Son las 6 de la mañana y ya está amaneciendo. Me levanto, cojo la cámara de fotos y me dirijo a la ventana. La estampa es fenomental. Justo enfrente de mí estoy viendo las montañas de Petra, iluminadas por los primeros rayos de sol y que le dan un tono muy característico. En la parte más alta, sobre el centro, se puede ver una pequeña cúpula blanca. Se trata de la tumba de Aarón, a la que subiremos el próximo día. Parece muy agreste, pero esperemos que haya un caminito para subir.
Después del desayuno buffet, casi tan rico como la cena de la noche anterior, nos marchamos a Wadi Musa, para entrar a Petra. Nos dan un ticket que tenemos que conservar 2 días y ya estamos dentro. Son las 8 de la mañana
Petra fue fundada por los nabateos, tribu nómada de la península arábiga, sobre el siglo VI a.c. Se enriquecieron rápidamente a costa de saqueos y de establecer tasas sobre la ruta de las caravanas. Diurante su apogeo, en el siglo I d.c, Petra llegó a tener 30000 habitantes. Los nabateos construyeron gran cantidad de presas, diques y canales para proteger la ciudad y numerosos edificios que combinaban el arte griego, romano y el nabateo. Durante el período bizantino se creó un obispado en Petra y varios edificios nabateos se transformaron en iglesias. Cuando los árabes llegaron a Petra, la ciudad ya estaba en decadencia. Durante varios siglos permaneció oculta y olvidada hasta que fue descubierta en el siglo XIX.
Desde la puerta bajamos por un sendero de unos 800 m que atraviesa la zona conocida como Bab as-Siq (la puerta del Siq). Observamos ya las primeras inscripciones nabateas, algunas tumbas y cuevas. A 5 minutos de la entrada, a la derecha, vemos 3 curiosos bloques con forma de cubo, conocidos como bloques del Djinn. Fueron construidos en el siglo I y no se sabe exactamente su función: tumbas o bien monumentos dedicados al dios nabateo Dushara.
Petra fue fundada por los nabateos, tribu nómada de la península arábiga, sobre el siglo VI a.c. Se enriquecieron rápidamente a costa de saqueos y de establecer tasas sobre la ruta de las caravanas. Diurante su apogeo, en el siglo I d.c, Petra llegó a tener 30000 habitantes. Los nabateos construyeron gran cantidad de presas, diques y canales para proteger la ciudad y numerosos edificios que combinaban el arte griego, romano y el nabateo. Durante el período bizantino se creó un obispado en Petra y varios edificios nabateos se transformaron en iglesias. Cuando los árabes llegaron a Petra, la ciudad ya estaba en decadencia. Durante varios siglos permaneció oculta y olvidada hasta que fue descubierta en el siglo XIX.
Desde la puerta bajamos por un sendero de unos 800 m que atraviesa la zona conocida como Bab as-Siq (la puerta del Siq). Observamos ya las primeras inscripciones nabateas, algunas tumbas y cuevas. A 5 minutos de la entrada, a la derecha, vemos 3 curiosos bloques con forma de cubo, conocidos como bloques del Djinn. Fueron construidos en el siglo I y no se sabe exactamente su función: tumbas o bien monumentos dedicados al dios nabateo Dushara.
Continuamos el descenso por el camino y nos vamos encontrando formaciones rocosas curiosas y más cámaras funerarias, algunas de las cuales están elevadas, sobre colinas con forma de cúpula. Nos encontramos a la izquierda la tumba de los Obeliscos y Triclinio. Esta tumba tiene 4 obeliscos piramidales, que representan probablemente, junto con la figura central, a las 5 personas enterradas en ella. Fue construida en el siglo I a.c en una mezcla de estilos egipcio, griego y nabateo. Debajo hay un triclinio nabateo, con tres salas dedicadas a celebrar fiestas en honor a los muertos.
En esto vamos llegando a la entrada del desfiladero del Siq, donde hay una tienda de souvenirs. Aprovechamos y compramos kufiyas jordanas, que nuestro guía, Mohammed, nos ayuda a ponernos. Pequeña parada técnica y entramos al desfiladero. El Siq no es un desfiladero tallado por el paso del agua, sino que su origen es tectónico. Se conservan todavía algunos tramos de canales y tuberías de terracota construidos hace 2000 años para llevar el agua hasta Petra.
En algunos lugares el desfiladero se ensancha, pero en otros no supera los 5 m y las paredes tienen hasta 200 m de altitud.
En algunos puntos del desfiladero la vegetación crece en lugares inverosímiles.
