ARGENTINA INFINITA ✏️ Blogs de ArgentinaDivido el viaje en tres partes bien diferenciadas de la geografía argentina, Noroeste, Iguazú y Patagonia. No menciono la ciudad de Buenos Aires porque hay muy buenos relatos referentes a la misma y nosotros apenas si estuvimos dos días, no completos, y no aportaría mucho sobre esta ciudad.Autor: Alejandria Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.8 (17 Votos) Índice del Diario: ARGENTINA INFINITA
01: NOROESTE ARGENTINO- Llegada a Salta
02: NOROESTE ARGENTINO- Quebrada Escoipe, Cuesta Obispo, Cachi, Angastaco
03: NOROESTE ARGENTINO: Quebrada de las Flechas, Quebrada de las Conchas
04: NOA: Quebrada de Humahuaca, Cuesta de Lipán, Salinas Grandes, Purmamarca
05: NOROESTE ARGENTINO: Quebrada de Humahuaca, Mirador Hornocal
06: DE SALTA A IGUAZU
07: IGUAZU: LADO BRASILEÑO
08: IGUAZU: LADO ARGENTINO
09: LLEGADA A BARILOCHE. Circuito Chico
10: PATAGONIA - BARILOCHE: Cascada de los Alerces y Cerro Tronador
11: PATAGONIA - BARILOCHE - Ruta Siete Lagos
12: PATAGONIA: de Bariloche al Calafate y al Chalten
13: PATAGONIA: EL CHALTEN: Laguna de los Tres
14: PATAGONIA - EL CHALTEN: Lago del Desierto
15: PATAGONIA - El Calafate - Glaciar Perito Moreno. Minitrekking y Pasarelas
16: PATAGONIA: Calafate (Excursión en 4x4) y regreso a Buenos Aires
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Etapas 4 a 6, total 16
18 octubre Salta – Purmamarca
Queríamos comenzar la jornada bien temprano porque el plan del día era largo, pero tuvimos nuestro primer, y único, percance con el coche. Nos avisa un salteño que vamos con la rueda desinflada. Desocupa el maletero, saca la rueda de repuesto, cámbiala,... todo ello en mitad de la circulación de la calle Gral.Güemes. Y después hay que buscar un sitio dónde arreglen la rueda. Nos recomiendan una gasolinera cercana pero allí nos indican que tiene que ser en una “gomería”. Estos argentinos son bastante lógicos en sus expresiones, si vas a arreglar una goma de la rueda tiene que ser en una gomería, no como aquí en una tienda de neumáticos. Nos quedamos asombrados de lo que nos cobraron, 30 pesos. Con todo ello al final perdimos casi dos horas. Nos dirigimos a S.S. de Jujuy a través de la RN.9, la de cornisa, con curvas casi constantes, todo el paisaje muy bonito y verde (vegetación de yungas y con árboles y plantas que crecen sobre otros árboles) pero no sé si realmente merece la pena este camino porque el conductor tiene que estar en constante tensión que se refleja en dolor de espalda y cuello. Camino a la Quebrada de Humahuaca, Patrimonio de la Humanidad, a través del valle del Río Grande. Se entra a un mundo distinto dónde las montañas parecen pintadas, los kilómetros indican las distancias y las alturas y los lagos son de sal. Al comienzo hay mucha vegetación, es también ambiente de yungas (con muchas precipitaciones) hasta llegar al pueblo de Volcán. Este nombre no se debe a que haya un volcán sino porque en esta zona se forman conos de aluviones de barro y piedra que descienden por las laderas dando lugar a estas elevaciones. Hay uno que llega a 500 m. y ello impide el paso de las lluvias cambiando completamente el paisaje. Pasado este pueblo ya comienzan a verse cerros coloreados en unos parajes de clima desértico de altura con abundancia de cactus. Pasando Tumbaya, como a 13 km. hay que girar a la izquierda a la RN 52 y a 4 km. aparece Purmamarca, que pasamos de largo porque nos vamos a Salinas Grandes. Vamos a subir desde los 2190 m. de Purmamarca hasta los 4170 m. del Abra de Porterillos y luego descender hasta los 3.500 m. de Salinas Grandes. Subimos por la empinada y zigzagueante Cuesta de Lipán . Son unos 17 kilómetros salvando el mencionado desnivel. La carretera se encuentra bastante transitada, sobre todo de camiones cargados que se dirigen a Chile, por el paso de Jama, y de autobuses que vuelven de las salinas. Un poco antes de llegar a la cima hay un mirador en el que se puede ver la vertiginosa, y bonita, cuesta en casi toda su extensión. Comenzando el descenso las montañas van tomando colorido haciendo este tramo aún más bonito. Al poco ya empieza a verse a lo lejos