Cansado de tanto arte, palacio suntuoso y edificios imperiales de días anteriores hoy había pensado hacer una ruta alternativa y visitar lugares más desenfadados. Viena también ofrece lugares de este tipo y que además no suelen ser una de mis preferencias antes de viajar.
Después de desayunar en la habitación me bajé al mercado de Naschmarkt, ya llevaba dos días en la zona y aún no lo había visto. Al sacar la cámara para fotografiar la fachada de Maholika Haus de Otto Wagner me di cuenta que ¡ la batería no estaba cargada¡ no la había encajado bien y estaba bajo mínimos. Volví para el albergue y la puse a cargar, que remedio. Mientras tanto me bajé a ver el naschmarkt, que no me pareció muy interesante. Me esperaba un mercado más cosmopolita y realmente es un mercado de alimentos, con pocos lugares para comer y pocas tiendas de ropa, todas con los mismos artículos e idénticos “dependientes” que hacían intuir un monopolio paquistaní similar al de las playas de la costa del sol.
Paseando llegué hasta el museo de la secesión. No había leído nada sobre este lugar, pero en la guía que llegaba salía como lugar destacado, templo dedicado a la exposición de arte contemporáneo. Además en la puerta un cartel comunicaba una exposición de Gustav Klimt que me había impresionado gratamente el día anterior. Curiosamente hoy, 14 de julio de 2012, mientras estoy escribiendo esta etapa Google le ha dedicado su portada por los 150 años de su muerte. La entrada me costó 5 euros y no se podían hacer fotos. Esto como siempre me hizo gruñir para adentro pero como iba sin cámara me auto convencí de que no pasaría nada. La visita al museo yo la definiría como una broma, de mal gusto eso si. Lo único que se podía ver era un cuadro collage con un video explicativo donde se veía al autor realizarlo y explicado en alemán. Después se pasaba a una sala vacía donde se sube a una plataforma que te eleva para ver el llamado “friso de Beethoven” donde el realismo que había visto el día anterior se había transformado en dibujos…no se como definirlos, feos. Una vez visto todo, no más de 10 minutos, saqué el móvil, quité el flash e hice algunas fotos “de recuerdo”. A la segunda que me vieron me invitaron a salir de la sala. Confirmado, más allá del art noveau mi gusto no asimila los sabores, yo cuanto más antiguo mejor.
El recorrido que iba a hacer hoy era uno sugerido en la guía. Y empezaba por el museo de Freud, que estuvo en Viena hasta que se tuvo que exiliar a Londres por la hostilidad de los nazis poco antes de que estallara la segunda guerra mundial. La dirección es Bergasse nº 19, se llega en metro línea 2 para Schottentor. Es un poco lioso llegar hasta allí porque queda un poco alejada de la parada, lo mejor es que os guiéis por la calle Leichesnteintrasse, la tercera calle creo recordar es Bergasse.
La entrada al museo cuesta 8euros, esta incluida la audioguía en español que es una carpeta archivadora con un plano del piso, explicación de las estancias y todas las fotos que hay en dos de las habitaciones. En el museo esta la sala de espera original y algún objeto personal de Freud pero poco mas, todo el resto del mobiliario esta en el museo de Londres. Después fotografías y objetos sirven para hacer un recorrido por la vida del doctor. La visita es entretenida pero no la consideraría imprescindible.
Si visitáis el museo no dejéis de pasar por la tienda de segunda mano que hay justo enfrente con mucho material y chollos como una televisión con video incluido por 15 euros. Luego ya pensáis como traérosla para España..
La avenida leinchesteinstrasse lleva directa a mi siguiente visita: Fernwärme. El paseo no tiene mucho que enseñar salvo una pequeña iglesia barroca en la calle Marktgasse.
Esta fábrica se encarga de quemar la basura de la ciudad y aprovechar la combustión para calentar agua que sirve de calefacción para los edificios cercanos. Esta diseñada por el austriaco Friedenreich Hundertwasser.
