PRAGA-VIENA-SALZBURGO ✏️ Blogs de Europa Central

DÍA 6 DE AGOSTO -VALLE DEL DANUBIO-SALZBURGO-

Hoy dejamos Viena, y nos vamos hacia Salzburgo, la ruta es preciosa pero el día no acompaña, llueve, no mucho, pero lo justo para fastidiar el día.

Pasamos por la zona de Wachau (Valle del Danubio) con el cielo encapotado por lo que no pudimos disfrutar del tramo más bonito de este río. Paramos en la Abadía de Melk, uno de los monasterios barrocos más bellos del mundo, en él se rodaron algunas escenas de la película “el nombre de la rosa”. Desde el monasterio hay una gran vista de toda la zona, pero por desgracia el tiempo no nos acompañó.

La abadía tiene una biblioteca impactante, aunque solo se visitan dos de sus doce salas y una iglesia barroca impresionante. Puedes imaginarte viendo estas maravillas el poder que poseía la Iglesia en aquella época, más que los reyes o los príncipes.

Desde la gran terraza a la que se accede después de pasar la Sala de Mármol se ven unas preciosas vistas del Valle del Danubio, desgraciadamente ese día no era el más indicado para apreciarlas.

Continuamos viajando por el Valle del Danubio hasta llegar a la región de los lagos, en la que no paramos pues seguía haciendo mal tiempo y pensábamos volver a visitarla un día entero.

Llegamos a Salzburgo y encontramos fácilmente el Hotel Gerl que es el que habíamos reservado. El hotel superbonito, la típica casita tirolesa con flores en las terrazas, en un paisaje que adivinábamos precioso, aunque pasa la carretera por delante no se oyen los coches.

La habitación muy bonita y espaciosa para los cuatro y con una terraza con vistas al jardín, que les encantó a los niños pues tenía cama elástica, ajedrez gigante, columpios, piscina (aunque no puedo decir cómo estaba el agua, pero supongo que fría pues no vimos a nadie utilizarla en los días que estuvimos allí). También tenía piscina cubierta, aunque tampoco la utilizamos pues siempre íbamos justos de tiempo.

Después de instalarnos en la habitación bajamos a cenar a el restaurante del hotel, la gente muy amable nos intentó explicar la carta y al final comimos filetes vieneses (empanados) y salchichas, con patatas y de postre apfelstrudel (pastel de manzana). En fin, una típica cena austriaca.

DÍA 7 DE AGOSTO -HALLEIN - SALZBURGO-

Al levantarnos vimos que no había cambiado mucho el tiempo, por lo que decidimos ir a ver las minas de sal de Hallein pues al estar dentro de la montaña da igual si llueve o no.

No hicimos mucha cola para comprar las entradas (46.- € los cuatro), pero luego en los tickets te decía la hora a la que tienes que entrar. Nosotros teníamos una hora de espera y, la verdad, es que allí no podíamos hacer mucho. Hay una tienda de recuerdos y una cafetería, pero no dan para una hora. El paisaje puede que esté bien, pero llovía mucho y no podíamos salir, así es que esperamos pacientemente a que llamaran a nuestro grupo.

Entras a la cueva en un grupo y te vistes con un pantalón y una camisa blancos, estilo minero. Te montan en un trenecito hasta dentro de la cueva y luego haces un tour andando y tirándote, de vez en cuando, por unos toboganes gigantes (si no te quieres tirar por el tobogán puedes utilizar unas escaleras).

Las explicaciones las dan en alemán, inglés e italiano. En fin los españoles se ve que vamos poco por esos lares. A los niños les gustó mucho, les pareció interesante. Hay un momento que estás en Alemania pues pasas la frontera por dentro de la montaña.

Salimos con el mismo panorama que al entrar, por lo que decidimos ir a dar un paseo bajo la lluvia a Salzburgo. Aparcar en Salzburgo no es fácil. No se puede aparcar si no compras las tarjetas de días y como nosotros no sabíamos lo que íbamos a estar en Salzburgo pues decidimos aparcarlo en un parking subterráneo. Es caro, pero no tanto como en Praga.

Aparcamos en la Plaza de Mirabell y fuimos paseando a orillas del río hasta el centro de la ciudad, paseamos por sus plazas barrocas (la de la Catedral, la de la Residencia, la de Mozart, la del antiguo mercado), por la famosa calle Getreidegasse, una de las calles más bonitas de Europa. Los letreros de hierro forjado donde se anuncian los comercios tienen su origen en la Edad Media, cuando la gente no sabía leer. Aunque ahora anuncian a Zara o Mango.