el mar blanco. Antes de llegar observamos varias viviendas de adobe, que se confunden con el terreno, y nos preguntamos cómo puede vivir aquí gente, ya que no vemos agua por ningún sitio. Estamos ante un gran mar de sal, si bien estas sales tienen su origen en una laguna con sales de procedencia volcánica que, al ir secándose, dio lugar a este marco de belleza de color blanco al que se une unos cielos azules, un aire puro, un silencio y una luz muy especiales que te dan una sensación de inmensidad que no puedes abarcar con tus sentidos. Estuvimos un rato haciendo el tonto con las fotos y los saltitos y nos comimos nuestro bocata a la poca sombra del maletero del coche. Y es que el sol calentaba bastante...., pese a la altura Es un placer volver por el mismo sitio, viendo los mismos paisajes pero desde otro punto de vista. En Purmamarca nos hospedábamos en una hostería llamada Sabor a Tierra, que, a lo peor, le han puesto este nombre por todo el polvo de las calles que la rodean..... Se trata de un alojamiento barato, totalmente básico, pero que al menos esta limpio, en el baño todo funciona bien y las camas son cómodas. Nos atiende una señora, parca en gestos y palabras. Nos extrañan los comentarios de booking indicando la amabilidad de sus dueños, será que esta señora es una empleada nueva, pero el dueño, al día siguiente, no fue mucho más amable y tuvimos el peor desayuno de todo el viaje, un café con dos bollitos redondos y mantequilla. Dejamos el equipaje y enseguida salimos a recorrer el camino de los Colorados porque pronto el sol se irá. Este camino es uno de los imperdibles de Purmamarca. Se puede iniciar desde dos puntos distintos, escogimos el que más le favorecía el sol del atardecer. Subiendo la calle Florida, al final encuentras un sendero que sube al cerro Porito ( más bien una loma) desde dónde se puede ver un lindo panorama del cerro, las casas del pueblo y el valle del rio. Bajando del cerro por el otro lado y siguiendo ruta te encuentras inmerso en este camino de unos 3 km. en el que la combinación de colores y caprichosas figuras gigantes talladas por la naturaleza ( sus nombres se dejan a la imaginación de cada uno que las contempla), crean un paraje único, a espaldas del pueblo y rodeando el cerro de colores. Predominan los colores rojizos arcillosos, de ahí el nombre de los Colorados. La excursión se va realizando por camino de tierra y todos los que estaban haciendo el recorrido, en un sentido u otro, iban a pie, y se finaliza en el centro del pueblo habiendo pasado antes por el cementerio. Por la tarde el sol no realza los colores del Cerro de los Siete Colores pero es entonces cuando resplandecen otras muchas montañas que también parecen salidas de la paleta de un pintor. Acabábamos de comprobarlo. Etapas 4 a 6, total 16
19 Octubre : Purmamarca – Humahuaca – Salta
En Purmamarca hay que levantarse temprano si quieres ver bien los colores del cerro iluminados por los primeros rayos de sol. Hay varios sitios desde dónde hacer buenas fotos. Desde la puerta de la Iglesia, desde el Mirador geológico en el acceso al pueblo, el Mirador el Bobal y desde el Cerro Morado. Para ascender al Cerro Morado hay que salir del pueblo y cruzar el río y a poco que mires enseguida ves el sendero que asciende hasta su cumbre. Se tarda en esta subida unos 45 minutos, si bien a mitad de la subida ya tienes unas espléndidas vistas del Cerro de los Siete Colores y se puede obviar la subida completa si no se va sobrado de tiempo. El Cerro de los Siete Colores en realidad tiene, además de estos colores que le dan nombre, muchos más matices que van desde los grises hasta los rojos. En su paleta solo faltan los azules. Pero tampoco los necesita ya que encima tiene el cielo casi siempre azul, pues en Purmamarca llueve poco. Es como si se tratara de un arco iris natural producto de una compleja historia geológica que incluye sedimentos marinos, lacustres y fluviales y elevados por movimientos tectónicos. Además cada uno de los colores tiene indicios, para los entendidos, sobre las edades de las distintas capas. Hay hasta manuales que indican la edad de cada color, siendo