Para nuestro primer día en Berlín, pensamos hacer un tour turístico con la empresa New Berlin Tours, nunca había hecho una visita guiada, ni de este tipo ni de ningún otro en realidad, y la verdad es que solo podemos decir cosas positivas de él.
A las 1100 sale de la Puerta de Brandenburgo, te vas hasta allí y verás junto al Starbucks un montón de gente… eliges el del idioma que más te satisfaga… y a esperar que te coloquen en un grupo. Nosotros éramos bastantes, unos 30 y pico, y nos tocó de guía a David, un granadino que nos enseño mucho de la ciudad. Por una mañana dejamos de ser turistas, eso fue casi lo único que nos pidió, y nos adentramos en la historia de la ciudad más apasionante del siglo XX.
Puerta de Brandenburgo, no nos cansamos de verla...
Comenzamos el Tour en la Pariser Platz, delante de la Puerta de Brandenburgo, casi no podía ser de otra manera, al fin y al cabo ha sido protagonista de casi todo lo que ha pasado en la ciudad. Ahí estaba ella, preciosa ante nuestros ojos…
Siguiente punto de la ruta, el Memorial del Holocausto, una única recomendación, hay que experimentarlo, si es en solitario mejor, así que volveremos otro día, y la recomendación de nuestro guía es hacerlo por la noche. Esa mañana solo lo atravesamos casi en línea recta, y desde el exterior, la verdad es que no te haces una idea de lo enorme que es… Nos contó, que para evitar que se hicieran grafitis en las piezas de cemento se les había rociado una especie de líquido especial para que la pintura no se adhiera bien, pero lo curioso del caso, es que la empresa que lo distribuye, era “descendiente” de la que proporcionaba el Zyclon-B … vaya por dios!
Es un sitio para recorrer en solitario
Bueno, continuamos nuestro caminos y fuimos a “ver” el lugar donde se encontraba el bunker de Hitler. Entrecomillo lo de ver, porque lo que hicimos fue colocarnos en una acera en la que nos contaron que se encontraba allí, y que, como es obvio, decidieron tapiarlo y que no se convirtiera en lugar de culto y peregrinación para los “neo-fascistas”
Seguimos nuestro camino en busca de una edificación típica del nazismo, y nos encontramos con el edificio que albergaba el Ministerio de Defensa de la Unión Soviética. Frente al edificio, otro Memorial, la ciudad está plagado de ellos, en este caso rememorando la manifestación del pueblo de Berlín del Este, ante las medidas que quería tomar el gobierno soviético, de trabajar más por la misma miseria, y que desencadenaron en un gran nº de heridos ya que se sacaron los tanques a la calle para acabar, literalmente, con los manifestantes. Sus dimensiones son exactamente iguales al mural que ocupa la fachada con pinturas de “realismo” socialista, donde todo parece que es hiper-mega-guay.
El pueblo se echó a la calle para luchar por sus derechos… y acabó la cosa como acabó
Después de esto llegamos a uno de los puntos fuertes del tour… por primera vez vimos el muro de Berlín, uno de los tramos que aún quedan en pie, y a la mayoría le parece enanísimo! Y es que el “muro” en realidad no eran las dos hileras de pared que levantaron, sino lo que había entre ellas dos… la “franja de la muerte”.
Lo verdaderamente importante era lo que estaba entre los dos muros
Da que pensar, realmente el muro dividía la ciudad hace apenas 23 años… eso es hace nada, muchos de nosotros vimos, bueno, estábamos ahí, cuando caía el 9 de noviembre de 1989… ains, aún “recuerdo” como en la super-pop regalaron supuestos trozos del muro en uno de sus números
Desde aquí fuimos hacia Checkpoint Charlie, bien es cierto que se ha convertido en un atrapa-turistas, pero bueno, aunque solo sea por ver donde se encontraba unos de los puestos fronterizos de la ciudad, cuando esta estaba dividida, hay que ir. En una enorme señal, están las fotos por un lado del último soldado americano que defendió esa posición, y por el otro lado la del último soldado soviético.
Disney World lo llaman algunos...
Pero antes, nos detuvimos para admirar los míticos coches Trabant (Trabi para los amigos), que tenían todo el mundo en la pobre Alemania del Este, y que estaban hechos con Duraplast, resina mezclada con algodón, papel, etc. vamos que la seguridad con estos coches en caso de darte un golpe… además debían contaminar un montón, pero bueno, hay empresas que ofertan tours por la ciudad en estos míticos coches.
