Como de costumbre, nos levantamos temprano y antes de salir desayunamos algo. Como sabíamos que a Gante había más frecuencias, nos fuimos a la Oficina de Turismo que hay en la Grand Place para conseguir un mapa con la ruta del cómic. Entramos los primeros y luego nos fuimos corriendo a coger el tren a Gante. Sin problemas, creo que lo cogimos a las 9 y media pasadas y en media hora estábamos allí.
Íbamos un poco a ciegas… resulta que Elenare me había dejado un mapa, y su estupenda guía pero el mapa de Gante se quedó en Zaragoza, y luego el mapa que traía la guía no nos resultaba muy claro y en la estación no encontramos ningún punto de información… así que seguimos a la gente jajaja y nos dirigimos al tranvía número 1 que nos dejó en el centro (aunque nos bajamos una parada antes de lo que debíamos).
Llovía, no mucho, una lluvia fina. Fina pero que te cala entero… con lo poco que me gusta la lluvia, pero en fin… en realidad ya contábamos con ello y hasta ese momento no había llovido.
Lo primero que hicimos fue quedarnos sorprendidos ya que habíamos leído que Gante era muy peatonal… (no se por donde) y no hacían más que pasar coches y tranvías…
Llegamos a la Plaza de San Bavón y me quedé alucinado porque estaba totalmente en obras… y yo pensaba que apenas quedaban, pero es que están construyendo un edificio horroroso en medio de la plaza ¡!!
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Lo primero que hicimos fue entrar a la Catedral donde nos quedamos sin palabras al ver el maravilloso púlpito rococó del siglo XVIII.
En la catedral se puede ver también un cuadro de Rubens y como no la obra más importante de la pintura flamenca: La adoración del cordero místico, de los hermanos Van Eyck. Solo vimos la copia que está expuesta al público de forma gratuita… porque claro, estos belgas son muy listos y para ver el cuadro original tienes que pagar 4 euros. Pues no me dio la gana ¡ 4 euros por ver un solo cuadro, y mira que soy amante del arte y tenía ganas de ver ese cuadro pero me parece excesivo que te cobren 4 euros por ver un solo cuadro.
Por cierto que de la antigua iglesia románica, solo queda la cripta y si no me equivoco, en la antigua Abadía fue bautizado Carlos V.
Cuando salimos de la catedral, nos dirigimos hacia el Belfort, el campanario que en su cúspide tiene un dragón que “vela” por los ganteses. Al parecer, el dragón actual es la tercera reproducción de una estatua del siglo XIV.
En la planta baja de la torre; en la llamada Lonja del paño, se encuentra la oficina de turismo, en la que entramos y nos dieron un plano con un paseo para ver lo fundamental sin perderse con un itinerario circular muy bueno que fue el que nosotros seguimos más o menos.
Al salir, pude comprobar cómo la tercera edad gantesa era parecida a la española… hay un grupo de jubilados observando impasibles las obras de la plaza.
Hacía un poco de frío y había mucha humedad, así que nos metimos en una cafetería de la plaza a tomar un café caliente y a observar un poco el plano y decidir el itinerario a seguir.
En la misma Plaza de San Bavón está el Teatro Nacional Flamenco. En uno de los folletos que recogí pone, que los ganteses dicen que todos los caminos van a San Bavón.
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Iniciamos nuestro camino callejeando y pasando por el conservatorio de música, y llegando a la Corte de San Jorge (el hotel más antiguo de Europa occidental) y frente a él, un precioso edificio, el Ayuntamiento. Me sorprendió lo claro que se distinguían los dos estilos arquitectónicos del edificio (el gótico flamígero y el renacentista italiano).
Y la lluvia que no paraba… paraba 2 minutos, cerraba el paraguas, sacaba la cámara, volvía a llover… y obras, andamios, grúas por todas partes ¡!!
Nos dirigimos hacia la Iglesia de Santiago pero estaba cerrada (que poco trabajan estos curas belgas oye) así que seguimos nuestro camino hasta la preciosa Vrijdagmarkt, el mercado de los viernes. Una plaza con edificios preciosos que antiguamente fue la plaza más importante de Gante. (Me encantó esta plaza).
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Seguimos el itinerario que nos marcaba el plano y llegamos a lo que se suponía que era un cañón impresionante y demás que llaman Margarita la Loca (según tengo entendido allí es todo un símbolo…). A nosotros no nos llamó mucho la atención la verdad, pero bueno, como dato decir que han tapado su boca porque era cama de borrachos, o cubo de basura…
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La lluvia pareció que nos iba a dar un poco de tregua, así que de nuevo saqué la cámara y nos disponíamos a alejarnos un poco del itinerario para sumergirnos en una de las zonas que más me gustó de Gante. El barrio Patershol. Pero antes entramos en una tienda de chocolates ubicada en una casa del siglo XVII donde compramos los típicos cuberdons, una especie de gominolas que van rellenas de jarabe de frambuesas que estaban de vicio ¡!!!! (La tienda es la de la casita de la izquierda en la primera foto).
