Katmandú, Pokhara, Poon Hill trekking, Varanasi, Agra, Rajastán y Delhi + parada en Abu Dhabi organizado todo por nuestra cuenta. "Low cost de calidad" es nuestra filosofía. Autor:MarinaWFecha creación:⭐ Puntos: 4.3 (6 Votos)
Era día de traslado y por eso prometía ser bastante soso, sin embargo terminó convirtiéndose en una de las anécdotas y peores momentos de nuestra vida. La Odisea de Ulises, un cuento de Navidad al lado de esto. Pero vayamos por partes.
Con la maletas hechas, nos reunimos con Utam Kapri en la puerta del hotel para que nos acompañara andando a la parada de autobús. Era por la zona de Jamal, pero una vez allí, había que bajar la calle hacia el sur. Había una gran hilera de autobuses turísticos, todos ellos con destino Pokhara, así que no habrá problemas para aquellos que quieran organizar el viaje sobre la marcha. Llegamos al nuestro, de la empresa Holidays Adventure. Correcto. Son 200 los kilómetros que separan Katmandú de Pokhara, pero a pesar de eso, el trayecto dura nada menos que unas 7 horas por las malas carreteras, falta de infraestructuras y la orografía del país. Ya lo sabíamos y lo asumimos sin problema.
A las 7:30 arrancamos y aprovechamos para comer los bollos que habíamos comprado el día anterior, ya que mi novio se iba encontrando mejor aunque aún estaba conservador.
La primera, en la frente. El autobús tenía aire acondicionado, sí, pero no refrigeraba. Salía caliente y más tarde se paró. Viva. Por suerte aún no hacía demasiado calor. Las carreteras eran malas, estrechas, sinuosas, llenas de baches y de doble sentido, con camiones que iban a una elevada velocidad a pesar de todo y tocando las bocinas sin parar (con sonidos como los coches de la feria) para avisar de que se aproximaban. Sobre las 10 hicimos la primera parada y aprovechamos para comprar agua aunque ya llevábamos. La razón era para tomarla fresquita, que se agradecía, pero esto nos permitió ahorrar la nuestra y resultó ser clave.
Sobre las 11:00 paramos en la carreta en medio de una gran caravana. Un pasajero nepalí del autobús dijo que había hablado con un amigo que volvía de Pokhara y dijo que en ese sentido estaba igual. Aprovechamos para salir a estirar las piernas, hacer unas fotos…. Pero el calor iba aumentando y alguno que yo me sé hasta buscó la sombra debajo de la caja de un camión, porque en el autobús sin aire no se podía estar.
Al principio nos lo tomamos con tranquilidad y una hora después nos empezamos a mover de nuevo, pero no por mucho tiempo. Unos minutos después, nos quedamos parados otra vez, afortunadamente cerca de un pequeño pueblo. En esos momentos, el estómago me empezó a hacer extraños y acabé haciendo uso un par de veces de unos baños de pago (como salí corriendo del autobús, no llevaba la cartera y me dejaron entrar gratis). Ya me parecía a mi raro librarme estando mi chico tan fastidiado y habiendo comido lo mismo.
El tiempo pasaba, el calor aumentaba, mi malestar seguía y solo nos quedaba el consuelo de poder comprar agua fresca en un bar del pueblo que pronto se empezó a desabastecer porque la hilera de camiones y autobuses era espectacular, kilométrica. Estuvimos en esa zona 4 horas, hasta las 16:00. El carril de bajada (el nuestro) tenía un atasco infinito con todos los vehículos estancados, pero aprovechando que el otro estaba libre, nuestro conductor continuó bajando deprisa una media hora y con eso nos ahorró otras tantas de retención. Cuando ambos carriles estaban colapsados, paramos. Era increíble. En 2 carriles había 3 interminables hileras de autobuses y camiones en varios sentidos, con una pared montañosa a un lado y un barranco que desembocaba en el río a otro.
