Comenzamos la mañana más tarde de lo planeado, pero es que los días ya van pasando factura. Nuestra intención es ir a ver el Paseo de la Fama, por lo que nos acercamos hasta Hollywood Boulevard. Aparcar por allí es algo complicado, por lo que optamos por dejarlo en el parking más cercano a la zona, y claro, como no, hay que soltar pasta…
Una vez allí comenzamos a darle a la pata y empiezan a asaltarnos decenas de personajes que se ponen en las aceras a venderte tours por las casas de los famosos. Bah, que vengan ellos a ver la mía...
The Redbury Hotel...
Pasamos de todas las proposiciones con un “no, thanks” y nos dirigimos hacia el edificio de Capitol Records. De camino vemos el edificio de la CNN, mientras vamos pisando las estrellas de los famosos: Marilyn Monroe, Jamen Dean, Harrison Ford, Antonio Banderas… cualquiera que se os ocurra. Buscar una estrella en concreto es bastante complicado, pero de casualidad vemos la de Penélope Cruz, que estaba en una zona en obras, oculta bajo unos andamios.
La compañía Capitol Records fue fundada por el compositor Johnny Mercer en 1920, con el apoyo financiero del productor de películas Buddy De Sylva y la perspicacia financiera de Glenn Wallichs, dueño de Music City, que en esa época era una de las más grandes tiendas de discos de Los Angeles, en la esquina de Sunset con Vine. Capitol Records abrió su primera oficina en un almacén del edificio de Music City.
Capitol fue el primer sello de la Costa Oeste, compitiendo contra RCA-Victor, Columbia y Decca, todos situados en Nueva York.
Capitol fue el primer sello de la Costa Oeste, compitiendo contra RCA-Victor, Columbia y Decca, todos situados en Nueva York.
En honor a la verdad, el Paseo de la Fama carece de todo glamour, yo creo que todos nos imaginamos otra cosa antes de venir. La calle está plagada de tiendas de camisetas y de souvenirs y, salvo las estrellas del suelo, no hay mucho que ver. Lo único potable es el Teatro Chino, en cuya acera están las baldosas con las huellas de los actores. Justo al lado está el Teatro Kodak, donde se celebra cada año la gala de los Óscars.
La visita al Paseo de la Fama estuvo amenizada por un grupo de fanáticos religiosos que, megáfono en mano, iban por la calle cantando y rezando, supongo que por la salvación de las almas de todo el show business...
En Hollywood Boulevard hay bastante gente "excéntrica", por decirlo de algún modo
Después de andar bajo un sol de justicia y comprar un par de cosillas, fuimos a buscar el coche para poner rumbo a las colinas de Hollywood. Como hace años que no se puede acceder a las letras del cartel por cuestiones de seguridad, nos acercamos a uno de los miradores disponibles desde el que se ve bastante bien.
Es una tontería, pero reconozco que ver de cerca el cartel de la antigua Hollywoodland me hizo mucha ilusión. Tras echarnos las fotos de rigor salimos hacia los Estudios Warner Bros a hacer el tour que teníamos reservado en español a las 15,15h. La visita comienza con un pequeño video de siete minutos con imágenes de las películas que han ido realizando desde que los hermanos Warner fundaran el estudio en 1923. La verdad es que el video ya te mete en situación y consigue emocionarte, al menos a mí se me encogió el corazón frente a tantos recuerdos de mi niñez.
Tras esto nos presentan al que va a ser nuestro guía durante las dos horas y media que dura el tour. La cosa promete porque de los cuatro que entran es el más payaso. Se llama Bob y tiene un acento muy gracioso. La visita se realiza en una especie de carritos de golf con varias filas de asientos. Los estudios son inmensos y la gente se mueve por ellos en estos vehículos. Vamos pasando por diferentes naves donde fabrican el atrezzo para las pelis, decorados que por fuera son un motel, una universidad, un ayuntamiento… pero que por dentro son aprovechados para oficinas de los propios Estudios.
Aquí aprovechan todos los edificios para rodar y los reutilizan para diferentes series y películas. La única pega de la visita, a mi juicio, es que se centra demasiado en las series de televisión y dejan de lado un poco las películas.
Escenario decorado para simular el día de Halloween...
Pasamos por el bar de Sam Merlotte en True Blood, el Central Perk de Friends (lo han conservado tal cual para el público), el plató de grabación de la serie estrella de la cadena, Big Bang Theory (no nos dejan hacer fotos por temas de copyright)… y otros muchos.
Bob nos cuenta que de los 84 Óscar a Mejor Película que ha repartido la Academia en su historia, Warner Bros ha ganado tan sólo 8, muy pocos teniendo en cuenta la calidad de algunas de las pelis que se han quedado sin estatuilla.
En un momento dado, Bob escoge a mi mujer para recrear una escena de Million Dollar Baby (Clint Eastwood, 2004) delante de uno de los escenarios originales de la peli, y más tarde para que corra como Phoebe en el episodio que hace footing por Central Park junto a Rachel en Friends… esta se presta a todo
Parte posterior de un decorado más falso que una moneda de 3 euros
A renglón seguido nos llevan a un museo de coches famosos donde están el Batmóvil, el Ford Gran Torino de Clint Eastwood, el Lincoln Continental de Matrix, el coche de Austin Powers, la furgoneta de Scooby Doo, y el Dodge Charger 'General Lee' de Los Duques de Hazzard, entre otros.
Después nos llevan a otro museo, en esta ocasión de vestuario de las películas y series del Estudio, muy chulo, con una segunda planta dedicada exclusivamente a Harry Potter en el que te podías probar el sombrero que elige. Aquí tampoco dejan tirar fotos
En cada nave del Estudio hay una placa con las películas que se han rodado en su interior...
Bob en acción con una joven visitante...
Para concluir la visita, nuestro guía nos tiene preparado un fin de fiesta especial. El tío es una enciclopedia viviente de cine y series, en cada lugar te va contando escenas de manera detallada, muchas veces acompañadas de una representación... ¡es un crack! Parece el típico actor que no ha podido llegar a la gran pantalla y que se dedica a esto para seguir en contacto con el mundo de la farándula. Resulta que él fue el que inició los tours en español; de hecho, es el único idioma a parte del inglés en el que se dan las visitas. Para despedirse, nos hace varios representaciones más de pelis, pero viviéndolo, ¡con energía! La verdad es que la visita es super entretenida y ayuda mucho que el guía sea tan majo.
Mulholland Drive...
L.A. desde Mulholland Drive...
De allí queríamos subir al Parque Griffith, pero antes hacemos la subida de Mulholland Drive por aquello de redondear el día cinéfilo. Al fin, subimos al Observatorio Griffith para tener una vista panorámica de la ciudad y ver otro escenario de cine, concretamente el final de Rebelde sin causa (Nicholas Ray, 1955); de hecho, hay un busto de James Dean en conmemoración. Desde allí apreciamos la enorme extensión que ocupa L.A., que se pierde ante nuestra vista:
L.A. Downtown desde el Observatorio Griffith...
La colina de Hollywood al atardecer...
Antes de bajar, tenemos tiempo de hacer cola para ver el Universo a través de uno de los telescopios del Observatorio. Y así finalizamos nuestro segundo día en la meca del cine. ¡Mañana más!
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