Si bien es cierto que Atenas era la última ciudad de nuestro viaje, y estábamos ya algo cansados, tengo que decir que Atenas no me gustó demasiado. No puedo decir que me decepcionó, porque no iba con ninguna espectativa. Siempre dije que Atenas no entraba entre mis planes de ciudades a visitar, pero en esta ocasión, por el crucero la hemos visitado, y es probable que sea un sitio donde no vuelva. No por nada, si no porque es tema "ruinas" no es un tema que me atraiga mucho turísticamente. Y mira que en Soria tenemos las ruinas de Numancia, pero por ejemplo, si hubiéramos hecho el crucero del Mediterráneo, tampoco habría visitado Pompeya en Nápoles (como no visitamos tampoco Éfeso).
Llegamos a Atenas, y desde el puerto fuimos caminando hasta la estación de metro. Nos dijeron que estaba más o menos cerca, pero nada de eso. Tienes que salir del puerto hacia la izquierda, y andar un cuarto de hora más o menos hasta llegar a ella. Nos bajamos en la parada de metro que creímos más cercana y comenzamos la ascensión hasta el Acrópolis. Cuando llegamos, había bastante gente guardando cola. Hay que comprar unos tickets, que por lo visto te valen para un montón de sitios la entrada, pero nosotros solo la usamos para acceder al Acrópolis. En el Acrópolis básicamente ves lo que esperas ver. El Partenón, que es tal cual lo imaginas y lo has visto cientos de veces por la tele o en fotos, y ... yo diría que poquito más. Están Las Cariátides que son unas estatuas de mujer que sostienen una tribuna, y poco más que me llamara la atención. Seguramente a cualquier historiados o amante del arte le parezca una burrada que hable así del Acrópolis de Atenas, pero yo es lo que sentí al verlo. Había bastantes partes en obras, una de ellas la principal cara del Partenón, por lo que las fotos las tiramos desde la otra cara, donde hay una gran bandera griega con un mirador desde el que se puede contemplar todo Atenas.
Una vez visto aquello, fuimos descendiendo hasta llegar a una zona de tiendas de souvenirs, por la que dimos una vuelta y compramos algunas cosillas. Caminando llegamos hasta la Catedral de Atenas, también en obras (por dentro y fuera). Nos sentamos en una plaza junto a la Catedral y nos tomamos nuestro último frappé en Grecia. Por último, antes de despedirnos de Atenas, fuimos a la Plaza Syntagma, donde está el Parlamento Griego. El parlamento Griego es famoso porque lo habréis visto mil veces en la tele en los últimos meses, sede de las protestas de los indignados griegos contra el gobierno y la situación financiera del país. De hecho allí vimos una protesta de estudiantes que habían cortado las calles, y agredían a todo el que intentara cruzarla en moto (porque en coche era imposible).
Estuvimos un rato por allí, y ya tomamos de nuevo el metro de vuelta. En la vuelta, y como vimos justo que estaba junto a una parada del metro cerca del puerto, paramos en el Georgios Karaiskakis, el estadio de fútbol del Olympiakos griego. A mi me encanta visitar los campos de fútbol, así que dimos una vueltecilla por fuera y entramos a la tienda del club. Me llamó la atención que dentro de la tienda vendían ropa y productos oficiales del grupo ultra del Olympiakos, la Gate 7.
Llegamos al puerto, y a esperar en el barco hasta que nos llegara la hora de coger un bus y nos llevara al aeropuerto de Atenas, calificado como uno de los mejores de Europa.
Así concluye nuestro viaje por Turquía y Grecia, un viaje precioso, a bordo de un barco maravilloso. Recomiendo este crucero a todo el mundo, sin duda lo vais a disfrutar.
Por resumir, me quedaría con las islas de Mykonos y Santorini. Estambul me gustó mucho, pero hay que dedicarle más tiempo. Ahora, cuando echo la vista atrás y me apetece recordar algo o estar en un lugar en concreto, siempre pienso en Santorini. Estar allí una semana, de relax, alejado de todo, paseando por sus calles, descubriendo la isla ... Sí, me quedo con Santorini.