los rojizos los más jóvenes. Salimos de Purmamarca para ir directamente a Humahuaca, intentar llegar a la Sierra del Hornocal y a la vuelta ir viendo lo que nos diera tiempo. Resulta bastante difícil no detenerse a cada poco ante el atractivo de lo que te vas encontrando. Vas dejando atrás la Posta de Hornillos, con un museo histórico que tiene que ser bastante interesante. Maimará y su Paleta de Pintor, con colores distintos en la mañana y luego a la tarde. La Quebrada de Huichaira, con formaciones rocosas y arenales y el museo de fotografía MEC. El pueblo de Tilcara con su famoso Pucara, el Monolito-Reloj de sol que marca el Trópico de Capricornio, Huacalera.... Al poco de pasar Huacalera , casi desapercibido, hay un desvío a Yacoraite dónde se encuentra el grupo montañoso “la pollera kolla” de sorprendentes colores y formas que encierran una historia geológica de millones de años. Y sitio sagrado prehispánico que contiene además petroglifos y pinturas rupestres. Existe también un médano de arena dónde se practica el sandboard ( con unas tablas parecidas al snowboard). El camino es largo y en mal estado, 22 km. de tierra y 3 km. a pie. Dentro de esta formación destaca el Cerro de la Pollera con su característico estrato superior de color amarillo. Precisamente este sitio da nombre a la Formación Yacoraite, estratos de color amarillo famosos por contener huellas de dinosaurios, fósiles de peces y unas algas llamadas algo así como estromatolitos. Desde la carretera se puede ver algo de estas formaciones rocosas. Después viene Uquía y enseguida se llega a Huamahuaca que es la ciudad más grande de toda la quebrada y se nota en la gran cantidad de gente que recorre sus calles, las tiendas, el mercado... En la plaza central se puede ver el reloj del Cabildo que a las 12: h. mueve un S.Francisco de Asís que bendice a los que lo miran. Desde el Monumento a los Héroes de la Independencia, delante de la iracunda mirada del cacique Viltipoco, se pueden hacer buenas fotos de la plaza y de los cerros coloreados que rodean el pueblo. Unas vueltecitas por su calles empedradas y decidimos que ya iniciábamos nuestra aventura hacia la Sierra del Hornocal. Encontrar la ruta fue más fácil de lo que pensábamos. Cruzando el puente que hay sobre el Rio Grande, una vez pasado el mercado de la feria artesanal, hay que girar a la izquierda y ya no dejar este camino durante unos 25 km., sin hacer caso al desvío que te indica Coctaca ni ningún otro, ( aunque creo recordar que no vimos más desvíos del camino). Este camino te lleva a través de un camino de ripio con bastante piedra suelta. Por parajes desérticos y sin parar de subir. Hay que trepar 1300 m. hasta el abra dónde se encuentra el mirador. En un momento dado, al no mucho de iniciar el camino, a lo lejos y sobre la derecha parece vislumbrarse algunas de las cimas de lo que pensamos que podrías ser la Sierra que buscamos, pero al poco dejamos de verlas porque una gran montaña (el cerro Santa Bárbara) se interpone en el campo de visión. En realidad este camino rodea esta montaña y sigue subiendo. Se llega a un cruce, a la izquierda es el camino que lleva a Santa Ana (hay una señal que no recuerdo si indicaba esto ó Aparzo), de frente el camino parece desaparecer al poco y entonces no te queda otra opción que girar a la derecha por un camino que es de huella y muy empinado. Creíamos que teníamos que subir toda esta montaña, pero a los pocos kilómetros, a la izquierda, hay una desviación hasta una pequeña meseta (como una especie de era de las que conocemos por aquí), desde la que ya puedes ver perfectamente toda la sierra del Hornocal al completo, así como las otras montañas que la rodean. Un perfecto mirador situado a 4350 metros de altitud. Estamos solos, el único ruido que hay es el del viento, no muy fuerte, por cierto, y el de nuestros pasos. Esta sierra que parece que quisiera empalidecer a todo lo visto en la Quebrada, por la altura y ancho de sus vetas de colores, sobre la ladera completa del cordón montañoso, desde el pie hasta la cima, contiene 12 colores, 14 y hasta 21 (según varias versiones), pero esto es difícil de ver