Después de mucho rato, entre el calor y mis males, me empecé a sentir muy mareada y bajé del autobús uniéndome a otras cientos de personas que estaban en nuestra misma situación. Me tumbé en la cuneta, me abaniqué con lo que pude, bebí agua…. Pero me seguía sintiendo mal. Aunque ya no nos daba el sol, el calor era bochornoso, sudaba mucho, tenía sed y la situación estaba empezando a desesperarme. No entendíamos que pasaba: Unos decían que había habido un desprendimiento y que la carretera estaba cortada, otros, que habían matado a 4 policías. El caso es que todo el mundo coincidía en que de allí no nos moveríamos mínimo hasta la mañana siguiente y que podríamos estar incluso días. De hecho, el conductor del camión que había detrás de nuestro autobús decía que llevaba ahí 36 horas. A mí era lo que me faltaba.
Llamamos al hotel del Pokhara y les contamos que no sabíamos cuando llegaríamos y nos dijeron que no había problema. Evidentemente vimos el viaje peligrar y de entrada y si conseguíamos llegar ese día a Pokhara, decidimos posponer el inicio del trekking un día más, dedicar el siguiente a descansar y restárselo a Varanasi ya que muy sabiamente, le habíamos dedicado un día más de lo inicialmente previsto (2) para tenerlo de margen por si surgía alguna complicación en el paso de la frontera por tierra.
El pánico y desesperación empezó a crecer entre los turistas, veíamos a muchos que habían cogido sus equipajes y comenzaban a andar en busca del próximo pueblo, que unos decían que estaba a 4km y otros a 12km; era lo que hubiésemos hecho nosotros de no haber tenido el equipaje grande. Vendedores ambulantes llegaron vendiendo hasta pepinos, pero rápido se quedaron sin comida ni agua, la gente se mareaba y vimos incluso pasar como pudieron varias ambulancias repletas de gente… horrible. Yo no quería comer por mis problemas estomacales, cuando me sentí floja de fuerzas me tomé un plátano de los que llevábamos para el trekking y empezamos a compartir parte de esta comida con otros viajeros porque no había nada cerca. Las dos botellas que llevábamos inicialmente empezamos a tener que racionarlas porque no sabíamos cuánto tiempo íbamos a estar allí… ¡pero hacía tanto bochorno! Empezamos a dar paseos por la zona y compartir impresiones con el resto de gente, cuando nos encontramos con un grupo de españoles que estaba tan desesperados como nosotros. Valoramos incluso el llamar al consulado pero… era sábado y en el mejor de los casos ¿qué harían? ¿mandar un helicóptero? Si allí ni siquiera había sitio para que se posara.
Oscureció y para colmo vimos que muchos nepalís, que eran los que habían mantenido la calma, se empezaban a marchar andando diciendo que no querían pasar la noche en la carretera junto a la ladera, ya que era época de Monzón y podía haber otro desprendimiento que nos cayera encima. Terrorífico, de verdad.
Al final, hablando con unas chicas alemanas determinamos que esperaríamos hasta las 4 de la mañana y si no había movimiento, cogeríamos las cosas y nos iríamos andando hasta el primer pueblo antes de que empezara el calor y allí pagaríamos lo que fuera por que nos llevaran a Pokhara.
Al final, la verdadera razón de todo esto condensaba las dos versiones que nos habían llegado: había habido un desprendimiento que había sepultado a 4 policías y cortado la carretera. Lo bueno es que era en la de Chitwan, no en la nuestra, pero por lo visto todos los efectivos estaban centrados en esa zona y no había nadie que dirigiera el tráfico en esta.
En fin…. Yo llegué a pensar que no saldríamos de allí jamás, era una impotencia tremenda… pero a las 10 de la noche, tímidamente y muy despacio, nos empezamos a mover. En ese momento, también, comenzó un fuego en la montaña de al lado. Sí, como lo leéis. El colmo de los colmos. Afortunadamente se extinguió, no sé cómo y nosotros en cosa de una hora pasamos el punto de bloqueo, que era la entrada del siguiente pueblo… y de ahí, dos horas más de oscuro y serpenteante camino a Pokhara, pero ya daba igual. Habíamos salido.