GRACIAS VIAJEROS POR LEERME. Ya sabéis que podéis encontrar más diarios míos de Viena, Londres, Malta, Roma ... y pronto Bélgica.
Llegamos a Atenas, y desde el puerto fuimos caminando hasta la estación de metro. Nos dijeron que estaba más o menos cerca, pero nada de eso. Tienes que salir del puerto hacia la izquierda, y andar un cuarto de hora más o menos hasta llegar a ella. Nos bajamos en la parada de metro que creímos más cercana y comenzamos la ascensión hasta el Acrópolis. Cuando llegamos, había bastante gente guardando cola. Hay que comprar unos tickets, que por lo visto te valen para un montón de sitios la entrada, pero nosotros solo la usamos para acceder al Acrópolis. En el Acrópolis básicamente ves lo que esperas ver. El Partenón, que es tal cual lo imaginas y lo has visto cientos de veces por la tele o en fotos, y ... yo diría que poquito más. Están Las Cariátides que son unas estatuas de mujer que sostienen una tribuna, y poco más que me llamara la atención. Seguramente a cualquier historiados o amante del arte le parezca una burrada que hable así del Acrópolis de Atenas, pero yo es lo que sentí al verlo. Había bastantes partes en obras, una de ellas la principal cara del Partenón, por lo que las fotos las tiramos desde la otra cara, donde hay una gran bandera griega con un mirador desde el que se puede contemplar todo Atenas.
Una vez visto aquello, fuimos descendiendo hasta llegar a una zona de tiendas de souvenirs, por la que dimos una vuelta y compramos algunas cosillas. Caminando llegamos hasta la Catedral de Atenas, también en obras (por dentro y fuera). Nos sentamos en una plaza junto a la Catedral y nos tomamos nuestro último frappé en Grecia. Por último, antes de despedirnos de Atenas, fuimos a la Plaza Syntagma, donde está el Parlamento Griego. El parlamento Griego es famoso porque lo habréis visto mil veces en la tele en los últimos meses, sede de las protestas de los indignados griegos contra el gobierno y la situación financiera del país. De hecho allí vimos una protesta de estudiantes que habían cortado las calles, y agredían a todo el que intentara cruzarla en moto (porque en coche era imposible).
Estuvimos un rato por allí, y ya tomamos de nuevo el metro de vuelta. En la vuelta, y como vimos justo que estaba junto a una parada del metro cerca del puerto, paramos en el Georgios Karaiskakis, el estadio de fútbol del Olympiakos griego. A mi me encanta visitar los campos de fútbol, así que dimos una vueltecilla por fuera y entramos a la tienda del club. Me llamó la atención que dentro de la tienda vendían ropa y productos oficiales del grupo ultra del Olympiakos, la Gate 7.
Llegamos al puerto, y a esperar en el barco hasta que nos llegara la hora de coger un bus y nos llevara al aeropuerto de Atenas, calificado como uno de los mejores de Europa.
Así concluye nuestro viaje por Turquía y Grecia, un viaje precioso, a bordo de un barco maravilloso. Recomiendo este crucero a todo el mundo, sin duda lo vais a disfrutar.
Por resumir, me quedaría con las islas de Mykonos y Santorini. Estambul me gustó mucho, pero hay que dedicarle más tiempo. Ahora, cuando echo la vista atrás y me apetece recordar algo o estar en un lugar en concreto, siempre pienso en Santorini. Estar allí una semana, de relax, alejado de todo, paseando por sus calles, descubriendo la isla ... Sí, me quedo con Santorini.
GRACIAS VIAJEROS POR LEERME. Ya sabéis que podéis encontrar más diarios míos de Viena, Londres, Malta, Roma ... y pronto Bélgica.