en solitario por Andalucía (Sevilla, Córdoba, Granada, Jaen y Málaga) ✏️ Blogs de España

Después de las buenas expes viajando en solitario por
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ahora me dispongo a hacer "en directo" mi cuarto diario. La ruta prevista, si me da tiempo y encuentro conexiones de transporte público sería la siguiente:


MARTES 22/ENERO/2013
Desde Bilbao he volado con Vueling a Sevilla. Si hubiesen quitado cinco filas de asientos y hubiesen distribuido nuevamente el resto, hubiera ido incómodo; obvia decir, que no han quitado las cinco filas referidas, así que no tengo calificativo para describir lo difícil que ha sido que las rodillas me entraran en el asiento. Menos mal que el vuelo ha llegado con diez minutillos de adelanto.

En el aeropuerto se puede coger un taxi (22€) o un bus que sale cada media hora aproximadamente. El horario de la web no coincide con el real, tampoco el precio que decía costar 2’40 y ha subido (será la cuesta de enero) algo más del 50% y sale por 4€. Te deja en el centro de la ciudad.

Como mi albergue está a unos dos kilómetros de la parada principal de autobuses y no sé qué autobús me acerca (ahora ya lo sé) he ido andando. Han sido unos 25 minutos de avenidas amplias y sin pérdida. La mochila pesaba un poquito, pero nada que obligue a quejarme a mí mismo.

Como ya me pasó el invierno anterior, he decidido coger, cuando puedo, albergues públicos o municipales. Se trata de residencias de estudiantes aprovechadas y cuentan con los típicos servicios: limpieza y pulcritud; un conserje vago y poco afable (no es el dueño); unas instalaciones espectaculares para ser un albergue de 18 euros con desayuno buffet incluido.


La habitación, pues también espectacular por ese precio, tiene un pequeño recibidor, un baño privado enorme y sólo cuatro literas. Al parecer comparto la habitación con una persona más, pero aún no la conozco. La única pega, el montón de adolescentes italianos (léase ruidosos) que andan por aquí; pero vamos, que como de día no tengo pensado tocar el albergue, como que no me importa.

Una vez dejadas las cosas en la habitación (y cargando la cámara de fotos… Iñaki el previsor) me he ido (sí, sin cámara, ergo diario tostón de momento sin fotos) a patear lo que pudiera de la ciudad y hacerme una idea de dónde estaban algunas paradas de bus, teatros, monumentos…

La idea del día de hoy era aprovechar que la Casa Pilatos era gratuita por la tarde, según la Guía Verde de Michelín (edición junio 2012). Pues va a ser que no, después de callejear un número casi infinito de cantones y calles sin aceras, llego al edificio y lo primero que veo es un cartel en el que dicen que el día de visita gratuita es el miércoles a partir de las 15:00 (hasta las 19:00). Evidentemente, he decidido no gastarme los 8€ y esperar a mañana.
Iñaki y los mapas no es que sean incompatibles, lo siguiente; así que he decidido andar sin dirección clara por el barrio de Santa Cruz. Así he pasado (creo que unas cinco veces) por la plaza nueva y la de San Francisco, con la fachada del ayuntamiento ya casi restaurada; la catedral y el alcázar; la plaza de El Salvador; el palacio de Lebrija; la capilla de San José… Sí ya sé que parece un recorrido superplanificado, pero qué va, me las he ido encontrado (varias veces claro) mientras deambulaba.

También he aprovechado para localizar la Torre del Oro (no me ha impactado mucho, la verdad) y el largo paseo alrededor del Guadalquivir, hasta el puente de Triana. Ya en el barrio de Triana he decidido entrar a tomar algo calentito, pues en Sevilla también hace fresco por la noche en Enero (uno que es ingenuo e iba en camiseta de manga corta, siendo observado como un bicho raro por sus congéneres ataviados con guantes, bufanda y chaquetón).
Ya de allí mismo he cogido un autobús (nº3) que me ha dejado en frente del albergue.

El autobús tiene un precio con el billete ocasional de 1’40€; si compras el billete multiviaje (una especie de tarjeta recargable de crédito, cuesta más o menos la mitad; la recarga mínima es de 7 euros. Yo creo que merece la pena).


MIÉRCOLES 23


Como el desayuno en el albergue es entre las 8:00 y las 9:30, he decidido no madrugar mucho, que para algo se está de vacaciones. Así que hacia las 8:45 me he levantado… CON INUNDACIONES en la habitación. Se ve que no desagua muy bien la ducha (a ver si para mañana ya lo han arreglado).

El desayuno es buffet y es decentillo, pero ¿qué quieres por lo que pagas? Vamos que te puedes tomar sin problema varios tipos de zumito, cafés, tés, chocolate,…; tostadas con aceite, tomaca, mantequilla, mermelada, paté; hay hasta donetes!! Lo único que echo en falta es un poco de fruta. Lo dicho, más que suficiente.

