EVEREST ✏️ Diarios de Viajes de Nepal

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SÁBADO, 26-09-2009


LUKLA


Hoy empezamos el trekking. Escribo desde una habitación construída íntegramente en madera, como el resto de la casa dónde nos alojamos. Tiene una cama enorme y otra más pequeña supletoria con vistosas colchas de mil colores. Las cortinas son cada una de un diseño distinto, en total tres, y hay una bombilla colgando del techo. Nada más.

A partir de ahora los alojamientos serán humildes, pero con unos habitantes de lo más peculiar: los sherpas...


Salimos ésta mañana de Boudanath hacia el aeropuerto con el billete de avioneta de Yeti Airlines en el bolsillo. No conseguimos despegar hasta las 11.00 de la mañana, debido a que el aeropuerto de Lukla, nuestro destino, está lleno de niebla. Mientras, en el "lounge" de embarque, un caos maravilloso: los empleados iban anunciando los vuelos a viva voz, cada uno con su propio estilo depurado con el tiempo, y a la vez atendían las numerosas consultas de todos los viajeros que quisieron consultar cualquier cosa que no hubieran consultado antes...la paciencia no tenía límites...entraban incluso a la sala de fumadores a preguntar a los viajeros acerca si volaban con tal avión o tal otro...

Las filas de a uno en Nepal no existen, las cuerdas que delimitan espacios servirían mejor para tender la colada, y la única pantalla de información de vuelos estaba totalmente desfasada. Pero eso no evita que un nutrido grupo de personas pase el tiempo muerto contemplándola sin más.

No se escuchaba ni una sola queja, ni una palabra por encima de la otra. Ni siquiera dos horas y media después cuando finalmente embarcábamos.

Eufóricos, contemplamos desde lejos la avioneta de hélices que nos debía llevar a los Himalayas después de 45 minutos de vuelo. Filas de a dos, 18 pasajeros en total.

Emocionante despegue, el paisaje de las zonas rurales grandiosas, y cuando atravesamos un collado altísimo a apenas 20 metros del suelo en fin...

Aquí empezamos a ver las cumbres del Himalaya.


Al ver a lo lejos la pista de aterrizaje de Lukla, apostábamos si la avioneta se detendría dentro de los pocos metros de pista existentes... al final fue que sí, ahora, con una deceleración que casi se me mueven los órganos de sitio.


Lukla!!!


Una pista de aterrizaje, un banco, tres cabras pastando en la misma pista de aterrizaje y unos veite "lodges" para viajeros. Esto es todo.

Echamos a andar una vez bajamos de la avioneta, y unos metros más adelante nos paramos en el primer "lodge" que encontramos para almorzar. Fideos con tomate, con queso y ajo, que va bien para aclimatar en altura. Pa´dentro.

Ahora sí. Cogemos las pesadas mochilas de entre 12 y 15 kilos con el saco de dormir, ropa de abrigo, las botas de montaña, botiquín, un libro, frontal y 2 mudas para quince dias en la montaña. Más la bolsa de fotografía unos tres kilos más. empezamos a explorar el valle de Solo Khumbu!!


Es imposible caminar más de diez metros sin fotografiar algo: Piedras enormes con mantras esculpidos a mano y pintados en blanco y negro; estupas con banderas y molinillos de oración de todos los tamaños; manadas de yaks comandados por pastorcillos sherpas, niños encantadores que se cuídan solos, un rio furioso al fondo del valle y que escuchamos bramar desde la senda de piedra que vamos recorriendo. Monasterios, pequeñas aldeas, bosques mágicos, campesinos trabajando la tierra y porteando bultos imposibles. Un mundo encantado, antiguo en tradiciones y costumbres. Hospitalarios como pocos, duros como rocas y divertidos, muy divertidos. Siempre sonríen y aunque deben saber que en el valle dependemos todos los viajeros de sus alojamientos y casas de comida nos tratan con atención y ternura.

Pasado Nurning y al cabo de dos horas de camino llegamos a Padking. Más alojamientos para excursionistas repartidos a lo largo del camino, justo después de la fuerte subida que lleva hasta la aldea.

