China milenaria ✏️ Blogs de China15 días visitando los lugares mas representativos de China; Beijing, Xi'am, Guilim, Lonji, Yangshuo, Hangzhou, Suzhou, Tongli y Shanghai.Autor: Charucag Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (48 Votos) Índice del Diario: China milenaria
01: Itinerario, vuelos y hoteles.
02: Vuelos
03: Primera impresión de China y Hotel Courtyard
04: Ciudad Prohibida, Ópera de Beijing y Una Olla Estúpida
05: La gran Muralla y un gran cabreo. Un marido perdido y encontrado
06: Muchas visitas, una rodilla chascada y un guía que se queda sin propina
07: Adios Beijing. Buenas noches Xi'Am
08: Los Guerreros de Terracota y un festín de Dim Sun
09: Un zoco árabe en el corazón de China
10: La Terrazas de Arroz de Longji en palanquín.
11: Crucero por el rio Li, un paisaje de ensueño
12: Yangshuo: un hotel encantador y un poquito de aventura
13: Guilin
14: Hangzhou, Un día pasado por agua.
15: Hangzhou-Suzhou
16: Suzhou, la ciudad de los jardines y un poco de rock en vivo
17: Tongli, una ciudad de canales
18: Shanghai. Adios, China.
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Etapas 4 a 6, total 18
Día 28. Domingo. Programa: Visita de la Ciudad Prohibida con acceso a los museos.
Hoy hemos quedado con nuestro guía a las 9 de la mañana, así que tenemos tiempo de sobra para explorar a fondo nuestro hotel y hacer las fotos que nos apetezca y desayunar con tranquilidad y calma. El desayuno estupendo. Yo no me lo esperaba, habida cuenta que es un hotel de 3 estrellas y chino, pero me equivoqué. Vamos al comedor y nos encontramos con el resto de huéspedes, todos franceses y americanos. Ocupamos una mesa y nos acercamos al bufet: fruta fresca variada, ensaladas, salchichas, bacon, fiambre de pato, queso, pan, tostadas, mermelada, mantequilla, yogures, cereales, zumos, café, te y el cocinero en la cocina dispuesto a hacer los huevos al gusto del comensal. También hay “porridge” y fideos chinos. Llega nuestro guía y nos cuenta el programa: visita de la Ciudad Prohibida y por la tarde espectáculo de ópera en el hotel Qianmen Jianguo. La primera sorpresa del viaje . Cuando hablé con CITS les comenté que quería visitar la ópera de Beijing pero al final anulamos la actividad y no constaba en mi voucher; pero si me la ofrecen, pues la acepto era una de las visitas que quería realizar. Hoy, por fin, veo el Hutton de día. A estas horas de la mañana parece otro: poca gente y casi toda mayor y ricksaw que se ofrecen para darte un paseo. Esta vez el coche no ha entrado en la calle y hay que recorrer algunos metros para llegar hasta él. Y nos vamos, ¡por fin!, a visitar la Ciudad Prohibida. La Ciudad Prohibida. Cuando organicé el viaje me pareció que este lugar era el mas interesante del viaje y reservé todo un día para ello pues quería visitar también todos los museos que ofrece la ciudad. El chofer nos dejó en la Plaza de Tianmen, a la que dimos una somera ojeada y se acabó, no es un lugar que me interese de forma especial, y entramos en la Ciudad Prohibida. El guía saca los tickets y pasamos el control (aquí hay controles para todo). La entrada por la Puerta de Mediodía es impresionante con sus dos bastiones laterales coronados por torres de flecha que forman una enorme U. Una vez dentro el impacto visual es enorme: Un espacio inmenso, de dimensiones absolutas, atravesado por un río que, a su vez, lo cruzan 5 hermosos puentes, y, al fondo, una alta explanada con los típicos edificios chinos. Todo está lleno de chinos pero no importa, el espacio es tan enorme que acoge a todo este personal y no han ninguna sensación de agobio, sólo de sorpresa, de alucine. Como yo me había preparado muy bien esta visita conocía exactamente todo lo que estaba viendo y se lo fui contando a mi marido, haciendo de cicerone (nuestro guía nos dio algunas someras explicaciones, algunas erradas). Me encantó el Río de Oro con sus puentes mármol blanco y sus reflejos sobre el agua. De ahí pasamos a visitar los pabellones uno por uno y aquí empezaron las dificultades: No se puede acceder, hay que verlas desde fuera, apelotonándose todos turistas, chinos y extranjeros, en las puertas. Os podéis imaginar la escena: un tapón monumental. Pero yo ya estaba avisada por este foro y había realizado un montón de ejercicios preparatorios de codo , así conseguí llegar hasta el hueco correspondiente y obtener mi trofeo: la foto deseada. En todos los pabellones pasó lo mismo, así que no os aburro repitiendo lo mismo. Si queréis una información detallada sobre la Ciudad Prohibida he colgado un tip y podéis empaparos de información si os apetece. www.losviajeros.com/Tips.php?p=971 La Ciudad Prohibida. Después de visitar la parte más espectacular de este recinto llegamos al enorme laberinto de miles de pequeñas construcciones que conforman la zona privada (el conjunto tiene 9.999 pabellones) y que servían para el alojamiento del emperador, la emperatriz y sus 3500 concubinas. (agotadoras las noches del emperador, digo yo . Hasta me da pena el pobre ). En esta zona se conserva algo de mobiliario antiguo ( a mí me interesan mucho estas tonterías) pero nos volvemos a encontrar con la misma situación de apelotonamiento y, encima, todo para ver poco mobiliario y en un estado de conservación y mantenimiento bastante precario. Aquí os cuento que las concubinas del emperador estaban sometidas a una estricta jerarquía: había 9 consideradas principales y que tenían derecho a su propia vivienda independiente con su patio. Había otras catalogadas como de 2ª categoría y que compartían una vivienda compuesta por un recibidor común y dos salas a derecha e izquierda, una para cada concubina y que contaban con una zona de dormitorio y otra sala de estar. Todo ello en pabellones corridos. Aquí la visita se realiza a través de un cristal así que imaginaros la escena: miles de chinos y turistas pasando por allí, apretujando bien sus caras para poder ver algo, todo el cristal lleno de caras chafadas y manos que se apoyan sobre él. Las filas de atrás pretendiendo hacer una foto imposible, levantando sus ipod o sus cámaras. Y a todo esto, aquí una frágil y delicada señora entrada en edad y carnes pretendiendo pasar a primera fila y conseguir otro trofeo. Pues aunque no os lo creáis, a pesar de mi fragilidad , lo conseguí Utilizando muchas de estos pabellones auxiliares se ha ubicado los museos del palacio de los que yo esperaba mucho y me han decepcionado bastante. Pocas obras y demasiados chinos. Aquí si que era imposible acercarse a ellas, aunque utilizases codos o cualquier otro elemento disuasorio. Solo quedaba esperar con paciencia a que el grupo de estudiantes o de jubilados se fuera y correr y ponerte tu antes de que llegase el siguiente. Vamos una maratón y yo, la verdad, ya no estoy para esos trotes. . Así que empleé poco tiempo en visitarlos, así que la visita duro mucho menos de lo esperado, en un poco más de tres horas habíamos visitado toda la zona con los museos incluidos. En un principio, pensando en que emplearíamos el día completo en visitar el recinto le dijimos al guía que podíamos comer en la cafetería de la Ciudad Prohibida. Pero como tardamos tan poco le dijimos que mejor comer fuera (no me gustó nada, nada), pero él que no, que no tenían contratada la comida en otro sitio y nos lleva al restaurante que hay dentro de la Ciudad Prohibida. Infame, comida rápida para chinos, vamos de esos fideos asquerosos que toman ellos y se acabó. No se lo que costó porque estaba incluido pero sospecho que el guía se embolsó la diferencia. Primera jugada de este guía que nos haría varias más a lo largo de nuestra estancia en Beijing. Como acabamos pronto volvemos pronto también al hotel, pasando previamente por el banco para cambiar moneda y empleamos la friolera de hora y media en el trámite. De todas formas nos quedan más de 3 horas hasta que vengan a recogernos para ir a la ópera. Así que hablamos con recepción y pedimos un masajista para un rato después. Perfecto, podemos ducharnos y todavía nos da tiempo a echar una pequeña siesta y descansar antes de que llegue. El masajista es un señor ya maduro que viene con su titulación bajo el brazo y nos da un masaje a uno y luego al otro que nos deja nuevos a los dos. Mientras Jose recibe su masaje yo aprovecho para conectarme a Internet y mandar mensajes a la familia y descargar las fotos y hasta puedo entrar en el foro. A las 6 en punto, como un reloj, estamos en recepción y allí nos espera nuestro guía que nos lleva al hotel Qianmen Jianguo en donde va a ser la representación. Este hotel es uno de los que ofrece CITS en sus programas, no está mal, un gran hotel impersonal pero que tiene un concierto con la ópera de Beijing y aquí se ofrecen espectáculos para turistas. La ópera de Beijing La ópera de Beijing está clasificada como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Esta ópera es muy distinta a la occidental. La mayor diferencia radica en la música, aquí solo tienen dos melodías por lo que el peso de la obra radica en la percusión así que, al oído poco entrenado, le puede parece ruido y no música. La segunda gran diferencia estriba en que no participan mujeres por lo que los papeles femeninos son representados por hombres debidamente caracterizados y que cantan en falsete para imitar la voz femenina. La tercera es el movimiento de los actores: el simple movimiento de andar es para ellos un movimiento elaborado, más propio de un bailarín o acróbata que de un cantante. La cuarta es que los personajes son 4 y todos ellos van pintados según el color de su personaje. Por último la duración de las óperas puede ser de más de 8 horas por lo que no es posible para un turista ver una de ellas. Nos habían reservado unas entradas en mesa, sin cena pero con aperitivos, varias guarradas de esas de cacahuete y demás (de las que picas y picas a lo largo del espectáculo), con bebida incluida que se servía en unas teteras alucinantes, con un pitorro de más de 1 metro. El espectáculo me encantó. Mientras llega la hora de su comienzo y se van sentando los espectadores en el escenario hay una señorita tocando en el Guzheng música tradicional china y a su lado uno de los actores se va caracterizando, pintando su rostro y vistiendo sus ropajes. Primero hubo una escena muy divertida de un noble que llega a una posada y algo le hace desconfiar del posadero por lo que se acuesta con la espada a mano. A media noche se presenta el posadero con aviesas intenciones pero nuestro héroe está prevenido y se establece una pelea a espada a oscuras. Realmente digno de ver como representan esta situación, con espadazos a ciegas, los dos contendientes casi juntos pero las espadas pasan junto a ellos sin que lleguen a tocarse, etc. Y todo con movimientos que parecen un