Nuestro segundo día completo en Japón, tras haber aterrizado un lunes, fue un martes un tanto extraño e intenso, una combinación de estímulos y cansancio acumulado por el largo viaje que todavía llevábamos a las espaldas.
Por cierto, pueden ver el videodiario correspondiente a este día aquí.
Nos levantamos pronto, compramos el desayuno en el 24 horas que teníamos al lado del hotel (un Lawson) y nos dirigimos a la meca del frikismo, la calle eléctrica más famosa de Japón (y del planeta, posiblemente), la cual, además, nos quedaba a unas pocas paradas de tren desde Ueno. Me refiero a Akihabara, epicentro del mundo de la electrónica, el manga (cómic japonés) y el anime (animación japonesa). Tanto mi marido como yo somos muy aficionados al manga, así que era parada obligatoria en nuestra ruta
Qué decir de Akihabara… Mi primera impresión fue que es una auténtica locura. Pero no locura en plan irónico-divertido. No. Una locura enfermiza. Ahora que ha pasado más de un mes desde aquel primer contacto (y teniendo en cuenta que fuimos al final 4 veces a Akiba, como lo llama la gente joven), creo que mi cabeza estaba embotadísima y me saturé demasiado rápido.
Apenas tengo fotos de Akihabara porque en el 90% de las tiendas prohibían sacarlas o grabar vídeos. Lo divertido del asunto es que luego en Osaka nos encontramos prácticamente las mismas recreativas que en Akihabara y ahí no había ningún tipo de restricción, así que ya les hablaré de las dos a las que jugamos y con las que nos lo pasamos la mar de bien, más adelante, cuando toque hablar de dicha ciudad porteña.
Volvamos a Akihabara. En resumidas cuentas, es una avenida (grande, pero no tanto como parece a primera vista) y muchas calles traseras repletas de edificios llenos, a su vez, de tiendas de cachibaches electrónicos, cámaras, ordenadores, figuras de anime, todo tipo de merchandising de manga, manga, más manga, etc., etc., etc. Si van a Japón, de seguro será el lugar en donde verán más extranjeros. Hasta españoles encontramos por ahí.
¿Es recomendable ir a Akihabara? Si les gusta el mundo del manga y el anime, sí. Si quieren echar un vistazo a cámaras de fotos, electrónica y demás, pues sí, pero las cosas no estaban lo que se decía baratas, así que depende de la paciencia y el interés que se tenga por buscar gangas.
¿Qué encontrarán en Akiba? Aquello es otro mundo. Hay desde las figuras de anime más espectaculares que verás jamás (de gran tamaño, hechas a mano y que no están a la venta) hasta las cosas más horteras y cutres que te puedes imaginar. Aviso a los aficionados al manganime que pregonan por ahí que “yo no compro chinadas, sino material japonés original”. Pues Japón está plagado de merchandising made-in-China cutre. Básicamente se van a encontrar lo que hay en tiendas europeas grandes, pero a lo bestia. Es decir, si te gusta One Piece, vas a encontrar cosas de One Piece que ni siquiera sospecharías que existieran, como figuras de un crossover entre Hello Kitty y Chopper. Cosas muy chulas, cosas horrorosas. Pero mucha variedad.
Lo que sí que es flipante es la cantidad de manga que se publica (y eso que está en declive la industria) y que jamás llegará a España. Le eché un vistazo a Saint Young Men (recientemente publicado en España como Las vacaciones de Jesús y Buda, un manga que estaba deseando leerme y que me está gustando muchísimo) y varios títulos que estaban de moda allá. Pero vaya, plantas y plantas de cómics de todos los tipos. En japonés, claro.
Mi recomendación en Akihabara, es ir a la Mandarake. Es una tienda enorme (un edificio) de cosas de segunda mano relacionadas con el manganime: artbooks, manga, figuras, figuras retro del año catapúm, etc. Vale mucho la pena ir. Yo encontré un porrón de material de Minami Ozaki (sobre todo doujinshis de Zetsuai) tirado de precio, del que ya pondré fotos cuando toque hablar del día en que me hice con ellos. Llegar es fácil: se toma de referencia el edificio de la Taito, se va a la acera de enfrente del edificio y se va para la calle que está detrás de la principal. No tiene mucha ciencia.
Hay varias en Japón (en Ikebukuro hay una dedicada al yaoi, pero no fuimos), y te puedes pegar un buen par de horas curioseando.
Antes dije que acabé saturada porque cuando entras en muchas tiendas de manganime; esto es lo que te encuentras: varios hilos musicales sonando a la vez con escandalosa música pop japonesa, idols (cantantes monas idolatradas y de las que te puedes encontrar desde fotografías en bikini a la venta hasta vídeos de ellas haciendo el chorra), para-para, etc., mezclado con el sonido del anime que están poniendo en un monitor, videojuegos y demás, todo a máximo volumen, todo a la vez. Y cuando entras en la cuarta tienda y siempre es así, acabas con la cabeza como un bombo (una de las razones por la que tanto me gustó la Mandarake, es porque esto no pasa).
La mañana la dedicamos a eso: vagar por Akihabara, mirar tiendas, acabar en plan zombi por tanto estímulo visual-auditivo, y hacer algo que todo friki ha de hacer una vez en la vida… Ir a un Maid Cafe.
Un Maid Cafe es una cafetería en el que atienden chicas muy monas vestidas de sirvientas. Sirvientas a la animejaponesa. Todo es muy rosa, muy mono, muy cursi. Akihabara está repleto de Maid Cafes, por la calle hay decenas de chicas con su traje de maid repartiendo propaganda del cafe en el que trabajan, con su voz chillona nasal. Nosotros fuimos a uno llamado Maidreamin, que estaba en la cuarta planta de un edificio.
