Japón 2010 ✏️ Blogs de JaponAcompáñanos en nuestro recorrido por el país nipón en primavera de 2010.Autor: Jbsiena Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (168 Votos) Índice del Diario: Japón 2010
01: Preparativos. Itinerario y presupuesto. Hoteles.
02: Día 1 (V 26/03). Volando voy. De Madrid a Osaka en 26 palabras.
03: Día 2 (S 27/03). Nos comunicamos mediante caras y comemos rosquilla gratis.
04: Día 3 (D 28/03). Reflejos dorados, sonidos de bambú y paz en Gio-ji
05: Día 4 (L 29/03). La magia naranja de Inari, la majestuosa Nara y la locura m
06: Día 5 (M 30/03). Un gran momento en Ginkakuji y cerezos en flor.
07: Día 6 (X 31/03). El castillo samurai y la isla de los dioses.
08: Día 7 (J 01/04). Miyajima nos embruja, Hiroshima nos abruma.
09: Día 8 (V 02/04). Ambiente de samurais y geishas pero, sobre todo, Kenrokuen
10: Día 9 (S 03/04). Shirakawa nevado y la preciosa Takayama y su ternera.
11: Día 10 (D 04/04). Traslado de Takayama a Hakone. Supercena y superonsen.
12: Día 11 (L 05/04). En Hakone nos envuelve la niebla; en Shibuya, la multitud.
13: Día 12 (M 06/04). Templos en Asakusa, diversión en Odaiba, ninjas en Akasaka.
14: Día 13 (X 07/04). Del Daibutsu de Kamakura a la chinatown de Yokohama
15: Día 14 (J 08/04). Nikko, impresionante. Y grandes vistas en Shinjuku.
16: Día 15 (V 09/04). La tranquilidad de Yanaka-Ueno en el tumulto tokyota
17: Día 16 (S 10/04). Tsukiji con sushi en Hama Rikyu, Palacio e Imprenta, y Ginza.
18: Día 17 (D 11/04). Un último día tranquilo en Harajuku.
19: Día 18 (L 12/04). Volando vengo. De Tokyo a Madrid en más de 25 palabras
20: Epílogo de un viaje inolvidable.
21: Extras. Un par de cosas más...
Total comentarios: 146 Visualizar todos los comentarios
Etapas 4 a 6, total 21
Plan del día
(Estos "planes del día" que pongo al principio de cada etapa son los que teníamos originalmente pensados, pero varios días no coinciden con lo que luego haríamos, ya fuera porque algún sitio nos gustara más, por el clima o por otras razones. Pero bueno, los pongo igualmente por si a alguien le interesan) Nos levantamos prontito pero sin exagerar. La idea era estar en el Kinkakuji a las 9, pero el desayuno (café Plaza, de camino a la estación) se alargó y nos retrasó un pelín. Nos ponemos a la cola del bus 100, vemos que es bastante larga y pensamos que nos va a tocar ir de pie, pero en ese momento vemos venir a lo lejos el bus 205, que también nos vale. Ante el asombro de los japoneses que estaban detrás, nos echamos una carrerita hasta la parada de éste, donde hay mucha menos gente, y conseguimos ir sentados. Recorrido por la mañana Tras una media hora, llegamos a nuestro destino. El Kinkakuji es una de las atracciones estrella de Kyoto y además es domingo, así que esperábamos una avalancha humana de turistas. Pero no, quizá por haber ido a casi primera hora, no hay tantísima gente como cabría esperar. Aunque tampoco se puede decir que estemos solos, claro. El lugar es apacible, el estanque y el pabellón que se refleja en él, los árboles, el musgo, las flores, todo perfectamente cuidado...Es la típica estampa que has visto en miles de fotos, lo sé, pero estar ahí y verlo con tus propios ojos....no es lo mismo. Reflejos dorados
Cuando ya no podemos grabar en nuestra memoria, ni en nuestras cámaras, ni un detalle más seguimos el recorrido marcado (en casi todos los sitios tienen el recorrido organizado con unos letreritos donde pone “route”) a través del jardín y salimos del recinto. A la salida, giramos a la derecha y caminamos por una calle sinuosa durante unos 20 minutos hasta llegar al Ryoan-ji. Avanzamos rodeando el estanque camino del famoso jardín zen que también hemos visto en infinitas fotos. Efectivamente, confirmo que es un rectángulo de arena perfectamente rastrillada con unas piedras en su interior formando islotes. Personalmente no me dice nada, y si el objetivo es provocar la meditación tampoco lo consigue debido al murmullo constante de la gente. Quizá sentado allí uno sólo, sin nadie alrededor y con tranquilidad.... pero como eso parece imposible, pues nada. Salimos y rodeamos el estanque por el otro lado hasta la salida. Un mar de arena