Aún ahora ésta gente nos miran con una mezcla de curiosidad e indiferencia, ya que llevan viéndonos 60 años y trabajando para infinidad de expediciones de montañeros en éstas montañas. Pudimos pasear entre ellos, sentarnos en medio de la única calle y observar situaciones cotidianas de todo tipo: Una mujer cortando leña, un grupo de mocosos jugando a la "charranca", un abuelo paseando con su nieto y una perrita de 6 meses, "Tracy", que no se separaba de nosotros al ser una de las anfitrionas de nuestro modesto motel.

Cenamos en una casa particular momos y té. Estuvimos viendo la televisión con los habitantes de la misma, unos jóvenes adolescentes. Vimos un rato Superman y después lo más friky que he visto en mi vida: un video promocional de las Fuerzas Armadas Nepalíes, como si se tratara de una película de Bolliwood; los soldados vestidos de uniforme mimetizado y haciendo danzas orientales en los cuarteles; se hacen carantoñas y se cogen de la manos, mientras sus esposas llorando por su ausencia con una foto del apuesto militar, y los padres orgullosos de tener un hijo que sirva al país... Inclasificable del todo.

Después, nos enseñan unas cuantas palabras en nepalí y en sherpa. Nos despedimos hasta la vuelta, cuando bajemos del Everest.


De vuelta a nuestro lodge, regentado por una familia sherpa budista compuesta de madre, dos hermanas y el novio de una de ellas jugamos un rato más con la perrita "Tracy", nos tomamos un té con limón y charlamos con una de las hijas de países del mundo, de Budismo y del valle.

Éramos los únicos viajeros hasta que entro un coreano que se ofreció al cabo del rato sin mediar apenas palabras entre nosotros de darnos un cursillo acelerado de su idioma...

Ya en la cama, descansando de todo lo que había sido el dia, escucho como el coreano le da la bienvenida a otra viajera, ésta vez de las antípodas, australiana. Si es que al final, siempre somos 4...


DOMINGO, 27-09-2009


NAMCHE BAZAAR (3440 METROS)


Hoy tenemos un largo dia por delante, pero a cada vuelta del camino descubríamos algo nuevo que nos daba fuerzas para continuar: un nuevo puente tibetano, una situación local cotidiana encantadora, un monasterio colgando de un risco imposible...Salimos hacia las siete de la mañana, después de despedirnos de nuestra anfitriona. Fue muy emotivo, nos agarraba las manos fuertemente con las suyas a la vez que nos decía algo en sherpa. Creo que nos estaba bendiciendo, ya que ella hablaba inglés mejor que nosotros...

Partimos hacia Namche Bazaar, la capital del país sherpa. He leído mucho acerca de ésta próspera ciudad de los Himalayas, encuadrada en una vega inclinada y custodiada por gigantes blancos de 600 metros como el Thamserku (6618), el Thartikha (6186) o el Nupla (5885 m).

El camino es muy aéreo, cruzando puentes larguísimos en forma de pasarela gigante de hasta 100 metros de largo que nos ayuda a burlar al desafiante Khosi nadi, de un extraño gris perla y con un bramido ensordecedor.

Vamos perdiendo contínuamente el desnivel ganado, y las mochilas pesan cada vez más. Los Chorten, estupas y dimnutos monasterios se multiplican por mil, tambien las aldeas dónde ólo se escuchan risas infantiles, "mantras" cantados que consiguen relajarnos, rebaños de yaks guiados con sonidos guturalespor parte de los pastores e hileras de hortalizas perfectamente alineadas en sus exuberantes huertos.


Existe una perfecta convivencia enre humanos y animales y entre éstos últimos: Las gallinas caminan entre los perros, los cerdos con los caballos y las criaturas de dos años acompañan a los yaks, bestias parecidas al toro de hasta 1000 kilos de peso y con unos cuernos del carallo...

Todos los animales están perfectamente cuidados y lustrosos, atendidos con mimo; a los perros incluso les brilla el pelo! un detalle que me llamó mucho la atención era que no temían a las personas. Se acercaban confiadamente para jugar. Cuando has trabajado con perros te das cuenta que éstos no temen a nada. Están perfectamente adoptados como animales de compañia al más puro estilo occidental, incluso los pasean con correa! aunque mejor educados y con un grado de independencia mucho más alto. No como los nuestros que los humanizamos e idiotizamos. Perros sin miedo en el segundo país más pobre del mundo. De verdad que éste sitio es especial...


