La segunda escala de nuestro crucero era Izmir, o Esmirna en castellano. Lo llamaré Izmir, porque a parte de que me gusta más, mi novia se compró una camiseta muy chula que ponía Izmir, y me quedé con eso.
El principal motivo de que el barco atraque en Izmir, es visitar Éfeso, los restos de lo que fue una antigua ciudad del Asia Menor. Nosotros no íbamos a contratar ninguna de las excursiones ofertadas por el barco porque nos parecía carísimo, y tampoco nos decidimos a hacer nada por ir a Éfeso, del estilo coger un taxi o un bus por nuestra cuenta. Así que nos quedamos por Izmir. Izmir creo que es la tercera ciudad más grande de Turquía tras Estambul y Ankara. Aunque realmente no tiene un excesivo patrimonio artístico. El barco nos dejó en un puerto muy bonito, y como hacía bastante sol, aprovechamos para dar un paseo junto al mar, dirigiéndonos hacia el centro. Sin embargo, como estaba bastante lejos, decidimos tomar un taxi. Nos cobró 10€, tanto al ir como al volver, imagino que será tarifa estándar. Los precios de los taxis en Turquía no se regatean, pero sí es mejor acordarlo antes de montar, para evitar sorpresas.
Le dijimos al taxista que nos llevara a la mezquita de Kemeraltı, la principal mezquita y el principal atractivo de la ciudad. El taxi nos dejó en una gran avenida, y nos dijo que estaba ahí la lado. Así que entramos en unas calles peatonales, esperando llegar a una plaza grande donde estuviera la mezquita o algo así. No os engaño si os digo que estuvimos más de una hora dando vueltas por esas calles, llenas de puestecillos y tiendecillas de todo tipo de artículos: hogar, ropa, imitaciones, ... y no encontramos la mezquita. Hubo un momento en que vimos que entre tenderete y tenderete, había una puerta que subía hacia arriba y al subir la vista vimos un minarete, así que supusimos que esa era la mezquita de Kemeraltı. Bueno, pues estaban rezando y no podíamos entrar aún. Además, preguntamos y esa no era Kemeraltı. En Izmir sí escuchamos de cerca la llamada a la oración, que es algo que creo que a todos los occidentales nos sorprende bastante; al menos a mi sí me llamó la atención. Es un simil con nuestras campanas para ir a misa, pero ellos es una especie de cántico que realizan desde lo alto del minarete, que es la torre más alta de la mezquita.
Como detalle, os cuento que en uno de los puestos compré la camiseta del Besiktas (tenían de todos los equipos turcos, Fenerbahce, Galatasaray, ...) por sólo 10€. Sería falsa imagino, pero clavada a la original: bordados, logotipos, relieves, tela, ... impresionante estos turcos.
Volvimos a preguntar y al final dimos con la mezquita de Kemeraltı. Nada impresionante la verdad, apenas se pueden hacer fotos porque está bastante escondida en una esquina. Es poco o nada turístico, así que ahí si pudimos asomarnos un poco mientras había gente rezando. Allí fue además donde nos agarró por banda uno de los cientos de comerciales turcos que había por allí intentando venderte sus lindezas. Además, te llevan de tienda en tienda. Si no te gusta en una, te llevan a otra, ... Vamos, que nos lió y le acabamos comprando una sudadera (por cierto, muy chula y barata).
Caminamos un poco más, subiendo por las calles del mercado, donde vimos puestos de pescado, fruta, ... hasta que llegamos al Ágora. Los restos de un antiguo mercado de la ciudad de Izmir, que se veían perfectamente desde fuera. Por ello, ni pagamos entrada ni nada. Decidimos que como Izmir no iba a ofrecernos mucho más, era hora de tomar un taxi de vuelta al barco. Una anécdota del viaje en taxi, fue que en medio de un cruce, se montó un jaleo bastante grande entre los coches, pitidos, ... y el taxista se nos volvió y nos dijo: "turquish traffic!" y se río. Bastante locos estos turcos conduciendo, la verdad.
