PORTUGAL, ¡QUÉ BONITO ES Y QUÉ CERCA ESTÁ! ✏️ Blogs de Portugal12 días de recorrido en coche por Portugal.Autor: Artemisa23 Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.7 (27 Votos) Índice del Diario: PORTUGAL, ¡QUÉ BONITO ES Y QUÉ CERCA ESTÁ!
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Etapas 10 a 12, total 12
ETAPA 10. 121 Km. AMARANTE/OPORTO/AMARANTE
Este día lo dedicamos completo a Oporto. Y bien que merece la pena no un día, sino alguno más. Volveremos, prometido. Pero antes, voy a contar cómo fue la visita. Desde Amarante hay poco más de 60 Km. y, por una vez y para ahorrar tiempo, hicimos una excepción y fuimos por la autopista de peaje. En las inmediaciones de Oporto había muchísimo tráfico y en vez de meternos con el coche en la ciudad, optamos por coger la circunvalación, pasar el puente de Dom Luís I sobre el Duero e ir primero a Vila Nova de Gaia, justo enfrente de Oporto, y que constituye el principal centro de producción del famoso vino.
Aunque no se sea bebedor, recomiendo un paseo por este lugar y sus estrechas calles en las que se ubican las más afamadas bodegas. Hay varias razones: las vistas de Oporto son espectaculares, se pueden hacer bonitas excursiones en barco y visitar las bodegas, además, hay varios restaurantes donde se come realmente bien. Pero voy por partes. Lo primero que llama la atención (sobre todo en un día espléndido como el que hacía) son las vistas de Oporto que se obtienen desde aquí y que te obligan a parar en la cuneta para hacer unas fotos. OPORTO te conquista en cuanto lo ves (por lo menos a mi me conquistó), sobre todo en un día con este sol y esta luz. Después toca aparcar el coche pues no hará más que estorbar el resto del día. Y fue todo un acierto dejarlo en Vila Nova de Gaia. Como en todas las ciudades portuguesas, hay que andar mucho. Enseguida te sientes atraído, además de por las vistas de Oporto, por los coloristas barcos o “robelos” atracados junto al muelle o surcando las aguas del Duero, que transportaban antaño las barricas y ahora a los turistas en excursiones fluviales, que duran una hora aproximadamente (bueno, también las hay más largas).
Estos son los "robelos":
Por supuesto hicimos la excursión porque nos gusta ir en barco y, sobre todo, por el placer de contemplar a un lado Vila Nova de Gaia y sus bodegas y al otro Oporto desde las aguas del Duero, ya que nos llevaron ida y vuelta hasta el último de los puentes (no sé si pasamos cinco o seis puentes).
Estos puentes creo que estaban casi al final:
También fuimos a visitar una bodega (Offley). La escogimos al azar entre una gran variedad porque nos convenía el horario. Son todas parecidas (pido perdón a los entendidos si no es así). Muestran cómo se hace el vino y te ofrecen una cata de las diferentes variedades y puedes comprar unas botellitas con descuentos. La visita estuvo bien, pero es perfectamente prescindible salvo que se sea un amante del vino de Oporto.
Sobre las dos de la tarde, buscamos un restaurante para comer. Dudábamos en si subir ya a la ciudad o comer antes en Vila Nova de Gaia. Hacía mucho calor y preferimos sentarnos en un restaurante con aire acondicionado que ofrecía unas vistas estupendas del Duero y de Oporto. Y acertamos de lleno. No recuerdo el nombre del sitio y lo lamento porque el fue el lugar donde mejor comimos de todo el viaje, además con unas vistas extraordinarias y una atención exquisita. Como siempre, nos pusieron los aperitivos (de pago). Menos mal que no habíamos pedido aún porque nos trajeron una tabla enorme de quesos y embutidos, con un surtido de aceitunas; pulpo en salpicón, almejas y ensalada. De verdad, no daba crédito a lo que veía: ¡eso eran los aperitivos! Pensamos en decir que se lo llevaran, pero tenía todo tan buena pinta que al final, preferimos quedarnos con todo y pedir un solo plato fuerte; zarzuela de mariscos. También nos pusieron vino del lugar, naturalmente, y los postres y el café exquisitos. Pagamos 70 euros, no es que fuese un regalo, pero dado lo que y cómo comimos y en comparación con el resto de los días, quedamos sumamente satisfechos. Además nos regalaron un botellín de vino de oporto, todo un detalle. Estas son dos vistas de Vila Nova de Gaia y sus bodegas desde el Duero:
Tras descansar un poco, cruzamos el puente y paseamos por el llamado barrio de la Ribeira, junto al río, que asoma al río sus calles estrechas, de fachadas desconchadas y con ropa tendida al sol; el aspecto decrépito de algunas de estas casas no desluce un extraño encanto decadente.