Para el día de hoy he decidido acogerme a una de las rutas (monumental) de los chicos de Sevilla Low Cost. Se trata de una visita guiada a ciertos elementos importantes de la ciudad bajo la filosofía del free tour, pagando sólo lo que quieras (en mi caso han sido 10 eurillos). Se ve que ha ido menos gente de la que esperaban, pues sólo hemos estado dos chicas catalanas, Penélope (la guía) y yo mismo. El tour dura un par de horas y se basa en contar historia plagada de anécdotas visitando la Real Fábrica de Tabacos (actualmente universidad), la Catedral-Giralda, el ayuntamiento, el Puente de Triana, La maestranza, Torre del Oro, Palacio San Telmo y Plaza de España. No es un recorrido muy exhaustivo, salvo la universidad es exterior en su conjunto, pero la frescura de Penélope y el gracejo sevillano con que cuenta las cosas, la hacen muy entretenido y recomendable.

Al acabar la tourneé, aconsejado por Penélope, he ido a tomar unas tapitas a la taberna Coloniales. Por 6 euritos he tomado una caña con gaseosa; unas croquetas de setas y unas patatas bravas; todo muy rico. Vamos, que muy bien.

El día de hoy estaba organizado en torno a la visita guiada (ya finiquitada) y a la Catedral de Sevilla. Así que hacia allí me he dirigido. Muy cerquita de la catedral destaca la casa arzobispal (éstos no tienen crisis)


Y junto al poder religioso, el económico representado por el Archivo General de Indias


La ventaja de viajar en estas fechas de invierno es que apenas tiene que agobiarte por el resto de turistas: no he tenido que hacer cola para comprar la entrada(8 euros).

La Catedral es, en una palabra, majestuosa. Es mucho más que la Giralda. Eso sí, advertir que me he encontrado en obras las partes más atractivas: la capilla mayor y la capilla real.
Destaca a primera vista lo espaciosa (y alta) que es. De lo que se puede ver, merece la pena la Sacristía de los Cálices y la Sacristía Mayor, no tanto por su “tesoro”, cuanto por las obras de Zurbarán entre otros. También muy efectista es la cercana Sala Capitular, con una llamativa Cúpula elíptica y una Inmaculada de Murillo preciosa. Del mismo autor yo buscaría una pintura poco destacada, pero muy bonita, llama “El ángel de la guarda”.


Después de la visita del interior de la catedral he subido a la Giralda, hasta el campanario son casi todo rampas (34 tramos) y unos pocos escalones al final, que no se hace especialmente pesado. Las vistas desde arriba son, evidentemente, magníficas. Destaca una Sevilla próxima de casas no muy altas, como si no se tratase de una gran urbe.


La salida se hace por el patio de los naranjos. Aunque por estar en las fechas en que estamos no están en flor, justo un par de horas antes han estado podando algunos árboles y las naranjas al caer han extendido una fragancia exquisita. Ésta ciudad en primavera y con los naranjos en flor tiene que ser excepcional (habrá que pensar en volver).


Como ya me enteré ayer mismo que hoy era gratis la visita a la Casa Pilatos, no iba a dejarla escapar. Pero primero me he pasado por la Iglesia de El Salvador, cuya entrada está incluida al comprar la de la Catedral.


Por fuera es relativamente sobria, está muy bien cuidada, pero no te esperas un interior tan recargado. El retablo de la capilla mayor exuberante, no quedando cortos los situados en los cruceros. A mí lo que más me ha gustado, no obstante, ha sido la talla del Cristo de la Pasión, simplemente precioso.

A escasos diez minutos (bueno, seguro que un sevillano lo hace en menos de cinco, pero yo me he perdido otra vez, y eso que tenía el gps del móvil, y he tardado quince; por lo tanto, dejémoslo en una media de diez) se encuentra la Casa Pilatos. Como pasa como con casi todo, hay que tener en cuenta que en abril los jardines estarán mucho más lucidos.


No obstante, lo que hace al patio interior de la casa ya justifica la visita. Encima si vas un miércoles por la tarde, y es gratis, pues mejor. He esperado un poquito para acogerme a la visita guiada de la parte superior (también gratuita) a las 17:30. Me ha parecido prescindible. Lo bonito es el patio interior y las salas del piso bajo (sobre todo, los adornos de los azulejos con que están decoradas todas las paredes y los artesonados y techos tan bonitos que tiene).


Como se estaba haciendo un poco tarde y anochece relativamente pronto, he cogido en la propia plaza Pilatos el microbús C5 (algunas calles son tan estrechas que no habrá dejado 10 centímetros por cada lado, por supuesto, olvídate de que haya acera) que me ha dejado cerca del Museo de Bellas Artes, que abre hasta las 20:30.

Es gratuito para los ciudadanos de la U.E. y, desde mi punto de vista, es un sacrilegio no verlo si vienes a Sevilla. Cuenta con sólo 14 salas, dedicadas casi en exclusiva a la pintura española. En la actualidad hay además de la colección permanente, una temporal sobre el pintor sevillano José García Ramos, de quien se cumple el centenario de su muerte. No lo conocía pero tiene pinturas de costumbres bien chulas.
Sin embargo, por no aburrir sobre el museo, la sala V, ubicada en una iglesia (sí, sí, iglesia con su nave central y su crucero), es espectacular. Aunque no en exclusiva, destacan los enormes óleos de Murillo, a cuál más precioso. Personajes llenos de ternura, suavidad, delicadeza; esos querubines tan “pottolos”… embeleza’o he zalí’o (se me está pegando el deje sevillano).
El otro punto fuerte está en la sala X con varias obras de Zurbaran, de las que cortan el hipo. Por último, en la última sala una pintura que recomiendo, de un autor que no conocía: Rafael Martínez Díaz: “Niñas pobres”.
A la salida del museo con un par de autobuses me planto en el albergue en algo más de media horita, que es tarde, hace fresquillo, tengo hambre y debo poner al día el diario.

