Lecco, Venecia, Bérgamo. Cinco días muy intensos ✏️ Blogs de Italia

En la Semana Santa de este año 2012, decidimos tres amigos irnos de viaje a la zona del Lago de Como. Iban a ser muchas cosas que ver para tan pocos días y tendré que volver a la zona en otro viaje más largo para ver todo con tranquilidad, pero, afortunadamente, tuve la suerte de que iba acompañado de dos personas que conocían la zona bastante bien, por lo cual, como íbamos a tiro hecho, y no tuvimos que perder el tiempo buscando sitios o carreteras, resultó un viaje muy bien organizado y ameno. El plan era el siguiente:
Día 1: Logroño-Lecco
Día 2: Lecco-Venecia
Día 3: Lecco-Bérgamo
Día 4: Lecco-Bellagio
Día 5: Lecco-Logroño

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Salimos de madrugada en autobús desde Logroño, y el autobús nos dejó en la misma T4 de Barajas. Allí cogimos el avión hacia Milán. Volamos con Iberia, ya que era el vuelo que mejor nos venía por horarios. Al llegar al aeropuerto de Malpenza, procedimos a alquilar un coche. Lo hicimos con AVIS, y ahí comenzaría nuestro particular viaje montados en una GOLFA… nosotros queríamos alquilar un coche pequeño (tipo Fiat Punto), ya que éramos 3, y para movernos por esa zona queríamos algo pequeño, pero no quedaba ninguno, así que el chico de AVIS nos recomendó una “GOLFA”. Al principio nos miramos los tres diciendo: ¿qué nos está ofreciendo este hombre?, pero cuando nos enseñó la foto, caímos en que nos ofrecía un Wolkswagen Golf, y allí que lo cogimos… A partir de ahí seríamos 4 haciendo el viaje, nosotros 3 y una golfa…

Nada más salir del aeropuerto, nos dimos cuenta de la gran suerte que tuvimos en llevar a alguien con nosotros que se conocía la zona, ya que hay un jaleo de carreteras impresionante. Llegamos a Lecco sin perdernos.

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Panorámica de Lecco

El lago de Como, tiene tres ramas. La más conocida es la de Como, pero nosotros decidimos ir a la rama de Lecco, que aunque quizás es menos monumental que la de Como, yo vine encantado por la maravilla de pueblecitos que recorren la orilla del lago.

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Lecco iba a ser nuestro campamento base, dormiríamos en el Hotel Alberi (Via Lungo Lario Isonzo, 4, Lecco), un hotel familiar de tres estrellas, situado en la orilla del lago, con unas vistas impresionantes, muy acogedor y tranquilo donde la familia que lo lleva es amabilísima y atentísima. Un alojamiento para recomendar.
Una vez alojados, procedimos a ir a buscar algún lado donde comer, ya que eran las 3 de la tarde, y en Italia a esa hora es muy difícil encontrar algo abierto. Nos adentramos al pueblo, y fuimos directamente a un sitio que nos habían recomendado, la “Birreria da Ermete” (Corso Martini, 62, Lecco), local totalmente recomendado para ir a comer a cualquier hora (muy difícil en Italia), especializado en bocadillos totalmente artesanos, ensaladas,… muy bueno, la pena que tengo, es que no le hice una foto al bocata cuatro quesos que me comí, que estaba impresionante…

Tras comer, cogimos la “golfa”, y nos fuimos hasta un pueblecito precioso que estaba cerca de Lecco, Mandello.

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Puerto de Mandello

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Interior de Mandello

Mandello, es un precioso pueblo pesquero, pequeñito, pero con muchísimo encanto, lleno de pequeñas casas todas pintadas de colores. Nos sentamos a tomarnos un helado en un bar a la orilla del lago, donde no había nadie, el pueblo era muy tanquilo, con poquísima gente por la calle, y allí, sentados en la terraza con vistas al lago, y escuchando únicamente las campanas de la iglesia, la sensación era de que nos habíamos transladado a otra época, fuera del mundanal ruido, nosotros, el lago, y nadie más… magnífico rato el que pasamos allí.

