INDONESIA en 17 días: Borneo, Java y Bali en moto (2016) ✏️ Blogs de Indonesia

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Nosostros en el Camp Leaky, Tanjung Puting National Park, Borneo.

Indonesia, país del sudeste asiático famoso por sus más de 140 volcanes activos, su mundialmente conocida isla de Bali y por acoger en sus tierras al primate más parecido al ser humano, el Orang Hutan (hombre de la selva) fue el país elegido para nuestra nueva aventura por esta parte del mundo.

En esta ocasión solamente disponemos de 17 días para visitar este enorme país, que cuenta con más de 17.000 islas (es el archipiélago más grande del mundo) y en el que viven 250 millones de habitantes de diferentes religiones, mayormente musulmanes. Como podéis suponer la elección de los lugares que visitar es muy importante para poder ver diferentes cosas sin perder demasiado tiempo en desplazamientos, así que elegimos parte de Kalimantan (Borneo), algo de Java, y Bali (con una escapada a Gili Trawangan).

Para poder aprovechar bien los días comparamos los vuelos en skyscanner eligiendo la opción Múltiples trayectos, así podemos volar desde Madrid a Jakarta y regresar desde el aeropuerto de Bali, de esta forma no hay que volver un día antes a Jakarta para la vuelta, además de ahorrarte un vuelo interno. El vuelo principal lo hicimos con Qatar Airways por 600€ cada uno y los vuelos internos con Kalstar aviation, aprox 50€ trayecto/persona.

Otro punto a tener en cuenta es que para nosotros es más importante la calidad que la cantidad, es decir, preferimos ver menos sitios pero los que vemos hacerlo con más calma y más descansados, así que pensamos una ruta de un solo sentido, partiendo de Jakarta y terminando en Bali y tener bastante tiempo en cada lugar. Además nos gusta dejar parte del viaje a la improvisación, para ello es muy importante ir cogiendo los alojamientos sobre la marcha y tener pocos vuelos internos, en nuestro caso solamente cogimos dos vuelos y al principio del viaje.

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RUTA

Día 1: Llegada a Jakarta y partida a Borneo (1ºvuelo), tarde/noche en Pangkalanbun.
Día 2: Visita matutina Pangkalanbun y partida klotok a tanjung puting (primera noche).
Día 3: Parque nacional Tanjung Puting y segunda noche Klotok.
Día 4: Regreso del parque nacional, partida a Surabaya (2ºvuelo) y desplazamiento a Probolinggo.
Día 5: Volcan Bromo y desplazamiento hasta Bondowoso-Sempol (kawah Ijen).
Día 6: Volcán Kawah Ijen y desplazamiento hasta Ubud (Bali).
Día 7: Bali: Ubud.
Día 8: Bali: Ubud.
Día 9: Bali: Comienzo de la ruta en moto, Tegalalang rice terrace, tirta empul y noche en Kedisan(volcán batur)
Día 10: Bali: Pura Besakih temple, virgin beach, tirtta ganga y llegada a Amed.
Día 11: Bali: Amed.
Día 12: Pausa de ruta moto y partida fast ferry a Gili Trawangan.
Día 13: Gili Trawangan
Día 14: Regreso de Gili y continuación ruta moto, Git git waterfalls y llegada a Munduk.
Día 15: Bali: Munduk, Pura Ulun danu temple y Munduk waterfalls.
Día 16: Bali: Regreso de Munduk a Ubud, fin de ruta en moto y ultimas compras.
Día 17: Regreso Bali a Madrid.

Ésta es la ruta que finalmente hicimos, pero no la que planeamos en un principio, ya que a excepción del Parque nacional Tanjung Puting el resto lo fuimos cambiando, nos quedamos más días en algunos lugares como Amed o Munduk y menos en otros, además fuimos a las Gili sin haberlo planeado.

Como podéis ver nos hemos dejado muuuchas cosas en el tintero que nos hubieran gustado ver, como Borobudur, Lombok y su volcán Rinjani, Komodo, Flores, Sulawesi… Pero hay que escoger y no querer abarcar demasiado, por experiencia el agotamiento no te deja disfrutar y las mejores experiencias surgen donde menos te lo esperas.

