Islandia 2012 ✏️ Blogs de Islandiaviaje de 10 días dando la vuelta a Islandia!Autor: Gordalico Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.3 (4 Votos) Índice del Diario: Islandia 2012
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Etapas 4 a 6, total 12
Después de pasar la mejor noche sin duda, gracias a la ayuda del colchón "LoMonaco" y de unos edredones nórdicos muy gustosos, nos enfrentamos a uno de los mejores días de las vacaciones. Después de un grandioso desayuno (10 tipos de mermeladas, zumos, huevos pasados por agua, fruta...), la idea era irnos directamente a las playas del sur, pero gracias a la Lonely Planet, descubrimos un río de agua caliente en un paraje precioso.
Para encontrarlo hay que dirigirse al oeste de Selfoss, hasta Hveragerði, abandonar la carretera 1 y atravesar dicha localidad con el coche hasta llegar a un camino sin asfaltar que tienes que coger antes de cruzar el río. Finalmente se sigue ese camino durante unos 2 kilómetros, hasta llegar al aparcamiento e inicio de la ruta. No esta muy señalizado, así que no dudéis en preguntar. El camino hasta llegar a las pozas en el río es muy bonito: un prado verde, montes y valles, salpicados de fumarolas y calderas de barro hirviendo (y su olor a huevo podrido). Sólo hay que seguir las estacas amarillas y en 1 hora te verás recompensado por un baño en un río a unos 37 grados. Después de comer rico pollo islandés en el Kentucky Fried Chicken de Selfoss, nos dirigimos al alojamiento que teníamos para esa noche, el albergue HI de Skógar, junto a la cascada Skógarfoss. Poco antes de llegar, paramos en Seljalandsfoss, otra cascada situada junto a la carretera, que permite dar la vuelta por detrás de la cascada. Y ya por la tarde-noche, después de dejar las cosas en el albergue (había que aparecer por allí antes de las 8 de la tarde), visitamos las negras playas del sur. Primero fuimos a Vik, pequeño pueblo con cierto encanto y con una playa de finísima arena. A continuación retrocedimos en dirección al albergue hasta la playa de Reynishverfi, realmente espectacular ya que tiene unas curiosas columnas de basalto. Y además, ¡vimos a los famosos frailecillos volar por encima de nuestras cabezas desde el acantilado y tirarse al mar a coger pececillos! Ya de "noche" (nunca acaba de ser de noche) regresamos al albergue de Skógar. Teníamos 2 habitaciones de 2 (con literas) y una de 3. El albergue tiene cocina, así que aprovechamos para cenar allí unos macarrones con una especie de carne de cordero picada con forma de morcilla que compramos en el Bonus. Muy ricos. Antes de ir a la cama aprovechamos para acercarnos a la cascada "Skógarfoss" a 1 minuto del albergue. Un lujo. Alojamiento: Hihostels - albergue Skógar Precio: 24€ por persona noche. Tiene habitaciones dobles/triples, y cocina. Junto a Skógarfoss. Todo correcto. La recepción cierra a las 20:00 así que avisar antes si vais tarde. Etapas 4 a 6, total 12
Nos levantamos y, después de desayunar en la cocina del albergue unos bizcochillos que habíamos comprado, fuimos a ver la cascada "Skógarfoss", esta vez de día. Es muy bonita, como una cortina de agua. Además puedes subir un montón de escaleras para llegar arriba, y ver el río que produce la cascada.