Giramos de nuevo a la derecha al salir y seguimos por la misma calle unos 15 minutos y llegamos al Ninna-ji. La puerta de entrada es enorme e impresiona. Impresionante entrada El recinto es inmenso; decidimos simplemente darnos un paseo por el lugar, sin entrar a la zona en la que hay que pagar. Avanzamos hasta la siguiente puerta por la explanada, de dimensiones que te hacen sentir pequeño. Dentro, vamos visitando la pagoda y los diversos edificios que hay, a cual más bonito. Pagoda Aquí sí hay poca gente, y se respira tranquilidad. Vemos ancianos con cámaras más grandes que ellos haciendo fotos a las flores de los cerezos. Vemos a otros pintando cuadros. Otros se ofrecen a hacernos alguna foto al grupo... Es un lugar genial para un paseo tranquilo, y nos dirigimos hacia la salida contentos, nos ha gustado mucho. Tranquilidad Nuestra siguiente parada es la zona de Arashiyama. Hay varias opciones para ir, decidimos coger un par de buses; cogemos el 59 en la acera de enfrente de la entrada del templo hasta su última parada, Yamagoe Nakacho; allí, esperamos unos 10 minutos para coger el 11 hasta la parada de Arashiyama Tenryuji Mae. Nos despistamos y nos pasamos una parada, pero no hay problema, son 100 metros. Recorrido por la tarde. Arashiyama Tenemos hambre. Nos metemos en el primer sitio que vemos; no será la mejor elección, ya que era un poco demasiado “turístico” y pelín caro (comparado con otros días), aunque la comida estaba buena. Yo como un tazón de arroz con unagi (anguila) ahumada por encima. Con su sopa de miso y su ensaladita acompañando, por supuesto. Terminamos rápido, porque los templos cierran pronto. Subimos la calle un poco más y giramos a la izquierda para entrar al recinto del templo Tenryu-ji, con su lago rodeado de jardines, bonitos y muy cuidados, como todos los que nos hemos encontrado en el país. Tenryu-ji Salimos por la puerta norte y nos damos de bruces con el bosque de bambú. ¡Qué maravilla! Esos troncos altísimos, ese sonido ¡clac, clac!, te quedas embobado viendo cómo se mecen con el viento...un auténtico espectáculo. Sonidos de bambú Nos adentramos por el camino y arriba giramos a la derecha. Nuestro objetivo son los templos Nison-in y Gio-ji. Esta zona es un poco laberíntica, con bastantes caminos y carreteras. Llevamos un mapa decente (el pdf de la JNTO y otro de google a escala suficiente) pero vamos preguntando casi en cada intersección (lo que nos hace ver las diferentes reacciones de las distintas personas, desde pararse y estudiar el mapita hasta situarse e indicarte, hasta hacerte el típico gesto con los brazos en aspa delante de la cara para decirte que no saben; por cierto, consejo: nos vino muy bien en ésta y otras situaciones que en el mapa viniera el nombre del sitio en japonés, si no se aclaraban con el mapa a veces sí lo hacían si les indicabas el lugar) Finalmente conseguimos llegar al Gio-ji (el Nison-in pasamos por delante y parecía enooooorme, así que decidimos ir primero a éste y dejarlo para la vuelta si nos daba tiempo). Este pequeño templo, “escondido” al final de una callecita, consta de un pequeño edificio y un también pequeño jardín, que debe de ser especialmente bonito en otoño con las hojas rojas de los arces, pero