Vista del barrio de la Ribeira desde el Duero:
A la parte alta, subimos en un ascensor. Oporto siempre ha sido una ciudad comercial, en particular de especias y, posteriormente, de vino. En 1678 Francia e Inglaterra entran en guerra provocando una escasez de vino, que los británicos compensaron acudiendo a los vinos de sus aliados portugueses y para evitar que se estropease en los largos trayectos marítimos de la época, añadieron brandy al vino durante el proceso de fermentación. Así nació y floreció el comercio de este vino, que siguen controlando mayoritariamente los británicos hoy en día.
En Oporto hay tiendas y mercados por todas partes. Gusta recorrerla caminando sin demasiadas prisas, viendo lo que dé tiempo: la Catedral y el barrio que la rodea son lugares inexcusables igual que asomarse al mirador del Terreiro da Se y entrar en la estación de San Benito y a la iglesia de Santa Clara. El casco histórico de Oporto es Patrimonio de la Humanidad desde 1996. En cualquier esquina descubres iglesias y otros edificios con llamativas fachadas cubiertas de elaborados azulejos como éstas: Y se te ponen los pelos de punta al ver lo que tienes que bajar para luego volver a subir hasta la Torre dos Clérigos, siempre yendo con mil ojos para que no te atropelle un coche.
Pero ante todo hay que pasear y empaparse del ritmo de la ciudad. Ya de noche, en lugar de coger el ascensor, preferimos bajar callejeando, pero se hizo muy largo más que por la distancia por el cansancio acumulado y por la aprensión (seguramente injustificada) que producían algunas callejas especialmente desvencijadas. Como resumen, lo dicho: nos gustó mucho Oporto. Volveremos, y a ser posible nos gustaría hacer un crucero fluvial por el Duero. Etapas 10 a 12, total 12
ETAPA 11. 275 Km.
Esa mañana tardamos más de lo previsto en llegar a Guimaraes. Había obras en la carretera y nos perdimos. Nada grave, pero anduvimos varios kilómetros dando vueltas intentando orientarnos. Entonces no llevábamos GPS y en Portugal, muchas veces crees que vas bien siguiendo las indicaciones que parecen llevarte perfectamente al lugar que buscas, hasta que, de repente, desaparece toda referencia a lo que estás buscando y te quedas con cara de tonto, dando vueltas en torno a un punto de destino que no puede quedar muy lejos. Es algo a lo que terminas acostumbrándote y procuras tomártelo como una aventura más del viaje. Y como tal lo comento.
GUIMARAES es considerada la cuna de la nación y de la lengua portuguesa, ya que fue la capital que eligió Afonso Henriques cuando se proclamo rey de Portugal en 1139. Se encuentra en la zona del Minho y, naturalmente, su casco histórico se alza sobre una colina, y también es Patrimonio de la Humanidad desde 2001. Esta ciudad nos sorprendió muy gratamente. Es bulliciosa y alegre, pero también se puede pasear con pausa por sus calles medievales, sus plazas, sus soportales, sus parques y sus iglesias, como esta de San Gualter con un bonito entorno: Detalle de la iglesia de Nossa Senhora da Oliveira:
Aquí tenemos el Castelo de Sao Miguel: Y este es el Pazo de los Duques de Bragança. Íbamos casi de paso y nos quedamos toda la mañana y a comer en un restaurante con mesas colocadas en los soportales de la Praça de Santiago. Recomiendo mucho la visita a Guimaraes, pasear por sus rincones y descubrir sus bellos edificios:
Después de ver Guimaraes, BRAGA nos gustó menos, quizás porque es más grande y su centro histórico está como más embebido en la ciudad, aunque tiene bonitas mansiones del Siglo XVIII y cuidados jardines, como este de Santa Bárbara, junto a las murallas del antiguo Palacio Arzobispal.