Después de un rato, paramos en un buffet de carretera par que la gente cenara, nosotros obviamente no, sólo queríamos llegar, pero parecía que no lo haríamos nunca. Sobre la 1 de la madrugada, llegamos al parking de autobuses y un montón de taxis, todos a precio fijo de 500R por el plus de nocturnidad, se ofrecían a llevarnos a Lakeside, la zona turística. Nuestro taxista telefoneó a nuestro hotel para decir que llegábamos y el chico nos abrió la puerta a nuestra llegada. Fue amabilísimo, le dijimos que queríamos prolongar la estancia un día e iniciar el trekking otro más tarde para poder descansar al siguiente, y que necesitábamos saber si habría algún problema ya que en nuestros permisos ponía el día de entrada y salida del Area de Conservación del Annapurna. Nos dijo que no habría problema con nada, ellos se encargarían al día siguiente de todo y que no fuéramos a descansar. Llegar a la habitación fue como entrar en el Edén: estancia nueva, cómoda, aire acondicionado, ducha limpísima y plátanos y agua que evidentemente devoramos antes de descansar de esa tremenda paliza física y mental. Desde luego, no era un viaje, era una AVENTURA.
Dormimos hasta la hora de comer y fue lo mejor que pudimos hacer. Cuando bajamos a Recepcion, los chicos nos dijeron que habían hablado con la oficina de los permisos de trekking y no había problema para empezar más tarde. Así que con el problema resuelto, fuimos a cambiar más dinero y a dar una vuelta por el pueblo, porque el hotel no acepta VISA ya que acaban de inaugurarlo y aún no tiene el sistema.
Pokhara es un remanso de paz… orientado al turista eso sí, al menos en la parte de Lakeside. Las avenidas con anchas, las calles están asfaltadas, no hay mucho tráfico y cuenta con decenas de restaurantes de todo tipo y agencias de viajes. No recomendaría ir hasta allí a no ser que vayas a realizar un trekking o alguna actividad relacionada con la naturaleza, no merece la pena… pero una vez tienes que pasar por allí, su pausa se agradece. Se puede hacer una pequeña caminata hasta la Pagoda de la Paz o las Devi’s Falls o ir en barca por el lago, pero en serio… estábamos hechos un guiñapo entre unas cosas y otras. Y nosotros somos de no parar en los viajes.
Aprovechamos también para reservar el autobús hasta la frontera con India la próxima semana. En teoría, siempre será más barato ir al “bus park” el mismo día porque te ahorrarás la comisión de agencia, pero te arriesgas a que no haya plazas porque nosotros sólo vimos salir uno. Preguntamos en varias agencias y todas nos pedían 800-850R, así que lo compramos por 800R. El destino es la ciudad nepalí de Lumbini, donde se dice que nació Buda.
Recorrimos la avenida principal varias veces en busca de un restaurante que anunciara comida continental en su menú. Teníamos muchísima hambre, pero necesitábamos algo muy básico. Finalmente paramos en uno llamado Gurkha, y pedimos 2 bowls de arroz blanco, un pollo asado con patatas que nos supo a gloria y agua con limón. Todo fue 1335R.
Otra de las gestiones que hicimos fue reservar el taxi para que al día siguiente nos llevaran a Nayapul, el punto de inicio del Poon Hill Trekk. Sabía que solían pedir unas 1700-1800R y dimos un taxista que nos dijo 800. Me pareció baratísimo y le repetí que el precio 3 veces y que si era por los dos, el insistía en que sí. Finalmente aceptamos y quedamos al día siguiente a las 7:00 en nuestro hotel.
Como habíamos gastado parte de la comida del trekking en la odisea del día anterior, compramos pastillas potabilizadoras, plátanos y biscotes de pan tostado (que eso lo podíamos comer seguro) agua y crema de cacahuete para cuando nos recuperáramos más.
El resto de la tarde lo pasamos tranquilamente a orillas del lago Phewa. Había un ambiente bastante relajado, con terrazas en las que apetecía tomarse de una cerveza local y una barbacoa mientras disfrutabas de la música y las vistas, pero nuestro estómago no estaba aún para esos trotes.