Eso fue Izmir para nosotros en una mañana. Nuestra segunda ciudad turca, y la última. El siguiente día visitábamos Volos, ya en Grecia.
El principal motivo de que el barco atraque en Izmir, es visitar Éfeso, los restos de lo que fue una antigua ciudad del Asia Menor. Nosotros no íbamos a contratar ninguna de las excursiones ofertadas por el barco porque nos parecía carísimo, y tampoco nos decidimos a hacer nada por ir a Éfeso, del estilo coger un taxi o un bus por nuestra cuenta. Así que nos quedamos por Izmir. Izmir creo que es la tercera ciudad más grande de Turquía tras Estambul y Ankara. Aunque realmente no tiene un excesivo patrimonio artístico. El barco nos dejó en un puerto muy bonito, y como hacía bastante sol, aprovechamos para dar un paseo junto al mar, dirigiéndonos hacia el centro. Sin embargo, como estaba bastante lejos, decidimos tomar un taxi. Nos cobró 10€, tanto al ir como al volver, imagino que será tarifa estándar. Los precios de los taxis en Turquía no se regatean, pero sí es mejor acordarlo antes de montar, para evitar sorpresas.
Le dijimos al taxista que nos llevara a la mezquita de Kemeraltı, la principal mezquita y el principal atractivo de la ciudad. El taxi nos dejó en una gran avenida, y nos dijo que estaba ahí la lado. Así que entramos en unas calles peatonales, esperando llegar a una plaza grande donde estuviera la mezquita o algo así. No os engaño si os digo que estuvimos más de una hora dando vueltas por esas calles, llenas de puestecillos y tiendecillas de todo tipo de artículos: hogar, ropa, imitaciones, ... y no encontramos la mezquita. Hubo un momento en que vimos que entre tenderete y tenderete, había una puerta que subía hacia arriba y al subir la vista vimos un minarete, así que supusimos que esa era la mezquita de Kemeraltı. Bueno, pues estaban rezando y no podíamos entrar aún. Además, preguntamos y esa no era Kemeraltı. En Izmir sí escuchamos de cerca la llamada a la oración, que es algo que creo que a todos los occidentales nos sorprende bastante; al menos a mi sí me llamó la atención. Es un simil con nuestras campanas para ir a misa, pero ellos es una especie de cántico que realizan desde lo alto del minarete, que es la torre más alta de la mezquita.
Como detalle, os cuento que en uno de los puestos compré la camiseta del Besiktas (tenían de todos los equipos turcos, Fenerbahce, Galatasaray, ...) por sólo 10€. Sería falsa imagino, pero clavada a la original: bordados, logotipos, relieves, tela, ... impresionante estos turcos.
Volvimos a preguntar y al final dimos con la mezquita de Kemeraltı. Nada impresionante la verdad, apenas se pueden hacer fotos porque está bastante escondida en una esquina. Es poco o nada turístico, así que ahí si pudimos asomarnos un poco mientras había gente rezando. Allí fue además donde nos agarró por banda uno de los cientos de comerciales turcos que había por allí intentando venderte sus lindezas. Además, te llevan de tienda en tienda. Si no te gusta en una, te llevan a otra, ... Vamos, que nos lió y le acabamos comprando una sudadera (por cierto, muy chula y barata).
Caminamos un poco más, subiendo por las calles del mercado, donde vimos puestos de pescado, fruta, ... hasta que llegamos al Ágora. Los restos de un antiguo mercado de la ciudad de Izmir, que se veían perfectamente desde fuera. Por ello, ni pagamos entrada ni nada. Decidimos que como Izmir no iba a ofrecernos mucho más, era hora de tomar un taxi de vuelta al barco. Una anécdota del viaje en taxi, fue que en medio de un cruce, se montó un jaleo bastante grande entre los coches, pitidos, ... y el taxista se nos volvió y nos dijo: "turquish traffic!" y se río. Bastante locos estos turcos conduciendo, la verdad.
Eso fue Izmir para nosotros en una mañana. Nuestra segunda ciudad turca, y la última. El siguiente día visitábamos Volos, ya en Grecia.