Tren nocturno Bukhara - Khiva ✏️ Diarios de Viajes de UzbekistanNos levantamos tranquilamente y sin madrugar, hicimos la maleta por la noche y se la dejaremos después de desayunar a los dueños en su “oficina” hasta el tren de la noche. Hoy era el día oficial de compras de recuerdos, Por una de las calles del...Diario: UZBEKISTAN 2014, las 1001 noches en solo 7⭐ Puntos: 5 (41 Votos) Etapas: 9 Localización: UzbekistanNos levantamos tranquilamente y sin madrugar, hicimos la maleta por la noche y se la dejaremos después de desayunar a los dueños en su “oficina” hasta el tren de la noche. Hoy era el día oficial de compras de recuerdos, Por una de las calles del mercado, la que va hacia el arka vimos en la calle una mesa con las herramientas de un sujetalibros, y uno de estos a su vez sujetado a la mesa con una de ellas. La tienda era toda de artesanía, gran artesanía. Además de todos los tamaños y colores de sujetalibros tenia platos de madera con tallas preciosas. El señor de la tienda nos dejó que viéramos toda la tienda y le pregunte por el trabajo que estaba haciendo fuera. El aparentemente sencillo objeto no lo es en absoluto, las 4 partes aparentemente independientes están entrelazadas que además forman como una especie de puzzle. La manera de hacer esta pieza artesanalmente es digna de que te la cuenten allí. Mientras le elogiábamos el trabajo nos sacó el álbum de su familia. Fotos del taller de su padre, sus trabajos y los artículos de periódico en árabe de su hijo que había estado en exposiciones internacionales por medio mundo islámico. La función del objeto era mostrar o exhibir el Corán en las casas o de sujetarlo mientras se lee. No es raro que los artesanos surgieran en la ciudad donde mas estudiantes rezaban mas horas que en ningún sitio, el centro de enseñanza de Asia central. Un gran mercado potencial el de sujetalibros en la antigüedad, así que nos pareció un recuerdo perfecto para el viaje, artesanal y representativo. Tanto que ya lo tenía ubicado en casa antes de comprarlo. Empecé creando sin querer una colección cuando compré la biblia para leerla antes de ir a Tierra Santa. Una vez allí (y antes de haber terminado la biblia) compré una Torah en hebreo en el muro de las lamentaciones y en el Cairo Alá mandó a un egipcio a ofrecerme el Corán traducido al español. En Bujara el destino me llevaba al sitio perfecto donde comprar su objeto a juego. Se lo contamos al señor que se alegró de que lo fuésemos a usar como tradicionalmente, mucho. Le pedí que me dijera precios de varios, curiosamente el pequeño es mas caro porque es mas difícil trabajarlo. Aunque cuando se pasan de tamaño empiezan a ser caros también, con lo que el punto medio estaba en 25e el tamaño que yo quería. Sin pensarlo mucho le pedí que me dejara por 20e el modelo superior, se lo pensó un momento y me dijo que si. Tampoco hubiera negociado mas, pero fue como un regalo de él yo creo en forma de descuento, como cortesía. Bujara es un lugar donde se disfruta comprando, es hasta difícil de explicar. Se disfruta mas allá del simple intercambio. Si queréis sus datos: Shavkat Ashurov. Calle Nakhibandi 78 cerca del mercado taki Zargarón. Pero esta claro que no en todos sitios no es todo tan romántico y místico. Los hay donde los precios y el trato son de turista.. No hubo forma de encontrar una camisa blanca tradicional para mi padre, por la talla escaseaba y las que encontrábamos de tamaño no tenían. En todo el mercado ni calle arriba. En la tienda que mas surtido tenía la señora se desesperó de enseñarnos modelos que no nos gustaban y no tener talla de las que si. Se fue a hablar con un chico dos puestos mas allá y a su vez este nos siguió enseñando modelos que no nos gustaron tampoco. Nos cruzó a la tienda de enfrente. Laura llamaba mucho la atención en el país, ya nos habíamos acostumbrado. La señora nos recibió con los brazos abiertos y una sonrisa enorme. Ella hacía camisas como las que buscábamos. Se fijó en laura y le llenó de halagos delante de mi preguntándonos que si estábamos casados, todo en inglés. “not..yet” Y la señora me echó una mirada altamente comunicativa. “good woman, good woman”. Laura claro, encantada; yo un poco desconcertado con la situación: la señora me estaba vendiendo las cualidades de mi novia como si la conociera de siempre, y diciéndome que venga ya para el altar… Encontramos la camisa, talla y ribetes después de ver su máquina de coser y el rollo de tela donde hace los patrones. Terminó de coserle el cuello a uno para que viéramos como se da el giro. Esta era una de las cosas que no nos gustaban de algunas que