KORCULA
El día se levantaba soleado y pudimos descansar hasta bien entrada la mañana. Por la noche, una vez más, tuvimos problemas para conciliar el sueño. La hiperactividad te cansa, pero paradójicamente te afecta al descanso, y si no recuerdo mal a eso de las tres de la madrugada estaba ordenando bolsas y mi compi a pierna suelta en otro dormitorio, aunque realmente él era el primer día que dormía bien de los ultimos 4 o 5. Vaya par. Para otra vez me llevaré pastillas para dormir o infusiones o yo que sé.
Dejamos el apartamento sobre las 11:00 (600 kn-80€/2 noches) y teníamos que embarcar a las 13:00 en el 'Marko Polo', con destino Stari Grad. Así que entramos con el coche en el recinto del puerto, al este de la ciudad antigua y enseñando los tiquets pudimos dejarlo en la fila (le llaman lane) de Satri Grad, tal como habíamos hecho en Rijeka.
Ya había algunos aparcados, seguramente con una idea similar a la nuestra.
Con las pilas cargadas, las siguientes dos horas nos daríamos el gustazo de callajear por otra joya del gótico dálmata. El aspecto de esta ciudad data de los siglos XIV al XVI y su alta concentración de bellos edificios con sus rojos tejados simultaneando con restos de murallas, torreones y pasadizos hacen del paseo una placentero viaje al pasado.
La entrada a la ciudad se hace por una majestuosa escalinata que hace la función de puente y que no se corresponde mucho con el período de construcción de la ciudad antigua. Probablemente es un añadido muy posterior que resuelve con estética dos cuestiones: acceso desde el istmo y subida con brevedad a los 8 o 10 metros de altitud máxima de la ciudad.
Por el puente-escalinata (Punat) penetras en la antigua ciudad atravesando la Torre Cuadrada la cual es posible visitar.
La calle principal no es muy ancha y sería la espina dorsal del entramado de la ciudad, que se asemeja a la consabida espina de pescado. Conduce rápidamente entre edificios gótico tardíos a una explanada donde se hallan los monumentos más notables. Al fondo se aprecia el campanario de la Cartedral de San Marcos, edficio de gran valor arquitectónico que se inició en 1420. Su pórtico flanqueado por leones (una vez más Venecia presente).
Esta plaza es la parte más alta y más noble de la ciudad. Se encuentran el Museo Municipal y el Palacio Arneri (fotos). Además de la tardorománica Catedral de San Marcos y el Palacio Abacial del S. IX que alberga varias colecciones. Dicho palacio puede que sea la visita más interesante de la ciudad.
Entramos en la (supuesta) casa natal del mismísimo Marco Polo. Es una visita de 5 minutos cuyo máximo aliciente es subirse a lo alto de la torre y admirar el paisaje. (Y poder decir que una vez visitaste la casa natal del famoso viajero).
Deambular por el pequeño entramado urbano es sin duda el gran atractivo de Korkula. Si Dubrovnik es como una inmensa concha concava, Korcula sería como un caparazón de tortuga ya que las pintorescas calles secundarias descienden escaleras abajo hacia el mar cada una con sus soluciones arquitectónicas y su estampa medieval. Recorrerlas todas es materialmente imposible pero admirarlas una a una desde uno de los extremos sí es posible llegando a hacerse una idea de conjunto en poco tiempo.
El precio del billete Korkula-Stari Grad dos pasajeros mas coche fue de 466 kn (65 €) .
A las 13:00 embarcamos y después de dejar el coche en la bodega nos echamos en los sofás de la inmensa sala de estar-cafetería. Sobre las 13:30 zarpamos y a eso de las 14:00 nos comimos unos bocatas preparados por la mañana con pan comprado el día anterior en Dubrovnik. Teníamos por delante tres horitas de relax y decidimos que por la tarde no nos moveríamos de Stari Grad, entre otras cosas por que debíamos encontrar sobe y hacer compra de víveres.
El buque anclado en el puerto de ferrys es el Liburnija que hace la linea Dubrovnik-Mljet-Korcula tres días por semana en verano. Y navegando entre Korcula y la Península de Peljesac, dejando atrás las etapas más orientales. La verdad es que ahora nos sabe mal no haber incluído Kotor, pero eso hubiese significado sacrificar por lo menos un día en Hvar y nos convenía coger el ferry el jueves. Pudimos adaptar las estancias al calendario del 'Marco Polo' aprovechando al máximo la comodidad de viajar de isla a isla sin pasar por el continente. Eso sí, 'condicionó' tres etapas: Istria, Korcula y Hvar.
