Comenzaba uno de los días más especiales del viaje, era mi cumpleaños!! y además el tiempo decidió hacerme también un regalito, el día amaneció con Berlín completamente nevada. Ooooohh!! Qué bonito!!
Berlín amaneció completamente blanca
Desayunamos en el apartamento y salimos a recorrer las blancas de Berlín, empezamos cerca de donde nos alojamos, en el Jüdischer Friedhof, o lo que es lo mismo Cementerio Judío, lugar de reposo de varios insignes judíos alemanes, como Lieberman o Ullstein. La estampa no pudo ser mejor, estábamos completamente solas, en medio de las lápidas, con los copos de nieves cayendo sin parar… un marco incomparable.
En el cementerio estuvimos completamente solas
Después fuimos en busca de la Neue Synagoge, y nos costó bastante dar con ella, pero finalmente accedimos a su interior… bueno, al menos a lo que se puede visitar, que realmente no es que sea mucho. Supuestamente hay que pagar por subir a la cúpula y entrar en la exposición, al menos eso ponía en algunos carteles, pero allí nadie nos pidió dinero ni ninguna entrada, así que ¿?¿?
La Nueva Sinagoga, "reconstruída" tras la guerra.
Primero subimos hasta la cúpula, destruida en gran parte la fatídica “noche de los cristales” y que acabó por sucumbir durante la guerra, por las bombas de los aliados. Después vimos algunas piezas de la sinagoga original en una pequeña exposición que hay en el interior.
El día, estaba marcado por nuestra reserva para visitar el Bundestag, así que como a las 13:00 teníamos que estar allí, de la sinagoga fuimos yendo poco a poco hacia el parlamento alemán. Cuando llegamos hubo un pequeño lío con nuestra reserva, que parece que no sabían donde meternos… pero finalmente dan con los papeles, nos dan una tarjetita de identificación y para adentro, a esperar a nuestro guía.
Existen dos opciones, una subir hasta la cúpula únicamente, y la otra, la que hicimos nosotras, hacer una visita guíada, creo sin ninguna duda que merece muchv la pena la segunda opcion, por que así te enteras de la historia del edificio, y, como en cada nueva cosa que descubrimos de Berlín, aprendemos un poco de historia del siglo XX.
Nada más entrar, una de las primeras cosas que se ven, son parte de los muros originales que Foster, el arquitecto encargado de la restauración, quiso sacar a la luz, en la que los soldados rusos hicieron pintadas cuando tomaron el edificio. Y ahí siguen después de tanto tiempo, símbolo de la victoria del bando aliado en la II Guerra Mundial.
Los soldados rusos venían hasta aquí a dejar su huella
Hay algunas personas a las que la reforma que llevó a cabo Foster en el Reichtag no les gusta nada, a mi me parece que ha dado en el clavo totalmente, el edificio es impresionante. Bajamos en el ascensor para ver una zona en la que hay un túnel que conectaba el edificio con uno enfrente, pero el muro de Berlín pasaba justo por entre los dos, y claro, no era plan de poner las cosas fáciles, y tapiaron el túnel. Aquí también hay una obra de un artista ¿francés?, no lo recuerdo ahora mismo, en el que con cajitas de metal ha ido poniendo todos los nombre de los líderes elegidos democráticamente en Alemania, una de ellas, es negra, haciendo referencia a las elecciones que llevaron a Hitler al poder.
La caja negra, "contiene" la historia negra de Alemania
De aquí subimos a ver la sala del parlamento, donde los alemanes van decidiendo el futuro de todos los europeos, poco menos… hay unas tribunas públicas en las que nos sentamos y nuestro guía nos explicó un poco como se sitúan los parlamentarios en la sala.
Sala del parlamento germano
Justo encima de esta sala, está la gran cúpula que ha hecho famoso al edificio, al parecer en un principio Foster se negaba a hacer una cúpula en la reconstrucción, pero como el Gobierno alemán le dijo que vale, que hiciera el interior que ellos buscarían otro arquitecto para hacer la cúpula, finalmente cedió, y menos mal! La cúpula se ha convertido en el símbolo del edificio, convirtiéndolo en el edificio parlamentario más visitado del mundo.
La cúpula es ahora el símbolo del edificio
Te dan una audioguía que te va explicando como se construyó y lo que se va viendo según subes y bajas por la rampa helicoidal. Las vistas sobre Berlín son preciosas y para los que no les guste esto de las alturas como a mi, decir que no se pasa mal en absoluto, al menos yo disfruté como una enana.
Subiendo por la rampa… y después banjando
Salimos del Bundestag y no perdimos la ocasión de inmortalizarnos junto a él, con la explanada llena de nieve… Creo que la visita guiada merece mucho la pena, y aunque el guía pueda parecer un poco soso, no deja de estar en un lugar “serio” e incluso hizo un par de bromas…
El edificio al completo
Salimos ya bastante tarde de ahí, así que teníamos que buscar un sitio para comer lv antes posible, primero porque no nos “cerraran la cocina”, y segundo, porque los estómagos empezaban a rugir cosa mala. Encontramos un restaurante italiano en la misma calle Unter den Linden, el Casa Italia y pedimos un plato de pasta cada una y unas pepsi’s.
Tortellinis de carne y queso
No sabíamos muy bien que hacer y finalmente nos dio la locura de ir hasta la Columna de la Victoria. La cosa parecía fácil, pasas la Puerta de Brandenburgo, siempre por el centro, eso sí, y la ves allí mismo… claro que cuando te pones a caminar… ¡parece que no vas a llegar nunca!
Aprovechamos para comprar las Welcome Card's para los siguientes días
Atravesamos prácticamente todo el parque Tiergarten, y sinceramente, mereció mucho la pena el paseito. Íbamos prácticamente solas, hacía no demasiado frío y pudimos ver hasta animalillos por ahí sueltos. Además fuimos haciendo fotos a diestro y siniestro con todo lo que nos encontrábamos
Los tanques también pueden ser decorativos ¿?¿?
Se puede subir hasta lo alto de la columna, pero nosotras nos conformamos con disfrutarla a ras de suelo y dar una par de vueltas a su alrededor, justo cuando ya comenzaban a iluminarla porque se estaba haciendo de noche.
Conseguido!! Hemos llegado!!
Cogimos un autobús y un metro hasta el apartamento y descansamos un rato hasta la hora de cenar. Era mi cumpleaños así que había que celebrarlo. Yv traía apuntado desde casa el restaurante Prater como uno de los más recomendados, y encima lo teníamos casi al lado, así que para allí que nos fuimos.
Brindemos ¡por mi!
Nos pedimos unas buenas jaras de cerveza, de medio litro ni más ni menos, y un platazo cada una. Acabamos hasta las trancas, estaba todo muy rico, así que muy recomendable el lugar. Con el contentillo de brindar por una cosa o por otra no fuimos hasta el apartamento que al día siguiente volvía a tocar madrugar. ¡Qué dura es la vida del turista!
Gastos del día:
Pase diario transporte hasta 5 personas –> 15€
Comida en el italiano –> 45,70€
Cafés en el Starbucks –> 10,90€
Welcome Card’s para 3 días –> 108€
Cena en Plater –> 51,80€