Regresamos al hotel cuando ya había anochecido y cenamos unos plátanos. La urgencia para ir al baño se había detenido, pero aún no estábamos como teníamos que estar. Nos dormimos pronto pero sobre las 12:00 de la noche mi novio me despertó y me dio una fatídica noticia: Se había roto su móvil. El enchufe estaba alto y se había caído al suelo mientras cargaba, así que se había roto el táctil de la mitad de la pantalla y no podíamos marcar el código de desbloqueo completo. A mi era lo que me faltaba. ¿Cómo íbamos a irnos de trekking por el Himalaya sin guía y sin teléfono por si nos pasaba algo? Mi novio se durmió y yo me pasé el resto de la noche imaginando todo tipo de calamidades, situaciones que se podían dar y pensando en posibles soluciones a ellas. Pensé que lo más sensato sería comprar un móvil nuevo antes de salir, pero eso supondría tener que esperar a que abrieran las tiendas (y encontrar una fiable) y retrasar de nuevo el inicio del trekking. Después del día perdido en la carretera, no podíamos perder otro más.... quizá si redujeramos el trekking a 3, pero no sabíamos cómo se nos iba a dar.... En fin, no dormí nada.
GASTOS DEL DÍA PARA 2 PERSONAS
- Noche extra en hotel: 1400R
- Comida: 1335 R
- Autobús a Lumbini: 1600R
- Compras trekking: 710R
- Cena y merienda: 1300 R
A las 6:00 de la mañana, me levanté, que no desperté, y bajé a Recepción. El chico salió prácticamente de la cama cuando me oyó. Le conté lo que nos había pasado con el móvil y le pregunté si el veía muy arriesgado que nos fuéramos de trekking sin uno. Dijo que había bastantes guest houses a lo largo del camino y siempre habría alguien que nos podría ayudar si nos pasara algo. Además, nos dio la tarjeta de una amiga suya que regentaba un hotel en Tikhedhunga, un de los pueblos de la primera etapa, y que tan sólo le teníamos que decir que íbamos de parte del Hotel Blossom en Phokara si teníamos algún problema. De verdad, no tengo palabras para agradecer toda la ayuda que nos dieron estos chicos.
Al final, decidí que nos íbamos y seguiríamos con el plan previsto. Al fin y al cabo, existen los móviles desde hace 15 años y aún menos con internet, y la gente lleva haciendo trekkings toda la vida. Me prestaron su portátil para poder mandar un par de mensajes a la familia para decirles lo que nos había pasado y que les contactaríamos cuando fuéramos teniendo oportunidad, pero que no se preocuparan.
Nos guardaron las maletas grandes en el hotel hasta nuestro regreso y nos llevamos 2 mochilas de 32 litros con lo necesario para el trekking: Un pequeño botiquín y neceser, toalla, chanclas, calcetines, ropa de cambio, algo de comida y agua. A las 7:00 apareció el taxista y partimos hacia Nayapul.
Era un día despejado y de camino, el taxista nos avisó de que miráramos a la derecha ¡Madre mía de mi vida! Ante nuestros ojos sobresalían en Machapucchre y el Anapurna III, de 6993 y 7555 metros. Me quedé bloqueada, ni siquiera saqué la cámara. Fue algo grandioso, espectacular… os juro que no tengo palabras para describir lo que es ver esos gigantes tan cerca… Es como si se te viniera el mundo encima, y eso que no son de los mayores picos.
Una hora y 20 minutos después, llegamos a Nayapul (a 1070 metros de altitud) y pagamos al taxista sus 800 rupias. Y nos dice: ¿Qué es esto? Son 1.800. ¡Lo sabía! El díad anterior sabía que me la iba a jugar de esta manera cuando me dio un precio tan barato, por eso le había repetido claramente si eran OCHOCIENTAS y siempre dijo sí, en ningún momento dije MIL. Mi novio no quiso discutir y que se generara revuelo con los nepalís de allí y le dio los 1000 restantes, pero yo por mi le habría dado las 800 y que le fuera bien. Aún me arrepiento y aún sigo sin comprender cómo pasamos por el aro con lo que somos nosotros para estas cosas.
