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Baviera, Julio 2008

Baviera, Julio 2008 ✏️ Blogs de Alemania Alemania

Primer viaje grande con toda la familia a Baviera y Austria
Autor: Amonra  Fecha creación:  Puntos: 4.3 (7 Votos)
Toda la información

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Localización: Alemania Alemania Fecha creación: 28/02/2010 13:39 Puntos: 5 (1 Votos)
Descripción general


Ese año decidimos hacer nuestro primer viaje vacacional “a lo grande”. Después de preguntar aquí y allá sobre posibles destinos, nos decidimos por Baviera. Habiendo descartado, de momento, sitios como la ruta de los castillos en Francia o Finlandia.


Para este viaje contaremos con la compañía de los Navas-Martínez. Siempre se nos han dado muy bien los viajes con ellos y, además, los niños se lo pasarían bien estando los cuatro juntos. Lo que nos daría mayor libertad a los mayores para disfrutar de las cosas que ver. No obstante, por si acaso, contábamos con el arma definitiva: “La maquinita”. Una Nintendo DS para “enchufarlos” en caso de crisis… Me siento mal como padre Sonriente


Así pues, el viaje se plantea del 14 al 25 de Julio. Esperamos que no sea demasiado trote para los niños. Y también andamos un tanto preocupados por las alergias de Miriam y las malas comidas de Claudia.



Vuelos


El vuelo fue reservado con bastante antelación con Iberia a 461€ por familia.



Traslados


Para el primer trayecto a Munich usamos un Taxi. Pero, para el resto del viaje, ya sólo contaríamos con la “Italian Gipsy Fregoneta”. Es decir, la furgoneta Wolkswagen Tranporter azul que alquilamos en EuropCar por 1100€ los 10 días, incluyendo las 4 sillas, conductor adicional y seguros. Y donde íbamos los 8 metidos, incluidas las maletas, como los “Gitanos”. Además, como éramos todos morenos, pues para los alemanes éramos “italianos”.

En el trayecto, nos íbamos alternando Pedro y yo en la conducción. Así como la parte de la “perrera” (o 3ª fila de asientos). Yendo todos juntos se hacen los trayectos más amenos y no hay peligro de despistes o de perderse.

De hecho, salió tan bien que nos planteamos el mismo sistema de transporte para futuros viajes. Para los que ya sí iremos pertrechados con los “pulpos y cortinillas McGyver” adecuados para apañar el tema de camuflar las maletas.


Como anécdota, mencionar la vergüenza que pasamos al recoger la furgoneta. No éramos capaces de encontrar la palanca, botón o forma de abrir la tapa del depósito situada junto a la puerta del conductor. Finalmente, y tras preguntar, nos mostraron como, con la puerta del conductor abierta, que “pillaba” la tapa, ¡se abría sin problemas!... :-S



Hoteles


En este viaje, después de cartearnos con diferentes agencias online, ver modos de pago, condiciones, etc., hicimos prácticamente todas las reservas con: “HRS.com”. Sólo una la cursamos con “Hotel.de” porque no encontrábamos nada en la otra web.


Como había varias alternativas, con ubicaciones, precios y características diferentes, quedamos una tarde en casa los 4 (los niños para esto no cuentan ;-)) y cerramos el itinerario y los hoteles. Realmente, quedamos 6, puesto que vinieron Esther y Javi y, los pobres, se chuparon nuestros preparativos…


Los hoteles los citaré en las diferentes etapas del viaje.



La visita - General


Dividimos el viaje en varias “etapas”. En aquellas etapas que duraban más de un día, establecimos un punto “base” desde el que visitábamos la zona elegida.


La idea era visitar la parte más al sur de Baviera, empezando por Munich y volviendo a él realizando un recorrido “circular”. En este viaje, por considerarlo demasiado paliza, no llegaríamos hasta la zona de la Selva Negra. Pero lo que sí haríamos sería visitar un poquito de Austria (Innsbruck y Saltzburgo).


Como era verano y había gran cantidad de grandes lagos por el camino, nos llevamos bañadores. ¡Ilusos!, por algo está tan verde aquella zona :-). Estuvimos todo el viaje con lluvias intermitentes y un frío considerable para tratarse de Julio. Cierto es, que no era “frío polar”, gracias a Dios, y que también nos hizo mucho sol algunos días.


También, como es habitual en nosotros, habíamos estado preparando el viaje: Rutas, alternativas, mapas, horarios, etc. Llevábamos geoposicionados los principales puntos de la ruta en los mapas de nuestra querida “Lola” (mi móvil HTC con un TomTom). Y, por si acaso, llevábamos a la “Merche” (el sistema GPS de Pedro) y un mapa “tradicional”. No queríamos sustos viajando con los niños. Era una risa ver cómo, a veces, la “Lola” nos decía “Turn left" (la tengo en inglés) mientras que la “Merche” decía “gire a la derecha” :-).


A continuación haremos una descripción diaria del viaje.



Lunes 14


Con muchos nervios e ilusión partimos, a las 9:00, desde Barajas hacia nuestro tan esperado viaje por Baviera. Nada mas llegar ya vemos cómo va a ser la cosa. Nos espera un tiempo totalmente diferente al que habíamos tenido en España: Frío y lluvia.


Cuando llegamos al hotel, el Arthotel Munich por 218€ las dos noches la habitación familiar, no nos dejaron hacer el checkin. Por lo que nos fuimos a comer a un restaurante italo-turco situado en esa misma calle. Después de comer ya sí pudimos hacer el checkin y comprobamos que el hotel, así como la habitación familiar, aunque normalitas, no están mal.


A eso de las 15:00, tras salir del hotel, nos dirigimos andando a la famosa “Marien Platz”. De camino pasamos por debajo de la puerta de la Karls Platz, o KarlsTor, y paseamos por Neuhauser Strasse que está muy bien y nos gusta a todos.

Al seguir bajando nos encontramos con la alta y estrecha alta Frauenkirche, cuyas dos torres terminadas en unas “cebollas” verdes se ven desde lejos. Antes de llegar a la plaza nos volvemos a detener para ver el bonito patio interior del Neues Rathaus (ayuntamiento nuevo).

