Con apenas 4 horas de descanso tras la noche anterior, nos sonó el despertador para comenzar nuestro último día completo en Riviera Maya. La idea era ir al único lugar que nos faltaba por ir, y que no pudimos en la primera excursión, Playa Paraíso.
Nos preparamos, desayunamos en el buffet y salimos a la carretera a coger un colectivo dirección ruinas de Tulum.
ESPERANDO EN LA CARRETERA
Por 20 pesos cada uno nos dejó en la entrada de la carretera de las ruinas, donde empezaba la larga caminata hasta la playa. La primera parte ya la conocíamos del día de la excursión, que termina en las taquillas de las ruinas. A partir de ahí, cogimos la carretera que continúa por la derecha. Este tramo se hizo más largo, ya que no sabíamos en qué punto se podría entrar a la playa y en el que solo ves la larga recta de la carretera y selva a ambos lados de la misma. Pasado un punto de control con barrera, a unos 200m encontramos un primer camino por donde unas chicas con toallas se metieron, así que nos adentramos a ver que encontrábamos.
Y allí desembocamos en la playa. Más de 100m de playa blanca completamente desierta, con una maravillosa vista hacia el norte del castillo de las ruinas de Tulum, un mar con un colorido degradado de turquesas, y una selva tropical llena de palmeras hacia el interior. Estábamos en playa pescadores, justo encima de playa paraíso. Las dos playas hacen forma de boomerang, siendo la zona más concurrida la que sería la parte central del mismo, donde se enclava el chiringuito "El Paraíso", punto neurálgico de la zona.
Caminamos por la playa hacia la zona donde está la famosa palmera curvada. Por allí ya empiezan a ofrecerte los paseos en barca hacia la zona de las ruinas para verlas desde el mar, y para hacer snorkel en la barrera de coral. Era muy tentadora la idea, pero íbamos con la idea de playa. Dejamos las cosas, y nos metimos al agua.
MONEANDO
Playa paraíso es, sencillamente la playa más espectacular que he visto jamás, sobretodo a primera hora que estuvimos y que no había mucha gente. El agua transparente y azul turquesa, la arena que parece harina, y el verde de la selva hacen una combinación extraordinaria.
PLAYA PARAÍSO
Dimos un paseo hasta la punta sur, donde habían hoteles más pequeños y algún resort se veía a lo lejos. Por el camino y a pié de playa, habían bungalows hechos de madera y palapa que pedían a gritos que pasaras una noche allí. A la gente se la veía relajada, disfrutando del sol y la tranquilidad. Creo que en el próximo viaje pasaremos unas noches en un sitio así.
FINAL DE LA PLAYA
ESPECTACULAR PLAYA
BUNGALOWS A PIÉ DE PLAYA
DETALLE DE LA ARENA
A partir de las 13:00, decidimos volver al resort de nuevo. En la zona que hay detrás del chiringuito, hay una parada de taxis. Preguntamos por uno que nos llevara a la carretera a coger el colectivo, pero nos pedían precios desorbitados, y no tenían muchas ganas de negociar. Del foro había leído que por unos 60 o 70 pesos máximo, y aquí nos pedían mínimo 150. En fin, nos tocaba caminar...tampoco era tanto
Casi 30 minutos de caminata que a esa hora y con esa humedad se hicieron eternos. Buscábamos sombras imposibles por la carretera bajo una sol que apretaba justo en nuestra cabeza. Finalmente, y casi deshidratados, llegamos a la parada. Antes aprovechamos para bebernos casi de tirón un powerade de litro (aquí en España no los he visto) que compramos en un puesto por 25 pesos.
Allí cogimos el colectivo y estuvimos esperando casi 15 minutos hasta que se llenara para salir. Supongo que será lo normal, ya que cuando llegamos estaba yéndose una y esperan un tiempo entre salidas. Ya dentro esperando, unos chicos italianos que estaban sentados delante nuestro empezaron a ver fotos en su cámara de su excursión a Chichen Itza. Nos dio mucha envidia, y en ese momento, empezamos a arrepentirnos de no haber hecho esa excursión
Ya de vuelta al resort, nos cambiamos y fuimos a comer al buffet del BP Akumal para probar algo nuevo (no la comida, sino el lugar), y acertamos de lo lindo. Nos colocamos en una mesa en la esquina que daba a la playa y a la piscina, y con las ventanas abiertas. Era la primera vez que comía sin pasar calor, sin sudar a chorro y disfrutando del aire que entraba y que ni los ventiladores del buffet del BP Cobá eran capaces de simular.