baile, con una elegancia absoluta que recuerda a los gatos. Y saltos acrobáticos alucinantes que nos dan una idea de la preparación tan completa que tienen los actores de la ópera de Beijing. A todo esto con la orquesta subiendo y bajando el tono según lo requiriera la emoción del momento. Luego hubo otra escena de la diosa de la primavera que recibe el encargo de Sakiamuni de llenar de flores el mundo. Preciosa y delicada escena con el actor portando largas mangas con los colores del arco iris para representar la lluvia de flores. Y otra escena en la que un general recibe la noticia de que han sido vencidas sus tropas y tiene que huir, pero tiene a su concubina preferida con él y no se atreve a ponerla en peligro. Ella le dice que huya y al final acaba suicidándose para conseguir que él se salve. A la salida compramos varios CD de música tradicional y un DVD de ópera que me había encargado mi hermana y regresamos al hotel dispuestos a cenar allí, que ya nos habíamos informado de que servían cenas. Una olla estúpida Servían cenas, sí, pero no se nos ocurrió preguntar cuando cerraban , las 9 de la noche nos pareció, incluso, una hora temprana, pero no, allí empiezan a cenar a las 7 de la tarde y a las 9 estaba la cocina cerrada. Así que aquí nos veis hambrientos y sin cena. ¿qué hacer? Pues lo lógico y natural, salir a nuestro muy concurrido hutong y buscar donde cenar. Pero mi maridito no come en cualquier sitio y todos los puestos callejeros le parecían “sospechosos” y ¡ale!: Patada va, patada viene, hutong para arriba, hutong para abajo y que no encuentra un lugar de su gusto. Por fín decide entrar en un restaurante chino que habíamos visto en nuestra anterior pasada, entramos y nos gustó un montón: patio interior con su estanque y todo, decoración en madera y farolillos rojos, vamos una preciosidad. Y nada, como nos gusta nos quedamos. Entonces viene lo más difícil del asunto: Allí nadie habla inglés y por signos no son capaces de entendernos . Yo digo que de allí no me muevo, tengo hambre y estoy cansada, así que me da igual y me quedo. Pasamos y nos sentamos y procedemos a pedir. Pedir sí, pero ¿qué? . Nos traen la carta y es una única hoja con 4 ollas de hierro en la parte delantera y una enorme lista de productos en la parte de atrás, la lista está en inglés así que Jose puede leer qué hay: pescados diversos, mariscos variados, cordero, cerdo, pollo, ternera, todo tipo de vegetales, una larga e interminable lista. Yo sospecho que la comida consiste en cocinar nosotros mismos el alimento que pidamos en esa olla, así que decidimos pedir dos ollas, una para Jose y otra para mí, la mía de pollito que es suave y yo tengo problemas de estómago. Y nada, eso hacemos. Y ellos que, QUE NO y QUE NO. Nosotros que no entendemos, ellos tampoco . Al final llega una chica con una ipod, Jose le explica que el idioma es “español” y ella pone algo en traductor de google y le da al botón traducir, resultado: ESTA OLLA ES ESTUPIDA. Alucina, vecina . Nos quedamos con unos ojos como platos y volvemos a la discusión, al final aceptan traer dos ollas estúpidas , una para Jose y otra para mí. Y por fin traen las dos ollas. Y aquí estamos dispuestos a comernos mi pollito y su ternera. Y viene el camarero con una bandeja llena de fuentes que pone sobre la mesa, y vuelve el mismo camarero con otra bandeja llena de fuentes que vuelve aponer sobre la mesa y así hasta 3 veces. Mira, no veas el ataque de risa que nos dio . La enorme y larga lista no era para elegir, era todo, TODO Y TODO. Con razón no nos entendían los chinos, estaban alucinados con que pidiéramos dos ollas . Bueno aquí nos tenéis con una montaña de comida por engullir, cual pantagrueles modernos: ostras, navajas, almejas, langostinos, gambas, salmón, bacalao, atún, cordero, cerdo, pollo, ternera, maíz, cebolla, patata, col, puerro, calabacín, berenjena, nabo, y eso solo lo conocido que desconocido había otra larga lista . Atacamos con decisión y valentía al enemigo (yo procuré comer suavecito, que tengo mal el estómago) y Jose lo probó todo, pero hay que reconocer que perdimos la enconada batalla por 1 a 3, solo pudimos acabar con una tercera parte del condumio . A la hora de pagar volvimos a tener problemas pues nos dijeron que si aceptaban VISA pero a la hora de la verdad era la visa china y tuvimos que pagar con todos nuestros yuanes, menos mal que habíamos cambiado por la mañana porque costó la friolera de 40 euros, al cambio. Bueno y ahora, bien comidos y abrevados a dormir, que es hora y estamos cansado. Me despierto a media noche pues, al parecer algo se pelea dentro de mi estómago buscando el camino de salida. Afortunadamente lo encuentra y consigo librarme del enemigo. Al final esta batalla la he perdido total y absolutamente, vamos que me han derrotado sin remedio, lo poco que comí salió por el mismo sitio por donde entró . Toda la noche en vilo hasta las 6 de la mañana que parece que ya no queda nada dentro y consigo conciliar el sueño. Os resuelvo el misterio de la olla estúpida. Al día siguiente, al hablarlo con el guía nos dice que sí, que conoce el restaurante, lo que comimos se llama OLLA MONGOLA. Así que google tradujo mongola por estúpida. Etapas 4 a 6, total 18
Programa: Visita a la Gran Muralla, sector Mutianyu con subida por el teleférico y bajada por el tobogán. Visita del Palacio de Verano. Lunes 29 de abril.