Y, finalmente, llegamos a la plaza donde podemos apreciar de frente el Neues Rathaus: ¡Guau!. La fachada, toda recargada y su carillón nos encantan a todos. Al otro lado de la plaza, saliendo por abajo, está el Altes Rathaus (ayuntamiento viejo). También es un bonito edificio, con su torre de castillo de cuento.


Ha dejado de llover y sale un poco el sol. Esto mejora.


Terminada la vuelta por la plaza nos encaminamos al Viktualienmarkt, cercano a la Marien Platz. Es un pequeño mercado, situado en una plaza, con puestos muy coloridos, bien colocados y limpios. Además, en las tiendas de los alrededores, como bien pudimos comprobar :-), te puedes comprar buen embutido y pedirles que te hagan unos bocatas con el.


Tras la merendola, fuimos a las calles de la zona donde se encuentra el Hofbrauhaus, una cervecería muy famosa de Munich. El sitio, aun siendo realmente enorme, estaba completamente lleno de gente. Los techos pintados y el grupo tiroleses que estaba tocando música regional Sonriente hacen que el conjunto resulte muy chulo. Por lo visto, allí se reunió Adolf Hitler en alguna ocasión.

Ya que estábamos allí, nos sentamos a tomarnos unas cervezas y unas “salchichugen”. Las pintas alemanas son para machotes Sonriente y las salchichas están de muerte. Eso si, menos las blancas que te traen “flotando” en una ollita de agua caliente que parecen “colilla de perro muerto” :-).


A la salida, con la tripa bien llena, paseito por la zona y de vuelta al hotel. Que, ahora, parece que está más lejos que antes al ir ya cansados.



Martes 15


Nos levantamos, desayunamos (que bueno es eso de ir a mesa puesta y como un rey) y salimos a continuar nuestra visita por Munich. Diego encontró su “amor” en ese viaje: Los Pretzels. Unos “lazos” de pan salado que devoraba para desayunar Sonriente


Hoy hace sol y podemos ir en manga corta por la calle. Así que nos dirigimos, de nuevo, a la Marien Platz para empezar desde allí.

Si el día anterior la plaza nos gustó, este, con sol, nos encanta. Además, pudimos ver el famoso carillón en funcionamiento. Muy bonito. Para terminar esa parte, visitamos la Sankt Peter Kirche, donde subimos hasta arriba disfrutando de unas vistas increíbles de la plaza y la ciudad.

Ya que estamos por la zona, volvimos a visitar el Viktualienmarkt que, como la plaza, con el sol, también gana muchísimo. Esta vez pasamos del embutido y nos compramos un montón de fruta en los puestos que nos sabe a gloria.


Saciados, nos encaminamos hacia el Residenz Museum. El sitio es precioso ya desde que llegas a la plaza en la que está ubicado. En su interior, la “gruta” de conchas Grottenhof, el corredor Antiquarium y la Grune-Galerie son impresionantes.

A la salida del museo, a eso de las 14:30 de la tarde, buscamos dónde comer por las calles comerciales de la zona. El sol que nos acompaña hace que elijamos una de las muchas terrazas que hay. Así que, la comida, la cervezota y el solecito nos sientan fenomenal. La verdad es que es una zona genial para comer si el tiempo acompaña.


Tras comer, nos acercamos a la Theatinerkirche situada al final de la calle en la que nos encontrábamos. La iglesia es muy chula. “Amarilla” y negra por fuera y súper blanca por dentro. Finalizada la visita, nos acercamos a la zona de los museos donde vemos uno de marionetas para los niños y otro de la Alemania nazi para los mayores.

Tras eso, tocaría un buen paseo por El Jardín Inglés. Una especie de retiro en Munich. Aunque, antes de empezar, nos paramos en un BierGarten (terracita) para refrescarnos el gaznate con otra colosal pinta mientras los niños jugaban en unos columpios cercanos. ¡Que buena vida!.

El Jardín Inglés es enorme y muy verde. Dentro vimos el Templo de Diana, la Cancillería de Baviera y… ¡gente desnuda!. La verdad es que lo habíamos leído antes cuando preparábamos la documentación para el viaje. Pero una cosa es leerlo y otra cosa es ver a la gente andando “en bolas” por allí.

Al salir del jardín nos encontrábamos al final de Ludwigstrasse, la calle de la Universidad, cerca de la puerta Siegestor. La caminata de vuelta a la Marien Platz fue considerable dado lo que ya llevábamos a nuestras espaldas ese día.


Ya de noche, cenamos en uno de los restaurantes de Weinstrasse, cerquita de la plaza. Al finalizar dimos un último vistazo al ayuntamiento de noche. Pero, la verdad es que no lo tienen muy iluminado y no impresiona de noche tanto como a pleno sol.

Si el día anterior la vuelta andando al hotel fue dura, ese día fue mortal. Tuvimos que ir animando a los peques para que no se nos quedaran por el camino.



Miércoles 16


Ese día salíamos de viaje. Pedro y yo desayunamos rápido y fuimos a por la furgoneta mientras Prados, Ana y los niños terminaban y preparaban la maleta para salir.

Como el EuropCar elegido estaba cerca del hotel fuimos andando. Recogimos la “Italian Gipsy Fregoneta” y con la “Lola” lista nos volvimos al hotel.

Allí hacemos el checkout y, ¡todos para adentro!. ¡Que emoción!.


Inicialmente, íbamos a ver Saltzburgo ese día, pero, aprovechando la conexión a Internet del móvil, y visto lo visto, consulté la previsión meteorológica. Al parecer, ese día iba a hacer sol y llovería al siguiente. Así pues, cambiamos nuestros planes y nos dirigimos al Lago Konigsee.

Luego, ya en España, vería que me cobraban por día de conexión (y yo racaneando con sólo un ratito por la mañanas) y que la “broma” fueron algo mas de 60€.


De camino a la zona del lago empezamos a ver el “country side” de Baviera. Simplemente impresionante. Todo súper verde. Con una casas súper cuidadas con enormes balcones repletos de flores.


