MALACA - SINGAPUR ✏️ Diarios de Viajes de Asia Sudeste

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20/04 MALACA – SINGAPUR

Cogimos taxi desde el hotel Puri a la estación de autobuses (20 MYR). El taxista nos comentó que la mayor parte de los turistas procede de Australia, China y Holanda; pero nos dijo que se veían muy pocos españoles.
Salimos de Malaca (también aparece como Melaka, Malacca, Malaka) a las 9:00, en bus, dirección a Singapur (44’20MYR). Se hizo una parada de 20 min. a las 10:30 en un restaurante de carretera con un “court” de comida, y con supermercado. Al llegar a la frontera con Singapur, el bus hace parada para que cojamos los equipajes y pasemos la aduana. Una vez terminados los trámites te recoge al otro lado y continúa el viaje.
Bien, en esta parada, que supuestamente dura unos minutos (dependiendo, lógicamente de la cantidad de gente que haya para pasar la aduana), en nuestro caso la parada se prolongó bastante … por mi culpa.
Resulta que habíamos comprado tres botellas pequeñitas de licor de vino en Malaca, una para nosotros, de recuerdo, y las otras dos eran encargos para coleccionar (las compramos en la tienda de licores que decía la Lonely). Al pasar el scanner nos paran y nos hacen abrir la maleta, y por supuesto nos cogen las tres botellas. Me piden el pasaporte y me hacen pasar a una sala, acompañada de una policía. Allí, otra polí coge las botellas, las mira y las remira y apunta en un informe todo lo que encuentra, es decir, nombre del licor, tipo de licor, grados, medida,…. Con este informe, me entrega las botellas y me pide que la acompañe. Me pasan a otra sala donde hay dos policías, un hombre y una mujer. La mujer me pide las botellas y me empieza a hacer preguntas de dónde las compré y cuánto me costaron, entre otras cosas…. Rellena otro informe. En este momento, les pido si alguien puede avisar al autobús de mi situación, ya que suponía que nos estarían esperando ( mi marido seguía donde yo le dejé, porque él no habla inglés); ella se dio por enterada de que un grupo esperaba por mi, pero no hizo nada al respecto. Una vez cubierto el informe me acompañó hasta otra sala muy pequeña en la que sólo había tres sillas. Nos sentamos en dos de ellas, y comenzó a explicarme que lo que había hecho era ilegal, ya que Singapur no tiene convenio para pasar alcohol desde Malasia. No habría pasado nada si hubiese venido directamente desde España, pero al entrar desde Malasia, el alcohol estaba prohibido. Me dijo que por no haber declarado el producto la multa era de 150 $, y la propia multa por el alcohol introducido era de 13’95 $. Le dije si podía dejar las botellas, pero ella me explicó que como era la primera vez que visitaba Singapur, me perdonaba la multa por no haber declarado el alcohol, y que finalmente me cobraba sólo la multa correspondiente a la cantidad introducida. Pagué y me fui….y cual no sería mi sorpresa al comprobar que el autobús todavía estaba esperando por nosotros!!!! (aunque la gente no estaba nada contenta por tanta espera….)
Recordar que en Singapur hay muchas cosas prohibidas:
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Llegamos a Singapur mucho más tarde de la hora prevista, y para encima, la empresa DELIMA (con la que viajábamos) había cambiado su sede, y te dejan a las afueras, muy lejos del centro
Nos vimos en un lugar que desconocíamos y pensamos que la única forma de situarnos era coger un taxi al hotel (1929). Vimos una parada de taxis, y cual no sería nuestra sorpresa cuando a dos que les indicábamos donde queríamos ir…no nos dejaban entrar, lo mismo hicieron con otra chica. Finalmente, en el tercero que paró, subimos, y una vez dentro y cuando ya empezaba a circular, le dijimos donde íbamos. En un principio supusimos que no nos querían llevar porque el hotel debía estar muy cerca, pero comprobamos que era por todo lo contrario, estábamos muy lejos, y como pudimos comprobar después, algunos taxis no se mueven de ciertas zonas (quizá por lo que les supone el viaje de vuelta). El viaje desde la estación del bus hasta le hotel costó 13’80$)
Finalmente llegamos al hotel 1929 (2 noches 397’82€).
