Tras el desayuno este día decidimos que hoy era el día que íbamos a ir hasta el palacio de Herrenchiemsee, lo planeamos así porque aunque coge de camino cuando vas de Salzburgo a Munich, queríamos aprovechar al máximo el tiempo que íbamos a tener en esta ciudad y planeamos tener dos días completos en Munich. Tardamos unas dos horas en llegar a Prien desde donde salen los barcos para la isla de Herreninsel, que es donde se halla el palacio, el precio del trayecto es de 6.5€ ida y vuelta y la duración del mismo es de unos veinte minutos, un recorrido agradable surcando el lago Chiemsee el más grande de la zona. Una vez en el palacio la entrada cuesta 8€, gratis para nosotros con el pase de los 14 días. Desde la taquilla de las entradas hasta el palacio hay unos quince minutos de agradable camino hasta la entrada del edificio principal.
Este palacio es una copia exacta del palacio de Versalles ya que Luis II era un admirador de este periodo absolutista.
Aunque no llegó a finalizarse dada la ruina del propio soberano, sí se pudo terminar la parte central que resultó ser un calco exacto del modelo francés hasta el punto de que las fuentes
y los estanques del original encuentran en el Herrenchiemsee su idéntica reproducción.
El llamado Versalles bávaro se comenzaría a construir en el año 1878. El ala principal se terminó tan sólo 7 años después y ahí quedó el ostentoso sueño del monarca. Cuando en el 1886 la muerte le sorprendiera, su palacio adorado sería tan sólo una pequeña parte del plan original.
El interior tiene salas sin decorar, sobre las que destacan las maravillosas replicas de la sala de los espejos, perfectamente conservada y la escalera de los embajadores, cuya original de Versalles tuvo que ser destruida debido a su ruinoso estado. Nosotros que hemos estado en Versalles notamos la gran diferencia de que las salas terminadas de este palacio están mucho mejor conservadas, nos sorprendieron la majestuosa escalera de los embajadores y la sala de los espejos porque se puede apreciar mejor que la de Versalles al haber mucha menos gente y además por su extraordinario estado de conservación, también están mejor conservadas las estancias reales. El palacio nos encanto a pesar de ser mucho más pequeño que el original.
Lastima que empezara a caer una tromba de agua mientras estábamos dentro porque no pudimos aprovechar como hubiéramos querido para visitar los extensos jardines, pero aun así pudimos disfrutar del encendido de las fuentes que son una maravilla. En resumen es una visita totalmente recomendable y que a nosotros nos sirvió para recordar el palacio de Versalles un lugar que hemos visitado ya en tres ocasiones y que nos encanta. Tras terminar más rápido de lo esperado debido a la lluvia, cogimos el barco de vuelta para llegar a Prien. Nuestra idea para la tarde era pasarla en la bonita ciudad de Salzburgo, ya que nos encanto en nuestra primera toma de contacto, pero como el día estaba muy lluvioso y no permitía muchos paseos mi novia tuvo la idea de ir hasta Bad Hofgastein para ir a las Alpentherme y fue con diferencia lo mejor que pudimos hacer, aunque tuvimos que hacer unos cuantos kilometros. El precio de las termas era de 23€ por cuatro horas, a nosotros gratis con la salzburgerland card. Con diferencia fueron las mejores termas que nosotros visitamos estuvimos cuatro horas y gustosamente le hubiéramos echado el día entero. El sistema era igual, te daban tu pulsera y con eso accedías a todas las zonas. Había una zona para familias orientada sobretodo a los niños, pero que nosotros aprovechamos un rato para usar sus toboganes, muy divertido tirarse en pareja, cosa que en España esta casi siempre prohibido, luego había otra zona de piscinas o relax, pero nosotros nos fuimos a la parte superior donde se encontraba la zona solo para adultos, donde no se permite ropa de baño. Fue impresionante, esta zona tenía varios tipos de sauna, una sala de relajación con camas con colchones de agua, con música relajante, y una zona de piscinas al aire libre con varias temperaturas y una zona de baño turco enorme. Pasamos casi las cuatro horas en esta zona, nos sorprendió la naturalidad y la amabilidad de la gente. En las piscinas rodeados de los Alpes mientras nos llovía levemente, estuvimos charlando amigablemente con una pareja italiana, durante un buen rato compartiendo nuestras experiencia de viaje, la conversación fue en ingles. Esta zona de piscinas superaba sin duda a las dos termas visitadas con anterioridad. Otra de las cosas que nos quedara para el recuerdo es los rituales que cada hora se realizaban en una de las saunas. Nosotros aprovechamos el de la sal y el de la miel, también hubo otro de la cerveza. El ritual consiste en que un hombre va echando líquidos aromáticos en las piedras centrales y luego distribuye el calor con fuertes movimientos de una toalla por toda la sauna, antes de empezar abre las puertas para que se vaya un poco el calor, porque la temperatura se eleva mucho durante el ritual, a los diez minutos aproximadamente, se hace una pausa se sale a la zona de duchas contigua a la sauna y te untas con sal o miel depende del ritual y tu piel se limpia y se queda suave, cuando te has untado vuelves a entrar en la sauna y vuelve a repetir, con los aromas y los movimientos de toalla. Sin duda una experiencia magnifica y de lo mejor del viaje. Lo de la ropa de baño, la gente lo lleva con una naturalidad increíble y te sientes en todo momento muy a gusto, es otra mentalidad. A nosotros nos encanto y esperamos poder repetir algún día este tipo de experiencias, a mi me gusto mucho pero a mi novia en principio la más reacia a esta vivencia salio con pena, le gusto incluso más que a mi. Sin duda lo recomendamos, es uno de los mejores recuerdos del viaje para nosotros. Desde las termas volvimos hasta la Landhaus Osborne donde cenamos y nos acostamos, tras otro completo día.