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Eran las 07:40 de la mañana y acababamos de llegar al aeropuerto de Yakarta, teníamos nada más que 6 horas hasta la salida del vuelo que nos llevaría a Pangkalanbun en el sur de Kalimantan, donde nos estaría esperando Arda, la mujer de nuestro guía Toris y con la que contratamos el tour. Pasamos las horas que teníamos haciendo gestiones, comprando una tarjeta de móvil para poder tener internet durante el viaje (terminal de llegadas, compañía simPati), cambiando unos pocos euros y descansando a la espera de la salida del vuelo.

Llegamos a Pangkalanbun por la tarde un poco desubicados pero es algo normal al volar tantas horas, por suerte Arda nos recomendó el hotel Tiara de Pangkalanbun, habitación básica con baño y desayuno incluido por 200.000 rupias (13€).

Al día siguiente, puntual como un reloj, Arda nos recogió a las 10:00 de la mañana y nos fuimos junto al conductor del coche y su hijo Keita hasta Kumai, un pueblo pesquero desde el cual parte el klotok (barco en el que pasaremos las próximas 2 noches), aunque antes del klotok nos tenía preparada una sorpresa.

Pararon el coche y nos quedamos flipando cuando vimos que nos lleva a una boda indonesia!, Arda sabía que nos acababamos de casar y nos llevó allí, donde fuimos recibidos muy efusivamente, todos se levantaron para darnos la mano e invitarnos a comer y beber, si hasta nos dieron un recuerdo de regalo de la boda!, acababamos de llegar y ya nos estaba sorprendiendo la hospitalidad de esta gente.

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Una hora después llegamos al puerto y Arda nos presentó a Toris, nuestro guía y al resto de la tripulación, el patrón, el ayudante y la cocinera, 4 personas con las que compartiríamos el klotok* durante los próximos días. El klotok es una embarcación pequeña que se utiliza para navegar por el río y que hace las veces de casa, tiene cocina, baño, la cubierta para la gente que viaja y la planta de abajo para la tripulación. En nuestro caso íbamos nosotros dos solos con el resto de tripulantes. Os pongo una imagen:

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PARQUE NACIONAL TANJUNG PUTING
[i]En el interior de este parque nacional se encuentra el centro de recuperación de orangutanes más importante del mundo. Consta de 3 estaciones de alimentación en el cual se complementa la dieta de los orangutanes que han sido reintroducidos y que en su mayoría han sido mascotas o han pertencido a circos y simililares. Al haber sido criados lejos de su hábitat natural no han adquirido las habilidades necesarias para poder alimentarse por si mismos, ya que las aprenden de sus madres durante la crianza, por lo que se les dan bananas y leche dos veces al día. A medida que van aprendiendo a buscar su propia comida (viendo a los demás orangutanes), van dejando poco a poco de venir a las plataformas de alimentación. Los orangutanes introducidos están en completa libertad y comparten hábitat con mas de 20.000 orangutanes salvajes, la principal comunidad de orangutanes del mundo.
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A los pocos minutos partíamos adentrándonos en el Río Seconyer mientras Toris nos contaba cosas sobre el parque nacional, lo que íbamos a ver y los animales que viven allí y que iríamos viendo a medida que avanzaramos, como monos narigudos, macacos de cola larga y hasta un cálao (ave parecida a un tucán), teníamos la sensación de que comenzaba una aventura.

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La primera parada fué para ir a la primera plataforma de alimentación. Caminábamos por la selva cuando Toris nos señaló un árbol que teníamos enfrente, allí vimos nuestro primer orangután, una hembra con su bebé, es una sensación extraña, como cuando vimos elefantes o al tiburón ballena por primera vez, nos sentimos excitados por estar compartiendo ese momento con estos animales.

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Continuamos hasta la plataforma de madera donde previamente los trabajadores del campo han puesto bananas y leche. Éstos llaman a los orangutanes, que poco a poco se van acercando, moviendo los árboles de lado a lado a medida que se acercan. A los pocos minutos había allí al menos 5 orangutanes comiendo plátanos y mirando a los pocos turistas que allí nos concentrábamos. En la mirada de estos animales se vislumbra que tienen una inteligencia superior al resto, parecen que tienen ojos humanos.

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Volvímos excitados al klotok para pasar la noche en la cubierta y comprobamos al llegar que nos tenían preparada la cena con velitas y todo, que hambre! Ha sido un largo día, y después de charlar un rato con nuestros anfitriones nos fuimos a descansar, con los ruidos de la selva como telón de fondo.

