Kenia y Mauricio: nuestra luna de miel ✏️ Blogs de Africa Este y CentroDoce días por Africa del este visitando Kenia y Mauricio en septiembre de 2016Autor: Macariotq Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (4 Votos) Índice del Diario: Kenia y Mauricio: nuestra luna de miel
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Introducción, preparativos y partida (DÍA 1, 14 de septiembre)Introducción, preparativos y equipaje, y partida desde Valencia hacia Nairobi, con escala en Amsterdam INTRODUCCION Cuando empezamos a plantearnos el destino para nuestra luna de miel, fue cuando descubrí la web de losviajeros.com. Si bien ya había oído hablar de ella, cuando me puse a navegar y a buscar información fue cuando me di cuenta de la utilidad de este sitio web. Quería iniciar éste diario dando las gracias a todas aquellas personas que comparten sus experiencias, sus conocimientos y sus consejos a través de esta web, ya que nos ha sido de gran ayuda a la hora de elegir el destino y también en el momento de organizar los preparativos para nuestro viaje. Este agradecimiento dio lugar en mi cabeza a una promesa que me hice a mí mismo las semanas previas a la partida: hacer un diario contando nuestras experiencias en nuestra luna de miel en Kenia y Mauricio. Aunque por ciertas circunstancias no solemos viajar demasiado (es el primer “gran viaje” que hacemos), y no se puede decir que seamos viajeros experimentados, esperamos que éste diario sea de ayuda, y si no, por lo menos que paséis un rato entretenido leyendo nuestras aventuras y desventuras en estos dos magníficos países. PREPARATIVOS Decidimos hacer un combinado de Kenia + Mauricio. Yo soy un gran amante del mundo natural; me fascinan los animales, los paisajes espectaculares, las puestas de sol, las noches estrelladas… A mi pareja, además le encanta la playa. Os podéis imaginar la ilusión que nos hacía poder hacer éste viaje. Hemos pasado cinco noches en cada sitio. Sabíamos que quizá se nos haría un poco corto (sobre todo Kenia), pero con una boda de por medio, tampoco podíamos arriesgarnos a alargar las estancias y no “llegar”… (€). La fecha de salida fue el miércoles 14 de septiembre de 2016, y la llegada el 26 de septiembre (del mismo año, por supuesto xD). El viaje lo hemos llevado todo contratado mediante agencia desde España. Como ya he dicho anteriormente, nunca habíamos hecho un viaje de estas características, y queríamos contratarlo por agencia, llevándolo todo los más atado posible. El receptivo en Kenia fue Kobo Safaris, y en Mauricio White Sand Tours. En Kenia el plan era hacer una especie de pequeño tour por la zona oeste-sur del país, visitando los parajes del Monte Kenia, Lago Nakuru y Masai Mara. Y en Mauricio llevábamos idea de pasar los días en plan relax, además de contratar alguna excursión que nos pareciera interesante. EQUIPAJE Por recomendación de la agencia, nos hicimos con un juego de maletas blandas, por aquello de acoplarlas con más facilidad en los maleteros de los vehículos que te transportan por Kenia. Desde luego, aunque no es obligatorio, es mejor llevar maleta blanda. Hubo compañeros de viaje que llevaron maleta dura, y el primer día acabaron con abolladuras. Nuestras maletas tampoco se escaparon de la “hospitalidad” de los maleteros de los 4x4, y la mía acabó con una raja de 10 cm. O sea, que miramientos con las maletas tienen los justos y necesarios. Si tenéis pensado visitar Kenia haciendo tour por el país, no os llevéis maletas que os estiméis demasiado porque hay muchas posibilidades de que no acaben el viaje enteras. En Kenia, ropa y calzado lo más cómodo posible, esto sí que