Hoy nos levantamos antes, a las 8 de la mañana hemos quedado con nuestro guía y yo no desayuno, después de la nochecita no estoy para bromas. Puntualmente encontramos a nuestro guía en recepción y partimos hacia nuestro destino. Por el camino el guía nos comenta que visitaremos primero el Palacio de Verano porque como es día feriado cierran a las 4 y en Mutianyu cierran a las 7 de la tarde. A mí me parece una buena razón y quedamos en cambiar el orden de la visita. Lo primero que encontramos es un enorme atasco para salir de Beijing, no es que el tráfico estuviese parado sino que iba lento, lento de narices. Así que tuvimos tiempo de disfrutar de la conducción propia de Beijing y de encomendarnos a todos los santos conocidos, desconocidos y hasta al mismísimo diablo. Por fin conseguimos, milagrosamente, llegar con vida al Palacio de Verano. Palacio de Verano Como siempre esperamos unos minutos hasta que vuelve el guía con las entradas y aprovechamos para hacer algunas fotos del lugar. Una vez aquí iniciamos el recorrido a través de la maravillosa galería techada que conduce hasta el barco de mármol. Esta galería está llena pinturas realizadas por los mejores artistas del momento y la decoración en cloisonné. Nuestro guía pretendía que recorriéramos el camino por fuera alegando que dentro de la galería había mucha gente. Yo le dije que él fuera por donde quisiera que yo me iría por dentro porque las pinturas me habían maravillado. Bueno, y aquí estoy parándome delante de cada pintura, mirando al techo, a la derecha y a la izquierda para no perderme ninguna. Al mismo tiempo que me estruja y me empuja una enorme multitud de chinos que van por el mismo camino . Lo peor son los grupos que van como elefante por cacharrería. Así llegamos a una plaza muy bonita en la que parece que la galería se acaba. A un lado hay un arco ornamental y al otro una subida hacia algún lado. Me despisto un poco porque no se qué hacer y me he separado de mi marido que iba delante de mí y el guía no está. Pero como tengo ojos que funcionan, veo que la galería sigue un poco más adelante y hacia allá me dirijo. Por fin aparece el guía que decide continuar el camino conmigo por dentro de la galería. Me pregunta por Jose y le respondo que va delante. Y así continuo, máquina en ristre haciendo fotos a los diferentes cuadros. La hago fotos a las peonías y a los paisajes a las escenas domésticas y a las administrativas a los viajeros y a los guerreros Y, cada vez que la galería hace un quiebro (no olvidemos que los espíritus no pueden doblar esquinas), colocan en el techo una cúpula maravillosamente decorada Y a todo esto mi marido sin aparecer :roll:. Bueno, como yo voy despacio no me preocupo, digo yo que nos estará esperando al final de la galería . Pero no, cuando llegamos al final lo buscamos por todos lados y no aparece. Soponcio al canto, porque, además, no lleva móvil así que no hay forma de llamarle. El guía decide volver a la entrada para ver si lo encuentra y yo me quedo haciendo más fotos que estoy con ciática y no es cuestión de andar a lo tonto. Nada, que no lo encuentra. ¡Ale “pallá” otra vez! Esta vez yo voy por dentro de la galería y el guía por fuera, pero nada, no está, parece que se lo haya tragado la tierra. 40 minutos dando vueltas de aquí para allá y este hombre sin aparecer. El guía tenía demudada la color, yo estaba más tranquila y le decía: pregunta a la policía, que seguro que él se ha dirigido a ellos, pero él no quería, yo creo que perder un cliente es una falta grave y seguro que le echan la bronca. ¡Por fin recibe el guía una llamada telefónica! Han encontrado al extraviado. Se encuentra en aquella primera plaza, en la zona de venta de tickets. Cuando llegamos nos cuenta su odisea: le pasó lo mismo que a mí, al llegar a ese punto no supo a donde seguir y se paró a esperarnos, pero no nos vimos por la enorme aglomeración de gente. Esperó y esperó y por fin se convenció de que estaba perdido. Pero no podía llamar porque no tenía móvil, así que se dirigió a la policía que lo envió al quiosco de los tickets quienes localizaron a un australiano que amablemente se prestó a ayudar. Pero el asunto era más complicado, no solo no tenía móvil, es que se había dejado el número del guía en el hotel. Menos mal que consiguieron localizar el teléfono del hotel y allí entraron en nuestra habitación y encontraron el teléfono. Por cierto que el guía tuvo que firmar un papel por la recepción del “objeto perdido”. Así que ya estamos, de nuevo, todos juntos: el objeto perdido, el guía y yo. Otra vez a recorrer la galería (y ya van tres y con ciática). Llegamos hasta el barco de mármol y nos lo encontramos en restauración , así que no podemos verlo. Tampoco podemos realizar el viaje hasta la otra parte del parque porque hay mucho aire y las aguas están revueltas y no sale el barco. Así que damos una vueltecita para ver algunos paisajes muy bonitos Y un puente de mármol y aquí termina nuestra estancia en el Palacio de Verano. El cloisonné Volvemos al coche y retomamos el camino hacia la Gran Muralla. El guía nos pregunta que si queremos ver una fábrica de cloisonné y a mí me parece bien. Me gusta mucho la artesanía y me gusta ver como se hace y conocer la técnica, así que les digo que sí, que paremos, sobre todo porque la