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Despertamos con la luz del amanecer y el ruido de la lluvia. Partimos bien temprano, ya que durante este día íbamos remontar el río para ver la segunda estación de alimentación y el camp Leaky, la última parada. Poco a poco la lluvia fué dando paso a un cielo azul precioso y para cuando llegamos al segundo campo ya hacía un calor y una humedad insufribles.

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En este día también vimos como se alimentan los orangutanes que quieren completar su dieta con bananas y leche, mientras de camino Toris nos va enseñando curiosidades de la selva como plantas carnívoras, hormigas gigantes y hasta una araña toro de la cual podéis ver una foto :D.
De regreso al klotok nos cruzamos con una orangutana y su bebé, y nuestro guía Toris que la conoce, la llama para que venga a nuestro lado, es una pasada tener a un orangután a un metro de ti mirándote mientras te sientes vulnerable y piensas en lo insignificante que eres en su entorno.

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Continuamos remontando el río hasta que cogimos una bifurcación hacia la derecha donde se encuentran las aguas de dos ríos, una de color marrón y otra de color negro y apreciándose perfectamente la unión de estas aguas en la superficie. Este río es si cabe más bonito que el anterior y se notaba que cada vez nos adentrábamos más y más en el interior del parque nacional.

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Llegamos al tercer campo, pero esta vez en lugar de ir por el camino marcado, Toris nos llevó por otros senderos en medio de la selva. A la media hora más o menos nos señaló unos árboles a la derecha y nos acercamos poco a poco, hasta que agachados y en silencio, nos quedamos al lado de 4 orangutanes de distintas edades mientras buscaban termiteros en el suelo de la selva, Realmente fue una experiencia increíble poder compartir unos minutos de su vida con ellos, ya sólo por ese momento ha merecido la pena el viaje, nos sentimos como si fuéramos Diane Fossey en Gorilas en la niebla.

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A destacar en la estación de alimentación es que vimos un gibón y bastantes jabalíes, además de ardillas y hasta alguna rata de campo que le robaba bananas a los orangutanes :D.

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Al llegar al Klotok, Toris nos sugirió hacer noche en el río cerca de Kumai, así al día siguiente solamente tedríamos una hora de trayecto hasta el puerto. Estaba atardeciendo y de camino vimos muchos macacos y monos narigudos que se estaban preparando para dormir, además de algún cocodrilo enorme y bastantes aves, hasta que ya bien entrada la noche amarraron el barco con cuerdas cerca de un árbol plagado de luciérnagas, una estampa preciosa para pasar nuestra última noche.

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Despertamos con los primeros rayos del sol y contemplamos el río, precioso a esta hora, y comenzamos el regreso a Kumai. Una vez allí y después de despedirnos del resto de la tripulación Toris nos llevó de paseo por su pueblo durante una dos horas, pudimos observar el día a día de la gente de allí, recorriendo las calles, el muelle y algún que otro mercado, y para colmo sin más turistas que nosotros, nos sentimos unos privilegiados por poder ver lugares tan auténticos como ese.

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Nos despedimos de Toris y el resto de la tripulación y nos fuimos con Arda y su hijo Keita a comer algo de comida típica de esa zona de Kalimantán a un warung que conoce ella, allí nos trataron genial y la comida aunque un poco picante estaba buenísima. Incluso intenté pagar la comida pero Arda se negó en rotundo y se fué como un rayo a pagarla, es una maravilla la hospitalidad de esta gente. Ya en el aeropuerto y muy agradecidos le dimos un abrazo y nos despedimos. En un ratito cogeríamos el siguiente y último vuelo interno, con destino Surabaya.

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Si queréis contratar el tour con Toris (cosa que os recomendamos) os podéis poner en contacto con Arda en el teléfono +62 822 9983 0978 (tiene whatsapp) o a través de la web www.torisorangutantour.com. Precio 5.400.000 rupias (sobre 350€ dos personas) todo incluido.