que también nos gustó ahora con todo verde. Durante nuestra visita estuvimos bastante rato solos, y el ambiente era de auténtica paz, con el sonido del viento entre los árboles, el musgo de apariencia perfectamente esponjosa….daban ganas de quedarse allí un rato más, así que nos sentamos unos minutos simplemente contemplando el lugar… Gio-ji, un remanso de paz El tiempo ha empeorado y amenaza lluvia. Salimos y deshacemos el camino. Finalmente no entramos al templo Nison-in que habíamos dejado en el camino, porque empieza a refrescar bastante. Volvemos a pasar por el bosque de bambú, que ahora ya casi sin luz ni gente resulta aún más mágico si cabe, y llegamos a la calle principal, donde decidimos tomarnos un café para entrar en calor. De paso aprovechamos para probar esas bolitas de arroz con pasta de judía dulce en su interior....¿cómo describirlo? Pegajoso... No está malo, pero vamos, prefiero un croissant. Ahora ya llueve con ganas y son las 6. Anulamos la idea de cruzar el puente y visitar la otra parte del río (anotado para el próximo viaje), y buscamos un autobús que nos lleve de vuelta. Vemos llegar uno y preguntamos a unas japonesas si ése nos lleva a la estación. Nos dicen que sí y nos montamos sin saber ni qué número es. Poco antes de llegar a la estación experimentamos nuestro primer (y por suerte, único) atasco japonés. Tardamos un rato en hacer la última parte del recorrido y al bajar en la estación decidimos ir a activar el JRpass. Rellenamos el formulario, enseñamos pasaportes y el cupón comprado en España, y ya está. Ya que estamos, reservamos los billetes de todos los shinkanshen que tenemos previsto coger. Le voy enseñando los días, horas y trenes que queremos y va toqueteando su pantalla táctil llena de simbolitos y dándonos los billetes a una velocidad increíble. Nos los revisa un par de veces todos por si acaso. En 10 minutos hemos terminado. Hemos conocido a la Lucky Luke japonesa, más rápida que su propia sombra. Eficiencia nipona. Decidimos cenar por allí mismo. Miramos sitios en los diversos carteles que hay, y al final optamos por ir al Porta, el centro comercial de enfrente de la estación (sales por la puerta principal y verás las entradas, es subterráneo). Allí hay muchos restaurantes, cada uno especializado en una cosa, se puede decir; nos decidimos por uno de okonomiyaki; hay cola, pero en este país las colas de los restaurantes van rápido, la gente come deprisa, así que nos sentamos en las sillas que tienen en la puerta; mientras estamos en la cola, nos dan la carta para que vayamos eligiendo; así lo hacemos, y luego al sentarnos no tardan nada en traernoslo (claro, así va de rápido la cola); el okonomiyaki no es de los que lo preparas tú, te lo traen hecho, pero está riquísimo (yo me pido el completo, con pulpo, calamares, gambas y no sé cuántas cosas más). Acabamos realmente llenos…pero un heladito del sitio que está ahí al lado nos cabe, no? Eso siempre… Con la barriga llena, salimos y vamos hacia el ryokan. Hacemos una paradita en la esquina para entrar al pachinko y quitarnos la curiosidad. ¡Qué ruido infernal! La música a todo volumen, las maquinitas clinc, clinc, clinc.... y la gente ensimismada mirando fijamente cómo caen las bolitas..... Flipante. Menudo vicio tienen…. Ahora sí, llegamos al ryokan. A dormir, que mañana nos vamos de viaje! Etapas 4 a 6, total 21
Plan del día