visita son 30 minutos y yo necesito un servicio. Me resultó muy interesante esta visita. La técnica se aplica sobre cobre. Primero se dibuja el motivo y luego se perfila con hilo de cobre que se adhiere con un pegamento especial. Después se aplica el color y son las artesanas las que deciden qué color dan, de forma que cada producto es único. Una vez aplicado el color se hornea para endurecer la pintura y adherirla pero, con este proceso el color se desvirtúa y se queda muy apagado. Se vuelve a repetir el proceso, hasta 7 veces, para conseguir un color vivo y rellenar los huecos con la pintura y que esta llegue al nivel del hilo de cobre. Ahora se lija todo hasta conseguir igualar las superficies y se termina con lija al agua para conseguir una superficie pulimentada. Por último se aplica una capa de esmalte y se vuelve a hornear. Y ya tenemos un producto eterno, inoxidable, que no se deteriora con el paso del tiempo, de vivo y color y gran calidad. La Gran Muralla, sector Mutianyu. Y un gran cabreo. Comimos por el camino no recuerdo donde y llegamos a la Gran Muralla después de otro viaje de infarto. Son las 15,30 de la tarde y las instalaciones están abiertas hasta las 19 horas, así que tenemos 3 horas y media, que no está mal. El guía va a por los tickets, tanto los del telesilla como los del tobogán y vuelve y nos cuenta que como es día feriado tanto el telesilla como el tobogán dejan de funcionar a las 17 horas. Yo alucino . Mira que les avisé y les volví a avisar de que eran días feriados, que lo tuvieran en cuenta para organizar los viajes de forma adecuada y me encuentro con que solo dispongo de hora y media para ver la muralla . Me dan como solución que suba en el telesilla y baje en el tobogán, vuelva a subir en el telesilla y luego me baje andando, una hora a pié cuesta abajo. Y yo con ciática, Imposible. Así que con gran cabreo por nuestra parte decidimos visitar la gran muralla en solo hora y media. Aprovechamos bien el poco tiempo que tenemos y recorremos la muralla y varios de las torres que se encuentran a lo largo de la misma Nos subimos por todas las escaleras que encontramos para fisgar por todos lados Y hasta nos colamos por donde pone prohibido el paso para poder ver la muralla desde abajo Y nos presentamos raspando la hora en la cola del tobogán, que no es demasiada y bajamos por él. Es una experiencia muy divertida que recomiendo realizar. Se baja montado en una especie de trineo de plástico provisto de una palanca que sirve de freno para evitar que se embale con la pendiente. De tanto en tanto hay empleados que te gritan si vas demasiado deprisa o te paran si vas demasiado junto al de delante. Como hemos tenido que regresar antes de tiempo pues estamos a las 8 de la tarde en el hotel y aprovechamos para cenar en el restaurante, comida occidental y suavecita que tengo que cuidar mi estómago, y luego decidimos irnos a conocer el lago Qing Hai y las torres del Tambor y de la Campana y ver con calma la calle Nanluogu Xiang. Al salir de nuestro hotel nos damos de bruces con el mogollón nocturno de nuestra calle. Esta vez la recorremos con calma y entramos en las diferentes tiendas, compramos unas galletas y un poco de queso por si nos vuelve a pasar que no podemos cenar, entro en una tienda de seda con unas camisetas preciosas y me compro una por unos 350 yuanes. Y caminamos en dirección a las torres. Al salir de nuestra calle entramos en otra mucho más ancha y que está, igualmente, tomada por los vendedores callejeros: manteros que venden calcetines, gafas de sol, fundas para el móvil, puestos de comida, bisutería, …. Algunos manteros están muy modernizados y tienen la tienda en el maletero del coche: levantan el portón y ya está montado el tenderete. Y por todos lados yogures chinos con pajita, algunos llenos pero la mayor parte vacíos, los comen y al suelo, a adornar las aceras. Me asombra la suciedad que reina por doquier, pero lo más alucinante es que uno ha puesto su manta al lado de un montón de basura, tiene sitio un poco más allá, pero ha elegido este lugar, no parece molestarle ni al mantero ni a los clientes. Por fin llegamos a las torres del Tambor y de la Campana, que a Jose le hacía mucha ilusión visitarlas. A su alrededor otro huton pequeño como el nuestro pero mucho más tranquilo: alguna tienda de ropa, algún bar. Desde aquí y, como está al lado, cruzamos la calle y nos adentramos en la zona del lago Qing Hai. Precioso de noche. Y otro lugar lleno de vida, con un montón de restaurantes todos ellos con su terraza. Un ambiente más elegante que el de nuestra calle, con restaurantes de verdad y para un público con un poco más de edad. Y un montón de riksaw que a esa hora tardía deambula por allí en busca del último cliente. Me ha encantado este paseo. La prueba palpable de que China está inmersa en el capitalismo más absoluto. Y se puede pasear por calles desiertas sin ningún tipo de temor a ser atracado ni nada parecido. Y ahora sí, ahora ya nos vamos a dormir que el día ha sido muy intenso. Etapas 4 a 6, total 18
Programa: Visita del Templo del Cielo, Templo Yongshe de Lamas, Museo Nacional y Casa de Te de Lao Tse. Itinerario realizado: Mansión del Príncipe Gong, Hutones, Templo Yangshe, Templo del Cielo, descanso en la habitación y Casa de Te. Día 30 martes.
