03/07/13 Copenhague ✏️ Diarios de Viajes de Cruceros y Mares

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En esta ocasión cambiamos nuestra manera de recorrer la ciudad y, al menos yo, no quedé muy satisfecha con la opción escogida. La escala sería larga, desde las 8 hasta las 23:59.
Salimos a la terminal y vimos varios autobuses hop on-hop off y decidimos montarnos en uno que hacía el recorrido por hasta 3 líneas diferentes, pudiendo subir y bajar en las paradas que quisieras. El billete nos costó 25 euros a cada uno y nos dieron un plano con los auriculares en los que puedes escuchar información pregrabada en varios idiomas. Era la primera vez que subíamos en este tipo de autobuses y nuestra primera parada fue la sirenita, que está a corta distancia del barco, por lo que me arrepentí de no haber ido caminando. Parada técnica para la foto y continuamos.

Atravesamos algunas calles hasta llegar a la plaza del ayuntamiento, donde vemos el Tívoli, el parque de atracciones más antiguo de Europa.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

En este punto nos hacen cambiarnos de autobús y esperar un buen rato, que nos hubiera dado tiempo de explorar la zona. Nos ponemos de nuevo en marcha y vamos pasando cerca de la biblioteca, los canales, el palacio real y la famosa zona de Nyhavn.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Aquí nos bajamos y sacamos fotos a las casitas de colores y vemos cómo el puente levadizo se levanta para que pueda pasar un velero hacia el mar. Nos encontramos con dos mujeres españolas que están visitando la ciudad dos días antes de que saliera su crucero así que las animamos diciendo que se lo pasarían bien y que nosotros ya estábamos terminando el recorrido. Nos informaron a la vez de que dejaron Madrid con una temperatura de 33 grados y nosotros con cortavientos por aquí arriba.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Montamos de nuevo en el autobús y nos detuvimos frente a la fuente de Gefión y la iglesia anglicana. Pensamos que sería parada sólo para foto y cuando nos quisimos dar cuenta arrancó el autobús así que decidimos volver sobre la ruta caminando. Fuimos por la orilla de un canal donde observamos un ancla enorme en el suelo y continuamos hasta llegar a una plaza con vistas al edificio de la ópera que se encuentra en la isla de enfrente.
Regresamos a la plaza del palacio real, un espacio enorme y abierto con una estatua ecuestre en el centro y los soldaditos haciendo guardia en las garitas con los característicos y peludos gorros.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Aquí coincidimos con unos chicos catalanes que habíamos visto alguna vez en el barco. Intercambiamos impresiones sobre lo fresquito que estaba el día, sobre asuntos del crucero y que también habían cogido el autobús turístico y, por 5 euros más, les incluía un paseo en barco por los canales. Estaban con sus compañeros de mesa del restaurante así que continuamos la visita por separado.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Nosotros seguimos por la plaza y, justo enfrente, se encuentra la iglesia de mármol, con una cúpula redonda y columnas en la parte frontal. Pasamos a ver el interior y enseguida continuamos por una calle cercana donde está, encajonada, la iglesia de Alexander Nevsky, de inspiración rusa.


*** Imagen borrada de Tinypic ***


Muy cerca se está el teatro nacional, del que sólo vimos por fuera la fachada y nos encaminamos hacia el canal de Nyhav donde habíamos parado antes.

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Al canal llegamos ahora por la parte de arriba, justo donde está el memorial del ancla. Aquí coincidimos con una excursión de Celebrity por lo que había caras conocidas. Aprovechamos para pasar al lavabo y luego sacar unas fotos. Allí vivió Andersen en alguna época de su vida. Antiguamente la zona estaba bastante degradada pero de un tiempo a esta parte la han recuperado convirtiéndose en la actualidad en una zona bastante exclusiva de Cophenague, llena de restaurantes y bares y muy cerca de la calle comercial donde, dicen, se derrite el plástico de la tarjeta.

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Desde aquí continuamos hacia los canales donde vimos unas esculturas de arena y, al fondo, el edificio de ladrillo de la bolsa, cuya cúpula en la torre está formada por las colas entrelazadas de cuatro dragones.