Llega el momento en que la ruta se empina de forma brusca: hasta aquí llevamos tres horas de camino. El Sol aprieta, y las mochilas se dejan vencer por la maldita gravedad; el agua se termina y empezamos a sufrir un poco. Alcanzamos una fuente una hora después, pastilla potabilizadora al canto, esperar 20 minutos que se hicieron horas y a beber como posesos.. Nos quedaba lo más duro, unas tres horas más de subida durísima... llegamos antes a la puerta del PArque Nacional Sagarmatha (Everest). Presentamos los permisos comprados en Kathmandú, hacemos un tentempié a base de chorizo gallego casero y queso curado que ya sólo el olor atrajo a varios sherpas que nos preguntaron que era aquéllo... "Spanish meal, friend" decíamos. Una pareja de San Francisco nos preguntó lo mismo, y llegamos al acuerdo de compartir nuestra comida con la suya una noche de las siguientes. Tenían cerveza Guiness y Salami!!

Eran Nicola y Derek, una inglesa y un irlandés residentes en San Francisco. Que majos.


Nos mezclábamos constantemente con porteadores con cargas demenciales de hasta 100 kilos, y además muy incómodas de llevar. Tienen una cesta de mimbre en forma triangular que usan de mochila y que también lo usan de corral para las gallinas por la noche puesto del revés en el suelo....


"Chekpoint" del ejercito: "Where do you go? "To Gokyo Valley... "and How many days will stay there..?" ... I don´t Know, maybe fiveteen.. depend on the weather."

Siempre lo mismo y no anotaban nada, era curiosidad. Son los militares más amables que nos hemos encontrado nunca. Al principio de la entrevista van de duros, pero si les tratas de tú a tú siempre con respeto se desacen en sonrisas y dejan de disimular.


Finalmente divisamos Namche Bazaar (3440 m) a lo lejos, y la pendiente nos da cuartel. Entramos par la puerta después de siete horas de caminata, y estamos deseando ducharnos y comer algo. Nos alojamos en el primer hotel dónde preguntamos, enorme, limpio y con muy buena comida. Entendemos que los precios sean más caros que en Kathmandú, sólo ver lo que cuesta llegar hasta aquí... no se puede acceder al valle en vehículo a ningún sitio, todo el mundo va andando a todas partes.


Visita de rigor a éste nido de águilas increíble, con mucha variedad en tiendas de artesanía, de ropa de montaña, incluso panaderias con reposteria occidental. Hay hasta un pub!! Esta noche nos dejaremos caer por aquí con los de San Francisco, seguro...

Todos los montañeros que fuimos viendo se dolían de los mismo: la espalda y las piernas, pero aquí tenemos todo lo necesario para descansar y recuperarnos, aún nos tenemos que aclimatar al cansancio diario...

En el "Khumbu Hotel" las camas son las mejores hasta ahora. Dos camas separadas, con buenas sábanas y edredones de pluma, una mesita auxiliar y una percha. Recién pintada, con buenas vistas es barata y silenciosa. Perfecto...

Aparte de los del salami, conocimos a un israelita que está como un cencerro, y tuvimos una cena muy agradable.

Más tarde, noche de cervezas con Nicola y Derek en el Pub, con una lluvia torrencial y escuchando una y otra vez el "Brothers in arms" de Dire Straits.



LUNES, 28-09-2009

NAMCHE BAZAAR (3440 M)

Dormimos 11 horas del tirón, que le hacía falta a nuestros maltrechos cuerpecillos y desayunamos en una “bakkery”: Un buén café sólo y un croissant de chocolate. Seguro que un parisino le hubiera sacado unos cuantos “peros”, pero nosotros lo disfrutamos muchísimo cansados de las rosquillas con té nepalís.

Hoy pasaremos un dia entero en Namche Bazaar para aclimatarnos con la altura. Es ideal dormir por debajo de la cota máxima alcanzada en el día, por lo que nos proponemos hacer una excursión de unas cuantas horas camino de Temboche, la ruta de mañana.