es obligatorio. Pantalones desmontables son una muy buena opción, zapatillas deportivas lo más cómodas posibles, camisetas durante el día, y un forro polar para cuando cae la noche o cuando amanece, porque en los parques y las reservas de Kenya refresca pero a base de bien (por lo menos donde fuimos nosotros). Protector solar y repelente de mosquitos son también importantes, aunque no nos picó ninguno y tampoco vimos ninguno, exceptuando en el hotel de Nairobi el último día en Kenia que estaba lleno y eran como avionetas de grandes. Es importante algo para cubrir la cabeza (gorra sombrero, etc.), gafas de sol, y unos prismáticos también vienen genial. Linterna para las horas en las que cortan la luz en algunos hoteles o “lodges”, y adaptador para enchufes de tres clavijas. En Mauricio ropa “playera” durante el día, y por las noches no está de más una chaquetita fina porque en la isla en esa época del año (inicios de primavera) de noche hace fresquito. Yo con camisas de manga larga pasé, pero mi pareja que es un poco más friolera, llevaba su chaquetita siempre encima. Aún así, de noche eché en falta algo más de ropa. Tuvimos que vacunarnos para la fiebre amarilla por obligación, según nos dijeron. Sin embargo no nos pidieron la cartilla de vacunación para entrar ni en Kenia ni en Mauricio. Además, nos pusieron las vacunas de la fiebre tifoidea, de la hepatitis B y nos dieron las famosas pastillas para la profilaxis de la malaria: el Malarone. Los visados nos los tramitó la agencia desde España vía internet, lo cual evita colas a la llegada al aeropuerto. Llevamos una cámara de fotos digital sin espejo (EVIL) de marca Sony, modelo A6000 con objetivos intercambiables. El objetivo de 70-210 mm es el que más he utilizado, sobre todo en Kenia. En ocasiones he echado en falta un objetivo con un poco más de distancia focal, pero en general la cámara con el 70-210 se ha portado muy muy bien. No soy un gran experto en fotografía, he hecho lo que he podido/sabido. Aún así, creo que he conseguido alguna foto más que decente, aunque debido a la compresión y reducción de tamaño de las fotos colgadas en este diario, éstas no se aprecien con la definición y la calidad que tienen realmente. También nos llevamos una cámara deportiva GoPro con la que hemos tomado unos vídeos preciosos para el recuerdo. DÍA 1 (14 sept) Con mucha ilusión y unas ganas tremendas de ver lo que nos espera, salimos dirección Ámsterdam, para coger el vuelo hacia Nairobi. Tras un vuelo de unas 2 horas desde Valencia hasta Ámsterdam con KLM, embarcamos en el aeropuerto de Schipol en el avión de Kenya Airways, con destino Nairobi. Nos quedan unas 8 h de vuelo por delante. Etapas 1 a 3, total 12
DÍA 2 (15 de septiembre)Primer día en el país africano, con visita al Parque Nacional del Monte Kenia
Llegamos a Nairobi a las 06:00 de la mañana (yo sin pegar ojo en toda la noche, por cierto). Nuestro conductor (que también es nuestro guía) nos espera a la salida del aeropuerto y conocemos a nuestros compañeros de viaje, otras dos parejas que están de luna de miel también, de nuestra edad más o menos y además muy majos. Para nosotros fue una de las sorpresas agradables de éste viaje, y aunque en ese momento no lo sabemos, forjaremos en los próximos días una amistad que nos llevamos a casa para siempre. El coche es un 4x4 Toyota Land Cruiser, de 8 plazas. Quedamos de acuerdo los seis en ir cambiando de asiento cada día, así repartimos un poco las comodidades e incomodidades de cada parte del coche. Y también acordamos dar la propina al chófer la última jornada de acuerdo al servicio que nos preste durante los próximos días.