(Estos "planes del día" que pongo al principio de cada etapa son los que teníamos originalmente pensados, pero varios días no coinciden con lo que luego haríamos, ya fuera porque algún sitio nos gustara más, por el clima o por otras razones. Pero bueno, los pongo igualmente por si a alguien le interesan) Hoy estrenamos nuestro JRPass. Nos levantamos temprano (6:45) y compramos el desayuno para llevar en el starbucks cercano a la estación. Cargados con nuestros cafés y bollos, buscamos el andén de la Nara Line. Cogemos el tren de las 7:32 y en cinco minutos nos bajamos en Inari. Giramos a la izquierda al salir de la estación y apenas a diez metros se abre a la derecha la entrada de uno de los lugares que más ganas teníamos de pisar: el santuario de Fushimi Inari. No son ni las 8 de la mañana, y apenas hay gente, un japonés con sus dos hijos, otra turista madrugadora, algunos monjes.... El sol se ha dignado a mostrarse durante un rato, y el color naranja resalta aún más en esos dos torii gigantes que dan acceso al recinto. Subimos las escaleras y llegamos al inicio del camino de ascenso al monte, el túnel de torii naranjas, practicamente desierto a estas horas de la mañana, lo que aumenta esa sensación de que estamos en un lugar especial... No subiremos hasta arriba del todo, ni mucho menos, nos conformaremos con pasar por lo primeros tramos, viendo las inscripciones y las estatuas de zorros. Al rato, damos la vuelta y en el camino de regreso nos cruzamos ya con grupos más amplios de turistas, por lo que nos alegramos aún más de haber madrugado y haber disfrutado del lugar con tranquilidad. Volvemos a la estación para coger el tren de las 8:53 con destino a Nara. El trayecto dura una hora aproximadamente, que aprovechamos para echar un sueñecito. Ya en Nara, salimos de la estación y nos dirigimos a la calle principal, Sanjodori. Avanzamos por ella viendo como empiezan a abrir las tiendas, y paramos en información turística para coger un mapa y algún folleto. Las nubes han aparecido, y sopla un viento frío que hace volar algún sombrero japonés (lo recogemos y recibimos múltiples arigatos y reverencias, pero qué majetes son) que no presagia nada bueno para el resto del día; no nos equivocaremos, va a ser la peor tarde del viaje en cuanto a clima... Llegamos al templo Kofuku-ji y vemos los primeros ciervos persiguiendo a una japonesa que lleva en la mano las famosas galletas. No la dejan en paz hasta que se las da. También vemos a unos españoles que nos enseñan el trozo de mapa que les queda después de otro ataque. Nos apresuramos a recoger nuestros papeles, pañuelos, y demás cosas que puedan quedar sueltas, que más vale prevenir. Vemos el templo por fuera, así como la pagoda y el resto de edificios del lugar. También están montando una especie de carpa que imaginamos será para los actos de celebración del 1300 aniversario de la capitalidad de Nara, que es este año y que están programados en su mayor parte para el verano. Seguimos adelante hacia el parque y nos dirigimos entre ciervos y más ciervos (hay un montón!) a la puerta Nandaimon, que da acceso al templo Todai-ji. Hay un montón de puestecillos de chucherías, y tras ver al décimo niño con su palito con bolas blancas, decido comprar uno por 100 yenes a ver a qué sabe. Pues.....es como dulce.....gomoso..... No me acabó de convencer mucho...y estaba yo saboreando mi última bolita y con el pincho vacío en la mano, cuando de repente siento que algo tiraba del pincho.....qué susto! Estos ciervos se lo comen todo.... Me quitó el pincho de madera y lo chupó varias veces hasta dejarlo limpio....Ya sabéis, cuidado que atacan a traición por la espalda! Por fin, entramos al templo. Oooohhhh!! El edificio es enorme, y aún parece más enorme al tener ese espacio ajardinado en su entrada. La presencia de un par de cerezos en flor le da ese toque especial que hace que los japoneses se lancen a hacer fotografías (y nosotros con ellos). Una vez dentro, el gran buda se alza ante nuestros ojos imponente. Observamos