"Me da lástima de las estrellas"
Pessoa
Pessoa
Me da lástima de las estrellas
luciendo hace tanto tiempo,
hace tanto tiempo…
Me da lástima de ellas.
¿No habrá un cansancio
de las cosas,
de todas las cosas,
como de las piernas o de un brazo?
Un cansancio de existir,
de ser,
sólo de ser,
el ser triste brillar o sonreír…
¿No habrá, en fin,
para las cosas que son,
no la muerte, mas sí
otra suerte de fin,
o una gran razón?
¿cualquier cosa así
como un perdón?
El cielo visto desde la ventana de la habitación del hotel se presentaba nublado y amenazaba lluvia. A las 08:30 cogimos el metro en Olaias, haciendo transbordo en Alameda (línea verde) nos dirigimos a la estación Baixa-Chiado. Nuestro quinto día en Lisboa lo dedicaríamos a ver el museo Gulbenkian y la nueva ciudad. El día era propicio para ello porque estaba lloviendo a cántaros. Antes de irnos al Museo Calouste Gulbenkian dimos un paseo por las calles del Chiado y de Barrio Alto, nos encontramos con un coche antigüo que hace de tienda de cd´s de fados.
Rúa do Carmo en Chiado
Hicimos unas fotos al lado de la estatua de bronce del poeta Fernando Pessoa que está situada enfrente al Café Brasileira y después volvimos a subir en el Elevador de Santa Justa (esta vez sin colas) para ver las ruinas del Convento do Carmo y visitar la Iglesia de Sao Roque - destaca la capilla de Sao Sebastián; esta capilla la estaban restaurando cuando entramos. Vimos la fachada del Teatro da Trinidade y la famosa cervecería Trinidade en la que no pudimos entrar porque estaba cerrada.
Café A Brasileira
Pessoa y basílica dos mártires al fondo
Elevador Santa Justa (entrada superior)
Bajamos a pie las enormes y empinadas escalinatas que separan el Barrio Alto de la Baixa. Visitamos de nuevo por dentro la estación de tren de Rossio (desde aquí salen los trenes para Sintra) y fuimos a Plaza de Restauradores, donde cogimos el metro (línea azul) para dirigirnos a estación metro Plaza de España - esta zona ya se encuentra en la nueva Lisboa; la de grandes avenidas y grandes edificios de empresas y grandes hoteles.
Escalinatas en Barrio Alto de camino a la Baixa
Una vez en Plaza España nos dirigimos a nuestra primera visita museística en Lisboa, el Museo Calouste Gulbenkian, (personalmente pienso que es el mejor museo que hay en la ciudad para visitar). Está situado en una de las esquinas de la plaza, muy cerca de la boca de metro. Nosotros tuvimos que ir corriendo porque llovía mucho y todavía no habíamos comprado chubasqueros, así que esta mañana tocó mojarse un poco.
Gulbenkian, entrada principal
Entramos en el museo sobre las 11:00 de la mañana después de hacer cola para coger la entrada (4 €). Hay distintos tipos de entrada (hay exposiciones temporales y otro pequeño museo más). Nosotros vimos el principal; tenéis arte egipcio, greco-romano, mesopotámico, europeo… y distintas salas de pintura. Merece la pena una visita a este museo, se lo recomiendo a cualquiera que le guste algo el arte y las antigüedades. Decir que el museo tiene unos magníficos jardines exteriores que no vimos porque estaba lloviendo.
Pintura francesa del siglo XIX
A la salida del museo (ya no llovía) volvimos a coger el metro en la estación Plaza de España para dirigirnos esta vez a la estación Parque. Paramos allí para ver el Parque Eduardo VII y La Estufa Fría (jardín botánico con invernaderos de plantas, arbustos y árboles de los cinco continentes; están situados en el mismo parque). Desde la parte alta del parque se divisa una bonita vista de Lisboa y la Avenida da Liberdade, así como de la colosal Rotonda de Marqués de Pombal.
