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SELVA NEGRA, Normandia, Nueva York, Irlanda, USA - Diarios de Lamiri

SELVA NEGRA, Normandia, Nueva York, Irlanda, USA - Diarios de Lamiri ✏️ Blogs de Global Global

Varios diarios de viajes de Jaoquin y Miriam, por Francia, Alemania, USA...
Autor: Lamiri  Fecha creación:  Puntos: 4.9 (15 Votos)
USA: BOSTON, NIAGARA, WASHINGTON

USA: BOSTON, NIAGARA, WASHINGTON


Localización: USA USA Fecha creación: 09/03/2007 15:01 Puntos: 4.8 (9 Votos)
OCTUBRE/2005

El viaje de mis sueños, un año de preparación y planificación: Estados Unidos

Fecha de comienzo de la expedición: 8 de Octubre.
Duración de la expedición: 15 días. 7 en ruta, 7 en Nueva York.
Miembros expedicionarios: 3 ( Miriam, Joaquín y Rosi)
Itinerario: 7 días recorriendo en coche tres estados.

El día 8 de Octubre

Salimos de Madrid con Iberia rumbo JFK. Llegamos al aeropuerto a las 7 p.m. hora local, que entre recogida de maletas, y etc se nos hicieron... las tantas. Y además el JFK es una locuuuuura. pero en fin, menos mal que la primera noche la habíamos reservado en un hotel del aeropuerto, el Ramada Plaza, pero aún así llegar hasta el hotel con las maletas, lloviendo, sin enterarnos de ná fue toda una odisea. Me ahorraré las penurias del tren aéreo y etcéteras... solo aclarar, para quien lo necesite, que el tren del aeropuerto es gratuito, no hay que sacar tikets. Nos costó veinte minutos descubrirlo.

Llegamos al Ramada casi a las 9, descubrimos que el hotel estaba fenomenal y empezamos a entusiasmarnos con la idea... estábamos en Estados Unidos!!!! uauh... En el hotel había una boda que parecía la de la familia Wislow. Todos gigantes, llenos de cadenones de oro y joyas y ropas estrafalarias... las mujeres con guantes de tul y sombreros... y nosotros comiéndonos en la barra del bar una pedazo de hamburguer gigante con los ojos como platos y sin poder parar la risita nerviosa.

Caímos en la cama como si nos hubiesen disparado.

Domingo día 9.

El Jet Lag hizo aparición y a las cinco de la mañana estábamos de pie, entre los nervios y el cambio de hora... Desayunamos un súper buffet de frutas en el hotel y recogimos el coche de alquiler. Un poco de follón para salir del aeropuerto, un poco más de follón para orientarnos por las carreteras, pero finalmente y gracias a mi súper habilidad como copiloto, tomamos la carretera rumbo New England.

! Qué emocionante! Cuando vimos el primer MC Donals en la carretera paramos a hacerle unas fotos... luego, a lo largo del viaje, habremos visto unos doce millones de MC Donals. Pero era el primero y claro...

El viaje precioso, unos paisajes... íbamos con la boca abierta. En el margen de la carretera comienzan a aparecer animales dispares: mapaches, tejones, ardillas, perritos de las praderas…asombroso.
Nuestra primera parada en SouthBorough, al oeste de Boston, en el hotel Reed Roof Inn. Un hotel de carretera muy bonito, rodeado de bosque. La habitación da directamente a la calle, como habíamos visto tantas veces en el cine, y aparcamos el coche en la puerta.

El paisaje en Massachusets es una pasada, precioso, espectacular: árboles de todos los colores imaginables, lagos rodeados de casitas de madera, bosque hasta donde alcanza la vista…

Comimos en un Wendys y luego fuimos a ver SALEM. Nos gustó muchísimo y echamos la tarde de paseo, con cara de embobaos, fotografiándolo todo. Es un pueblo pequeñito, con casas coloniales, puestos callejeros y un puerto muy bonito. Cenamos en el puerto, en el Vistoria Station un restaurante muy romántico iluminado con cientos de lucecitas y una gran cristalera, con los barcos frente a nosotros. Sopa casera, pan de cereales con mantequilla y pescado con patatas.

Lunes 10.

Boston. Desayunamos en un Dunkin Donuts junto al hotel y luego caminito a Boston. Y Seguimos alucinando. Aparcamos bajo el Boston Common por que era festivo y tenían tarifas especiales. Vimos un festival de deportistas y unas carreras... muy americano, globos, banderines...
y a flipar con las ardillas. Hay miles!
Recorrimos el Freedom Trail (una línea amarilla pintada en el suelo) viendo todos los monumentos del centro y los rascacielos y luego cruzamos a Harvard para ver el recinto de la universidad. Comimos cerca y paseamos por el río, donde había decenas de piragüistas entrenando y de barquitos de vela. Luego recorrimos Beacon Hill, un bonito barrio de ladrillos rojos. A última hora y cuando ya no podíamos ni con el alma nos tomamos una cerbecita en CHEERS y, tras buscar un buen sitio en las afueras para hacer fotos nocturnas del skyline,( y tras perdernos) de vuelta al hotel.

QUE BONITO ES BOSTON

Martes 11.

Madrugamos, y partimos dirección Niagara. Paramos en la autopista en un Dunkin Donuts y nos zampamos dos por barba y un súper café. Tres horas después, y aún con los ojos como platos por los impresionantes paisajes, nos salimos de la carretera y buscamos algún sitio pintoresco para comer.

Y lo encontramos. Llegamos a un pueblito llamado Seneca Falls. De película. Una sola calle principal, un río con fabricas antiguas, casitas de madera, una mini escuela con cortinitas en las ventanas, un par de comercios... !qué bonito! Comimos en un Deli que parecía sacado de Grease, y nos transportamos a los años 60. Todo el mundo nos miraba, fuimos la atracción del día, se ve que no paran muchos turistas.

Llegamos a Niagara por la tarde, cruzamos la frontera, enseñamos pasaportes, buscamos el hotel... qué hotelazo!!!! El Clarion By the Falls, habitaciones enormes, baño completo, piscina climatizada. Nos instalamos y salimos a pasear. Casi nos desmayamos cuando nos las encontramos de frente. Anochecía y ya las habían iluminado, es un recuerdo imborrable.
SIN PALABRAS.