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El edificio tiene grandes dimensiones y resulta curioso ver el aspecto del ladrillo rojizo tan antiguo. En este punto decidimos coger el autobús verde, en el que podíamos montar con el billete del autobús rojo, e ir a la zona de Christiania y a la ópera. Pronto aparece el bus y nos montamos. Pasamos cerca de unos canales en otro barrio, vemos la entrada a Christiania, el edificio de la ópera pero damos la vuelta completamente hasta la plaza del ayuntamiento.
Aquí nos bajamos y decidimos explorar la zona. Pasamos cerca del Tívoli, donde se observa bastante animación por dentro y vemos, en lo alto, a gente montada en las atracciones.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Pasamos cerca de una tienda de juguetes donde estaba por todos lados el soldadito de plomo, el personaje del famoso cuento de Andersen. En la plaza del ayuntamiento escuchamos música y vemos un corrillo de gente por lo que nos acercamos hasta allí. Había un grupo de chiquillos haciendo una coreografía, moviéndose con energía de un lado a otro, con los pies descalzos y al ritmo que marcaba un monitor y una música muy marchosa. Embobados nos quedamos un rato.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

En la esquina se encuentra la estatua del señor Crhistian Andersen y nos subimos a su regazo para ver si nos contaba un cuento, pero nada, impasible, quieto y sin pestañear mirando al Tívoli.

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En esta misma plaza se encuentra el hotel Palace en un edificio de estilo ecléctico construido a principios del siglo XX. También la columna de los tañedores de lur, unos instrumentos de viento tradicionales de los pueblos nórdicos. Al otro lado está el famoso termómetro en el que aparece una chica montada en bicicleta cuando hace bueno, y otra con un paraguas cuando el tiempo está regular.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

A la derecha aparece la fuente de bronce que representa a un toro y a un dragón en combate y, casi al lado, la piedra que señala el kilómetro cero de la red de carreteras danesas.

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Bordeamos el ayuntamiento, pasando a ver un patio interior donde destacan unas escaleras en cuyo extremo reposa un dragón.

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Muy cerca está la gliptoteca nacional, que sólo vemos por fuera y, desde ahí, nos dirigimos a Chrisitiania caminando.

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Pasamos cerca de la bolsa, ahí al lado hay un edificio negro con la fachada de mármol traído de África al que llaman the black diamond o diamante negro, por el brillo que refleja la luz al incidir en la fachada. Se trata de la parte nueva de la biblioteca nacional que se une al edificio antiguo por una pasarela. Hacemos alto en el camino y pasamos al interior donde vemos una cafetería con mesas en una enorme cristalera que incluye vistas al canal.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Justo al lado hay un restaurante y unas escaleras mecánicas por las que subimos. En el techo hay unas pinturas curiosas y abandonamos la moderna ampliación para acceder al edificio antiguo donde consultamos internet en los ordenadores, pues son de acceso libre.

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Aquí las estanterías son de madera y aparecen los antiguos catálogos de fichas con pequeños cajones. Paseamos tranquilamente y, tras visitar la tienda, salimos de nuevo.
Recorriendo el canal llegamos a un puente que cruzamos hasta otro de los canales que parecen transportarnos a la ciudad de Amsterdan. Las bicicletas se agolpan en las barandillas, la casas de colores alineadas sobre el agua y los barcos del canal proporcionan una bonita estampa.

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Muy cerca nos encontramos con puestos de bocadillos y pescado en salazón y despunta entre las casas la torre alta de una iglesia en forma de espiral.

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Nos dirigimos hacia ella y la entrada es gratuita, pasamos y descubrimos un curioso interior con la figura de dos elefantes bajo el órgano que llama nuestra atención.

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La tipología de los bancos se repite en toda Escandinavia, con una especie de puertecillas de madera que, en el extremo, cierran el paso. Para subir a la torre hay que abonar algunas coronas así que no nos animamos.
Seguimos callejeando hasta llegar al pintoresco barrio de Christiania, una de las atracciones más populares de la ciudad. Anteriormente fue un recinto militar abandonado que más tarde ocuparon un grupo de artistas radicales y de intelectuales. Se erigió como una especie de estado independiente dentro de Dinamarca con sus propias normas y reglamentos. Nos adentramos pues en otra cultura, en otro minipais, en un micromundo.
Nada más entrar vemos un montón de graffitis en las paredes con vivos colores y gente fumando por las esquinas.

