Capítulo 4 - Phnom Penh y el genocidio de los jemeres rojos ✏️ Diarios de Viajes de CamboyaLa primera visita a Phnom Penh fue rápida pero intensa. Al final de nuestro viaje volvimos a pasar unos días por allí, pero esta vez solo estuvimos uno y… nos cundió. Nos dio tiempo de ver los tres sitios que no nos podíamos perder, las visitas...Diario: Camboya, más allá de los Templos de Angkor⭐ Puntos: 5 (56 Votos) Etapas: 24 Localización: CamboyaLa primera visita a Phnom Penh fue rápida pero intensa. Al final de nuestro viaje volvimos a pasar unos días por allí, pero esta vez solo estuvimos uno y… nos cundió. Nos dio tiempo de ver los tres sitios que no nos podíamos perder, las visitas obligadas: * Tuol Sleng, el museo de los crímenes genocidas, conocido también durante el régimen de Pol Pot como el S-21 * Los campos de exterminio de Choeung Ek * El Palacio Real y la Pagoda de plata Algunos conductores ya llevaban carteles con los nombres colgados en un papel dentro del tuk-tuk por si algún turista despistado tenía alguna duda de lo que no podía dejar de ver. Entrada a Tuol Sleng Nada más levantarnos cogimos el equipaje y nos dirigimos hacia la Tat Guesthouse, más asequible a nuestro bolsillo por tan solo 7 dólares la noche. El único problema es que estaba más alejado de la zona fluvial y para movernos necesitaríamos un vehículo. Se trata de una guesthouse muy acogedora con pocas habitaciones y una terracita cubierta. Allí tienen una estantería llena de libros y guías y las paredes rebosantes de fotos y carteles en los que se puede leer “bienvenidos” en muchos idiomas hecho por los huespedes que van pasando por allí. Nosotros no tuvimos que hacerlo porque ya estaba en castellano y en catalán. Tengo muy buen recuerdo de la mujer que nos atendió, muy simpática e interesada en lo que queríamos ver y hacer. Nos preparó el desayuno y nos explicó como llegar al Tuol Sleng a pie. Salimos con la idea de ir andando hasta el museo, con la explicación de la señora no parecía que quedara muy lejos, pero no tardó en perseguirnos un tuk-tuk, el mismo que mientras desayunábamos en la terraza nos esperaba desde la calle y hacía señas para que fuésemos con él. Nos dijo que si íbamos con él todo el día nos llevaba ahora gratis y como sabíamos que luego íbamos a necesitar uno le dijimos que sí. Con nuestro tuk-tuk por Phnom Penh Y menos mal, porque si hubiésemos tenido que cruzar la avenida andando no hubiésemos llegado. Y es que las calles de Camboya son un caos, las señales de tráfico escasas y además inexistentes a los ojos de los conductores y cada uno va literalmente “como le da la gana”. No es raro ver motos que van por el carril contrario, tuk-tuks que hacen un cambio de dirección en medio de una avenida, cualquier vehículo que sean capaces de imaginar y construir circulando y llegar a un cruce ya es todo un espectáculo. La única norma al llegar a una intersección es disminuir la velocidad; y ahí los ves a todos acercándose unos a otros y abriéndose paso como pueden, buscando huecos por los que meterse. Sobrevivir al caos tiene su mérito. En pocos minutos llegamos a Tuol Sleng, y el conductor nos dijo que nos esperaría en un par de horas en la esquina de la calle. Empezamos por este sitio porque realmente tenía muchísimas ganas de verlo. Había leído alguna cosa sobre la historia de este lugar y estar allí dentro fue como me había imaginado, una visita escalofriante. No seré yo la que dé una lección de historia a los lectores, no sabría ni aunque quisiera, pero no puedo escribir sobre el museo sin primero intentar explicar qué es lo que sucedió allí durante el régimen de los jemeres rojos. Y la verdad, no tiene desperdicio. Museo del genocidio La historia de este museo va ligada a lo que sucedió en Camboya durante los cuatro años que gobernaron los jemeres rojos. Fue en abril de 1975 cuando estos guerrilleros llegaron al poder de la mano de Pol Pot una vez finalizada la guerra de Vietnam. Entonces se produjo la caída de Phnom Penh y a su vez la del dictador Lon Nol, quien gobernaba el país después de un golpe de estado al gobierno del príncipe Norodom Sihanouk en 1970. Los jemeres rojos formaron la Kampuchea Democrática y tuvieron a favor a una parte de los campesinos incómodos con Lon Nol que había dado su apoyo a Vietnam del sur y a EEUU, el mismo que había estado bombardeando su país. Los jemeres rojos tenían una ideología ultra izquierdista que pretendía implantar el comunismo y convertir a Camboya en un país de campesinos con una política totalmente agraria en la que no existieran ciudades, destruyendo cualquier indicio de cultura urbana. Para ello desalojaron la ciudad trasladando a la gente al campo donde hacían trabajos forzados sin recibir apenas alimentos para sobrevivir. Pero las ciudades no eran lo único que se disolvió: las familias fueron separadas, los matrimonios rotos, los hijos separados de sus padres… Edificio en Tuol Sleng Durante los cuatro años que duró el régimen se cometieron todo tipo de delitos contra la humanidad, la gente desaparecía, era asesinada, moría de inanición y de enfermedades, etc, hasta el punto que se llegó a exterminar a la cuarta parte de la población camboyana. Monjes budistas, gente con carrera o el más mínimo rastro de intelectualidad era motivo de asesinato; la paranoia de buscar al enemigo en todas partes llegó al tal extremo que llevar gafas o hablar inglés podían ser