Por la tarde, enseño a Newar, el dueño del hotel dónde nos alojamos a liar cigarros con la máquina, ya que alucinaba cuándo me veía. Los nepalíes son muy curiosos: Han querido ver de cerca varios mi barba de chivo, incluso dos monjes jóvenes…me apoda todo el mundo “Bokidary”, que significa “chivo” en nepalí… y ya no me sacudí el mote en todo el mes…
Un guia sherpa nos contaba que algunos monjes son capaces de recorrer la distancia en tre Namche Bazaar y el monasterio de Temboche en tan sólo dos horas por que son capaces de controlar el cansancio; nosotros, que no somos capaces de algo así ni de broma, nos esperan unas cinco horas…


MARTES, 29-09-2009

TEMBOCHE (3880M)

Estamos metidos dentro del saco de dormir a las 18:00 horas, en una caja de madera pintada de amarillo pálido.
Hay dos camas, una alfombra, una ventana y una bombilla de bajo consumo. Esto es todo. Pero me siento como si estuviera en casa. Mejor, incluso. Me explico.

Nos encontramos en Temboche , en un lodge anexo al Monasterio del mismo nombre. En cuanto hemos cruzado la “puerta” al pueblo representada por un pequeño lugar de oración con molinillosa derecha e izquierda del paso, con techos y paredes decorados con pinturas de temática budista sabíamos que entrábamos en un lugar sagrado.
Se respira una paz completa, serena y muy humorística. Pero el camino hasta aquí fue largo…

Salimos de Namche Bazaar a las 7:00 horas después de un buen desayuno occidental; recorremos el camino durante dos horas y media hasta llegar a Pungí Tanga, tras una hora de intensa bajada en la parte final, que nos hacía pensar en que la vuelta será durilla…
Al cruzar el río por un inmenso puente de madera, empieza la dura subida hasta Temboche, unas dos horas y media más. Vamos cada vez más fuertes y ganamos en confianza. Nos encontramos por el camino a dos monjes del Monasterio hacia el cual nos dirigimos que bajan a Namche para sus quehaceres. Charlamos con ellos un rato, y les veo alucinar con mi perilla de chivo y el tattoo… incluso uno de ellos se defendía en castellano…
Manadas de Yaks, grupos de niños jugando con lo que encuentran en la Naturaleza, el rio Duth Cosí que sigue imponiendo respeto… y finalmente el hogar del Lama: Temboche. Mágico, bendecido por los dioses… un lugar para disfrutarlo en silencio.
Hay una gran estupa perfectamente encalada, el monasterio que preside el pueblo y algunos lodges espartanos pero con las comodidades imprescindibles: ducha caliente, comida casera y un catre decente. El nuestro pertenece al monasterio.

Hay una gran explanada central, el collado propiamente dónde se encuentra la pequeña aldea y es dónde nos hacemos amigos del perro más feliz del mundo, un cachorro de la raza del valle con la bendición del Lama aún visible en su frente… también hay un ternero blanco muy joven que no quiere andar y que se deja abrazar…

Mientras paseamos por la zona oímos la llamada a la meditación desde el monasterio. Son dos monjes jóvenes haciendo sonar dos caracolas enormes desde unas ventanas minúsculas y de la parte más alta del complejo religioso.

Decidimos ir a ver la “Puya”.

Nos permiten el acceso a la sala principal, yo aún no me lo creo. Es la primera vez que entro a un monasterio Budista, y la ilusión me desborda.
Entramos al patio central después de subir unas largas escaleras y un pórtico exquisitamente decorado. Esperamos aquí respetuosamente hasta que todos los monjes han entrado. Los más pequeños se encargan de preparar y llevar el té, omnipresente en todos los rezos.
Ahora es cuando nos descalzamos y entramos. Sentimos lo que nuestros sentidos experimentan: los cánticos del Lama se oyen por encima de los demás, que lo siguen de cerca corroborando la letanía; monjes jóvenes refuerzan el rezo, y de tanto en tanto beben sorbos de té para despejar la garganta, y vuelta a empezar. Sentados en la posición del loto, sin mirar al altar principal y con visión lateral elevan sus oraciones bajo la atenta mirada del enorme Buda dorado que preside la estancia y otras representaciones y símbolos sagrados. El altar principal es una ensalada de colores, figuras, mandalas y relieves imposibles; las paredes no tienen un centímetro cuadrado sin un adorno pictórico dominadas casi siempre por el sagrado color rojo.
Al acabar, los monjes se retiran y nos permiten hacer fotos del recinto. Salgo idiotizado, sereno y lleno de paz por la experiencia vivida…
Encontrar un lugar así a 3880 metros de altura y con la silueta del Monte Everest presidiendo todo cobra otro cariz, otro enfoque distinto. Aunque no se deje ver del todo, ya lo hará.