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Ahora sí, nos adentramos sin rumbo en Patershol, un barrio que conserva su trazado medieval. Un sitio tranquilo, perfecto para pasear, sin apenas coches… eso sí, no se os ocurra comer por aquí, porque por lo visto se ha puesto muy de moda y deben de cobrar un ojo de la cara.
Es un barrio muy bonito para perderse, pero como no íbamos sobrados de tiempo seguimos con la ruta (aunque después volveríamos a la llamada del Patershol).
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Salimos al canal principal, donde ya te quedas impresionado de la belleza de todo el conjunto que estás viendo.
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Continuamos nuestro camino hasta nuestro siguiente punto de interés: el Castillo de los Condes de Flandes (Gravensteen). Dicen que es el único que castillo de estas dimensiones que se encuentra en el centro de una ciudad, la verdad que impresiona cuando te acercas a él. Por fuera al menos está muy muy bien conservado. Nos acercamos a la entrada, pero al final, decidimos seguir paseando a nuestra marcha.
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Y ya por fin nos fuimos acercando a uno de los platos fuertes de Gante: los Muelles de las Hierbas y el Trigo, donde podrás ver quizá las imágenes más fotografiadas de Gante. La verdad que es un sitio precioso, sobre todo las casas de un lado de la orilla, además parecía que asomaba un poco el sol y los reflejos de las casas en el agua eran preciosos.
Paseamos por una de las orillas hasta llegar al Puente de San Miguel (Sint-Michielsbrug). Las vistas que se tienen desde el magníficas: las preciosas casas en el canal, las Torres de la ciudad… No sé el tiempo que estuvimos admirando la zona…
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Cruzamos el puente y salimos a la Koren Markt y decidimos comer por allí. Nos metimos en uno de los restaurantes que ofrecían menús asequibles y pedimos dos platos combinados: uno con frites, ensalada, pechuga de pollo asada y una salsa de pimienta y champiñones exquisita, y el otro con una especie de solomillo de ternera con frites y ensalada. Un agua, una caña y un trozo de pastel de manzana, creo que fueron 36 euros en total.
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Cuando seguimos volvía a llover y se había nublado de nuevo.
Nos dirigimos de nuevo a la Plaza de San Bavón con intención de ver el Castillo del Demonio y de paso ver por fuera la Casa Gremial de los Albañiles.
Y Pathersol nos volvía a llamar así que sin dudarlo y como había dejado de llover un poco nos dirigimos hacia allí pasando antes por el callejón de los grafittis. La verdad que me encantó Pathersol, creo que fue junto con los Muelles lo que más me gustó de Gante. (Por cierto que volvimos a comprar las gominolas típicas y unas nubes cubiertas de chocolate).
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Después de hacer algunas fotos, nos fuimos a tomar una cerveza en una de las cervecerías que dicen que es más típica y a tomar una cerveza que ahora no recuerdo el nombre… solo sé que es de las que más graduación tiene porque dicen que solo servían 3 por persona…
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Contentos, jajajaja como ya era típico en esta escapada belga nos fuimos a una fritería que recomendaban en la guía a comer unas patatas para merendar y esperar a que poco a poco fuera anocheciendo…
Había dejado de llover por completo y el día se había aclarado y la luz del atardecer sobre las casas y el agua era precioso… la verdad que ni presté atención en sacar buenas fotos porque me quedé pasmado con los colores tan bonitos que se formaban.
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Y ahora sí, una vez había anochecido… tocaba regresar a casa, así que nos fuimos a por el tranvía que nos dejó en la estación y tuvimos suerte porque a los 3 minutos de llegar allí salía un tren hacia Bruselas.
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Cuando llegamos, seguimos paseando por el bullicio del centro de Bruselas, y nos metimos a tomar un par de mojitos… bueno, 3 a decir verdad, porque era 3x2 jajajajaja. No os penséis que somos unos borrachines…
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Cuando salimos, fuimos a ver si podíamos comer unos mejillones, por la cosa de probarlos, yo no tenía hambre así que pedimos uno para los dos, y de muy malas maneras nos dijo el camarero que allí no se podía pedir solo uno… ah no??? Pues a cascarla!!!! Y donde nos fuimos? A la Mort Subite a tomar un par de cervezas jajajajaja.
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Y ahora, contenticos como unas castañuelas nos fuimos al apartamento donde picamos algo antes de irnos a la cama.