Luego nos encaminamos al SANTUARIO DE BOM JESUS DO MONTE. Tiene cierto parecido a Lamego, con una espectacular escalinata barroca que lleva a los pies de la iglesia. Fue idea del Arzobispo de Braga que inició su construcción en 1722, aunque no se completó hasta 1811. Los primeros tramos en zigzag conforman una Via Sacra, con 14 capillas que muestran las estaciones de la crucifixión de Cristo. Los rellanos de frente blanco presentan elaboradas fuentes y estatuas que ilustran de manera alegórica los Cinco Sentidos y las Virtudes Teologales. En la cima también hay un hotel y unos jardines realmente bonitos y ni que decir tiene que las vistas resultan espectaculares.
A diferencia que en Lamego, aquí existe un funicular que te lleva en unos pocos minutos a una terraza que está junto a la iglesia y que te evita la dura ascensión por la escalera. Evidentemente lo suyo sería ver el conjunto en el orden lógico, conforme se va subiendo la escalera, pero como la vida del turista es agotadora, preferimos subir en el funicular y bajar a pie para ver las capillas, fuentes y esculturas, teniendo además el bonito paisaje de frente. Aunque hace calor, hay muchas sombras y se puede descansar y refrescarse.
BARCELOS es una pequeña ciudad conocida por artesanía, su enorme mercado semanal y, sobre todo, por ser el origen del famoso gallo, uno de los símbolos de Portugal. Por si alguien no lo sabe, esta leyenda se refiere a un peregrino gallego que fue acusado de robar plata a un terrateniente en Barcelos. Fue condenado a la horca pero antes de ser ajusticiado pidió ver al juez, que estaba comiendo un gallo asado. El comerciante dijo que como prueba de su inocencia el gallo que iba a comerse el juez se levantaría y se pondría a cantar. El juez no hizo caso pero apartó el plato. Cuando el reo iba a ser ahorcado, el gallo se levantó y canto. El juez horrorizado corrió al cadalso y logró salvar al condenado gracias a que el nudo de la cuerda estaba mal hecho. Según se dice, el gallego volvió años después para esculpir el Cruceiro del Gallo que se encuentra en el museo arqueológico de Barcelos. Así que ya lo sabéis, hay que visitar este pueblo y comprar el tradicional gallo de arcilla en una de las muchas tiendecitas que hay por el centro (los hay para todos los gustos y presupuestos).
Este es el mío:
Además, se puede aprovechar para ver la iglesia de Nuestra Señora do Treço con su interior de paredes de azulejos, y dar una vuelta por el bonito parque que hay junto al río y tomar un refrigerio.
A sólo 50 Km. de la frontera española, VIANA DO CASTELO se sitúa en el estuario del río Lima. Fue un gran centro pesquero en el medievo y proporcionó barcos y marinos para los descubrimientos del siglo XVI. Damos un paseo por el barrio antiguo, donde destaca la Plaza de la República con el antiguo Ayuntamiento, mansiones y palacetes y una fuente de 1553.
Fuimos a cenar al puerto, tradicional centro de comercio de bacalao, siempre albergando grandes barcos. Nos cogió la puesta de sol contemplando “un mar que parece un río” (según he leído en algún sitio). Esa noche volvimos a Amarante realmente cansados. Había sido una jornada muy larga y los días y los kilómetros ya estaban pasando factura. Etapas 10 a 12, total 12
ETAPA 12. 560 Km.
Estuvimos tres noches alojados en AMARANTE y todavía lamentamos no haberle dedicado todo el tiempo que hubiera merecido esta hermosa localidad, junto al río Támega.
Hay que pasear tranquilamente por ella, descubriendo sus mansiones del siglo XVII, sus callejuelas, la iglesia de Sao Gonçalo y las vistas desde el puente.
Además, nos alojamos en un hotel con mucho encanto (Hotel Casa da Calçada), ubicado en un emplazamiento excelente, junto al río, en medio de un enorme y precioso jardín. Muy recomendable darse este gustazo. Es el edificio amarillo del fondo:
Ya de regreso a Madrid, visitamos la CASA DE MATEUS, muy conocida por la etiqueta del vino espumoso. Construida a principios del Siglo XVIII es un buen ejemplo de arquitectura barroca portuguesa. Es un alto en el camino romántico, sobre todo por la vista de la fachada reflejada en el estanque.
Y muy bonitos los jardines tan verdes salpicados de flores, en los que destaca el túnel de cedro, con 35 metros de largo y 7,5 metros de alto. Cuando pega el sol, se agradece el frescor que se nota en su interior.
PESO DA REGUA. El vino de oporto madura en las bodegas de Vila Nova de Gaia, pero proviene en su mayor parte de los viñedos del Alto Duero. En el siglo XVIII, los rabelos (barcos de vela tradicionales) transportaban los barriles de oporto por el río hasta Vila Nova de Gaia en un trayecto bastante peligroso, hasta que llegó el ferrocarril a finales del siglo XIX.