Salimos del aeropuerto dirección al Parque Nacional del Monte Kenia. En concreto nos alojaremos en el hotel Serena Mountain Lodge. Debemos ir dirección Nairobi y pasar de largo para coger la carretera hacia nuestro destino. Pues bien, pillamos el padre de todos los atascos. Es increíble ver la cantidad de vehículos que se amontonan en una vía de (supuestamente) tres carriles, en la que llegamos a ver hasta 6 vehículos alineados a la vez en la carretera. Gente cruzando por medio de la “autovía”, autobuses subiéndose a las aceras del arcén para adelantar… toda una aventura. ¡¡Y lo que más nos llama la atención es que nadie pita!! Con un follón de semejantes dimensiones, en cualquier ciudad de España más de uno funde el claxon, por no decir de los “piropos” que nos echaríamos entre los conductores. Es entonces cuando nos damos cuenta de que en Kenia se vive a otro ritmo: polepole, hakuna matata rafiki dice nuestro guía (que se traduce como poco a poco, sin preocupaciones amigo). Nos explica también que al estar en un atasco yendo despacio es mejor no exponer cosas de valor si llevamos las ventanas abiertas (relojes, cámaras) porque hay muchos rateros, y nos recomienda no sacar fotos de los transeúntes y los conductores, porque hay algunos que se enfadan y pueden apedrearte el coche, e incluso algunos te persiguen y te exigen dinero por haberles sacado una foto, según dice él. Por precaución sigo las recomendaciones de nuestro guía y es por esto que no tengo ninguna foto de las afueras de Nairobi ni de ningún ciudadano keniata, excepto de algunos con los que entablamos cierta amistad, pidiendo permiso antes de sacar foto. También es conveniente explicar que en Kenia está PROHIBIDO sacar fotos de la bandera, del presidente y de la fuerzas de seguridad del estado. A mitad de camino, paramos en nuestra primera curio shop (la primera de muchas). Me llama la atención la cantidad de figuras de ébano que tienen: Ojo con el ébano, que os pueden dar gato por liebre. El ébano es más pesado, en la mayoría de figuras de ébano si te fijas bien puedes ver las típicas vetas propias de la madera y si lo rascas con una navaja el color no varía. La madera pintada, además de ser más ligera, tiene un tacto “gomoso” o “plástico” debido a la pintura, el color es completamente uniforme y si lo rascas la pintura salta y queda al descubierto el verdadero color de la madera. Además, se nota sólo con oír el sonido de la navaja al rascar. Pedid que os rasquen la parte inferior de la figura, que no se ve cuando está expuesta, y si no tienen nada que esconder os lo rascarán sin problemas y os aseguraréis de que estáis comprando ébano. A mí me colaron una figura de un elefante pequeño, pero sólo una. Luego me llevé otro elefante y una jirafa, previa rascada navajera por parte del dependiente para cerciorarme de que las figuras eran de ébano, y os aseguro que la diferencia se nota. De tanto mirar, llegué a adquirir cierta práctica distinguiendo los materiales de la figuras. No nos parece gran cosa visto desde fuera, pero por dentro está bastante bien. Nos recuerda a los típicos hoteles cercanos a las estaciones de esquí, todo de madera por dentro, con su fogata en el interior para calentarse. Nos reciben con una toalla húmeda para quitarnos el polvo del camino, y con un zumo. Nos instalamos y vamos a comer. En este hotel tuvimos problemas con el cambio y con las facturas de las bebidas. Con el cambio “barren para casa” de una manera muy descarada, de tal manera que nos dio la impresión de que nos querían engatusar para que consumiéramos, para pegarnos la clavada con el cambio. Quizá fue cosa nuestra, pero el servicio del restaurante de este hotel no nos dio buena impresión desde el primer momento. Como digo, quizá fue cosa nuestra y de nuestros recelos, pero tuvimos cierta sensación de ser un poco timados. A las tres parejas nos dio esa impresión. Deberíamos haber llevado moneda local cambiada en el aeropuerto, o haber parado a cambiar en algún banco de camino, pero no caímos en la cuenta y pagamos la novatada. Después de comer, vamos a la habitación con la esperanza de ver los primeros animales y sacamos algunas fotos desde la pequeña terraza trasera de la habitación, que da a una charca donde los animales se acercan a beber: El entorno me parece precioso, con bosques frondosos a ambos lados del hotel, y sendas por donde los animales caminan hacia la charca. Tras esperar un rato en el balcón, y con el cansancio del viaje estrujando mis párpados, me quedo frito en la cama del