Es curioso, pero para llegar a dónde íbamos, tuvimos que salir, por unos 5Km, de Alemania y pasar a Austria. Momento en el cual conocimos a nuestro amigo “Hans”. Alto, rubio y… policía.

Resulta que por las autopistas de peaje austriacas ya no hay “tolls”, sino que llevan una “pegatina” llamada “Vignette” que te permite circular. Como nadie nos había dicho nada, y sintiéndolo de corazón, nuestro buen amigo Hans nos puso 120€ de multa. ¡Hay que ver como manejaba la “bacaladera” y lo estratégicamente posicionado que estaba el “jodio”!. Eso sí, nos dijo que a poco metros había una gasolinera donde, por unos 7€, podíamos comprar una que nos valdría para los días que estaríamos pasando por la zona :-|.


Recuperados del susto, los niños no entendían por qué la policía detenía a sus padres y estaban cagados :-), seguimos de camino. Menos mal, que el paisaje circundante nos levantó rápidamente el ánimo.

Finalmente, llegamos al pueblo donde estaba situado el lago Konigsee y ¡Vaya!... nos quedamos helados por lo bonito que era aquello (realmente no hay palabras)… y por la pedazo de cola que había para comprar los billetes que te permitían montar en los barcos eléctricos que te llevaban.

Conseguimos comprar un pasaje para las 13:20 y, como era pronto, aprovechamos para ir a comer a un restaurante que daba al muelle.


Una vez en el barco, el viaje fue impresionante. Unas vistas del lago, de aguas verdes por los minerales que hay diluidos, y de las paredes montañosas donde está encajado preciosas. El trayecto incluyó el típico toque de trompeta para oír la acústica de la zona. Ciertamente, que el barco fuese eléctrico hacía que el viaje fuese mucho más placentero y cercano a la naturaleza que te rodeaba.

Cuando, desde el barco, empezamos a llegar a nuestro destino, vino otro “!guau!”. La visión de la iglesia de San Bartholomae sobre el lago y las montañas al fondo era preciosa.

Paramos por un tiempo allí para comernos unos bocatas y disfrutar de aquel maravilloso entorno. En teoría, el viaje podía continuar hasta otro segundo lago que hay. Pero nosotros iniciamos el regreso, no sin antes guardar una tremenda cola.


La visita a Konigsee fue estupenda. Súper recomendable. Imprescindible.


Aunque la visita a la mina de sal de Salzbergwerk, en Berchtesgaden, la tenía reservada para el día siguiente a las 16:00, dado el cambio de planes decidimos visitarla ese día al finalizar en el lago. Cuando llegamos a la mina, con el tiempo súper justo, conseguimos entradas para el último recorrido del día.

A la entrada te dan unos monos azules chulos que te protegen de manchas y, sobre todo, del frío que hace dentro. Después de esperar un rato, nos montaron en un tren pequeñito en el que íbamos a horcajadas unos detrás de los otros y comenzamos la visita.

Nos enseñaron cómo explotaban la mina: llenándola de agua y extrayendo la salmuera. El trayecto contaba con una bajada en unos toboganes de madera muy divertidos y un paseíto en barca por un lago subterráneo creado por la antigua explotación. La verdad es que se agradecía el mono, porque hacía un frío considerable allí dentro.

Yendo con niños, esta visita es super recomendable. Al finalizar nos regalaron unos botecitos de la “famosa sal de Bad Reichenhall” Neutral


A la salida de la mina nos dedicamos a pasear por el pueblo de Berchtesgaden, que da nombre a toda esa zona. La verdad es que está realmente bien. Cuenta con una plaza donde se puede ver su castillo, el KoeniglichesSchloss, una bonita iglesia y calles preciosas con lo que luego veríamos a menudo: ¡fachadas pintadas con unos frescos impresionantes!.

Satisfechos con el día que habíamos tenido, nos sentamos en una terraza de uno de los restaurantes del casco antiguo a disfrutar de un ¡pedazo de codillo al horno!.


Ya cenados, y con todo muy oscuro, pasamos por la puerta de otra de las teóricas maravillas de la zona: La preciosa iglesia barroca de Maria Gern. Realmente fuimos allí por hacer la gracia y porque me empeñé yo. Porque estaba todo tan oscuro que no nos veíamos ni las manos. Así pues, tras “intuir” la silueta de la iglesia, nos dirigimos al hotel que teníamos reservado para ese día.


La carretera de ida, como luego vimos el resto de los días, era como una comarcal mala nuestra. Llevábamos una media de 70Km/h. ¿Dónde estaban esas famosas autopistas alemanas?.

A eso de las 21:00 llegamos al hotel, Garni Johanneshof Garni, por 230€ las dos noches. Una casita de campo encantadora como las que habíamos estado viendo por el camino. Con unas montañas y paisaje alrededor precioso.

Después de acomodarnos en las habitaciones, muy buenas, salimos a dar un paseito por la zona antes de irnos a dormir.



Jueves 17


Ese día, como habían anunciado el día anterior, amaneció diluviando. Casi no se veía la montaña del fondo debido a las nubes bajas que había. Durante el desayuno, pregunté a la propietaria si era frecuente aquel tiempo y me contesto que no y que hasta justo llegar nosotros habían tenido mucho sol. !Vaya por Dios!.


Tras desayunar, nos dirigimos a Saltzburgo, en Austria. Pero esta vez íbamos pertrechados con nuestra Vignette :-).

Cuando llegamos, dejamos la “fregoneta” en un parking, del que luego me costó un horror sacarla, y comenzamos la visita a la ciudad.

Primero, visitamos la preciosa iglesia de Saint Peter Church y una especie de cementerio y catacumbas. Luego nos dirigimos a la Catedral, donde nos seguía lloviendo.

Desde allí nos dirigimos a la fortaleza de Hohensalzburg, a la que subimos en un pequeño funicular. No es un castillo despampanante, pero su visita está muy bien y las vistas desde arriba del todo de la ciudad son preciosas.

Una vez bajamos, buscamos dónde comer y nos repusimos un poco. A la salida nos dedicamos a las plazas y calles de la ciudad. La plaza Kapitelplatz encantadora. La calle Getreidegasse, lo mejorcito de la ciudad. Súper encantadora con sus tiendas y sus “carteles” de hierro forjado dorado. Sobre todo nos gustó una tienda dedicada a la pascua. Era toda de huevos de pascua pintados. Preciosa. También vimos la casa de Mozart.