Miércoles 12.

Nos pasamos todo el día con la sensación de irrealidad, de no estar allí de verdad, de estar soñándolo o viéndolo en la tele. Cogimos el Maid of the Mist, nos empapamos, hicimos mil fotos, subimos y bajamos mil veces el camino para verlas desde todos los ángulos... también subimos al observatorio del Skylon, la torre panorámica, para verlas desde otra perspectiva más. Y por la tarde descansamos un poco en el hotel, aún no nos habíamos repuesto ni del viaje y no habíamos parado ni un minuto. Piscinita cubierta, siesta, Dawson Creek en inglés... y a cenar y ver de nuevo las cataratas de noche.
ooooooh... son impresionantes. Nunca te cansas de verlas.

De lo único que te cansas es de estar todo el día empapado, por que levantan tanta agua pulverizada que te pasas todo el tiempo con el pelo chorreando.

Jueves 13.

Partimos dirección Washington por carreteras secundarias. Pueblos alucinantes, más bosques, reservas naturales, ciervos, mapaches... ZARIGÜELLAS... ¿alguien ha visto alguna vez una? Yo sí.

Comimos en un sitio por ahí perdido, y ese si que era de película... pero de las de miedo. Camioneros con pintas raras, la camarera con las tetas (casi) al aire, el cocinero paseándose por allí con el delantal lleno de mierda... a Rosi casi le da un infarto, pero Joaquín y yo tenemos un corazón aventurero y decidimos que LA AVENTURA ES LA AVENTURA. Y gracias a eso comimos las mejores costillas que habíamos probado en nuestra vida. Jo, se me hace la boca agua de acordarme. Y ni hablar de la tarta de manzana casera... uff, qué recuerdos. Cruzamos los Apalaches y llegamos al condado de Lancaster al atardecer, vimos las tiendas de artesanía AMISH y compramos una casita para pájaros a mi papi. Recorrimos las granjas, hicimos un par de fotos de estrangis (por que no les hace ni gota de gracia que los fotografíen) y tomamos café y tarta en un localito encantador. Alrededor nuestro, varias familiar Amish cenaban, con sus ropas típicas y los carros de caballos aparcados en la puerta... Alucinante.

Dos horas más de coche, lloviendo a cantaros. Nos costó un huevo encontrar el hotel!!!!!! Estaba al oeste de Wahington, en un pueblecito llamado Herdon, y sí, el pueblo lo encontramos enseguida, pero el hotel... yo no sé las vueltas que dimos. Paramos por lo menos a 10 personas para preguntar, afortunadamente TODAS era hispanas, desafortunadamente NINGUNA tenía ni puñetera idea. Llevavamos un mapa, pero no nos cuadraba nada... hasta que descubrimos que el pueblo era una sola calle circular, como un anillo, y que por eso nos liabamos.

Menos mal que cuando llegamos al hotel, y vimos el pedazo de hotel que era, la súper pedazo de habitación en suite que teníamos y lo barato que nos había salido, se nos pasaron todos los males. El hotel es el Herdon Springhill Suites, de la cadena Marriot. Eran las 10 y ya no sabíamos donde cenar, aunque nuestra habitación tenía cocina no teniamos nada comprado, así que salimos a dar una vuelta y en una gasolinera, un indio majíiisimo nos preparó unos perritos calientes con guarnición.
A dormir.

Viernes 14.

Washington D.C. El desayuno buffet del hotel genial, nos pusimos hasta las orejas de gofres y tortitas. En la recepción nos indicaron la mejor forma de desplazarnos a la ciudad: llevar el coche hasta las afuera y aparcar el coche en un Park & Ride. Aparcamos junto a la estación y cogimos el metro. !!!QUE FOLLON!!! Después de estar 5 min intentando descifrar el sistema, un trabajador del metro que ya no podía más de la risa salió de la caseta para sacarnos él los tickets. Muy agradecidos. Para futuros visitantes a Washington el metro funciona de la siguiente manera: tienes que especificar en una maquina en que parada te vas a subir y en que parada te vas a bajar, y pagas el importe exacto. Y no te pases ni una parada, que luego el ticket no te vale.

Salimos frente al monolito, caminamos hasta el capitolio (mil fotos). Para visitar el capitolio tienes que esperar cola, llegar a la caseta y pedir hora, es gratis, pero solo puedes entrar a la hora que estás citado, ni un minuto más. Nos dieron hora para las 2.00 p.m. caminamos por la milla de los museos, fuimos hasta la casa blanca, vimos una manifestación, comimos un perrito en un puesto de la calle y corrimos (literalmente) hasta el capitolio para que no se nos pasara la hora. Lo vimos por dentro (mil fotos más). Salimos y cogimos el metro al cementerio de Arlington, lo recorrimos de arriba a abajo y fotografiamos todo. Y luego cruzamos el Potomac hasta el monumento a Lincon. Desde arriba de la escalera, bajo la estatua de Lincon y con todo el parque en frente, te dan ganas de cantar el himno americano a todo pulmón. Pero no nos quedaban fuerzas ni para tenernos de pie, como para ponernos a cantar... lo que sí hicimos fue evocar a Forest Gum corriendo hacia su chica por el agua del estanque.
Regresamos al hotel, nos pegamos un bañito en la piscina cubierta y en el jacuzzi, y compramos comida china para llevar. Cenamos en la habitación, tirados en los sofás, con los pies en alto y recordando todo lo que habíamos visto a lo largo del día.

Sabado 15.

Último día de nuestra aventura americana. Nos levantamos con toda la parsimonia del mundo, desayunamos como campeones y salimos dirección New York. Hicimos fotos del skyline de Baltimore y el de philadelphia. Nos pusimos a pegar saltos de alegría cuando vimos Nueva york desde lejos, y seguimos saltando mientras cruzábamos el puente Ferragamo y nos adentrábamos en Brooklyn, eso sí, dejamos de saltar en cuanto nos dimos cuenta de que nos habíamos perdido por Brooklym... je,je, la culpa no fue del copiloto, que conste en acta.