Una vez puesto al día, me voy a tomar unas tapitas en un bar cerquita del albergue, donde el camarero ya me ha reconocido (el de Bilbao). La verdad es que cuando voy tengo miedo a que me pida la comanda uno de ellos, porque sin ánimo de ofender, necesito subtítulos cuando me habla… eso sí, al muy majete no le importa repetirme un mínimo de tres veces los chistes verdes para que le entienda (seguro que cree que soy cortito mental y que no los pillo a la primera).


JUEVES 24



Hoy no ha habido inundaciones, de hecho tengo todo el pedazo de suite para mí solo. Después del desayuno opíparo, decido irme a la otra punta de la ciudad (literalmente, del Sur donde me alojo al Norte), dirección Hospital de las Cinco Yagas, actualmente sede del Parlamento Andaluz. La enorme fachada es muy sencilla pero, como casi todo, muy bien conservada.


En la misma zona está situada la Puerta de la Macarena, con la basílica del mismo nombre al ladito. Se puede acceder a ver a la Virgen más famosa de Sevilla. A mí me ha gustado más el vestido exagerado que llevaba que la talla en sí misma; todo es relativo. Pero, esto sí, como consejo, apagad el móvil… porque seguro que si nos has recibido una llamada en dos días que llevas en Sevilla es debido a que aún no habías flanqueado la puerta de la Basílica. Cuando he conseguido rechazar la llamada y apagar el móvil ya había sido taladrado por todas las devotas (y no había pocas) de la imagen.


Justo al lado de la Macarena se conservan (en un estado de conservación mejorable) restos de la antigua muralla musulmana, flanqueada de naranjos.


De allí he bajado por la calle San Luis hacia la iglesia de San Luis (originales que son los sevillanos). Está en proceso de restauración y no se puede acceder; una pena, porque por fuera es la iglesia más bonita que he visto en la ciudad hasta la fecha.


La misma calle desemboca en la Iglesia de San Marcos, una iglesia del siglo XIV o así (vamos megavieja y no tan bien conservada), con un campanario que recuerda mucho a la giralda.


No lejos de lo anterior se encuentra la plaza de la encarnación, donde hace no mucho han terminado por colocar unos parasoles, que ni que fueran de Bilbao. Vamos, que son simplemente ENORMES. Como no dejan de ser sevillanos, pues ya le han cambiado el nombre y todos los llaman “las setas”. Para un turista son llamativos, curiosos, hasta les puedes encontrar su punto hermoso; sin embargo, para el sevillano, creo que le faltan zonas de disfrute familiar e infantil. Claro que quién soy yo para decir nada. Hoy no he subido a la pasarela de arriba pues se ha puesto a a llover cuando he llegado. Lo dejaré para mañana, junto a los Reales Alcázares, antes de salir hacia Córdoba.


He seguido mi ruta hacia la Alameda de Hércules, que ha supuesto una decepción enorme. Esperaba una “alameda”, léase, álamos (bueno, en verdad, esperaba los sempiternos naranjos). Y es un paseo pedregoso, con unos árboles de hoja caduca (auténticos esqueletos enormes), sin atractivo alguno. Además en la paralela había varias prostitutas callejeras. ¡a las 13:00h!

De allí me he dirigido hacia la Iglesia de Jesús del Gran Poder, otra de las imágenes clásicas de la Semana Santa sevillana, que siempre cuenta con claveles rojos frescos. Además de que la figura es bien bonita (aunque en el museo las hay mucho más bonitas), me ha gustado la sobriedad de esta iglesia de planta circular y los dibujos colocados en las paredes.


Me gustan las ciudades con un río que las atraviesa y Sevilla no es menos. Eso sí, los puentes no son tan espectaculares, sin dejar de ser bonitos. Hoy he empezado, de Norte a Sur, por el puente del Alamillo, puente de la Barqueta, puente de Triana y por último por el de San Telmo.




El de la Barqueta lo he pasado para acceder, dando un paseo, hacia el barrio de Triana. Allí he ido con absoluta libertad, hasta que he empezado a mirar el mapa para tomar algo en Las Golondrinas, una tasca que se recomendaba en el foro.

Para salir del barrio, aún tenía tiempo, he atravesado el de San Telmo, hasta los Jardines de Cristina, donde se pueden leer algunos poemas de autores de la generación del 27 (Pedro Salinas, Gerardo Diego, Dámaso Alonso,…)

En frente te encuentras un edificio con un fachada que simplemente no entra en el angular de la cámara de fotos, de lo grande que es. Se trata del Palacio de San Telmo.