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Vista de Lecco desde Mandello

A la vuelta hacia Lecco, primero paramos en el Bennet, Centro comercial de Lecco, donde nos aprovisionamos de un montón de pasta a muy buen precio, para traernos a España, y después buscamos un sitio para cenar. Para ello, fuimos a Malgrate, pueblecito que está en la misma rama del lago que Lecco, justo enfrente, y allí cenamos en otro sitio donde nos recomendaron, en la Pizzeria San Genaro (Via Alessandro Volta, 16, Malgrate), desde allí, las vistas de Lecco eran impresionantes:

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Vista nocturna de Lecco

En la pizzería, la primera tentación fue comerme una pizza, pero me dejé guiar y me decidí por el rissoto frutti di mare, y la ensalada de mozzarella de bufala y tomate, y la verdad que fue un gran acierto. El servicio fue fenomenal, y el trato maravilloso, sobre todo con el dueño, un típico italiano de 70 años, con el que estuve hablando de fútbol y de la selección española… nos dijo que España iba a ganar la Eurocopa, pero lo que no sabía era que iba a ser dándole un repaso a la selección italiana, . Si lo hubiera sabido igual no nos hubiera tratado tan bien… jejeje

En Malgrate hubo algo que me chocó muchísimo, y es la forma en la que la gente de la zona anuncia los fallecimientos de familiares:

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Esquelas en plena calle de Malgrate

Lo colocan en carteles en mitad de la calle, como aquél que pone un anuncio de vender un coche… Curioso cuando menos.

Salimos de la pizzería rendidos, así que decidimos irnos a dormir, a la espera del día más agotador de todos los del viaje…

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Algo que teníamos claro antes de irnos de viaje, era que un día teníamos que acercarnos a Venecia. En un día es imposible ver todo lo que esa maravilla engloba, pero te vale para ver lo principal y hacerte una idea. Sí es verdad que es una ciudad que está muy destinada al turista, y no es nada barata, pero aún así, creo que es un destino que todo el mundo tiene que ir alguna vez.
Madrugamos bastante, ya que teníamos casi 3 horas desde Lecco, nos tomamos un capuccino en el hotel (impresionante cómo los hacen en Italia) con algo de bollería casera, nos cogimos a la GOLFA, y camino a Venecia.

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Vista general del Gran Canal con Santa Meria della Salute al fondo

El viaje es cómodo porque se hace todo por la “autoestrada” que une Milán con Venecia (creo que era la A4), impresionante autopista con 4-5 carriles en cada sentido, aunque dos de ellos iban siempre repletos de camiones.
Llegamos a Venecia Mestre (la Venecia de tierra firme) hacia las 11 de la mañana, y aparcamos a la GOLFA en un parking cercano a la estación de tren. Allí cogimos el billete de tren regional que nos llevara a la Venecia “monumental” (creo que nos costó alrededor de 1€), y emprendimos el viaje de unos 15’ (hay que tener cuidado, ya que en Italia no sólo vale con comprar el billete, si no que también hay que timbrarlo justo antes de subir al tren en unas máquinas amarillas, ya que si te pillan con billete pero sin timbrar, te ponen una multa).
La llegada a Venecia es impresionante, sales de la estación de tren y te encuentras de frente con la Iglesia de San Simeon Piccolo en medio del Gran Canal. Es impresionante, el entorno, el Gran Canal, la cantidad de gente…

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San Simeon Piccolo

Para moverse por Venecia, se puede hacer a pie, pero yo recomiendo para todos los que vayan por primera vez, que cojan el "autobús" de Venecia, es decir el Vaporetto, y así recorran el Gran Canal hasta la parada de la Plaza de San Marcos... IMPRESIONANTE. Inmediatamente compramos el ticket para el vaporetto (al salir de la estación, hay una cabina en frente y otra a la derecha, la del frente está llena de gente y la de la derecha no suele haber casi nadie) y recorrimos el Gran Canal (línea 1) hasta la parada de la Plaza de San Marcos.

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Típico Vaporetto

Aconsejo no quedarse en el medio del vaporetto, si no ir delante o detrás, porque ese paseo por el Gran Canal es una de las cosas más bonitas que se pueden ver en la vida, y si además eres un apasionado de la fotografía como yo, agotas casi toda la tarjeta haciendo fotos a diestro y siniestro (si no recuerdo mal, hice en Venecia más de 200 fotos). El viaje en el vaporetto hasta la plaza de San Marcos dura cerca de 45’, pero merece la pena, aunque se puede hacer andando, el Gran Canal tiene un “algo” especial.

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Puente e Iglesia de los Descalzos

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Iglesia de San Geremia

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Museo de historia natural

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Casino

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Puente de Rialto

La entrada a la Plaza de San Marcos, también impresiona, al fondo la Basílica y el Campanile, la plaza llena de gente, de terrazas, de palomas… creo que esperaban lluvias, porque la plaza estaba llena de unas alzas de madera que usan para que la gente pueda andar por encima del agua cuando hay inundaciones. Nosotros, afortunadamente, nos libramos del agua…

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Plaza de San Marcos

Después de hacernos la foto de rigor con la Basílica como fondo, fuimos a hacer fila para verla. Por fuera es impresionante, una mezcla de estilos total, pero impresiona, con unos mosaicos dignos de ver. En la parte alta están los cuatro caballos de cobre (del s.IV aC), aunque luego supimos que son réplicas de los verdaderos (que se pueden ver dentro de la basílica).