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En fin, que después de un relajado paseo por la ciudad volvimos al hotel a cenar y a esperar a que el siguiente día hiciese sol.

DÍA 8 DE AGOSTO -HALLSTATT – REGIÓN DE LOS LAGOS-

Parece ser que hoy ha salido el sol. Vamos a aprovechar para ver la región de los lagos antes de que se fastidie el tiempo otra vez.

Cruzamos toda la región para ir directamente a Hallstatt. Según la UNESCO como la población más bella a orillas de un lago. Realmente es preciosa. Dejamos el coche en un parking que hay a la salida del pueblo (4.- €) pues está prohibido circular por él. Damos un paseo por todo el pueblo que, aunque hay turistas, es relativamente tranquilo.

Alquilamos una barca eléctrica para navegar por el lago. Dejamos conducir a los niños que se lo pasaron pipa. Las vistas desde el lago preciosas.


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Volvimos por el camino que habíamos traído y nos desviamos hacia St. Wolfgang un precioso pueblo típico con casas pintadas de colores y famosa por sus dulces. Aprovechamos para hacer una ruta de senderismo para poder ver el pueblo desde la montaña con el lago al fondo, preciosa. Estuvimos andando unas dos horas, pero de repente se puso a llover y tuvimos que volver corriendo al coche.

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Desgraciadamente se nubló la tarde y aunque pasamos por St. Gilgen y Bad Ischl no paramos pues amenazaba tormenta, pero pudimos ver los preciosos paisajes de la región de los lagos. Prometiendo volver y alquilar una casita en alguno de sus pueblecitos para ver la zona con tranquilidad.

DÍA 9 DE AGOSTO -LAGO KÖNIGSEE- NIDO DE ÁGUILAS-

Hoy también ha salido el sol, viendo lo que pasó ayer que por la tarde se estropeó nos vamos a ver el Lago Königsee. Llegamos a un enorme parking en Königsee y nos asustó por la cantidad de gente que esperábamos encontrar.

Ívamos a subir en el funicular, pero estudiamos el mapa de rutas de senderismo y vimos que las que había arriba eran un poco fuertes. Así es que optamos por hacer una ruta que empezaba allí abajo, junto a la entrada del funicular.

La ruta todo un acierto, preciosa, y lo mejor es cuando llegas a un punto en el que ves al fondo el lago. Muy, muy bonito. No sabíamos dónde estaba toda esa gente que esperábamos, pues por el sendero nos cruzamos con muy poca.

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Continuamos el camino y llegamos a Kónigsee, y entendimos dónde estaba todo el mundo, haciendo una cola enorme para comprar billetes para los barcos que recorren el lago y que te dejan en diversos puntos donde empiezan rutas. En fin, que no hicimos la cola pues teníamos para un buen rato y preferimos seguir par ver el Nido de Águilas.

La carretera para subir al Nido de Águilas acaba en un momento dado y solo se puede subir en autobús. Los billetes cuestan 33.- € para los cuatro. Incluyen el autobús y el ascensor para subir al chalet.

La carretera que sube es de las de alta montaña, con vueltas, revueltas y precipicios. Cuando llegas arriba lo primero es pedir hora para el autobús de regreso, así organizan las vueltas. Se entra por un túnel que tiene 124 m. y está escavado en la roca y al final del túnel se sube en un ascensor otros 124 m.

Cuando llegas arriba el chalet es un restaurante, pero lo realmente interesante son las vistas que hay aunque nosotros no pudimos verlas bien porque habían muchas nubes.

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El último autobús baja a las 16,30 h., pero se puede bajar andando pues hay un sendero en la montaña, aunque atención con la altura.

Abajo hay una exhibición permanente sobre la historia del Obersalzberg (pueblo de turismo de los nazis) y la Dictadura en ese periodo. No entramos porque al bajar ya estaba cerrado.

Volvimos a nuestro hotel evitando la autovía y pasamos por unos pueblos y unos paisajes maravillosos, todo gracias al TOM-TOM.

DÍA 10 DE AGOSTO -LIECHETNSTEINKLAMM - EISRIESENWELT-

Hoy también parece que hace buen día, al menos de momento, nos vamos a Liechetnsteinklamm, una preciosa garganta natural por la que se da un paseo muy interesante hasta llegar a una cascada.

