Amanecía temprano, las 6.00 de la mañana hora española, las 12 de la noche para mi cuerpo, hora niuyorquina... miré el reloj y...si!!! acababa de despertar de mi sueño, vuelta a la cruda realidad, he vuelto a mi ciudad, a mi casa, a mi trabajo...
No tan lejos quedan mis momentos en el periplo americano, tan sólo dos días me separan de él. Aquí todo me recuerda a lo que he vivido en los últimos diez días, veo llover y me recuerda a la tromba de agua que me calló viendo a Miss Liberty, veo edificios y por altos que sean...pequeños se me quedan, veo tiendas pero no son ni las más grandes ni tienen la fama de las de la quinta...
Todo empezó un 30 de Marzo en Barajas, Miriam y yo nos aventurábamos a lo que tanto tiempo estuvimos planeando, a las 6.30 sale el primero de nuestros aviones, destino Milán. En Milán sin tiempo para ir al servicio, el segundo de nuestros vuelos con destino New York... horas de espera que merecieron la pena al tener la suerte poder ver desde el avión la silueta del Empire a lo lejos, con la ciudad a sus pies.
Nuestro primer vistazo a la gran manzana gracias a un autobús que nos lleva desde el aeropuerto hasta Times, boca abierta y cuello en 70º (y porque no da para más verticalidad), gente por todas partes, tiendas enormes (Virgin, M&M's), BROADWAY!!! Ahí comenzaba de verdad mi sueño. Visita obligada a M&M's para reponer fuerzas a base de chocolate, como nos gustó esta tienda y su Elvis!! Paseíto por la zona hasta toparnos con Rockefeller, subimos?? por supuesto,
nuestro segundo vistazo desde las alturas de la gran ciudad, otro paseíto y camino de la estación de autobuses nuevamente, un autobús con destino Niágara nos esperaba... Ahí acababa el primer día, las primeras impresiones.
Tras 9 largas horas de viaje de autobús con paradas para ir al baño y en la aduana para poner un segundo sello en mi recién estrenado pasaporte, llegamos a Niágara Falls. La situación del hotel muy buena y la calidad-precio también lo fue, situado tras la noria en la parte canadiense de la ciudad.
Poco que contar y poco que hacer en este lugar donde lo único que merece la pena es las vistas de las cataratas y probablemente alguna de las atracciones que debido a los hielos no pudimos disfrutar.
Tras una pequeña parada en el hotel para dejar el equipaje y desayunar (primer desayuno a lo americano...) nos aventuramos a ver las famosas cataratas, bonitas tanto de día como de noche gracias a la lluvia de colores que forman. Pasamos la mañana en el lado Canadiense viendo las múltiples perspectivas. Cansados de la paliza del viaje (Avión+Bus) decidimos hacer un alto para comer (primera comida grasienta...). Una vez vistas desde diferentes perspectivas decidimos entrar en la parte estadounidense para verlas desde otras perspectivas y visitar el parque natural que allí tienen montado.
Pronto teníamos todo visto y recorrido, volvimos al hotel a descansar las piernas mientras pensábamos que hacer esa noche...decidimos dar una vuelta al "parque temático" que allí tienen montado (que forma de malgastar los recursos que pueden dar una zona natural) y tras hacer gasto en una de aquellas atracciones y cenar un poco de pasta en un italiano fuimos a ver las cataratas de noche y el espectáculo nocturno que forman... Sin más este día toca su fin.
Nuevo madrugón, vuelta a pasar por la aduana y vuelta a un aeropuerto, otro largo desplazamiento nos espera, Bufalo-Baltimore, con escala en el JFK. Viaje curioso donde los haya puesto que los dos aviones en los que montamos...más parecían autobuses que aviones, el segundo avión parecía un microbús, creo que éramos 20 los que íbamos en el cuchitril aquel....
Baltimore-Washington en tren, a la hora de comer nos encontrábamos en la ciudad del odiado a la vez que querido por algunos, Bush, que en estos días se encontraba allí.
