DÍA 7: EDAM-VOLENDAM-MARKEN ✏️ Diarios de Viajes de Europa Central

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Dado que habíamos visto mucho de Amsterdam en estos dos días, decidimos sobre la marcha hacer por nuestra cuenta la excursión a Edam-Volendam y Marken y la verdad, acertamos. Tal y como habíamos leído en el foro, nos fuimos hasta la estación central a coger los buses (líneas 118 y 110) cruzándola entera, pero nuestra sorpresa fue que al llegar estaba todo cerrado por obras. Preguntamos en información y nos dijeron que había que cruzar todo el río Amstel para cogerlos en la otra orilla, pero que había un ferry que lo cruzaba cada 5 minutos de forma gratuita. Y así fue, lo cogimos y en la otra orilla estaban los buses. Es un poco lioso porque hay buses amarillos y rojos, pero preguntando al conductor te solucionan. Nosotros cogimos primero uno amarillo que nos llevó hasta otro sitio que teníamos que bajar y coger el 110 o 118. Mediante el waterlandticket (10 € por persona y puedes hacer todos los trayectos que quieras en un día por la zona waterland) te lleva en media hora Edam, un pueblo holandés de lo más típico. No hay nada concreto en Edam para ver, salvo si pillas los días del mercado del queso (que no fue nuestro caso). Es un pueblecito muy muy chulo, que respira tranquilidad. Nosotros fuimos un lluvioso domingo y no había prácticamente nadie por la calle, los canales llenos de flores eran los únicos compañeros del paseo.

Compramos el típico queso de Edam y volvimos a la estación de autobuses a coger el bus 110 que nos llevó a Volendam. La parte del puerto es lo más (y único) visitable, es muy bonita pero también muy turística, llena de bares y tiendas de souvenirs, no da para mucho rato pasearlo. Si das toda la vuelta puedes llegar hasta el faro con el mar del Norte a tus pies.

Desde allí se coge el barco (5,5 € por persona) que en media hora te deja en Marken, pueblo aun más pequeño que Edam, pero muy encantador. La zona del puerto con sus casas de madera es muy bonita y un bonito paseo te lleva a la otra punta del pueblo donde se encuentra la estación de autobuses. Desde allí se coge el bus 311 y te devuelve a Amsterdam. Una excursión muy recomendable, ya que ves otra parte de Holanda, la más tradicional.

Llegamos a Amsterdam sobre las 13.30 horas y teníamos el antojo de comer sentados a la orilla del canal, con los pies colgdando sobre el mismo, como habíamos visto hacer a multitud de amsterdameses estos días. Así que nos volvimos a pasar por el supermercado a comprar pan, fiabre, ensalada, agua y fruta y nos dirigimos hacia el canal Prinsesgracht sin ningún destino fijo, donde nos pareció nos sentamos y nos comimos nuestro particular picnic. Estuvimos un rato contemplando el canal y los barcos pasar. Después de comer, nos dirigimos por la misma calle Prinsengracht, hasta el nº 296 donde esta encontramos el bote Hendrika María, el Houseboat museum (gratis IAmsterdam Card y abierto de 11:00 a 17:00). Era una visita que a mí me apetecía mucho porque me gustan mucho los barcos. Es una casa barco abierta al público y la verdad que está muy bien. Es una visita corta pero peculiar, hasta que no entras no sabes todo lo que da de sí un barco. La verdad, me gustó mucho. Seguimos paseando hasta llegar a la estación de metro Dam, no sin antes entrar en el imponente edifico del Magna Plaza, centro comercial por excelencia de Amsterdam. Estábamos un poco cansados pero aún nos quedaba una visita por hacer hoy, el colorido Mercado de las Flores (Bloemenmarkt). Así que cogimos el tranvía en Dam (mismas líneas 2 o 5) hasta Koningsplein, enfrente de la cual se encuentra el mercado. Es un curioso mercado flotante donde está a rebosar de puesto con flores. Allí podemos comprar de todo relacionado con flores y plantas y sobre todo bulbos de Tulipanes y millones de flores. La verdad es que para nosotros fue un poco decepcionante, no sé, no esperábamos otra cosa, porque los mismo paquetes de bulbos que te venden allí, te los venden en cualquier tienda de souvenirs. Nos fuimos a reponer fuerzas al hotel porque aún nos quedaba un último paseo por Amsterdam.

Tras una reparadora ducha nos fuimos hacia el Vondelpark (enfrente del hotel), al lado del cual se encuentra la calle Roemer Vrsscherstraat. Fue diseñada en 1894 por el arquitecto Tjeerd Kuipers, con la intención de centrarse en la historia de la arquitectura europea. De forma que entre los números 20 y 30A de la calle se ofrece una breve excursión a través de varias ciudades europeas. Dimos un paseo por Vondelpark, un agradable espacio verde habitado por cientos de especies vegetales y animales y por la calle Pieter Cornelisz Hooftstraat: Exclusiva calle ubicada en el barrio de los museos en la que se sitúan las boutiques más exclusivas y tiendas de lujo. De allí cogimos en Hobbemastraat el tranvía hasta Dam, para dar un último paseo por la plaza ya iluminada y sus calles colindantes, sobretodo por Kalverstraat, junto a la plaza Dam que con un kilómetro de longitud y más de 150 tiendas, es la calle comercial más importante de toda Holanda. En Dam cogimos el tranvía y seguimos hasta la estación central, para paser por la zona norte de la ciudad a orillas del río Amstel. Callejeamos por aquella zona viendo otra perspectiva de Amstedam y en la parada del tranvía de Nieuwezijds Kolk nos volvimos hacia Leidsplein. La verdad es que la red de tranvías está muy bien indicada y abarca todo Amsterdam (mucho más que el metro que es para las zonas periféricas). Aunque el transporte por excelencia en Amsterdam es la bicicleta. Hasta que no estás allí no te das cuenta de la barbaridad de bicicletas que hay y sobretodo lo kamikazes que son. Como muy bien nos dijo el guía, el ring ring del timbre de la bici es el sonido de la muerte, si lo oyes, huye rápidamente. Tienen preferencia sobre todo, incluidas las personas en los pasos de peatones, es increíble. Nuestra idea inicial era alquilar una y dar una vuelta, pero no dio mucho miedo, sin exagerar, vimos a bicicletas cruzarme por medio de personas, tranvías, etc.. y decidimos que no queríamos perecer estrellados contra un tranvía. Yo la verdad, acabe odiándolas.

Nuestra última noche en Amsterdam la pasamos en Leidseplein, cenamos en una pizzería de la plaza y nos quedamos tranquilamente observada la variedad de personajes que abarrotaban la plaza y nos fuimos paseando tranquilamente hasta nuestro hotel, que el día siguiente nos íbamos hacia casa.

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