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VOLCÁN BROMO

Aterrizamos puntuales en el aeropuerto de Surabaya y nos fuimos directamente a la terminal de bus de Purabaya, desde donde salen autobuses cada pocos minutos hacia Probbolingo, punto de partida para ir al Bromo. Subimos al primero que salía q ponía PATAS (express en indonesio) y partimos.
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Nota:
Habíamos leído en varias webs, además de lonely planet, que en estos trayectos de autobús intentan timar a los turistas cobrando el doble o más del precio del billete, y siendo los únicos turistas del bus teníamos todas las papeletas. Una vez se pone en marcha vemos al revisor, un chico jovencito, que va cobrando a todos los pasajeros y cuando nos toca el turno a nosotros nos pide 60.000 rupias (4€) por cabeza, cuando sabíamos que costaba sobre 25.000. Nosotros le decimos que el precio está mal y que no le vamos a pagar esa cantidad, el insiste e insiste hasta que le enseñamos la página de la lonely planet donde pone los precios. Nos lleva más de 10 minutos de discusión pero conseguimos que nos cobrase 60 mil por los dos, algo más del precio oficial pero bueno… que le vamos a hacer. Así que tener mucho ojo.
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Llegamos a Probolinggo ya de noche y fuimos a buscar las furgonetas que suben a Cemoro lawang, el pueblo más cercano al Bromo. Están fuera de la estación justo a la izquierda. El precio son 35.000 rupias (2,30€) por persona por subir con la furgoneta llena ( 15 plazas), pero al ser 5 personas nada más (nosotros dos y tres alemanes), solo teníamos dos opciones: esperar a que llegase más gente (cosa improbable a esas horas) o pagar el resto de plazas, lo que supondrían 105.000 rupias (7€) cada uno sólo por subir (habría que buscarse la vida al día siguiente para bajar). Nos negamos en rotundo y pasamos al plan b, dormir en Probolinggo e intentar contratar a un conductor que nos subiese al día siguiente de madrugada para poder ver el amanecer desde el mirador.

Una hora más tarde ya teníamos habitación, fué la más cara del viaje, 275.000 rupias (18,50€), c/baño y a/c, el hotel se llama Lava Lava y estaba en la misma calle de la estación de autobuses. Preguntando en el mismo hotel llamaron a un tipo que tenía una agencia por la zona, hablamos con el y finalmente llegamos a un acuerdo. Al día siguiente nos recogería un conductor en la puerta del hotel a las 02:30 de la madrugada que luego nos esperaría para traernos de vuelta. De esta manera no habría esperas ni a la ida ni a la vuelta y tampoco furgonetas masificadas. Precio: 250.000 cada uno.

Aún era noche cerrada cuando llegamos a Cemoro Lawang. Haciendo caso a otros viajeros, al bajar del coche en vez de dirigirnos a la caseta donde cobran la entrada (275.000), retrocedimos hacia abajo unos 50 metros hasta desviarnos a la izquierda por una calle que sube hacia los view point. Evitamos así el abusivo precio de “entrada” a un entorno natural y que bajo nuestro punto de vista debería ser de libre acceso.

Caminamos bajo la luz de la luna durante más de un hora, solamente cruzándonos de vez en cuando con lugareños a caballo. Cuando ya empezaba a clarear por fin llegamos al primer view point. Poco a poco la luz fué mostrando la silueta del Bromo expulsando humo, al lado del extinto volcán Batok, ambos emergiendo de un mar de nubes que lo cubría todo, simplemente espectacular.

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Después de sacar algunas fotillos comenzamos la bajada por el mismo sitio por el que subimos con una idea fija en la cabeza: subir hasta el borde del cráter. ïbamos parando de vez en cuando a contemplar el paisaje, los huertos imposibles y los aldeanos y niños que nos miraban como el día antes mirábamos nosotros a los orangutanes :shock:, y siempre con la imagen de los volcanes como telón de fondo.

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Nos metimos por un atajo y conseguimos llegar abajo del todo, al mar de nubes. Menos mal que con el calor del sol se despejaron un poco, porque íbamos a tientas. Caminamos todo recto hasta que comenzamos la subida al borde del cráter. La vista desde allí arriba, con el agujero negro a un lado haciendo ruído (hasta temblaba el suelo) y la vista panorámica de toda la explanada al otro, ha sido de las imágenes más espectaculares que habíamos visto nunca.

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Volvimos a Cemoro Lawang después de más de 4 horas de caminata, bastante cansados por los desniveles que hay, pero muy contentos con todo lo visto. Después de charlar con el conductor nos convenció de hacer el Kawah Ijen mediante un tour organizado, ya que según nos dijo es bastante más complicado que el Bromo, además nos ofreció un buen precio, 200.000 rupias (13€) cada uno, que incluía: el desplazamiento desde Probolinggo hasta Sempol (5 horas), subirnos al día siguiente a Pos Paltuding (comienzo de la caminata), un guía para ver el blue fire en el volcán y el transporte hasta Ketapang (3 horas) para posteriormente cruzar a Bali.