A continuación del Palacio se encuentra uno de los hoteles más lujosos (y desde mi punto de vista más bonitos) de Sevilla: el hotel Alfonso XIII, con el clásico estilo inaugurado en la exposición internacional de 1929.


Se accede así a una zona peatonal donde tiene entidad propia la universidad, un edificio histórico, pues se sitúa en la antigua Fábrica de Tabacos. Como consejo, aunque hay muchísimas bares de tapas en la zona (bastante económicos), en la cafetería interior de la universidad, de dos plantas, los precios son irrisorios.


El recorrido lo he seguido hacia la Plaza de España y el parque de Maria Luisa. Respecto a este último, me reitero: hay que verlo en primavera, pues seguro que está mucho más bonito y además le apetecería a cualquiera detenerse en cualquiera de los recodos. En cuanto a la Plaza de España, simplemente lo mejor que he visto (a falta de los Reales Alcázares). Es tan excepcional en sus detalles, en su majestuosidad, en su azulejos, en sus arcos, en sus cuatro puentes, en sus columnas infinitas… es una maravilla. Parece increíble que una plaza sin vegetación, sin árboles, sin naranjos,… pueda ser tan bonita.




El día lo tenía apretado porque a las 17:00 tenía la ruta de las leyendas con los chicos de Sevilla Low Cost. He tenido la suerte de que otra vez me ha tocado Penélope (otra compañera suya se dedicaba a los guiris en inglés). Si ayer fue bonita la visita hoy ha sido entretenidísima. Vuelvo a recomendarla con los ojos cerrados.

Para las 19:15 nos hemos despedido de Penélope en las setas, tenía que recorrer dos kilómetros hasta el Teatro Lope de Vega (bendito gps, me ha dado tiempo incluso a cenar unas tapitas al lado del Teatro). A las 20:30 ha empezado Tío Vania de Chejov. No había visto nunca la obra y sólo le puedo poner una nota de sobresaliente: las dos horas se me han pasado en un abrir y cerrar de ojos. Por cierto, había comprado las entradas por Internet en Paraíso (la zona más barata de cualquier teatro), pero cuando entro me dicen que a todo el mundo le van a sentar en las butacas (se ve que había pocos espectadores), así que me ha salido redondo (la entrada en butaca era tres veces más cara).

Pues eso es todo por hoy. Autobús en frente del teatro que me lleva al albergue en unos diez minutillos y a poner en orden el diario, para que no se me acumule.


VIERNES 25

Hoy es mi último día en Sevilla y se ha levantado el día plomizo. Parece el estereotipo de día bilbaíno de hace años: sirimiri continuo. Me lo tomo con calma, pues estoy sólo en la habitación y después del desayuno allá que me vuelvo a recoger las cosas y echar media cabezadita más.

Total, que dejo la mochila en consigna y me acerco en bus a los Reales Alcázares. La entrada es de 8’5 € y la audioguía 4’1 adicionales.

El edificio es, en mi opinión, el más bonito de toda Sevilla; si bien, también creo que la audioguía (podía ser más interesante) debía estar incluida en el precio de la entrada. El resultado de pagar 12’6€ me parece excesivo, por decirlo suavemente.

El conjunto es, como he dicho, precioso. Mires donde mires es armonioso y recargado a la vez. El Patio de las Muñecas es una gozada a la vista, pero se queda corto cuando llegas al Patio de las Doncellas o al Salón de Embajadores o incluso al artesonado del salón Carlos V.




Mención aparte merece la sala de los Tapices. Ni en el Escorial creo recordar haber visto tapices de este tamaño y belleza; es lo que más me ha sorprendido.

Una pena que el tiempo no haya acompañado en la visita de los jardines, que aún faltándoles las germinaciones propias de la primavera, se les ve bien cuidados y frondosos. Un día que hiciera buen tiempo sería un crimen no detenerse a contemplarlos con un buen libro en la mano.

Como tenía tiempo al salir de los Reales Alcázares, he subido hacia el ayuntamiento y la plaza nueva, desviándome después hacia los baños turcos de la calle Aire. Ha sido una pequeña decepción enterarme que la tetería no abrían hasta las 15:30. Así que tendrá que ser otra vez, porque hoy no me da tiempo.



Me vuelvo hacia la zona del albergue para comer algo y recoger la mochila. El bar de siempre está repleto de gente, así que me he ido a otro de los muchos que hay (es una zona con varias facultades universitarias). He entrado en uno en el que me han hecho un descuento del 30% sobre factura por ser viernes días 25 de Enero. Sí, como suena. Cada día de Enero tienen un descuento entre el 5% y el 30%, indicado en un supercartel. Ya podían aprender en otras zonas para animar a la gente a salir con esta crisis.

Por cierto, además en la tele del bar retransmiten el campeonato de Europa de Patinaje Artístico sobre Hielo desde Zagreb. El mencionarlo es porque estoy en Sevilla de rebote. En teoría yo tenía que estar en la capital croata viendo el campeonato, pero por motivos de trabajo tuve que cambiar los planes (después de haber comprado las entradas para todas las sesiones). Pero como no pudo ser, pues cambié por completo de destino y ese es el motivo de que haya acabado en Andalucía viendo por la tele lo que tenía que estar viendo en directo.