Parque Eduardo VII
Estufa fría
Estufa fría
Una vez vistas las Estufas seguimos bajando a pie por el parque Eduardo VII hasta llegar a la Rotonda Marqués de Pombal en la que se erige un monumento en honor al Marqués de Pombal (este personaje fue el impulsor y creador de La Baixa después del terremoto que sufrió la ciudad en 1.755).
Rotonda Marqués de Pombal
En la estación metro Marqués de Pombal cogimos la línea amarilla para dirigirnos a estación metro Campo Pequeno. En estas líneas de metro, la azul y amarilla, nos llamó la atención el continuo paso por los vagones de personas invidentes que cantorreaban a modo de rap y acompañados de sonidos que hacían con su bastón una frase que repetían hasta la saciedad para que los pasajeros les dieran una limosna. Me dió mucha lástima ver a estas personas pedir limosna en los vagones; pienso que en Portugal no hay ninguna organización similar a la once española que les ayude a vivir un poco mejor.
Marqués de Pombal desde la boca de metro
De camino, paramos en estación metro Picoas para ver la peculiar boca de metro (un trocito de París en Lisboa). Esta boca de metro art decó fue un regalo que le hizo el metro de la ciudad de París al metro de Lisboa - tuvimos que dar un par de vueltas a la manzana y perdimos unos veinte minutos para encontrarla pero al final dimos con ella y como no, le saqué una foto.
Boca metro Picoas
Continuamos en metro y salimos en Campo Pequeno para ver la Plaza de Toros. Dentro de la Plaza hay un centro comercial (obsesión es lo tienen los portugueses por los centros comerciales). Por fuera la Plaza tiene un corte árabe y es bastante bonita.
Plaza de toros
Comenzamos a comer en la zona de restaurantes del centro comercial de la Plaza de Toros a las 15:00 en punto. Un par de pizzas, también probamos por primera vez sushi y no nos gustó. Nos dirigimos de nuevo en metro hasta Marqués de Pombal, desde donde bajamos a pie y cuesta abajo toda la Avenida da Liberdade (esta avenida es el nexo de unión entre la Lisboa antigua y la Nueva Lisboa). Destacar los dibujos de los mosaicos en sus aceras y las tiendas de ropa de primeras marcas que pululan a lo largo de la Avenida.
Avenida da Liberdade
Nos cruzamos con una gran manifestación y al llegar al final de la avenida nos fuimos a tomar algo al Hard Rock Café en donde me compré una camiseta en su tienda. El local es muy bonito y con un ambiente muy alegre y distendido, aunque las consumiciones son bastante caras. Me gustó mucho una chaqueta que tenían expuesta en una vitrina y que fue diseñada por Armani y utilizada por Elton John; también unos pantalones de cuero negro de Santana me llamaron la atención.
Repuestas las fuerzas seguimos por Rúa das Portas de Santo Antao (calle paralela a la Avenida da Liberdade en la que se encuentran numerosos restaurantes y marisquerías para comer). En esta calle también se puede ver el edificio Museu da Sociedade Geográfica y el Teatro Politeama. Al final de esta calle hacia el norte se encuentra el tercer elevador de Lisboa – el de Lavra, que conduce al Mirador do Torel - no llegamos a subir porque ya habíamos subido en los otros dos; el de Gloria y el de Bica. Aquí os dejo un buen video filmado por un turista japonés.
[flash width=425 height=344]www.youtube.com/ ...PxbFcs.swf[/flash]
El funicular da Lavra fue el primer funicular del mundo que funcionaba en la calle. Se inauguró el 19 de abril de 1884 y comenzó funcionando con agua - sistema de pesos - su funcionamiento se electrificó en el 1915. Tiene una pendiente del 25 % y un recorrido de 180 metros. El recorrido de este funicular estuvo cerrado del 21 de junio al 5 de julio del 2006 debido a un accidente.
Rúa de Santo Antao
Paseamos por esta calle llena de gente y restaurantes y al final de la misma tomamos una ginjinha en el local “Ginjinha sem rival” en donde compramos un par de botellas de este delicioso licor. El dueño del local, muy simpático, nos animaba a comer el fruto del licor; según él era lo mejor de la ginjinha porque estaba todo empapado de alcohol.
