Este día nos levantamos prontito ya que nos esperaba un buen trasiego de trenes, primero cogeríamos la Yamamote Line para ir desde la estación de Ueno a la estación de Tokyo, desde aquí cogeríamos el tren bala para ir hasta Osaka donde teníamos que coger un metro hasta la estación de Namba en Osaka y coger un tren de la compañía Nankai que nos llevaría a Gokurabashi, por último un monorraíl nos llevaría desde Gokurabashi hasta nuestro destino final, Koyasan.
Al principio estábamos un poco asustados por tanto tren y trasbordo, pero la verdad es que fue un viaje muy cómodo, los trenes eran puntuales al minuto, además como íbamos ligeros de equipaje ( ya que habíamos mandado nuestras maletas a Kyoto por mensajeria) los desplazamientos eran muy cómodos, si no con nuestros dos maletones hubiera sido un infierno cada trasbordo.
Llegamos a la estación de Tokyo sobre las 06:50, muy sobrados de tiempo ya que nuestro tren salía a las 7:33, así que nos dio tiempo a comprar unos dulces japoneses y desayunar en la estación, para llegar a la zona de los shinkansen y más concretamente a nuestro anden no tuvimos ningún problema ya que como siempre estaba perfectamente indicado.
En los shinkansen hay vagones para gente que tiene reserva de asiento y otros para los que no, la gente empezó a hacer un poco de cola en las zonas de los vagones no reservados pero como nosotros íbamos con reserva no nos preocupamos.
El shinkansen es una maravilla, ni punto de comparación con el AVE, tienes un espacio inmenso entre los asientos, te caben de sobra las piernas y las maletas y te puedes reclinar el asiento sin molestar al de detrás. Tienes bastantes servicios a tu disposición, y hay una señorita pasando a cada rato para ver si te apetece algo de comer. Mi mujer aprovechó el viaje para dormir, pero yo no dormí nada, xq estaba pendiente de ver el Monte Fuji por mi ventana, desafortunadamente estaba por el lado contrario y no lo vi.
Llegamos a la estación de Osaka y teníamos que coger un metro para ir a la estación de Namba Osaka que es la base de la compañía Nankai, desde donde salen varios trenes privados, incluido el que va a Koyasan. La verdad es que la estación de Osaka nos pareció inmensa, ya que tuvimos que andar bastante para poder llegar a la parada de metro, menos mal que íbamos sin equipaje. Afortunadamente la gente es muy amable y si nos veían perdidos enseguida preguntaban si nos podían ayudar, así que encontramos la estación sin problemas, eso si como se ve que era la hora de ir al trabajo el metro estaba atestado, mucha mucha gente.
Al llegar a la estación de Namba nos costó un poco encontrar las oficinas de Nankai, pero un señor muy amable, que además hablaba Castellano ( lo había estudiado en la universidad y después de 30 años aun se acordaba !!!), nos acompañó hasta las oficinas. Como Nankai es una compañía privada no sirve el JRP x lo q nos estuvimos informando y al final compramos un bono que incluía el tren de ida y vuelta desde Osaka a Gokurabashi, los billetes de ida y vuelta en el monorraíl y los autobuses en Koyasan.
Como aun faltaba un ratito para que saliera nuestro tren aprovechamos para comprar unos sándwiches y una caja de comida japonesa para llevar, había varios tipos y después de mirar mucho y dudar decidimos coger una que iba en el formato clásico de bento con su cajita y todo. Nos comimos los sándwiches en el momento y guardamos el bento para después.
El tren que nos llevó a Gokurabashi ya era de tipo regional pero la verdad es que era muy cómodo y el viaje se nos pasó volando, ya que el paisaje era muy bonito con montañas inmensas muy verdes y nubladas y un pasaje más rural y típico del " Japón Profundo".
Koyasan es una especie de meca para los budistas, con infinidad de templos y un gran cementerio, Okuno-in, donde según la lonely cualquier budista que se precie tiene algo enterrado.
Nosotros nos alojábamos en uno de los templos, se llamaba Ekoin, el edificio era muy bonito, pero lo mejor de todo era unos preciosos jardines que tenia. Estuvimos un rato contemplando el exterior y después se nos acerco un monje que en un perfecto inglés nos explicó un poco las normas y nos acompañó a nuestra habitación.
La habitación era muy bonita, con una gran sala de estar con una mesa central y al fondo del todo un balconcito con unas sillas que daban a un precioso jardín, además aunque no teníamos baño, que era compartido, lo teníamos nada mas salir pegado a nuestra habitación.
Aprovechamos para comernos la caja de bento, descansamos una media hora y nos fuimos a ver alguno de los templos, pero sin mucho stress, ya que nuestro objetivo al venir a Koyasan era descansar, un día de descanso en mitad del viaje para coger fuerzas para la segunda semana.
Salimos de Ekoin y nos fuimos directamente a ver el complejo de templos Garan, uno de los más famosos de Koyasan.
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La verdad es que el templo en si no nos impresionó mucho, a estas alturas creo que estábamos saturados de templos, y como nuestra estancia allí era de relax dimos un paseo hacia nuestro templo sin entrar en ningún otro, solo viendo las fachadas. También entramos en alguna tienda pero aquello estaba lleno de objetos religiosos y a nosotros no nos llamaba mucho.
Llegamos a Ekoin sobre las 17:15 de la tarde y como la cena la servían alrededor de las 17:30 decidimos esperar en la habitación, pusimos un ratillo la tele y vimos el campeonato de sumo, y es q cuando fuimos a verlo al estadio nos quedamos enganchados, sacamos la hoja de los combates del día que estuvimos en el estadio y vimos como le había ido a cada luchador.
Al cabo del rato nos trajeron la cena, cuando reservé me dieron varias opciones de cena, al final escogí la más cara ya que era comida exclusivamente vegetariana y la más cara llevaba más variedad. Entraron dos monjes cargados de bandejas y empezaron a prepararlo todo, la presentación era exquisita, daba hasta pena tocarlo y con tantas bandejas parecía que estabas comiendo a 7 metros del que tenias enfrente. La verdad es que la comida no nos gustó mucho, debió de ser la única de las que probamos en Japón, y es que estaba todo como cocido flotando en un caldo y al morderlo soltaba más caldo, menos mal que había una gran perola llena de arroz.
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Nos volvimos al templo y decidimos pegarnos una ducha, era un baño de chicos y otro de chicas para todo el templo, entre en el de chicos y no había nadie. Bueno, me quite la ropa en la parte de fuera, cogí mi toalla y al entrar en el baño en si me lleve una sorpresa, los grifos de ducha estaban a media pared de modo que para lavarme el pelo me tenia que agachar ( y es q yo no había visto nunca un baño japonés). Al cabo de un rato cuando ya me estaba desenjabonando, entro un monje y al verme agachado de esa forma soltó una mini carcajada, el buen hombre me explicó como pudo que se cogía una banqueta de fuera y te sentabas en ella para poder limpiarte tranquilamente ( por eso estaba tan bajo el grifo de la ducha) y después te metías en una bañera ( aunque más bien parecía una piscina) con agua muy caliente. Como ya llegaba tarde a lo de ducharme en la banqueta me metí en la bañera....que placer, estuve unos 45 minutos de relax total, se me quito todo el cansancio del viaje.
Cuando volví a mi habitación ya estaban los futones preparados, mientras nos bañábamos habían retirado la cena, habían ordenado la habitación y nos habían preparado la cama, después de ese pedazo baño dormí como nunca.
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Ya estamos mirando como reformar la casa para poder acoplar un baño tipo japonés.