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Este hotel está en la zona chinatown. Es un hotel moderno, bueno…, muy muy moderno!. Las habitaciones son super pequeñas, nunca vi nada igual. Los espacios están aprovechados al límite. La ducha está prácticamente encima del WC, el lavabo está fuera del baño, nada más entrar por la puerta; para la ropa hay una barra de hierro insertada en la pared, de la que cuelgan unas perchas; bajo la cama unos enormes cajones hacen de armario y en ellos está la caja fuerte; la cama está totalmente pegada a las ventanas; pero eso no quita que tengas de todo: radio-despertador, mini nevera con refrescos (gratis), TV plana. A mi me gustó mucho. Teníamos el desayuno incluido, y, la verdad es que estaba muy bien. El personal era encantador. Incluso le pedí información para poder imprimir los billetes de avión, y me ofrecieron el ordenador de recepción, me dejaron pasar y personalmente confirme los billetes e imprimí las tarjetas de embarque, tanto la de Singapur-KL como la de KL-España.
Lo primero que hicimos en Singapur fue ir al metro a sacar una tarjeta de metro. Merece la pena, ya que la puedes ir recargando con dinero, con ella el importe de cada viaje es menor, y al final, el dinero que no gastes te lo devuelven en el aeropuerto. Cada tarjeta cuesta 12$. Comimos en un Mc’Donalds 2 menús de pollo y 2 pasteles (12’60$).
Después pateamos la zona de Orchard Road… es, en Singapur, la calle comercial por excelencia. Todo son comercios y centros comerciales. (1 camiseta GAP 39$, 1camiseta Hard Rock Café 36$)
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En esta calle hay muchos puestos callejeros donde picar algo durante el largo paseo que supone recorrerla, y entre ellos cabe destacar la venta de helados en pan de molde de colores
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21/04 SINGAPUR

Fuimos a visitar la zona de Boat Quay: es una zona claramente de ambiente nocturno. Se trata de un montón de bares y restaurantes a la orilla del río, todos con terraza sobre la orilla. Es una zona muy bonita y agradable para pasear. La calle Read Street está llena de bares de copas, y tiene pinta de estar genial por la noche. Cerca de ella está el hotel Fullerton, uno de los hoteles más caros de Singapur, y el que se ve en el circuito de F1, ya que éste pasa justo por delante del hotel.
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Continuamos nuestro paseo hasta la figura del Merlión, que, casualmente, estaba en obras y cubierto, aunque habían colocado una réplica de menor tamaño justo al lado (…para los turistas).
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La verdad es que está figura sigue siendo el referente de Singapur, pero está siendo sustituida por la imagen del Marina Bay Sand…., la vista desde la zona del Merlión es …una pasada!!. Ese monumental edificio, en medio del agua crea un paisaje espectacular, en el horizonte.
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También en esa zona está el edificio del “Durian”, llamado así, porque su exterior asemeja a esta fruta. En esta zona también está la Explanade, que es un lugar muy espacioso en el que se celebran distintos tipos de eventos.
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Después fuimos a Marina Square para tomar un subterraneo que lleva hasta la fuente de la fortuna. Este subterráneo sí que merece una visita. Está lleno de tiendas, cadenas de comida rápida, cafés, y restaurantes, pero, para mi, mucho mejor que otros centros comerciales. Está todo puesto con mucho gusto, y apetece mirarlo, además hay una temperatura genial, en comparación con el exterior.
Llegamos a la fuente de la fortuna, y tuvimos la gran “fortuna” de ser los únicos, con lo que no tuvimos que esperar para acceder a ella, pensar un deseo y dar las tres vueltas de rigor, tocando el agua con la mano.
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Después nos dirigimos al hotel Raffles, habíamos leído en la Lonely que para acceder al vestíbulo tenías que ir con ropa adecuada. Como íbamos de “campo y playa”, contábamos con no poder entrar, pero nos acercamos a la puerta para ver lo que pudiéramos.
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El vestíbulo es muy elegante, pero aunque se vaya bien vestido, hay un cartel en la puerta que restringe el acceso a las personas alojadas en el hotel. Dimos una vuelta alrededor del edificio y pudimos ver que en sus bajos todo son tiendas que tienen entrada por la calle y por el hotel (son todo tiendas de precios elevados), y también llegamos a un pasaje que comunica con el patio del hotel. Ahí se puede entrar sin problema, y llegas a un patio rodeado por arcos (son los soportales que comunican con el interior del hotel) y que en el medio tiene una barra y unas mesas. En la barra nos sentamos para probar el famoso Sling de Singapur….menos mal que pedimos uno para probar y yo pedí una botella de agua. El agua costó 12$ y el Sling 25$ (con tasas fueron 43’55$...!!!eso sí, te ponen unos frutos secos de tapa!!!) Mientras estuvimos allí hicieron unos cuantos Sling y vimos la preparación: gordons, cuantreau, agonstura, benedictine, lima, zumo de piña y granadina.
