Día 8 de Agosto 2010:
Los rezos de la noche anterior surten efecto y se nos presenta un día soleado. Hoy le toca el turno a Landmannalaugar. La primera parada sin embargo fue el cráter Kerid, que con el paso del tiempo se ha ido llenando del agua de la lluvia. Tiene 200 m de diámetro y 50 m de profundidad. Llegamos muy temprano y no había nadie, así que pudimos disfrutarlo con total tranquilidad.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
De gran belleza es la cascada de Hjalparfoss. Dos caídas de agua que se juntan formando un pequeño lago rodeado de formaciones de basalto.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El día se empezaba a torcer, y a medida que nos acercábamos a Landmannalaugar la cosa se ponía más fea. Quizás fue por eso que no vimos el desvío hacía la cascada Háifoss, una lástima. Aquí empezaba nuestra primera experiencia con las carreteras ‘secundarias’ de Islandia, por este motivo decidimos tomar el camino que lleva a Landmannalaugar sin cruzar ningún río (ruta norte).
Nuestro mayor temor se hizo realidad y comenzó a llover. Aunque esto no evitó que pudiéramos disfrutar de las increíbles tonalidades y contrastes de colores de la zona de Fjallabak.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Al llegar al refugio llovía bastante y no vimos muy claro el tema del vadeo así que dejamos el coche en un pequeño parquing que hay justo antes del río. Tras comer unos sándwiches y realizar un pequeño paseo tomamos la decisión de que la lluvia no iba a evitar que nos bañáramos en el manantial de aguas termales naturales que hay junto al refugio (menuda gozada, uno de los mejores momentos del viaje sin ninguna duda), y encima deja de llover y sale el sol. Aprovechamos para hacer unas fotos.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
A esta altura de viaje ya nos habíamos dado cuenta de algunas cosas curiosas con respecto a las ovejas de Islandia: 1º Hay muchísimas y 2º Siempre van de tres en tres.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El cráter rojo de Ljotipollur nos dejó boquiabiertos. El camino para llegar hasta allí era un poco ‘incomodo’ pero merecía la pena. Una vez más estábamos solos. Desde la cima teníamos unas vistas esplendidas de toda la región de Landmannalaugar.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Se tiene una sensación de libertad absoluta, rodeado de bellos paisajes y sin nadie alrededor. Es en lugares como estos en los que uno se siente realmente pequeño ante la magnitud de lo que te rodea. Se hacía tarde así que tomamos dirección hacia Hvolsvöllur, donde creíamos tener el alojamiento. Tras dar unas cuantas vueltas al pueblo (tres calles) preguntamos a una chica que nos dice que el Hotel Edda Skogar está en Skogar (ya lo dice el nombre) a unos 50 km. dirección sur. Llegamos tan cansados al hotel que ni cenamos.