El agua y el viento han tallado muchos relieves diferentes sobre la roca arenisca. La roca tiene tonalidades rojizas, ocre, marrón, etc...
En un momento en el que se ensancha el Siq, descubrimos a nuestra izquierda una higuera, junto a la que hay una tumba cuadrada, y un poco más adelante unas rocas con forma de elefante.
El Siq se estrecha y se ensancha varias veces. Se continúan viendo los canales de agua en la pared.
Más adelante aparece a la izquierda una talla gastada de varios dromedarios y del guía de caravanas.
Por fin, después de 1.2 km, el desfiladero del Siq da paso a la explanada donde se encuentra Al-Khazneh (El Tesoro). Su fachada helenística deja anonadado: 6 columnas con capiteles florales, el frontón triangular representando la cabeza de una górgona, las figuras de los hijos de Zeus junto a los caballos que hay en el suelo, las dos Victorias aladas sobre el frontón, dos águilas erosionadas en lo más alto.
La fecha en la que fue construido no está clara (entre el siglo I a.c y el siglo II d.c). Fue construido en piedra arenisca a modo de tumba del rey nabateo Aretas III. Se conoce por el nombre del Tesoro porque se cree que el faraón escondió aquí su tesoro cuando perseguía a los israelíes. Después de maravillarnos con la fachada y hacernos una fotito de grupo, examinamos el interior, pero éste es mucho más sobrio. Lo que merece la pena de este edificio es su fachada.
Empiezan a llegar turistas, aunque todavía no hay demasiados. Son sobre las 10:30 h. Hay un tenderete con souvenirs varios, aunque lo que más destaca son las botellas de arena de colores de Petra. Desde esta explanada parte un sendero que permite subir por encima del Tesoro, y otro que lleva hacia el Altar de los Sacrificios. Nosotros sin embargo continuamos por el sendero de la derecha, continuación del Siq, que es la calle de las Fachadas. Tiene este nombre porque contiene más de 40 tumbas y casas nabateas con remates escalonados que recuerdan al estilo asirio. Destacan las tumba 67 y 70 que son de 2 plantas y exenta respectivamente.
Empiezan a llegar turistas, aunque todavía no hay demasiados. Son sobre las 10:30 h. Hay un tenderete con souvenirs varios, aunque lo que más destaca son las botellas de arena de colores de Petra. Desde esta explanada parte un sendero que permite subir por encima del Tesoro, y otro que lleva hacia el Altar de los Sacrificios. Nosotros sin embargo continuamos por el sendero de la derecha, continuación del Siq, que es la calle de las Fachadas. Tiene este nombre porque contiene más de 40 tumbas y casas nabateas con remates escalonados que recuerdan al estilo asirio. Destacan las tumba 67 y 70 que son de 2 plantas y exenta respectivamente.
La calle de las Fachadas se abre ante nosotros y contemplamos una multitud de tumbas, a cuál más interesante. También hay algunas casas nabateas en las que se puede entrar.
Llegamos al Teatro, tallado por los nabateos hace más de 2000 años en la roca arenisca y seccionando para ellos diversas tumbas. Fue construido para una capacidad inicial de 3000 espectadores y posteriormente ampliado bajo dominio de los romanos hasta más de 8000 espectadores. El Teatro fue gravemente dañado en el terremoto del 363, tras lo cual varias de sus partes se utilizaron para levantar otros edificios. Subimos a una pequeña colina para ver el Teatro desde lo alto. Desde este punto se observa también la calle de las Fachadas y varias tumbas a las que nos dirigiremos después.
La tumba de la Urna es reconocible por la urna que hay encima de su frontón y por la terraza al aire libre sobre una doble capa de bóvedas. La sala interior es enorme (18x20 m) y tiene unos dibujos increíbles en la roca, aunque algo deteriorados por haber sido utilizada como vivienda de beduinos durante mucho tiempo. Inscripciones griegas informan del uso como iglesia bizantina en el siglo V.
La tumba Corintia tiene elementos helenísticos y nabateos. El pórtico inferior es nabateo y la decoración superior griega. La tumba recibe este nombre por sus capiteles corintios.
Vemos también la Tumba de Palacio, imitación de un palacio grecorromano, cuyas 18 columnas del nivel superior son su elemento más destacable, o la tumba de la Seda, que destaca por sus vetas rosas blancas y amarillas.
Junto a las tumbas hay una chica joven beduina con su hija pequeña, que tiene un tenderete con cascarria diversa. Las dos son objeto de todas nuestras fotos, e incluso les piden que se pongan ellas. La chica entra en cólera porque no le compramos nada y sólo las queremos fotografiar. Más arriba se puede ver el pueblo que ha sido construido para alojar a los beduinos que vivían en Petra y disminuir el efecto negativo sobre el patrimonio. Nos dirigimos ahora a lo que queda de la ciudad romana.