Después de haber disfrutado del paseo por las calles, nos dirigimos a la otra orilla del río Salzach para visitar el Palacio Mirabell con sus jardines.

Todo el tiempo que estuvimos en Salzburgo nos estuvo lloviendo. Una lástima. Aun así la ciudad nos encantó.


A eso de las 18:00 dimos por finalizada la visita y nos volvimos a Baviera. Como era pronto decidimos ver otro de los pueblos que teníamos en nuestra lista: Ramsau bei Berchtesgaden.

Ese pueblo, es famoso porque, en teoría, tiene la iglesia más pintada y fotografiada del entorno. La verdad es que todo allí es precioso: El paisaje, la iglesia, el río con puentes de madera… Es como el País Vasco, pero a lo bestia.


Antes de volver al hotel nos pasamos de nuevo por Berchtesgaden para cenar. La comida alemana es un poco fuerte para los niños. Al menos para las nuestras. Pedimos una sopa a Claudia y nos trajeron una súper contundente con una bolas de pan como un puño…


Tras eso, dimos el día por concluido y regresamos al hotel a descansar.



Viernes 18


Ese día, después de desayunar y hacer el checkout, nos pusimos en marcha hacia la ciudad austriaca de Innsbruck. Yo había estado allí en Noviembre de 2003 y tenía muchas ganas de visitarla con Prados. Cuando la visité, a mi me pareció encantadora. Aunque ahora, después de haber visto parte de Baviera y Salzburgo, temía que no resultase como esperaba.


El viaje fue de unos 160Km ó 2H y se hizo un poco largo. Nada mas llegar, nos dirigimos al hotel reservado, el Dollinger a 127€ la habitación familiar. El sitio estaba bien así como la habitación.


Tras dejar el equipaje nos dirigimos al centro de la ciudad, donde dejamos la furgoneta en un parking para continuar el resto del día andando. A eso de las 12:00 estaba repitiendo la foto de rigor que me hice la primera vez que estuve allí, con el río y las casas de colores a la espalda :-).


Entramos por Herzog-Friedrich Strasse, disfrutando desde el principio de los bonitos edificios, como el Helblinghaus, que veíamos hasta llegar a la plaza donde se encontraba el famoso Goldenes Dachl (tejado dorado). A primera vista, parecía que íbamos a tener un día nublado y eso le quitaba parte del encanto.

Desde allí, nos dirigimos a la Domplatz para visitar la catedral de Sant Jakob. Al igual que el resto de iglesias que habíamos visto en Baviera, y que seguiríamos viendo, era preciosa por dentro. De colores rosa y blanco, y multitud de adornos dorados y rojizos. Sin palabras.

A la salida nos dedicamos a dar un paseo por las calles del casco antiguo, pasando por el precioso Palacio Imperial de Hofburg.


El día, finalmente, se había despejado y nos hacía sol :-).


Había llegado la hora de la comida y fuimos a uno de los restaurantes en los que yo había estado la vez anterior. Pero no fue lo mismo ir en temporada baja, con todos los camareros para mi, que en temporada alta con montones de clientes y con una camarera borde. Lástima no haber dominado el inglés. Me hubiese encantado ponerla a caldo, verbalmente, como se merecía.


Con la barriga llena anduvimos por la bonita María Theresien Strasse, viendo sus casas, la iglesia de Spitalskirche y la famosa columna de Annasaule que conmemora la victoria sobre las tropas de Baviera. Las vistas “hacia atrás” de la calle con las montañas al fondo son impresionantes.

Giramos para acercarnos al arco del triunfo Triumphforte, construido 1765 por el hijo de la emperatriz María Teresa al casarse con una princesa española, María Ludovica. Por aquí estaban las tiendas “guays” de Innsbruck


Continuamos la caminata hasta llegar a la Wiltener Basilika, una preciosa basílica, como estábamos acostumbrados por la zona, justo en frente de la torre de salto de skide Bergisel.

Esta parada la aprovechamos, puesto que eran las 16:30, para merendar, en la plaza cercana a la iglesia, algo de fruta que habíamos comprado en el “mercadonen” austriaco.


La vuelta al casco antiguo, dada la caminata de que nos habíamos dado ya, la decidimos hacer en uno de los muchos tranvías de la ciudad.

De vuelta a la plaza del tejadillo de oro, aprovechamos el solecito que hacía para sentarnos en una terracita y tomarnos un café. Allí pudimos avergonzarnos un rato debido a las típicas “canciones patrias” y gritos que un grupo de españoles, como no podía ser de otra forma, estaban dando.


Después del café, entramos a la “mega” tienda de Swarovsky en Herzog-Friedrich Strasse. Es impresionante ver todo lo que tienen allí expuesto, aunque un tanto peligroso si vas con mujeres ;-). Al final, alguno de los recuerdos del viaje fueron comprados allí.


Después del dispendio, nos dedicamos a pasear por la orilla del río sin rumbo fijo. De hecho, paramos en un parque para que los niños pudiesen jugar un rato. Momento que yo aproveché para acercarme a una iglesia cercana que me había llamado la atención. Aquí las iglesias son con tejados con “cebollas” redondas o de aguja.


Ya de noche y cansados, cenamos en un restaurante cuyos miradores daban sobre el río. Muy bonitas las vistas y un final perfecto para ese día.


De vuelta al parking donde teníamos la furgoneta pasamos por el Penz Hotel, sitio en el que había estado la primera vez que visité Innsbruck :-). La visita había sido como esperaba y recordaba.



Sábado 19


Esa mañana, tras el consabido desayuno y checkout, nos pusimos de camino a la zona de Fussen.


Antes de llegar a nuestro destino final teníamos previstas una serire de paradas que nos apetecían mucho. La primera en el pueblecito de Mittenwald. ¡Todo un descubrimiento!. La verdad es que sólo paseamos por un par de calles, ¡pero qué calles!. Todas las casas con fachadas súper cuidadas y con unas pinturas al fresco dignas de un museo. Nos encantó la parada.


