Hangzhou-Suzhou ✏️ Diarios de Viajes de ChinaPrograma : Visita de la Pagoda de las Seis Armonías, Calle Hefan. Visita de una plantación de té. Traslado a la estación, llegada a Suzhou, recepción y traslado al hotel. Alojamiento. Día 8 de mayo. Miércoles. Plantación de Té de Longjing. Como ya...Diario: China milenaria⭐ Puntos: 5 (48 Votos) Etapas: 18 Localización: ChinaPrograma: Visita de la Pagoda de las Seis Armonías, Calle Hefan. Visita de una plantación de té. Traslado a la estación, llegada a Suzhou, recepción y traslado al hotel. Alojamiento. Día 8 de mayo. Miércoles. Plantación de Té de Longjing Como ya os conté en la etapa anterior este hotel no me gustó y os voy a contar el último detalle: a la hora de hacer el cheking tardaban y tardaban y no firmaban los papeles y yo me impacientaba y ya me dijo nuestra guía que estaban esperando a que les llamase el empleado que había ido a la habitación para ver si todo estaba en orden . ¿Qué pensarían, que habíamos roto los cristales, que habíamos robado las toallas, que me llevaba los cuadros en la maleta? ¿Qué clase de clientes tienen? ¿Por qué elegir un establecimiento que sospecha de sus clientes? Ya os dije que no me había gustado . Hoy vamos a realizar el programa tal y como estaba planteado pero visitando en primer lugar la plantación de té. Esta visita la había pedido yo de forma expresa pues me pareció interesante conocer algo tan propio de China como es el té, tenía ganas de ver dónde se cultiva y cómo se realiza el proceso hasta que puede consumirse. Quedamos pronto con nuestra guía y nos dirigimos hacia el pueblo de Longjing que se encuentra a pocos kilómetros de la ciudad para visitar una plantación de té. Hay que precisar que hay muchas clases de té y muchas calidades dentro de cada una de estas clases. La variedad más extendida es el Té verde que se denomina así porque se consumen las hojas directamente sin que sufran ningún tipo de fermentación. Tanto el té negro como el rojo son tés fermentados y se dan en otras zonas de China. Hoy vamos a visitar una plantación de Te de “Pozo de Dragón” que es la variedad más famosa y que se cultiva en este pueblo de Longjing. No tardamos mucho en llegar hasta la plantación pues no hay una gran distancia pero por el camino nuestra guía nos cuenta que este pueblo se ha convertido en una zona de recreo para los habitantes de Hangzhou pues la excesiva afluencia de turistas hace que muchos prefieran irse a los pueblos del extrarradio antes que disfrutar del Lago Oeste. Por el camino se ven muchos restaurantes pequeños y urbanizaciones, que confirman lo que nos cuenta la guía. Por fin llegamos a la plantación que vamos a visitar y el paisaje es espectacular con bancales cubiertos de plantas de té, completamente verdes. Después de dar un paseo entre las plantaciones viene una señorita que habla inglés y nos va contando cómo se recoge esta planta. Se recogen varias cosechas de té a lo largo del año, entre 4 y 5 pero la de mejor calidad es la que se recoge en marzo, así que llegamos en buen momento. También nos explica que un buen té se prepara sólo con los brotes nuevos de la planta que hay que recoger a mano para elegir exclusivamente este brote y no mezclarlo con las hojas viejas. Una vez recogidos los brotes hay que secarlos para evitar que fermenten. Antiguamente esto se hacía en barreños puestos al fuego pero hoy en día se hace con electricidad, en unos grandes depósitos con la temperatura controlada para conseguir una calidad apropiada. Luego las hojas ya secas se colocan sobre bandejas de bambú tejidas para que se enfríen y después se almacenan. Ahora pasaremos al interior de la factoría para degustar los diferentes tés y asistir a una ceremonia del té. Me gusta el edificio, han conseguido imitar una casa antigua con su jardín y todo, pero han colocado una enorme tetera a modo de fuente en mitad del jardín . Pasamos dentro y nos ofrecen el té, siempre con un cuidado exquisito de forma que cada taza es servida mediante la famosa ceremonia del té. Mientras tanto nos cuentan la historia del té de Pozo de Dragón, que en tiempos del emperador estaba destinado a su consumo en exclusividad. También nos enseñan diferentes tés verdes y nos dan a probar diversas infusiones para que notemos sus diferentes sabores. Como ya os he contado apenas he realizado compras en este viaje y uno no puede presentarse en Madrid y no llevar nada para la familia, así que decidimos llevar té para todos y compramos 4 cajas y nos regalaban otras dos de menor tamaño. Así tenemos para quedarnos nosotros y regalar a la familia. Por cierto que este té tiene de bueno que puede reutilizarse, a ver, me explico. Uno se lleva al curro un botecito pequeño con hojas de este té y una taza (imprescindible) y hecha las hojas a la taza y encima agua hirviendo y ya tiene un té, bueno, pues no se cuela el té, se deja con las hojas y cuando se acaba se vuelve a añadir agua hirviendo hasta 5 veces, así que con unas cuantas hojas tienes té para todo el día. Y