En fin, estábamos allí y había que comenzar a sacudirse todos los problemas y disfrutar. Eran las 8:40 de la mañana. Bajamos andando al pueblo de Birenthanti, hasta donde se puede llegar también en coche, pero desde Nayapul es solo bajada. Allí hay algunas tiendas, incluso una de móviles que no nos dio mucha confianza…. Pero lo importante es pasar por la oficina de registro. En la primera pedirán en TIMS y os apuntarán en un cuaderno. Luego se cruza el primer puente y allí, en la segunda, os solicitarán el ACAP.
Ya estábamos registrados y realmente empezaba nuestra aventura en las montañas. El primer tramo fue sencillo y bastante ameno. Aunque hacía calor, procurábamos ir bien pegaditos a la montaña para que nos diera sombra. Los primeros caminantes que nos encontramos fue una pareja del País Vasco que ya bajaba con su guía y nos habló maravillas del trayecto.
Nos metimos por senderos más estrechos, atravesando vegetación, riachuelos y puentes colgantes. El entorno era realmente bonito.
Llevábamos los calcetines por encima de los pantalones y nos rociamos las zapatillas con sal y Relec, un remedio que nos recomendaron para evitar las sanguijuelas, tan abundantes en la zona. Pasado un buen rato, el camino se empezó a complicar y cambiamos los llanos y bajadas por subidas por pistas cada vez más empinadas. El calor iba apretando cada vez más y la sombra desaparecía. Empecé a pasarlo mal. Tengo buena forma física, pero entre los problemas de estómago, la escasa alimentación y la falta de sueño de la noche anterior, estaba bajo mínimos.
Aun así trataba de continuar… pero estaba que echaba el hígado. Mi novio me arengaba de todas las formas posibles pero la mente empezaba a ganarme la batalla y me planteé el abandonar, ya que aún estábamos a tiempo de volver atrás y de arriba sólo se puede bajar en burro o helicóptero (previo pago astronómico). Si en teoría esto era la etapa más fácil ¿aguantaría el resto? En serio, me las ví muy muy crudas. Con constancia y paciencia, llegamos a Tikhedhunga, y saludamos a la amiga que nos había comentado el recepcionista. Allí hicimos un descanso largo, bebimos agua fresca y comimos unos plátanos, cacahuetes y unas barritas energéticas aún a riesgo de irnos por la pata, pero necesitábamos energía, al menos yo, porque mi novio iba soportando la dureza mejor. Me repuse y continuamos.
El pueblo de Tikhedhunga, está muy desperdigado, con casas bastante separadas entre sí y hasta que lo atravesamos por completo fuimos alternando llanuras y pequeñas bajadas y subidas, lo que ayudó a reponerme. También me tranquilizaba el hecho de ver casas particulares y guest houses a lo largo de todo el camino a las que podríamos recurrir si necesitábamos ayuda, y también a algunos trekkers como nosotros, aunque no muchos. En un tramo conversamos con una pareja de italianos que iban con su guía, pero se pararon a comer y nosotros seguimos con nuestro camino.
Afortunadamente, las nubes taparon el sol y el ambiente se hizo mucho más fresco, lo que también facilitó las cosas. Pasado el último puente de Tikhedhunga, comenzamos la parte más dura: Las escaleras. Subir, subir y subir durante varias horas como si se fueran acabar todos los escalones del mundo, cada vez más irregulares, cada vez más pequeños y cada vez más empinados... La foto yo creo que refleja el tramo más sencillo.
Con paciencia, agua y descansando, logramos hacerlo y finalmente llegamos a Ulleri, nuestro destino del día, a las 15:00 hrs. Habíamos calculado 6 horas y media y a pesar de todo, lo habíamos clavado. Estábamos a 2010m. Habíamos subido 1000 de desnivel, que así dicho no parece nada pero es MUCHO.