Este era el programa previsto inicialmente para el día de hoy pero nuestro guía nos cuenta que el Museo Nacional cierra a las 16 horas, por lo que no será posible visitarlo esta tarde (otra chafada de los días feriados y que la agencia no ha previsto ), así que propone cambiar el itinerario visitando hoy la Mansión del Príncipe Gong y el tour a los hutongs y dejando el Museo Nacional para mañana. Hutong Nuestra primera visita es la Mansión del Príncipe Gong que se encuentra en el Hutong Qing Hai, al lado de nuestro hotel. De todas formas nos llevan en el coche y lo primero que hacemos es el recorrido por hutong en riksaw. Me llama la atención el follón que hay para cogerlo, una enorme fila de motocarros con todos los cocheros uniformados, igualitos. Bueno, aquí está nuestro vehículo. Subimos, nos asentamos y ¡en marcha!, con nuestro guía en el vehículo que nos precede, todos en procesión. Cuando digo en procesión es tal cual porque todos los ricksaw hacen el mismo recorrido y la final vamos todos en fila india. Se recorren algunas calles de este enorme hutong totalmente renovado con las casas rehabilitadas y con calles amplias y limpias, nada que ver con los hutones normales de otras zonas. Es un recorrido agradable y divertido y ya está. En un momento dado se hace un alto para visitar una vivienda del hutong, esta vivienda en particular también alquila habitaciones para turistas extranjeros a un precio módico (aunque no nos dicen cuánto es módico). Algunas habitaciones están abiertas y podemos ver un dormitorio. Después proseguimos el camino hasta llegar a la calle más cercana al parque de Quiang Hai, una calle muy comercial con su arco de entrada y muchas tiendas. Aquí nos bajamos y paseamos por esta calle y podemos entrar en las tiendas y comprar algo o simplemente fisgar. La verdad es que me dan ganas de comprar seda pero me dice el guía que mejor en Suzhou, que es de mejor calidad y a mejor precio, así que no lo hago y me espero. Para terminar nos acercamos hasta el cercano lago artificial de Qiang Hai y podemos verle de día que también merece la pena. Después nos dirigimos a la Mansión del Príncipe Gong, nuestra siguiente etapa- Mansión del Príncipe Gong Esta mansión se construyó a principios del siglo XVIII por un alto funcionario y favorito del emperador de ese momento quien levantó un verdadero palacio emulando el propio palacio imperial. Tan solo 5 años más tarde el funcionario perdió literalmente la cabeza por corrupto (¿os suena de algo? Solo que aquí no les cortan la cabeza) y la mansión fue embargada y cedida al príncipe Gong, hermano del emperador. Se levanta sobre un solar de alrededor de 60.000 m2. y la superficie edificada alcanza los 28.000 m2. Por lo que los jardines suponen más de la mitad de la superficie total de la mansión. La visita nos ofrece la oportunidad de ver cómo vivían los grandes nobles en la época feudal pues la conservación es muy buena y se pueden admirar las habitaciones y el mobiliario, así como los jardines. Esta visita nos permitirá ver las características constructivas de las edificaciones chinas (ya os puse un enlace en la etapa 2) pues sigue estrictamente todas las reglas pero, al no ser una vivienda dedicada al emperador, podremos observar que los tejados ya no son amarillos, el número de figurillas de las esquinas de los tejados no llegan a 9 como tampoco hay 9 huecos entre columnas en los pabellones, etc. Como siempre paramos en la entrada para coger los tickets y hacemos las primeras fotos del lugar que ofrecen grandes pabellones con el tejado de cerámica de color verde y los techos ricamente decorados con cloisonné. En el interior se guardan muchos muebles antiguos en mejor estado de conservación que los de la Ciudad Prohibida. Y también podemos admirar el altar familiar con una bella imagen de buda y sus correspondientes ofrendas. Pero lo más bonito de todo el conjunto son sus jardines. Sin llegar al esplendor de los jardines del sur, este nos ofrece desde una montaña artificial hasta un lago Pasando por una galería corrida y techada toda ella decorada con bellas pinturas que nos recuerdan a la del Palacio de Verano. Naturalmente esta galería está construida en zig-zag para evitar el paso de los malos espíritus. Templo Yonghe de Lamas Nuestra siguiente visita fue a este famoso templo pequinés, el de mayor tamaño de todos los dedicados al culto tibetano fuera del propio Tibet y al que se accede por un hermoso arco ornamental. Originalmente fue el domicilio de Yong Zheng quién luego se convirtió en emperador y donó su residencia a los monjes. Su construcción data de mediados del siglo XVIII y ofrece todas las características de la arquitectura china tradicional en sus diferentes pabellones. Aquí volvemos a encontrar el colora amarillo en los tejados pues no hay que olvidar que fue residencia del emperador. De la gran cantidad de pabellones los más importantes son el Pabellón Fálun Dían, que alberga una estatua del fundador de la secta del “Sombrero Amarillo”, nombre que recibe el budismo tibetano. Esta secta fue fundada por Tsong Kappa a mediados del siglo XIV y en este pabellón podemos admirar una estatua en bronce de gran belleza y enorme sonrisa. Pero el mayor tesoro de este templo se esconde en el pabellón Wangfu, una estatua del buda Maitreya de 18metros de altura y esculpida en una única pieza de madera de sándalo. El templo guarda, además, una variada colección de estatuas y otros pabellones interesantes pero sería demasiado larga su enumeración en este diario. Lo que sí voy a comentar es que este es un templo vivo, un