veíamos, el cuello no era simétrico. Y nos dijo el precio de 6 euros, el precio que nosotros queríamos pagar. Nos habían llegado a decir de entrada 12 en algunas tiendas. Cuando nos cobró la señora me dio la bolsa a mi y se fue corriendo al fondo de la tienda. Le regaló a Laura una pulsera de metal fina con piedrecitas verdes. Así que me quité la mochila y le dio el abanico de madera que llevábamos por si surgía una situación así. Pues casi acaban las dos llorando no se si de emoción, de cariño… pero conectaron. Se nos hizo el resto de la mañana y la tarde un poco larga. Comimos por ultima vez en el Chinar y de vuelta al hostal me di cuenta que pasábamos por la sinagoga que estaba entreabierta. Me asomé y el señor de dentro pasó a recibirnos, nos enseñó el lugar y los rollos de la Torah tras un púlpito. Sólo me enteré de que hay alrededor de unos 300 judíos en Bujara y 500 años de los rollos. No se si del año 500 o con 500 años de antigüedad. Dejamos un donativo a la salida, no se paga entrada. En la calle también hay como un pequeño burguer donde compramos unas hamburguesas para la merienda. Cogimos después otras 4 para la cena en el tren. Mientras esperábamos entró un chico joven local con una botella de agua de dos litros y el chaval de la hamburguesería se la llenó del surtidor de cerveza.5000 cada hamburguesa Bastante aburridos y con el sol pegando a tope volvimos al hostal a escribir un rato. El dueño se pasó a hablar con nosotros para saber qué tal habíamos estado, la ruta que llevábamos y demás. Le tuvimos que enseñar el billete del tren que íbamos a coger porque no sabía nada de que hubiera uno nocturno. Aún llamó a un amigo suyo que estaba por arriba limpiando para que lo viera también. Nos dijo que era carísimo el precio. Sin prisa alguna levantamos mochilas y recorrimos el escaso camino hasta la parada de taxis y buses para esperar la marshutra de vuelta a la estación de tren. Esta vez volvimos casi solos en la parte de atrás, con gente que subió y bajó y una parejita muy joven con su bebé con varicela. Mas rato de espera en la estación con un montón de lugareños dentro de ella. Una media hora antes sale otro nocturno dirección Tashkent así que nos juntamos todos los pasajero de los dos trenes y fue todo un poco caos, hasta que nos quedamos principalmente turistas. El tren son nada mas que 5 vagones, el segundo de ellos es el de habitaciones de dos. Los otros tres se repartirán la segunda clase en vagón de 4 y la tercera clase en literas. Nos encontramos al subir sin luz, sin la ropa de cama y con un calor de espanto ahí dentro. El nuestro era el primero plazas 1 y 2 que estaban justo al lado de la habitación de la trabajadora del vagón. Lo primero que hizo fue ordenarnos al mas puro estilo soviético que cerráramos las ventanas. Le dijimos que mucho calor y gestos, no se cortó un pelo en cerrárnosla ella. Le dijimos que no teníamos luz y pasó de nosotros olímpicamente. Me dí un paseo por el vagón a saludar a los vecinos, localizar el baño y curiosear. Rápidamente cogí el enchufe del pasillo que quedaba justo delante de nuestra habitación. Gran jugada porque solo hay uno Los chicos de al lado nuestro eran franceses y hablaban bastante bien español Después cuatro chicos italianos, de Florencia y las últimas habitaciones eran de militares uzbecos que entraron al vagón los últimos y vestidos de uniforme. Al verlos pensamos que igual pasaba algo. El baño estaba al fondo cerrado con llave y el primer vagón igual, inaccesible. Nuestra encantadora azafata nos lanzó la ropa de cama a modo de frisbee y dejamos ya preparado todo. Al poco comenzó el traqueteo y se hizo la luz, menos mal. Pensamos en abrir de nuevo las ventanas pero no nos atrevimos por si nos despachaba del tren en marcha de una patada. Al poco empezó a salir aire fresquito del techo y la siguiente visita al baño estaba abierto. En cuanto al confort, pues una cama de 60 y pocos milímetros de inclinación hacia el exterior, que cuando te echas sobre ella parecen centímetros. Nada incluido ni servicios a bordo, a dormir pronto y sin hacer ruidos. Era el segundo tren nocturno que cojo y este no subió el listón de la flecha roja. Me esperaba una noche larga y de vigilia pero dormí mucho mejor que aquel día y por lo menos no amanecí con anginas en Jiva como me pasó en Moscú. Así que levantamos descansados y con ganas de marcha uzbeca. GASTOS DE LA ETAPA: Bus 8000 Camisa 8 euros Muñequitos abuelo 4e Sujetalibros 25 e Agua 1200 x 4 Hamburguesas 8000 Índice del Diario: UZBEKISTAN 2014, las 1001 noches en solo 7
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