De vuelta en el JFK nos despedimos de nuestro cochecito con lágrimas en los ojos y llamamos un taxi.

Estábamos muy tristes, pero también locos de contento por que nos quedaba por delante otra aventura igual de emocionante... 8 días en la gran manzana.



NUEVA YORK

NUEVA YORK


Localización: USA USA Fecha creación: 09/03/2007 15:04 Puntos: 3.6 (5 Votos)
OCTUBRE/2005

Nueva York, la ciudad de mis sueños!!!!

Dios mío, en el taxi que nos llevó desde el jfk hasta el hotel íbamos dando saltos de gozo!!!! Gritando como niños: Mira, el Empire!!! Y el Crysler!!!! Qué bonito!!!!

Sábado 15.

Nuestro hotel estaba en la 17 casi haciendo esquina con la 3 Ave. A mi me dio buena impresión desde el principio, decoración curiosa, limpio, con un ascensor de madera alucinante y laberínticos pasillos, la habitación tenía una gran chimenea de madera y papel pintado de rayas azules y doradas. Deshicimos las maletas, Rosi no estaba muy conforme por que decía que el hotel le daba un poco de yuyu, pero ya no podía hacer nada así que se consoló pensando en lo que veríamos por la tarde.

Salimos con la cara acartonada de tanto sonreír y nos dirigimos a Union Square a coger el metro, había mercado de granjeros así que echamos un vistazo. Finalmente decidimos caminar, por que... ¡estábamos en Nueva york! Y está clarísimo que en Nueva York había que caminar. Subimos toda la calle Broadway alucinando a cada paso y disparando la cámara de fotos cual bandoleros del viejo oeste. Íbamos al Madison Square Garden a ver un partido de los New York Nick... NBA en estado puro... bueno, primera y única cagada de las vacaciones: meses antes contacté con la pag web del madison square y de ahí con la de los new york nicks. Ví el calendario de eventos y me emocioné como una loca al ver que el 15 de octubre jugaban contra los nets en el madison, y justo era mi primera noche en new york!!!

Me costó muuuuucho, por q la pag de los nicks es un lío y es en ingles, y con un cronometro que solo te da unos segundos y... vamos que es un lío. Pero conseguí entradas. Mi marido y yo locos de contento por que nos hacia una ilusión... además, claro está, se lo dijimos a todo el mundo: vamos a ver a los nicks!!!! Y todos muertos de envidia. Llegamos al Madison, tres horas antes del partido, el estadio hasta la bandera, y nosotros en la cola de la taquilla con nuestros billetes electrónicos. Cuando nos toca le pasamos la hoja al taquillero con una sonrisa de oreja a oreja, y el tío nos mira con cara rara y nos dice:
- esto es nueva york.

Mi marido y yo nos miramos y decimos - ya, claro.
El tío insiste ya de mal humor - esto es nueva york, esto es el madison.
Y nosotros - que ya, pesao, que ya lo sabemos.
Entonces el tío se desespera y comienza a señalar con el dedo el papel, to´ nervioso - que esto es nueva york y estos billetes son para connecticut.

Imaginaros mi cara.
Imaginaros la de mi marido.
Yo sollozando, aguantándome las lagrimas y el gritando como un loco: - encima no llores!!!!
Finalmente nos tranquilizamos, lo pensamos y después de ver que el madison estaba lleno de gente por que quienes jugaban eran los rangers, decidimos que ¿para que amargarnos (más aun) nuestra primera noche en nueva york? y sacamos entradas para los rangers.
Fue genial (menos mal, que nuestros amigos son bastante caritativos y no se rieron demasiado cuando se lo contamos).Nuestra primera noche en nueva york fue totalmente inolvidable y el partido fue todo un espectáculo.

Con toda la emoción contenida, nos dimos cuenta de que no habíamos comido nada, y que desde el desayuno en Washington llevábamos el estómago vacío. Así que cenamos en un Deli frente al Madison y luego, ya dentro del estadio, gritamos cual forofos de los Rangers como si los lleváramos siguiendo toda la vida. Regresamos caminando al hotel, exhaustos de la emoción y agotados, caímos en la cama a dormir como bebés.

El sueño duró poco. A las tres de la mañana, Joaquín, que tiene un oído más fino que nada, se levanta de la cama y comienza a decir que ha oído algo. Rosi y yo nos incorporamos en la cama y encendemos una luz. ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? Y de repente pega un grito y lanza una bolsa contra la pared. ¡Un ratón! ¡Un ratón se había metido en una de las bolsas y se estaba comiendo mis galletas! Así que ahí nos veis, a las tres de la mañana, nuestra primera noche en NY, organizando la cacería del ratón, en pijama. Por supuesto al ratón, bastante más listo que nosotros, no le vimos el pelo más. Así que a dormir.

Domingo 16.

Una de las grandes ilusiones de este viaje para mi, era Central Park. Así que decidimos dedicar el domingo a recorrerlo ENTERO. Comenzamos por Columbus Circle y fuimos subiendo. Parecía increíble estar allí, y una vez que nos habituamos a esquivar corredores y ciclistas, la cosa fue viento en popa.

Caminamos, hicimos fotos, caminamos, vimos un montón de paisajes bonitos, de árboles de mil colores, comimos unos perritos sentados en una gran explanada verde, mojándonos el culo mientras veíamos a la gente jugar al béisbol, caminamos.... y cuando estábamos hasta las **** de caminar, nos sentamos en un banquito un par de minutos, a ver comer a los patos, antes de volver a ponernos a caminar. Salimos del Central justo por la esquina contraria a la que habíamos entrado y bajamos por la 5 Av hasta el museo de la ciudad. Quedaba media hora para el cierre, así que un guardia de seguridad muy enrollado nos dejó pasar gratis (ante la negativa de la chica de la entrada que no se apeaba del burro). Vimos una recreación de los palacetes antiguos de NY, una colección de juguetes antiguos, una exposición de fotos que comparaba calles y edificios de los años 50 con los de ahora... no estuvo mal, pero mis pies habían comenzado a hablar y a suplicarme llorando que nos paráramos un poquito a descansar... lo malo es que a Joaquín no hay quien le pare, y veinte segundos después ya estábamos callejeando por el sur de Harlem. Aunque ya era de noche, nos pareció muy tranquilo y seguro, solo había hispanos paseando por las calles tranquilamente charlando en español. Luego nos dijeron que es que esa zona no es de las “calientes”. De allí a Times Square en metro. Ahí si que alucinamos... fotos y más fotos... entramos en Sephora a maquillarnos, en Toys r Us, en Virgin Megastore, ¡ qué alucine! En Footlocker pillamos unas ofertas en plan cinco camisetas 15 $, dos forros polares 16$ ... cargamos.