Después del paseo matutino, nos dirigimos directamente al en cruce de la carretera 1 con la pista F985, donde habíamos quedado con los organizadores de la actividad de las motos de nieve. El trayecto en coche era bastante largo (unos 300 km) y para colmo tuvimos bastante lluvia (aunque hay que decir que ¡¡¡fue la única vez en todo el viaje que nos llovió!!!). Íbamos tan apurados que hicimos tan sólo una parada en una zona que nos sorprendió mucho: eran kilómetros y kilómetros de paisaje de rocas volcánicas completamente cubiertas de líquenes, en los que se te hundía el pie 10 cm. Motos de nieve La excursión la habíamos reservado desde España, en la página web: www.glacierjeeps.is/?s=tours. Como decía antes, habíamos quedado a las 14:00 en un aparcamiento situado justo en el cruce con la F985 y allí estaba esperándonos un gran vikingo de 2 metros de altura y 100kg de peso, con su megatodoterreno con capacidad para 14 personas, para subirnos hasta el glaciar. Comimos a todo correr unos sándwiches de jamón y nos montamos en el todoterreno. Subimos con bastante niebla, por lo que no pudimos disfrutar mucho de la vistas; pero a la bajada comprobamos que eran expectaculares: lagos, ríos, el mar de fondo, y una inmensa mole de hielo glaciar que nos conducía hasta el corazón del mismo. El todoterreno nos dejó en un refugio (con su bar-restaurante), en donde nos prestaron todo el material necesario: mono de cuerpo entero, botas katiuskas, guantes y casco. Os recomendaría llevar gafas de sol, que es lo único que no te dejan. Se paga allí mismo y, como no, se puede hacer con tarjeta. Después de una breve explicación de como funcionan -es bastante sencillo, aunque algún conductor inexperto y torpón se salió del camino marcado-, dimos un paseíto de 1 hora. Vas de 2 en 2 (nosotros éramos impares, así que Anita fue sola) y en fila, pero se puede coger bastante velocidad (40km/h). La verdad es que es muy divertido, y todos nos quedamos con ganas de más. Sirve para darte cuenta de lo inmenso que es el glaciar y para conocerlo un poco más, ya que el monitor (que tuvo mucho éxito entre el público femenino/gay) nos contó algunas cosas sobre el mismo, a parte de hacer promoción de la cerveza local, hecha con agua del glaciar. Para las 17:00 ya estábamos de vuelta en nuestra furgoneta, así que nos fuimos en busca de nuestro siguiente alojamiento, Lambhus, una granja que cuenta con una zona de acampada y varias cabañas de madera. Está situada en una gran pradera, con un laguito lleno de patos, en la que te puedes encontrar gallinas y vacas. Al fondo, se pueden contemplar 3 impresionantes lenguas del glaciar, lo que lo hizo, probablemente, el sitio más extraordinario en el que dormimos. Teníamos reservada una cabaña de madera para 6 pero el hombre muy amablemente nos puso un colchón extra. Como aún era pronto, nos fuimos a visitar Höfn. En un principio nuestra idea era buscar alojamiento aquí, pero ya no quedaba nada cuando miramos. La verdad es que es uno de los pueblos más monos que vimos (lo cual tampoco dice mucho de él: Islandia no destaca por la belleza de sus pueblos). Al menos tiene forma de pueblo y está rodeado de agua por todas partes. Eso sí, hacía un viento helador. Aún así, nos sentamos en una mesita de merendero al lado del mar a tomar unas Vikings. Muy a gusto. Volvimos a nuestra cabañita de madera e hicimos la cena (sopa y ensalada de garbanzos), en la pequeña pero completa cocina que tenía. Después de la cena echamos una partida al Dixit, un juego que recomiendo a todo el mundo y nos fuimos a dormir. Alojamiento: Lambhús Precio: unos 17€/persona Valoración: Cabaña de madera (hay para 4 o 6 personas), pequeñita pero muy acogedora, con cocina y baño privado. El emplazamiento es extraordinario con vistas directas a las lenguas del glaciar. Muy, pero que muy recomendable Etapas 4 a 6, total 12
Tras una noche en un paraje incomparable, con las lenguas del glaciar de fondo, desayunamos tranquilamente en nuestra pequeña cabaña de madera. Todos dormimos muy bien, excepto David y Marta, a los que los muelles del sofá-cama se les clavaban en la espalda.