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He cogido el AVE desde Sevilla como un niño con zapatos nuevos, emocionado. Ya sé que lleva veinte años, pero es que nunca había subido a uno. Es una pasada, sin matices. En cuarenta minutos nos hemos plantado en la estación de Córdoba Central (13,50€ en una oferta web con tres semanas de antelación).

En la propia estación del tren hay una oficina de turismo. A mí me ha antendido con una profesionalidad, que ya podían aprender otros, un tal Carlos. He aprovechado para reservar el viaje a Medina Azahara para mañana sábado a la tarde (15:00 y vuelta a las 18:30) por 7€.

El autobús nº 5 te acerca a la zona antigua de la ciudad. Si en Sevilla el albergue era de lujo, el de Córdoba es más pequeño, también con todo tipo de comodidades... pero vacío. Además está en plena judería, a tres minutos de la puerta de Almodovar, a dos del puente romano y a menos de dos de la mezquita. Vamos excepcional. La habitación es más pequeña que la de Sevilla (no me extraña) y es más antigua (insisto que está en un edificio histórico), pero es que sólo tiene dos camas (nada de literas) y cuenta con baño propio. Yo sigo alucinando la suerte que estoy teniendo. El precio, incluido el desayuno (ya contaré qué tal está), por 18 euros la noche.


He aprovechado, como siempre, la primera tarde-noche, para intentar orientarme en el mapa de la ciudad. He paseado por la judería, auténtico laberinto de callejuelas; por el puente romano; la torre de Calahorra; por supuesto, la mezquita.



Como el Museo de Bellas Artes no cierra hasta las 20:30 he aprovechado para estar una horita por allí. Es gratuito, muy pequeñito, pero igualmente atractivo. Es prácticamente una pinacoteca, centrada en los autores cordobeses desde el siglo XIV hasta nuestros días. Cuenta con media docena de cuadros de Julio Romero de Torres (algunos preciosos) y de su padre y director del museo, pintor que no conocía y tiene dos o tres obras expuestas deliciosas. A la gente que le guste el arte contemporáneo (no es de mi gusto) también tiene algunas "obras". Ahora bien, si para admirarlo tienes que entender frases como la que transcribo, pues normal que no me gusten: "Lo más original de la postura del Equipo 57 pudiera estribar en haber asentado su práctica en el horizonte del arte abstracto y el concepto del espacio, formulando una teoría sobre la interactividad del espacio plástico según la cual la interactividad es la continuación plástica de la continuidad dinámica en el espacio, por lo que la máxima interactividad se conseguía cuando los puntos de inflexión eran máximos, siendo el espacio más interactivo cuando contuviese mayor cantidad de ángulos regularizados e iguales."

Tanta palabrería para no decir nada. Un cuadro, una mirada como la siguiente no hace falta explicaciones ininteligibles:


Para cenar, como casi todo en la judería estaba cerrado o no me atraía, he salido a la zona limítrofe. He visto bastante movimiento en la zona de Avenida del aeropuerto y allí he entrado a la Caña d'España. Un descubrimiento. Con la caña te regalan una tapa caliente, dejándote elegir entre más de 30, algunas elaboradas. He tomado un marmitako de atún con noséqué (que estaba de rechupete) y un montadito de carrillera (que, además de grande, estaba también espectacular). Total 3€ (sí no me he equivocado, 3 y servido en mesa). Creo que ya sé dónde voy a comer y cenar mañana.

Bueno, mañana es un día intenso: Mezquita, recorrido por varios paseos y acabar en Medina-Azahara. Si todo sale como debe (y no me llueve) el domingo saldré para Baeza a la mañana (en caso contrario, iré a la tarde)

SÁBADO 26


la ruta del día (bueno, de la mañana, porque a la tarde voy a Medina Azahara) prevista sería algo así como lo siguiente:


Hoy tengo un día más que ajetreado en Córdoba: Por la mañana visita de la ciudad y por la tarde visita al conjunto arqueológico de Madinat Al-Zahra.

Todo empieza por madrugar, evidentemente. Para los 8:15 ya estoy desayunando en el muy buen buffet del albergue y para las 8:35 me planto en la puerta de entrada de la mezquita en un día que se ha levantado brumoso y fresco.


Han modificado el horario de acceso gratuito de la misma. Ahora se entra a las 8:30, pero como mucho hasta las 9:30; si entras más tarde has de pagar 8 euros. Además, la vacían antes de abrirla otra vez a la gente con entrada pagada. Para las 9:20 te “invitan” a abandonarla.

Es el edificio (civil o religioso) que más me ha gustado hasta el momento en todo el viaje. Decir que es espectacular no hace medida exacta de lo magnífica que es. Tiene una iluminación cuidada y tenue que ayuda a conferirle a la sucesión hacia el infinito de columnas perfectamente cuidadas algo casi místico. Deambular por las distintas naves es un gozo para todos los sentidos. Por supuesto, cuando llegas al Mirahb te sorprende su tamaño y detalle en la decoración, pero no tanto como el primer golpe de efecto al entrar en la mezquita.