Este palacio es una copia exacta del palacio de Versalles ya que Luis II era un admirador de este periodo absolutista.
Aunque no llegó a finalizarse dada la ruina del propio soberano, sí se pudo terminar la parte central que resultó ser un calco exacto del modelo francés hasta el punto de que las fuentes
y los estanques del original encuentran en el Herrenchiemsee su idéntica reproducción.
El llamado Versalles bávaro se comenzaría a construir en el año 1878. El ala principal se terminó tan sólo 7 años después y ahí quedó el ostentoso sueño del monarca. Cuando en el 1886 la muerte le sorprendiera, su palacio adorado sería tan sólo una pequeña parte del plan original.
El interior tiene salas sin decorar, sobre las que destacan las maravillosas replicas de la sala de los espejos, perfectamente conservada y la escalera de los embajadores, cuya original de Versalles tuvo que ser destruida debido a su ruinoso estado. Nosotros que hemos estado en Versalles notamos la gran diferencia de que las salas terminadas de este palacio están mucho mejor conservadas, nos sorprendieron la majestuosa escalera de los embajadores y la sala de los espejos porque se puede apreciar mejor que la de Versalles al haber mucha menos gente y además por su extraordinario estado de conservación, también están mejor conservadas las estancias reales. El palacio nos encanto a pesar de ser mucho más pequeño que el original.
Lastima que empezara a caer una tromba de agua mientras estábamos dentro porque no pudimos aprovechar como hubiéramos querido para visitar los extensos jardines, pero aun así pudimos disfrutar del encendido de las fuentes que son una maravilla. En resumen es una visita totalmente recomendable y que a nosotros nos sirvió para recordar el palacio de Versalles un lugar que hemos visitado ya en tres ocasiones y que nos encanta. Tras terminar más rápido de lo esperado debido a la lluvia, cogimos el barco de vuelta para llegar a Prien. Nuestra idea para la tarde era pasarla en la bonita ciudad de Salzburgo, ya que nos encanto en nuestra primera toma de contacto, pero como el día estaba muy lluvioso y no permitía muchos paseos mi novia tuvo la idea de ir hasta Bad Hofgastein para ir a las Alpentherme y fue con diferencia lo mejor que pudimos hacer, aunque tuvimos que hacer unos cuantos kilometros. El precio de las termas era de 23€ por cuatro horas, a nosotros gratis con la salzburgerland card. Con diferencia fueron las mejores termas que nosotros visitamos estuvimos cuatro horas y gustosamente le hubiéramos echado el día entero. El sistema era igual, te daban tu pulsera y con eso accedías a todas las zonas. Había una zona para familias orientada sobretodo a los niños, pero que nosotros aprovechamos un rato para usar sus toboganes, muy divertido tirarse en pareja, cosa que en España esta casi siempre prohibido, luego había otra zona de piscinas o relax, pero nosotros nos fuimos a la parte superior donde se encontraba la zona solo para adultos, donde no se permite ropa de baño. Fue impresionante, esta zona tenía varios tipos de sauna, una sala de relajación con camas con colchones de agua, con música relajante, y una zona de piscinas al aire libre con varias temperaturas y una zona de baño turco enorme. Pasamos casi las cuatro horas en esta zona, nos sorprendió la naturalidad y la amabilidad de la gente. En las piscinas rodeados de los Alpes mientras nos llovía levemente, estuvimos charlando amigablemente con una pareja italiana, durante un buen rato compartiendo nuestras experiencia de viaje, la conversación fue en ingles. Esta zona de piscinas superaba sin duda a las dos termas visitadas con anterioridad. Otra de las cosas que nos quedara para el recuerdo es los rituales que cada hora se realizaban en una de las saunas. Nosotros aprovechamos el de la sal y el de la miel, también hubo otro de la cerveza. El ritual consiste en que un hombre va echando líquidos aromáticos en las piedras centrales y luego distribuye el calor con fuertes movimientos de una toalla por toda la sauna, antes de empezar abre las puertas para que se vaya un poco el calor, porque la temperatura se eleva mucho durante el ritual, a los diez minutos aproximadamente, se hace una pausa se sale a la zona de duchas contigua a la sauna y te untas con sal o miel depende del ritual y tu piel se limpia y se queda suave, cuando te has untado vuelves a entrar en la sauna y vuelve a repetir, con los aromas y los movimientos de toalla. Sin duda una experiencia magnifica y de lo mejor del viaje. Lo de la ropa de baño, la gente lo lleva con una naturalidad increíble y te sientes en todo momento muy a gusto, es otra mentalidad. A nosotros nos encanto y esperamos poder repetir algún día este tipo de experiencias, a mi me gusto mucho pero a mi novia en principio la más reacia a esta vivencia salio con pena, le gusto incluso más que a mi. Sin duda lo recomendamos, es uno de los mejores recuerdos del viaje para nosotros. Desde las termas volvimos hasta la Landhaus Osborne donde cenamos y nos acostamos, tras otro completo día.