atontados la estatua (aunque luego nos gustará más el de Kamakura) y avanzamos lentamente rodeándolo y viendo el resto de esculturas que hay dispersas. En la parte trasera vemos la famosa columna con un agujero en su base y como un millón de niños haciendo cola para intentar pasar. Los pequeños lo consiguen fácilmente pero los que son un poco mayores.... Nosotros decidimos no intentarlo, no vaya a ser que tengan que venir los bomberos. Salimos de nuevo al aire libre, y debido al frío creciente anulamos la subida al mirador y nos dirigimos directamente a través del parque hacia el Kasuga Taisha. Un montón de linternas de piedra nos dan la bienvenida al ir acercándonos, creando un ambiente especial junto con los árboles, el musgo y los ciervos... Ya en el templo, somos testigos durante unos minutos de una boda que se está celebrando en una de las salas; un poco más tarde veremos a los novios a la salida de la misma. Mientras tanto, visitamos el resto del lugar, incluyendo una sala cuyo techo está plagado de lámparas y en donde escuchamos a una anciana entonar una especie de oración con esa característica repetición de sílabas que hipnotiza... Nos quedamos unos minutos escuchándola ensimismados y la dejamos de nuevo sola con sus oraciones. El tiempo ha empeorado bastante y ya hace un frío que pela. Además el hambre aprieta, así que decidimos volver hacia la calle principal a buscar algún sitio para comer. Se nos ocurre mirar las recomendaciones de la LP, y elegimos un sitio en el que ponen kontatsu, cerdo empanado....qué acierto! El lugar se llama Tonkatsu Ganko y está en la galería comercial Higashi-muki, al lado de un Mr Donuts. Nos dicen que hay cola de 15 minutos, pero a los 5 ya nos están dando la carta para que vayamos eligiendo. Nos sientan y elegimos la comida. Nos traen unas bandejas con nuestro cerdo empanado, y otras cositas: ensalada, arroz y una especie de mortero con un poco de sésamo. Miramos a nuestro alrededor y vemos a dos japos que han pedido lo mismo, así que empezamos a copiar lo que ellos hacen: primero se machaca el sésamo en el mortero, luego se le echa una salsa de las dos que hay para la carne (picante o no picante; la picante es deliciosa y pica muy poco); para la ensalada también hay tres salsas diferentes; y hala, a coger trozos con los palillos, mojarlos en la salsa con sésamo y para dentro! Qué bueno estaba!! Con la barriga llena, salimos de nuevo a la calle y vemos que ha empezado a llover.....oye.....esto no es lluvia......oh, oh.... Sí, muchachos, un poquito de agua-nieve sobre nuestras cabezas. Nos dirigimos rápidamente hacia la estación, obviando la última visita prevista, el templo Gango-ji, con la esperanza de que en Osaka esté un poquito mejor el tiempo. Ilusos... En el camino decidimos no ir al Castillo, así que nos dirigmos directamente a la estación de Osaka en la línea JR Yamatoji. Al menos no llueve. Pero hace un frío y un viento de narices. Somos valientes y decidimos acercarnos hasta la Umeda Sky. Salimos de la estación, giramos a la izquierda en el primer cruce, nos metemos en el subterráneo 200 metros más adelante y salimos prácticamente a los pies de la torre. Buscamos la entrada al mirador (es en la primera torre según llegas del subterráneo) y subimos. Esta ha sido la gran decepción del viaje. Arriba no hay casi nada: restaurantes, tienda de recuerdos, una cafetería y el mirador en sí. Tampoco sé qué esperábamos, pero entre lo desangelado que estaba y el frío que teníamos, nos quedamos un poco más helados si cabe. A pesar de todo subimos al mirador, ya que estábamos allí. Las vistas son amplias, eso sí, e imagino que cenar allí puede estar chulo, pero es algo que ahora a