Tras tomarnos un reparador cafecito, continuamos la marcha hacia la siguiente parada: El pico Zugspitze. El punto más alto de Alemania.

Después de dejar la “Gipsy Fregoneta” en el parking y chuparnos la mega cola de rigor, allí estábamos, delante del funicular con el que haríamos nuestro primer 2000. Ni de coña los subiríamos andando :-). La verdad es que se podía subir también por un tren de cremallera. Pero éste tardaba mucho mas, se pasaba un buen rato en un túnel y, para que negarlo, ¡era mucho menos emocionante!.

Ya en la montaña, las vistas de los Alpes y del valle a sus pies eran impresionantes. Así como el aire y el frío que hacía. Era curioso, porque por un lado se subía desde Austria y por el otro, el nuestro, desde Alemania. Sorprendentemente, no estaba todo cubierto de nieve como nos esperábamos (aunque sí había un poco).

En la documentación que teníamos decía que se podía pasear por allí e incluso bajar por otro teleférico más “pequeño” después de un corto paseo. Pero nos limitamos a disfrutar de las vistas, comer unas salchichas y bajar de nuevo. Teníamos bastante con eso.

Es mas, por algún motivo, se colapsó el teleférico y empezaron a dar turnos de bajada. Nos tocó esperar como 20m y eso que fuimos de los primeros.


Ya abajo, nos dirigimos al cercano pueblo de Garmisch-Partenkirchen donde, en teoría, debería estar el estadio olímpico de invierno de la Alemania nazi. Pero que nosotros no fuimos capaces de encontrar. El pueblo (en realidad son 2 que se unieron), después de lo que llevábamos recorrido, no nos pareció gran cosa. Es más una base para los que quieren subir a la montaña. Así pues, tras un pequeño paseo por allí, retomamos nuestro camino.


Inicialmente, teníamos intención de pasar por Oberammergau de camino a Fussen, pero como se nos había hecho un poco tarde y ya llevábamos mucho trote de coche, nos dirigimos directamente al siguiente hotel.


A eso de las 18:00 llegamos nuestro hotel, el Zum Hechten Altstadt por 246€ las dos noches. Allí nos dieron la sorpresa de que, ¡no tenían las reservas!. Al parecer, un virus les había hecho perder todos los datos un tiempo atrás y no habían recibido una reconfirmación.

No obstante, y como llevábamos impresas nuestras reservas, la dueña nos dio una habitación y nos buscó, personalmente, un hotel alternativo por la zona. Es mas, nos condujo al el, puesto que estaba a las afueras, con su propio coche. Muy amables.

El alojamiento alternativo sería por una noche. Al día siguiente ya tendríamos una habitación en el hotel inicial. La verdad es que el nuevo era un poco más caro, pero estaba genial. Una casita como la del área de Konigsee con un entorno incomparable. De hecho, habíamos tenido un vistazo de lo que nos deparaba el día siguiente, el precioso Neuschwastein Schloss.


Como tampoco había sido para tanto, retomamos de buen humor el recorrer Fussen. Guiados por unos ruidos nos acercamos al Rathaus (ayuntamiento) y nos sorprendió ver que estaban de fiesta. Habían montado unas mesas y tenían un grupo de música. Nada mejor para sentarnos un rato y tomarnos otra de esas pintas alemanas :-).

Cuando ya tuvimos suficiente, nos dedicamos a pasear por las calles del pueblo, que son realmente bonitas, y cenar. Ese sitio fue también todo un acierto.


Después, una cena y cada uno a su hotel. A las 22:30, súper cansados, ya estábamos metiéndonos en la camita.



Domingo 20


Esa mañana, para nuestra desgracia, amaneció lloviendo fuerte. Tras desayunar y acercarnos a Fussen para realizar el checkin en la habitación que nos habían de dar, salimos los 8 juntos a realizar el recorrido que teníamos previsto ese día.


El primer punto era el fantástico Neuschwastein Schloss. Ya desde el parking, la vista del castillo en lo alto de aquella montaña verde, entre brumas debidas a la lluvia, era impresionante. ¡Que bonito!.

De frente desde el parking estaban las casetas para comprar las entradas. Nosotros, después de leer varios foros, habíamos decidido no visitar el interior del castillo. Desde las casetas, subiendo a su izquierda, estaba una carretera donde, a su vez, partía un camino bastante largo y empinado hasta el castillo.

Se podía subir andado, en coches de caballos o autobuses para hacer la ruta. Nosotros, dado lo que llovía, optamos por subir en un autobús.

Desde dónde te deja el autobús hay un camino, verde y precioso, hasta el castillo. Según avanzábamos tuvimos unas vistas estupendas al valle y al otro castillo, el Hohenschwangau Schloss, junto a un lago enorme.

Antes de dirigirnos al castillo, tal y como habíamos leído en los foros, nos dirigimos al Marienbrucken (o puente de María). Desde ese puente, sobre una garganta de unos 90m, se tiene unas buenas vistas del castillo.
En nuestro caso, tuvimos la mala suerte de que seguía lloviendo, con lo que aparecían rápidamente nubes que lo cubrían, y que estaban reformándolo, con lo que había un andamiaje feo.

A continuación, nos dirigimos al interior del castillo. Si desde fuera es bonito, desde dentro no lo es menos. Realmente es un castillo de un cuento de hadas. Sin duda el parecido con el castillo de fantasía de Disney es sorprendente.


Nota: Como habíamos leído en los foros, desde la entrada, sin pasar los tornos, se puede acceder a un patio que hay a la izquierda y que te deja ver algo mas del castillo.


Satisfechos con la visita, bajamos de nuevo en el autobús hacia el camino original. Allí, subiendo otro poco, está el otro castillo: Hohenschwangau Schloss. Aunque tengo que decir que es mucho más bonito desde las vistas de la montaña que de cerca. Tampoco teníamos previsto entrar en este castillo.


Había salido, por fin, el sol y pudimos hacer buenas fotos de Neuschwastein desde abajo, en la montaña.