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Al salir de la garganta, a la vuelta, hicimos un poco de senderismo por un camino muy bonito que atraviesa un bosque y sale a un valle precioso.

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De allí nos fuimos a la cueva de hielo (eisriesenwelt), yo no subí pues había leído en el foro que había muchas escaleras que subir y a mi rodilla no le van bien. Pero subieron Juan y los niños.

Subes en funicular hasta cierta altura y luego por un camino hasta la cueva. Una vez dentro hay que subir y bajar los famosos escalones.

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A los niños les gustó mucho, me dijeron que era muy impresionante ver todo ese hielo como formaba figuras. En fin, que yo me quedé fuera disfrutando de las vistas hasta que se cerró el cielo y cayo una supertormenta, con lo que me tuve que meter en el coche.

Tres horas después volvieron los de las cuevas pues el funicular no funcionaba por la tormenta y tuvieron que esperar casi una hora. Pero en fin, los niños estaban encantados con la visita.

De allí nos fuimos a Salzburgo, pues era nuestro último día y casi no habíamos estado en la ciudad. Bueno, como llegamos un poco tarde no pudimos entrar en ningún sitio, solo en la catedral. En la plaza que hay a un lado habían instalado una pantalla gigante y se estaba representando una ópera. La verdad es que en ese entorno con todo iluminado y escuchando la ópera nos hubiéramos quedado toda la noche. Pero había que cenar. Nos fuimos a la Getreidegasse y cenamos en un Spaghetti & co. Después continuamos paseando por Salzburgo.

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DÍA 11 DE AGOSTO –HELLBRUNN-MUNICH-

Bueno, hoy es el día de la despedida, como nuestro avión salía por la tarde aprovechamos la mañana para visitar Hellbrunn. El jardín es una maravilla, y los juegos de agua muy divertidos. El palacio tiene poco que ver, pero en general el entorno es muy bonito.

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Salimos para Munich y lo cierto es que tardamos muy poco en llegar al aeropuerto. No nos queríamos arriesgar a ir a Munich y luego volver corriendo al aeropuerto. Así es que nos quedamos allí, comimos en el Nordsee, y estuvimos viendo en el ordenador fotos y videos hasta que saliese nuestro vuelo.

Todo fue bien hasta Madrid, y de Madrid a Valencia, hasta que fuimos a recoger las maletas y solo pudimos recoger una. Nos habían perdido las otras tres. Así es que nos fuimos a casa cansados y con una reclamación pendiente en Iberia. Finalmente nos trajeron las maletas a casa al mediodía siguiente. En fin, Iberia es así.

👉 Ver Etapa: REGIÓN DE LOS LAGOS -SALZBURGLAND- ⏫ Volver arriba Compartir:

[align=justify]DÍA 30 JULIO

Bueno, por fin, después de estar preparando el viaje durante 8 meses ha llegado el día de nuestra partida. Salíamos de Valencia hacia Madrid a las 17:40 horas y teníamos una hora para conectar con el avión de Munich de las 19:50 horas, pero nos comunicaron que había un retraso de 40 minutos. ¡Qué susto!, podíamos perder el vuelo. Cuando estábamos llegando a Barajas empezaron a comunicar las puertas de embarque para las distintas conexiones, pero de la nuestra ni mu. Al pasar la azafata le pregunté por la conexión a Munich y me dijo que no me preocupara, que ese avión era el que hacía el trayecto, por lo tanto no lo íbamos a perder.

¡Qué suerte!, al final todo salió bien pues aunque salimos con retraso, llegamos a Munich on time. Las maletas salieron enseguida, todas, y llamé por teléfono al hotel pues tienen un servicio de transfer del aeropuerto por 6 € por habitación.

Llegamos al hotel REGENTPARK HOTEL MUNICH AIRPORT, que había reservado desde BOOKING.COM y sin ningún problema, nos pidieron la hora en la que queríamos que nos recogieran para volver al aeropuerto por la mañana y la verdad es que estaban cogidas todas las horas desde las 7 a las 10:30 de la mañana, pensábamos ir más pronto a recoger el coche de alquiler, pero qué le vamos a hacer, reservamos hora a las 10:30.

El hotel bien, sin grandes pretensiones, pero para pasar una noche en tránsito no estaba mal, el desayuno buffet (5 € persona) y típico alemán con panes, mermeladas, un poco de fruta, huevos, salchichas…, en fin que por el precio de 70 € la habitación cuádruple no se puede pedir más.

