Hoy nos levantamos con una agradable sorpresa porque tras dos días nublados y frescos... ¡¡¡El sol ha vuelto y apenas hace viento!!!
Empezamos la jornada conociendo mejor la figura de Manrique, del que ya comenté algo en una etapa anterior, así que vamos hacia la localidad de Tahíche donde puede visitarse la Fundación César Manrique.
Empezamos la jornada conociendo mejor la figura de Manrique, del que ya comenté algo en una etapa anterior, así que vamos hacia la localidad de Tahíche donde puede visitarse la Fundación César Manrique.
La casa está situada sobre una colada de lava de las erupciones que tuvieron lugar entre 1730 y 1736 y su construcción comenzó cuando el artista volvió de Nueva York a finales de los años 60 y decidió instalarse definitivamente en Lanzarote. Años más tarde fue modificada por el propio Manrique para convertirla en un museo dentro de un espacio visitable y muy atractivo visualmente.
Una vez vista la exposición, bajamos al nivel inferior, donde destaca la decoración de las diferentes burbujas volcánicas y la piscina que hay en el jameo.
Después seguimos hasta Nazaret y entramos en LagOmar. Inicialmente no teníamos prevista esta parada, pero fue todo un acierto.
La casa fue construida por César Manrique y fue comprada por el egipcio Omar Sharif (al que recordaréis por películas tan míticas como Doctor Zhivago o Lawrence de Arabia) que estaba en Lanzarote rodando La Isla Misteriosa allá por 1973.
Según cuentan, el señor Sharif apenas pudo disfrutar de esta magnífica y original propiedad porque la perdió en una partida de cartas nada más comprarla.
Increíble, lo sé.
Por lo visto era demasiado aficionado al juego y esa noche no le acompañó la suerte ni el instinto, pues la apostó sin saber que su rival era campeón de Europa de bridge.
Según cuentan, el señor Sharif apenas pudo disfrutar de esta magnífica y original propiedad porque la perdió en una partida de cartas nada más comprarla.
Increíble, lo sé.
Por lo visto era demasiado aficionado al juego y esa noche no le acompañó la suerte ni el instinto, pues la apostó sin saber que su rival era campeón de Europa de bridge.
LagOmar puede recorrerse por libre y al entrar hay un restaurante donde puedes tomar algo frente a la piscina y sentirte como una estrella de Hollywood por un rato, porque vaya casa. Además hace poco han abierto un museo y aún pudimos ver algún cuadro que quedaba de la última exposición.
Después nos desviamos hacia la Playa de Famara y conforme nos vamos acercando nos damos cuenta de que las toallas se van a quedar en el coche porque está totalmente nublado. A pesar de las nubes, la playa es muy bonita, de arena fina y dorada que se extiende a lo largo de seis kilómetros y con dunas de arena al otro lado del camino.
Debido a los vientos Alisios y al oleaje, creo que este es el mejor lugar de Lanzarote para practicar deportes como el surf, el kitesurf o el windsurf y de hecho había varios grupos aprendiendo a surfear.
Debido a los vientos Alisios y al oleaje, creo que este es el mejor lugar de Lanzarote para practicar deportes como el surf, el kitesurf o el windsurf y de hecho había varios grupos aprendiendo a surfear.
Comemos en el pueblo de al lado, que es Caleta de Famara, con sus calles de arena y las barcas aparcadas junto a los coches delante de las casas, y poco a poco va saliendo el sol, así que al irnos podemos hacer esta preciosa foto de la playa.
Luego paramos en Mozaga para ver el Monumento al Campesino, que rememora el duro trabajo agrícola que se realizaba antaño en la isla y que se compone de dos partes: La escultura "Fecundidad" y la Casa-Museo del campesino.
Como aún quedaba tarde por delante, en lugar de quedarnos en las playas más cercanas al apartamento, que son Matagorda y Los Pocillos, decidimos volver a las calas de Los Ajaches.
Y terminamos la tarde en Femés tomando algo mientras esperábamos ver atardecer.