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Otros arreglaban pequeñas obras como fuentes o bancos. La gente camina relajada, hay algunos turistas, gente de Copenhague y muchos locales.

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Algún cartel nos anuncia que las fotografías no son bien recibidas, así que guardamos nuestras cámaras y seguimos recorriendo el barrio. Llegamos a una especie de explanada con una bancada al modo de un teatro al aire libre y algunas cafeterías con terrazas.
La gente charlaba de forma animada mientras tomaban algo. Muy cerca nos adentramos en la denominada green zone, donde las calles dejan de estar pavimentadas y caminamos sobre la tierra. Por aquí discurre Pusher street, la calle del vendedor de estupefacientes, donde se pueden encontrar hachis y marihuana de distintos países. Paseamos con curiosidad y asombro ante los puestos que exponen la mercancía y continuamos hacia la zona del canal donde están las casas de los habitantes del barrio. Algunas colocan carteles indicando que se pueden hacer fotos a sus coloridas fachadas.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

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Nos encontramos algún taller donde había gente pintando, alguna guardería y los típicos carritos nórdicos que enganchan a las bicicletas para llevar dentro a los niños. El lugar nos produce algo de desconcierto al principio, pero enseguida desparece la sensación de inseguridad.

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Salimos hacia la carretera donde esperamos el autobús verde y regresamos de nuevo al centro de Cophenague. Nos bajamos cerca del palacio de Rosenborg que visitaríamos después de una parada para la comida.

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Tras el refrigerio paseamos por algunas calles donde nos encontramos más casas de colores, plazas con animados puestos callejeros de flores y frutas y la denominada torre redonda o Rundetarn.

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Se trata de la primera fase del complejo Trinitatis que tenía que reunir las 3 estructuras más importantes para los sabios del s. XVII: observatorio astronómico, iglesia y biblioteca universitaria. Nosotros visitamos sólo la iglesia descansando unos instantes en sus bancos y comprobando lo bien protegido que estaba el cepillo recaudatorio con un gran candado. Pronto vino un hombre moviendo entre sus dedos unas llaves como señal de que iba a cerrar en breve.

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Salimos y pronto llegamos a los jardines del palacio Rosenborg. Los recorrimos hasta cerca de la entrada donde un hada muy especial posaba para la foto encima de una bola de hormigón.

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Bordeamos el palacio viendo a nuestro paso los soldados y gente que entraba a visitarlo. Decidimos no pasar y, en su lugar, disfrutar de los jardines que eran muy agradables haciendo honor a su nombre con un montón de rosas en varias tonalidades.

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Tras un agradable descanso nos ponemos en marcha de nuevo atravesando unas calles con casas anaranjadas que habíamos visto por la mañana desde el autobús.

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Pronto llegamos a Kastellet, cerca de la orilla del mar, una especie de fuerte militar rodeado de un bonito canal y un paseo que recorremos entero. Al entrar en la fortaleza vemos un molino, algunos cañones y varios patos descansando en la hierba.

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*** Imagen borrada de Tinypic ***

Muy cerca está la fuente de Gefión que visitamos por la mañana y también la iglesia anglicana a la que nos acercamos de nuevo.

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Seguimos caminando ya por el paseo junto al mar y desembocamos al lado de la sirenita, donde un grupo de jóvenes la tenían completamente tapada, pues se habían subido unos 10 chavales encima y a penas se veía.

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Nos sentamos en un banco que hay frente a la estatua y nos dedicamos a ver el incesante goteo de visitantes que tiene la pequeña sirena, pretendientes no le faltan.

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De ahí al puerto, que estaba cerca, pasando al lado de la estatua de un oso, otra sirena con voluptuosas formas y varias tiendas de recuerdos distribuidas a lo largo del muelle.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Por último, antes de subir al barco, caminamos frente a los pisos de nueva construcción del puerto, con amplias plazas y modernas fuentes en el centro.
Decimos adiós a una bonita ciudad que nos ha ofrecido un día fantástico.

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