Quiero vivir el presente.

Sin ansiedad…


JUEVES, 1-10-2009

LOBUCHE

Partimos alrededor de las 7:15 de Periche con la intención de llegar a Lobuche (4910 m).
Es el penúltimo escalón hacia el Campo Base del Everest, y ya empiezo a sentir la impaciencia.
Llegamos a Tokla (4620m) por una suave pero constante cuesta dónde ganamos altura rápidamente. Poco antes Jesús se despide de nosotros para continuar hasta Dingboche, pequeña aldea de un pequeño valle secundario anexo a Solo Kumbhu. No se siente a gusto en altura, no descansa por las noches. En definitiva, no difruta…
Nos despedimos con cierta melancolía, es un buen tipo, buen compañero de viaje.
En Tokla tomamos un té para calentarnos y nos lanzamos monte arriba, a la conquista de Lobuche, 300 metros más arriba que se hicieron muy largos sobretodo al cruzar el Tockla Pass a 4030 m. Nos quedan 100 metros de desnivel pero casi en plano total ya que recorremos el glaciar siguiendo uno de sus márgenes. Polvo en el camino, calor y el Hombre del Mazo que empieza a golpear las sienes. Despacito, no hay prisa. Llegamos exhaustos a Lobuche 4910 m., escogemos un lodge bastante cutrecillo y nos tumbamos en la cama. El dolor de cabeza aprieta pero se me pasa al cabo de unas horas gracias al té combinado con Ibuprofeno.
Muchos montañeros, alta montaña, el rio y uno de los objetivos cercano: El Everest BC 5364 m. y el otro, a tocar: el Kala Pattar 5550 m

VIERNES, 2-10-2009

Amanece blanco. La montaña se ha teñido de una fina capa de nieve, cayendo plácidamente durante toda la noche. En silencio…
No me lo puedo creer. Los planes de todo el mundo se van al traste, de momento, por que sigue nevando suavemente y hay mucha niebla. Decidimos quedarnos un dia entero para descansar, aclimatar y reordenar la ruta.
Subimos unos 150 metros más por la tarde, una pequeña loma delante de Lobuche, y aún no estamos del todo finos…

Al final del dia hablamos con otros viajeros, en especial con Ferran y Jose, una pareja de Barcelona. Nos llevamos bien…

SÁBADO 3-10-2009

GORAP SHIP 5140M

Sigue nevando pero de forma más débil y ya que estamos bastante aclimatados y el aburrimiento empieza a aparecer, decidimos subir aunque sea a Gorap Ship 5140 m., dónde seguro que el tiempo estará más revuelto.
Gorap Shep es un milagro en sí mismo. Un conjunto de 5 o 6 lodges con buena comida y con un gran comedor con estufa central dónde puedes pasar las horas muertas hablando de viajes o de lo que sea con gente tan variada como belgas, húngaros, serpas, índios, israelíes…
Para llegar aquí, tuvimos que cruzar el Lobuche Pass, a 5110 m. nevando y con una niebla cerrada que no veíamos a 10 metros…
Llegamos eufóricos, y repetimos liturgia diaria: acomodamiento, comida y a descansar un rato.
Salimos fuera para hacer fotos a éste increíble nido de águilas, dominado por una infinita explanada de tierra de playa, dónde según tengo entendido un equipo de Rubby vino aquí a jugar un partido expresamente. Hay gente para todo…
Todo son conjeturas en relación a la meteorología y los montañeros dan palos de ciego intentando llegar a la cima del Kala Pattar o al Campo Base del Everest . con mal tiempo. Los días que cada montañero tiene para su viaje mandan por encima a veces del sentido común. Nos pasa a todos…