DÍA 31 JULIO -PRAGA-

Nos levantamos temprano para que nos diera tiempo a desayunar tranquilamente en el restaurante del hotel. Era muy mono, tipo bávaro y la comida estaba bien. Nos recogieron a la hora acordada, ni un minuto más, y nos llevaron de vuelta al aeropuerto. Nos fuimos a recoger el coche que había alquilado a través de AUT0EUR0PE, con la opción de pago por anticipado, me costó un PASSAT o similar, con devolución de franquicia 469 € para 12 días, no está mal.

Lo del pago de devolución de franquicia está bien porque por 20 € AUTOEUROPE te devuelve la franquicia que, en su caso, tuvieses que pagar por algún incidente y así te ahorras pagar el seguro a todo riego de la compañía de alquiler que, a veces, te cuesta más que el coche.

Recogimos el coche después de hacer una cola de más de media hora, y, como siempre, no era el que habíamos elegido, era el “o similar”, un Opel Zafira que según Juan, no iba cara al aire, aunque el coche era nuevo. Pero vamos, es lo que hay, así es que a intentar pasarlo lo mejor posible.

Colocamos el GPS, que traíamos de casa, y ala, rumbo a Praga, nuestro primer destino. No sabía que en la República Checa también hay que comprar la Vignette, pero al cruzar la frontera empezamos a ver los carteles de Vignette y, como nos pasamos los primeros, paramos en una gasolinera y nos confirmaron que sí, que es obligatorio comprarla. Así que nada compramos una de 10 días, mínimo aunque solo íbamos a estar tres días, que nos costó 11 €.

Pagamos en euros, pues tampoco habíamos cambiado Coronas Checas, pero no hay ningún problema con los euros.

Llegamos a Praga a las 16:30 h. todo por autopista, gratis en Alemania y pagando la Vignette en la Rep. Checa. El viaje desde Munich hasta Praga dura aproximadamente 3 horas y media.

Gracias al GPS logramos encontrar nuestro hotel, pues estaba en la zona de Mala Strana (ciudad pequeña), nada más cruzar el puente de Carlos, vamos que si no es por el aparatito aun estamos dando vueltas por Praga para encontrar la calle.

El hotel muy bien, pequeñito de solo 7 habitaciones, la nuestra cuádruple, pero muy grande, con vistas a la calle Mosteckà, la reservé en VENERE.COM y el precio era de 119 € por noche con desayuno incluido. Muy bien para ser una cuádruple y en pleno centro de Praga.

El problema fue aparcar el coche, pues no se puede aparcar en el centro de Praga, tuvimos que dejarlo en un parking subterráneo, al lado del Rudolfino, la sede de la filarmónica de Praga, por el módico precio de 23 € al día. En fin, que le vamos a hacer, dejamos el coche y puesto que estábamos en Stare Mesto (ciudad antigua) fuimos a ver la plaza de la ciudad antigua.

De camino cambiamos moneda en la calle Kaprova, que tenía el cambio más bueno según el foro, y continuamos calle arriba hasta llegar a la plaza. La plaza preciosa con la iglesia de Ntra. Sra. De Tynn, el antiguo Ayuntamiento con su reloj astronómico y unos cientos de turistas.

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Escuchamos el carillón de la Torre del Reloj, una obra de arte de Hanus. Cuando marca las horas los famosos caracteres comienzan a tambalearse, las figuras de la lujuria (el príncipe turco), la vanidad (el hombre con el espejo), la avaricia (el comerciante judío) y la muerte (el esqueleto con su reloj de arena) acompañan a los doce apóstoles que se asoman a las ventanas. Por último aparece el trompetista en lo alto del campanario que toca su melodía en tres lados de la torre.

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Continuamos por la calle Celetná hasta llegar a la torre de la pólvora que era la entrada a la ciudad vieja y el inicio del camino real que lleva hasta el castillo en Mala Strana. Seguimos el camino real y llegamos otra vez a la plaza de la ciudad vieja, y frente al reloj astronómico entramos en la calle Melantrochova hasta llegar a la Vàcleuské Nemesstí (Plaza de Wenceslao).


Recorrimos toda la plaza, aunque más bien parece una avenida, está toda llena de tiendas y centros comerciales, hasta llegar al Museo Nacional. Aunque como ya era muy tarde no entramos en él.

