Tras 4 horas de vuelo, llegamos de madrugada a Keflavic, 2 horas mas tarde de lo previsto, el vuelo de Iceland express venia tarde. Llegamos al hostal de Reykjavic hacia las 4 de la mañana hora local, ya estaba amaneciendo.
Cansados, nos metimos a la cama casi sin quitarnos la ropa. ¡Mañana seria otro día!
Aunque amaneció nublado, teníamos ganas de dar nuestro primer paseo por tierras Islandesas. Para empezar nos tomamos una buena ducha caliente, el cual olía a azufre, primer signo de que ¡este país es diferente! Un buen atracón como desayuno, con yogurt-es, quesos y mermeladas del país riquísimas y nos dirigimos hacia la zona de la Perla ataviados con forro polar y chubasquero.
Por el camino visitamos la nueva catedral de Reykjavic, llamada Hallgrimskirkja. Parece mentira que aunque parezca tan moderna, fuera construido en el año 1945. El arquitecto se inspiro en las columnas basálticas tan típicas de este país, una belleza de la arquitectura. En frente de el, la estatua de Leifur Eiriksson, hijo de Eric el Rojo, el cual llego a las costas de Canadá hacia el año 1000, antes de Cristóbal Colon. La vista desde arriba es preciosa.
Después, visitamos la zona de la Perla, una enorme cúpula ubicada en una colina, al lado de 5 enormes tanques donde se almacena el agua caliente que abastece la ciudad. Esta zona queda un poco alejada del centro de la ciudad (en el mapa no sale), aunque se llega dando un pequeño paseo de 30 minutos aproximadamente desde la catedral, o con el autobus 18, pedir informacion en el centro de visitantes, encontrareis 3 en el centro de la ciudad. En el edificio principal, hay una terraza en lo alto donde hay una panorámica muy bonita de la ciudad. En sus alrededores hay una fumarola artificial que vierte agua cada 5 minutos más o menos. ¡Es artificial pero hace ilusión!
Bajando por un camino señalizado hacia el río, se llega a una playa termal de arena amarilla, traída de fuera por supuesto, porque todas las playas de Islandia son negras. En esta playa, hay un par de piscinas gratuitas de agua caliente marina y una un poco mas fría conectada al mar. Si no llevas bañador o toalla, puedes alquilarlo en el bar. Estuvimos a remojo un buen rato, que dura es la vida del turista!!! Después de ducharnos, que también son gratuitos, nos dirigimos hacia el centro de la ciudad.
Era la hora de comer y decidimos probar gastronomía Islandesa. Las nubes se estaban abriendo e incluso salía el sol, se nos hizo agradable la caminata hasta el centro. Habíamos oído hablar de un bar llamado Saegreifinn en la zona del puerto, donde servían un menú que incluya sopa de marisco y una brocheta de lo que tu eligieras (carne, pescado, vegetal). Como no, la mayoría tomamos una brocheta de carne de ballena! Aunque la verdad es que me dio un poco de pena, no tendré muchas mas oportunidades de probarlo, así que, tripas corazón! La brocheta valía unas 1500 coronas la de ballena, si mal no recuerdo. Hubo diferencia de opiniones, para mi tenia una textura a carne de vaca, pero con un toque a hígado. Para mi gusto estaba bueno, me lo comí enterito, a pesar de los cubiertos de plástico! El café o el te, te lo sirves tu mismo de unos termos que están al lado de la entrada, entra dentro del precio. El bar era peculiar, una especie de chiringuito con terraza, pero con mucho encanto.
Con el estomago bastante lleno nos dirigimos a la plaza mas antigua de la ciudad, donde esta el parlamento y la iglesia mas antigua del país. Tras las oportunas fotos, nos recorrimos las calles cercanas a dicha plaza y nos acercamos a la calle comercial del centro, Laugavegur, donde están todas las tiendas y muchos bares.
Para acabar con la ruta turística visitamos la casa Hodfi y la barca del sol que se encuentran en el paseo que bordea el mar. Una escultura preciosa esta ultima!
Para acabar el día y retirarnos al hostel a cenar, y como habíamos comido “poco”, fuimos a un bar llamado Prikid de la calle Laugavegur a tomarnos una cerveza, Viking por supuesto y unos pedazos de tarta de chocolate y zanahoria especialidad de la casa, que buenos!!!