Usamos esa tarde-noche para ver los monumentos a Lincon, Jefferson, el Obelisco, y los memoriales a los caídos de la 1ª y 2ª Guerra Mundial, los cuales vimos de noche hecho que nos impacto de sobremanera
de vuelta a la casa donde dormíamos (de un amigo) pasamos por la Casa Blanca pero George no nos quiso invitar a cenar...otra vez será.
He de comentar que en Washington con ver lo que he mencionado y el Capitolio esta "todo visto"
Un sol radiante asomaba por la ventana de la habitación, nos pusimos las pilas y salimos a patearnos de nuevo la ciudad... Gastamos la mañana entera en el famoso (por las películas) cementerio de Arlington, cementerio donde hay enterrados miles de militares representativos además de la familia Kennedy.
El cementerio en sí es una basta pradera llena de tumbas de militares caídos en diferentes guerras, impresiona bastante por la magnitud de dicho cementerio, puedes pasar más de un día entero paseando por sus caminos y carreteritas, no lo recomiendo en días que cae un sol de justicia como el que nos salio. Decidimos coger unos de esos autobuses que te dan una vuelta y bajamos en los puntos que nos parecieron más importantes... Tumba de Kennedy y familia, tumba del soldado desconocido donde vimos un cambio de guardia al más puro estilo americano, Mástil del Maine (los que les guste la Historia como a mi, sabrán que es) y lo que significó para ellos y para nosotros...
Visto estos quisimos ir al famoso Pentágono que se encuentra colindando con el cementerio, pero cual fue nuestro disgusto que no pudimos pasear por al lado ya que tienes que pedir cita para poder verlo, de extranjis conseguí hacer una foto (no está permitido hacer fotos al Pentágono).
Volvimos al centro de la ciudad para comer y visitar las zonas que la tarde anterior no visitamos, es decir el Capitolio, la Casa Blanca por el lado que más se conoce y ya de noche la zona de Georgetown.
Georgetown es un "pueblecito" dentro de Washington, según nos cuentan es donde Vivian los ricos, allí se encuentra la Universidad de Georgetown y un buen núcleo de tiendas y restaurantes (incluso un Zara), para los cinéfilos también están las escaleras por las que cae una viejecita en silla de ruedas en "El Exorcista".
No tan lejos quedan mis momentos en el periplo americano, tan sólo dos días me separan de él. Aquí todo me recuerda a lo que he vivido en los últimos diez días, veo llover y me recuerda a la tromba de agua que me calló viendo a Miss Liberty, veo edificios y por altos que sean...pequeños se me quedan, veo tiendas pero no son ni las más grandes ni tienen la fama de las de la quinta...
Todo empezó un 30 de Marzo en Barajas, Miriam y yo nos aventurábamos a lo que tanto tiempo estuvimos planeando, a las 6.30 sale el primero de nuestros aviones, destino Milán. En Milán sin tiempo para ir al servicio, el segundo de nuestros vuelos con destino New York... horas de espera que merecieron la pena al tener la suerte poder ver desde el avión la silueta del Empire a lo lejos, con la ciudad a sus pies.
Nuestro primer vistazo a la gran manzana gracias a un autobús que nos lleva desde el aeropuerto hasta Times, boca abierta y cuello en 70º (y porque no da para más verticalidad), gente por todas partes, tiendas enormes (Virgin, M&M's), BROADWAY!!! Ahí comenzaba de verdad mi sueño. Visita obligada a M&M's para reponer fuerzas a base de chocolate, como nos gustó esta tienda y su Elvis!! Paseíto por la zona hasta toparnos con Rockefeller, subimos?? por supuesto,
nuestro segundo vistazo desde las alturas de la gran ciudad, otro paseíto y camino de la estación de autobuses nuevamente, un autobús con destino Niágara nos esperaba... Ahí acababa el primer día, las primeras impresiones.
Tras 9 largas horas de viaje de autobús con paradas para ir al baño y en la aduana para poner un segundo sello en mi recién estrenado pasaporte, llegamos a Niágara Falls. La situación del hotel muy buena y la calidad-precio también lo fue, situado tras la noria en la parte canadiense de la ciudad.