razón para sospechar. Dentro de las miles de barbaridades perpetradas, el S-21 dirigido por Duch es una de las más conocidas. Un instituto que fue convertido en prisión durante el régimen comunista donde se aniquilaron a miles de personas después de ser torturadas consiguiendo que confesaran cualquier cosa. Creado el 1980 por los vietnamitas, que liberaron a los camboyanos del régimen de los jemeres rojos en 1979 y como prueba de las atrocidades acometidas, la prisión secreta se ha convertido en un museo abierto a todo el público, a todo aquel que tenga estómago para entrar y ver lo que nosotros pudimos ver. El Tuol Sleng está formado por tres edificios alrededor de un jardín central en el que se pueden ver las tumbas de los últimos asesinados y un cartel con una serie de normas estúpidas que debían seguir los reclusos: debes contestar según mis preguntas, debes contestar rápidamente sin tiempo de reflexionar, no hagas el imbécil porque eres tú quien se opone a la revolución, prohibido gritar mientras te dan latigazos o descargas eléctricas, espera mis órdenes y si no hay órdenes no hagas nada, etc, etc. Y como no, si no obedeces estas normas recibirás muchos latigazos y descargas eléctricas, si solo desobedeces una diez latigazos o cinco descargas, eso si, no los puedes contar. Y para que voy a seguir… Entrada de una de las salas de tortura Sabiendo esto de antemano uno ya entra a este sitio con el corazón en un puño, y no sale mejor. Pagamos la entrada (2$) y empezamos el recorrido por el edificio de la izquierda. En él vimos una serie de habitaciones en las que torturaban a los presos y en las que conservaban aun las camas de hierro donde ataban a la gente y les daban descargas eléctricas. También se pueden ver todo tipo de instrumentos de tortura con los que conseguían someterlos a un martirio tal que cualquiera confesaba hasta la cosa más absurda e improbable. Cama en sala de tortura Y en las paredes colgados cuadros donde se representaban las escenas mas horrorosas. Cuadro mostrando las barbaridades Caminando por los pasillos del edificio revivías la pesadilla y la sensación era espeluznante. Pasillo entre salas de tortura La cara de la gente que salía del edificio central sugería que este tampoco debía tener desperdicio. Y así era. En éste se encontraba lo que habían sido las celdas de prisioneros, construidas con ladrillos y de un tamaño justo para una persona, sin apenas sitio lo que hacía imaginar que con tal falta de espacio e higiene el hedor debería ser intenso y desagradable durante aquella época. Celdas para los prisioneros En una de las plantas se habían puesto unos murales hechos con las fotos de toda la gente que había pasado por allí. Gente de todas las edades, niños y ancianos a los que se les retrató y ahora podíamos ver sus caras. Además, no conformándose solo con cometer sus barbaridades, los guardias las fotografiaban y había allí algunas fotos tan impactantes como gente sin cara, literalmente arrancada y gente muerta o inconsciente después de haber sido torturada. Una perversidad de la que tan solo sobrevivieron 7 personas y según algunas fuentes cinco niños de las casi 15000 que pasaron por allí. Retratos de gente torturada y asesinada Entre otras muchas imágenes estremecedoras en otra de las plantas había fotos de los principales culpables de tal calamidad. Pol pot, que así es como se hacía llamar Saloth Sar, el “hermano numero uno” y líder de los jemeres rojos aparece junto a otros responsables del genocidio en varias fotos. Increíble que hoy en día sigan esperando ser juzgados por un tribunal, salvo el líder que ya se libró de la sentencia en 1998 cuando murió, según se dijo, de una insuficiencia cardíaca. Estuvimos un buen rato haciendo fotos y grabando hasta que se hizo la hora que habíamos quedado con el conductor y a la salida del instituto me acechó un hombre con la cara totalmente desfigurada pidiendo limosna. Después de lo que habíamos visto aun nos quedaban por ver los campos de exterminio… Índice del Diario: Camboya, más allá de los Templos de Angkor
01: Capítulo 1 - Viaje a Camboya
02: Capítulo 2 - Camino a Bangkok
03: Capítulo 3 - Bienvenidos al reino de Camboya
04: Capítulo 4 - Phnom Penh y el genocidio de los jemeres rojos
05: Capítulo 5 - Los campos de exterminio de Choeung Ek y el palacio real
06: Capítulo 6 - Kompong Cham, entrando en la Camboya más profunda
07: Capítulo 7 - Kratie, más Mekong y los delfines Irrawaddy
08: Capítulo 8 - Excursión en bicicleta por Koh Trong
09: Capítulo 9 – Camino a Siem Reap y las tarántulas fritas
10: Capítulo 10 – Primer día en los templos de Angkor
11: Capítulo 11 – Grandes paseos por los templos de Angkor
12: Capítulo 12 – De la jungla a la república de los monos
13: Capítulo 13 – La playa de Serendipity
14: Capítulo 14 - La playa de Otres
15: Capítulo 15 - Kampot
16: Capítulo 16- El Parque Nacional de Bokor y la fantasmagórica Estación de Montaña
17: Capítulo 17 - Escapada en moto por los alrededores de Kampot
18: Capítulo 18 - Despedida de Kampot y vuelta a Phnom Penh
19: Capítulo 19 - Paseando por Phnom Penh
20: Capítulo 20 - Visita al centro escolar de la ONG “Por la sonrisa de un niño”
21: Capítulo 21 – Les paillotes y las casas del vertedero de Phnom Penh
22: Capítulo 22 - Adiós Camboya
23: Capítulo 23 - La noche de Bangkok
24: Capítulo 24 - Bangkok express
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