Día 3: A Coruña, Ciudad de Cristal y una de las más bonitas de España ✏️ Diarios de Viajes de España

Saliendo de la planta baja y subiendo por una rampa se llega a la zona exterior donde se observa el baluarte, el aljibe, un faro y una gran cantidad de jardines con sus rosales. Para nosotros este sitio resultó ser la parte más romántica de toda la fortaleza. Subiendo una pequeña escalera, se pueden observar unas fantásticas vistas de parte de puerto de A Coruña así como de todas las dependencias que posee el castillo.

Saliendo del castillo, cogemos el coche y nos vamos directos al Parque de Santa Margarita una céntrica zona verde en la que encontramos en su interior la Casa de las Ciencias. Para aparcar, quizás esta sea una de las zonas más complicadas aunque no nos ocupó demasiado tiempo.

El parque cuenta con una extensión de más de 51.000m y hace pocos años era el más grande de toda la ciudad de A Coruña. En su interior, aparte del Museo Casa de las Ciencias encontramos un estanque, un ambiteatro al aire ibre junto a una cascada artificial y el imponente edificio del Palacio de la Ópera.
Antes de llegar al interior del parque, nos encontramos con su curiosa cascada artificial junto al edificio del Palacio de la Ópera. Algo muy curioso aunque no apetezca recibir la brisa de agua que desprende en octubre.

La Casa de las Ciencias fue creado en el año 1983 y este es el museo más antiguo de la trilogía de museos científicos de A Coruña. En el interior de la Casa de las Ciencas se ubican cuatro salas dedicadas a exposiciones y un planetario: En la planta baja hay un Péndulo de Foucault, y una incubadora donde, con un poco de suerte, se pueden ver nacer polluelos de gallina. La primera planta contiene una sala de experiencias sobre el entorno físico. La segunda planta contiene exposiciones temporales. La tercera posee una sala sobre exposiciones de actualidad científica. Y finalmente la cúpula semiesférica alberga el planetario, que cuenta con un proyector principal y más de 30 proyectores especiales dedicados al Sistema Solar, Júpiter y sus satélites, cometas, estrellas fugaces y otros efectos. Como datos curiosos cabe destacar que el planetario de este museo fue el segundo planetario existente en España y además fue el primer centro interactivo de titularidad pública creado en España.

Con toda esta información probablemente ya os hagáis a la idea de lo que es este museo aunque para nosotros fue la visita menos sorprendente de a Coruña aunque ver nacer a los polluelos fue una experiencia muy bonita. Además nos pasamos cerca de la mitad del tiempo que le dedicamos al museo precisamente observando los polluelos.

Sobre todo destacar algunas cosas de este lugar. Pudimos ver al pez de Nemo que la verdad es muy pequeño. Nos sorprendieron enormemente la Sala Maremagnum con grandes piscinas y repletas de una gran cantidad de peces. Y unas curiosas familias de focas que nos causaron más de una sonrisa al venir corriendo a nosotros pensándose que la merienda que estábamos sacando para nosotros era la suya.

Con el coche aparcado decidimos sacar las maletas necesarias más pequeñas e ir en busca del hotel. Porque si, aquel tercer día de viaje era nuestra primera noche en hotel y eso significaba máximo lujo y alta calidad. No sabemos el por qué, pero nosotros creíamos firmemente que en la calle del hotel era la misma Rúa Real. Así que entramos a la Rúa Real y empezar a caminar por la calle. Os podéis imaginar la situación, todo el mundo bien vestido y paseando tranquilamente mientras nosotros con el ruido de las maletas y nuestras pintas estábamos alborotando la ciudad. Preguntamos a varias personas pero ninguna nos supo decir donde se encontraba aquel hotel aunque curiosamente a todas les sonaba. Pasados los 40 minutos decidimos llamar a la familia para confirmar la dirección, con la agradable sorpresa (Según como se mire) de que el hotel estaba en Calle Nueva y no en Rúa Real. Así que volvimos hacia atrás y descubrimos que nuestro hotel estaba a 1 minuto de la salida del parking.

Subimos arriba para realizar la entrada, dejamos las cosas y nos cambiamos para ir a dar una vuelta por el casco antiguo de A Coruña. Salimos del hotel y nos dispusimos a realizar el itinerario que teníamos para aquel pequeño trozo de tarde que quedaba ya sobre las 19:30h.

Empezamos a caminar por la Rúa Real y la verdad es que nos gustó mucho. Quizás sí que es verdad que es la típica calle comercial más o menos recta que tienen muchos de los centros históricos de las ciudades españolas. Pero a pesar de ello, la calle nos pareció genial. Las fachadas de las casas, conseguían realmente combinar las típicas vidrieras gallegas con la pared ruda y fuerte de color tierra.

Caminando por aquel lugar encontramos varios artistas callejeros, desde cantantes y bandas de música clásica hasta actores pasando por malabaristas y esculturas humanas. Todo aquello le daba un sentido y una vida muy animada a la calle más comercial más céntrica e importante de la ciudad.


Finalizada la calle, como no podía ser de otra manera, llegamos a la Plaza de María Pita que al que no le suene el nombre seguro que le sonará uno de sus monumentos más característicos de A Coruña. Y es que el ayuntamiento de A Coruña es para muchos el más bonito de España y la verdad es que no les falta razón. Un edificio majestuoso y culminado por tres cúpulas que acaban en punta.

La estructura, el color, el aroma y la vida de esta plaza recuerdan claramente a las grandes plazas que hay en el interior de España. Es una plaza con pequeñas tiendas y restaurantes donde poder comer bien que hacen de esta plaza un lugar dinámico y acogedor.

Junto antes de volver parar nuestro hotel aunque pasando por el mismo camino que nos llevaba hasta él. Nos dirigimos a la Avenida de la Marina, el lado paralelo que da al paseo marítimo de la Rúa Real. Esta avenida se podría decir que es la Rúa Real en una versión más moderna y cosmopolita aunque lo que hay que destacar de ella es algo típico en Galicia: las vidrieras. A la ciudad de A Coruña, también se la conoce con el sobrenombre de ciudad de la luz y precisamente por los edificios que hay en esta avenida obtiene ese nombre. Este tipo de vidrieras según dicen, existen en Galicia por el poco sol que hay así pues cuando el sol aparece de entre las nubes, la casa lo recibe con las manos abiertas y en toda su plenitud.

Llegamos al hotel alrededor de las 21h de la noche y después de unas agradecidas y calientes duchas fuimos a dormir puesto que al día siguiente estaba a punto de empezar la parte más esperada aquel viaje: la Galicia más natural. Al día siguiente habría que madrugar a las 5h de la madrugada para poder llegar a la marea baja de la famosa Praia das Catedrais.