El día lo íbamos a dedicar completamente a la ciudad de Riga, que había sido fundada en el siglo XIII por un obispo procedente de Alemania con el objetivo de evangelizar Livonia. Fue apoyado por la Orden de Livonia y por la Orden Teutónica llegando a controlar toda Letonia. La pertenencia a la Liga Hanseática hizo que experimentara un gran apogeo en el medievo. Luego la ciudad pertenecería a Polonia, Suecia y el imperio ruso. Tras la caída del imperio logró su independecia y pasó a ser capital de Letonia. Anexionada a la URSS durante la II Guerra Mundial recuperó su independecia en 1991.
Después del desayuno salimos en autocar hacia el río Daugava, río que dividía la ciudad en dos , y lo cruzamos al otro lado para tener una panorámica del casco antiguo, que estaba situado en el lado del río del que veníamos. El lugar donde nos encontrábamos era una zona moderna en expansión, algo así como una zona empresarial. Nos desplazamos hasta la calle Alberta, para ver varios de los edificios de estilo Art Nouveau más importantes de la ciudad. Este estilo había surgido en el siglo XIX como respuesta a los estilos anteriores y coincidiendo con la construcción de edificios residenciales de lujo. Había completa libertad de diseño, figuras geométricas o fantasiosas y líneas sinuosas. Vimos varios edificios en las calles Alberta y Elisabetes, como el de Alberta St 4a, o casa Lebedinskys, construida en 1904, con las ventanas decorativas hacia el exterior y las habitaciones de servicio y dormitorios hacia el interior. En la parte superior de la fachada predominaba el color azul en los azulejos, los balcones con las rejas y barandillas en color verdoso, estatuas entre cada ventana y balcón. Por si fuera poco la decoración cambiaba entre cada piso. También el de Elisabetes St 10b, con sus azulejos azules y recargada de detalles en la parte central. Se me hace imposible describir la decoración, porque era muy variada.
Después del desayuno salimos en autocar hacia el río Daugava, río que dividía la ciudad en dos , y lo cruzamos al otro lado para tener una panorámica del casco antiguo, que estaba situado en el lado del río del que veníamos. El lugar donde nos encontrábamos era una zona moderna en expansión, algo así como una zona empresarial. Nos desplazamos hasta la calle Alberta, para ver varios de los edificios de estilo Art Nouveau más importantes de la ciudad. Este estilo había surgido en el siglo XIX como respuesta a los estilos anteriores y coincidiendo con la construcción de edificios residenciales de lujo. Había completa libertad de diseño, figuras geométricas o fantasiosas y líneas sinuosas. Vimos varios edificios en las calles Alberta y Elisabetes, como el de Alberta St 4a, o casa Lebedinskys, construida en 1904, con las ventanas decorativas hacia el exterior y las habitaciones de servicio y dormitorios hacia el interior. En la parte superior de la fachada predominaba el color azul en los azulejos, los balcones con las rejas y barandillas en color verdoso, estatuas entre cada ventana y balcón. Por si fuera poco la decoración cambiaba entre cada piso. También el de Elisabetes St 10b, con sus azulejos azules y recargada de detalles en la parte central. Se me hace imposible describir la decoración, porque era muy variada.
Atravesamos el área de Boulevard Circle, un parque con jardines, el canal de la ciudad, césped, donde antaño estuvo el sistema de fortificaciones de la ciudad. Llegamos hasta el Monumento a la Libertad, inaugurado en la fecha de creación de la República de Letonia. Durante la ocupación soviética prohibieron tanto la reunión de gente en torno al monumento como la colocación de flores. Pese a las posibles represiones la gente se reunía para celebrar los eventos más importantes para Letonia. Por el Bulevar del Bastión (donde antiguamente estuvo la línea de fortificaciones) llegamos hasta la calle Smilsu, la más importante de la época medieval, porque era la entrada de Riga. Vimos la Torre de la Pólvora, situada donde estaban las puertas de la ciudad. Continuamos por la calle Torna, donde estaban los Barracones de Jacobb, una hilera de casas construidas en el siglo XVIII durante la construcción de la muralla y que estaban cerca del bastión de Jacob. Justo enfrente estaba la Torre de Ramer y una pequeña sección de muralla, que es todo lo que quedaba de ella. En una de las fotos se pueden ver los barracones a la izquierda y el bastión a la derecha. Atravesando la Puerta Sueca, la única que queda de las que tuvo la muralla para entrar al recinto, seguimos nuestro itinerario hasta llegar de nuevo a la calle Smilsu y a la Plaza de la Catedral, del siglo XIX. Visitamos la catedral luterana, que había sido mandada a construir por el obispo alemán que había fundado la ciudad de Riga en el siglo XIII. Sus estilos arquitectónicos iban del románico al clasicismo. Antes de seguir hicimos un pequeño descanso en una cafetería al lado de la Plaza de la Catedral.