Cenamos una pizza y al hotel en Metro, por que ya no sentía ni los pies, ni las piernas, ni parte del culo tampoco.

A descansar por fin... pues no, por que se ve que el ratón se había aprendido el truqui de las galletas y allí se presentó de nuevo de madrugada, que solo le faltó darnos las buenas noches... otra vez de cacería, mover muebles, levantar cosas... yo solo quería dormir... al fin y al cabo, ¿a quien le molesta un ratoncito? A mi no, pero Joaquín sí.

Lunes 17.

Cambiamos de habitación, aunque esta era más pequeña, pero no estaba mal. Desayunamos en la esquina del hotel, en el Gramercy café( 184 3Av esq 17 st), y nos zampamos el desayuno más grande de todo el viaje... el sitio es genial, te sientas en una terraza acristalada y ves la calle, no hay turistas, solo gente del barrio. Desde Union Square recorrimos Greenwich Village, Nolita, Chinatown... comimos en un chino de Mott St, el Big Wing Wong (102 Mott St. Cerca Canal St), justo después de hacer cargamento de rolex y Louise Bouiton para todos...y darnos algún caprichito. Regresamos al hotel a descargar bolsas y fuimos hasta el Empire. Mucha cola, mucho control, más cola... justo estaba anocheciendo y, aunque hacía un frío que te mueres, nos quedamos una hora y media dándole vueltas a la vista. Hasta que se nos congelaron los dedos y no éramos capaces ni de apretar el botón de la cámara. Dimos una vuelta a la tienda de regalos, pero nos pareció carísimo. Bajamos del Empire dudando si nos deberíamos haber quedado un poco más, total, ¿cuándo nos vamos a ver en otra? Volvimos a Times Square, es que nunca te cansas de verla, cenamos en un deli y regresamos al hotel.
Por fin una noche dormimos del tirón.

Martes 18.

Lo primero y más importante: nos habiamos quedado sin ropa limpia despues de tantos días, así que metimos todo en bolsas y salimos a la calle, preguntamos a una señora puertorriqueña y amablemente nos acompañó a donde va ella. En la tercera avenida, una especie de lavanderia que te laba la ropa al peso: 6 $ por kilo de ropa, lo cual está genial, ya que por 12 $ nos lavaron todo.

Cogimos el metro hasta Batery Park. Desayunamos en un Starbroucks rodeados de ejecutivos encorbatados, y sacamos los tickets del ferry en el castle clinton. Hacía un día soleado y muy bonito, así que el trayecto en ferry fue genial. Rodeamos la estatua y disfrutamos del skyline de Manhattan, pero no subimos al pedestal por que teníamos muchas ganas de ver Ellis island. El museo nos pareció muy curioso y bastante interesante. De vuelta en el Financial District comimos en un deli frente al toro, el Plaza Deli (Broadway, junto a Berckshire Bank), bueno y barato, y cogimos fuerzas para la caminata que nos esperaba. Recorrimos la zona, Frances Tavern, los edificios más antiguos, Wall Street... coincidimos con la salida del trabajo y vimos a todos los trajeados de cervecitas en las terrazas de las calles colindantes, aprovechando los últimos rayos de sol. Vimos la zona cero, y yo no me pude contener unas lagrimitas recordando aquel día, cuando a la hora de la comida mirábamos incrédulos la televisión, preguntándonos cómo podía estar pasando algo así. Volvimos al hotel a descansar un ratito y Rosi dijo que nos dejaba la noche romántica para Joaquín y yo, que ella se quedaba en el hotel. Así que nos fuimos los dos a dar una vuelta por el soho, a cenar en un local atestado de personas muy peculiares, y con una hilera de limusinas aparcadas en la puerta. Velitas, vino y pollo con ensalada en el Cuberoom. En fin, que después de dejarle un riñón donado a la camarera, volvimos a Gramercy a tomarnos una copa en un sitio que tenía música en vivo, muy cerquita del hotel, en la 3 Av casi esquina con la 17St.

Cada noche, al volver al hotel, mientras caminábamos por Gramercy, nos dábamos cuenta de que nos encantaba el barrio. Veías a la gente regresar a casa después de la jornada laboral, y pensabas, este barrio es como estar en casa. Aquella noche, sobre todo sabiendo que era nuestra última noche en aquella zona, paseamos por el barrio disfrutando de la tranquilidad de sus calles.

Miércoles 19.

Después de desayunar en el Gramercy Café, hicimos la excursión Contrastes de Arcol. Merece la pena, sobre todo por todo lo que te explican y por el Bronx, que es una zona que no recorrerías tú solo. Nos gustó muchísimo. Son 80 $ por persona y dura unas tres horas, te llevan por Brooklyn Heighs (zona adinerada) y por el barrio judío, por el bronx y la comisaría de policía Fort Apache y por Harlem. De regreso al hotel a coger nuestras maletas, por que nos mudábamos de alojamiento, comimos en el Gramercy Café para despedirnos de los camareros y cogimos un taxi rumbo a Brooklyn.
Los tres últimos días habíamos alquilado un apartamento en Brooklyn, por medio de los conocidos de unos conocidos de unos amigos... ya sabéis.