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Estaba bueno, pero realmente no se si merece la pena por ese dinero.....cada uno que decida!!!!
Después fuimos hasta Box Battle, en Fort Cannin Park (entrada 8$), un bunker subterráneo, a 9m bajo tierra, que los soldado malayos construyeron durante la defensa de los japoneses en 1942, durante la II GM. Parece increíble todo lo que había bajo tierra, y la visita merece la pena, ya que tienen una recreación muy real de lo que allí se ocurría. La pena es que está sólo en inglés, pero a la vez que van explicando lo que se hacía en los distintos compartimentos del bunker, hacen animaciones para que parezca que está ocurriendo en ese momento. Todo ello lo han conseguido gracias a la colaboración de personas que estuvieron allí. Está todo muy bien explicado en
www.legendsfortcanning.com/ ...tlebox.htm
Ya era hora de comer, y para hoy teníamos decidido ir a Little India, frente a la Mezquita del Sultan, al rte. Zam Zam, ya que lo habíamos visto en un programa de “Españoles por el mundo”.
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El sitio no es ninguna maravilla, al contrario es bastante sobrio, con unas pocas mesas y con una limpieza nada exquisita. En el programa decían que se comía carne de reno, pero nosotros sólo vimos de cordero o de ciervo (esta última costaba mucho más cara, y nos hizo dudar de dónde traían el ciervo…). Nos decidimos por el Mutton Murtabak…..riquísimo!!!!! y muy muy consistente. Allí mismo ves como lo hacen: extienden una masa, como de pizza, pero muchísimo más fina, ya que queda como transparente, dentro de ella ponen carne picada (con especias) cierran la masa por los cuatro lados y a la plancha. El resultado es un plato muy rico, pero es bastante cantidad y quedas super lleno. Es totalmente recomendable.
Paseamos por la zona y vimos la Mezquita. En la zona de Little India son típicas las casas de dos plantas pintadas de colores diferentes.
Fuimos a la estación de Bugis. En Bugis Junction hay muchisimos lugares para comer y para comprar dulces. El lugar está muy bonito y agradable. Estuvimos paseando por allí, y finalmente decidimos tomar un café en JCO donuts. Para rematar caímos en la tentación de un donuts para compartir. Cual no será nuestra sorpresa que cuando vamos a pagar nos dan los cafés, el donuts que pedimos y dos donuts clásicos de regalo!!!, menuda panzada!!. Todo ello por 8’80$
Volvimos a la zona del hotel a seguir recorriéndola.
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Hoy teníamos clara la cena. En los mercadillos que hay por la calle en la zona de China Town compramos 2 zumos naturales (te los hacen delante de ti), 1 de fresa y kiwi y otro de plátano y mango (los dos 5$), y luego cogimos 4 rambutanes y 4 mangostanes (2$). También probamos el Durian (10$), esta fruta es cara comparada con el resto. Está fruta es quizá la que más abunda, hay puestos que sólo venden durianes. El olor que desprende es bastante repelente, sobre todo cuando pasas por un lugar de los de venta exclusiva de durianes, pero el sabor, aunque difícil de definir, es rico, y la textura es muy cremosa.
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De Singapur se pueden decir muchas cosas, es una ciudad que o gusta o no gusta. Se podría definir como un gran centro comercial, porque está lleno de grandes centros comerciales. Sobre todo en la calle Orchard, donde pasear supone ir de tienda en tienda. Es una ciudad saturada de tráfico. El metro funciona muy bien, con mucha puntualidad, pero está lleno de gente, y alguna de las estaciones son enormes, teniendo que patear un buen trecho hasta coger otra línea de metro con la que se quiera enlazar.
Hay también muchos lugares para comer, y en cuanto al precio, yo creo que hay para todo tipo de bolsillos. Debajo de la ciudad hay una segunda ciudad. Cuando bajas a buscar una línea de metro te puedes encontrar con otra pequeña ciudad, y eso se repite en numerosas ocasiones. Las calles son muy amplias, tanto, que en algunos casos son muy difíciles de cruzar y hay que buscar pasos subterráneos, o pasos elevados, para poder cruzarlas.

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