Junto a la fábrica hay dos puestecitos de comida rápida, uno de kebab y otro de Noodels. Y tomar esta decisión me llevó tiempo… definitivamente en este viaje los noodels han desbancado al dürüm, impensable antes de comenzar el viaje
Otra manera de llegar hasta la fábrica es en metro, parada splittelau que comparten varias líneas. En este caso yo la usé para desplazarme hasta la siguiente visita: el Kunt Haus Wien, La parada más cercana es stadtpark donde aproveché para comer y desde allí por la ribera llegué al número 13 de weissberstasse, donde se encuentra el edificio.
Este edificio también esta decorado por Hundertwasser y a la vez es un museo con exposiciones temporales y una permanente del autor de la fachada, 15 euros entrar... También hay tienda de souvenirs. Un par de calles mas allá – kegelgasse con löwengasse - esta la casa hundertwasser. Si os fijáis en la fachada se pueden ver zonas del edificio original que fue remodelado por el arquitecto. Justo en frente esta hay una galería ambientada del mismo modo con numerosas tiendas de souvenirs, donde por un módico precio podéis echar una meadita en un baño modern art.
No estaba dentro del planin del día pero mientras merendaba el bocadillo de atún del día vi en el mapa que relativamente cerca de allí estaba la katedhrale Zum Heiligen Nikolaus perteneciente a la ortodoxia rusa. Como preludio del siguiente viaje que tengo preparado a Rusia sería buena visita. De camino al lugar pase por varios edificios de arquitectura moderna
En las iglesias de esta confesión no se pueden hacer fotos – o no estsa bien visto - pero tuve la mala suerte que empezaba la misa. Las mujeres que accedían se cubrían la cabeza y rezaban antes de entrar, en esas situaciones los turistas molestamos.
En metro me desplacé a Donauinsel, la isla del Danubio que es un punto de reunión del verano y donde esta la zona de rascacielos. La parada del mismo nombre de la línea U1 deja a pie de ellos.
Allí esta también el edificio de las naciones unidas donde se encargan de los temas nucleares y el crimen organizado en torno al tráfico de drogas. El edificio fue diseñado por el austriaco Johann Staber y se puede visitar pero sólo durante 4 horas por las mañanas. Si os acercáis hasta esta zona no dejéis de entrar en la iglesia Christus hoffnung der Welt... a ver que os parece. Desde allí veréis el Donaunturm, el edificio más alto de Viena con 150 metros de altura. Si os decidís a ir hasta allí podéis subir a su mirador o incluso cenar en un restaurante giratorio. A mí ambas cosas no me atraen mucho así que vista la zona me sumergí de nuevo en el metro.
Poco tiempo me quedaba ya para disfrutar en la ciudad. Me quedaba por hacer la maleta y ya estaba cansado de la andada de hoy que se unía a la de los días anteriores. El día anterior antes de que empezara a diluviar me acerque por Karlkirche y tenía curiosidad por verla por dentro, En la miniguía que llevaba no salía nada de información de ella. Llegué en un momento y me encontré con la misa empezada y para colmo estaba en obras. Es una iglesia diferente y las columnas trajanas a modo de minaretes le dan una presencia diferente. Ya con el lago enfrente me recordó levemente al Taj.. como se me iba ya la cabeza un poquillo me puse camino al albergue a hacer la maleta.
Al día siguiente después del chekin me desplacé hasta la estación de Erdberg de donde salen los buses hacia Budapest. Aquí podéis comprar los billetes :
berletelin.volanbusz.hu/ ...in?lang=en
son aproximadamente tres horas de trayecto. Antes de subir al bus tenéis que pasar por el mostrador donde os cambiarán el eticket por una tarjeta que sirve para entrar al bus, ojo con esto porque cinco minutos antes de que salga el bus ya no es posible conseguirla, o al menos eso ponía en el cartel. me imagino que si no te enteras no serán tan chulos de dejarte en tierra pero mejor prevenir.
Para enlazar con mi diario de Budapest:
www.losviajeros.com/ ...php?b=7876