posteriori quitaría del viaje. Umeda Sky desde abajo Vistas desde Umeda Sky y de cómo estaba el tiempecito Bajamos y volvemos hacia la estación, pero ahora la del metro, que está pegada a la JR. Compramos los billetes hasta Namba con ayuda de una señora japonesa que pasaba por allí y cogemos la línea roja cuatro paradas. Ya estamos en Namba. Buscamos la salida 14, que nos deja a las puertas de Dotombori. Sigue haciendo frío, pero aquí sí que hay ambiente... Multitud de japoneses, muchos de los cuales con un look, digamos, especial, pasan a nuestro alrededor. Decidimos tomarnos un café para entrar en calor y ver a la gente pasar, ya que es un espectáculo: crestas de colores, chicas vestidas estilo “romántico”, mucho encaje (les encanta! Vimos hasta bolsos y zapatos con encaje), chicos con ese peinado tipo “Tokyo Hotel”, teñidos de rubio (japonés y rubio no son palabras que me peguen mucho....), de todo, vamos... Es hora de dar un paseo por la zona. Recorremos las calles cercanas empapándonos de esa estética tan diferente, del destello rojo del famoso cangrejo, las voces de los japoneses que en medio de la calle intentan atraerte hacia su restaurante, de los irasahimase sin descanso de las tiendas (entramos a una de deporte y era una auténtica locura con los tres dependientes gritando a la vez), del aroma de las bolitas de pulpo cocinadas en planchas a la entrada de algunos restaurantes, y por supuesto de las luces multicolores de los neones. No hay duda, estamos en Dotombori. A pesar del embobamiento que produce el ambiente del lugar, nos despierta el frío, que cada vez más intenso, y decidimos con pesar que la cena en Osaka quedará para mejor ocasión. Volvemos a la estación y cogemos un Rapid Service de vuelta, tras dejar pasar un par de ellos que iban abarrotados. Al salir nos espera una sorpresa.... Nieva en Kyoto.... Cenamos en nuestro querido Porta de nuevo, unos udon con curry para entrar en calor (mamma mia, qué buenos estaban!!! Y por menos de 1000 yenes...), y volvemos al Matsubaya a recuperarnos bajo el edredón...y soñar con que mañana salga el sol.... Etapas 4 a 6, total 21
Plan del día
(Estos "planes del día" que pongo al principio de cada etapa son los que teníamos originalmente pensados, pero varios días no coinciden con lo que luego haríamos, ya fuera porque algún sitio nos gustara más, por el clima o por otras razones. Pero bueno, los pongo igualmente por si a alguien le interesan) Hoy nos levantamos con una única esperanza: que amanezca un día mejor que el de ayer. Asomamos la cabeza por la ventana y..... ¡sí, luce el sol! Con el ánimo que nos da esta visión, salimos a la calle y nos dirigimos a la estación, desayunando por el camino. La visita al Palacio Imperial que aparece en el planning la anulamos ya antes del viaje para no sobrecargar demasiado el día, así que nos la saltamos directamente. Cogemos el bus 204 y en media horita nos bajamos en la parada del Ginkaku-ji. Vamos caminando por el inicio del Camino de la Filosofía, con sus cerezos en flor bordeando el canal y el sol sobre nuestras cabezas...¡esto es otra cosa, así da gusto!...y llegamos a la primera visita del día, el Templo Plateado o Ginkaku-ji. Zona Ginkaku-ji y Camino de la filosofía Entramos, y el espectáculo que nos ofrece es precioso; el recinto está situado al pie de la montaña, y la nevada de anoche hace que la vista sea embriagadora, con los árboles semicubiertos de blanco, el cuidadísimo jardín y el tejado del templo humeando suavememente por la nieve derretida.... Quizá este templo en otro momento no nos habría gustado tanto, pues en realidad no es tan espectacular como otros, pero muchas veces en los viajes te enamoras de lugares porque los ves en un momento o en circunstancias determinadas, y esto es lo que nos ocurrió a nosotros aquí, el frío y la nieve de la que nos quejábamos la noche anterior nos permitió esta mañana ver lo que vimos...y nos encantó. Un gran momento del viaje, sin duda. Nos quedamos embobados en la entrada sin iniciar el recorrido disfrutando del momento a pesar de la gente que hay a nuestro alrededor...