Uno de los míticos trabis
Después de esto y como se va acercando la hora de comer, en realidad para nosotros aún es muy pronto, era como la una del mediodía, pero luego, al acabar, ya sería demasiado tarde, hacemos una parada técnica para comer. En un Fresco, una sopa, para entrara en calor, y medio sandwich… la parada también nos sirvio para conectarnos con el mundo, facebook, twitter, etc.
Sopita rica para entrar en calor
Una vez descansados seguimos con el “programa”, medio paramos en la famosa chocolatería Fassbender & Rausch, en la que, entre otras cosas, se puede ver un enorme Bundestag, y una no menos pequeña puerta de Brandenburgo de chocolate… compramos un par de onzas de chocolate blanco y con leche para probar, y la verdad es que está muy, muy bueno.
El Bundestag más dulce
Poco a poco nos íbamos acercando al final del tour, y sinceramente no nos apetecía nada acabar, estábamos aprendiendo mucho sobre la historia de Berlín… y además pasándonoslo bien. Siguiente punto de interés, la “plaza de la tolerancia” o Gendarmenmarkt, en la que una catedral francesa y otra alemana fueron construidas completamente iguales y en su plaza convivieron en armonía durante muchos años. Los hugonotes fueron expulsados de Francia en el siglo XVI y acogidos enPrusia… hasta 20.000 llegaron a la ciudad, casi invadiéndolo todo y aportaron incluso muchas palabras al lenguaje local.
Gendarmenmarkt… preciosa iluminada por la noche
De la plaza de la tolerancia, a la de la “intolerancia”, la Bebelplatz. En ella estaba la Alte Bibliothek de la que los nazis sacaron un gran número de libros vetados por tratarse de obras de autores judíos, comunistas, etc. y los quemaron en medio de la plaza, en la que, como no podía ser de otra manera en Berlín, hay un Memorial que conmemora tan aciaga fecha: el 10 de mayo de 1933.
Muchas estanterías se quedaron vacías aquel día
De aquí fuimos a otro Memorial, que para qué engañaos, ya no recuerdo cual era su nombre exacto. Lo que si recuerdo es que en principio se construyó en memoria de las víctimas de la I Guerra Mundial, y que al llegar al poder Hitler, como creían que Alemania había sido bastante “maltratada” en el Tratado de Versalles, cambiaron el nombre y la “función” y se instauró como el nuevo Memorial por las víctimas del bolchevismo, ¿se dice así?
La artista que creó la obra también había perdido a su hijo en la guerra
Total, que tras la victoria de lo aliados en la II Guerra Mundial, pasó a formar parte del lado comunista, y cuando vieron lo del memorial fue como… ¿perdona? de eso nada, vamos a cambiarle el nombre y a partir de ahora será en memoria de las víctimas del fascismo… Y ya para finalizar, allá por la década de los 90, tomo su nombre actual. Tiene una bonita escultura en su interior de una madre sujetando en brazos a su hijo caído en la guerra.
Total, que nuestra penúltima parada fue un lío de nombres de memoriales y cambios de un bando a otro… pero lo peor de todo era que el tour se estaba acabando, y aún queríamos saber más cosas de la ciudad. Nos sentamos en las escaleras de la Berliner Dome y ahí David dio por finalizado el recorrido. Cada cual pago lo que considero oportuno, desde mi punto de vista, se ganó los euros que le pagamos. Personalmente siendo primeriza en esto de los tour guiados, me dejó la sensación de querer repetir en otros viajes.
Último punto del recorrido… hasta aquí hemos pagado el billete
Un par nos apuntamos a tomarnos una cerveza, y picotear algo, con él para hacerle todavía un par de preguntas más. El bar, The Pub, estaba muy bien, tienes en la mesa una máquina en la que hacer tu pedido y además 4 sifones de cerveza en los que marcas un nº y te vas rellenando todo lo que quieras… al final a ellos les sale el total de tu cuenta y te cobran todo. Nosotras nos pedimos para picotear unos nachos y unos aros de cebolla ¡riquísimos!
Un piskolabis merecido después del duro día …
Para cuando dimos por finalizada la mini-reunion ya era un poco tarde, así que decidimos volver sobre nuestros pasos y repetir algunos lugares por los que habíamos pasado con el tour, y de los que no teníamos buenas fotos. Así hasta acercarnos al Sony Center, para ver su techo iluminado de diferentes colores.
El Sony Center va cambiando de color poco a poco
Como ya era noche cerrada cogimos el metro hasta el apartamento, pero antes pasamos por un Lidl cercanos para hacer unas compras.
Gastos del día:
Amaiketako en el Starbucks + Dunkin Donuts –> 16,50€
Comida en el Fresco Espresso Bar –> 21,95€
Picoteo en The Pub –> 23,18€
Compras en el Lidl –> 18,93€