Primer contacto visual con la ciudad de Hvar ya que el ferry navega entre la bahía de Hvar y las islas Pakleni. Nos dimos cuenta ante el alboroto y espectación de algunos viajeros de la cubierta e hicimos la 'obligada' foto. Aunque por nuestra parte la visita a Hvar aún tendría que esperar al día siguiente.
Vale la pena caer en la cuenta de que si se coge el ferry 'Marko Polo' (u otro que haga el mismo recorrido) un jueves sobre las 13:00 en Korcula, durante la época estival y siempre y cuando mantengan el mismo calendario, se pueden ver bastante bien en un día las ciudades de Korcula, Hvar y Stari Grad. Es posible ya que la llegada a Stari Grad se produce a las 16:30 y Hvar se halla tan solo a 15 km. Aunque agotador, sería factible incluso en el caso de salir a primera hora desde Dubrovnik en dirección Korkula y durmiendo en Hvar o Stari Grad. Una etapa así, desde luego, que es para buscar nota.
STARI GRAD
La ciudad vista desde el norte. Foto bajada de la red.
Es Stari Grad nada menos que la ciudad más antigua de Croacia. Fue fundada con el nombre de Pharos por griegos el S. IV antes de Cristo aunque de esa época apenas se conservan unos vestigios a las afueras, concretamente un resto de muralla. El más interesante es la llamada 'Llanura de Stari Grad', de varias hectáreas, está situada al este y bordeada por demás poblaciones. Su gracia es que aún conserva los trazados, los muros y los sistemas de recogida de agua diseñados por los helenos y quien sabe si algunas vides milenarias. Desde 2008 es patrimonio de la Unesca y a la práctica sólo se aprecia una inmensa huerta, salpicada de palmeras, cipreses e higueras cuyos preciados productos maduran ricamente al sol dálmata y sus aromas de fruta madura entran por la ventana del coche y te deleitan los sentidos. Alguna abeja también entra. De hecho, mi pareja fue víctima de un buen ataque en Korcula y lo peor es que nunca supimos que tipo de bicho lo picó pero la castaña, en el hombro, era impresionante, hasta le hicimos fotos. Demasiada naturaleza para dos urbanitas.
Stari Grad está situada al norte de la isla, protegida al fondo de una inmensa y recortada bahía que combina el verde de los pinos, el azul y el blanco de las soleadas calitas de roca calcárea. No tiene el encanto de Hvar pero en cambio ofrece grandes ventajas al tener alojamiento més barato y estar situada más estratégicamente para poder conocer la isla. Además es muy auténtica, con un ambiente más familiar, una pátina más cotidiana de la vida que te permite observar, desde la distancia, a los croatas en su día a día. Ellos también te observan y comentan....
Ofrece todos los servicios que se puedan encontrar en la isla y otras ventajas como parking gratuíto en toda la ciudad, súpers y un mercadillo fijo (aunque se encuentren en todas partes).
Desde su puerto urbano (no el de ferrys) salen excursiones en minicruceros de un día que visitan Hvar town y las islas Pakleni, la cercana península de Kabal o Bol, entre otras. Su papel estratégico también se basa en la proximidad de sus embarcadores de ferrys situados a 2 de km del centro y que conectan directamente con Split, Ancona y otros puertos cercanos.
Iglesia de San Esteban construída a caballo de los siglos XVII i XVIII.
Su gran atractivo es su empedrado casco antiguo, formado por casas de dos o mas plantas que forman un laberíntico entramado que bordea la bahía y que discurre por plazoletas y rincones muy pintorescos.
A la llegada a Stari Grad nos dirijimos a una especie de inmobiliaria camuflada de oficina de turismo. Desde una pantalla de ordenador nos mostraron varios apartamentos que se aproximasen a nuestra idea y tras escoger uno, nos lo enseñaron personalmente. Eran unas agradables chicas de Zagreb, que pasaban el verano trabajando en la isla.
Nos alojamos en una antigua casa del centro de Stari Grad. En el casco histórico hay infinidad de sobes y apartamentos en restaurados edificios de piedra.
La cercana península de Kabal, por donde nos perdimos una tarde, esconde calas de roca y de guijarros en un entorno muy virgen. Por cierto, después del brazo de mar se aprecia la isla Brac (inmediaciones de Bol) y al fondo el continente.
Las redes de pesca en medio de la población dan una idea de dónde te encuentras.
El puerto mira al oeste y pude compartir este mágico ocaso con otros sorprendidos fotógrafos. Magnífica puesta de sol... qué más se puede pedir.
Mañana, que nervios, Hvar.