La Catedral levantada en la mitad de la mezquita también es grandiosa. A pesar de lo aberrante del hecho de violar un edificio histórico tan maravilloso y único, hay que reconocer que es preciosa. A mí fundamentalmente me ha llamado la atención la sillería del coro, mucho mejor trabajada que la vista en la Catedral de Sevilla.

A las 9:20 nos han echado del interior apagando las luces primero e instándonos a abandonarla en el segundo siguiente. Así que he decidido continuar con el recorrido organizado, viendo además que, aunque hacía fresco, no tenía trazas de llover.


He paseado, esta vez de día, por la judería y sus callejuelas retorcidas como olivos. Es una experiencia sensacional, pasear sin apenas turistas por callejuelas estrechas, pero bien pavimentadas, con apenas coches esporádicamente, con sus casas blancas, todo tan bien cuidado y limpio: así da gusto. Además del recorrido clásico recomiendo alejarse un poquito a San Basilio, donde se puede ver uno de los patios más bonitos de la ciudad.


Por supuesto, también se puede acercar uno a la archiconocida plaza de las flores, que no desmerece, pero igual es un tanto más turístico. Tiene una perspectiva bonita de la torre de la mezquita.


He ido subiendo y alejándome de la judería, llegando en primer lugar a la plaza de las tendillas, rodeada de zonas comerciales (no centros comerciales) peatonales que no me han gustado mucho, pero de todo tiene que haber, claro. Sigo mi camino por la Iglesia de San Miguel, donde quería hacer una paradita en el bar “el pisto”, pero estaba cerrado.

Por lo tanto he seguido hacia el Norte, con parada obligada en la plaza Capuchinos para contemplar el Cristo de los Faroles, como dice la Guía Verde Michelín, en la soledad de la plaza “parece un paso de precesión abandonado”.



El punto más septentrional de mi recorrido ha sido la Torre de la malmuerta, muy bien conservada para ser tan antigua y sin una funcionalidad concreta.


Al lado se encuentra un edificio que me ha sorprendido, pues no estaba en el recorrido inicial: la diputación provincial. Este palacio situado detrás de la Plaza Colón tiene una fachada enorme (otra vez el problema del angular, por lo que he tenido que hacer la foto desde una esquina). Además, de lejos “da el pego” de ser una fachada imponente de mármol, cuando en verdad se trata del efecto buscado con la pintura. Eso sí, la portada (no toda la fachada) es de mármol blanco.



Tan bonito o más que el exterior es sin lugar a dudas su interior, donde destaca un patio precioso.


A partir de entonces ya he vuelto a bajar hacia el Guadalquivir siguiendo una especie de ruta de iglesias fernandinas. Así he pasado por la esbelta Iglesia de Santa Marina y el Palacio de los Marqueses de Viana (no he entrado; si fuera primavera hubiera pagado por ver los patios tan famosos que tiene). Al lado se encuentra la calle parras, donde la verdad, he sido incapaz de ver más de un patio cordobés. Me he alejado un poco (no lo tenía previsto) para acercarme a la Iglesia de San Rafael y la Iglesia de San Lorenzo. Todo un acierto. Ésta segunda, en la que se estaba congregando gente que iba a una boda, es la iglesia más bonita que he visto en Córdoba, y con diferencia.



He vuelto después a la ruta con el Palacio de Orive y la Iglesia de San Pablo. Ésta última estaba cerrada, pero me he colado. Es muy oscura (ya, ya sé que me he colado, pero podía entrar luz natural). Aunque no he podido observarla lo suficientemente bien, me ha parecido que tenía un artesonado bonito y una figura de una piedad preciosa.

También en la zona he encontrado un monumento al torero Manolete. Dos cosas me han llamado la atención, por una parte los personajes secundarios que me han parecido más propios de un realismo socialista de las repúblicas ex-soviéticas y, por otra parte, el parecido (tal vez sea solo sugestión) con la caracterización de Adrian Brody.



Al lado se encuentra el ayuntamiento de la ciudad y restos de un Templo Romano. A partir de este lugar ha aparecido de la nada una marabunta de gente. Al parecer, se celebra en Córdoba un mercado medieval que no es que estuviese concurrido, es que en la Plaza de la Corredera no entraba un alma. Hasta el punto que he tenido que desviarme para llegar a la Plaza del Potro, donde estaba la gente que no había podido entrar en la otra plaza; pues nada, otro rodeo. Ya de aquí me he vuelto a acercar al puente romano, la mezquita y el albergue, que está en medio, pues quería descansar unos minutos antes de comer.

La segunda parte del día la he dedicado a una visita a Medina Azahara. Ya la reservé ayer en la oficina de turismo. Te recoge un autobús que te lleva (15:00) y te trae (18:30). Se detiene en el parking habilitado en el museo, situado a dos kilómetros de los restos arqueológicos. Allí tienes un autobús lanzadera cada quince minutos aproximadamente. El precio de todos los transportes es de 7’13€ (sic) y te plantas en unos veinte minutos.