hotel… durante unos pocos minutos, porque de repente mi mujer (qué raro me suena todavía eso de decir “mi mujer”) me avisa de que se acerca una manada de búfalos a beber: Se quedan toda la tarde cerca de la charca, y no aparece ningún animal más. Llegamos a ver a lo lejos algún impala moverse por la espesura, desconfiada de acercarse a la charca, y nada más. Pasamos la tarde entre búfalos, y unos cuantos monos de sykes, que aparecieron de repente, y que van de balcón en balcón desvergonzadamente, a ver lo que pillan: Con la llegada de los monos empezamos a oír gritos y alguna maldición en varios idiomas diferentes. Llegamos entonces a intuir dos cosas: una es que en el hotel se alojan huéspedes de nacionalidades muy variopintas, y otra es que los monos son lo suficientemente caraduras como para colarse en las habitaciones. Después de echarnos unas cuantas risas y escuchar un estridente “OH MY GOOOOD!!! GO AWAAAAAY!!! GO AWAAAAAAAAAAAAAY!!!” decidimos que la puerta de la terraza de la habitación está mejor cerrada. Cuando cae la noche vamos a cenar, no sin antes equiparnos con nuestros forros polares y nuestros pañuelos para el cuello, porque en este Parque Nacional al anochecer la temperatura cae bastante; hay que tener en cuenta que estamos a unos 2200 metros de altitud. La lumbre en la zona común del hotel hace su trabajo por la noche. En este hotel tienen un servicio para avisarte si se acerca algún animal a la charca durante la noche. En la cena, pasan con una lista en la que indicas el número de tu habitación, y los animales que te interesa ver. Si se acerca a la charca alguno de los animales que indicas, te tocan a la puerta. Dijimos a todos los animales “yes” excepto a los búfalos porque los tuvimos toda la tarde haciéndonos compañía. Nos fuimos a dormir y en la habitación nos encontramos una sorpresita en forma de tarta en la que ponía congratulations. Detallito para los recién casados. No nos acabo de hacer mucha gracia que entraran en la habitación sin avisar mientras estábamos cenando porque teníamos algunas cosas de valor repartidas por las mesitas y por la cama, pero bueno… es lo que hay. No nos faltó nada. Y no será el último hotel en el que nos entren en la habitación sin avisar. Tengo que decir que, si bien a nosotros no nos faltó nada, una pareja de las que iba con nosotros tuvo algún problema que otro. No voy a entrar en detalles porque no procede. La pena es que se dieron cuenta del "problema" el día siguiente y no pudieron hacer nada más que notificárselo al guía. Esto junto con el tema de los cambios y las bebidas, no nos dejó buena impresión respecto al servicio de éste hotel, si bien las instalaciones y el entorno nos parecieron encantadores. Etapas 1 a 3, total 12
A las 06:30 nos levantamos, para darnos un buen desayuno y partir hacia el Parque Nacional del Lago Nakuru. La idea es ir haciendo paradas en lugares de interés para que los trayectos no se hagan tan pesados. La primera parada la hacemos en el ecuador, donde nos encontramos la típica curio shop (las hay en cualquier rincón), y también hay un señor que te hace la demostración de la dirección de giro del agua, dependiendo de si te encuentras en un hemisferio u otro. Es algo curioso de ver, pero nada más.
La segunda parada la efectuamos en las cataratas Thompson. Unas cataratas que a mí me parecieron muy chulas: Cuyo curso de agua sigue a través de una garganta impresionante: A eso de las 13:00 más o menos, llegamos a la entrada del Parque Nacional Lago Nakuru. El lago que da nombre al parque es un lago de agua salada famoso por ser refugio de aves migratorias, en particular de flamencos rosas, de los cuales llegan a concentrarse millones… solo decir que nosotros no vimos ni uno solo, no debía de ser la época más adecuada. Nada más entrar al parque, el paisaje cambia por completo. El parque comprende, a parte del lago, una buena extensión de terreno que es hogar de multitud de animales. Yo pensaba que en este caso: parque=lago. Y para nada es así porque hay kilómetros de tierra firme para recorrer. Pedimos permiso para abrir el techo del vehículo, para poder admirar las vistas, y ya en el camino empezamos a ver nuestros primeros impalas: También vemos babuinos, cebras, facocheros, búfalos y jirafas a lo lejos, pero no paramos para la foto porque según el guía “veremos mucho animal esta tarde”, ya que teníamos programado un safari por el Parque. No le faltaba razón, pero empecé echar en falta más tiempo dedicado a la observación y fotografías de animales, y menos