y comprobar porque lo que realmente estas mirando son infinidad de matices de distintos colores. Actualización: El lugar se ha ido haciendo más famoso y actualmente hay ya un aparcamiento de coches, baños y se cobra una entrada. También existen varias empresas que hacen excursiones en 4x4 hasta el mirador. [i] Una vez bajado el cerro St. Bárbara y retomado el camino hacia Humahuaca vas viendo todas las curvas que anteriormente se han subido así como el valle del Río Grande y el pueblo. Una vez dejado atrás el pueblo de Humahuaca nos encontramos con Uquía y entramos para visitar su iglesia y sus famosos cuadros de los Angeles Arcabuceros. Pero la iglesia está cerrada y abre de nuevo de 2 a 4 de la tarde. Como no queda mucho nos decidimos a comer algo mientras llega la hora de abrirla, y al primer sitio que entramos, un hostal de buena pinta, nos indican que no hay comidas y nos remiten al Bar Cerro las Señoritas, casi a la entrada de la quebrada de las Señoritas. Parece una casa particular, bien cuidada y bonita, y es que lo es en realidad, es dónde ellos viven, el matrimonio. De no ser por el pequeño letrero indicando su destino, pensaríamos que estábamos equivocados. Nos recibe Olga y nos adentra en su vivienda, una casa con distintas habitaciones, sencilla, ordenada, limpia, con una huerta primorosamente cuidada parcelada con rosales que huelen a maravilla, un baño con toalla impecable, un comedor con mesa dispuesta con hule y con ventanales que dan a la cocina y a la huerta. Nos ofrece comida casera, con ingredientes de su huerta, empanadas, ensaladas, pastel de quinoa, de verduras, de choclo …, y tartas caseras de postre, porque ella dice que es partidaria de comer sano y ligero, sobre todo con estas temperaturas y a esta altura ( Uquía se encuentra a 2.818 m). Una comida muy agradable por su contenido, el sitio y la conversación de su dueña, tenemos la sensación de que hemos sido invitados a comer en la casa de un vecino del lugar. El tiempo se nos pasa volando y casi nos quedamos sin ver la iglesia porque llegamos poco antes de la hora de su segundo cierre. Por cierto, esta es una visita de las importantes, estos ángeles con los arcabuces hay que verlos por lo inusual de su contenido y por la calidad de su pintura. La Quebrada de las Señoritas se quedó en el tintero, pero no son horas apropiadas para ponerse a caminar ni tampoco tenemos tiempo. Nuestra siguiente parada fue en Huacalera para ver de cerca el antiguo Hotel Monterrey (hoy hotel de lujo) y la iglesia, otra joya de la arquitectura colonial, pero estaba cerrada. En este pueblo es dónde sucedieron los acontecimientos con el cuerpo del General Lavalle, algo desagradables y que por ello no describo. Pasamos de largo Tilcara, con todo el dolor de mi corazón, y paramos un poquito antes de Maimará para ver su cementerio colgado en la montaña que hace contraste con el cerro de formas anilladas teñido de varios colores que tiene detrás. La Paleta de Pintor, y realmente parece haber sido pintado por una brocha gigante en forma de olas a lo largo de casi todo el cordón montañoso. Sus colores son ahora más vivos que en la mañana. Había leído en algún sitio que fijándose con detenimiento puedes ver la figura del General San Martín, por más que miramos no conseguimos verlo, será cuestión de imaginación. De aquí derechos para Salta por el tramo de autovía. Tardamos también un montón porque en esta carretera hay mucho tráfico de camiones pesados y cuando la autovía se acaba no hay forma de adelantar debido al denso tráfico que tiene. Así que no podría aconsejar cual de las dos carreteras, la de cornisa ó esta, es más rápida ó mejor. Etapas 4 a 6, total 16
20 DE OCTUBRE.. Teníamos nuestro vuelo a Iguazú a las 16 h. y aprovechamos la mañana para visitar la ciudad de Salta. Su Catedral, la Plaza, sus calles peatonales... Estas últimas con gran animación ya que al día siguiente celebraban el día de la madre y aquí le dan mucha importancia a este evento. También visitamos la iglesia San Francisco, el Convento San Bernardo (sólo su puerta y comprar dulces caseros de las monjas) y por supuesto el museo de Alta Montaña.