luego, cuando ya le has echado los 5 vuelcos de agua, las hojas se comen. Todos nos dicen que son muy buenas para la asimilación de las grasas, así que ayudan a adelgazar. Te venden, además, otros productos, que si cremas y demás, pero no piqué, sólo compré una bolsita de caramelos de té verde que llevé al trabajo y ofrecí a los compañeros y así les hice ver que me había acordado de ellos, que siempre es un detalle. Y después de la visita toca comer, nos explican que hoy vamos a comer comida china en uno de estos restaurantes de Longjing en los que suelen comer los chinos. Bueno, el alma se me cayó a los pies cuando vi el sitio: cutre es la palabra exacta, mal iluminado, con manteles de cuadros sucios de la comida de los anteriores comensales,… Estuve a punto de decir que yo allí no comía, pero me contuve y me dije que no iba a montar un numerito sólo por la comida, que todo era cuestión de pasar hambre. Pues me equivoqué de medio a medio, el sitio era cutre y eso no tenía discusión pero la comida riquísima. Aquí no había carta ni bufet, trajeron un plato de camarones para empezar, el consabido arroz que estaba perfecto, en su punto y con cosas, tipo arroz tres delicias y un pescado frito delicioso y alguna otra cosa que no recordamos. Buenísimo todo y, además, aquí no escatimaron con la cerveza: una botella de tercio para cada uno y luego te para terminar. Y ahora sí que bien comidos y abrevados (esta vez sí) nos volvimos hacia Hangzhou para terminar nuestra visita y luego coger el tren. Pagoda de las Seis Armonías Y aquí estamos, bajo una lluvia constante y pertinaz que nos obliga a llevar puesto el impermeable y, a ratos, el paraguas-Es una pena porque este lugar es de una enorme belleza y me gustaría sentarme en cualquier rincón e impregnarme de la paz que aquí se respira, pero no hay donde, todo está empapado, así que continuamos el camino en silencio como si temiéramos interrumpir el sueño de un niño dormido. La pagoda original se construyó en el siglo X pero la actual es una reproducción que se levantó después de que la antigua se derrumbase en 1924. Está situada en un hermoso parque muy húmedo y cubierto de vegetación en donde pudimos aprender el nombre de esta planta: barba de dragón. En el parque se construyeron hace no muchos años varias reproducciones de pagodas antiguas de toda China, alguna de las cuales todavía se conservan pero están en muy mal estado. Y también cuenta este parque con rincones tranquilos y agradables adecuados para hacer un alto en el camino y descansar un rato, aunque no pudimos disfrutar de él porque estaba lloviendo. Y por último llegamos a una enorme campana que según la tradición todo aquel que la toca y da 6 campanadas consigue amor eterno, así que aquí nos tenéis dándole al manubrio. Por último comentaros que desde aquí se divisa una panorámica estupenda de la ciudad Calle Hefang Esta pequeña calle conserva gran número de antiguos edificios de madera y es toda ella una sucesión de tiendas de todo tipo, desde abanicos y paraguas hasta seda, te, artesanía etc. Nos comentó la guía que aquí se venden las mejores sombrillas del país, que es famosa la zona por la calidad de las sombrillas y también por sus diseños. Es curiosa y bonita y en el centro de la calle hay quioscos en los que puede verse a algún artesano fabricando sus artículos, como este que hacia retratos en barro. Es una calle bullanguera que contrasta enormemente con la paz del templo que acabamos de abandonar. Hay turistas por todas partes y chinos que realizan sus labores como este ¿cocinero? ¿Carnicero? Que no teme mojarse bajo esta lluvia constante. Y a los lados de la calle se encuentran otras mucho más estrechas y sinuosas, algunas dedicadas también a la venta de objetos de todo tipo En esta calle se encuentra también un curioso museo del bronce, entrada gratuita, que tiene la particularidad de que aquí todo es de este material, desde los artesonados del techo hasta los asientos, incluyendo, claro está, la gran cantidad de objetos que están a la venta. Farmacia antigua Y el verdadero tesoro de esta calle es la Farmacia o Museo de Medicina China Hu Qingyu Tang, establecido en una farmacia de verdad que funciona como tal y que fue fundada por el comerciante Hu Xueyan durante la dinastía Qing. Merece la pena visitarla sólo por el edifico en sí mismo, todo él de madera y cargado de bellas tallas con alegorías sobre la medicina La farmacia, además de museo, funciona como tal y tiene una clínica de medicina china en donde pueden recetarte cualquier medicamento que ellos venden y que mezclan y empaquetan cuidadosamente. Además pueden verse expuestos gran cantidad de medicamentos raros, al menos para nosotros los occidentales como esta fuente de gusanos, que parecen muertos porque no mueven ni pie ni pata. Y, por último, se accede a otra zona de la farmacia en donde se pueden adquirir medicinas tradicionales ya envasadas o medicinas occidentales. Viaje en tren bala Bueno, con esto hemos terminado nuestra visita a