prisas. Pero es lo que tiene un viaje de este tipo en el que se quieren pasar por tantos sitios en tan poco tiempo. Subimos una cuesta y llegamos al hotel, el Lake Nakuru Lodge. Con buenas vistas, piscina y un jardín muy bonito y bien cuidado, nos causa buena impresión nada más entrar: Después de los zumos y las toallas húmedas, vamos a la habitación, que es un bungalow, bastante grande, limpio y cómodo. Lo encontramos todo correcto. Nos dirigimos hacia el restaurante para comer, nos encontramos un buffet bastante variado, nos pareció bastante bueno. Nos sentamos en la terraza del restaurante, con unas vistas impresionantes del lago, que se empiezan a tapar porque comienza a esconderse el sol y a formarse nubes… y cuando estamos en la cafetería tomando nuestros cafés, empieza a diluviar con si se acabara el mundo. Cosa curiosa en estación seca nos dicen, pero bueno, no sabemos si por la tarde podremos hacer el safari programado con el coche abierto… Finalmente a las 16:00 amaina un poco aunque no del todo y salimos a hacer nuestro primer safari en África. ¡Qué emoción! Nuestro principal objetivo de ese día: el rinoceronte blanco y/o negro. Los tres hombres nos pasamos el rato abriendo y cerrando el techo conforme íbamos viendo animales en el camino. Al mal tiempo, buena cara, y además nos echamos unas risas con el cachondeo del techo y con los cabezazos que nos dimos. Nada más salir del hotel, vemos animales empapados esperando que amaine la tormenta: El cielo está gris y las fotos no lucen como nos gustaría, aún así la estampa nos parece preciosa. Las cebras y los impalas aprovechan para pastar, mientras los ibis sagrados y las garzas se asean en las charcas donde la lluvia no deja de salpicar: A parte de apreciar la fauna de éste maravilloso país, hay que ser justo y mencionar también la flora. Los árboles de Kenia no desmerecen en majestuosidad a los animales que nos podamos encontrar en cualquier Reserva o Parque. Es algo que no se suele encontrar en las guías o en los diarios de viaje y no quería que se quedase sin nombrar. En Kenya en general y en éste Parque Nacional en particular, cada árbol es un auténtico monumento viviente. Incluso hay algunos que no caben en el objetivo: Yo que soy un amante del mundo natural, quedé sorprendido con la belleza y el tamaño de algunos ejemplares. Debemos ser conscientes de que algunos de estos árboles tienen cientos de años, y tenemos que aprender a admirarlos, protegerlos y conservarlos. Pensad que la vida de uno de estos árboles puede comprender varias generaciones de leones, o rinocerontes, o elefantes. Imaginad lo que cuesta recuperar un ejemplar así… Bueno, sigamos. Mientras observamos con fascinación las arboledas que se extienden a derecha e izquierda del 4x4, empezamos a notar actividad en la radio del guía. Le preguntamos y nos contesta con una palabra: simba. ¡Nuestro primer león! El tío mete la directa y llegamos emocionados los primeros al sitio, pero es una pena, porque el “animalito” está lejos del camino, y no tiene mucha pinta de querer moverse del sitio: El animalito se mueve menos que los ojos de Espinete. Decidimos continuar, puesto que llevamos un rato observando y comienzan a llegar coches en tropel a fotografiar al rey de la selva. Cerca de allí vimos una manada inmensa de búfalos, con bastantes crías por cierto, y especulamos con la posibilidad de ver alguna escena de caza ya que el león anda por allí cerca. Especulaciones sin fundamento porque, según el guía, el león está de “luna de miel”. Lástima que no hayamos visto a su compañera leona. Al instante, volvemos a oír voces por la radio del guía, el tío mete la directa y volvemos por donde habíamos venido: la leona ha aparecido de la nada y se está moviendo… pero ahora llegamos los últimos al sitio, y está todo lleno llenísimo de vehículos por todos lados: Habíamos perdido nuestro “sitio privilegiado” De repente, el león empieza a moverse… Se dirige hacia los coches… se dirige hacia NUESTRO coche… y nos pasa justo por detrás. Tan tranquilo, tan perezoso como sólo él puede estarlo: Hasta nos deja un regalito en forma de cagarruta (gracias simba). Como si los treinta coches que hay allí no existieran. Y nosotros con los ojos como platos y muy emocionados, conseguimos sacar buenos primeros planos: Entonces se va a buscar a su compañera, les perdemos la vista y ante la imposibilidad de observar a la parejita, les dejamos que disfruten de su luna de miel y continuamos con nuestro trayecto, en busca del rinoceronte. A unos minutos