Es importante la visita de este museo por lo inusual de su contenido. De los niños del Llullaillaco estaba en exposición el niño, es una visión impactante, más de lo que uno se imagina. También subimos en teleférico al cerro San Bernardo que permite contemplar una de las mejores vistas de la ciudad de Salta y parte del Valle de Lerma. En la cima hay todo un complejo, bien cuidado, con gran cantidad de árboles que tenían su nombre indicado, para saber algo más de la flora de Salta. Todos los taxistas que habíamos tenido ocasión de conocer en Salta eran tipos curiosos y charlatanes que nos llenaron de información de la forma de vida salteña y argentina en general, pero el que nos llevó a aeropuerto se llevó el premio. Un señor de buena pinta y educación que nos condujo hacia el aeropuerto a una velocidad parecida a cámara lenta, no llegaríamos ni a los 20 km./hora y todo el camino parloteando, nos puso casi al día de la situación política de Argentina y los últimos acontecimientos de su ciudad. Íbamos bien de tiempo y nos daba cosa decirle que fuera más de prisa, finalmente nos cobró como una carrera normal. Llegamos a Puerto Iguazú cuando se había ido ya el sol, casi anochecido. Había estado lloviendo bastante así que la primera impresión que nos llevamos es la de unas calles con charcos y mucho barro colorado además de muy poca iluminación. Fue la primera impresión y la que nos quedó porque los dos días siguientes en algún punto del día siguió lloviendo y, a veces, bastante. Muchas de las calles no tienen asfalto o se encuentra en mal estado y las aceras dejan bastante que desear, así que con lluvia te manchas bastante de barro colorado el cual resulta difícil de salir en las prendas al lavarlas. También esta ciudad tiene problemas en el suministro de luz, de las tres noches que estuvimos en dos se fue la luz, y una de ellas unas cuantas horas. Los restaurantes parecen que están acostumbrados porque algunos tienen generadores propios. Quiero pensar que no siempre será igual, sería por la lluvia. Nos alojamos en unas cabañas de madera, cabañas Wanda, situadas a cuatro o cinco cuadras del microcentro, con dos habitaciones, baño, salón, cocina y lavadero, todo ello dentro de una parcela, compartida con otra cabaña similar. El recinto tenía abundante vegetación, parecía que estabas en mitad de la selva. Tienen alarma y se encuentran rodeadas de una valla de hierro que termina en pinchos. Muy seguras. Eso es lo que parecía.... A mi marido le dio por hacer su colada y dejó tendidos en el lavadero, fuera de la cabaña en la parte de atrás, sus calcetines, pañuelos y gallumbos. Después de una noche infernal de viento y lluvia pensábamos que la ropa estaría tirada por el suelo, pero sencillamente no estaba. Se la habían llevado al igual que la ropa de la cabaña vecina. ¡Menudo botín se llevaron!. No nos imaginamos siquiera por dónde entraron. Pero nos reímos un rato largo. Estas cabañas nos ofrecieron los servicios de un remís para recogernos en el aeropuerto el cual aceptamos porque suponía solo unos pesos más que el autobús, (en el viaje éramos cuatro) y porque no nos apetecía ir tirando de maletas en una tarde lluviosa. Nos alegramos un montón al ver las calles embarradas. El remisero es una persona encantadora, educado, buen informador y tenía siempre el coche impoluto, aunque de mañana se lo llenáramos de barro cuando luego nos recogía volvía a estar como los chorros del oro. Sin apenas insistir nos ofreció sus servicios para el traslado a las cataratas, de ambos lados, también por muy poca diferencia con las tarifas de los autobuses. Aceptamos ir con él al lado brasileño y nos gustó tanto que repetimos para el lado argentino y vuelta al aeropuerto. Estuvimos encantados con sus servicios. Nos hacía de informador del parque, de la ciudad, de noticias locales y nacionales, la forma de