Poco que contar y poco que hacer en este lugar donde lo único que merece la pena es las vistas de las cataratas y probablemente alguna de las atracciones que debido a los hielos no pudimos disfrutar.
Tras una pequeña parada en el hotel para dejar el equipaje y desayunar (primer desayuno a lo americano...) nos aventuramos a ver las famosas cataratas, bonitas tanto de día como de noche gracias a la lluvia de colores que forman. Pasamos la mañana en el lado Canadiense viendo las múltiples perspectivas. Cansados de la paliza del viaje (Avión+Bus) decidimos hacer un alto para comer (primera comida grasienta...). Una vez vistas desde diferentes perspectivas decidimos entrar en la parte estadounidense para verlas desde otras perspectivas y visitar el parque natural que allí tienen montado.
Pronto teníamos todo visto y recorrido, volvimos al hotel a descansar las piernas mientras pensábamos que hacer esa noche...decidimos dar una vuelta al "parque temático" que allí tienen montado (que forma de malgastar los recursos que pueden dar una zona natural) y tras hacer gasto en una de aquellas atracciones y cenar un poco de pasta en un italiano fuimos a ver las cataratas de noche y el espectáculo nocturno que forman... Sin más este día toca su fin.
Nuevo madrugón, vuelta a pasar por la aduana y vuelta a un aeropuerto, otro largo desplazamiento nos espera, Bufalo-Baltimore, con escala en el JFK. Viaje curioso donde los haya puesto que los dos aviones en los que montamos...más parecían autobuses que aviones, el segundo avión parecía un microbús, creo que éramos 20 los que íbamos en el cuchitril aquel....
Baltimore-Washington en tren, a la hora de comer nos encontrábamos en la ciudad del odiado a la vez que querido por algunos, Bush, que en estos días se encontraba allí.
Usamos esa tarde-noche para ver los monumentos a Lincon, Jefferson, el Obelisco, y los memoriales a los caídos de la 1ª y 2ª Guerra Mundial, los cuales vimos de noche hecho que nos impacto de sobremanera
de vuelta a la casa donde dormíamos (de un amigo) pasamos por la Casa Blanca pero George no nos quiso invitar a cenar...otra vez será.
He de comentar que en Washington con ver lo que he mencionado y el Capitolio esta "todo visto"
Un sol radiante asomaba por la ventana de la habitación, nos pusimos las pilas y salimos a patearnos de nuevo la ciudad... Gastamos la mañana entera en el famoso (por las películas) cementerio de Arlington, cementerio donde hay enterrados miles de militares representativos además de la familia Kennedy.
El cementerio en sí es una basta pradera llena de tumbas de militares caídos en diferentes guerras, impresiona bastante por la magnitud de dicho cementerio, puedes pasar más de un día entero paseando por sus caminos y carreteritas, no lo recomiendo en días que cae un sol de justicia como el que nos salio. Decidimos coger unos de esos autobuses que te dan una vuelta y bajamos en los puntos que nos parecieron más importantes... Tumba de Kennedy y familia, tumba del soldado desconocido donde vimos un cambio de guardia al más puro estilo americano, Mástil del Maine (los que les guste la Historia como a mi, sabrán que es) y lo que significó para ellos y para nosotros...
Visto estos quisimos ir al famoso Pentágono que se encuentra colindando con el cementerio, pero cual fue nuestro disgusto que no pudimos pasear por al lado ya que tienes que pedir cita para poder verlo, de extranjis conseguí hacer una foto (no está permitido hacer fotos al Pentágono).
Volvimos al centro de la ciudad para comer y visitar las zonas que la tarde anterior no visitamos, es decir el Capitolio, la Casa Blanca por el lado que más se conoce y ya de noche la zona de Georgetown.
Georgetown es un "pueblecito" dentro de Washington, según nos cuentan es donde Vivian los ricos, allí se encuentra la Universidad de Georgetown y un buen núcleo de tiendas y restaurantes (incluso un Zara), para los cinéfilos también están las escaleras por las que cae una viejecita en silla de ruedas en "El Exorcista".