Como habíamos terminado allí y era aun muy pronto. Nos volvimos a Fussen para continuar visitándolo. Anduvimos de nuevo por sus bonitas calles, visitamos el monasterio Mang y su iglesia, pasamos al castillo, bajamos a la preciosa iglesia de Spitalkirche (imprescindible) y, finalmente, paramos a comer otro codillo al horno :-).


Comidos, a eso de las 15:30, nos pusimos en marcha al siguiente castillo que queríamos ver ese día: el Linderhof Schloss.

De camino, aunque está al este de Fussen, nos tenemos que desviar al sur saliendo, una vez mas, a Austria por unos cuantos Km. No hay carretera directa hasta el por Alemania.

En cuanto llegamos, nos empieza a lloviznar de nuevo. ¡Vaya!. Compramos los tickets, puesto que este sí queríamos verle, y esperamos la cola para: “italo-españoles”… estamos solos Sonriente

Antes de ponernos en la cola estuvimos haciendo fotos al castillo, con su estanque enfrente y una montaña verde detrás. Si el de “la Bella Durmiente” era bonito, este no se queda atrás.


La visita es cortita e interesante. Nos gusta mucho el interior y las historias que te cuentan. Como que tenían un sistema de “ascensores” para subirle al rey la comida y así evitarle ver al servicio. O cómo calentaban las habitaciones.

Al término de la visita, nos dedicamos a pasear por los jardines, espectaculares, y el kiosko morisco y la gruta. Una gruta artificial, la gruta de venus, ¡con un laguito calefactado!, donde el rey presenciaba escenas de la ópera de Richard Wagner, Tannhäuser. El rey que le encantaba.


A eso de las 19:00 llegamos a nuestra siguiente parada, la abadía de Ettal. ¿Qué decir de las iglesias de Baviera que no haya dicho ya :-)?. Simplemente preciosa. Además de la abadía, hay allí un colegio de verano para estudiar alemán. Nos encontramos a un niño español que estaba allí internado y nos lo contó.


Desde aquí, volvimos a descartar pasar por Oberammergau. Este sitio se queda para la próxima vez que vengamos :-). Auque sí nos dirigimos hacia la iglesia Wieskirche que está declarada patrimonio de la humanidad de la UNESCO.

Cuando llegamos, a eso de las 20:00, aun lloviendo, ¡el parking está repleto de coches!. No sabíamos que los alemanes fuesen tan fervientes. Cuando intentamos entrar en la iglesia, nos encontramos que no nos dejan pasar porque había un concierto de cámara en el interior. Tan sólo tuvimos oportunidad de dar un pequeño vistazo y oír un poquito antes de que una alemana muy seca nos echase de allí. Una verdadera lástima, se veía preciosa y sonaba fenomenal.


Nos volvemos a cenar a Fussen y dar el último paseo por allí antes de irnos a dormir.


Inicialmente, habíamos pensado, desde España, que en los muchos lagos que vimos por la zona de Fussen nos daríamos un baño. No habíamos contado con las lluvias y el frío :-).



Lunes 21


Esa mañana, volvíamos a mover el campamento. Nos dirigimos hacia el enorme lago Constanza o Bodensee (“see” es lago). Uno de los más grandes de Europa y que baña a cuatro países: Alemania, Austria, Suiza y Liechtenstein.

Nuestra primera parada fue Lindau im Bodensee en su parte antigua. Una “islita” que se mete en el lago y que está unida con la parte nueva por un puente.

Tras dejar la furgoneta en un gran parking, justo al lado del puente que había que cruzar andando, nos dirigimos al casco antiguo. Desde el puente ya te daba la sensación de estar en un pueblo costero y que aquello era el mar. ¡Y sólo era el puente!

Afortunadamente, ese día, nos acompañaba un bonito día soleado. Así que la visita por las calles del casco antiguo estuvo genial. Lindau es un pueblo muy turístico. Con bonitas calles, como la Maximilianstrasse, y edificios emblemáticos, como las torres de Diebsturm y Mangturm o el Alte Rathaus. Y, como no, con una preciosa iglesia “rosa” típica de la zona: Stephanskirche.

Andando llegamos a la zona del puerto, donde pudimos contemplar la inmensidad del lago. Nos acercamos hasta el faro y la enorme estatua del león que flanquean la entrada al puerto. Toda una fotografía :-). La verdad es que vale la pena la visita.

Después de comer en una terracita y continuar el paseo de camino al parking, continuamos el viaje.


Nuestra siguiente parada era el hotel que teníamos seleccionado. Aunque no habíamos conseguido un hotel cerca del lago, el pueblo donde estaba, Markdorf, se hallaba a unos 15min de distancia.

El sitio, el hotel Mindness Bischofschloss, con la habitación familiar por 218,50€ las dos noches, era un antiguo castillo reformado. Las habitaciones eran una pasada de grandes y de bien “terminadas”. Las niñas estaban entusiasmadas porque decían que era uno de princesas. Cuando vieron el baño con acabados dorados ya se quedaron convencidas :-).


Después de hacer el checkin, nos dimos una pequeña vuelta por el pueblo. Éste tenía una iglesia de las del “otro tipo”, con el techo de tipo aguja, muy chula y unas calles muy tranquilas. Por el camino nos encontramos con una chica española que vivía allí y que se alegró mucho de poder hablar en español con nosotros. También Claudia aprovechó el paseo para estamparse, de cabeza, contra el suelo y hacerse un buen chichón.


Después de coger una servilleta con unos hielos dentro para Claudia en el hotel, nos dirigimos al pueblo costero de Meersburg. Este pueblo está realmente bien. Tiene un casco antiguo realmente precioso, dos castillos (Altes Schloss y Neues Schloss) y unas vistas al lago impresionantes. Lo que también tiene son unas cuestas interesantes ;-). De hecho tienen como “el pueblo de arriba” y “el pueblo de abajo”.

Aquí, después de pasar el resto de la tarde paseando, cenamos en la calle a eso de las 19:30 y la verdad es que tuvimos que ponernos los forros polares porque nos quedábamos tiesos de frío.


Tras volvernos para el hotel, a eso de las 21:30 ya estábamos metiéndonos en la cama porque estábamos todos rendidos. Habíamos madrugado un montón y había sido un día muy largo.