Bajamos por la misma calle y cenamos en U PROVAZNICE, que está en la calle que hay detrás de un New Yorker de tres pisos. Cenamos gulach estilo Praga y de postre tarta de manzana caliente (apfel strudel), no estuvo mal, nos costó 50 € con una cerveza y tres botellas pequeñas de agua. A, por cierto, hay que dejar de un 5 a un 10 % de propina no incluida en la cuenta.

Al salir de cenar continuamos el camino real por la calle Karlova hasta llegar al puente de Carlos; la calle estaba completamente abarrotada y casi no podíamos caminar. A derecha e izquierda tiendas de souvenirs lo que nos pareció fatal porque pierde todo el encanto.

Lo peor fue cuando llegamos al puente, aunque eran las 21:30 horas estaba a tope de gente, y a duras penas lo pudimos cruzar. Las vistas al castillo desde el puente son espectaculares. Tocamos al perro de San Juan Nepomuceno y la cruz que señala el punto desde el que lo lanzaron al río.
Por fin lo cruzamos y llegamos a nuestro hotel que estaba nada más cruzarlo, una ducha y a dormir pues para ser el primer día no ha estado nada mal.

DÍA 1 AGOSTO -PRAGA-

Nos levantamos temprano y a las 8 h. estábamos desayunando en un café que hay delante del B&B y que tiene un concierto para servir los desayunos (BOHEMIA BAGEL). Desayuno muy bueno y abundante, aunque no es buffet libre las raciones son enormes, para no podértelas acabar.

Esa mañana teníamos previsto visitar el Castillo. Subimos por las escalinatas que hay al lado de la embajada inglesa. Las vistas desde arriba son estupendas. Compramos las entradas del recorrido corto (Palacio viejo, Basílica de San Jorge y como el callejón dorado está cerrado por obras de restauración lo han sustituido por el Palacio que hay enfrente pero que no tiene nada, solo dos salas con muebles de época).

La verdad es que nada de lo que se puede visitar en el interior del castillo merece mucho la pena. Lo que sí que es maravillosa es la Catedral de San Vito, tanto por fuera como en el interior, de un gótico espectacular. La visita es gratis, pero si no quieres hacer cola comprando la audioguía (6 €) puedes entrar por la salida y no hacer cola, tuvimos que comprar dos audioguías pues con una solo pueden entrar tres persona.

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No se sí se puede comprar la audioguía sin comprar entradas, pero si se puede recomiendo esto último, pues al castillo se puede entrar libremente, a la catedral también y lo que entra en las entradas no vale realmente la pena.

Esperamos a que los niños subieran a la torre de la catedral, pues les hacía mucha ilusión, a mi no tanta, en la plaza que hay en el lateral disfrutando de su maravillosa arquitectura. Salimos del castillo por la parte de detrás y bajamos pro la calle Klárkov para cruzar el río por el puente Manesuv desde donde hay buenas vistas del Puente de Carlos.


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Fuimos al barrio judío pues queríamos visitar el cementerio, pero al final no entramos pues nos hacían pagar la entrada de un pack de todas las sinagogas (excepto la Nueva Vieja) y, la verdad, no íbamos a verlas todas y nos parecía un poco caro (50 € los cuatro) y lo que tiene de bonito el cementerio judío es la tranquilidad que se respira en él, pero en ese momento había más de cinco excursiones entrando, o sea que de tranquilidad nada.

Volvimos a la plaza de la ciudad vieja y desde allí nos fuimos a la capilla de Bethelehem, la verdad, no vale la pena, la entrada no es muy cara (2,50 € pers.) pero es que no hay nada que ver, es una nave cuadrada sin nada dentro y toda reconstruida pues la original se quemó. En fin, la pérdida de tiempo del día.

Volvimos paseando a la torre del reloj y subimos a ver las vistas. La verdad es que son preciosas y ves a toda la gente abajo cuando suena el reloj y, lo mejor de todo, al trompetero tocando por tres lados de la torre. Se sube en ascensor y se pueden visitar unas salas del ayuntamiento, pero cuando subimos nosotros estaban cerradas.

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Intentamos entrar en la iglesia de Ntra Sra. De Tyn pero solo abre de martes a sábados hasta las 17 horas. 0 sea, que ni hoy que es domingo, ni mañana lunes la podremos ver, tendremos que dejarla para el último día. Nos tomamos un refresco en una de las terrazas para disfrutar del ambiente, aunque no son baratas, 6 € por consumición, y solo eran coca-colas. Pero bueno, Praga es ahora una ciudad megaturística y de eso se aprovechan.

