Durante la semana estuvimos pendientes del tiempo que nos haría en Bérgamo y en Milán, visitamos diariamente varias páginas de información meteorológica, las previsiones a medida que se acercaba el día de vuelo no podían ser peores, noche del viernes- mañana del sábado, lluvia fuerte, temporale; media tarde, lluvia forte,; tarde noche, pioggia (lluvia) debile.
En fin, hasta ahora habíamos tenido mucha suerte en nuestros viajes a ciudades europeas, incluso viajando en invierno, Dublín, Bruselas, Oporto, Marsella, Roma, París, Londres... pero de esta no nos íbamos a librar.
Llegamos a las 08,00 h. con más de diez minutos de adelanto, estamos encantados con Ryanair, a esta compañía la amas o la odias, nosotros estamos entre los primeros.
Cumpliéndose los presagios, Bérgamo nos da la bienvenida con una tromba de agua. El aeropuerto de Orio al Serio, es pequeño y a esas horas está muy activo.
Nuestro plan de viaje es pasar unas horas en Bérgamo, en la città Alta, para luego tomar el tren de las 13,00 h. hacia Milán. Nuestro vuelo de vuelta sale desde aquí a las 21,00 h.
Desayunamos en una cafetería del aeropuerto, dos cafés tipo capuchino y unos croissants rellenos, 7,30 euros. Esta zona del aeropuerto no está muy cuidada, hay cubos en el suelo para las goteras, no para de diluviar y contrasta bastante como comprobaremos por la tarde-noche, con la zona de embarque, mucho más cuidada y moderna.
Ya entonados con el desayuno nos disponemos a comprar un biglietto giornaliero para ir a Bérgamo y disfrutar de sus encantos. Compramos los billetes en la oficina de turismo , 4 euros y el transporte ilimitado en la ciudad, incluido el funicular y un trayecto de ida/vuelta al aeropuerto.
Billete para 1 día
Buscamos en el exterior el bus a la ciudad, sigue lloviendo fuerte.
El autobús está allí esperándonos, son las 9,00 h. más o menos, validamos el billete dentro y salimos en unos minutos. El trayecto dura 15 minutos aproximadamente, nos bajamos en la última parada. Sigue lloviendo, y sacamos por fin nuestros paraguas, es incómodo pero no hay otra, las calles mojadas también tienen su encanto.
Plaza donde se toma el funicular
Tomamos el funicular, las vistas son preciosas, Bérgamo está rodeado de montañas, algunas nevadas, los preAlpes.
Paisaje bergamesco
Nos perdemos por las calles de la cittá Alta, avistamos la impresionante Basílica de Santa Maria la Mayor, muy bella, tanto su exterior como su interior; a esas horas ya hay algún que otro turista con el impermeable de rigor, paseando por las calles adoquinadas y más brillantes que nunca.
Basílica de Santa Maria Maggiore
Interior Basílica
Cerca de la catedral, adivinamos la Piazza Vecchia, y su impresionante torre.
Piazza Vecchia
Algunas tiendas ya están abiertas, con sus engalanados escaparates, mostrando suculentos pasteles, ricos quesos y productos de la Lombardía. Nos vienen a la memoria las calles de Toledo.
Calle de la Ciudad Alta
La lluvia cae con menos fuerza, o eso nos parece, de cualquier forma seguimos con nuestro paraguas, paseando por la ciudad, calles estrechas, balcones adornados con flores, palacetes con hermosos jardines.
Palacete
Edificio de la Ciudad Alta
Los grupos de turistas cada vez son más numerosos y cruzarse con ellos, entre las estrechas callles se antoja complicado por la marea de paraguas multicolores.
La lluvia va perdiendo fuerza, buscamos en vano el funicular de San Vigilio, no lo encontramos, son ya cerca de las 12,00 h. y decidimos ir a la ciudad baja, cogemos el bus nº 1, nos bajamos en Puorta Nova; milagrosamente ha dejado de llover y el cielo deja intuir la luz del sol, esto va en contra de las previsiones meteorológicas, afortunadamente, pensamos, que aquí también se equivocan los hombres y mujeres del tiempo.
Vista desde la Ciudad Baja
Esta zona de la cuidad también tiene su encanto, una gran avenida, flanqueada con dos edificios neoclásicos, bancos, jardines, y al fondo la stazione ferroviaria, el paseo hacia la estación de tren desde Porta Nuova, es muy agradable, ya hemos guardado los paraguas y nuestra intención es comprar los billetes de tren para Milán. La estación es pequeña, pero a esas horas riadas de jovenzuelos entran y salen de ella, otros se algolpan en el McDonald's aledaño, haciendo cola para entrar.
Porta Nuova
Descubrimos en el interior de la estación una máquina expendedora de billetes, entre otros idiomas aparece el español, bien, eso ayuda, hay varias personas delante, vemos a una pareja de españoles intentando sacar los billetes, no pueden, nos toca el turno, no parece difícil, escogemos Milán, tren de las 13,00, dos billetes, segunda clase, 8,40 euros; la máquina nos imprime los billetes y nos devuelve el cambio, lo hemos conseguido, son las 12,30 h.
Billete de Bérgamo a Milán
Este billete tiene validez para varios días y vale para cualquier hora.
Tenemos unos minutos para comer, nos dirigimos al exterior y en un aparcamiento de bicicletas nos disponemos a dar cuenta de nuestros sándwiches. Nos dirigimos de nuevo a la estación a tomar un café, una cafetería un poco sórdida, donde nos atiende el único camarero, nos pone mala cara al pagar los dos expressos con un billete de 20, son 1,80 y no debe tener cambio, buscamos en los bolsillos y encontramos una moneda de 2 euros, tutti contenti
12,50 h. nos dirigimos al andén nº 5 de la estación, antes hemos validado nuestros billetes en las máquinas dispuestas para ello, una peculiaridad de los transportes ferroviarios italianos; ya está el tren allí, nos subimos a un vagón, nos cercioramos que es zona de segunda clase y tomamos asiento, tenemos cincuenta minutos para descansar, nos despedimos de Bérgamo, nos ha encantado la ciudad, hemos aprovechado todo lo posible el tiempo de estancia y nos vamos contentos, además el cielo está cada vez más despejado, que más se puede pedir...