Una vez hemos llegado al parking del museo, se ha presentado Rafael, un guía oficial, para ofrecernos sus servicios por 6€. (En la oficina de turismo, la misma excursión en horario de mañana, la más demandada, tiene un coste de 20€; no me salen los números, pero es así). Evidentemente, he optado por la visita guiada.

Ha sido un acierto, pues además de resultar muy simpático y accesible, lo que se ven son ruinas y reconstrucciones (las menos), por lo que sin su contexto no me hubieran gustado. De hecho, más que la belleza de las ruinas (muy limitada), el aliciente de la excursión es su aspecto histórico. Aún reconociendo la distancia, esta ciudad de lujo efímera me ha recordado la ciudad que Akenaton y Nefertiti quisieron construir, todo un derroche de recursos, que apenas duró un suspiro.




Si se viene con el tiempo justo a Córdoba, no merece la pena dejar de ver la mezquita y la judería para ver los restos arqueológicos; pero si se tiene tiempo suficiente, resulta muy instructiva la excursión.

Ya de vuelta a Córdoba, una duchita rápida en el albergue y a la Caña de España (donde también he comido) a tomar unas tapitas (montadito de morcilla, patatas con salsa gaucha, costilla adobada a la barbacoa y choricito al vino… sí es que tenía hambre; bueno y que todo eso cuesta 5 euros, incluida una caña).

También he aprovechado para coger los billetes de autobús para Úbeda de mañana (11’5€) en la propia estación. Si los comprar por Internet (además de tener que imprimirlos, problema no menor), te cargan un 19% sobre el precio anterior (¡inaudito! Cosas de ALSA).


DOMINGO 27

Hoy toca decir adiós a Córdoba. Levantarse tarde (8:45), desayunar tranquilo (cada vez me gusta más el desayuno de los albergues inturjoven) y recoger la información necesaria para el alojamiento y actividades a realizar en Úbeda y en Granada.

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DOMINGO 27 ÚBEDA


El autobús que me llevará a Úbeda es uno de Alsa que hace el recorrido Sevilla-Valencia. En Córdoba, su primera parada, se ha vaciado y hemos ido cuatro personas en el autocar. Una pasada de autobús, súper-cómodo. Vamos, que los de vueling podían poner otro asiento entre dos. El trayecto, que ha hecho otras cuatro paradas previas ha durado 2h 40 minutos. No se me ha hecho largo, pues llevaba mi e-book (menudo invento).

De la estación al hostal que he reservado hay 1’5 km, unos veinte minutillos. El hostal se llama San Miguel y me salen 15€ la habitación individual, con baño compartido. Me ha dado la sensación, presente en todo el viaje, de que no hay turistas.

Me acabo de dar cuenta de que me he olvidado el carnet de albergüista en Córdoba. Un momento, a ver si lo arreglo. Bueno, pues ya está. En el albergue me han dicho que envían el carné directamente a mi casa y que mandan un escaneado al Interjoven de Torremolinos donde voy a alojarme los dos últimos días; hasta entonces me alojaré en hostales, que tengo ganas de estar con más gente mochilera y, sobre todo, hacer la compra en el mercado del pueblo y cocinar en el albergue.

En Úbeda está todo cerrado (es domingo por la tarde y se nota, sólo me he cruzado con tres turistas, que además me han preguntado cómo llegar a no sé dónde). A las 17:00 he reservado por Internet un recorrido guiado por la ciudad (más el de mañana por Baeza con la empresa Atlante). Me parece que una vez termine me iré al hostal a descansar.

A la espera de que se haga la hora de la visita, he ido a comer algo. He parado en una tasca llamada “El mirador”. Realmente bien y, además muy agradables. He pedido la clara de turno, un ochio de morcilla, un chorizo en aceite, carne con tomate, claro que a eso le han añadido motu propio unas aceitunas, unas patatas y unas albóndigas. Total, que me he puesto las botas (me parece que voy a tener que hacer más escapadas gastronómicas a Andalucía). Me han cobrado 4'20€

El nombre del bar es porque tiene vistas de miles de olivos como se muestra en la foto siguiente:


El cafecito me lo he tomado en el Parador, aprovechando así la conexión a internet gratuita.

A las 17:00 en punto me he acercado a Atlante para pagar y hacer el recorrido guiado por Úbeda. La primera sorpresa ha sido cuando me he enterado que la visita iba a ser de dedicación exclusiva, ¡sólo para mí! Adelanto que la visita no es que sea aconsejable, es que es imprescindible. El precio por separado es de 12€, 20€ si lo combinas con Baeza.

El tour empieza por la parte más espectacular, la Plaza Vázquez de Molina, que incluye varios edificios que le han proporcionado (junto a Baeza) el premio de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Así se encuentra en la zona la Sacra Capilla del Salvador. Si ya de por sí es bonita, la releche es el retablo, con aportación principal de Berruguete y la sacristía. Por último, también muy bonitas son las puertas situadas en el pórtico por el que no se sale (nosotros sí hemos salido, pero porque el de seguridad le dejaba hacer a mi guía).

También el Palacio del Dean Ortega se corresponde hoy en día con el Parador Nacional, en frente de la Capilla.