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Aunque lo compensamos con la cena, pues los niños querían comer salchichas de los puestos callejeros, por lo que fuimos a la Plaza Wenceslao y compramos cuatro, esto sí que fue barato.
Volvimos otra vez por la calle Karlova y cruzamos el puente de Carlos hacia el B&B, hoy el puente más lleno, si cabe, que ayer.

A las 23 h. todo el mundo en la cama para recuperarse pues mañana hay más cosas que ver.

DÍA 2 AGOSTO -PRAGA-

Hoy, como estábamos muy cansados de ayer, no nos hemos levantado muy temprano, hemos bajado a desayunar a las 10 de la mañana. Una mañana típica praguense, léase, con lluvia, bueno, ya preveíamos que algo así podría suceder en estas latitudes.

Después de tomar nuestro gran desayuno (que Javi no es capaz de acabarse), salimos para ver la iglesia de San Nicolas (en Malà Strana, porque hay otra) que está al lado de nuestro B&B, la verdad es que es muy bonita, el interior es barroco y está muy bien conservada (100 ck entrada).

De allí nos fuimos a buscar la calle más estrecha de Praga, la del semáforo, está yendo desde Malà Strana al puente de Carlos antes de cruzarlo a la izquierda, como si fueses a la isla de Kampa, primero entramos al Kampa Parck e hicimos unas fotos del puente desde allí abajo; luego buscamos la calle que está en la calle de detrás a la derecha, la verdad es que es fácil de ver porque hay un cartel que señala que por allí es la entrada al restaurante Certovca. Nos hicimos las fotos de rigor en la calle con el semáforo y volvimos a la isla de Kampa a pasear al lado del río.

El paseo fue muy agradable pues los jardines son de césped y puedes tumbarte o sentarte debajo de un árbol a descansar. Hay un museo de arte moderno que tiene esculturas donde los niños se hicieron un montón de fotos. Ya se sabe que el arte moderno gusta mucho a los más pequeños.

Salimos de Kampa por el puente Legii desde donde volvimos a fotografiar el puente y el castillo, al final del puente está el Teatro Nacional y paseando por la orilla del Moldova llegamos a la casa danzante,

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después de las fotitos de rigor subimos por la calle Resslova hasta la Plaza de Carlos, es la plaza más grande del mundo, pero la verdad es que como es un jardín no se puede apreciar su tamaño, parece más bien un parque. Nos sentamos un rato a reponer fuerzas pues nos habíamos dado un buen paseo.
Salimos de la plaza por la torre del New Town Hall, enfrente hay una heladería y nos compramos unos helados pues la lluvia de la mañana no ha durado mucho y ahora hace calor.

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Llegamos a la Plaza Wenceslao y entramos en algunas tiendas a ver cosas para Javi y Vivi, hay menos cosas que en España y más caro todo, o sea, que sólo se compró Vivi una camiseta en New Yorker (en fin). Continuando por la calle Pricope (Zara. Mango, Pepe Jeans…) llegamos a la Plaza de la República y entramos en el Obecni dùm, precioso, todo estilo modernista, la verdad que parece que vuelves a los años 20 del siglo pasado.

[align=justify]Volvemos paseando a la torre de la Pólvora y siguiendo el camino real llegamos al puente de Carlos; por la tarde está lleno de pintores callejeros y Javi y Vivi se hicieron una caricatura (400 cK – 16 €) cada uno. Vivi parece Sofía Loren y Javi Don Giovanni, en fin la visión de un artista es la que es.

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Nos volvimos al B&B que está nada más cruzar el puente (que nos costó una hora, entre cuadros y músicos callejeros) y descansamos un poco para salir por la noche a hacer fotos nocturnas. Cenámos en una pizzería al dar la vuelta a la esquina, bien, ambiente tranquilo y precio normal en Praga cuatro platos, tres postres, cuatro bebidas y dos cervezas 50 €, más la propina, aquí admitían euros para pagar y lo aprovechamos pues ya no nos quedaban cK.

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DÍA 3 DE AGOSTO –VIENA-

Nos levantamos pronto, para variar, pues queríamos ver la iglesia de Ntra. Sra. De Tyn antes de irnos de Praga. Llegamos paseando a la plaza y pudimos entrar en la iglesia después de preguntarle a un policía local pues la entrada está tapada por dos restaurantes que hay delante. La iglesia no tiene nada realmente destacable, pero vamos, había que verla ya que habíamos estado admirándola por fuera tantas veces en esos tres días.