Ya que lo menciono, es interesante comentarlo: en Japón, debido a la falta de espacio, es muy común que haya distintos negocios en cada planta de un edificio. Te subes al ascensor, y cuando la puerta se abre al llegar a tu piso… ¡Sorpresa! Ya te están recibiendo con el clásico saludo enfático de cortesía. Solo que en el Maid Cafe está multiplicado por 20…
Nos recibieron varias Maids y una de ellas nos atendió en un engrish suficiente para comunicarnos. El sitio era mono, no demasiado grande, pero con paredes de color pastel, decoración en plan kawaii (la palabra que usan los japoneses para designar lo que es mono y adorable) y, cómo no, prohibido hacer fotos, pero esta vez por un motivo en concreto.
En el fondo, no es más que una cafetería, y así quedó demostrado cuando nos trajeron la carta. Tenían una especie de menú que incluía un postre y una bebida. Yo recuerdo que me pedí una tortita decorada con forma de oso y un melon-soda. Pedro se pidió un helado decorado como un gato y un té helado (hicimos intercambio de bebidas). Nada más pedir, la maid viene con dos tarjetitas y te pregunta tu nombre. Y vamos, nos tuvimos que morder la lengua para no descojonarnos mientras la chica iba diciendo en voz alta, toda emocionada, lo siguiente…
Pronunciado a la japonesa: Nisa pirinses an… Pedororu mastá! Las tarjetitas por detrás tienen unas casillas. Cada vez que vas al cafe y haces una consumisión, te tachan una. Y si llegas al final, eres cliente vip o algo así.
Pero para ser cliente vip, agüita, porque el sitio es salao, salao. Cada vez que te traen la bebida o comida, tienes que hacer con ellas un hechizo kawaii. Pedro y yo aún recitamos el nuestro, haciendo con las manos un corazón: Delicious, delicious, moe, moe!!
Es todo muy surrealista. La clientela, básicamente, está compuesta por chicas que van en grupo a pasar un buen rato en un ambiente mono, y chicos que van a pasarlo bien con chicas que los atienden cariñosamente. ¿Que se puede interpretar como algo machista o degradante para la mujer? Yo he llegado a la conclusión de que los occidentales no podemos entenderlo. Aquí en Europa un negocio de estos sería visto con muy malos ojos. Allá en Japón, las maid son algo así como la versión contemporánea y light de las antiguas geishas. Al fin y al cabo, cumplen la misma función: entretener. Las geishas estaban (están) instruidas en las artes tradicionales y las practican con exquisito gusto. Las maid son especialistas en su campo de color rosa, con corazoncitos y purpurina, de convertir el oficio de camarera en un espectáculo dulce.
Para rematar la faena, te podías sacar (por el módico precio de 500 yenes, unos 5 euros) una foto polaroid con la maid que quisieras (de ahí el que estuviera prohibido sacar fotos). Y claro, ya que estábamos ahí, qué demonios. Nos sacamos la foto con la maid que nos atendió. Y te la decoran con bolis especiales. Un recuerdo de la hora más surrealista de nuestras vidas, pero… ¡lo pasamos muy bien! Eso sí, si vuelvo a Japón, dudo que lo repita xD
Al mediodía almorzamos en un restaurante en la avenida principal. Recuerdo que me pedí un plato con un porrón de gyozas (empanadillas). Y después volvimos al hotel, porque estábamos cansados y yo, particularmente, me estaba cayendo de sueño y saturación. Dormimos como dos horas y nos despertamos para ir a una cita muy especial: el concierto de Extreme.
Extreme es un grupo que me gusta muchísimo, y del que es líder mi guitarrista favorito, Nuno Bettencourt. Poder haberlos visto en directo en Japón, país donde se los aprecia mucho (Nuno ha hecho su carrera en solitario prácticamente en Japón) ha sido algo increíble. El concierto tuvo lugar en el Tokyo Dome City Hall, un teatro para unas 1500 personas al que accedimos fácilmente en tren desde Ueno (con el Japan Rail Pass). No contaré mucho del concierto, tan solo diré que tocaron en directo el album Pornograffitti, y que estuvo genial porque hasta escenificaron algunos efectos de sonido del disco (como fundidos entre pistas). El sonido fue bueno, tocaron temas de otros discos al final, a modo de bis, y aunque pude hacer realidad mi ilusión de ver a Nuno en directo, resultó no ser su mejor noche. Se estuvo quejando de que le dolían las yemas de los dedos al tocar, y cuando llegó el punto álgido de su actuación, el impresionante solo de guitarra que precede a He-man Woman Hater, tuvo que parar. Nos pidió disculpas y dijo que lo sentía, pero que le dolía mucho y que no se veía capaz de hacerlo. Hasta que alguien en el público le dijo en inglés que claro que podía, y tras un joder, sí que puedo, retomó el solo.
Por cierto, pude conocer antes del concierto a una fan japonesa de Extreme a la que conocía del foro oficial del grupo. Y me regaló una revista sobre guitarras japonesa, en cuya portada salía Nuno ^^ Después del concierto nos fuimos a Ueno y cenamos en un restaurante de shabu-shabu (te sirven muchas verduras y carne, y las vas guisando a tu gusto en una olla que te ponen en la mesa).
Fue uno de los días más completos y a su vez más light en Tokyo. Al día siguiente seguiríamos descubriendo la ciudad. Shibuya y Shinjuku nos esperaban.