En la Plaza do Rossio tomamos un café en el famoso “Nicola” (fantástica fachada art-decó; el interior de la cafetería bastante normalillo). Después del café continuamos andando por la Rúa do Ouro en la misma Baixa para ver la Plaza del Municipio (oeste de la del Comercio), donde se puede ver el edificio de la Cámara Municipal y en el centro de la plaza el famoso Pelourinho donde ajusticiaban a los ladrones y asesinos.
Cámara municipal y pelourinho
Estaba anocheciendo y volvimos a la Praza do Comercio para ver el Café “Martinho da Arcada” que tenía como cliente habitual a Pessoa y en cuyas mesas escribió muchos de sus poemas (en el interior del local tienen abundantes fotografías del poeta y una decoración sencilla en colores blancos y negros que me gustó mucho).
Interior del Martinho da Arcada
Continuamos paseando por la zona este de la Plaza do Comercio para ir a ver la Casa dos Bicos (totalmente prescindible, me esperaba más). Ya que estábamos aquí continuamos por esta zona hasta llegar a la parte baja de Alfama.
De vuelta a la Plaza do Comercio paramos en una tienda china en donde compramos un par de recuerdos de Sintra. “Sintala, Sintala, muy bonito…” nos decía la china del comercio mientras empaquetaba los recuerdos.
Ya en la Baixa y pasando por Plaza de Camoes se nos rompió una de las botellas de Ginjinha que habíamos comprado al tropezar contra un pivote que cerraba el paso a los coches en una calle que subía hacia Barrio Alto. Paseamos las calles de Barrio Alto (rúa diario de noticias, rúa da rosa, rúa da atalaia…), buscando un local económico donde cenar y escuchar fado.
En Barrio Alto hay numerosas tiendas de ropa, decoración, objetos de diseño y la mayor parte de los pubs y bares donde la gente de Lisboa (heteros y gays), se desvelan las noches bebiendo unas copas en la calle o se va a cenar y escuchar un buen fado. En el fado se expresan los malos momentos de la vida a través del canto. Generalmente es cantado por una sola persona, acompañado por la viola, nombre con el que se conoce a la guitarra española, y guitarra portuguesa. Los temas más cantados en el fado son la melancolía, la nostalgia o pequeñas historias del diario vivir de los barrios humildes; pero especialmente la frustración y fatalismo. Suele decirse que la palabra fado viene del latín fatum (destino). De origen un poco desconocido, surgió probablemente en la primera mitad del siglo XIX. Hay dos tipos de fado, el de Lisboa y el de Coimbra (cantado por hombres y con letras que hacen referencia a las amores de los estudiantes o a la propia ciudad).
Me gustó mucho el ambiente de estas calles de Barrio Alto; calles empinadas, con cuestas y sin ellas, con graffitis, con mucho ambiente, con muchos anuncios pegados en las paredes…., tiene un encanto especial pasear estas calles de noche. Ya eran casi las 21:00 y decidimos entrar en el Adega Mesquita para cenar y escuchar Fado (cena y espectáculo de fado para dos personas 52 € en total). El interior del local tenía una decoración un tanto española, con una gran cabeza disecada de toro encima del escenario y alguna que otra fotografía colgada en la pared que nos recordaba a Carmen Sevilla. Cenamos bastante bien; el servicio bueno, y el espectáculo de las dos fadistas y el grupo folklórico portugués nos gustó (recomendamos este local).
Fado en directo en Adega Mesquita
A las 23:25 salimos del local para coger el metro en Baixa-Chiado y dirigirnos al Hotel para descansar. A las 24:05 ya estábamos en la habitación con los pies muy cansados de tanto andar por las cuestas de la ciudad. Mañana nos vamos a Belem a comer unos pastelitos, dar un paseo por las calles de Cascais y si nos sobra dinero tentaremos a la suerte en el casino de Estoril.