Es interesante dar una vuelta por el llamado “país del oporto”, tanto a la orilla del río como recorriendo las pequeñas carreteras estrechas y empinadas que atraviesan las terrazas de viñedos y que descubren también estupendos miradores sobre el Duero. Además, en Peso da Regua se come bien y a buen precio.
BRAGANÇA, a 22 kilómetros de la frontera con España, fue nuestra última etapa por tierras portuguesas. La ciudadela se asienta sobre una colina y dentro del recinto amurallado vimos sus pequeñas casas blancas, el Castillo del siglo XII con su Torre del Homenaje de 33 m. de altura.
Y el Domus Municipalis, edificio pentagonal del siglo XII que está considerado como el consistorio más antiguo de Portugal. Allí acabó nuestro intenso recorrido por Portugal. El último día fue apretado en visitas, como todos los que pasamos en esas tierras lusas, y también un poco amargo porque literalmente nos cruzamos con varios incendios, uno de los cuales nos obligó a desviarnos por otra carretera. Era muy triste pensar que, quizás, alguno de los hermosos paisajes que habíamos recorrido podía estar siendo consumido por las llamas. Pero hay que ser positivo y desear que la naturaleza se regenere y recupere su esplendor. CONCLUSIONES: Nos gustó mucho Portugal, realmente más de lo que imaginábamos: sus ciudades, sus pueblos, su paisaje… Quizás esperábamos más de su gastronomía, la comida en general es buena y sabrosa pero poco variada (seguramente es que los españoles estamos mal acostumbrados, jeje). No cito nombres de restaurantes porque, salvo en Vila Nova de Gaia, no encontramos lugares que nos llamaran la atención tanto como para recomendarlos aquí. En cuanto a comida y hoteles, suelo ser bastante cauta porque cada cual es cada cual. Por lo demás, la ventaja es que al ir por libre el presupuesto se puede ajustar según las necesidades de cada uno, acortando o alargando itinerarios con el coche, eligiendo restaurantes más o menos caros y la oferta de hoteles también resulta muy variada y para todos los gustos y posibilidades. Hicimos en total cerca de 3.000 kilómetros, de los que unos 2.000 fueron en tierras portuguesas por carreteras mayormente secundarias para ir tranquilos y disfrutar de los paisajes. Estas carreteras suelen ser estrechas y con muchas curvas, algunas con buen firme y otras no tanto, pero están poco concurridas, al contrario que las carreteras nacionales que tienen mucho tráfico. Mejor llevar GPS pues la señalización es a veces bastante deficiente. He citado los nombres de los hoteles de Ëvora y Amarante porque tienen un encanto especial y nos gustaron mucho. En Lisboa y Coimbra, hay mucha variedad para elegir, así que es una cuestión muy personal. Para comparar y decidirse no hay nada mejor que visitar alguna página de reservas por internet (¡qué gran invento, la independencia que dan!). El itinerario que seguimos fue muy apretado, pero pudimos hacerlo sin agobios porque a finales de julio los días son muy largos y las horas de sol te permiten aprovechar toda la tarde. No obstante, hay que recordar que en Portugal llevan una hora de retraso respecto al territorio peninsular español y que, por ejemplo, anochece una hora antes que en Galicia. Dejamos de ver algunos lugares por falta de tiempo, recuerdo muy especialmente Tomar y el Parque de Peneda-Gerés. Tuvimos suerte una vez más y sólo nos llovió una noche en Lisboa, y un ratito a la salida del Palacio da Pena, en los jardines de Monserrate. Vinimos cansados, pero satisfechos, ya que íbamos con intención de ver cosas, no de descansar; para descansar, tenemos la playa. Y ver, vimos mucho, muy bonito e interesante. Por último, agradecer a este foro y a sus foreros toda la información que proporcionan, que ahora se me hace imprescindible para preparar cualquier viaje. Espero que este diario no resulte demasiado tostón, lamento que algunas fotos salieran con esa sombra que me ha obligado a cortarlas en algún caso y, sobre todo, deseo que pueda ser de utilidad a algún viajero que esté planeando ir a Portugal pues mi intención ha sido mostrar unos lugares de los que tantos disfrutamos y animar sinceramente a todos a visitar este bello país que tan cerca tenemos. ¡Hasta siempre, Portugal! Etapas 10 a 12, total 12
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