Después de otro excelente desayuno, partimos hacia nuestro primer destino del día el precioso pueblo de Gengenbach, tardamos unos 45 minutos, aparcamos a dos minutos de la puerta de entrada en un parking, nos salio muy barato.
Es un placer recorrer sus calles empedradas paseando, todas sus casas son dignas de fotos, desde la fuente,
hasta las vista desde la puerta que se encuentra en mitad del pueblo,
las casa decoradas con bonitas flores. La oficina de información se encuentra a la izquierda de la calle principal en una pequeña calle y delante de ella hay una fuente curiosa para una foto, en la oficina te dan información en español de la zona. En este pueblo se han rodado algunas películas como Charlie y la fabrica de chocolate. Después de una hora dejamos este bonito pueblo y fuimos hacia el Castillo de Haut Koenigsbourg en la Alsacia francesa, tardamos una hora y cuarto. El castillo esta muy bien conservado y merece mucho la pena su visita. El coche lo dejamos en una rampa de subida a unos diez minutos andando de la entrada del castillo.
Algunos de los elementos más interesantes del castillo son las mazmorras, el patio, el molino y el puente.
Además, las habitaciones de su interior se pueden clasificar claramente en medievales o dormitorios de estilo alemán del siglo XIX. Desde las partes más altas del edificio, las vistas que se obtienen de los alrededores son espléndidas.
La visita dura poco más de una hora y su precio es de 8€. Nos gusto mucho la visita a nuestro aire. Tras la visita al castillo nos dirigimos al pueblo de Riquewihr, típico de la Alsacia, famoso por sus vinos. Llegamos en treinta minutos, aparcamos muy cerca de la calle principal en un parking, a buen precio.
El lugar nos encanto fue una de las sorpresas mas gratas del viaje, parece un pueblo sacado de cuento, mi novia decía que parecía el pueblo de Bella, en la película de Disney la Bella y la Bestia, que a ella le encanta.
Solamente paseando ya se pasa un rato muy agradable, casi todas las casas son dignas de foto, con sus balcones adornados de flores sus coloridas ventanas sus típicos tejados, en definitiva un sitio para visitar sin duda.
Echamos un rato porque nos lo tomamos con calma para disfrutarlo bien. Desde este pequeño pueblo nos dirigimos hacia Colmar uno de los pueblos más grande de la zona de la Alsacia. La verdad es que tuvimos mala suerte porque los canales de la pequeña Venecia estaban sin agua por mantenimiento y limpieza y la casa Pfister estaba completamente andamiada, ya que esta siendo reformada. Aun así vimos el museo Unterlinden, la colegiata de San Martín,
el Koïfhus, muy bonito.
Recorrimos sus principales calles con sus tradicionales casas Alsacianas.
Echamos un buen rato en esta localidad y aprovechamos para reponer fuerzas, el coche lo dejamos junto al museo Unterlinden, en zona azul, muy cerca de todo lo que hay que visitar. Nos gusto pero nos quedo el amargo regusto de las cosas que estaban en obras. Tras esta visita partimos hacia Friburgo, tardamos aproximadamente una hora, aparcamos en un centro comercial junto a la calle principal. Es una de las ciudades más representativas de la Selva Negra alemana. Se trata de una pequeña urbe destacada por un buen nivel de vida; sus vestigios medievales, entre los que destaca su catedral, y en especial un entorno bello y húmedo que permite que numerosas calles del centro estén animadas por reguerillos permanentes de aguas frías y cristalinas. Esta ciudad nos gusto mucho, nos hubiera gustado dedicarle un poco más de tiempo, pero bueno nos dio tiempo a todo lo previsto. El ambiente de sus calles era muy bueno con mucha gente joven por las calles. La mayoría de sus calles con los regueros de aguas cristalinas, peatonales solo perturbadas por los tranvías. La catedral nos pareció uno obra magnifica donde destaca su torre que dicen era la más bonita de la cristiandad, construida íntegramente en el medievo, por fuera es muy bonita pero por dentro también es visitable.
Nosotros no subimos a su aguja porque se empezó a nublar. La plaza de la catedral es para recorrerla tranquilamente, tiene varios edificios destacados, el palacio arzobispal, la Kaufhaus, edificio de comercio y finanzas del siglo XVI y la Wentzinger Haus, entre otras.
En esta plaza se celebran diversas ferias y suele haber puestos de salchichas y demás cosas tradicionales. La plaza del ayuntamiento aunque más pequeña que la anterior también merece un paseo, por su colorido.
Las puertas de la ciudad son también monumentos destacados y que le dan otro aire a esta bonita ciudad. El día había sido completo y como era nuestra última noche en la zona, decidimos cenar tranquilamente en nuestro alojamiento. Se nos hizo muy corta la estancia en la Selva Negra, sus paisajes, su naturaleza, sus carreteras y encantadores pueblos merecen quizás algún día más por la zona, pero nosotros vimos todo lo planeado. En la cena degustamos platos tradicionales de la zona que estaban buenísimos, el servicio genial, muy amable y vestido con los trajes típicos de la zona y de postre la famosa tarta Selva Negra, muy buena.