VISIÓN DESDE LA ENTRADA DEL BP TULUM
Después de la comida, fuimos al lobby del BP Tulum, donde habíamos quedado con mi primo y su mujer a tomar café y charlar un rato.
Y lo que fue un rato se convirtió en toda la tarde :mrgreen:....A las 20:00 nos despedimos de ellos y fuimos un rato a la playa a relajarnos en las tumbonas, y yo a jugar un rato con el cangrejo ermitaño que había visto hasta el momento. De ahí a ducharnos y arreglarnos y a las 22:00 estábamos como un reloj en la puerta del restaurante Don Pablo a cenar.
PEDAZO CANGREJO
La cena fue muy exquisita. El restaurante cuenta con aire acondicionado, algo muy de agradecer, y el ambiente es el de cualquier restaurante de lujo. Carta algo corta, pero comida de muy buena calidad. Salimos contentos de allí.
A la salida, y con más fresco que cualquier otra noche ya que se avecinaba tormenta, decidimos ir a la playa en busca de tortugas desovando. Antes pasamos por la habitación a cambiarnos la ropa del restaurante (yo iba con pantalones largos) y a coger una chaqueta que hacía fresquete...
De camino a la playa nos encontramos con 3 simpáticos mapaches que estaban jugando entre ellos. Pocas veces se pueden ver ya que son nocturnos. Ya en la playa, y completamente a oscuras (luna nueva) encendía la linterna y...¡¡SORPRESA!!
A apenas 20m de nosotros había una tortuga gigante subiendo por la arena. Fué algo único e inimaginable, ya que no pensábamos que fuéramos a ver alguna. Todo hay que decir que a la pobre la asustamos con la luz, y se volvió al agua. Al momento, una chica que salió de entre la oscuridad de la playa me pidió amablemente que apagara la luz, ya que asustaba a las tortugas.
Se trataba de una voluntaria haciendo su tesis, que durante los meses de desove, recorren sus tramos asignados de playa en busca de tortugas, para registrar las puestas, y recoger sus huevos (aunque no siempre) para llevarlos a granjas donde serían nuevamente enterrados. Hablamos con ella un rato mientras nos acostumbrábamos a la oscuridad y nos dijo que apenas a 5 m de donde estábamos había una tortuga que estaba terminando de desovar, y que podríamos subir a verla cuando terminara.
Mientras tanto, vimos subir a otra tortuga, que casualmente quiso hacer su agujero justo donde ya habían huevos enterrados, con lo que la voluntaria la movió para ubicarla en un nuevo punto, pero esta se asustó y volvió al agua.
Y nos avisó finalmente a ver la tortuga. Fue algo alucinante, ver ahí en trance, encima de su agujero a una tortuga de metro y medio echando los últimos huevos mientras la voluntaria sacaba los cerca de 150 que ya había puesto para trasladarlos en una nevera. Nos dejó tocar los huevos que son como pelotas de ping pong, que se aboyan de solo mirarlas, pero que no se rompen. Curioso!!
TORTUGA DESOVANDO. AL NO PODER USARSE FLASH NI LINTERNAS
ESTA ES LA MEJOR FOTO QUE PUDE HACER.
Y allí estábamos, ya con la tortuga despierta, empezando a tapar con sus enormes aletas el nido. Se tiró más de 40 minutos, y en vistas que no terminaba, nos fuimos a dormir ya. Nos hubiera gustado verla mientras bajaba al mar, pero no pudo ser. Mientras, vimos que 2 tortugas más estaban subiendo, pero la experiencia ya la habíamos vivido, así que nos retiramos a la habitación. Quedaba una mañana en el paraíso, y había que aprovecharla.