Resulta que llegamos y el barrio es una especie de chinatown, pero en Brooklyn, tiendas chinas, panaderías chinas, tenderetes por las calles... para sorpresa nuestra el apartamento estaba súper bien, pero no queríamos entretenernos mucho, así que tiramos las maletas en el suelo y volvimos al metro en dirección Manhattan. Nos bajamos en Rockefeller Center, dimos una vuelta, y nos quedamos un rato viendo a los patinadores, descubrimos, gracias a un enorme cartel, que justo habían inaugurado la pista ese mismo día. Vimos el Atlas, St Patricks, Trump Tower, subimos la 5 Av viendo las tiendas de lujo y los escaparates. Entramos al Disney Factory y al Coca Cola Company, Pero acababan de cerrar Tiffanys, igual que FAO. Paseamos frente a las cristaleras de los restaurantes de lujo y los grandes hoteles, todo eso que solo puedes ver desde fuera. Volvimos a Times Square, que sí está a nuestro alcance, y después de cenar regresamos al chinabrooklyn a dormir.

Jueves 20.

Descubrimos una cafetería china con unos bollos bueníiiiiisimo en la que se desayunaba con café y todo por 1 $. Luego fuimos en metro al centro de Brooklyn, habíamos quedado con unos amigos y pasamos la mañana con ellos viendo el barrio y unas panorámicas alucinantes de Manhattan. Después de comer volvimos al chinatown a comprar los regalos que nos faltaban y a dar la última vueltecita. Se nos hizo tardísimo y ya nos dio un poco de miedo seguir por la zona, y como (para variar) estábamos agotados, decidimos irnos al barrio de nuestro apartamento a cenar por allí.

Descubrimos un restaurante chino alucinante, debe ser el restaurante te de lujo del barrio, por que solo había familias de celebración, y por supuesto nosotros éramos los únicos no-chinos del restaurante. No tenían cubiertos, solo palillos, y no tenían nada de beber, excepto té. Pero la comida fue.... uff, alucinante. Eso sí, nos echamos unas risas para comérnosla... entre los palillos, y una especie de ritual para el pato que nos enseñó el camarero... nos encantó la experiencia.

Anécdotas del día: 1º cenando, mi marido, que es muy aficionado a aprender palabras en otros idiomas, le preguntó al camarero cómo se decía thank you en chino. Y el camarero, muy amable le dijo “ sei sei” o algo así. Cuando el siguiente camarero nos trae otro plato, Joaquín, todo educado le dice al chico, “sesuá” . Casi me caigo de culo de la risa. Y ni qué decir de los camareros, que se morían de la risa. Creo que le estaba haciendo proposiciones deshonestas... creo que ya no dejaron de reirse de nosotros en toda la cena. Entre eso y el espectaculo que dabamos con los palillos...

2º Justo antes de entrar a cenar, paso a una farmacia china a comprar unas tiritas, ya que me había hecho ampollas en ambos pies. Entre mi inglés, y el inglés de la china de la farmacia, que era aún peor que el mio, terminé descalzandome para enseñarle las heridas. Ella, toda sonriente me trae una especie de tiritas y, señalando la caja, repite una y otra vez: aribodi aribodi. Nosotros nos miramos, joaquín opina: yo creo que te dice que te lo tienes que poner en el cuerpo, (por lo del body) pero no, no decía eso. Y tras unos minutos de incognita leemos en la caja lo que nos señala la china: que las bandages llevan anthibiothic. aaaaaahhhhh. casi nos caemos al suelo de la risa.

Viernes 21.

Desayuno chino por 1$. Nos bajamos del metro frente a la Gran Central Station, mientras la recorríamos recordaba no solo aquella escena del carrito cayendo por las escaleras, si no también la novela Mujer Blanca Soltera Busca, que me encantó y en ella, Allison Jones se escondía huyendo de la poli. Por no hablar de los personajes de Madagascar!!! Vimos el Crysler, la Public Library, las Naciones Unidas, en las que por cierto, tras esperar una cola y un control policial de narices, nos negamos a entrar por que nos pareció carísimo para que ni siquiera tuvieran guía en español ( a esa hora). Fuimos en metro hasta el Dakota, para darle una vueltecita y recrearme en mi beatleadicción. Comimos en el Grays papaya los famosos perritos de Solo Los Tontos se Enamoran y tomamos un café en una cafetería para poder sentarnos un rato, que ya nos dolía hasta el alma. Caminamos hasta el museo de Historia Natural. Es cierto que con tantos museos, nos costó mucho decidirnos, yo en principio voté por el Metropolitan, pero también me apetecía lo de los dinosaurios... finalmente, Joaquín ganó y elegimos el de Historia Natural. Y no nos arrepentimos, disfrutamos como niños con las recreaciones de la naturaleza, los meteoritos, los dinosaurios... muy bonito. Y al anochecer, cuando ya caminábamos por inercia y sin control alguno de nuestras piernas, cogimos el metro hasta la 5 Av por las asignaturas pendientes: Tiffanys y FAO. Luego en Times Square, conscientes de que era nuestra última noche en NY, nos tomamos una copa en The View (el restaurante giratorio del hotel Marriot Marquis) disfrutando de las vista. Cenamos en Fridays y dimos la última vuelta a la plaza.

Sábado 22.

Ultimo desayuno chino. Recogimos maletas y dejamos el apartamento. Dejamos las maletas en casa de nuestros amigos de Brooklyn y volvemos en metro a Manhattan. Buscábamos el Intrepid, pero no sabíamos exactamente donde estaba. Nada más bajarnos del metro nos pusimos a saltar de gozo... el Cheyenne Diner (9 Av con 33 St West)... lo habíamos visto en cientos de series, películas... aunque aún teníamos los bollos chinos a medio camino, nos metimos a tomar un café, y con la emoción y el “ya que estábamos”, nos comimos un desayuno gigante con huevos, bacon, patatas, café... y nos rellenaban el vaso de café cada vez que bebíamos... ¡qué ilusión! Parece un vagón de tren y te sientas junto a la ventana a tomarte tu desayuno, mientras ves que Nueva York sigue su ritmo y la vida sigue deslizándose áspera y en zigzag hacia la eternidad... Tras el arranque de melancolía caminamos en busca del Intrepid y lo encontramos enseguida, pero no entramos por que se nos hacía tarde.