ser y de vida de los lugareños, impresiones de otros turistas..El mismo fue a sellar los pasaportes en la frontera argentina ya que en la brasileña pasamos por delante sin parar, nos aconsejaba que ver, te llevaba hasta las taquillas para comprar las entradas …. En fin, que no siempre irse en autobús por su cuenta (que es lo que pensábamos hacer) es lo mejor. No tengo fotos de las cabañas, solemos tener la mala costumbre de no hacer fotos a los alojamientos, pero en la página de las cabañas se pueden ver muy bien, son realmente así. Y ahora empiezo a contar algo de las Cataratas, que es lo que hemos venido a ver. Cuando Alvar Núñez Cabeza de Vaca y sus acompañantes vieran por primera vez estas cataratas de seguro que tendrían la cara de asombro y la boca abierta que a todos se nos pone cuando comenzamos a ver esta maravilla ( es desde 2011 una de las 7 maravillas del mundo natural), uno de los paisajes más asombrosos del planeta. Las cataratas nos cautivan a casi todos los que la visitamos por la inmensidad de su caudal torrentoso, por el esplendor de su entorno, verde intenso, hojas y flores gigantes, tierra colorada, la cantidad de animales que te salen al paso o ves entre la espesura y también, por qué no, por la pequeñez tremenda que sentimos los humanos frente a la grandiosidad de la naturaleza. Según la tradición guaraní, estas surgieron cuando un guerrero indio llamado Coroba provocó la cólera de un dios de los bosques al escapar rio abajo con Naipu de quien estaba enamorado. Lleno de ira el dios hizo que el cauce se hundiera produciendo una hilera de cascadas que se precipitaban al vacío por dónde Naipu cayó para convertirse en roca y Coroba sobrevivió en forma de árbol que se asoma a las piedras desde lo alto (hay algunas variantes pero con fondo similar), unidos cuando el arco iris brilla en días de pleno sol. Pero su origen es mucho menos romántico. El curso del río Iguazú fluye por una meseta de basalto que finaliza de pronto antes de la confluencia con el río Paraná. Allí dónde la lava se detuvo miles de metros cúbicos de agua por segundo se desploman, pudiendo llegar a 80 m. de altura. Antes de llegar a las cascadas el río se divide en varios brazos con arrecifes escondidos, rocas e isletas que separan visualmente las cascadas (son las de mayor amplitud del mundo) que en su conjunto forman las cataratas. Hace 100.000 años las cataratas se encontraban dónde actualmente se halla el Hito de las Tres Fronteras, dónde el Iguazú vertía sus aguas en el Paraná, habiendo retrocedido en este tiempo 23 km. Ello es debido a lo que se llama erosión remontante: el efecto de socavamiento que la caída del agua y las turbulencias producen en la base hace que la parte superior termine por desplomarse, de forma que el frente de la catarata retrocede aguas arriba, ( la explicación es más completa ya que el basalto es una piedra muy dura, en este proceso intervienen otros muchos factores que se lo dejamos a los expertos). La consecuencia de los desplomes y este retroceso es apreciable en la presencia de masas de bloques caídos al pie de los saltos de agua. También como testigo de este retroceso queda el cañón del Iguazú, es notable el contraste entre el trazado del río antes de las cataratas, con un cauce amplio, tranquilo y con meandros, y su encajamiento en un cañón entre las cataratas y su encuentro con el Paraná Ambos lados, brasileño y argentino, forman parte de su correspondiente parque nacional y el acceso a ellos está perfectamente habilitado por una serie de centros y pasarelas que me han dejado gratamente sorprendida, me atrevería a decir que pasarelas, selva y cascadas se mezclan en armonía, lo que pone de manifiesto que el progreso y el orden pueden acompañar de buena manera a la madre naturaleza. Etapas 4 a 6, total 16
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