Martes 22


Ese día lo teníamos pensado pasar en la isla de Mainau, al otro lado del lago. Así que nos dirigimos a Meersburg para montarnos en el ferry que nos llevaría hasta allí.


El día anterior por la tarde ya habíamos estado viendo dónde estaba el ferry, los horarios, etc. Luego fuimos directos y sin problema. A las 9:30 ya estábamos de camino. Y, una vez dentro y en marcha, aprovechamos para salir de la furgoneta y ver el lago desde la cubierta. ¡Realmente parecía el mar!.


Al llegar a la otra orilla nos dirigimos, con la ayuda de nuestra inestimable “Lola” al parque y entramos dentro.

Sólo a la entrada, para que te vayas haciendo una idea, tienes una “flor” gigante hecha de hierva y flores con la que te haces la primera foto :-). Luego ya paseas por los inmensos jardines que hay en la isla (unas 45 hectáreas) disfrutando de todo.

También hay una zona infantil con columpios, unas cabritas que se dejan dar de comer y unos ponis en los que te puedes montar. Vamos, que los niños se lo pasaron genial.

Otro de los sitios que realmente gustó fue un invernadero que tienen lleno de mariposas de todos los tipos, colores y tamaños. Todo el mundo intenta que se le posen en la mano y a los niños, de nuevo, les encanta esta parte.

La zona “residencial” de la isla es un edificio que bien podría ser otro de los “Schools” de la zona y cuenta con otra típica iglesia muy bonita.


De poner una nota mala a esa mañana sería, como no, el tiempo. Nos estuvo lloviendo de forma intermitente y no nos quitamos las “dobles capas” en ningún momento. Parecía mentira que fuese Julio.


Comimos en el parque en una terracita con mesas alargadas. Como no, unas “salchichugen” como Dios manda :-). Mientras lo hacíamos, había unos pajarillos verdes que bajaban continuamente a la mesa a comer las migas de pan (las “salchichugen” las protegíamos bien). También pudimos ver un zeppelin sobrevolándonos. Y es que en Friedrichshafen, cerca de Meersburg, está el museo del Zeppelin.

Después de pasar toda la mañana en Mainau, a eso de las 16:30, nos volvimos en ferry de nuevo a “nuestra” orilla del lago.


Como ya era tarde para hacer otra cosa, decidimos volver a pasar la tarde en Meersburg “repasando” de nuevo sus calles. Para nuestro asombro, había como un certamen de música. Iban ciertos grupos de gente andando por la calle y, cada cierto tiempo, se paraban y se ponían a cantar. La verdad es que era más cómico que artístico… para nosotros que no “amamos” su folclore.

Después de cenar en un restaurante italiano y dar una última vuelta para despedirnos de aquel encantador pueblo nos dirigimos de nuevo al hotel.



Miércoles 23


Ese día, tras el checkout de rigor, empezábamos a acercarnos de nuevo a Munich.


Como las carreteras, aun a pesar de estar en Alemania, no eran muy buenas, teníamos una hora y media hasta nuestra primera parada: la ciudad de Ulm.

Bien es cierto que por pequeñísimos y escasísimos momentos pudimos viajar por tramos de “sin límite de velocidad”. Que tampoco es que nos sirvieran de mucho viajando en la “Gipsy Fregoneta”.


Llegados a Ulm, nos costó un buen rato el encontrar un sitio para aparcar la furgoneta en el casco antiguo. La ciudad, cuna de Einstein, es grande y no muy bonita fuera del casco antiguo. Dimos un paseo por sus calles y visitamos su catedral. También vimos una exposición callejera de “leones erguidos” pintados de muchas formas. Como lo que habíamos visto en su día con vacas en París, pero con leones.

Comimos en un restaurante español Sonriente y seguimos camino. Ulm no nos pareció nada especial. Sólo un alto en el camino.


Después de avanzar por la zona, por la que no se vía el “verdor” de Baviera al que estábamos acostumbrados, por casi otra hora llegamos a nuestro último alojamiento: El hotel Gasthof Adler in Zusmarshausen, con una habitación doble por 150€ las dos noches.

El sitio era una casa particular que una familia de la zona regentaba. El dueño de la casa tenía “prognatismo” (la mandíbula inferior sobresaliendo un poco) y entre eso y su inglés con acento alemán, nos dio el primer momento gracioso (sin querer reírnos de el) de esta parada.

Después de colocar las maletas en la habitación, en una casita apartada de la enorme principal, donde vivía su familia, sus cuñados y sus padres/suegros, salí a la entrada. Allí me esperaba Prados diciendo que la acompañase porque el señor nos quería enseñar un “camping gas”. ¿!Para qué demonios necesitábamos un camping gas!?... Pero, no obstante, la seguí donde estaba dirigiéndose el buen hombre. Un granero enorme de tipo americano que abrió para nosotros y donde nos condujo a la parte de arriba. Allí, para los niños, tenía el “!!Jumping Castle!!”. Uno de esos hinchables. Sonriente

Amablemente le dijimos que queríamos visitar Augsburgo y que no podíamos quedarnos a saltar. Su hijo pequeño Markus ya se había ido cuando vio que no hablábamos alemán.


Montados de nuevo en nuestra querida furgoneta nos dirigimos a la ciudad de Augsburgo por completar ese día de turismo.

A eso de las 16:30 ya estábamos paseando por la ciudad. Al igual que Ulm, es muy grande y sólo el centro es bonito. Aunque, a diferencia de ésta, Augsburgo tiene algo más de encanto.

Estuvimos paseando por sus calles y nos dirigimos a una zona que la guía recomendaba: El Fuggerei. Una especie de barrio cerrado con casas sociales. Al parecer, el primero de Europa. Yendo hacia allí, Claudia tuvo su segundo percance del viaje. Se estampó con una esquina de una calle. ¡Un buen chichón encima del que ya tenía!... ¡mi pobre!. Como aquí no encontrábamos hielo, compramos una lata helada de redbull y con eso se apañó. Para colmo, el sitio no pintaba bien desde la puerta y era caro entrar… ¡tanto sufrimiento para nada :-)!