de la “suite nupcial” leonina, vemos más leones. Leonas en este caso, pero subidas a los arboles. El guía nos explica que debido al hábitat en el que viven, han desarrollado esta habilidad para aprovechar la protección y el camuflaje que la masa forestal les brinda: Y en ese mismo árbol, un poco más arriba, unos babuinos aguantan la lluvia como pueden, porque con semejante “portera” cualquiera se atreve a salir del pisito… Después de deambular un rato, y tras varios avistamientos fallidos, volvemos a oír la radio. Llego a distinguir una palabra: rino. Damos la vuelta en el mismo camino y nos dirigimos al sitio (yo no sé como leches se orientan en esos terrenos, parece mentira). Al llegar sólo hay un coche (raro raro, no tardaría en llegar la “marabunta motorizada”). Nos encontramos con un trío de rinocerontes a lo lejos. A pesar de estar alejados de nosotros, de vez en cuando levantan la cabeza y nos miran. Saben que estamos allí. Son tres animales impresionantes: Con la emoción no me quedó claro si eran rinocerontes negros o blancos. Yo creo que eran blancos (no os guiéis por el color, recordad que estaban húmedos), y he visto algunas fotos en la red y se parece más al rino blanco, pero tengo dudas. Se puede saber por la forma de la cara, aunque en este caso están comiendo, y hacían muecas. En las siguientes fotos se ve mejor la silueta: El guía creo que dijo qué clase de rino es en concreto, pero en ese momento estaba tan fascinado mirándolos y sacándoles fotos, que no le hice ni puñetero caso. Estábamos los rinos y yo, no había nadie más (espero que mi mujer no lea esto). Fuera de coñas, fue la primera vez en Kenya (la primera de muchas) que sentía que conectaba con la naturaleza, con el entorno. Estás observando a un animal de más de 2000 kilos, en estado salvaje, él te mira, sigue comiendo, hace su vida y yo estoy allí en silencio, simplemente observando, sintiendo la lluvia en la cara, oliendo la hierba fresca y húmeda que los mismos animales se están comiendo… es algo que no se puede explicar, hay que estar allí y vivirlo. Para mí fue un sueño hecho realidad que se cumplía, y fue justo en ese momento cuando me di cuenta. Todavía emocionados por haber podido ver al trío de rinos, decidimos continuar porque todavía es pronto para volver, aunque el guía no dejaba de mirar el reloj. Nos encontramos de repente a la izquierda del camino a un “jirafo” comiendo: Nuestro guía tira para adelante, le decimos al guía “PARA, PARA, PARAAAA!!!”, y el tío se ríe y nos dice: “mirad más adelante”. Unos 50 metros más adelante, a ambos lados del camino vemos un grupo de jirafas alimentándose. Contamos hasta siete ejemplares. Continuamos por el camino, nos vamos acercando… y paramos justo al lado. Las jirafas ni se mueven, siguen haciendo lo que estaban haciendo antes de que llegáramos. Nosotros, alucinados ante la belleza de estos animales, a escasos metros de ellos, solo podemos guardar silencio y hacer nuestras fotos: Es increíble ver comer a estos elegantes animales. Los tenemos tan cerca que podemos oír las espinas rascando su piel al meter la cabeza entre las acacias. Simplemente espectacular. Se acerca la hora de volver, y nos dirigimos hacia el hotel. El “jirafo” nos despide desde el camino con cierta indiferencia: A las 17:55 estamos entrando por la puerta del hotel, puntualidad inglesa la de nuestro guía, teniendo en cuenta que el safari era de 16:00 a 18:00. Esto nos dejó claro desde el primer momento que no se iba a salir ni un centímetro del programa. Aprovechamos para preguntarle sobre la posibilidad de hacer un safari en globo al amanecer en Masai Mara. Nos dice que es posible… previo pago de 450$ por persona. Le decimos que intente “rascar” un poco el precio con el operador que gestiona el safari pero no suelta prenda. Nos parece caro, ya que 450x2=900 y desechamos la opción. Nos propone entonces un safari en barca el día siguiente en el Lago Naivasha (que iba a ser nuestra primera parrada al día siguiente) que nos cuesta 30$ por persona. No nos convence del todo pero los seis aceptamos, y así hacemos alguna actividad juntos, ya que el buen rollo entre las tres parejas empieza a hacer efecto. Decidimos ir a descansar un ratillo a la habitación, nos duchamos para quitarnos el polvo convertido en barro debido a la lluvia, y vamos al buffet a cenar pronto, que el día siguiente hay que salir temprano hacia el plato fuerte de Kenya: la Reserva Natural de Masai Mara. Etapas 1 a 3, total 12
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