Paseamos por el West Side, hicimos unas compras en un supermercado Duane Rider: cookies, ketchup, caramelos... y tras una ultima mirada al cielo, cogimos el metro para ir a Brooklyn a recoger las maletas.

Nos llevaron al jfk nuestros amigos, y tras despedirnos facturamos las maletas. Al pasar los controles una chica me pregunta muy nerviosa que si llevo objetos cortantes en el bolso. Le digo que no y ante su insistencia la miro como si estuviera loca y le repito que NO. Me quitaron el bolso y la bolsa de los regalos que iba a punto de reventar y lo registraron TODO, me abrieron paquetes de regalos... yo tenía un mosqueo encima que no veas y no paraba de decirle a la chica que luego no iban a entrar de nuevo las cosas en la bolsa si me las descolocaba. Hasta que de repente ven un pequeño neceser en el que llevaba unas mini tijeras de manicura... me cayó una charla in inglish de cagarse... y yo a cuadros. ¿No había metido el neceser en la maleta facturada? Pues se ve que no. Y efectivamente luego no cabían los regalos en la bolsa, se me rompió la cremallera y fui todo el viaje con la bolsa rota.

Pero incidencias a parte, mientras esperábamos para montar en el avión, íbamos como flotando, no podía ser que se hubiera terminado. Fuera, a traves de los cristales veíamos la lluvia caer copiosamente, y nos sentimos como si cayera dentro de nosotros. ¿Se podía añorar tanto un sitio, sin tan siquiera haberte ido de él? Nos sentamos en nuestros respectivos asientos y, ya más relajados, cerramos los ojos en silencio, sin ganas de hablar entre nosotros... era cierto, se había acabado.

Buenas noches, Nueva York...



SELVA NEGRA, ALEMANIA

SELVA NEGRA, ALEMANIA


Localización: Alemania Alemania Fecha creación: 09/10/2007 18:45 Puntos: 3.5 (6 Votos)
Octubre/2004 Joaquin y Miriam

DIA 1

Nosotros partimos desde Bélgica en dirección Luxemburgo, visitamos la ciudad por la mañana y comimos en la plaza, donde había un festival de otoño de la manzana, y podías comprar en los puestos salchichas a la brasa, cerveza, tarta de manzana o buñuelos. Salimos hacia Badem Badem después de comer, y tras perdernos, dar mil vueltas y comprar en una gasolinera un mapa mejor, llegamos a badem badem al anochecer. El alojamiento en esta ciudad es caro, y más si llegas un sábado por la noche, sin reservar nada, así que después de varios intentos, nos alojamos en un hotel precioso y muy romántico, de cuatro estrellas, llamado El Pequeño Príncipe. Y nos dejamos el presupuesto de la mitad de las vacaciones.

DIA 2

Superado el susto del alojamiento, Badem Badem es una ciudad encantadora, aunque a primera vista es un lugar turístico, caro y pijo, por sus casinos y tiendas de lujo, tiene bonitas calles, una coqueta iglesia rusa de cúpulas doradas, balnearios, un castillo, termas romanas de Caracalla… lo que más me gusto: el Lichtentaler Allee, un paseo ajardinado de estilo inglés, por la orilla del Oos, por donde pasearon emperadores, generales y burgueses durante los últimos siglos. Saliendo de badem badem tomas la carretera hacia la selva negra. Empiezan los paisajes. Los valles se abren, salpicados de casitas de la pradera, y comienzas a subir montaña por una carretera bordeada de árboles. Nosotros fuimos en Octubre, y el espectáculo de colores nos dejó sin respiración. Tras hacer unas veinte paradas en cada curva para sacar fotografías, llegamos a Bühlerhöhe, donde hay una estación de esquí donde puedes tomar un chocolate bajo un porche de madera mientras contemplas las montañas.

Seguimos hasta Mummelsee, un lago glaciar, donde merece la pena aparcar el coche y seguir el sendero que rodea el lago y dar un tranquilo paseo. Unos kilómetros más adelante hay que tomar una salida a la derecha en dirección Allerheiligen, donde encontramos las viejas ruinas de un convento del siglo XIII. El lugar tiene una curiosa mezcla, por un lado el valle es impresionante, y mientras bajas, descubres una especie de halo mágico en las ruinas, en el entorno. También hay un sendero que te lleva por el borde de un riachuelo plagado de pequeñas cascadas. Comimos junto a las ruinas, en Gaststätte Allerheiligen, una sopa muy rica, salchichas y una tarta de chocolate y cerezas… buff, espectacular!! La porción más grande que había visto en mi vida. Continuamos dirección Freudenstadt, pasando por un curioso pueblito llamado Zwieselberg. Digo curioso, por que íbamos por una carretera atravesando un bosque tan frondoso que parecía que fuera de noche ( en realidad por eso se llama la selva negra, por la poca luz que pasa entre los árboles) y de repente se abre ante nosotros una gran pradera, soleada y salpicada de casitas… qué monada!!! Y resulta que todas las casas alquilan habitaciones. Pero no encontramos ninguna disponible, así que atravesamos otro trozo de bosque y llegamos a Kniebis, donde encontramos el Café- Pensión Waldesruhe. Una gran habitación con baño, calentita, con una terraza enorme y unas vistas maravillosas. Con desayuno incluido, 51 €. Un sitio muy acogedor. Para encontrar alojamiento en la selva negra, si vais a la aventura sin nada reservado, no hay ningún problema en el momento que descubres las palabras mágicas (sobre todo si no hablas nada de alemán): ZIMMER: alquiler de habitaciones, casa rural. FERIENWOHNUNGEN: casas de vacaciones. Son cómodas, económicas, acogedoras y te permiten tener un contacto más directo con la gente de allí que los hoteles. Hay carteles por todas partes. Una vez alojados paseamos por Kniebis, que tiene unas pequeñas ruinas y un riachuelo. Y al anochecer fuimos a ver Freudenstadt, que es una ciudad pequeña, con una bonita plaza, la más grande de Alemania, y poco más. Cenamos en un Donner Kebab, por que fue lo único que encontramos abierto. En esa zona, o cenas a las 7, o te quedas sin cenar. Cerca de aquí, hay un par de localidades dedicadas a las aguas termales, como Bad Rippoldsau o Bad Peterstal. No nos dio tiempo a ir.