Nos volvimos a la zona “principal”, visitamos una iglesia/catedral que había (curiosamente en muchas puertas se podía leer “20+C+M+B+08”... El año 2008 y las iniciales de los 3 reyes magos o "Cristo Bendiga esta Casa" en Latín... eso ponía Google), paseamos un poco mas y nos sentamos a tomar una buena cervezota alemana. ¡Nos la merecíamos!.


Tras el merecido descanso, anduvimos un poco mas, viendo una bonita iglesia con el tejado con “redondeces” al final de la calle principal, y nos pusimos a buscar dónde cenar. Curiosamente, para ser el centro, no veíamos nada abierto a esas horas (a penas las 20:30) que nos convenciese. Así que ese día cenamos de Burger King.

Nos volvimos al hotel y descansamos.



Jueves 24


Esa mañana tanto los niños como nosotros estábamos emocionados porque íbamos a visitar, durante todo el día, el parque de Legoland. Desayunamos muy bien en el comedor situado en la casa principal. Yo descubrí una especie de queso o paté, no se muy bien qué era, con trocitos de pimiento para untar muy rico. Como además tenían montones de tipos de pan diferentes, se hacía muy ameno.


Con la tripa llena, nos fuimos al parque. Teníamos las entradas compradas desde España (unos 120€ por familia… no lo recuerdo bien). Así que no tuvimos que esperar colas.

El parque es simplemente impresionante, no se si les gustaba mas a los niños o a nosotros. Montones de atracciones con todo el “decorado” del parque hecho a base de fichas de lego.

Montamos en un montón de atracciones, vimos una peli en “4D”, los niños montaron en un circuito de cars, vamos, un día súper completo.

Otra de las cosas que tiene muy curiosas el parque es una “exposición” de ciudades (las cosas más representativas) hechas también de piezas normales de lego. Impresionante. Te pones a tirar fotos y te quedas sin carrete.

Salimos a eso de las 20:00 del parque más que contentos. Valía la pena la vuelta por allí, lo de pasar por Ulm y Augsburgo, sólo por ver el parque de Legoland.


Ese día cenamos en el hotel. Dónde tuvimos otro momento “raro”. Nada mas llegar, le pregunté a la dueña de la casa si podíamos cenar allí. A lo que ella respondió echando a correr :-|. Al rato salió con su hija adolescente que sí hablaba inglés y que nos condujo al comedor donde habíamos desayunado. Durante la cena, el dueño se acercó a la mesa y nos intentó dar conversación. Contándonos algo de que había ido a España o estudiado español, que había sido hacía mucho tiempo… pero después de unas cuantas caras raras y unos “Sorry, I don’t understand you”, el pobre desistió y se fue de allí.


Nos dimos un pequeño paseo por el pueblo, muy normalito, y nos fuimos a acostar.



Viernes 25


Ya se había terminado, prácticamente el viaje. Esa tarde, a las 19:50, salía nuestro vuelo para España. Lo habíamos elegido a esa hora para poder aprovechar la mañana visitando algo más Munich. En total 2 días y poco.

Así que, tras el consabido checkout y despedirnos del señor de la casa :-), nos pusimos de camino a Munich. Además, ¡hacía un sol estupendo!.


Este día lo teníamos reservado para ver la zona de los “museos”. Unas calles amplísimas por donde, al parecer, a Hitler le gustaba hacer desfilar a las tropas porque quedaba muy bien.

Tras finalizar con esa zona, volvimos de nuevo a lo que ya conocíamos. Repasamos por última vez aquellas calles y monumentos y nos dirigimos al Viktualienmarkt donde pensábamos comer. Entramos en un restaurante de la plaza que parecía regentado por una “mujer alegre”. Había muy poca gente y no hacían más que entrar mujeres un tanto “raras” :-)… ¿o era mi percepción?

Después de comer, nos dimos el último paseo por nuestra querida MariemPlatz, llenita de gente. Ya sólo nos quedaba ponernos en marcha en dirección al aeropuerto.


Sin duda, había sido un viaje fenomenal. Aun a pesar del tiempo tan raro para nosotros en un mes de Julio, todo había salido genial. Habíamos puesto el listón muy alto para próximos años Sonriente



Enlaces de interés


Estos son enlaces utilizados como parte de los preparativos del viaje:






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comment_icon  Últimos comentarios al diario Baviera, Julio 2008
Total comentarios: 4  Visualizar todos los comentarios
Universo18  universo18  28/02/2010 17:55   📚 Diarios de universo18
Amonra un diario trabajado con datos de interes y enlaces utiles solo te falta alguna foto para ser perfecto. Te doy mis estrellas y te animo a ponerlo en los mapas y el hilo del club del viajero de publicidad de diarios. Saludos
Juanmaycarol  juanmaycarol  01/03/2010 21:02   📚 Diarios de juanmaycarol
Muy buen diario, muy bien relatado y muy ameno. Con unas fotitos sería "perfekt" Guiño
Carmeloperez  carmeloperez  05/03/2010 09:12
muy muy bueno. gracias
Default https Avatar  Amonra  05/03/2010 15:48   📚 Diarios de Amonra
Agradezco vuestros comentarios. Si alguien necesita ampliar informacion o cree que puedo serle de alguna ayuda, que no dude en mandarme un PM o dejarla aquí.
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¿Alguna compañía aérea que no te saque la sangre por llevar una mísera maleta de mano de 10 kg? Estoy buscando vuelos BCN-Berlín y vuelta Hamburgo_BCN y estoy alucinando. Con Vueling del precio de partida al que se supone que te queda al final hay un abismo. Y no entiendo cómo sale más "económico" facturar una maleta de 23 kilos que añadir una de 10 en cabina. No entiendo nada. ¿Con qué compañía voláis normalmente a Alemania? ¿Alguna idea?
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Fecha: Sab Feb 24, 2024 12:02 pm    Título: Re: Viaje por Alemania: Consejos

Vale, olvido lo dicho, tres personas con Iberia sale sólo ida 880 euros....por estos precios me iba antes a la India....porca miseria
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Fecha: Mie Mar 13, 2024 10:45 am    Título: Re: Viaje por Alemania: Consejos

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