Nos fuimos a dormir con lastima de dejar ya la zona pero con la ilusión de todo lo que nos quedaba por delante.
Es un placer recorrer sus calles empedradas paseando, todas sus casas son dignas de fotos, desde la fuente,
hasta las vista desde la puerta que se encuentra en mitad del pueblo,
las casa decoradas con bonitas flores. La oficina de información se encuentra a la izquierda de la calle principal en una pequeña calle y delante de ella hay una fuente curiosa para una foto, en la oficina te dan información en español de la zona. En este pueblo se han rodado algunas películas como Charlie y la fabrica de chocolate. Después de una hora dejamos este bonito pueblo y fuimos hacia el Castillo de Haut Koenigsbourg en la Alsacia francesa, tardamos una hora y cuarto. El castillo esta muy bien conservado y merece mucho la pena su visita. El coche lo dejamos en una rampa de subida a unos diez minutos andando de la entrada del castillo.
Algunos de los elementos más interesantes del castillo son las mazmorras, el patio, el molino y el puente.
Además, las habitaciones de su interior se pueden clasificar claramente en medievales o dormitorios de estilo alemán del siglo XIX. Desde las partes más altas del edificio, las vistas que se obtienen de los alrededores son espléndidas.
La visita dura poco más de una hora y su precio es de 8€. Nos gusto mucho la visita a nuestro aire. Tras la visita al castillo nos dirigimos al pueblo de Riquewihr, típico de la Alsacia, famoso por sus vinos. Llegamos en treinta minutos, aparcamos muy cerca de la calle principal en un parking, a buen precio.
El lugar nos encanto fue una de las sorpresas mas gratas del viaje, parece un pueblo sacado de cuento, mi novia decía que parecía el pueblo de Bella, en la película de Disney la Bella y la Bestia, que a ella le encanta.
Solamente paseando ya se pasa un rato muy agradable, casi todas las casas son dignas de foto, con sus balcones adornados de flores sus coloridas ventanas sus típicos tejados, en definitiva un sitio para visitar sin duda.
Echamos un rato porque nos lo tomamos con calma para disfrutarlo bien. Desde este pequeño pueblo nos dirigimos hacia Colmar uno de los pueblos más grande de la zona de la Alsacia. La verdad es que tuvimos mala suerte porque los canales de la pequeña Venecia estaban sin agua por mantenimiento y limpieza y la casa Pfister estaba completamente andamiada, ya que esta siendo reformada. Aun así vimos el museo Unterlinden, la colegiata de San Martín,
el Koïfhus, muy bonito.
Recorrimos sus principales calles con sus tradicionales casas Alsacianas.
Echamos un buen rato en esta localidad y aprovechamos para reponer fuerzas, el coche lo dejamos junto al museo Unterlinden, en zona azul, muy cerca de todo lo que hay que visitar. Nos gusto pero nos quedo el amargo regusto de las cosas que estaban en obras. Tras esta visita partimos hacia Friburgo, tardamos aproximadamente una hora, aparcamos en un centro comercial junto a la calle principal. Es una de las ciudades más representativas de la Selva Negra alemana. Se trata de una pequeña urbe destacada por un buen nivel de vida; sus vestigios medievales, entre los que destaca su catedral, y en especial un entorno bello y húmedo que permite que numerosas calles del centro estén animadas por reguerillos permanentes de aguas frías y cristalinas. Esta ciudad nos gusto mucho, nos hubiera gustado dedicarle un poco más de tiempo, pero bueno nos dio tiempo a todo lo previsto. El ambiente de sus calles era muy bueno con mucha gente joven por las calles. La mayoría de sus calles con los regueros de aguas cristalinas, peatonales solo perturbadas por los tranvías. La catedral nos pareció uno obra magnifica donde destaca su torre que dicen era la más bonita de la cristiandad, construida íntegramente en el medievo, por fuera es muy bonita pero por dentro también es visitable.
Nosotros no subimos a su aguja porque se empezó a nublar. La plaza de la catedral es para recorrerla tranquilamente, tiene varios edificios destacados, el palacio arzobispal, la Kaufhaus, edificio de comercio y finanzas del siglo XVI y la Wentzinger Haus, entre otras.
En esta plaza se celebran diversas ferias y suele haber puestos de salchichas y demás cosas tradicionales. La plaza del ayuntamiento aunque más pequeña que la anterior también merece un paseo, por su colorido.
Las puertas de la ciudad son también monumentos destacados y que le dan otro aire a esta bonita ciudad. El día había sido completo y como era nuestra última noche en la zona, decidimos cenar tranquilamente en nuestro alojamiento. Se nos hizo muy corta la estancia en la Selva Negra, sus paisajes, su naturaleza, sus carreteras y encantadores pueblos merecen quizás algún día más por la zona, pero nosotros vimos todo lo planeado. En la cena degustamos platos tradicionales de la zona que estaban buenísimos, el servicio genial, muy amable y vestido con los trajes típicos de la zona y de postre la famosa tarta Selva Negra, muy buena.
Nos fuimos a dormir con lastima de dejar ya la zona pero con la ilusión de todo lo que nos quedaba por delante.