(hubo muchos momentos, y éste es uno de ellos, en que nos agradecimos a nosotros mismos no estar en un tour organizado, sólo por el hecho de poder “perder” el tiempo contemplando algo que nos gustara especialmente. Esta visita a Ginkakuji, por ejemplo, se alargó media hora más de lo necesario, con lo que al final de la mañana no vimos alguno de los templos previstos, pero...nos dio igual. – Aquéllos a los que les gusten los tour organizados, por favor, no se me enojen; esto es sólo una opinión- ). Por fin, avanzamos con el resto de personas y recorremos el sendero hasta la salida y enfilamos el paseo de la filosofía realmente animados. Zona Camino de la filosofía Nuestros planes en esta zona eran ambiciosos (templos Eikan-do, Nanzen-ji, Konchi-in), pero el paseo está precioso con los cerezos en flor (y eso que aún no están al 100%) y en Japón ya se sabe, las flores de los cerezos atraen sin remedio a las cámaras fotográficas.....Total, que el camino lo hacemos a paso leeeento, e iremos eliminando visitas por el camino. Finalmente conseguimos que el último cerezo nos deje libres y llegamos al Nanzen-ji. El recinto es enorme, con múltiples edificios “visitables”. Zona Nanzen-ji No nos volvemos locos y entramos sólo a un jardín que está arriba de las escaleras que hay pasando por debajo del acueducto (es más fácil de lo que parece), un lugar bonito y tranquilo en el que también descansamos unos minutos. También subimos a la puerta donde prometen bonitas vistas....bueeeeno....no es ni mucho menos para tanto....no merece la pena, en mi opinión. Es la hora de comer. Como por aquí no hemos visto muchos sitios, decidimos ir a la zona del Kiyomizu y comer por allí. Salimos del Nanzen-ji y callejeamos hasta la parada de Higashi Tenno-cho, donde cogemos el bus 100 (va absolutamente repleto, pero conseguimos entrar con algún leve empujón) hasta la parada de Gojozaka. Una vez allí, buscamos algún sitio para comer. Vamos subiendo la calle fijándonos en los restaurantes, hasta que nos cruzamos con una pareja de españoles que al oirnos hablar se paran y nos recomiendan uno llamado “Oggi”. Les hacemos caso y entramos; la comida está buena (yo probé esa especialidad de alta cocina que consiste en arroz con salsa y una tortilla francesa por encima) y la camarera es muy simpática: nos busca palabras en el diccionario, sale corriendo a llevarle un cenicero al fumador del grupo que se había salido fuera, se le olvida un té que habíamos pedido y al recordarselo nos hace exactamente diecisiete reverencias (las conté!).... Probamos las tartas también.....mmmhhh....no nos privamos de nada.... Zona Kiyomizudera Salimos y seguimos cuesta arriba hacia el Kiyomizu-dera. Aquí si que hay muchísima gente, y la calle está repleta de autobuses que suben y bajan. Hacemos la cola y entramos. Este templo también nos va a decepcionar un poquito. La excesiva aglomeración no ayuda a disfrutarlo, y alguna zona, como por ejemplo la de las dos piedras donde se supone que tienes que ir andando con los ojos cerrados de una a otra, nos parece especialmente orientada a la “superstición”, ya que todo lo que hay son puestos con rollitos de la suerte y amuletos, otros para que escribas tus deseos y los cuelgues en los árboles o en los paneles, etc. Cierto que en otros templos también hay