al aeropuerto, a unos 25 kilómetros del centro de Ciudad del Cabo, donde muchos de ellos siguen malviviendo.
La planta baja del museo está ocupada por un inmenso mapa del Distrito 6 dibujado en el suelo. En él, las familias desalojadas han marcado con rotuladores donde estaban sus casas, y algunos dejan frases y mensajes de melancolía y dolor. Pasamos un buen leyendo todos aquellos mensajes póstumos de sueños despojados a la fuerza, y observando repelentes letreros racistas que, aunque ahora nos parezcan increíbles, hace 30 años eran algo común en la realidad sudafricana . En realidad todo el museo es un espacio dedicado a esas familias. Un lugar donde poder expresarse y exorcizar sus fantasmas. Hay poesías, escritos dejados en piedra, en baldosas, y nos hicieron reflexionar sobre la maldad del ser humano, y lo poco que hemos aprendido.
Impresionado por esta visita, nos dedicamos a pasear, hacer las últimas compras y comer en el Waterfront. Yo pido una buenísima sopa de marisco, y linefish, pescado blanco parecido a la lubina, mientras Rosi prefiere un solomillo chateubriand, al que le ha tomado el gusto. Después de dar por finalizada nuestra inmersión en la sabrosa gastronomía sudafricana, regresamos al hotel, para descansar un rato, preparar las maletas y salir en taxi hacia el aeropuerto (el taxista no pone el taxímetro, y nos intentará "clavar", pero conozco el precio porque me lo dijo el recepcionista, y eso es lo que le pago, haciendo caso omiso a sus protestas)
El vuelo transcurre sin novedad, y a las 10 de de la mañana del día siguiente llegamos a Ámsterdam. Como hasta las 6 de la tarde no partimos hasta Alicante, iremos en tren a la capital holandesa, donde pasearemos durante unas horas entre sus maravillosos canales, rodeados de muchísima gente joven, y de cientos de bicicletas.
A las 10'30 de la noche llegaremos a casa. Estamos desechos, pero también muy satisfechos, después de 25 días apasionantes. Gracias Sudáfrica.
Etapas 1 a 3,  total 4
 1  2  siguiente siguiente


📊 Estadísticas de Diario ⭐ 4.1 (9 Votos)
  Puntos Votos Media Visitas
Actual 0 0 Media 15
Anterior 0 0 Media 16
Total 37 9 Media 4896

05 Puntos
04 Puntos
03 Puntos
02 Puntos
01 Puntos
Para votar necesitas conectarte como usuario registrado.
Te puedes registrar gratis haciendo click aquí

comment_icon  Últimos comentarios al diario Sudáfrica: 5.000 km desde Johanesburgo a Ciudad del Cabo
Total comentarios: 6  Visualizar todos los comentarios
Marimerpa  marimerpa  19/11/2015 15:20   📚 Diarios de marimerpa
Muy bueno el diario. Me uno a la sugerencia de las fotos y te dejo 5 estrellas.
Victormiguel  victormiguel  19/11/2015 15:37   📚 Diarios de victormiguel
Hola. Gracias davovo y maripepa. En mi blog de viajes (victormiguelsaiz.blogspot.com), aparece el diario con fotos, y con las etapas pormenorizadas, día a dia.
Frajamulo  frajamulo  04/03/2016 20:20
Magnifico diario, en principio no me animé a leerlo por la cantidad de letras y ninguna foto, pero al final melo he leido entero y.....me ha solucinado algunas dudas.
Gracias victormiguel.
Tienes mis 5 estrellas.
Pichi-puchi  pichi-puchi  13/10/2016 06:22   📚 Diarios de pichi-puchi
Hola victormiguel,
muchas gracias por el diario.
Me ha entretenido mucho.
Te quería preguntar si lo que uas para el Ipad offline es el Google Maps o llevas instalada alguna aplicación.

Nos vamos en 2 semanas y estoy con los últimos detalles prácticos.
Te dejo las 5* Gracias! Sonriente
Ramon86  ramon86  28/12/2022 16:28   📚 Diarios de ramon86
Comentario sobre la etapa: Conclusiones y Recomendaciones
Muy bueno el diario, me ha encantado leerlo, muchas gracias por la información, como me gustaría poder viajar a este país y visitar el Kruger!!
CREAR COMENTARIO EN EL DIARIO