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Entrada a la Basílica de San Marcos

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Mosaicos de la entrada a la Basílica

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Caballos de cobre de San Marcos

Había bastante fila, pero se hacía rápido. La entrada era gratis, y te permitía ver la parte de debajo de la Basílica, con lo que para mí fue algo muy curioso, y era ver cómo las numerosas inundaciones han dejado en el suelo de la Basílica unos desniveles importantes. Para sibir a la parte alta, había que pagar (creo que 5€), pero es altamente recomendable. Al pagar, hacía que hubiera bastante menos gente, y eso se agradece. Se puede ver un museo, los verdaderos caballos de cobre, la Basílica por dentro, que me pareció impresionante. Lo peor fue ver cómo la gente se paraba a comer sus pizzas y bocadillos dentro de la Basílica… la educación de muchos es nula, en fin…

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Interior de la Basílica

Y luego salir a la Balconada de la parte alta, donde se ve unas magníficas vistas de la Plaza de San Marcos, y del Palacio del Duque y del Gran Canal… parecía que el tiempo se había detenido… Muy bonito.

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Panorámica de la Plaza y de la Torre Reloj

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Palacio del Duque

Nos quedamos con las ganas de subir al Campanile, pero sólo íbamos a estar un día en Venecia, así que lo dejamos para otro viaje, y nos fuimos a comer. La verdad que toda esa zona es muy turística, y hay multitud de sitios para comer, pero ningún sitio nos convencía, así que como uno de los que íbamos quería hacer una visita al Hard Rock Café de Venecia (Bacino Orseolo San Marco, 1192), ya que hace colección de las camisetas de esa franquicia por todo el mundo, nos fuimos a comer una hamburguesa allí. La verdad que estaba muy buena, y el lugar donde está ubicado, es un rinconcito muy bonito de la ciudad.
Tras la comida, llegó el momento “doloroso” del viaje… como somos un poco masocas, y aún sabiendo que las consumiciones en la Plaza de San Marcos no son precisamente baratas, dijimos… Y si nos tomamos el café en una terraza de la Plaza???? Venga, va, vamos a darnos el capricho del viaje (y menudo capricho…). Nos fuimos a la terraza del Café Quadri, en mitad de la plaza, y con unas maravillosas vistas a la Basílica. Nos sentamos, cogimos la carta, y lo primero que vimos fue: 6€ adicionales por persona por la música, es decir, que como había una orquesta tocando música al lado, te cobraban 6€ más a parte de la consumición por persona… Qué hacemos???? Nos quedamos????? Venga va, de perdidos al río… jajaja… Y tan perdidos… Pedimos dos shakeratos (un café que hacen allí frío) con un poco de baileys (y tan poco, porque creo que llevaba gotitas) y un zumo… Todo muy bien servido, con la música de fondo, la Basílica al lado, impresionante… y de repente nos sacan la cuenta… a mí me dio un ataque de risa (de los de verdad), se lo contagié a mi amigo y empezamos los dos a reírnos que no podíamos parar… todo el mundo nos miraba, y nosotros rojos como tomates de la risa… cuando nos tranquilizamos ya un poco, volvimos a la cruda realidad: 62€…Hasta una foto le hice. Pues nada, una vez en la vida, nos servirá de anécdota del viaje…

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La dolorosa

Repuestos del susto, nos fuimos a patear Venecia, y nos pareció impresionante: Rialto, el Puente de los Suspiros… el paisaje y los edificios en general. Merece la pena, aunque en muchos sitios no se puede ni pasar de turistas que hay, creo que Venecia es un lugar para recorrer sin prisas, con tiempo… y sin sentarte en la Plaza de San Marcos a tomar un shakerato…

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Rialto y sus pintores

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Puente de los Suspiros

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Típico canal veneciano

Se nos hacía tarde, y decidimos coger el tren de regreso a Mestre, pera coger el coche y volver a Lecco. Comimos algo por el camino, y llegamos bastante tarde. Hotel y a dormir, que mañana tocaba Bérgamo…
Fue un día muy intenso, y llegamos con la impresión de que volveremos, volveremos con más tiempo para ver Venecia más a fondo…

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