DIA 3

Seguimos la ruta hacia el sur, pasando por Alpirsbach, con una bonita abadía benedictina por donde merece la pena dar un paseo. Después llegamos a Schiltach, un pueblo bello y muy cuidado con casitas de entramado de madera, una preciosa plaza del mercado y un museo gratuito de la madera y los oficios (es muy pequeñito). Seguimos por Wolfach, donde hay un viejo castillo y un museo de la minería(este no lo vimos). Por Haslach, con bonitas casas y parques floridos. En dirección Gutach, encontramos el Museo de la Selva Negra, en Vogtsbauernhof. El museo es muy interesante, ya que puedes ver el interior de autenticas casas y granjas de esta región, y hacerte una idea de la vida que se ha llevado durante siglos, del estilo de vida tradicional. Tardamos una hora en verlo, y comimos en un puesto junto a la entrada. Hornberg es un bonito pueblo en el valle, desde el castillo hay una vistas preciosas. Triberg es muy bonito también, por la carretera verás los relojes de kuko más grandes del mundo, y si les echas un euro, se mueven las figuras. Muy cerca visitamos Wasserfall, donde están las cascadas de Gutach. El paseo está lleno de encanto, las cascadas son preciosas y si tenéis suerte, veréis las ardillas saltando entre los árboles. Nosotros les dimos de comer un panecillo que llevábamos en la mochila. Continuamos por St Märgen y St Peter, pueblos bonitos que vimos desde el coche, y seguimos la ruta en dirección al monte Kandell (1242 m), las vistas prometían ser espectaculares pero comenzó a caer la niebla y, muertos de rabia, proseguimos el camino hasta Waldkirch, entre túneles de abetos. Nada más llegar a Waldkirch buscamos alojamiento y lo encontramos sin problemas. En la Casa Pensión Imhof, que está siguiendo la calle principal y cerca del cementerio, por 54 € una bonita y espaciosa habitación con baño completo y un gran desayuno. La señora, encantadora, nos ofreció papel de plata para que nos lleváramos lo que quedó del desayuno para media mañana. Paseamos al anochecer por el pueblo y nos pareció precioso. En lo alto las ruinas del castillo, una iglesia barroca (de Sta Margarita), y una plaza bordeada de coloridas casas de siglos pasados. Cenamos en la misma plaza, en un Café que hacía esquina en un edificio rosa, una sopa de goulash riquísima y unos filetes.

Mientras cenábamos, unas chicas que estudiaban español en el instituto se acercaron a hablar con nosotros, les hacía mucha ilusión practicar.

DIA 4

Friburgo nos recibió por la mañana con el bullicio del mercado frente a la catedral y la ciudad en plena actividad. Nos pareció una ciudad muy bonita, pero aunque tiene muchísimas cosas para ver, estábamos ansiosos por continuar por la selva negra, así que vimos en un par de horas lo principal (la catedral, la casa de Erasmo de Roterdan, el ayuntamiento, la puerta de Suabia y los canales junto al río) y continuamos la ruta. Y no nos equivocamos. Primero atravesamos una zona de viñedos y castillos, luego paramos en Zavelstein, un pueblo encantador, donde comimos pan relleno y horneado y tarta de chocolate. La ruta continuaba a través del precioso valle de Münstertal, donde un monasterio benedictino se abre en medio de praderías y bosques donde te sientes en otra época. Mientras hacíamos fotos, las vacas y los caballos se acercaban a curiosear. También bonitas son las casas salpicadas por el valle, de madera con balcones floridos. Siguiendo hacia el oeste por una carretera de montaña (y de curvas) se alcanza la cima del Belchen, desde donde los días despejados, se divisan los Alpes suizos, el mont Blanc, la llanura del Rhin y los Vosgos. Nevaba, así que nuevamente las vistas tuvimos que imaginarlas, pero a pesar de eso, el paisaje merecía la pena. Pasamos por Schönau y continuamos a Todtnau, donde dimos un paseo. Muy cerca, en Hasbach-Aftersteg hay unas bonitas cataratas en un entorno boscoso lleno de encanto. La cima del Feldberg (1493 m) nos ofreció por fin, las ansiadas vistas de la selva negra. Paseamos por la zona y tanteamos la idea de hacer alguna de las muchas rutas de senderismo señalizadas, pero preferimos seguir la ruta hacia Schluchsee, un lago de origen glaciar situado en un precioso paisaje. La ruta no nos decepcionó en absoluto y disfrutamos de los rojos, amarillos y ocres de los árboles en medio de aquel paisaje de ensueño. Anochecía mientras llegábamos a Titisee, pueblo que rodea otro lago glaciar. Al acercarnos al pueblo vimos en la ladera de la montaña una granja preciosa que se parecía a las que habíamos visitado en el museo de la selva negra. Atravesamos el pueblo buscando una casa rural y encontramos enseguida un muñeco de madera con el cartel “zimmer” y una flecha que nos llevó directamente a la granja que tanto nos había gustado. Por 35 € nos alojamos en una granja encantadora, con una habitación sencilla pero completa, con un gran balcón lleno de flores y unas vistas de impresión. Bajamos al pueblo y paseamos al anochecer por la orilla del lago. Cenamos como campeones en un restaurante del pueblo, donde los lugareños se acercan a tomar unas cervezas y a charlar unos con otros. Aun era pronto pero el pueblo ya estaba desierto, nuestra habitación no tenía televisión y estábamos agotados, así que a las 9 de la noche, ya estábamos durmiendo.

DIA 5

Nos levantamos al amanecer como nuevos. Nos escabullimos entre los establos de la granja para ver como trabajaban con el ganado, ordeñaban las vacas… había mucha niebla, pero a pesar de eso, el sitio era tan encantador que paseamos por los alrededores hasta que levantó el día. Una abuelita digna de cuento, con una larga trenza blanca hasta la cintura y botas de agua, nos sirvió un desayuno enorme con mantequilla casera, bollos y todo tipo de embutidos. Queríamos llegar hasta el lago Constanza para visitar Meersburg, así que nos alejamos de las montañas y salimos de la selva negra.