Entramos en la ciudad romana por la calle con columnas, construida en el siglo II d.c sobre una antigua calzada nabatea. Presenta el diseño característico de una ciudad romana con el decumanus de este a oeste, pero sin el cardo maximus de norte a sur. La calle acaba en la puerta del Temenos, del siglo II d.c y con tres arcos. Marcaba la entrada al Temenos (recinto sagrado).
Comemos en el restaurante Basin, donde tenemos concertado el almuerzo buffet. Todo buenísimo, sobre todo las albóndigas. Desde aquí vamos a hacer la subida al Monasterio. Aunque yo no debería ir, por recomendación médica, no me puedo resistir. Como no puedo caminar rápido informo al guía de que voy a salir media hora antes, para tomármelo con calma. El sendero sale detrás del restaurante y es continuamente en ascensión, durante unos 40 minutos. Está excavado en la roca y tiene más de 800 peldaños. Hago el camino prácticamente en solitario, sólo me cruzo con algún turista que baja ya y con una familia de beduinos que habita en una cueva. Están tan acostumbrados a pedir, que hasta una niña que no debe tener más de 3 años me pide 1 dinar. Según voy subiendo la vista es más espectacular. Me ofrecieron al comienzo del sendero subir en burro, pero afortunadamente decidí subir andando. Ni loco subo esos peldaños en burro y menos pasar por ciertos sitios donde hay una caída importante.
Llego a la explanada donde se supone que está el Monasterio. No me han parecido para tanto los escalones. Enfrente hay un chiringuito y cuando me doy la vuelta..... Ahí está el Monasterio. Es similar al Tesoro, pero de tamaño mucho más imponente. Fue construido en el siglo III a.c para dar reposo a un rey nabateo. Debe su nombre a unas cruces talladas que hay en el interior, signo de que fue utilizado como iglesia bizantina. Me resulta imposible entrar al interior, pues la entrada no está 1 metro por encima y en mi estado no puedo.
Mientras que llegan mis compañeros paseo por algunos de los senderos que llevan a diferentes miradores . Depende de hacia donde dirijas la vista se puede observar el desierto de Wadi Araba, los territorios israelíes y palestinos, o la tumba de Aarón. Regreso al Monasterio y veo que llegan mis compañeros, por lo que termino volviendo a los miradores.
Llega la hora de bajar del Monasterio por el mismo caminito de los peldaños. Ahora se me está haciendo muy pesado y no bajo tan cómodamente como cuando subí. Creo que me ha pasado factura a la tendinitis y me está molestando el tobillo. Recorrermos la calle de las Columnas y la calle de las Fachadas de un tirón y yo con cara de pocos amigos, porque me dan pinchazos en el tobillo de vez en cuando . Al llegar al Tesoro ya casi ha anochecido. No hemos llegado a la puesta de sol por los pelos. El desfiladero del Siq lo recorremos prácticamente a oscuras, pero no hay problema. La luna nos ilumina. Al salir del desfiladero paramos en el tenderete donde compramos las kufiyas por la mañana. Nos invitan a un té. Sobre las 6 de la noche nos marchamos y terminamos de recorrer el Bab as-Siq, hasta llegar al autocar. De regreso en el hotel, tenemos un tiempo libre antes de la cena. Yo me quedo en la habitación descansando, pues sigo con las molestias y los pinchazos en el tobillo. Quizás el problema ha sido el ir todo el día con calzado cómodo en lugar de con botas de montaña, que sujetan más el pie. Otros compañeros van a darse un masaje y una sauna en el hotel y en otro lugar en Wadi Musa que les ha recomendado Mohammed. El buffet de la cena sigue siendo tan maravilloso, por lo que doy buena cuenta de él y recupero energías: 3 platos y postres.
Tras la cena nos retiramos a las habitaciones. Al día siguiente nos llaman de nuevo a las 6 de la mañana. Hacemos una excursión de senderismo de 18 km hasta la tumba de Aarón. Aunque sé que hay medios de transporte adicionales no sé qué haré, debido a las molestias en el pie.
Tras la cena nos retiramos a las habitaciones. Al día siguiente nos llaman de nuevo a las 6 de la mañana. Hacemos una excursión de senderismo de 18 km hasta la tumba de Aarón. Aunque sé que hay medios de transporte adicionales no sé qué haré, debido a las molestias en el pie.