De allí nos fuimos a recoger el coche y a cargar las maletas para emprender el viaje hacia Viena. El día no salió muy bueno pues estaba gris y lloviznoso y queríamos ver todo el valle del Danubio de camino a Viena, pero en fin, es lo que tiene Centroeuropa.

Llegamos a Austria y no se nos olvidó comprar la Vignette en la primera gasolinera que vimos, continuamos por la autopista hasta llegar a Viena. Localizamos el hotel SUITE HOTEL 900 M. ZUR OPER, y aparcamos divinamente en la puerta. Hasta que el recepcionista nos dijo que en ningún distrito central de Viena se puede aparcar si no compras unas tarjetas que te lo permitan. Así es que contratamos una plaza de parking en uno cercano que tenía concierto con el hotel por el módico precio de 18 € al día, en fin, comparado con Praga nos pareció hasta barato.

Después de descargar el coche y refrescarnos un poco del viaje salimos a explorar los alrededores. El hotel está a 900 m. de la Ópera de Viena en línea recta, por lo que en 10 minutos estábamos en el Ring. Es una circunvalación en la que están los principales monumentos de Viena.

Seguimos recto al lado derecho de la Opera y entramos en su centro histórico siguiendo la calle llena de tiendas llegamos a la Catedral de San Esteban, tenía la fachada en restauración, pero bueno es lo normal encontrar algo en restauración en las ciudades. La catedral es gótica y muy bonita, aunque como fue muy dañada en la segunda guerra mundial las vidrieras han desaparecido.

Por la calle Graben llegamos a la Kärntner Strasse con su barroca Plague Colum en conmemoración de la plaga de peste que asoló la ciudad. Continuamos paseando hasta que llegamos al palacio imperial de Hofburg, como ya era muy tarde no entramos, se queda para otro día, cruzamos por los jardines de Volksgarten Park y salimos a la Ringstrasse, a la altura del Ayuntamiento, precioso; continuamos a través del Rathauspark, con sus árboles exóticos y llegamos al Parlamento, enorme y monumental con su fuente de Athenea de dimensiones descomunales.

Siguiendo por la Ringstrasse llegamos al Museum Quarter uno de los distritos de museos más grandes del mundo. Con su estatua en la plaza de la emperatriz María Theresa.

Continuando hacia adelante hasta llegar de nuevo a la Ópera y tomar el camino de regreso al hotel pues nos habíamos dado una buena caminata.

DÍA 4 DE AGOSTO -VIENA-

Desayunamos en el hotel, buffet libre, con panecillos, fruta, fiambres, queso, yogurt, en fin, lo habitual, y como hacía buen día decidimos ir a ver Schönbrunn, la residencia de verano de la familia imperial.

Haciendo caso al GPS llegamos sin problema y aparcamos en el parking que tienen habilitado para ver el palacio. El parking es caro, nos costó más caro el coche que entrar los cuatro al palacio.

La cola para sacar las entradas era muy laaaarga, pero funcionaba razonablemente rápida. Compramos el Classic Pass light que incluye la visita al palacio (grand tour: zona de Francisco José y Sisi y zona del XVIII de María Teresa, el jardín del Príncipe Heredero, la Glorieta y el Laberinto). El precio es de 33 € la tarjeta familiar (2 adultos y máx. 3 niños).

Al darte la entrada te dicen a qué hora tienes que entrar, y como todavía nos faltaba una hora nos fuimos al jardín a hacer unas fotos. El jardín es muy bonito y se puede ver todo sin necesidad de pagar entrada. Lo único que no ves es el jardín del Príncipe Heredero que es un jardín pequeñito que cuidaba un hijo de María Teresa pues todos los príncipes herederos tenían la obligación de aprender un oficio y él eligió la jardinería. Tampoco puedes entrar libremente en los laberintos, es divertido si vas con niños, pues ellos se lo pasaron muy bien intentando encontrar la salida. Y aunque puedes llegar a la Glorieta no puedes subir al mirador que está dentro.

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El palacio es muy bonito, es mejor que Hofburg como comprobaríamos al día siguiente, visitamos muchas estancias y con la entrada te dan una audioguía en español. Después fuimos a ver las partes del jardín que entraban en nuestro ticket. La vista desde la glorieta es preciosa con el palacio a la fondo toda Viena. No hace falta subir al mirador pues desde las escaleras de la glorieta ya hay una vista espléndida.