Nuestro primer plan del día nos obligó a retroceder unos kilómetros en nuestra ruta, para poder visitar Jökulsárión, el lago de los icebergs, por donde habíamos pasado a toda prisa el día anterior. Fue uno de los lugares en los que más gente vimos durante nuestro viaje. Es imposible saltárselo, ya que al lado de la carretera 1 se ve un parking con muchísimos coches. El ticket de los barcos anfibio nos costó unos 15€ a cada uno y sale cada 20 minutos, así que tampoco tuvimos que esperar mucho. No obstante, la corta espera se hace amena al lado de un lago con cientos de icebergs, unos chiquitos que flotan hacia el mar, y otros más grandes que parecen inmóviles. El viaje por el lago lo haces en un barco-anfibio. Tú te montas en tierra y con sus gigantes ruedas se mete en el agua. El paseo dura 30 minutos aproximadamente. Una guía te explica en inglés todos los secretos del lago, en el que desemboca la lengua de un glaciar desprendiendo trozos de hielo. El agua de los icebergs debe de ser purísima, y para demostrarlo “pescaron” un pequeño trozo de hielo, lo rompieron en pedacitos y nos lo dieron a probar a todos. La verdad es que no sabía a nada pero, como nos dijo la simpática guía, posiblemnet sea lo más viejo que comamos en nuestra vida: hielo formado hace unos cien años. Para mí este lugar es imprescindible y el paseo en barco es una buena manera de conocerlo mejor. Estos grandes trozos de hielo flotantes, van a parar al mar, que se encuentra allí mismo, por lo que fuimos a ver la playa en la que se acumulan estos icebergs. Es preciosa. El contraste de la arena negra con estos pedazos de hielo blanco (o transparente) parece de fantasía. Además, allí vimos a 2 foquitas en el agua (focos solteros, para ser exactos, según nos había advertido la guía del barco), que se interesaban tanto por los turistas como nosotros por ellas. Una gran mañana, a pesar del frío. De aquí fuimos a comer a Hofn. Ya era un poquito tarde, así que después de 2 intentonas, encontramos sitio para comer en un restaurante nuevo: Pakkhus. Después de tanto sándwich, pasta y comida rápida, era el primer día que nos sentábamos a comer algo rico. La entrada al restaurante es algo peculiar: parece un establo con sillones, pero tiene su gracia. Pero arriba es todo de madera, muy acogedor. Estuvimos casi solos. Todos pedimos pescado para comer y la verdad es que estaba buenísimo. El precio de cada plato rondaba las 2.300 coronas (pesetas). Por otro lado, los adictos al WhatsApp aprovecharon para conectarse al aburrido mundo exterior. Con el estómago lleno emprendimos el viaje hacia el norte por la costa este, llena de fiordos, que decidimos evitar lo máximo posible ya que el camino era largo y por lo que leímos en la guía tampoco había nada imprescindible. Eso sí, paramos a estirar las piernas y a lanzar unas cuantas piedras al fiordo, para desentumecer los músculos. Aquí la ring road, deja de estar asfaltada durante un pequeño tramo “montañoso” para convertirse en un camino. La niebla cerrada, las ovejas en medio del camino y el precipio a uno de los lados, hacían más "emocionante" la conducción... pero al fin llegamos sin mayores complicaciones a Egilsstaðir. Ya era un poco tarde y no teníamos muy seguro donde estaba el alojamiento (unas cabañas en un camping que supuestamente debíamos de habernos encontrado antes de llegar a la ciudad), así que preguntamos a un policía islandés que encontramos en un Subway. Éste no conocía el sitio, asi que le mostramos el teléfono del camping y amablemente llamó por teléfono, después de lo cual nos dijo que estábamos equivocados y que el alojamiento se encontraba en Egilsstaðir, pero no en el que estábamos sino otro a 40 minutos de distancia. Así que sin perder el tiempo fuimos hacia allá. Primero la ring road, luego un camino de tierra, luego un caminito pequeño que se metía en un valle, luego un camino lleno de piedras... y al fin llegamos a una casa situada a las puertas del fin del mundo. Llamamos a la puerta y una amable señora nos dijo en inglés que, como sospechábamos ¡¡¡allí no era!!! No nos quedó más remedio que llamar por teléfono al alojamiento y nos dijeron: primero, como llegar al camping, que estaba al lado de Egilsstaðir, el Egilsstaðir del que el policia nos había mandado muuuuyyy lejos; y segundo, que allí no había llamado nadie preguntando como llegar. ¿A quién coño llamó el policía? ¿A su madre para decirle que no iba a cenar a casa? Mentando a la susodicha madre de nuestro querido policía y ya de noche (todo lo de noche que se hace en Islandia a primeros de agosto), llegamos por fin a nuestro camping. Teníamos una habitación de 4 y una cabaña de 4, que la verdad es que estaban muy bien. Así que, después de cenar un surtido de ibéricos todos juntos en la cabaña y brindar en honor de la policía islandesa, nos fuimos a nuestra cama con sus fundas nórdicas mulliditas. Alojamiento: Stora Sandfell rooms and cottages Precio: Unos 22 € por persona Caracteristicas: Se trata de unas cabañas en un camping. El sitio es bastante bonito entre árboles (algo raro en Islandia). Tiene cabañas sueltas y luego habitaciones en bungalows. Todas cuentan con forros nórdicos y te dejan bolsitas de té, un bote de café soluble y un calentador de agua. Además la cabaña cuenta con cocina (pero no con baño privado). RECOMENDABLE Etapas 4 a 6, total 12
📊 Estadísticas de Diario ⭐ 4.3 (4 Votos)
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