templo ocupado por una pujante comunidad de monjes y al que se dirigen los fieles para hacer ofrendas a buda en cualquiera de sus diferentes formas y rogar por lo que consideren apropiado. Por último tengo que confesaros que he cometido un pecadillo, bueno en realidad dos, los dos del mismo tipo, así que, a lo mejor , solo es uno. Y es que he robado las fotos. Sí, tengo que confesarlo y darle la palabra adecuada: robado. Y, además, con premeditación y alevosía , pues vigilé con mucho cuidado que se hubiera ido el monje que cuidaba las instalaciones, me aseguré de que nuestro guía no mirase (encima era un fanático de lo que está permitico), me escondí detrás de una columna y disparé. Sí, sí, disparé, lo habéis oído bien. Y me traje mis trofeos: las dos fotografías de Tsong Kappa y del Maitreya que habéis podido admirar más arriba. Así que también vosotros sois cómplices del robo pues disfrutáis de sus frutos . Y ahora os cuento de los alrededores de este templo. Como en todos los templos budistas, en su exterior se sitúan mendigos de todo tipo que piden limosna a los fieles que se acercan al templo. Me llamaron especialmente la atención los ciegos pues ellos tocan el “erhu”, uno de los instrumentos musicales tradicionales chinos, una especie de violín con una caja cilíndrica y pequeña y un mástil muy largo. Los he visto en varias ciudades y todos tocaban el mismo instrumento. Toda la calle de enfrente de la entrada está llena de tiendas que venden incienso, velas, tiras de colores, imágenes de buda y toda la demás parafernalia apropiada. Y detrás se encuentra un hutong del que desconozco el nombre pero que ofrece todo el aspecto de ser “auténtico”. Desde aquí nos fuimos a comer a los sitios que considera CITS apropiados para sus clientes. Ya os contaré en la próxima etapa, que esta es ya demasiado larga. Templo del Cielo Después de comer vamos a visitar el Templo del Cielo. Este famoso templo es en realidad una gran mentira pues de templo no tiene nada ni nunca lo tuvo. En realidad era el lugar en donde el emperador, el Hijo del Cielo, acudía para rezar y pedir por las buenas cosechas para sus súbditos. El espacio es en realidad un enorme parque muy concurrido al que acuden los pequineses para su asueto y para realizar todo tipo de actividades. Como curiosidad contaros que hay en el parque cerca de 4000 cipreses de los cuales algunos cuentas con más de 800 años de antigüedad. Me llamó la atención que hay una larga galería techada que es utilizada por los jubilados para jugar a las cartas, utilizando su barandilla como asiento y como mesa, pero también pueden usarla para poner mesas portátiles y jugar a juegos de sociedad. Y otros, mucho más poéticos utilizan este espacio para deleitarnos a todos con una suave música que alegra el ánimo y relaja el ambiente. Por cierto que este curioso instrumento de viento recibe el nombre de Sheng Por fin llegamos al edificio más famoso del parque: La Sala de las Rogativas para las Buenas Cosechas, con un sol de justicia y un calor de órdago. Hay que reconocer que la estructura es impresionante, con su tripe terraza de mármol blanco. Este edificio posee la curiosidad de tener la base cuadrada pues representa a la tierra y el techo redondo pues representa al cielo. Desgraciadamente no se puede visitar su interior pues los salvajes y descerebrados turistas de todos los países, incluidos chinos y de habla hispana , se han dedicado a grabar “aquí estuve yo” en sus columnas de madera y las autoridades han cerrado el recinto al público . Hay que señalar que el edificio está hecho totalmente en madera y que no se ha usado ni un solo clavo para su construcción. Data de 1420 pero fue destruido por un rayo a mediados del siglo XIX y vuelto a levantar en un solo año con la misma técnica y siguiendo escrupulosamente el diseño anterior. Y después de esto terminamos nuestra visita de hoy y nos vamos al hotel a descansar, tomar una ducha y prepararnos para la siguiente actividad: La Casa de Te de Lao Tse. Y una rodilla chascada Vinieron a recogernos muy pronto, a las 6 de la tarde para hacer nuestra siguiente visita en la que yo tenía puestas muchas expectativas pues la recomendaban en la planet y me fío de esta guía. El espectáculo empezaba a las 7 de la tarde pero fuimos pronto para poder visitar por nuestra cuenta la calle de Quianmen. Por el camino nos dijeron que cuando terminara el espectáculo tendríamos que volver en taxi pues el coche no podía parar por la zona y no nos podía esperar. A mí, en principio, no me pareció mal arreglo porque así podríamos pasear a nuestro aire. Nos dieron 50 yuanes para pagar el taxi (cuesta normalmente entre 25 a 30) y el guía nos explicó donde estaba la parada de taxis para volver. También nos contaron que, habitualmente, el espectáculo es con cena incluida pero que, como hoy es día feriado, pues dan dos pases del espectáculo y no dan cena . En el camino metí la pata en un agujero de la acera y me dio un tirón que me quedé sin respiración, pensé que me había roto algo , pero pude apoyar el pie de nuevo y, aunque me dolía, seguir andando. Lo primero que hicimos fue darnos una vuelta por la calle Qianmen, una calle antigua completamente restaurada y con sus locales comerciales llenos de tiendas de renombre, como Zara y otras del mismo estilo. Es una calle con muchísima animación, sobre todo chinos, pero también turistas. La paseamos arriba y abajo y nos gustó mucho pero nos fijamos en que había unas calles transversales que parecían conducir hacia otro tipo de calles. Así que decidimos explorar el territorio y ver