VOLCAN KAWAH IJEN

Tras un largo viaje de más de 5 horas por fin llegamos a Sempol, el último pueblo en que se puede dormir. Nos quedamos en el mismo hotel donde nos dejaó la van por 200.000 rupias con baño. Ya que había que levantarse a las 00:30, nos fuimos a cenar pronto para intentar dormir al menos 3 horas.
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Nota Kawah Ijen:
Este volcán es famoso por el azufre que expulsa al exterior en forma de lava azul (sólo visible durante la noche) que cuando entra contacto con la atmosfera se solidifica y cristaliza en grandes bloques de azufre amarillo. Éste es recogido y cargado en hombros por los mineros que allí trabajan y que tienen que subir por unas laderas muy empinadas y peligrosas, soportando la nube de azufre tóxico que emerge del volcán. Las condiciones en las que trabajan estas personas son extremadamente malas y es considerado uno de los peores trabajos del mundo. Aquí rodaron parte de la serie documental de la BBC planeta humano, os dejo un par de enlaces para que le echéis un vistazo, no tienen desperdicio.

www.youtube.com/watch?v=8UBk8f7Bgj0

www.youtube.com/watch?v=NQULD1GRoGw
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Con solamente 6 horas de sueño en dos días y sobre la 01:30 de la madrugada comenzábamos el ascenso al Kawah Ijen. Íbamos por caminos muy empinados siempre acompañados por nuestro guía Suki, un chico de 35 años que ha sido minero durante 15 y ahora se dedica a llevar a turistas a ver su antiguo trabajo, un auténtico crack.

La subida se hizo dura, pero por fin llegamos al borde del cráter. En ese momento Suki nos dice a todos de que nos pongamos las máscaras que nos habían dado antes de subir y que si alguna no funciona avisemos para cambiarla. Así comenzamos la bajada al cráter, y aunque es noche cerrada la vista impresiona. Un camino pedregoso, en zigzag y cuesta abajo solo iluminado por las linternas de los turistas, y a lo lejos, mucho más abajo de lo que imaginábamos, una columna de humo escupida por la tierra que sube inexorable recordándonos en donde nos estamos metiendo.

Una vez abajo seguimos a Suki hasta escasos metros de las llamaradas azules, lo mineros se afanan en romper a lanzazos el azufre solidificado en el suelo mientras nosotros, absortos con el espéctaculo, no nos damos cuenta de que Suki nos está diciendo que subamos un poco. De repente, un cambio en la dirección del viento hace que la columna de humo venga hacia nosotros, cubriéndolo todo y a todos los que allí estamos. Comienza el picor de ojos y la quemazón en la garganta, comprobamos que nuestras máscaras no funcionan, que el aire que entra en nuestros pulmones no es aire, sino un gas irrespirable y tratamos de salir de allí, como todos los demás. Menos mal que nuestro guía está atento y nos acompaña a una zona más elevada, diciéndonos que nos agachemos y que esperemos a que pase. Nosotros le decimos que no podemos respirar, que nuestras máscaras no funcionan y que así no nos podemos quedar allí abajo más tiempo, pero el saca otras dos máscaras de su mochila y nos las pone enseguida, menudo alivio.

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Continuamos el descenso, todavía de noche, hacia el lago de ácido sulfúrico más grande del mundo. A los pies del lago, de un intenso color azul celeste, vemos el amanecer.

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Ahora, con los primeros rayos de la mañana, podemos ver con más claridad en donde nos encontramos, en el fondo de un profundo agujero, con el humo saliendo de su interior, los afanados mineros golpeando el suelo y, en medio de aquello, un puñado de turistas observándolo todo como si estuviéramos en otro planeta.

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La vuelta se llevó mejor de lo que imaginábamos, sobre todo viendo que los mineros llevaban 70 kgs a sus espaldas y que subían por el mismo camino que nosotros, recorrido que hacen 3 veces todos los días.

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Cuando llegamos a la furgoneta serían sobre las 8 de la mañana, estábamos sin desayunar, así que nos sentó genial el sándwich de mermelada y el huevo duro que nos dieron a todos.

Suki, nuestro guía, siempre atento y con una sonrisa en la boca:
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