8º día del viaje, Viernes 16 de Septiembre. Hoy es un día importante. Según nos comentaron en la obra de la Grimselstrasse el día que hicimos la ruta de los Tres Puertos, la carretera la iban a abrir nuevamente el Viernes, o sea hoy, así que después de salir del albergue nos vamos corriendo a la oficina de turismo de Interlaken. Allí nos informan de que está prevista la apertura de la carretera a las 10 de la mañana, por lo que sin ningún tiempo que perder nos vamos hacia Meiringen y Guttanen. Al llegar a este pueblo, que es donde estaba cortada la carretera, vemos que hay cola ya de algunos coches, pero que la carretera está cerrada al tráfico con una cinta. Eso sí, puntualidad de reloj suizo, cuando llegan las 10:00 abren la carretera y ya podemos circular hacia Grimselpass . Pasamos por una cascada formada por las aguas del río Aare y por el lago artificial que hay en el puerto de Grimsel. Cuando llegamos a Gletsch, en lugar de subir por la Furkastrasse, seguimos bajando el valle del Ródano, que a partir de aquí se llama Val de Conches o Goms. Al cabo de más de 2 horas desde el inicio llegamos al pueblo de Fiesch. Vamos a la oficina de turismo para pedir un folleto sobre las posibles excursiones en el glaciar Aletsch. Optamos por coger un teleférico que tiene salida en Fiesch. El trayecto hasta la estación intermedia de Kühboden (2214 m) transcurre por encima de un bosque de abetos y de una zona de rocas verdosas. El tiempo me tiene un poco mosqueado, porque a pesar del día tan soleado que hace, a esta altitud hay niebla. Al llegar a la estación intermedia cambiamos de teleférico, para llegar ya directamente a la estación superior (2869 m de altitud), que está junto al pico Eggishorn (2927 m).
Lo primero que veo al salir del teleférico son algunas cumbres del Valais que surgen entre las nubes.
Lo primero que veo al salir del teleférico son algunas cumbres del Valais que surgen entre las nubes.
A continuación me giro y...... ahí está el glaciar del Aletsch. Lo que mis ojos ven es indescriptible. No tengo palabras. El corazón me late a 200 y me puedo desmayar . Una pista de 25 km de hielo que nace en el macizo de la Jungfrau a más de 4000 m de altitud y que está formado por 3 brazos que confluyen en la Plaza de la Concordia: un brazo que parte del pico Aletschhorn, otro del lado meridional del Mönch y del Jungfrau y el tercero del lado este del Mönch.
Junto a la estación terminal y al Eggishorn y hay un refugio alpino muy coqueto.
Como no tenemos suficiente con lo que hemos visto, vamos a descender por un sendero que nos llevará a pie del glaciar. La primera parte del descenso no es complicada, si bien el sendero zigzaguea por un terreno muy escarpado, con mucha piedra, y hay que ser cuidadoso para evitar tropezones. Más abajo la niebla amenaza con subir y aguarnos el día.
Continuamos bajando, la niebla se mantiene en su sitio afortunadamente. Giramos hacia la izquierda haciendo caso a las marcas blancas y rojas y a algún que otro panel informativo. Tras atravesar una zona de grandes rocas descubrimos una pequeña charca y a continuación de nuevo ante nuestros ojos el glaciar Aletsch y algunas pequeñas lagunas de desagüe.
Ya no nos queda nada para llegar a la pradera en la que están las lagunas y al fondo el glaciar, a cuyo pie se puede acercar uno sin ningún tipo de problema. La última laguna de desagüe está represada y es preciosa.
Llegamos a la pradera. Hay un refugio bastante concurrido al lado de la laguna grande. Mi amigo aprovecha para acercarse al pie del glaciar, mientras que yo investigo y pregunto por el camino que lleva hasta el mirador del glaciar. Una vez que regresa mi amigo nos vamos en búsqueda del mirador. El camino se va acercando poco a poco a media ladera hacia el glaciar, con una pequeña subida que es imperceptible. Nos encontramos de vez en cuando con alguna que otra vaca. Antes de llegar al mirador tenemos una visión espectacular y cercana del glaciar y de sus grietas.