Hicimos una parada en Donaueschingen, donde nace el Danubio en una fuente bajo una catedral de cúpulas bulbosas. Paseamos por la ciudad y por el borde del rió y sus jardines. Continuamos con nuestro camino, y llegamos a Meersburg a media mañana. Justo a la entrada del pueblo, a mano derecha encontramos una casa preciosa que alquilaba habitaciones. 45 € habitación doble con desayuno, habitación enorme con una gran terraza. Dejamos el coche en el aparcamiento de la casa y bajamos andando al pueblo caminando entre viñedos. En una palabra: Sorprendente. Sabíamos que el pueblo era bonito, pero no esperábamos que nos dejara con la boca abierta. Callejuelas de casas de entramado de madera, arcos, plazas con fuentes y estatuas de piedra, un molino de agua, el castillo viejo y tres palacios, el paseo “marítimo” y los jardines junto al puerto… Comimos en una cervecería de la Unterstadt strasse y pasamos la soleada tarde paseando relajadamente por el pueblo, junto al lago, por los jardines, por arriba, por abajo… precioso. Vimos atardecer desde los jardines del palacio, con el sol reflejándose en el lago y ocultándose tras la orilla suiza. Nos recomendaron ver la isla de Mainau (o isla de las flores) y Lindau, una ciudad cercana que era muy bonita, pero nos gustó tanto Meersburg que no quisimos movernos de allí. Cenamos en Alemanen Torkel, un romantico restaurante de la Steig strasse a la luz de las velas. Y ya de noche, con un frío que pela, volvimos a la casa a dormir calentitos bajo el edredón.

DIA 6

Nos levantamos llenos de ánimo por que volvíamos a la selva negra. Regresamos por algunos de los sitios en los que habíamos parado los días anteriores y continuamos hasta Gengenbach, un pueblo de cuento de hadas. Dejamos el coche en las afueras y entramos al pueblo por una arcada, el casco histórico y las callejas de entramados de madera te obligan a hacer mil fotos, como por ejemplo la calleja Engelgasse. Se levantó un aire helado así que pasamos a una cervecería a recobrar fuerzas.

Continuamos hasta Estrasburgo, aparcamos el coche en las afueras y recorrimos la ciudad. La ciudad está llena de cosas bonitas, como la pequeña Francia, que es un barrio de casas de madera, junto al río, la catedral, las antiguas murallas, y las exclusas del río. Pero comenzó a llover a cantaros y hacía un frío que te helaba la respiración, así que nuestro paso por la ciudad fue a la carrera. Cogimos la autopista y subimos al norte, hasta Trier (o Treveris). Buscamos casas rurales pero no encontramos ninguna, así que finalmente nos quedamos en el hotel Astoria. 80 € una habitación que no le llegaba ni a la suela del zapato a las que habíamos tenido hasta aquel momento. Pero estaba limpio y céntrico.

Caminamos hasta el centro y vimos la plaza, la Porta nigra y los principales monumentos. Cenamos frente al hotel y a dormir. Al día siguiente debíamos regresar a Bélgica y teníamos varias horas de camino, así que nos acostamos pronto, empezando ya a sentir la añoranza por la selva negra, sus pueblos y sus gentes.



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Lamiri  lamiri  08/08/2011 11:27   📚 Diarios de lamiri
No tengo el nombre de la casa, pero se llega con las siguientes indicaciones: salir de la 500 por la L156 Neustadter Strabe dirección Titisee, a la derecha sale un camino que pasa por encima de la autovía, llega a un cruce, girar a la izquierda y la primera a la derecha, ya veréis la granja en medio de la pradera verde.

La dueña era una señora mayor y no tiene la casa anunciada en internet.
Sangaran  sangaran  08/08/2011 21:59
Muchas gracias por contestar tan rápido porque me voy el miércoles para allá y me ha parecido muy interesante la opción de la granja para alojarnos con una peque de dos años por los comentarios de otros foreros.Alguna recomendación más.Garcias por todo.
Lamiri  lamiri  09/08/2011 09:06   📚 Diarios de lamiri
Ok, te mando un mensaje privado.
Mrgongo  mrgongo  25/08/2011 16:47
muy bueno
Sehi  Sehi  13/08/2012 14:33
Me has creado ideas buenisimas para un viaje que llevo tiempo dandole vueltas,,, pero es que no me aclaro mucho jijiji puedes decirme mas o menos que hos costo por privi.....muchas gracias !!!
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"themascarot" Escribió:
Buenas, viajeros Muy feliz , soy primerizo en el foro. LLevo semanas buscando algún destino que tanto a mi pareja como a mí nos llene. Venimos de unos viajes como Marruecos Turquía, Tokio. A mí me gusta el "royo" que he vivido en Marruecos y Turquía de callejero regateo etc etc., pero a mi pareja le gustan las grandes ciudades. Y estamos buscando algo donde ir estás vacaciones, escucho ideas, recomendaciones etc etc

Creo que Bangkog os puede encajar.
Golorito
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Indiana Jones
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29-03-2008
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Fecha: Mie Abr 17, 2024 09:52 pm    Título: Re: Sugerencias de destinos ¿Dónde puedo ir?

Hola, hola!!

Alguien que haya estado en los siguientes 3 sitios y me pueda dar impresiones?
Sería para el viaje "grande" anual en Noviembre (2 semanas, no tenemos más Trist ) :
1. Cataratas Iguazú -- > 1/2 día en Brasil y 1 día completo en Argentina.
2. Desierto de Atacama (Chile) -- > 3-4 días haciendo los diferentes tours de la zona.
3. Salar de Uyuni (Bolivia) (desde Atacama) -- > 3-4 días recorriendo la zona. Incluye ida y vuelta desde/a Atacama. Por lo que he estado curioseando, Atacama y Uyuni se pueden unir en un mismo tour de unos 3-4...  Leer más ...
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