Hangzhou y ahora queda ir a la estación a coger el tren bala con destino a Suzhou. Por el camino nos fueron explicando que el tren para en diferentes estaciones pero sólo 2 minutos en cada una de ellas por lo que hay que estar preparados con antelación y no entretenerse porque ni avisa ni espera. La guía nos acompañó todo el rato hasta que pasamos el control de billetes y todo fue muy sencillo porque sólo había que seguir al personal, sin pérdida posible. Por cierto que en el billete de tren entraba una botella de agua mineral del Tíbet que, según nuestra guía, es un agua muy buena y que casi nadie sabe que está incluida en el precio. Así que si vais en tren y lo cogéis en Hangzhou preguntad por el agua mineral, que es gratis. Encontramos nuestros asientos sin problemas pues están numerados en números árabes y colocamos nuestras maletas en los departamentos preparados para ello que estaban muy cerca de nuestros asientos. Me llamó la atención que la gente no usaba esos departamentos y se metían en su asiento con su maleta, como si pensasen que se la iban a quitar o algo así, así que nos pasamos el viaje vigilando las maletas por si echaban a volar, cosa que no sucedió. Tampoco tuvimos ningún problema en Suzhou porque, esta vez, alguien había pensado con la cabeza y había reservado billete en un tren que moría allí, así que, aunque nosotros corrimos como locos, no hacía ninguna falta. Como siempre nos estaban esperando a la salida de la estación y nos llevaron hasta nuestro hotel en Suzhou: Garden Hotel Este hotel fue otro de mis caprichos, lo pedí de forma expresa después de mirar por internet y ver las buenas críticas que tenía y fisgar también su página web. El hotel está situado en una casa antigua china que conserva el jardín tradicional, de hecho está catalogado como jardín histórico. Perteneció a la esposa de un rico comerciante y a su hijo y después de la revolución acondicionaron el lugar para alojamientos de mandatarios extranjeros y para los grandes jerarcas del partido comunista. Actualmente está reservado para alojar a los funcionarios gubernamentales y han acondicionado un pabellón para alojar a turistas. Curiosamente es el único de los grandes hoteles que no estaban sobre cargados de falsos oros y adornos por todos lados. Todo el complejo comparte las zonas comunes, así que estas son magníficas, con un enorme loby lleno de plantas y fuentes en donde, por las tardes, tocan música de piano y de guzheng Cuenta con dos restaurantes, uno de comida china que está en otro pabellón y uno de comida occidental que comparte pabellón con nuestras habitaciones. Además el complejo tiene spa y, naturalmente, se puede acceder libremente a los jardines. La habitación estupenda, con todas las comodidades y bañera y ducha separadas y con la pared de la bañera toda de cristal dando a la habitación por si a alguien le interesa hacer de mirón. (Tenía una cortina, para los puritanos). Después de aposentarnos nos fuimos a cenar al restaurante occidental y allí nos pasó una cosa bastante curiosa: a la entrada estaba una señorita monísima vestida con traje tradicional chino, delante de un atril, para tomar el nombre y llevarte a la mesa, pero fue hablar Jose María en su perfecto inglés y poner ella una cara de susto tremenda y echar a correr hacia dentro. Nosotros nos quedamos asombrados, sin saber muy bien que hacer o qué pasaba y al poco volvió la damisela acompañada del maitre que hablaba inglés. Resuelto el misterio, la señorita estaba de adorno y solo hablaba chino, hay que reconocer que adornar adornaba mucho . El restaurante muy agradable y con una extensa carta un poco subida de precio, yo tomé mi consabido sandwiche de jamón y queso y Jose cenó, pero no recuerdo qué, si que recuerdo que nos fuimos contentos con la comida y el servicio. Y después nos fuimos a pasear por los jardines del hotel y me encantó el gusto con que lo tenían todo iluminado, con luces tenues para resaltar algún lugar concreto pero manteniendo el carácter propio de la hora nocturna. Y con este paseíto nos volvimos a nuestra habitación para dormir y retomar fuerzas para el día siguiente. Índice del Diario: China milenaria
01: Itinerario, vuelos y hoteles.
02: Vuelos
03: Primera impresión de China y Hotel Courtyard
04: Ciudad Prohibida, Ópera de Beijing y Una Olla Estúpida
05: La gran Muralla y un gran cabreo. Un marido perdido y encontrado
06: Muchas visitas, una rodilla chascada y un guía que se queda sin propina
07: Adios Beijing. Buenas noches Xi'Am
08: Los Guerreros de Terracota y un festín de Dim Sun
09: Un zoco árabe en el corazón de China
10: La Terrazas de Arroz de Longji en palanquín.
11: Crucero por el rio Li, un paisaje de ensueño
12: Yangshuo: un hotel encantador y un poquito de aventura
13: Guilin
14: Hangzhou, Un día pasado por agua.
15: Hangzhou-Suzhou
16: Suzhou, la ciudad de los jardines y un poco de rock en vivo
17: Tongli, una ciudad de canales
18: Shanghai. Adios, China.
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