Por la calle Jekaba llegamos hasta el conjunto de casas “Three Brothers”, ejemplo de arquitectura medieval y en las que vivían habitualmente artesanos. Una de las casas es la más antigua construida con piedra en Riga, en el siglo XV. Tenían la peculiaridad de que algunas casas estaban torcidas. Volviendo sobre nuestros pasos llegamos a la plaza donde estaba el ayuntamiento y otro importante edificio: The house of Blackeads. Este edificio del siglo XV era inicialmente alquilado para los miembros del Gran Gremio y los mercaderes solteros, The Brotherhood of Blackheads (“La hermandad de las cabezas negras”), que en el siglo XVIII se convirtieron en propietarios del edificio. Por detras de la plaza sobresalía por encima de todo lo demás el campanario de la Catedral de St Peter, que fue hacia donde nos marchamos. Esta catedral era de principios del siglo XIII y en sus orígenes la congregación la formaban miembros del gran gremio y artesanos de los pequeños gremios. En un ascensor subimos hasta la segunda galería de la torre, ubicada a 72 m, y pudimos disfrutar de una panorámica que iba desde el río Daugava, pasando por el casco antiguo, el mercado central y el edificio de la Latvijas Zinatnu Akademija (Academia de Ciencias de Letonia).
Por detrás de la iglesia luterana pasamos a la calle Skarnu, donde había varios monumentos de interés: en el lugar donde hubo un antiguo castillo estaba el Convento del Espíritu Santo y la Iglesia de St George (principios del siglo XII) construida en piedra caliza blanca (Museo de Artes Aplicadas). También había antiguas casas residenciales y almacenes. Continuando un poco por la calle estaba la Iglesia de San Juan Bautista, primera residencia del obispo de Riga y hoy en día iglesia luterana evangélica. Junto a la fachada de la Iglesia de St Peter había una estatua muy graciosa representando a los Cuatro Músicos de Bremen, una historia de los Hermanos Grinn en la que 4 animales amigos, un burro, un gallo, un gato y un perro, tocaban varios instrumentos musicales. Los cuatro juntos tenían aventuras a menudo en las que trataban de ayudar a la gente de su ciudad y proteger el bosque, fomentando la amistad y los valores morales. Callejeando un poco por todos los pasadizos y recovecos llegamos hasta la plaza en la que habíamos cenado la noche anterior, la Plaza Livu, para admirar alguno de sus edificios de los siglos XVII-XVIII, como por ejemplo el de Small Blacksmith's, donde se estableció el gremio de los herreros.
El recorrido guiado ya había acabado y a partir de ese momento ya teníamos todo el día libre. Nos fuimos paseando por la principal calle peatonal del casco antiguo, la calle Kalku (calle que iba desde la Plaza del Ayuntamiento hasta la zona del Boulevard Circle). Queríamos ir a comer al Mercado Central, así que nos fuimos por la calle Valnu viendo edificios del siglo XIX como el Teatro Nacional y la Ópera Nacional, ambos del siglo XIX, Azpasijas Boulevard, hasta que llegamos al mercado. El mercado eran las naves que se veían desde el campanario de la Catedral de St Peter y en su inicio, por los años 20, habían sido hangares para zeppelins. Estuvimos curioseando un poco por cada uno de los hangares, dedicados a secciones concretas, viendo las flores, verduras, carnes, etc... Al final no vimos claro comer en el mercado y fuimos a un albergue juvenil que encontramos de casualidad en las cercanías. Después de comer seguimos caminando junto al río Daugava, hasta llegar al Castillo de Riga que había sido residencia de la Orden Livonia y actualmente era la sede del presidente de Letonia. El castillo no me pareció gran cosa. Pasamos por la plaza Pils, del siglo XVIII, donde vimos por fuera la Iglesia de Ntra Sra del Socorro, también del siglo XVIII y con una bonita torre de color azul. En el siguiente rato ya no vimos nada nuevo, simplemente estuvimos callejeando sin rumbo admirando algunos edificios Art Nouveau, barrocos. Creo que no nos dejamos ni una calle sin visitar. Desde la Plaza Livu seguimos hasta la Torre de la Pólvora y vimos una casa, no me acuerdo de qué era, pero que tenía en su fachada dibujados los escudos de Letonia. Subimos por la colina del bastión hasta Boulevard Circle, donde estuvimos descansando un rato. Allí vimos algo que se nos había pasado por la mañana: un puente sobre el canal que estaba repleto de candados y que parece ser que era una costumbre que tenían los recién casados.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Ya en este punto decidimos que era hora de regresar al hotel, así que por la calle Brivibas para arriba en unos 20 minutos llegamos al hotel. Eran las 8 de la tarde aproximadamente y no habíamos parado de andar en todo el día. Después de un merecido descanso nos llevaron a cenar a una parte del grupo a un restaurante buffet que había en las afueras de Riga y que tenía también una sala de baile, así que allí acabamos nuestra estancia en Riga. En general tanto Vilnius, como Tallin y Riga me habían parecido ciudades muy interesantes. No obstante tenía preferencia por Tallin, la ciudad de aspecto medieval por excelencia, y Riga, que mostraba mayor variedad en su casco histórico, desde la época medieval hasta el Art Nouveau.