👉 Registrate AQUÍ

Diarios relacionados
SUDÁFRICA, DOS SEMANAS POR EL KRUGER Y LA COSTA SURSUDÁFRICA, DOS SEMANAS POR EL KRUGER Y LA COSTA SUR 15 días de agosto en Sudáfrica. Un viaje con dos partes: una semana viendo... ⭐ Puntos 4.91 (44 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 326
Por el norte de SUDÁFRICA. Montañas, playas, fauna y sus gentesPor el norte de SUDÁFRICA. Montañas, playas, fauna y sus gentes Durante 16 días visitaremos el norte de la extensa república... ⭐ Puntos 5.00 (27 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 265
SUDAFRICA: 23 días de aventura solos; del Atlantico al Indico .....SUDAFRICA: 23 días de aventura solos; del Atlantico al Indico ..... En tren, autobus, avion y 4000km en carro alquilado. ..... ⭐ Puntos 4.37 (38 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 193
SUDÁFRICA EN EL CORAZÓN (JULIO 2015)SUDÁFRICA EN EL CORAZÓN (JULIO 2015) Un viaje recorriendo parte de Sudáfrica y una pequeña parte de Swazilandia. Un viaje... ⭐ Puntos 4.85 (48 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 192
17 DÍAS EN SUDÁFRICA POR LIBRE17 DÍAS EN SUDÁFRICA POR LIBRE Diario práctico con fotos y gastos diarios. ⭐ Puntos 4.95 (21 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 154

forum_icon Foros de Viajes
Pais Tema: Viajar a Sudáfrica
Foro África del Sur Foro África del Sur: Foro de Viajes del Sur de África: Sudáfrica, Namibia, Zimbabwe, Bostwana, Mozambique
Ir a tema del foro Ir a tema del foro
Últimos 5 Mensajes de 1255
573358 Lecturas
AutorMensaje
shark2213
Shark2213
Super Expert
Super Expert
23-05-2015
Mensajes: 865

Fecha: Mie Abr 24, 2024 08:01 pm    Título: Re: Viajar a Sudáfrica

Un par de apuntes. Llegando a las 11 a cape town, no es posible hacer el jardín botánico y las zonas de viñedos. No hay tiempo material. Después del largo viaje, poco más que visitar el waterfront y ya a esas horas. Además que anochece muyyyu pronto y cape town ( al igual que en toda Sudáfrica ) se convierte en la película de La Purga.
Por otro lado, en Santa Lucía no vas a ver cocodrilos. Solo hipopótamos.
Un saludo.
indamatossi.marta
Indamatossi.marta
Dr. Livingstone
Dr. Livingstone
05-06-2014
Mensajes: 5036

Fecha: Mie Abr 24, 2024 08:01 pm    Título: Re: Viajar a Sudáfrica

"Bats" Escribió:
Macontreras66 no conozco ninguna empresa pero si te puedo decir que el año pasado hicimos Sudáfrica y Swazilandia por libre y es muy pero que muy fácil y evidentemente mucho más económico.
Nada que ver con Kenia o Tanzania.
Yo de ti me lo plantearía.

Totalmente de acuerdo con esta opinión.
Messnerise
Messnerise
Experto
Experto
07-09-2017
Mensajes: 114

Fecha: Mie Abr 24, 2024 08:33 pm    Título: Re: Viajar a Sudáfrica

Hice rutas por Sudáfrica y Botswana con Nomad Tours África ( venden lo mismo que African Overland Tours) son las típicas rutas en camión, opción camping.
santi1966
Santi1966
Indiana Jones
Indiana Jones
16-11-2007
Mensajes: 1265

Fecha: Jue Abr 25, 2024 09:24 am    Título: Re: Viajar a Sudáfrica

A nivel de infraestructuras en tema de carreteras, bed and breakfast, etc..., hay momentos en los que piensas que estas por Alemania, Holanda... Carreteras en perfectísimas condiciones, cuidadas. Es muy habitual alquilar coche de alquiler, y montar el viaje a tu bola... Teniendo en cuenta únicamente las horas de luz, y evitar en la medida de lo posible circular de noche (hay muchísima fauna, y por otro lado muchos coches sin luces... No es por otra cosa). Nosotros nos cruzamos Sudáfrica en la primera ocasión por una ruta poco habitual, en vez de por la costa, fuimos de Kruger a Ciudad...  Leer más ...
lanchone
Lanchone
Indiana Jones
Indiana Jones
18-08-2015
Mensajes: 1534

Fecha: Jue Abr 25, 2024 03:09 pm    Título: Re: Viajar a Sudáfrica

@Santi1966, puedes comentar tu ruta por el interior a la que haces referencia?.

Yo viajaré en octubre, mismo recorrido que tú, desde Kruguer hasta Ciudad del Cabo, y me gustaría visitar alguna zona por el interior.

Gracias
Respuesta Rápida en el Foro

¡Regístrate Aquí para escribir en el Foro!


Mostrar/Ocultar Galería de Fotos
All the content and photo-galleries in this Portal are property of LosViajeros.com or our Users. Aviso Legal - Privacidad - Publicidad
Nosotros en Redes Sociales: Pag. de Facebook Twitter instagram Canal de Youtube