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En fin que pasamos todo el día en Schönbrun y nos hizo un día precioso. Salimos de allí y nos fuimos al palacio de Balvedere, los jardines son muy bonitos, pero la esposición de Klimt ya estaba cerrada y no pudimos verla. Como era tarde para ver nada en Viena decidimos ir al Prater a cenar unas salchichas de los puestecitos callejeros.

El Prater es como un parque de atracciones algunas muy buenas, pero la estrella es la noria gigante del siglo XIX, la verdad es que es muy bonita y si tenemos en cuenta que tiene más de 100 años debería de haber sido en su tiempo espectacular.

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Estuvimos paseando por el Prater, los niños subieron a un par de atracciones, comimos unas tortas con salsa de ajo que estaban buenísimas y como ya se nos hizo de noche nos volvimos al hotel a descansar.

DÍA 5 DE AGOSTO -VIENA-

Bueno, a ver si hoy no nos llueve, la cosa está así, así. Vamos a la catedral de San Esteban a verla de día, porque el primer día la vimos muy tarde y estaba muy oscura. De día la cosa no cambia mucho, al menos por la mañana, pues el sol le da por detrás y tampoco tiene mucha luz.

Después nos vamos a ver sonar el carillón del “Anker” clock en el Hoher Markt, un reloj de art nouveau que a las 12 horas suena y pasan todas las figuras de todas las horas hasta llegar otra vez a la figura de las 12.

Seguimos paseando por el centro de Viena, en la Judenplatz vemos el memorial al holocausto judío, el museo ya no está en esta plaza y no fuimos a verlo.

Llegamos a el palacio imperial de Hofburg, la entrada familiar cuesta 31,60 € y te permite ver la platería, el museo Sisi y los apartamentos privados. También incluye audioguía en español.

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La platería es enorme y se pueden ver todas las vajillas, cristalerías, centros de mesa, adornos…en fin es impresionante la cantidad de cosas que podían reunir las familias reales. Hay curiosidades, como una vajilla que regalo de la Reina Victoria de Inglaterra que nunca llegó a usarse porque era tan frágil que se rompía, o las maletas para transportar las vajillas de viaje, pues a cada sitio que iban se llevaban sus vajillas; las hay para el barco, el tren, la caza, la casa de verano…, en fin que no me extraña que cada vez que salían del palacio llevaran decenas de baúles y maletas, ¡si se lo llevaban todo!

El museo Sisi me defraudó un poco, pues aunque cuentan una historia de Sisi que no es la que hemos visto en el cine, todos los vestidos y joyas que enseñan son reproducciones. Solo hay unas pocas pertenencias personales auténticas, pero vamos nada de importancia.

Las dependencias privadas son pocas y no se ve ningún salón, solo dormitorios y algún saloncito. En fin, que como dije antes es más bonito Schonbrün, como palacio, que Hofburg. Pero estar en Viena y no verlo es un pecado.

Cuando salimos fuimos a pasear por el Volksgarten Park, el parque es precioso con sus rosaledas, sus paseos y el memorial de Sisi. Salimos a Ringstrasse y la recorrimos a pie desde el Parlamento, impresionante con su fuente de Atenea, pasando por el MuseumsQuarter, aunque no entramos en ninguno porque ya estaban también cerrados.

[img]*** Imagen borrada de Tinypic ***


Un poco más adelante, pasando la Opera House, a la derecha, está la iglesia de San Carlos Borromeo, preciosa y la plaza que hay delante también muy bonita y con músicos callejeros tocando el violín.

[img]*** Imagen borrada de Tinypic ***


Enfrente de la Opera House compramos pan, fiambres, bebida y dulces en un Superette y nos fuimos paseando a cenar al Stadt-Park, es un parque precioso que tiene memorials de muchos compositores vieneses, aunque el más famoso es el de Strauss, con una estatua dorada tocando el violín. Nos sentamos en un banco frente al lago y estuvimos allí un rato como unos vieneses más.

Continuamos por la Ringstrasse hasta el canal del Danuvio, dejando a la derecha la Universidad y fuimos paseando a orillas del canal, a la derecha la Viena moderna, con sus edificios de cristal y a la izquierda la Viena del siglo XIX, un paseo muy relajante.

Entramos a la ciudad vieja por la RotenturnStrasse y llegamos a la plaza de la catedral, como era por la tarde estaba llena de gente y de grupos de música, streetdance, pintores, en fin, que había mucho ambiente. Nos quedamos allí un rato y volvimos al hotel que habíamos andado un montón ese día.

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