qué había por allí. Esta calle me gustó mucho más. Muy china, llena de restaurantes para chinos y anuncios y tiendas y hoteles y hasta esculturas. Luego nos dijo el guía que por la noche se llena de puestos de venta de comida, entre ellos también vendes saltamontes y otros bichos. Decidimos volver de noche para verla iluminada y cenar aquí al terminar el espectáculo. Y como somos gente muy formal y seria estábamos allí a las 7 en punto, hora que decía la entrada que empezaba el espectáculo. Sí, sí, qué te lo has creído. A esa hora se levantó el telón pero, como los chinos se conocen muy bien, pusieron una peli sobre la historia de esta casa de té y la repitieron pues el público empezó a llegar a eso de las 7,15 con gran ruido y aspavientos, sin ninguna consideración ni con los espectadores ni con el espectáculo. Al final empezaron con la función sobre las 19,30 y terminó todo a las 21 horas, un total de hora y media de espectáculo. Nos sirvieron te y algunos aperitivos tanto dulces como salados mientras empezaba el espectáculo. Empezaron con una señorita haciendo la ceremonia del té y siguieron con una cantante que llevaba en la boca unas velas y cantaba sin que se apagaran, una canción muy marcial, acompañada por una orquesta de instrumentos tradicionales. Hubo dos espectáculos cómicos muy chinos: una pareja que imitaba sonidos de la naturaleza y también de un tren y otros parecidos y otra pareja que uno cantaba y el otro hacía playback. Nos explicaron que es una tradición china que se inició cuando un cantante que tenía que actuar ante la emperatriz se quedó sin voz y encontró como solución salir él al escenario pero el que cantaba era su hermano. La emperatriz se dio cuenta del truco pero le pareció que merecía un premio y no un castigo así que aplaudió a los hermanos y les concedió honores, y desde entonces es tradición esta actuación. Ambas actuaciones me dejaron un tanto fría. Después hubo un equilibrista que manejaba unas macetas enormes con las que hacía equilibrios sobre la cabeza ¡qué dura debía de tenerla! (la cabeza, mal pensados ) Y también un espectáculo muy curioso de dos hombres manejando la tetera esa de pitorro larguísimo, muy bonito y muy difícil. Hacían verdaderas contorsiones y echaban el té de espaldas, boca abajo, de las formas más inverosímiles y siempre acertaban. Y una escena de la ópera de Sichuan en la que los actores se cambian de máscara delante de todos sin que haya forma de ver como lo hacen. Muy llamativo. Y lo mejor de todo: una escena de la ópera de Beijing. En esta escena el Rey Mono llega hasta el palacio donde se va a celebrar un banquete al que no ha sido invitado. Así que se come los manjares preparados y se lleva el resto en un saco. Cuando el rey se da cuenta del robo ordena a sus soldados que persiga al Rey Mono y lo detengan, pero el Rey Mono no sólo es hábil robando sino también peleando, así que se enfrenta a ellos y los vence. Lo que más me gustó de todo el espectáculo. Todo esto representado mediante un verdadero baile en donde los actores saltan, se contorsionan y hacer verdaderas acrobacias. Por cierto que el actor que representa al Rey Mono tiene más de 70 años. Y se acabó. Ahora toca volver a la calle Qianmen y pasear por ella de noche. Pero mi rodilla hizo “crac” y no me molestó mientras estaba sentada pero en cuanto que me puse en pié empezó a dolerme y decidimos volver a la habitación y dejarla descansar. Un guía que se queda sin propina. Bueno y aquí llegó lo peor de toda nuestra estancia en Beijing. NO HABIA TAXIS . Os lo juro, aunque no me creais, no había ninguno libre. Pasaban pocos pero todos ocupados. Hartos de esperar Jose, que tiene muy buen sentido de la orientación, echó a andar en dirección al hotel, decía que estaba justo al final de la cerca de la Ciudad Prohibida (3 km, algo más) y que podíamos ir yendo hacia allí y coger un taxi de camino. Pero nada de nada. Ya nos había contado el guía el día antes que en días feriados descansan casi el 75% de los taxis y yo me acordé de ello en ese momento . Anduvimos y anduvimos y ni un taxi pero lo peor es que habían colocado vallas alrededor de la zona porque estaban preparando la movida del 1 de mayo y no podías acceder a la calzada. También estaban cortados los pasos subterráneos porque lo que querían era cerrar a los peatones la zona. Así que anda que te anda sin poder encontrar taxi y sin poder cruzar la calle. Y yo con la rodilla que me ardía y me daba unos pinchazos que me llegaban hasta el tobillo. Y este hijo de p.. del guía que nos ha dejado aquí tirados sabiendo (o al menos debería saberlo) que no había taxi y que la zona estaría acordonada . Otra vez a volver hacia donde habíamos salido, a ver si allí no estaba acordonado y encontrábamos un taxi. ¡Por fin vemos un taxi que se para a dejar un cliente! Jose corre y se cuela dentro y yo llego un poco más tarde (que voy coja). El taxista dice “uan handri” . Y que si quieres arroz, Catalina, o pagas los 100 yuanes o no se pone en marcha y ahí te quedas, turista. Jose pretende ponerse a discutir pero a mí me duele la pierna, estoy cansada y hambrienta y le digo, mira, paga y váyamonos al hotel y descansamos. Este guía se queda sin propina y con esto recuperamos los 50 yuanes que hemos pagado de más. Y así termina este día que podía haber sido tan bonito. Por cierto que hoy cenamos los quesos del avión junto a sus tostadas y pan de multicereales y alguna otra cosilla que habíamos comprado en las tiendas de la calle de al lado del hotel. Etapas 4 a 6, total 18
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