En la misma zona se encuentra el Palacio de las Cadenas y la Iglesia de Santa María de los Alcázares, que como gran parte de las Iglesias de Úbeda, no está abierta al público fuera del horario de misas (incomprensible).



Úbeda tiene un casco antiguo que se recorre con facilidad, pues es pequeñito. Por ejemplo, a menos de dos minutos andando tienes otros edificios como la Casa de los Salvajes, la Plaza del primero de mayo, donde destaca el edificio del antiguo ayuntamiento y la Iglesia de San Pablo.



Más alejado, hasta el punto de que habitualmente no está incluido en la visita guiada, está el Antiguo Hospital de Santiago. Si es bonito por fuera (y mucho) es tanto o más bonito por dentro, donde destaca el patio.


La visita que ha incluido muchos más edificios, cada uno con su historia y peculiaridad, ha durado casi dos horas y media súper-amenas.

La última hora de la visita ha empezado a refrescar a lo bestia. Como termina en el punto de origen, he aprovechado para merendar en El mirador. Lo primero que he hecho ha sido ir al baño… a meter las manos bajo el secamanos, pues no sentía los dedos. Un café con leche calentito y una tostada cojonuda (media barra de pan blanco) con dos mantequillas y mermelada por 1’80€. Ya he decidido que mañana voy a madrugar y desayunar allí también antes de coger el autobús a las 10:30 a Baeza.

Ya de vuelta a la posada, confirmo que estoy solo (hay unas 10 habitaciones). He ido a ducharme, pues mañana madrugo, y casi me lo he pensado dos veces, pues no salía muy caliente el agua y hacía una rasca que pela. Al menos estaba puesta la calefacción en mi cuarto.


LUNES 28 BAEZA

Para ir de Úbeda a Baeza hay bastantes autobues, según el momento del día, una media de uno a la hora. Como la visita guiada en Baeza la tenía reservada a las 11:00, pues he cogido el de las 10:30 en úbeda. Por ello me ha dado tiempo de volver por tercera vez a El mirador, donde he desayunado una tostada con café con leche (bueno estaba tan buena que le he pedido una segunda tostada, asi que me he comido la barra entera) y me he despedido del casco histórico de la ciudad.

A las 11:00 en punto me he presentado en la oficina de Atlante de Baeza. Esta vez no he hecho sólo la excursión, hemos sido tres. Sigo pensando que, a pesar del frío, es una gozada hacer turismo fuera de temporada.

He dejado la mochila en la lonja de la empresa turística (así me ahorraba la consigna de la estación de autobuses) y a empezar la tourneé que toca. La visita guiada dura casi dos horas, la guía menos dicharachera, más mecánica, que la de ayer.

Hemos empezado la visita por la llamada Plaza de los leones, que cuenta con las figuras escultóricas más antiguas de la ciudad, pues son de origen ibero (no los leones, sino dos caballos mutilados que están en la misma fuente). Por cierto, la figura de la fuente es la princesa ibera himilce, esposada con Aníbal Barca, el general cartaginés (aprovecho para recomendar la trilogía de Posteguillo). Al fondo, en la foto, se aprecia también la puerta de Jaen y el Arco de Villalar.


Enseguida hemos subido hacia la plaza de Santa María donde se ubica una fuente del siglo XVI entre el Seminario de San Felipe Neri y la Catedral. Se trata de una plaza patrimonio de la Humanidad declarada por la UNESCO (en su combinación con la plaza de Úbeda).



Igual que pasó ayer en úbeda, el precio de la visita guiada ya incluye las entradas a la Catedral y a la Iglesia (4 euros cada una). La Catedral de Baeza es bellísima. Destaca, además de su amplitud y altura, la luminosidad.


Al parecer lo más importante debe de ser lo que llaman el Custodio, una pieza de plata maciza realizada con una perfección casi sobrehumana. En la foto no se aprecia lo suficientemente bien, porque estaba detrás de un cristal.


También hemos pasdo por otros edificios renacentistas, pues son de la misma época y autor que los de Úbeda, destacando para mi gusto el llamado Palacio de Jabalquinto.


Si por fuera es asombroso, por dentro se sale


Ya fuera de la parte intramuros, también me ha parecido preciosa la fachada del ayuntamiento de Baeza, que aparece de manera parcial en la foto:


No me resisto a comentar lo que más me ha gustado, y que no ha estado incluido en la visita guiada. El paseo de las murallas o de Antonio Machado. Se trata de un mirador natural con una perspectiva de más de 180º. Espectacular es quedarse muy corto. He intentado hacer una panorámica juntando tres tomas, pero bueno, el resultado no le hace justicia.


Por cierto que Machado estuvo dando clases de francés durante siete años en Baeza. Le han esculpido una estatua muy chula:


He ido a comer a un bar que está en frente de la estación de autobuses. Me ha sacado una paella de verdura recién hechita en ese momento super-rica.

El autobús para Granada lo he cogido a las 14:40 (como siempre puntual) y ha llegado a su destino a las 17:00 (12€).

Bueno, lo de Granada de esta tarde, lo cuento mañana que son las 1:57 y quiero ir a la camita

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