Seguimos por el estrecho sendero y en unos minutos llegamos al mirador. ¡Qué gozada!. Según los datos el glaciar llega a tener un grosor de hasta 900 m cerca de la Plaza de la Concordia.
Con lo que aparece ante nuestros ojos no queda otro remedio que comer aquí . Cuando estamos en ello, se produce la anécdota del día o más bien la de todo el viaje. Escuchamos de pronto un fuerte estruendo que viene de arriba, miramos y vemos aparecer de la nada un avión militar (un caza) sobrevolando todo el glaciar (como si fuera a aterrizar en él) y desapareciendo por el otro extremo. Aparte de la sordera que me ocasiona me quedo atónito, pasmado, asombrado, incrédulo, etc...
A la vuelta, tenemos de frente en todo momento el Eggishorn, por cuya parte trasera hemos bajado hasta aquí, y las pequeñas lagunitas de desagüe en las que no me había fijado antes. Me encanta el color verde esmeralda de sus aguas.
A la vuelta, tenemos de frente en todo momento el Eggishorn, por cuya parte trasera hemos bajado hasta aquí, y las pequeñas lagunitas de desagüe en las que no me había fijado antes. Me encanta el color verde esmeralda de sus aguas.
Cuando llegamos de nuevo al refugio tenemos tres opciones: volver hasta la estación superior (pero es todo en subida, así que descartado), volver a la estación intermedia de Kühboden por el camino largo (bordeando parte del glaciar) o bien por el camino corto. Como son más de las 3 de la tarde y no sabemos a ciencia cierta lo que tardaríamos en llegar a la estación, nos inclinamos por el camino corto. Por otro lado tampoco es cuestión de que se nos pasara el último teleférico y tuviéramos que bajar 1000 de desnivel hasta Fiesch.
Este camino corto tiene su gracia. El motivo por el que tiene menos duración que el otro itinerario es porque salva la montaña atravesando un túnel de 1 km de longitud, que por lo visto fue construido como vía de servicio para poder acceder a la laguna represada. En la foto se observa al pie de la montaña (a la derecha de la caseta) un agujero que no es ni más ni menos que la boca del túnel.
Aunque parezca sencillo, tampoco es moco de pavo atravesarlo, por el hecho de que no llevamos linterna. Durante los primeros metros no hay problema, entra suficiente luz del exterior. Pero poco a poco nos empezamos a quedar a oscuras, a pesar de que a tramos regulares hay un foco. El hecho de que sea miope no ayuda demasiado y al final hago uso del bastón que llevo para tantear el suelo, puesto que hay charcos y algún que otro hoyo y no es cuestión de terminar mordiendo la tierra. Aunque es interesante es una pena no ver nada de paisaje.
Al atravesar el túnel vamos pasamos por varias cabañas donde hay ovejas fundamentalmente, hasta que ya tenemos vista al valle de Goms con el pueblo de Fiesch al fondo y las montañas de los Alpes del Valais detrás.
Como hemos llegado con suficiente antelación a la estación de Kühboden (hasta nos hubiera dado tiempo a volver por el camino largo más bonito) nos vamos a la terraza a tomar algo y echar el resto de la tarde tomando el sol y disfrutando del valle de Goms.
Un poco antes de las 6 nos bajamos ya en el teleférico hasta Fiesch y desde ahí de un tiron hasta Interlaken. Unas 2 horas de camino aproximadamente. Hoy ya es el último día que pasamos en esta ciudad. Como estamos ya un poco hartos de bocadillos nos vamos a cenar a una pizzería.
Un poco antes de las 6 nos bajamos ya en el teleférico hasta Fiesch y desde ahí de un tiron hasta Interlaken. Unas 2 horas de camino aproximadamente. Hoy ya es el último día que pasamos en esta ciudad. Como estamos ya un poco hartos de bocadillos nos vamos a cenar a una pizzería.