DOMINGO, 4-10-2009

EL DIA DEL TRIUMFO

Al fin amanece relativamente despejado; Decidimos un compañero y yo subir al Kala Pattar (5600m aprox.) para intentar cazar a la Diosa Madre Everest de tú a tú. Nuestras parejas se quedarán en el refugio, ya que una está indispuesta. Nos despedimos y salimos hacia arriba. Después de unas dos horas y media alcanzamos la cima, y con ella una de las mejores vistas del pico más alto del mundo. Me siento feliz, sin preocupaciones, contento de haber alcanzado la cima.
Coloco unas banderas de oración en memoria de Jose en la cima, y vuelta para abajo.
en el momento de llegar, Ana se anima y nos vamos al Campo Base del Everest. Son unas cuantas horas más, yo estoy un poco cansado pero la felicidad me desborda. Nos esperan unas cuatro horas de buen camino, espectacular en algunos tramos y pràcticamente sólos hasta llegar a nuestro destino. El Campo Base del Everest!!
No nos lo podemos creer. Aquí se han forjado grandes leyendas del alpinismo mundial. Tódos han pasado por aquí: Mallory y Irvine, Doug Scott, Messner, Ang Rita, Walter Bonatti y tantos otras leyendas...
Hace mucho frio, estamos a casi 5900 metros de altura, y emprendemos la marcha de vuelta.
La cena esa noche será memorable. Gran compañia, gran comida y una felicidad enorme provocada por la consecucion de dos de nuestros objetivos en éste viaje.

La bajada a Lukla transcurre sin grandes novedades. Nos separamos Ana y yo de nuestros amigos para luego encontrarnos de nuevo en Namche Bazaar. Ana y yo dormimos antes de ésto en unos lodges de color rosa, hablando por la noche con alpinistas de varios lugares del mundo de futbol, de platos de comida que cada uno echa de menos, etc

En Namche volvemos al mismo Hotel que nos alojamos al subir, y les contamos nuestra aventura.

Antes de llegar a Lukla, conocemos a un sherpa que habia estado en el Everest dos veces. Nos hizo a los cuatro amigos un curry buenísimo después de dos horas preparándolo...

Llegamos a Lukla tardísimo y agotados. Yo llego con unos dolores abdominales fortísimos que me hacen perder el buen humor, aunque al dia siguiente ya me encuentro mejor, después de descansar del tirón bajo una lluvia torrencial que duró toda la noche.

PARQUE NACIONAL DE CHITWAN

Aquí pudimos hacer algo que no olvidaremos núnca: ayudar al guia de una elefanta al baño diario. Fue una sensación increíble! Sobar todo lo que quisimos a un animal tan increíble, montarnos encima e intentar mantener el equilibrio mientras la increíble criatura se bamboleaba continuamente para hacernos caer... estuvimos una hora y media aproximadamente, y se nos hizo muy corto!
Realmente eso fué lo más interesante. Lo demás careció de interés para nosotros, apenas vimos fauna.
La única fauna que conocimos fue a Carlitos, el cristiano loco que forjaríamos poco después en Pokkara una bonita amistad entre los tres.


POKKARA

Nos encantó. Encontramos un hostel con una relación calidad-precio increíble, y estuvimos una semana más o menos.
Es una ciudad muy tranquila, llena de restaurantes y de sitios por los alrededores interesantes para visitar: La Pagoda de la Paz Mundial, poblados tibetanos en el exilio, lugares tranquilos para meditar y hacer yoga...
Ana y yo alquilamos una moto un dia para ir a ver algunos de éstos sítios, a un precio bastante razonable. La conduccíon fue dificil, pero salimos vivos de esa!
Fuimos a ver una puya a un monasterio budista tibetano, no habían occidentales por ningún lado, sólo un grupo de chinos maleducados que no respetaron nada.
El Lama del Monasterio nos bendijo dos rosarios que ya nunca nos separaríamos de ellos; significan mucho para nosotros, y es lo que le da sentido a muchas cosas que nos pasan cada dia; en lo que representa he encontrado muchas respuestas, y siempre preside el lugar dónde habito desde entonces.

Cenas memorables con nuestro amigo Carlitos de Líbano, con Stefan de Alemania, Sushis cutres con atún de lata, afeitados a navaja y masajes ayurvédicos, etc etc.

Hay muchas cosas que echaré de menos en el viaje interior más importante que he hecho nunca. Aquí me dí cuenta de algunas cosas que me acompañarán de por vida, por eso debía acabar éste diario. Se lo merecen aquellos días tan increíbles de sentimientos tan serenos y tranquilos, de buen humor y de complicidad total con todos y todo lo que me rodeaba.
Dudo que alguien acabe de leerlo, escribo para mí desde mi, bien adentro.

FIN..?


Lugar: HIMALAYA

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