Coincidimos en la llegada con los italianos y nos alojamos en el primer Guest House del pueblo, a la derecha: Super View Guest House. Aquí nos sabíamos un truquito. No dijeron 400R por habitación doble (muy básica y con baño compartido, pero es lo que hay) y yo le pregunté que si cenábamos y desayunábamos allí nos la dejaba gratis. Dijo que sí, pero que no se lo dijera a otros huéspedes. 400 R de ahorro, que en España no es nada pero en Nepal cunden mucho. Además hay que tener en cuenta que la comida y bebida en la montaña es más cara y el precio se incrementa a medida que se sube.
Comimos una de las latas de atún con los biscotes y nos echamos una siesta… y de repente… me noto algo húmedo en el brazo, que reposaba sobre mi costado. Me levanto sobresaltada y ¡Sorpresa! Una sanguijuela chupando directamente de mi cadera. A mí, dadme arañas, dadme cucarachas o dadme dragones de Komodo, pero no me deis un animal sin patas… no puedo. Me la arranqué de un manotazo y la estampé con la zapatilla. Medía sólo medio centímetro pero ¡qué asco! “Lo que no te pase a ti, no le pasa a nadie”, me decía mi novio.
Ya me entró la paranoia y no era capaz de estar tranquila en la habitación. Me había revisado de arriba abajo cuando me había quitado la ropa y estaba segura de que no tenía ninguna. E puntito era minúsculo, pero estuve apretándome un rato y no paraba de sangrar… algo común por lo visto. Me duché y me tapé todo lo que pude antes de bajar al comedor, donde los italianos me hicieron el favor de prestarme su móvil para mandar un whatsapp a casa. En los guest houses del camino hay wifi, pero suelen pedir unas 100R por día para darte la clave.
El resto de la tarde lo pasamos en el comedor charlando con los viajeros que iban llegando, todos jóvenes de nuestra edad de Perú, Líbano, Estados Unidos… La verdad es que había un ambiente muy guay. El viajero que va a Nepal, es un viajero de verdad, de corazón. Conocimos a personas interesantísimas y con miles de historias a lo largo y ancho del mundo y disfrutamos de una cena temprana pero de lo más amena conversando con ellos. Nosotros pedimos un arroz con pollo para compartir, dos vasos de limón con agua caliente, dos huevos revueltos y dos fritos. Nos sentó de maravilla. La idea inicial era desayunar y cenar fuerte y pronto en los guest house e ir comiendo de nuestro stock, y de momento si el estómago nos seguía respetado, íbamos bien.
Nos fuimos a dormir muy temprano, no sin antes disfrazarme de ninja: Mayas, calcetas por encima, y sudadera con capucha puesta para que ni me rozara ninguna de esas chupasangres. La primera etapa estaba superada y seguíamos vivimos y enteros. ¡Menos mal que gané la batalla a mi mente y no me había echado atrás!
Que ganas de seguir leyendo, ya que tenemos programado viajar a Nepal en noviembre y el diario nos servirá de mucha ayuda. Deseando leer la parte del Poon Hill Trekking!
@merimerpa Muchas gracias, como siempre! La verdad es que el trekking fue de lo mejor del viaje
@MariadelMar82 Menudo viajazo! Gran decisión! Ojalá hubieramos tenido más tiempo para extender el trekking hasta el Annapurna Base Camp, pero estuvo muy bien. Espero que os sirva!
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Muchas gracias, yo creo que al final va a ser eso, pero tengo tanta ansia de verlo todo que quiero estirar al máximo el tiempo, je, je, en el caso de hacer sólo la India, cogiendo los vuelos de ida y vuelta por Delhi estaría bien verdad?
Nathanian83 Moderador Asia 21-05-2015 Mensajes: 15814
Muchas gracias, yo creo que al final va a ser eso, pero tengo tanta ansia de verlo todo que quiero estirar al máximo el tiempo, je, je, en el caso de hacer sólo la India, cogiendo los vuelos de ida y vuelta por Delhi estaría bien verdad?
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