de esto, pero aquí nos da la impresión de que hay muchos más. Kiyomizudera Continuamos el recorrido pasando por el famoso mirador y llegamos a la salida, no sin antes ver a unos luchadores de sumo (inconfundibles) que también están visitando el templo....Les defino: son e-nor-mes. Una pena que nuestra visita no coincida con algún campeonato de sumo, nos habría gustado verlo; queda apuntado para el próximo viaje. Salimos y vamos bajando por la calle, repleta de gente, parándonos en las tiendas y comprando alguna cosilla, y poco después giramos a la derecha por la famosa calle Sannenzaka. Qué chula la callejuela! Un cerezo en flor vuelve a atraer algunos cientos de cámaras y cuando conseguimos librarnos de él (suéltanos, cerezo!) seguimos bajando por la calle Ninenzaka. Al final se nos ha hecho un poco tarde y no vamos a entrar ya en más templos, quedarán para mejor ocasión. Zona callejuelas y Marutaya Park Calle Sannenzaka Nos dirigimos hacia el Parque Marutaya. El sol se está escondiendo y empieza a refrescar bastante de nuevo, pero no queremos dejar de ver el famoso cerezo (no hemos tenido bastantes) de este parque. ¡Y menos mal que no lo hicimos! ¡Qué espectáculo con la puesta de sol! Nos quedamos allí contemplándolo hasta el último rayo de sol, junto con decenas de japoneses armados con cámaras de todo tipo, y después bajamos de nuevo entre los puestos de comida hacia la puerta de salida a la calle Shijo. Caminamos rodeados de gente por dicha calle, con los farolillos encendidos, y el ambiente empieza a cambiar...estamos entrando en el barrio de Gion, el más tradicional de la ciudad y que conserva aún un poco de esa antigua esencia japonesa. Nos dejamos llevar y callejeamos por la zona, atisbando en algún callejón lo que creemos que es una geisha ¿lo sería? Nos quedamos con la duda, a nosotros nos vale. Zona Gion Buscando ya algún sitio para la cena, llegamos hasta una de las calles más bonitas de la zona, con un pequeño canal bordeado de cerezos. ¿Y a que no sabeis qué hicimos? Efectivamente, fotos. La verdad es que el lugar está precioso, con los árboles iluminados, las casitas detrás.... Al rato, toca decidir el lugar para cenar. Finalmente, y viendo que esta zona es especialmente más cara y que vuelve a hacer un frío que pela, decidimos volvernos a la zona de la estación, para lo cual nos cogemos un taxi, que nos lleva en un momento. Recordamos con agrado la sopita calentita de anoche, así que decidimos repetir. Igual de rica y de barata, mmhh!! Volvemos andando hacia nuestro querido Matsubaya, y preparamos la mochila con las cosas para mañana, que nos vamos a Miyajima! El resto de equipaje se lo dejaremos al señor Matsubaya, que nos lo guardará hasta pasado mañana que volveremos a pasar nuestra última noche en Kyoto. Etapas 4 a 6, total 21
📊 Estadísticas de Diario ⭐ 4.9 (168 Votos)
CREAR COMENTARIO EN EL DIARIO
Diarios relacionados Japón en 15 días, final de julio 2023.
Les contaré nuestro viaje a Japón realizado recientemente, escribo ahora que tengo la...
⭐ Puntos 5.00 (13 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 495
JAPÓN AGOSTO 2017: SORPRESA TRAS SORPRESA!
Después de varios intentos fallidos, por fin hemos conocido Japón. El país más...
⭐ Puntos 4.92 (51 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 378
GUÍA - PRE Y POST - TRIP JAPON: TOKYO DISNEY RESORT
Recopilando info valiosa para un destino mágico
⭐ Puntos 4.90 (29 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 238
16 días de ensueño en Japón descubriendo el momiji (Nov. 2019)
Tenéis la información lo más completa posible en mi blog, Los...
⭐ Puntos 4.67 (24 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 171
Galería de Fotos
|